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Paz y Ciencia

jueves, 5 de abril de 2012

La "técnica" psicoanalítica, o el arte de escuchar. Erich Fromm

"Técnica" quiere decir aplicación de las reglas de un arte a su objeto. Pero el significado de esta palabra ha cambiado, para referirse a las reglas relativas a lo mecánico, a lo que no está vivo, mientras que la palabra adecuada para aludir a lo vivo es "arte". Por este motivo, el concepto de "técnica" psicoanalítica es defectuoso, porque parece aludir a un objeto no viviente y, por tanto, no sería aplicable al hombre.
Pisaremos terreno firme entendiendo el psicoanálisis como la comprensión de la mente humana, en especial, de su inconsciente. Es un arte, como la comprensión de la poesía, y, como todo arte, tiene sus propias reglas y normas:

-La regla fundamental para practicar este arte es que el psicoanalista se concentre por completo en la escucha.
-El psicoanalista no debe tener ninguna otra cosa importante en la cabeza: debe estar lo más libre posible de miedo y codicia.
-Debe tener una imaginación espontánea y lo suficiente concreta como para poder expresarse en palabras.
-Debe tener la suficiente capacidad de empatía con la otra persona para sentir como propia la vivencia del otro.
-Esta empatía tiene como condición una gran capacidad de amar. Comprender a otro significa amarlo: no en sentido erótico, sino en el sentido de entregarse sin miedo a perderse.
-La comprensión y el amor son inseparables. Quien trate de comprender sin amar se limitará a una operación cerebral y se cerrará la puerta a lo esencial de la comprensión.

El fin del psicoanálisis es comprender los afectos y pensamientos reprimidos (inconscientes), hacerlos conscientes y comprender sus causas y sus funciones.
La regla fundamental para el paciente es que hable de todo lo que pueda y, cuando no pueda hablar de algo, lo diga. Debe dejarse muy claro que el paciente no tiene obligación moral de ningún tipo, ni siquiera la de decir la verdad. (Pero si miente, el psicoanalista tendrá que hacérselo notar. Si no, demostrará incompetencia.)
El analista debe contestar a todas las preguntas que se le hagan sobre datos de dominio público y que sean de interés para el paciente, como su edad, su carrera y su origen social. Respecto de otras cuestiones, el paciente habrá de demostrar que tiene un interés legítimo, o si no es que quiere invertir la situación y analizar él al analista (como sería un caso de resistencia, por ejemplo).
La atmósfera no debe caracterizarse por una conversación amable, cortés ni por la charla trivial. El psicoanalista debe emplear un lenguaje directo, sin mentiras piadosas. Nunca debe tratar de complacer ni de impresionar, sino que debe tener en sí mismo su propio apoyo. Lo cual quiere decir que él mismo tiene qe haberse cultivado.

Erich Fromm: "El Arte de Escuchar". Paidós. 2012. Barcelona.

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