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Paz y Ciencia

viernes, 30 de julio de 2010

Confianza necesaria

El hogar es nuestro punto de partida
Cuando crecemos
El mundo se vuelve más extraño,
más compleja la pauta
de lo muerto y lo viviente.
No ya el momento intenso
y aislado, sin antes ni después,
sino una vida entera ardiendo
en cada instante.
T.S. Eliot


Es preciso que el primer hábitat de un ser humano posea una estabilidad suficiente como para permitir una confianza que se hace necesaria para lanzarse a toda exploración ulterior. Únicamente se puede partir de zonas que se han hecho familiares e íntimas. En esas zonas cada uno se reconoce a sí mismo con la mayor seguridad y, por otra parte, es reconocido por otros que -a su vez- son reconocibles y familiares.
Sólo si esa confianza inicial se construye en los primeros años de vida, el individuo puede aventurarse en espacios cada vez más extraños y complejos en donde -al perderse las referencias más seguras de la propia identidad- logra hacer frente a nuevos desafíos y se facilita el descubrimiento de diversas facetas y capacidades de sí mismo.

Winnicott. Por E. Smalinsky, D. Ripesi y E. Merle

Se trata de un trabajo introductorio a la obra de Winnicott con ilustraciones para seguir las intelecciones de manera amena y divertida. Muy jugosa la pieza.

Profesora de secundaria: Estudio en Aragón

Investigadores aragoneses coordinan un proyecto internacional sobre prevención de riesgos psicosociales en Educadores de Secundaria
El conflicto de valores y la falta de reconocimiento aparecen como principales factores a la hora de predecir el ajuste en la relación docente.



El grupo de investigación en Salud Mental en Atención Primaria, reconocido como consolidado por el Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón coordina un proyecto científico internacional para desarrollar métodos que prevengan los riesgos psicosociales en los docentes de Educación Secundaria.

Educar puede ser la más gratificante de las tareas, pero cuando se trabaja con grupos desmotivados, cuando se enrarece el clima por deterioro del respeto mutuo, el trabajo puede llegar a convertirse en una importante fuente de estrés.

Tanto es así que el estrés laboral en el ámbito educativo se muestra como la segunda causa de baja laboral en Europa y constituye uno de los principales factores de riesgo de padecer trastornos físicos y psicológicos, además de afectar al rendimiento, al estado de ánimo y al deterioro de la calidad de vida. El personal sanitario, junto con el de educación, son dos de los sectores más afectados por patologías derivadas de los riesgos psicosociales.

Primeros datos en fase de evaluación científica

Este proyecto científico dirigido desde Aragón involucra a psicólogos, profesionales de diversas áreas de medicina y de ciencias de la educación de Universidades de Portugal, Reino Unido, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda, Turquía, Rumania, Suiza, Irlanda, Argentina y México. Está dirigido por el psicólogo e investigador Santiago Gascón.

En la actualidad, esta iniciativa está en fase de evaluación inicial en los distintos países y ha encontrado un aspecto común: El profesorado de Secundaria tiene como principal fuente de estrés la sobrecarga laboral: excesivas tareas y responsabilidades, demasiado número de alumnos, etc...

Pero esta variable no era la que mejor predecía los niveles de desgaste profesional y de ajuste en la relación docente. Otras fuentes, como la falta de reconocimiento social por parte de los padres o de los propios alumnos; y el deterioro o el conflicto de valores, predijeron un mayor porcentaje de agotamiento y de despersonalización en el profesorado.

Estos aspectos fueron comunes en la mayoría de los centros evaluados en países tan distintos como España, Reino Unido o Rumania. Otro dato coincidente es el de que los índices de despersonalización, con la pérdida progresiva de implicación, fueron mayores que los encontrados en otros sectores profesionales.

Las recomendaciones de la Unión Europea son precisas sobre la necesidad de prevenir este problema, pero no existe una unidad legislativa en los países miembros. En España, por ejemplo, únicamente se exige su evaluación, sin la obligación de intervenir sobre los riesgos encontrados.

Santiago Gascón es el investigador que dirige esta línea de investigación dentro del grupo aragonés centrado en Salud Mental, cuyo investigador responsable es Javier García Campayo. El objetivo que persigue este proyecto es desarrollar diferentes métodos de prevención de riesgos psicosociales, teniendo en cuenta los factores individuales, grupales, organizacionales y sociales. Una óptima relación docente-alumno, basada en la confianza y en el respeto, es imprescindible para el buen desarrollo educativo. Si por distintos motivos la confianza se pierde, estos profesionales están más expuestos al desgaste y al deterioro de la calidad docente.


En la actualidad, existe un debate abierto sobre si debería actuarse sobre el profesorado, sobre los alumnos o sobre el sistema educativo. Tal como explica Santiago Gascón, desde este grupo de investigación se apuesta por un abordaje integral que incluya tanto aspectos individuales y grupales (equipos de cada centro), como aspectos que atañen a la organización, así como involucrar al entorno social: alumnos, padres y medio en el que el centro se encuentra ubicado.

Los medios de comunicación alertan cada cierto tiempo sobre agresiones al profesorado o sobre casos de acoso escolar. Si bien estos problemas existen, este equipo de investigación ha constatado que el nivel de violencia es bajo, si se compara con otros medios laborales. Este dato no debe llevar a minimizar el problema, sino a observarlo como una tendencia que puede ser abordada antes de convertirse en un problema de difícil solución

Violencia en el aula ¿Mito o realidad?
Como se comenta, los episodios de violencia física hacia el profesorado fueron significativamente menores que los hallados en sanidad (especialmente en las áreas de urgencias). Aun así, se constatan datos que van del 3 al 5% de profesionales que han sufrido agresiones leves por parte de alumnos o de familiares. En cuanto a insultos, un tercio del profesorado los ha sufrido en los dos últimos años y casi un 23% ha sufrido amenazas por parte de padres o de alumnos.
Los episodios de acoso escolar han sido, en general, hechos puntuales que, en la mayoría de los casos han podido ser reconducidos en los propios centros.
Estos datos no vienen más que a corroborar el aumento de violencia y de falta de respeto que se observa en todos los ámbitos de nuestra sociedad, pero deben servirnos para reflexionar sobre el hecho de que es precisamente en el medio educativo donde los jóvenes se forman en valores y donde se puede abordar de una manera más eficaz.

Cyrulnik y otros, formas de ver le trauma



La existencia de la obra de Boris Cyrulnik da un vuelco a los preceptos que hasta entonces se habían valorado en torno al hecho de la traumatización. También difieren de la obra de Onno Van der Hart en "El yo traumatizado". Cyrulnik defiende en textos como "Los patitos feos", que la trumatización puede ser resuelta si se tiene un punto de anclaje, esto es, alguien con quien construir una nueva imagen del yo. Comenta que una víctima se veía como alguien horroroso y detestable, se introdujo en actividades delictivas pero la aparición en escena de una jueza comprensiva (en funciones de madre) hizo que tuviera un voto de confianza y finalmente cedió a ésta su diploma de formación.
Cyrulnik habla de "Oxímoron" para referirse a lo que Freud llamaba escisión del yo y Onno van der Hart comenta como disociación estructural del yo, en una parte aparentemente normal y una parte emocional, esta última cuando se activa aparecen los comportamientos erráticos.
Las personas que han vivido experiencias traumáticas han sido tratadas por la literatura como personas que debían soportar el yugo de la esclavitud al dolor, no obstante Cyrulnik nos expresa que el yo se sostiene en la imagen del otro, que se apuntala a partir de la presencia de un contexto socioemocional y si se le brinda a esa persona una experiencia, que antes hubiese sido llamada emocional correctiva (F. Alexander).
Boris Cyrulnik estuvo en un campo de concentración, de donde escapó con 6 años, después anduvo por albergues hasta que encontró una "familia" que le introdujo en la lectura el gusto por el estudio y así él se quiso formar como médico psiquiatra para dar sentido a lo que había vivido. Sobre esto hay paralelismos con la obra de Victor Frankl, "El hombre en busca de sentido". Donde se repite que "quien tiene un porqué para vivir puede soportar cualquier como", frase de Nietzsche, quien también sufrió de graves dolencias físicas y psicológicas.
Cyrulnik sabe de la importancia de tener una fuente de calor humano donde resguardarte cuando todo se cierne sobre ti, él lo vivió y tuvo la suerte de encontrar una simiente para empezar a crecer desde la raíz de nuevo, integrando sus vivencias de otra manera. Está claro que no se puede olvidar, pero frente a la psicoterapia o el trabajo en el hogar, al que Winnicott daba mucha importancia, como muestra pueden leer el caso de la niña llamada cariñosamente "The Piggle". Un hogar como punto de partida, parafraseando uno de los textos de Winnicott, y una psicoterapia fuera de los cánones establecidos en el período clásico, donde las catexias, la líbido y toda una jerga que distanciaba al paciente traumatizado de su terapeuta eran elementos interfirientes en el crecimiento del individuo sufriente.
Cyrulnik nos explica con gran conocimiento que la edad de ese sufrimiento influye en la psicogénesis del conflicto y su resolución. Lo más importante a mi modo de ver es que todo trauma puede ser superado si se encuentra un medio ambiente suficientemente bueno con un apego seguro al cuidador y en su caso, una psicoterapia empleando estos principios. Cyrulnik también es psicoanalista y esto sin duda le ha ayudado a construir sus tesis, influenciado por Balint y Bowlby entre otros ha sabido llevar a la literatura científica unos brillantes libros que ayudan a ver el dolor como un estado pasajero del que se saca un aprendizaje y una reconstrucción emocional, un halo de esperanza, en términos winnicottianos "una señal de esperanza", como acostumbraba a decir el analista-pediatra inglés en relación de las actividades delictivas, a la espera de buscar alguien que le cobije por esa especie de traición de la función de "container" de la sociedad, diría Bion.

jueves, 29 de julio de 2010

Carl Gustav Jung

The Wall en clave psicoanalítica

Un trabajo curioso encontrado en YouTube sobre la obra de Pink Floyd "The Wall"



Sobre Resiliencia

Sobre Resiliencia
El pensamiento de Boris Cyrulnik(*) (I)


Aldo Melillo (**)

LA PERSONA

Nacido en Burdeos en 1937 en una familia judía, Boris Cyrulnik sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi del que él logró huir cuando sólo tenía 6 años. Tras la guerra, deambuló por centros de acogida hasta acabar en una granja de la Beneficencia. Por suerte, unos vecinos le inculcaron el amor a la vida y a la literatura y pudo educarse y crecer superando su pasado (1).

No es ni mucho menos gratuito que el Dr. Cyrulnik haya indagado tan a fondo en el trauma infantil: con siete años vio cómo toda su familia, emigrantes judíos de origen ruso, eran deportados a campos de concentración de los que nunca regresaron. "No es fácil para un niño saber que le han condenado a muerte". Era el típico caso perdido, un "patito feo" condenado a llegar a la edad adulta convertido en un maltratador, un delincuente o un tarado.

SU DESARROLLO

Su "resiliencia" personal, su nexo de unión con la vida, fueron las personas, los libros y el ‘rugby’: -"Estudié medicina por un deseo de seguridad, de integración; nadie duda que es porque mi familia fue deportada por lo que yo quise orientarme hacia la psiquiatría, explorar la mente humana y dar un sentido a lo incomprensible".

Dar un sentido a la vida es un aspecto inescindible del proceso resiliente.

Boris Cyrulnik se transformó en un neuropsiquiatra, psicoanalista y estudioso de la etología, siendo uno de los fundadores de la etología humana.

LA RESILIENCIA Y LA PSICOLOGÍA

La resiliencia se define como la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación.

Uno de los mayores aportes de nuestro autor, gira alrededor de colocar el concepto de resiliencia en una relación privilegiada con la psicología. Para Cyrulnik, la diferencia entre las escuelas psicológicas norteamericana y latina (europea y, agregamos, latinoamericana), reside precisamente en la aceptación de la "resiliencia". En la escuela estadounidense apenas se da crédito a éste concepto, que para Boris Cyrulnik está empíricamente demostrado, a través de múltiples experiencias (2).

En "Algunos fundamentos psicológicos del concepto de resiliencia" (3), antes de entrar en contacto con el pensamiento de Cyrulnik, planteamos con las Lic. Mirta Estamatti y Alicia Cuestas, como se podía justificar el desarrollo de los pilares de la resiliencia (a partir de su descripción por Edith Grotberg) desde una perspectiva psicológica, puntualizando la necesidad del "otro" humano para que todos y cada uno de los pilares se construyeran en la trayectoria histórica del sujeto. Esto facilita la comprensión de qué significa la promoción de esos pilares, dando pistas seguras para analizar programas educativos, sociales y de salud. Además vinculábamos el concepto de resiliencia con el de salud mental, en el sentido de la semejanza o coincidencia de las acciones promotoras de resiliencia con las que tratan de desarrollar la salud mental. Desde el punto de vista de la resiliencia el aspecto quizás más especial y original es el énfasis de la necesidad del otro como punto de apoyo para la superación de la adversidad.

Entre las múltiples experiencias que justifican el concepto de la resiliencia, Boris Cyrulnik (4) explica cómo un alumno suyo realizó un estudio comparativo de lo que ocurría durante la guerra del Líbano en Beirut y en Trípoli: Mientras Beirut fue la ciudad más cruelmente bombardeada, con más muertes y meses de asedio, los estudios sobre el terreno demostraron que en Beirut los niños presentaban mucho menos casos de síndrome post- traumático que en Trípoli, que estuvo más tranquila. La explicación: la propia situación de Beirut hizo que aumentase la solidaridad y el contacto en las familias mientras que en Trípoli los niños estaban sufriendo simple y llanamente abandono afectivo.

Los huérfanos rumanos con los que trabajaron tras la caída de Ceaucescu, pasaron de ser autistas a poder estudiar una carrera o formar una familia, tras un programa de hogares de acogida. Más sorprendente fue el polémico estudio sobre los chicos con problemas de abuso en el seno familiar, en los que se comprobó, que el trauma no venía del hecho en sí del abuso, sino de la falta de afectos en el trato familiar diario.

LAS CLAVES DE LA RESILIENCIA: EL OXÍMORON

Así, la clave reside en los afectos, en la solidaridad, y éstos en el contacto humano.

Por muy grave que sea lo que haya sufrido un niño, la psique se revela tan flexible, que con los ingredientes del contacto humano, el entendimiento, la palabra, se puede volver "a flote". Boris Cyrulnik explica que ha elegido éstos casos extremos porque son más fáciles para visualizar el problema, pero la resiliencia (y el trauma) no tiene fronteras de nacionalidad o condición y preguntado por si hay alguna edad tope, respondió riendo: "Hasta los 120 años, en Toulon estamos trabajando con mayores enfermos de Alzheimer, que olvidan las palabras, pero no los afectos, los gestos, ni la música" .

Boris Cyrulnik (5) ha realizado aportes sustantivos sobre las formas en que la adversidad hiere al sujeto, provocando el estrés que generará algún tipo de enfermedad y padecimiento. En el caso favorable, el sujeto producirá una reacción resiliente que le permita superar la adversidad. Su concepto de "oxímoron", que describe la escisión del sujeto herido por el trauma, permite avanzar aún más en la comprensión del proceso de construcción de la resiliencia, a la que le otorga un estatuto que incluye entre los mecanismos de defensa psíquicos, pero, aclara, más concientes. Estos corresponderían en realidad a los mecanismos de desprendimiento psíquicos, descriptos por Edward Bibring (6), que a diferencia de los mecanismos de defensa, apuntan a la realización de las posibilidades del sujeto en orden a superar los efectos del padecimiento.

En la visión de Cyrulnik la resiliencia significa un mensaje de esperanza "porque en psicología nos habían enseñado que las personas quedaban formadas a partir de los cinco años. Los niños mayores de esa edad que tenían problemas eran abandonados a su suerte, se les desahuciaba y, efectivamente, estaban perdidos. Ahora las cosas han cambiado: sabemos que un niño maltratado puede sobrevivir sin traumas si no se le culpabiliza y se le presta apoyo". La historia explica el presente pero nunca cierra el futuro.

Cyrulnik plantea que "todo estudio sobre resiliencia debería trabajar tres planos principales:

La adquisición de recursos internos que se impregnan en el temperamento, desde los primeros años, en el transcursos de las interacciones precoces preverbales, explicará la forma de reaccionar ante las agresiones de la existencia, ya que pone en marcha una serie de guías de desarrollo más o menos sólidas.

La estructura de la agresión explica los daños provocados por el primer golpe, la herida o la carencia. Sin embargo será la significación que ese golpe haya de adquirir más tarde en la historia personal del magullado y en su contexto familiar y social lo que explique los devastadores efectos del segundo golpe, el que provoca el trauma (sobre esta idea reconocía la autoría de Anna Freud).

Por último, la posibilidad de regresar a los lugares donde se hallan los afectos, las actividades y las palabras que la sociedad dispone en ocasiones alrededor del herido, ofrece las guías de resiliencia que habrán de permitirle proseguir un desarrollo alterado por la herida.

Este conjunto constituido por un temperamento personal, una significación cultural y un sostén social, explica la asombrosa diversidad de los traumas" (7). Él dice: "Imagínese que un niño ha tenido un problema, que ha recibido un golpe, y cuando le cuenta el problema a sus padres, a éstos se les escapa un gesto de disgusto, un reproche. En ese momento han transformado su sufrimiento en un trauma ".



SU PENSAMIENTO CRÍTICO

Es muy importante mencionar la filosa crítica social que el autor francés desarrolla a partir de la utilización que hace del concepto de resiliencia. Por ejemplo cuando afirma como "en el contexto cultural de los hospitales psiquiátricos de los años 1940, se hablaba mucho de la lucha por la vida, de la selección de los más fuertes, es decir de la eliminación de los más débiles. El amontonamiento de 120.000 enfermos mentales, las restricciones alimenticias, la ausencia de cuidados y la intención anunciada de eliminar a aquellos que contaminaban la raza facilitaron las decisiones insidiosas que hicieron pasar la mortalidad habitual de esos extraños hospitales de 6,88 % en 1938 a 26,48 % en 1941. (…) Pero los 40.000 enfermos que desaparecieron no dejaron huellas, ni escritos de relatos. Los horrores que contaban cuando podían testimoniar eran considerados como horribles delirios, pero la que estaba loca era la sociedad. Esos enfermos murieron en silencio que era lo que se deseaba después de la guerra, cuando se quiso reconstruir la nación sin arreglar las cuentas con el pasado". Su conclusión es que muchas veces la conducta social se resume en esta frase:

"Usted que ha sufrido tanto, díganos lo que pasó. Pero sólo tiene derecho a decir lo que queremos escuchar". (…) La cuestión es: ¿qué van a hacer con sus heridas? ¿Someterse y emprender carreras de víctimas que darían buena conciencia a quienes vuelen en su auxilio? ¿Vengarse exponiendo sus sufrimientos para culpabilizar a los agresores o a aquellos que se negaron a ayudarles? ¿Sufrir a escondidas y convertir sus sonrisas en máscaras? ¿Reforzar la parte sana de ustedes con el fin de luchar contra las magulladuras y volverse humanos a pesar de todo?" En esto último está la esencia de la resiliencia

Hoy en día la profundización y la cronificación del proceso de exclusión social en una sociedad cada vez más inequitativa, desafían la capacidad de los sistemas sociales, educativos y de salud para enfrentar tanta injusticia social. En ese marco de dolor social exacerbado, la promoción de la resiliencia se vuelve una necesidad y una obligación.

Yolanda Gampel (8) estudia el problema del dolor social definido como "el padecer que se origina en las relaciones humanas como conjunto"(Freud decía que de las tres causas de sufrimiento humano: los desastres de la naturaleza, el propio cuerpo o las relaciones con los otros seres humanos, esta última era la causa más frecuente e importante). Plantea la existencia en el sujeto de un "sustrato de seguridad" derivado de una base emocional equilibrada, posibilitada por un marco familiar y social estables. Son los padres o cuidadores sustitutos, como mediadores con el medio social, los que ayudan a su constitución a través de una acción neutralizadora de los estímulos amenazantes. Se trata de lo que Bowlby y Ainsworth llaman una relación de apego seguro y al mismo se remite Cyrulnik para caracterizarlo como una base para la construcción de resiliencia, aún cuando admite que una base insegura se puede corregir con buenas experiencias futuras.

La violencia social que fractura la continuidad existencial, haciendo que lo familiar (heimlich) se vuelva no familiar (unheimlich o siniestro), provoca una sensación de amenaza o trauma que genera en el sujeto otra estructura que llamamos el "sustrato de lo siniestro".

Se puede diferenciar asimismo, entre el contacto con una agresión social terrible y brutal, y el contacto con la agresión existencial que "trabaja y nos trabaja dentro de cada uno de nosotros". En el caso de los sometidos a una violencia brutal, el "sustrato de lo siniestro" no puede asimilarse o integrarse dentro de la estructura de seguridad existente hasta entonces.

Sin embargo cuando la violencia que "trabaja y nos trabaja" existencialmente es del orden de la pobreza, la exclusión o la desocupación, por ejemplo, con los grados de humillación constantes y repetidos que el sujeto debe soportar, también produce un fenómeno de asimilación imposible y de coexistencia de ambos sustratos.

En estos casos el sustrato de lo siniestro convive con el sustrato de seguridad y la persona se ve forzada a soportar un mundo escindido y con un yo también escindido que le permite negar lo siniestro para sostener la continuación de su existencia o simplemente sobrevivir, manteniendo a raya el resultado del trauma. Por este camino entramos en el territorio de la resiliencia.

Si la resiliencia constituye un proceso de entramado entre lo que somos en un momento dado, con los recursos afectivos presentes en el medio ecológico social, la falencia de esos recursos puede hacer que el sujeto sucumba, pero si existe aunque sea un punto de apoyo, la construcción del proceso resiliente puede realizarse (Cyrulnik).



LA PSICOLOGÍA DEL OXÍMORON

Boris Cyrulnik (9) utiliza para entender el fenómeno de la resiliencia el concepto de "oxímoron", que es una figura de la retórica que consiste en reunir dos términos de sentido opuesto para generar un nuevo significado: la "oscura claridad", un "maravilloso sufrimiento", el "sol negro" de la melancolía.

"Hay que ver el problema desde sus dos caras. Del exterior, la frecuencia de la resiliencia prueba que es posible recuperarse. Del interior del sujeto, estar estructurado como un oxímoron revela la división del hombre herido, la cohabitación del Cielo y el Infierno, la felicidad en el filo de la navaja".

"No se trata de la ambivalencia que caracteriza un movimiento pulsional donde se expresan sentimientos opuestos de amor y odio hacia una misma persona. El oxímoron revela el contraste de aquel que, al recibir un gran golpe, se adapta dividiéndose. La parte de la persona que ha recibido el golpe sufre y produce necrosis, mientras que otra parte mejor protegida, aún sana pero más secreta, reúne, con la energía de la desesperación, todo lo que puede seguir dando un poco de felicidad y sentido a la vida".

"La felicidad existe únicamente en la representación mental, por tanto es siempre fruto de la elaboración. Es algo a trabajar. Y ella se construye en el encuentro con el otro".

La escisión del yo no se sutura, permanece en el sujeto compensada por los recursos yoicos que se enuncian como pilares de la resiliencia: Autoestima consistente, independencia, capacidad de relacionarse, sentido del humor, moralidad, creatividad, iniciativa y capacidad de pensamiento crítico. Con algo de todo eso más el soporte de otros humanos que otorgan un apoyo indispensable, la posibilidad de resiliencia se asegura y el sujeto continúa su vida (10).

Podríamos decir que el concepto de oxímoron es equivalente al concepto de Freud de la escisión del Yo en el proceso defensivo: tal como lo describió inicialmente en los casos de fetichismo, frente al trauma psíquico de la amenaza de castración, el sujeto se escinde para poder continuar la satisfacción de sus pulsiones por una parte (un poco de felicidad y sentido de la vida), mientras a otro nivel sufre la continua acción de la amenaza recibida que sabe real y posible. Luego fue ampliando la aplicación de este tipo de defensa en las psicosis y neurosis, y aún en la vida "normal". Zuckerfeld (11) va más allá y plantea la escisión como un hecho fundante del aparato psíquico, como una condición del ser humano, y la incluye en su descripción de una tercera tópica.

Se trata entonces, en ambas perspectivas, de cómo el sujeto sobrelleva la adversidad construyendo una salida vital para superar el trauma, produciendo una modificación de su yo, la escisión, con el auxilio de la denegación.

Para Cyrulnik (12), cuando en la historia del sujeto ocurre un hecho exterior que le inflige una herida, ésta impregna el cuerpo y la memoria. El oxímoron se vuelve característico de la personalidad herida pero resistente, que porta su parte sufriente pero puede ser feliz a pesar de todo. Describe una patología del vínculo del sujeto con el mundo que habrá que restablecer, por eso un otro humano es indispensable.

El trauma puede ser el punto de partida de una estructuración neurótica o psicótica, pero también un punto de llegada en cuanto a generar una fuerte y útil estructura defensiva. La construcción del sistema psíquico incluye, y no como algo accesorio, el sistema de las defensas del Yo.

TRAUMA Y PRUEBA – BIENESTAR Y FELICIDAD

"Hay que distinguir entre trauma y prueba. Para hablar de trauma, es necesario haber muerto. No crean que es una imagen, es real. La gente traumatizada dice: 'No estoy segura de estar viva. He regresado del infierno y vuelto a la vida'. Algunos incluso dicen: 'La salida de los campos de la muerte no es el retorno a la vida. No soy un sobreviviente sino un retornado, un fantasma', lo que implica el curioso pensamiento de 'mientras más envejezco, más me alejo de la muerte'".

"Mucha gente sufre traumas y todo el mundo debe soportar pruebas. Pero en la prueba seguimos siendo nosotros mismos. No estamos muertos ni desgarrados. Frente a una prueba, pienso: 'He perdido mi trabajo. ¿Qué voy a hacer?'; 'Ella me abandonó. Siento una profunda pena, pero pienso que ella es una loca por haber dejado ir a un hombre como yo. Peor para ella'. Nos defendemos como podemos y seguimos siendo nosotros mismos" (13).

"Entonces la felicidad no es fatal, como tampoco lo es la desgracia. Se puede aprender a modificar estos sentimientos".

"El bienestar es físico. Uno se siente bien cuando todas sus necesidades están cubiertas. Se trata de una sensación inmediata. La felicidad, en cambio, es el resultado de una representación, de una esperanza, de un proyecto de existencia y se construye siempre en el encuentro con el otro. Para ilustrar esta diferencia, siempre cuento la historia de los picapedreros: paseo por un camino y veo a un hombre que está picando piedras. Hace muecas y sufre. Me explica que su oficio es idiota y que el trabajo muscular le hace mal. Más allá, un segundo picapedrero parece más apacible. Golpea tranquilamente la piedra y me dice que es un oficio al aire libre y que le basta para ganarse la vida. Un poco más allá, un tercer hombre pica piedras en éxtasis. Está radiante y sonríe. Me explica que el hecho de picar piedras lo hace muy feliz porque piensa que está construyendo una catedral. Aquellos que tienen una catedral en su cabeza son felices, aquellos que se contentan con lo inmediato sienten bienestar y aquellos que se desesperan por no tener otro oficio son desdichados. El gesto es igual en los tres casos pero es el significado del gesto lo que los vuelve felices o desdichados".

Sin embargo el pensamiento de Cyrulnik no es utópico, no dice que la felicidad es fácil de alcanzar sino solamente que es posible. El precio puede ser alto pero los que no lo intentan lo pagan más caro. Para el sujeto si la herida es demasiado grande, si nadie sopla sobre las brasas de resiliencia que aún quedan en su interior, será una lenta agonía psíquica.

"Los drogadictos confunden la felicidad con el bienestar momentáneo. El 'flash' de la droga les da una sensación de bienestar que se apaga de inmediato y los desespera, en tanto los que tienen un proyecto trascienden la realidad" (14).

"Una infelicidad no es nunca maravillosa. Es un fango helado, un lodo negro, una escara de dolor que nos obliga a hacer una elección: someternos o superarlo. La resiliencia define el resorte de aquellos que, luego de recibir el golpe, pudieron superarlo".



LA RESILIENCIA COMO TRAMA CON EL OTRO, CON EL ENTORNO SOCIAL

La resiliencia se teje: no hay que buscarla sólo en la interioridad de la persona ni en su entorno, sino entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno social. Esto elimina la noción de fuerza o debilidad del individuo; por eso en la literatura sobre resiliencia se dejó de hablar de niños invulnerables.

Tiene contactos con la noción de apuntalamiento de la pulsión. Como dice Freud (15) "la libido sigue los caminos de las necesidades narcisistas y se adhiere a los objetos que aseguran su satisfacción". La madre que es la primera suministradora de satisfacción de las necesidades del niño, es el primer objeto de amor y también de protección frente a los peligros externos; modera la angustia, que es la reacción inicial frente a la adversidad traumática, en grado o medida aún mínima.

Ya mencionamos la necesidad de que el niño desarrolle un apego seguro como base de su futura resiliencia. En esto iba un reconocimiento de Boris Cyrulnik para quien él nombra como uno de sus maestros, John Bowlby y sus enseñanzas sobre la teoría del apego.

Esta condición inicial del sujeto sigue existiendo toda la vida, por eso durante toda la vida es fundamental otro humano para superar las adversidades mediante el desarrollo de las fortalezas que constituyen la resiliencia. En síntesis, el proceso de apuntalamiento de la pulsión lleva al otro humano y evita el atrapamiento en el mortífero solipsismo narcisista.

En la resiliencia, que atiende los efectos del estruendo más exterior, el Yo que lo padece, debe de todos modos gobernar la conmoción emocional. El estrés participa en el choque cuando la emoción sacude el organismo bajo el efecto de los golpes venidos de las agresiones sociales o del espíritu de los demás. Con frecuencia el estrés es crónico, y su efecto insidioso altera el organismo y el psiquismo que no toma conciencia.

Sin embargo siempre la autoestima, con la ayuda y la mirada de los demás, puede ser reorganizada y reelaborada por medio de nuevas representaciones, acciones, compromisos o relatos. Es discutible si el concepto de resiliencia pertenece a la familia de los mecanismos de defensa del yo. Quizás se deba recurrir al poco usado concepto de mecanismos de desprendimiento del yo, introducido por E. Bibring (16), que "no tienen por finalidad provocar la descarga (abreacción) ni hacer que la tensión deje de ser peligrosa (mecanismo de defensa). Sin negar que durante el proceso se producen fenómenos de abreacción en pequeñas dosis", se trata de operaciones yoicas que apuntan a dispersar las tensiones dolorosas en otros complejos de pensamientos y emociones con efectos compensatorios; o bien, como en el trabajo de duelo, generan el desprendimiento de la libido del objeto perdido para transferirla a otros. Un tercer modo es la familiarización con el peligro para poder superarlo en forma contrafóbica. Lagache (17) siguiendo a Bibring, señala el paso de la repetición a la rememoración pensada y hablada. Para él, las operaciones de desprendimiento del yo permiten neutralizar la operación defensiva (inconsciente). Para el psicoanálisis serían mecanismos más propios de la cura que de la enfermedad; desde el punto de vista de la resiliencia constituyen la posibilidad de una continuidad de la vida en aceptables condiciones de salud mental.



LA CONSTRUCCIÓN DE LA RESILIENCIA

No se puede abstraer el modo concebir por nuestro autor francés la construcción de la resiliencia de su concepción etológica del ser humano. Cuando dice acerca de la construcción de la resiliencia que "la genética tendrá algo que decir, pero que las interacciones precoces hablarán mucho más, mientras que las instituciones familiares y sociales contendrán lo esencial del discurso" (18), podríamos traducirlo a otras palabras suyas: "A priori, antes de hablar, es preciso que el desarrollo de mi cerebro humano esté correctamente programado; es necesario que mis ojos se encuentren con una figura de apego para suscitar en mí las ganas de hablar, y que me impregne el baño lingüístico social de los adultos que me rodean. (…) El habla ya no pertenece al cielo, sino que tiene su origen en el cuerpo, en lo afectivo y en lo social" (19).

Cyrulnik pone así en valor el carácter social de cada ser humano, cuya individualidad se construye en un campo de tensiones afectivas estructurado por palabras. Pero que en términos de la resiliencia las posibilidades de reestructuración no cesan nunca. Por eso acomete la posibilidad de trabajar con pacientes que padecen el mal de Alzheimer e insiste en que la mente de un niño, de una persona, es como un submarino que aguanta toneladas y toneladas de presión sin romperse y siempre (mientras hay vida) puede volver a flote. Para él "no hay herida que no sea recuperable. Al final de la vida, uno de cada dos adultos habrá vivido un traumatismo, una violencia que lo habrá empujado al borde de la muerte. Pero aunque haya sido abandonado, martirizado, inválido o víctima del genocidio, el ser humano es capaz de tejer, desde los primeros días de su vida, su resiliencia, que lo ayudará a superar los shocks inhumanos. La resiliencia es el hecho de arrancar placer, a pesar de todo, de volverse incluso hermoso".



EL MURMULLO DEL PASADO EN LA INTIMIDAD DEL ADOLESCENTE

"El Murmullo de los Fantasmas" es un libro de Boris Cyrulnik que se centra en la adolescencia, esa compleja y crítica etapa de la vida en la que aflora con fuerza la sexualidad en un cuerpo que se transforma y pasa a ser adulto, la identidad se constituye como una búsqueda fundamental donde los pares juegan un rol importante, el deseo de autoafirmación pone en conflicto la autoridad en general, no sólo la paterna, y se vuelve perentorio encontrar nuevos sentidos a una vida que se llena de incertidumbres.

En esta circunstancia el pasado de la infancia del sujeto retorna como un murmullo fantasmal que lo obliga a poner los hechos y emociones en el modo de una narración a la que él mismo le va dando sentido. Para que exista un trauma debe darse dos veces la experiencia traumática: la primera en la realidad y la segunda en la representación. Es en relación a ésta donde puede instalarse el trabajo de la resiliencia. El adolescente la busca; primero en la familia y si ahí no la encuentra será con sus pares, con un docente o cualquier adulto significativo que juegue como tutor de su desarrollo resiliente. Con un entorno adecuado afectivamente que respalde su socialización, el adolescente puede rememorar sus experiencias traumáticas y ubicarlas en un relato positivo de su vida. Los fantasmas quedan conjurados.



LOS TUTORES DE RESILIENCIA

"Un tutor de resiliencia es alguien, una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata de un adulto que encuentra al niño y que asume para él el significado de un modelo de identidad, el viraje de su existencia. No se trata necesariamente de un profesional. Un encuentro significativo puede ser suficiente. (…) Muchos niños comienzan a aprender en el colegio una materia porque les agrada el profesor. Pero cuando, veinte años después, uno le pide al profesor que explique la causa del éxito de su alumno, el educador se subestima y no sospecha hasta que punto fue importante para su alumno" (20).

Cuando comienza a contar su vida, Tim Guénard (21) nos dice que "cuando se habla de hermosas casas o de coches viejos, siempre se cuenta bellamente su reconstrucción. Pero cuando se ve a un niño que se agrieta, a un adulto que se derrumba, la gente se plantea tantas preguntas que ya ni siquiera se atreve a hacer cosas muy simples: mirar con amabilidad, tocar o hacer compañía".

Fue abandonado por su madre. La única imagen que le quedó de ella es alejándose, de espaldas, con unas botas blancas. A él lo dejaba atado a un poste de luz en una ruta. Golpeado por su padre alcohólico, despreciado por su madrastra y sus hijos que lo confinaban en la "cucha" del perro a la intemperie. La última golpiza del padre con un palo y lanzándolo a un sótano lo deja con múltiples fracturas, un ojo reventado y un oído estallado. Despierta del coma de tres días en un hospital donde pasa tres años, curándose y volviendo a poder caminar. De un orfanato donde su aspecto físico no da la medida para que sea adoptado, es entregado, junto con otros niños, a una "nodriza" que también lo maltrata, previo paso por un hospicio para enfermos mentales donde lo envía una médica simplemente por sus antecedentes. Otro médico percibió varios meses después que no era loco. Termina en un duro correccional donde se lo rotula y estigmatiza como un niño "descarriado". Se transformó en una persona de riesgo, "echado a perder" y por lo tanto, "irrecuperable". Esas palabras dirigidas al niño, renovaban las violencias vividas. Su única esperanza era llegar a matar al padre, eso lo mantenía con vida.

Fue ladrón, huyó de las instituciones en que lo internaban y llegó a París. Allí se encontró con dos jóvenes que le dieron una acogida amistosa, lo ayudaron, pero lo introdujeron un poco más en el delito: fue "chulo de putas" (les robaban a las prostitutas lo que ganaban) y "gigoló en Montparnasse" (eran elegidos por mujeres acaudaladas en un café de moda).

Finalmente se encontró con una jueza (cumplía su viejo deseo de tener una madre) que lo hizo pasar a su despacho y empezó a hablar con él, le prestó atención y finalmente le consiguió trabajo en un taller de escultura. Nadie daba mucho por su duración en el trabajo y a su profesor principal, que hacía diseño industrial, enojado porque rechazó un trabajo suyo, le rompió todos los dibujos del año. El profesor paso de largo del suceso y durante dos años y medio le enseñó geometría, tecnología, dibujo industrial, etc. Dice Tim: "soñé con tener un padre como él". El diploma que finalmente obtuvo se lo regaló a la "jueza-madre" que le dio la posibilidad de lograrlo.

Luego se encontró con un cura que atendía discapacitados. Se sorprendió al verse querido por esos chicos y se dedicó a su cuidado. Finalmente, sorprendido al conocer a los "extraterrestres", el grupo de creyentes que circulaba alrededor del cura, terminó por hacerse cristiano.

"He aquí el resumen de todo esto: crecí queriendo matar a mi padre. Pues bien, ahora quiero a mi padre. Si hoy soy un hombre feliz, con una mujer, cuatro hijos y amigos, no puedo ser lo que soy sin todo mi pasado. Cuando antes se decía que no era nada, sentía vergüenza. Cuando voy a la cárcel a visitar a los prisioneros, con frecuencia me dicen lo mismo: que se sienten "torcidos" –no es grave: imagínense que tuviéramos que arrancar de cuajo, en la Tierra entera, todo lo que esté torcido; dejaríamos de tener vino, aceite de oliva, frutas. Para las cosas torcidas se pone un tutor para que puedan dar frutos-; que se sienten "podridos" – fíjate, una manzana podrida, la tiras y quedan las pepitas. ¿Y que hay después de las pepitas? Un nuevo árbol que crece, y del árbol nuevo, nuevos frutos". Tim Guenard con esos antecedentes que pronosticaban un destino funesto para su vida, llegó a encontrar los tutores de resiliencia necesarios para terminar siendo coautor de Boris Cyrulnik, entre otros, de "El realismo de la esperanza".



EL MOMENTO DE LA RESILIENCIA

Cuando se habla de resiliencia se plantea de inmediato su aplicación en el plano social, de salud o educativo a las poblaciones más desfavorecidas por una sociedad que genera pobreza, inequidad, exclusión, delincuencia, enfermedades de todo tipo. Pero entonces surge la sospecha. El fomento de la resiliencia en las poblaciones cadenciadas, ¿no es funcional al sistema de injusticia social que predomina?, ¿no es un parche que hace olvidar la necesidad las estructuras sociales que generan la injusticia?, ¿no estamos postergando indefinidamente su solución?, ¿se trata sólo de modificar al yo del sufriente, dejando intactos los discursos legitimadores de estructuras de poder que siguen generando injusticia, maltrato e infelicidad?

Nada más lejos del pensamiento de muchos de quienes trabajamos con el concepto de resiliencia. Precisamente Boris Cyrulnik ha marcado con mucha precisión la ubicación de la resiliencia entre los diferentes quehaceres de una sociedad y lo dice así: "Cuando un niño sea expulsado de su hogar como consecuencia de un trastorno familiar, cuando se le coloque en una institución totalitaria, cuando la violencia del estado se extienda por todo el planeta, cuando los encargados de asistirle lo maltraten, cuando cada sufrimiento proceda de otro sufrimiento, como una catarata, será conveniente actuar sobre todas y cada una de las fases de la catástrofe: habrá un momento político para luchar contra esos crímenes, un momento filosófico para criticar las teorías que preparan esos crímenes, un momento técnico para reparar las heridas y un momento resiliente para retomar el curso de la existencia" (22).



(*) El Dr. Cyrulnik es psiquiatra etólogo. Director de Estudios en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Toulon.

(**) Aldo C. Melillo es médico, psicoanalista, ex secretario de Salud y Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires, miembro del Foro Psicoanalítico de Buenos Aires y profesor de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados. Consejero académico del máster en Psicoanálisis de la Escuela de Psicoterapia para Graduados y de la Universidad Nacional de La Matanza. Autor y compilador de Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas y de diversos trabajos psicoanalíticos.



(I) Este artículo fue publicado en el nº 85 Perspectivas Sistémicas, marzo- abril del 2005.

La visita de Boris Cyrulnik está organizada por la Lic. Elida Romano, miembro fundadora de la Asociación Parisina de Investigación y Trabajo con las Familias (A.P.R.T.F.) de París, Francia y por la Lic .Juana Droeven, Directora de la Fundación para la Investigación Clínica Familiar (F.F.) de Buenos Aires, Argentina, asociadas para invitar al Dr. Cyrulnik a Buenos Aires. Acompañan al Dr. Cyrulnik en el Encuentro Internacional, los siguientes invitados: Jorge Basile, Emilio Boggiano, Bernardo Chomski, Silvia Crescini, Elina Dabas, Juana Droeven, Lucila Edelman, Roberto Ferro, Emiliano Galende, Silvia Gomel, Estrella Joselevich, Luis Juri, Marta López Gil, Denise Najmanovich, Aldo Melillo, Isabel Mikulic, Cristina Ravazzola, Cynthia Szevach, Nieves Tapia, Graciela Zarebski, Rubén Zukerfeld.

(1) www.muyinteresante.es/canales/muy_act/entrevi/entrevis29

(2) y (4) http://elmundolibro.elmundo.es/elmundolibro/2003/10/01/no_ficcion

(3) En Resiliencia – Descubriendo las propias fortalezas, Aldo Melillo y Néstor Suárez Ojeda (comp.), Buenos Aires, Paidós, 2001, Pág. 83 y sig.

(5) Cyrulnik, Boris, La maravilla del dolor , Barcelona Granica, 2001

(6) Birbring, Edward, "The conception of the repetition compulsion", Psycoanalitic Quaterly, vol XII, N° 4, 1943.

(7) y (22) Cyrulnik, Boris, Los patitos feos, Barcelona, Gedisa, 2002.( páginas 26 y 215).

(8) Gampel, Yolanda, "El dolor de lo social", Psicoanálisis, Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, Vol. XXIV, N° 1 y 2.

(9) Cyrulnik, Boris, La maravilla del dolor, Barcelona, Granica, 2001.

(10) Melillo, Aldo, "Realidad social, psicoanálisis y resiliencia", en Resiliencia y subjetividad, Melillo A., Suárez Ojeda, N. y Rodríguez, D. (comp.), Buenos Aires, Paidós, 2004, pag. 71.

(11) Zuckerfeld, Rubén, "Psicoanálisis actual: tercera tópica, interdisciplina y contexto social", presentado en el III Congreso argentina de Psicoanálisis y II Jornada Interdisciplinaria, Córdoba, 1998.

(12) Op. Cit.

(13), (14) y (20) http://resiliencia.cl/opinexp/

(15) Freud, Sigmund, (1914) Introducción al narcisismo, OC, Buenos Aires, Amorrortu, 1976, Vol. 14.

(16) Op. cit.

(17) Lagache, Daniel, "Psychanalise et structure de la personnalité, en La Psychanalise, Vol. 6, 1958.

(18) Cyrulnik, Boris, La maravilla del dolor, Barcelona, Granica, 2001, pag. 193.

(19) Cyrulnik, Boris, Del gesto a la palabra, Barcelona, Gedisa, 2004, pag. 110.

(21) Guénard, Tim, Más fuerte que el odio, Barcelona, Gedisa, 2003 y en El realismo de la esperanza – testimonios de experiencias profesionales en torno a la resiliencia, Barcelona, Gedisa, 2004, "La encarnación de la resiliencia", página 71.

Jacques Lacan

Ser psicoanalista es, sencillamente, abrir los ojos ante la evidencia
de que nada es más disparatado que la realidad humana.
Si por una suerte extraña atravesamos la vida encontrándonos solamente
con gente desdichada, no es accidental, no es porque pudiese ser de otro modo.
Uno piensa que la gente feliz debe estar en algún lado. Pues bien,
si no se quitan eso de la cabeza, es que no han entendido nada del psicoanálisis.
Jacques Lacan.1

La noción de Yo-Piel

Las cuatro series de datos -etológicos, grupales, proyectivos y dermatológicos- a las que acabo de pasar revista me han llevado a la hipótesis de un Yo-piel, publicada ya en 1974 en la Nouvelle Revue de Psychanalyse. Antes de retomar y completar dicha hipótesis, me parece deseable replantear la noción de estadio oral.

Pecho boca y pecho piel.

Freud no limitaba la fase que califaba de oral a la experiencia de la zona buco-farígena y al placer de la succción. Siempre subrayó la importancia del placer consecutivo a esta repleción. Si la boca proporciona la primera experiencia, viva y breve, de un contacto diferenciador, de un lugar de paso e incorporación, la repleción aporta al lactante la experiencia más difusa, más duradera de una masa central, de algo pleno, de un centro de gravedad. No es sorprendente que la psicopatología contemporánea conceda cada vez más importancia al sentimiento de un vacío interior en ciertos enfermos, ni que un método de relajación como el de Shulz sugiera que se sienta, en primer lugar y simultáneamente en todo el cuerpo, el calor (=el paso de la leche) y la pesadez (=la repleción).

Con ocasión de la lactancia y los cuidados, el bebé realiza una tercera experiencia concomitante a las dos precedentes: se le tiene en brazos, estrechado por el cuerpo de la madre cuyo calor, olor y movimientos siente; se siente llevado, manipulado, frotado, lavado, acariciado, y todo ello acompañado generalmente de un baño de palabras y de canturreos. Encontramos aquí las características de la pulsión de apego descritas por Bowlby y Harlow y las que, para Spitz y Balint, evocan la idea de cavidad primaria. Estas actividades conducen progresivamente al niño a diferenciar una superficie que se compone de una cara interna y otra externa, es decir, una interfaz que permite la distinción del afuera y del adentro, y volumen que le aportan la experiencia de un continente.
("El Yo-Piel", Didier Anzieu. Pág. 47)

Esquimales, tacto y caricias

El bebé esquimal es llevado desnudo contra el centro de la espalda de la madre, con el vientre contra su calor rodeado por el vestido de piel de esta, sostenido por un chal anudado en torno a los dos cuerpos. La madre y el niño se hablan por la piel. Cuando tiene hambre, el bebé rasca la espalda de su madre y chupa su piel; ella lo pasa hacia adelante y le da el pecho. La necesidad de moverse se satisface por la actividad de la madre. La eliminación urinaria e intestinal se realiza sin abandonar la espalda de la madre; ella lo retira y lo limpia para evitar la incomodidad, más la de él que la de ella. Va por delante de todas las necesidades del niño que adivina de forma táctil. Es raro que el niño llore. Ella le lametea la cara y las manos para limpiarle porque es caro hacer fundir el agua helada. De aquí la serenidad ulterior de los esquimales frente a la adversidad; su capacidad de vivir con una confianza básica fundamental, en un medio físico hostil; su comportamiento altruista sus aptitudes espaciales y mecánicas excepcionales. (El Yo Piel. Didier Anzieu)

miércoles, 28 de julio de 2010

Encuentros con Winnicott

¡Dios mío! ¡Haz que esté vivo cuando muera!.
Donald Woods Winnicott, pediatra y psicoanalista inglés (1896-1971)


En noviembre de este año hay en Bilbao unas jornadas que duran todo el fin de semana dedicadas a Donald Woods Winnicott. El otro día, hablando con un médico ajeno al mundo "psi" me decía si era el Freud del siglo XXI. Tal vez sí, está siendo reconquistado y además, como gustaba, su obra se está abriendo a nuevas perspectivas y está siendo ampliada y reinventada. Painceira y Nemirovsky son dos de los experimentados winnicottianos que llevan años detrás de este proyecto de divulgación de la obra de Winnicott y estudios inspirados en su obra. En España, en Zaraogoza concretamente, se va a publicar una obra monumental sobre este autor a cargo de Javier Lacruz Navas donde el que aquí escribe es uno de los colaboradores. Winnicott inspira, da viveza al trabajo y enseña a cambiar la técnica en función del consultante. Es todo un alarde de creatividad, él que dijo que la mejor manera de vivir es hacerlo de manera creativa, él que nos explicó que hay que llevar al analizando a un espacio de juego para poder realizar un análisis vivo. Él que reescribió algunas de las tesis de Freud, como lo hiciera Piera Aulagnier, Bion, Lacan, Anzieu, Anna Freud, Klein, Kohut, Bick y otros muchos autores creativos que vieron en la obra de Freud una invitación a seguir pensando y un elemento constituyente para edificar unas bases nuevas en función del contexto. Como dice irónicamente Pontalis en una obra del sesenta y tantos titulada "Después de Freud": "Viva el culturalismo". Pontalis critica las posturas de Anna Freud y Klein en cuanto a la existencia de traumas preedípicos recordando que el eje sigue siendo el Edipo, analiza las críticas de Lévy-Strauss y otros sobre el Edipo y también se desayuna con una mirada crítica hacia posturas como la de Harry Stack Sullivan quien fue un predecesor de las teorías sistémicas, un psicoanalista heterodoxo que dejó una simiente para que el psicoanálisis tuviera nuevas perspectivas, para ampliar el campo. El encuentro de noviembre en Bilbao dará lugar a contacto entre gentes que quieren avanzar en el psicoanálisis del siglo XXI, recuerdo que al leer a Pontalis sentía que éste tenía algo de nostalgia y un poco de ambivalencia en cuanto a su adherencia a las tesis freudianas, él mismo con una lírica formidable, advierte que son escritos realizados durante su formación, son exquisitos de todos modos. Son lo que Winnicott llamaría "letra viva".
Winnicott hizo cosas geniales, nos dejó un legado brillante que hay que conocer para poderlo usar, es un comienzo para apuntalar una psicología con sentido dentro del nonsense del discurso del inconsciente.
Este próximo año laboral volveré sobre sus escritos ya que a estas alturas me encuentro investigando en otros autores, ya saben ustedes que tiendo a la dispersión, al pensamiento divergente. Creo que Winnicott tuvo problemas por esta tendencia en el seno de la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Su obra daba un vuelco a todo lo escrito hasta el momento. Sólo se le puede criticar la relativa ausencia del papel del padre y, como pediatra, una sabida y a veces quizá excesiva tendencia culposa hacia la madre. No obstante hay que leer trabajos suyos de radiodifusión como "Los bebés y sus madres" para entenderlo mejor en esta vertiente.
Pues bien, les dejo con otro viejo rockero, también fallecido, que nos invita a continuar. Un saludo, aquí con calor, en otros lugares en pleno invierno. Un abrazo. Rodrigo Córdoba Sanz.


martes, 27 de julio de 2010

Para Verónica



………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
………………………………………………………………………………………………………………………………………………

‘Esa es tu pena’, Olga Orozco, 1987


Tras un periplo largo, arduo, fatigoso, duro, cruento y maltrecho has disipado las dudas que tú misma, con la connivencia de profesionales de la salud, cercaron tu identidad. Ahora liberada, no sé si libre porque la libertad no depende de quitarse las pesadas huellas del estigma voraz. Has luchado por lo que creías, probaste entre la multitud de quienes padecen, te agrupaste, te defraudaste, lloraste, pediste ayuda.
Estuviste en el hospital ingresada, tomaste muchas pastillas, pasaste horas esperando que alguien te comprendiera, dudaste, lloraste y ahora me llamas para decirme que esa inscripción en tu psiquismo sobre tu psiquismo ahorcado queda relajado por la decisión de los de la bata blanca.
Liberada parecías, como si ahora pudieras conectar con quien eres sin tener que cuestionarte por tener un "trastorno". Bebiste y no te dijeron borracha o alcohólica pero eres diferente, tienes una "gran cabeza", eres un prodigio de la sensibilidad y la finura perceptiva, eres un sol, una gran persona, una estupenda trabajadora, eres inteligente, pero todo eso no te lo dijeron, te llamaron borderline.
Tu novio se enteró, tu novio te dejó por rara, sin embargo dudo de que la sociedad pueda sostener un diagnóstico de esa magnitud, con tamaña "mala prensa". Ahora te sientes más libre, aunque habrás de seguir luchando para quitarte los restos de lo que han quedado dentro de ti, y aquello que caló en otros que te rodean, tú puedes cambiar pero los demás lo harán mucho más despacio que tú, si es que alguno renuncia a su narcisismo.
Me gusta que te sientas así, que te vivas liberada, que hayas reconstruido tu vida desde lo sentimental hasta tu propio hogar y compañías, estoy convencido que ahora estás más preparada que antes para ser feliz, si es necesario búscame, ésta es mi página, donde escribo, a veces pensamientos, otras veces algo más técnico, otras algo que me gusta de lo leído, pero siempre están presentes las voces mudas de testimonios como el tuyo que desean liberarse de las cadenas esclavas del estigma y el régimen hospitalario. Enhorabuena.

lunes, 26 de julio de 2010

Extracto de Freud

Si consideramos que los medios de representación en los sueños son principalmente imágenes visuales y no de palabras, veremos que es más justo comparar los sueños a un sistema de escritura que a un lenguaje. La interpretación de los sueños es en todo punto análoga a la de los jeroglíficos. En los dos casos encontramos ciertos elementos que no estána allí para ser interpretados o leídos, sino que tienen por función exclusiva servir de determinativos, es decir establecer la significación de algún otro elemento[...] Esta concepción del método de representación en los sueños no se ha seguido todavía porque los psicoanalistas ignoran totalmente la actitud y los instrumentos con los cuales un filósofo se acercaría a un problema como el que plantean los sueños.


Extracto de un artículo de Freud publicado en 1913, Das Interesse an der Psychoanalyse. Este artículo, donde Freud enumera lo que el psicoanálisis puede aportar a cada ciencia y lo que puede recibir de ellas, demuestra hasta qué punto es poco sospechoso de imperialismo doctrinal, hasta qué punto el psicoanálisis se ha degradado.

Etología y el yo-piel


Dejar la piel como puerta de entrada al cuerpo y la psique es una idea que hace metáfora Didier Anzieu, no sólo es el continente psíquico y físico sino también, como órgano contenido de la conciencia y de lo inconsiente, así como de lo preconsciente.
La piel contiene glándulas que ponen en comunicación el interior con el exterior, está estratificada y tiene un papel regulador con respecto al mundo externo.
Conocemos experimentos, como los de Harlow, con primates, en ellos se disponían madres con biberón y sin biberón y esas madres eran de alambre o cubiertas de felpa. El resultado arroja que los monos se inclinaban más hacia las madres con felpa, más calientes y suaves. Esto recuerda a los experimentos de Konrad Lorenz, padre de la etología, en el que el "priming" consistía en que el animal sigue al primer objeto que descubren tras salir del cascarón, en las famosas imágenes, al propio Lorenz.
La piel entonces es una metáfora, una metonimia y un singular dispositivo específico de comunicación con el exterior. Winnicott, Balint, Bowlby y otros como Mahler han hecho énfasis en la importancia de los primeros contactos con el bebé y su madre.
Se ha llegado a decir que las patologías como las esquzofrenias surgen en ese período primero donde todavía no se ha desarrollado un aparato psíquico, las patologías afectivas cuando ya es posible la existencia de un trauma por haber desarollado suficiente forma el aparato psíquico y finalmente otras patologías son postreras en el desarrollo evolutivo del individuo.
La piel se trabaja en el libro de Anzieu: "El yo-piel", la elaboración de un exitoso trabajo-artículo publicado previamente da unos aires nuevos a la forma de aproximarnos a la psicología, psicopatología y metapsicología. Es una hermosa lectura y está rica de metáforas y alusiones a otros autores de tal forma que sus tesis se integran con facilidad en el árido material psicoanalítico.

domingo, 25 de julio de 2010

San Francisco

La musicoterapia, una disciplina cada vez más reconocida en España, puede reducir el nivel de ansiedad, dolor o estrés de los pacientes.

La musicoterapia, una disciplina cada vez más reconocida en España, puede reducir el nivel de ansiedad, dolor o estrés de los pacientes, según una experta.
FUENTE: LA PROVINCIA (LAS PALMAS). 2010 JUL

La musicoterapeuta Alicia Lorenzo, que imparte un taller sobre esta disciplina en la Universidad de Verano de Maspalomas, ha afirmado que "la música añade una nueva dimensión al mundo educativo, social y médico al aplicarse con una clara intención clínica y terapéutica en el proceso de rehabilitación o de evolución de personas de cualquier edad y con cualquier tipo de carencia o deficiencia tanto a nivel físico como psíquico o emocional, si es que la hubiere".

Los objetivos de la musicoterapia se van concretando dependiendo del colectivo específico al que se dirige (geriátrico, educación especial, enfermedades mentales, adolescentes, etc.), y también en función de las necesidades individuales de cada uno, pero a través de la música, se puede desarrollar la autoestima, la consciencia de uno mismo, de los demás y del entorno, la socialización, la autoexpresión, la imaginación y la creatividad, la atención, la coordinación, el control de impulsos, el lenguaje y también reducir el nivel de ansiedad, de dolor, de estrés, etc.

La musicoterapia comenzó a desarrollarse como disciplina oficialmente reconocida durante la década de los 40 del siglo pasado en E.E.U.U., donde es habitual que preste sus servicios en centros hospitalarios, psiquiátricos, residencias de la tercera edad o colegios de educación especial. Pero, según Alicia Lorenzo, de cada vez está siendo más valorada e integrada en muchos países.

Asimismo, ha indicado que no es preciso que el paciente tenga los más mínimos conocimientos musicales, aunque las personas que reciben las sesiones son musicalmente activos en la mayoría de ellas, por lo que se "requiere que el terapeuta tenga amplios recursos y aptitudes musicales para conseguir que las experiencias sonoras sean satisfactorias y significativas para dichas personas".

Ha concluido que "en España, aún lejos de esto, estamos dando ya los primeros pasos y se tiende a conseguir una formación sólida en esta materia reconocida a nivel oficial, donde los futuros musicoterapeutas tengan tiempo suficiente -al menos dos años- de adquirir los conocimientos y recursos necesarios tanto a nivel musical como teórico, psicológico, personal y de práctica".

Para ella

Suaves y perfumados deslices de pasión
encuentro con la entrada a tu boca
refinados los destellos fulgurantes de canela en tu piel
vibrantes reductos de la briosa noche
un cuadro de Van Gogh, una escultura inefable
la impresión transformada por mis sentidos de tu ser
suave y brillante silueta de sirena
noches en pie de guerra tratando de serenar y callar
el lamento que gime en el interior magullado
deliciosos y espléndidos bocados de alegría en este viaje
que nos acerca más al cielo y nos aleja del infierno.

sábado, 24 de julio de 2010

El yo-piel. Rodrigo Córdoba Sanz.

El yo-piel es la cobertura psíquica que envuelve la conciencia. Podemos inferir a partir del discurso de la persona si esa piel ha sido firme, permeable, herida, si tiene microtraumas o golpes.
La trayectoria del individuo atraviesa la piel dejando una señal de lo vivido en la cobertura de la conciencia, una impronta, una huella mnémica, un recuerdo frágil que coloca a la persona en situación de afrontar la vida con un yo-piel diferenciado.
El yo-piel probablemente tenga una estructura previa, propia de la herencia y además se va modelando a lo largo de los años, más sensiblemente en los primeros fruto de la experiencia y el medio ambiente. La relación con la madre o la figura materna es aquella en la que se deslizan las dos pieles corporales y se construye lo imaginario del yo-piel. Finas texturas que, como decía Foucault deberíamos ser poetas para poder describir la profundidad y belleza de estas intuiciones y observaciones.
La piel es permeable e impermeable, protege, es un órgano de los sentidos y conecta con el psiquismo de manera tal que el contacto con ella produce sensaciones, sentimientos, bosquejos de emociones que se fraguan en la interacción con el medio, con el otro.
El yo-piel de Didier Anzieu alcanza a lo consciente, a lo preconsciente, a lo inconsciente, tiene que ver con la fantasía, con el sueño, con el factor desiderativo.
Cómo haya sido conservada esa piel es la fuente desde la que podremos trabajar en psicoterapia, mimando esa piel, dándole firmeza, elasticidad, fuerza y trataremos que el factor bipolar de permeabilidad e impermeabilidad sea un equilibrio dinámico que permita comunicar con el medio y conectar con las propias emociones, configurando una suerte de avatar psíquico que entrelaza las cogniciones con los afectos, los recuerdos con los deseos, las fantasías producidas por la psique se verán en función de ese yo-piel que cubre y descubre la esencia del sujeto, el verdadero self de Winnicott.
Las estructuras herméticas nos enseñarán un yo-piel férreo, otras, más desparramadas, sin límites nos mostrarán un yo-piel abierto, dejado a la intemperie, desprotegido y asustado. El yo-piel es una fina y bella metáfora de lo que hay en el sujeto, es la puerta que abre las delicadas intelecciones, los sentimientos, lo guardado por el sujeto, lo acumulado, lo vivenciado, siendo una puerta en relieve que nos dibuja lo atravesado por esa persona.

Vientos del Sur

viernes, 23 de julio de 2010

Poetas en busca de una piel de palabras

...la perspectiva psicoanalítica se distingue profundamente de las perspectivas psicofisiológica y psicosociológica en el hecho de que toma en consideración la existencia y la importancia permanentes de la fantasía individual consciente, preconsciente e inconsciente y su papel de puente y de pantalla intermediaria entre el psiquismo y el cuerpo, el mundo y los demás psiquismos. El Yo-piel es una realidad de orden fantasmático representada en las fantasías, los sueños, el lenguaje corriente, las actitudes corporales y los trastornos del pensamiento a la vez y, también, proporciona el espacio imaginario que constituye la fantasía, el sueño, la reflexión y cada organización psicopatológica.
El pensamiento psicoanalítico se encuentra marcado por un conflicto interno entre una orientación empirista, pragmatista y psicogenética (más activa entre los anglosajones), según la cual la organización psíquica resulta de la experiencias infantiles inconscientes (fundamentalmente las de la relación de objeto) y una orientación estructuralista (dominante en Francia durante los últimos decenios) que contradice que la estructura sea un producto de la experiencia, afirmando, por el contrario, que no existe experiencia que no esté organizada por una estructura preexistente... El Yo-piel es una estructura intermedia del aparato psíquico: intermedia cronológicamente entre la madre y el bebé, intermedia estructuralmente entre la inclusión mutua de los psiquismos en la organización fusional primitiva y la diferenciación de las instancias psíquicas correspondientes a la segunda tópica freudiana. Sin las experiencias adecuadas en el momento oportuno no se adquiere la estructura o, más frecuentemente, ésta se encuentra alterada.

Didier Anzieu. El Yo-Piel. Biblioteca Nueva. pág. 16

Función de los sentimientos

¿Para qué nos sirven los sentimientos y, ya en la segunda infancia, la posesión de una determinada organización sentimental, esto es, una estructura emocional?
Los sentimientos nos sirven en primer lugar para adaptarnos a la realidad de nuestra singular manera. Percibimos el objeto x, y al amarlo o repudiarlo (en el sentido más amplio) adoptamos ante él una determinada posición, reaccionamos en función de la aceptación o rechazo que nos suscita. Así quedamos instalados en la realidad, engarzados en ella, prendidos por el interés que los objetos nos despiertan. Pero los sentimientos también sirven para organizarnos la realidad. Una estructura emocional del sujeto supone una organización subjetiva de la realidad. Una vez que recibimos la información de los objetos de la realidad externa e interna la organizamos a nuestro modo. Porque hay que convenir en las dos formas posibles de organización de la realidad: una, racional, mediante la cual ordenamos los objetos por clases: animados e inanimados, que muerden o acarician, que son grandes o pequeños, etcétera. Esta organización, por rudimentaria que sea, es de carácter objetivo. En buena parte nos viene dada desde fuera de nosotros mismos, porque aceptamos la organización racional que se nos aporta acerca de la realidad. La razón es un instrumento del sujeto -nada más que un instrumento- para la organización de la realidad de carácter objetivo y, por tanto, con posibilidades de ser general. La razón permite el consenso entre los seres humanos como decía Spinoza. Mediante la razón sabemos qué es cada cosa desde el punto de vista físico, económico, social... Pero hay también, como he dicho antes, una organización subjetiva, singular, de la realidad, resultado de nuestra relación afectiva, sentimental con los objetos...

Castilla del Pino. "Conductas y Actitudes". pág. 243-244. Tusquets

Acerca del estigma

"...Suave como el peligro atravesaste un día
con tu mano imposible la frágil medianoche..."



"No utilicen mi torpe biografía para juzgarme". Leopoldo María Panero desde el Psiquiátrico de Gran Canaria y extensible a los que padecen "enfermedades mentales".
El loco al que llaman rey

Bufón soy y mimo al hombre en esta escalera cerrada
con peces muertos en sus peldaños
y una sirena ahogada en mi mano que enseño
mudo a los viandantes pidiendo
como el poeta limosna
mano de la asfixia que acaricia tu mano
en el umbral que me une al hombre
que pasa a la distancia de un corcel
y cándido sella el pacto
sin saber que naufraga en la página virgen
en el vértice de la línea, en la nada
cuel de la rosa demacrada donde
no estoy yo ni está el hombre.

"Poemas del manicomio de Mondragón"

Me llaman loco y yo los llamo locos; y los maldigo, pues he perdido este juicio sólo porque ellos tienen mayoría de votos. Nathaniel Lee, tras ser condenado a ingresar en Bethlem Hospital. Lee's Dramatic Works were published in 1784. In spite of their extravagance, they contain many passages of great beauty.

DSM, cómo entenderlo



Yago Franco habla de lo mucho que nos estamos desviando de los padecimientos del sujeto y del sujeto mismo como centro de la actividad psíquica. También nos olvidamos de su ambiente, de su historia, de lo que le constituye como persona, como sujeto.
Lejos de esto, se habla de trastornos, y además muchas personas, que están acostumbradas a ser miradas desde el profesional de la salud como un corolario de signos y síntomas quiere saber su "diagnóstico". Diagnóstico que desafía su existencia en el mundo, lo encapsula, encasilla y cercena la posibilidad de pensarse fuera de los limites que propone el DSM. Yago Franco adelanta que el DSM-V va a tener más "trastornos" que van a catalogarlo todo en una taxonomía en la que los "disorder" van a afectar a muchas más personas.
Esto va unido al fármaco, instrumento de manejo médico para aliviar los síntomas, independientemente de su procedencia, el malestar con la pareja, el malestar con la familia, el malestar en el trabajo, el sueño, etc.
Estamos perdiendo la subjetividad y el sujeto y es claro que para hablar de psicología hay que rescatar al sujeto dentro de su subjetividad para poder entender su deseo, su fantasía, sus vivencias desde la experiencia íntima o su inferencia. El sujeto es más rico de lo que propone el DSM y este manual tiene dos funciones básicas que todos conocemos: el homogeneizar los diagnósticos y la investigación.
Freud en sus trabajos sobre el psicoanálisis ya nos decía que esta ciencia y arte trata de un sistema comprensivo de psicología y psicopatología, una forma de investigación y una forma de tratamiento (la psicoterapia). El poder de la industria farmacéutica hace que se apueste más por la molécula que por el motivo que lleva al sujeto a ese padecimiento. No hay tiempo, no hay interés y además todo este cambalache está bajo el auspicio de industrias farmacéuticas que apuntalan a los psiquiatras biológicos, hoy por hoy, los que se encargan de tramitar estos trastornos en papel. Como muestra de lo irrisorio de esta forma de pensar y lo absurdo que puede llegar a ser les copio algo de la popular wikipedia, el padecimiento explicado tiene una clara impronta biológica, dicho sea de paso:

El Jet lag, también conocido como descompensación horaria, disritmia circadiana o síndrome de los husos horarios, es un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los períodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar en avión largas distancias, a través de varias regiones horarias.
El reloj interno de la persona tiende a prevalecer, por lo que, al viajar al este, no tendrá sueño cuando haya llegado la noche y, en el caso de viajes al oeste, tendrá sueño en pleno día. Nuestro ritmo circadiano se confunde menos si se viaja hacia el oeste porque un viaje hacia el oeste prolonga la experiencia del reloj corporal y distorsiona menos el ciclo día-noche. Sin embargo, si viajamos hacia el este supone viajar en el sentido opuesto al reloj corporal.[cita requerida]
Entre los posibles síntomas provocados por el jet lag se encuentran:
Fatiga, cansancio general que es el más frecuente.
Problemas digestivos - vómitos y diarreas
Confusión en la toma de decisiones o al hablar
Falta de memoria
Irritabilidad
Apatía
Quienes estén sometidos a tratamientos que requieran la administración de medicación según un horario, deben considerar la necesidad de modificarlos según prescripción facultativa para compensar la disritmia circadiana; así, puede ser necesario modificar la dosis y el momento de administración de insulina dependiendo del número de zonas horarias atravesadas, el tiempo de permanencia en cada destino, la alimentación y la actividad, por lo que se debe determinar el nivel de glicemia con frecuencia. Los regímenes pueden requerir modificación en función del tiempo ahorrado en lugar del tiempo local.
Hay estudios que sugieren que un ejercicio intenso por la mañana temprano el primer día tras un desfase horario puede acelerar la adaptación al nuevo horario mejor que tratamientos de luz o de melatonina.
Un estudio de 2007 con hámsters mostró que el uso de Viagra ayudó a acelerar en un 50% la recuperación de cambios equivalentes a lo que serían viajes hacia el este experimentados por humanos, y fue efectivo comenzando en dosis bajas. Sin embargo, este uso no se ha experimentado en humanos y se considera por tanto un uso fuera de sus indicaciones.

jueves, 22 de julio de 2010

Enfermos, todos. (Reflexiones sobre el DSM-V) por Yago Franco







Enfermos, todos

Por Yago Franco
yagofranco@elpsicoanalitico.com.ar

El “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (de eso se trata esta sigla, traducida al español) encierra – como veremos seguidamente - en su propio nombre las claves de lo que es. ¿Por qué el DSM? ¿Para qué? ¿Para quién?


Podremos responder a estas cuestiones partiendo de circunscribir su existencia al histórico-social actual. El capitalismo, cuya significación es la que ordena la vida de la mayor parte de las sociedades del planeta, se presenta a sí mismo como un sistema racional. No sabemos al respecto si esto mismo guarda, realmente, alguna racionalidad: ocurre que, autoinstituido como un régimen racional, el capitalismo se justifica a sí mismo. La pregunta está respondida antes de poder ser formulada. De acuerdo a esta racionalidad, pretende medir, clasificar, ordenar, cuantificar, controlar por lo tanto, todo lo existente (la producción, la naturaleza … el ser humano). Con la finalidad de optimizar recursos y ganancias, hacer de los procesos de producción (producción de lo que sea) aquello que permita obtener la mayor ganancia. Para ello necesita incrementar la velocidad de producción. Cuanto menos tiempo se necesite para producir (desde un neumático hasta una prestación médica, pasando por la construcción de un edificio, etc.), mayor la utilidad de la empresa y de sus dueños. Empresas que van desde una destinada a la educación, o las que fabrican caramelos, termómetros, películas, salud … todo lo que existe.
A esto debe agregarse que desde hace un tiempo, la producción es acompañada y superada por el capitalismo financiero, que pretende que el dinero se reproduzca sin que medie producción alguna. Esto hace que todo se acelere aún más. La tecnología digital ha acelerado permanentemente las comunicaciones e intercambios, de los que depende en mucho la reproducción del sistema, ya que debe acompañar la aceleración de la producción y la financiera. El truco es sencillo: más rápido se fabrica un producto (manteniendo en igual nivel los salarios y honorarios, o en la medida de lo posible, haciendo que disminuyan), más plusvalía se obtiene, para lo que además es necesario que los objetos caduquen rápidamente (cada vez duran menos, como puede apreciarse en los electrodomésticos, los automóviles: pero también las noticias, que han devenido en una preciada mercancía que de paso ordena la vida política). Más velozmente voy cambiando el dinero de lugar, de acuerdo al rendimiento, más rápido este se reproduce. Claro que con la salvedad de que hay humanos de por medio, que sufren los avatares de estos movimientos, sin obtener beneficio alguno, pero corriendo con sus costos.
La tecnología actual intenta acompañar esta aceleración, a la que contribuye.
Franco Berardi señala que hay un desfasaje entre los emisores digitales y la psique. Esta no puede traducir semejante invasión y velocidad de estímulos. Claudine Haroche señala la imposibilidad de pensar o sentir en estas condiciones de existencia.
Esto es insoportable y pernicioso para el psiquesoma humano. Pero hay que aguantar porque hay sostener el sistema, estando presente además la amenaza de la exclusión, en tiempos de flexibilización laboral. El lector habrá podido observar la notable aparición de publicidades de medicamentos que prometen y han sido creados para no interrumpir el ritmo cotidiano: no hay que enfermarse. El DSM ha decretado la existencia de los trastornos en lugar de las neurosis y los síntomas de estas. Categoría blanda (Roudinesco), toma el relevo de los diagnósticos psicoanalíticos y psiquiátricos, y se dedica a recopilar síntomas que terminan siendo defectos (tal la idea de trastorno), alejados de la lógica del deseo, la defensa, las determinaciones inconscientes, el Edipo, la castración, etc. De esta manera, el camino para el reinado de los psicofármacos se ha facilitado, ya que se aplican para solucionar dichos trastornos (de los cuales muchos son en realidad la consecuencia de vivir en esta sociedad). Un camino también allanado para tratamientos “científicos”, centrados en la conducta. De ahí a prescribir tratamientos como si fueran fármacos hubo solo un paso: bastan 30 sesiones de psicoterapia para resolver los padecimientos, cuestión decretada por las empresas de medicina prepaga en Argentina. Así el DSM es algo que apunta “fundamentalmente a demostrar que el trastorno del alma y del psiquismo debía ser reducido al equivalente de una avería en el motor” (Roudinesco, Elisabeth, ¿Por qué el psicoanálisis?, Paidos, Buenos Aires, 2000, Pág. 41)
El sistema es insoportable, y no es posible dejar que alguien se salga del molde en el que debe estar inserto. El DSM, que trata de objetos humanos y no de sujetos, intenta poner orden en las conductas, y también en el sentir. “Por qué estamos contentos de tener psicotrópicos? Porque la sociedad en que vivimos es insoportable. La gente ya no puede dormir, está angustiada, tiene necesidad de ser tranquilizada, sobre todo en las megápolis. A veces me reprochan haber inventado la camisa química (…) (pero) Sin los psicotrópicos, se hubiera producido tal vez una revolución en la conciencia humana que clamara: ‘ Esto no se soporta más!’ , mientras, seguimos soportando gracias a los psicotrópicos”. Esto lo dijo Henri Lavorit, creador de la psicofarmacología. (Roudinesco, Elisabeth, Ob. Cit., Pág. 23).

Volvamos a la significación del capitalismo. Ella simpatiza con aquello de lo real que responde a la lógica denominada por Cornelius Castoriadis como conjuntista-identitaria. Esta se aplica sobre aquello que en lo real puede ser clasificado, ordenado, medido … Ordenar, clasificar, jerarquizar, sumar, restar, dividir, multiplicar, combinar, principio del tercero excluido, principio de no contradicción, principio de identidad, cuantificar, formalizar en ecuaciones …
Pero, Ud., querido lector, ¿ha intentando alguna vez ordenar, clasificar, medir, un sueño, o un fantasma, o un deseo? ¿Las representaciones y afectos y deseos actuantes en estos? ¿O las que intervienen en un síntoma? ¿Cuántas representaciones, cuál es su orden? ¿Y los afectos? ¿Hay un medidor para la angustia, para el complejo edípico, para un síntoma obsesivo, una fobia, la inestabilidad de fronteras entre la psique y el mundo y sus propias instancias? Resulta que en la psique – en el inconsciente de esta sobre todo, pero también en el yo cuando, por ejemplo, ejercitamos la asociación libre - no hay principio de no contradicción, ni de identidad, ni de tercero excluido: se resiste a la lógica formal. Una representación puede ser muchas, muchas pueden conducir a una, no existe un elemento aislado, su significación adviene del lugar ocupado en una cadena de significaciones … hay desplazamiento, condensación. Se puede amar y odiar al mismo tiempo, desear lo que se teme, tener sueños de angustia, actuar contra sí mismo … El DSM está edificado sobre la negación del modo de ser de la psique, y transmite la creencia de que sus elementos, representaciones, afectos, deseos, fantasmas, síntomas, etc. pueden seguir un destino cuantificable, ordenable, jerarquizable, por lo tanto, controlable. De acuerdo a esto, el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” indicará una metodología (no psicoanalítica) para volver todo a su cauce.
El DSM supone la existencia de patologías por fuera de los sujetos. Es el sueño cumplido de la paloma de Kant: Ahora, sin el aire que le hace resistencia, puede, ¡por fin!, volar libremente. No es de extrañar: esto responde a la absurda y peligrosa pretensión de dominar lo real (pseudo dominio, pseudo racional, dijo incisivamente Castoriadis), y confirma el pasaje de una sociedad de vigilancia y castigo a una de control (Foucault), que se completa con el pasaje del foucaultiano panóptico al sinóptico (Bauman). Todos mirando el mismo hipnotizante punto.
El DSM ha sido adoptado/canonizado por la Organización Mundial de la Salud …


De la psicopatología de la vida cotidiana, a la psicopatologización de la vida. No va a quedar ninguno sano.

En su evolución desde 1952, el DSM llega al paroxismo de su versión N° V, que avanza claramente hacia una normativización psicológica de la vida, expulsada – finalmente – la subjetividad.
Décadas atrás el DSM no ocupaba el lugar que ocupa ahora: directamente no ocupaba ninguno. Los psicoanalistas y los psiquiatras manteníamos un diálogo – no exento de tensiones – que permitía la elaboración de diferentes miradas, posiciones, el disenso, la discusión, el acuerdo. No necesitábamos una lengua común: ¿por qué debíamos tenerla, si los objetos eran en buena medida diversos, y terminábamos hablando un dialecto a través del cual nos entendíamos? Era en todo caso una tarea productiva la de traducirnos, un trabajo de la subjetividad. Podíamos trabajar de todos modos, y salir adelante de muchos atolladeros clínicos. En la psiquiatría existía una clara diferencia (que hoy no lo es tal) entre la psiquiatría dinámica (aquella rica disciplina ligada a H. Ey y vinculada con el psicoanálisis) y la biológica, que parece haber triunfado finalmente. De hecho, el psicoanálisis y la psiquiatría dinámica ocupaban un lugar central en las primeras versiones del DSM. Pero esto fue siendo dejado de lado, abandonándose – como señaláramos - categorías como neurosis, síntomas, inconsciente … para pasar a hablar de trastornos y a realizar una obsesiva e imposible catalogación de estos.
Por supuesto que detrás de toda esta cuestión hay dinerillos en juego, por partida doble. Por un lado, obviamente, el avance de la industria farmacológica. Poner orden, que nadie salga del molde, es, además, un excelente negocio. Consumir un antidepresivo hace más tolerable lo intolerable, permite sostener el sistema incrementando además su eficiencia al disminuir ausentismos, rebeldías y protestas, mal desempeño, etc., pero además permite seguir edificando una industria que está entre las que más utilidades dejan, junto con el tráfico de armas y de personas.
Así, se produce el pasaje de la psicopatología de la vida cotidiana freudiana, que mostraba la presencia del sujeto aún en las cuestiones más irracionales en apariencia (lapsus, sueños, accidentes de la vida cotidiana) confirmando su carácter de sujeto trágico (traccionado por la culpa, el deseo, los ideales, etc.), a psicopatologizar la vida cotidiana de los ciudadanos. Un niño inquieto por la estimulación constante a la que es sometido por la TV, los videojuegos; una mujer que pierde el sueño junto con el amor de su vida, o quien lo sufre por la muerte de un ser querido; un oficinista angustiado por la competencia laboral; un profesional que debe trabajar gratuitamente en hospitales y siente profunda tristeza; un operario que sabe que en la empresa en la que trabaja (y cuyo sueldo no le alcanza) está elaborando una lista de despidos y siente confusión, desesperanza, angustia: ¡todos en la misma bolsa, todos enfermos!
Y al mismo tiempo, se abandonan las categorías de la psicopatología: se tratan los daños colaterales que produce esta sociedad, y se crea una confusión generalizada acerca de lo que es un padecimiento del sujeto. No se toleran los duelos, la tristeza: se solicita e indica indiscriminadamente, medicación o tratamiento, el que sea. No se toleran las pasiones del alma.

Hay en este momento, en algún lugar del planeta, “científicos” “serios” decidiendo qué es normal y que es patológico, en todos nosotros, en todas las edades.

Al DSM-V hay que oponérsele, denunciándolo, desenmascarándolo, discutiéndolo en cada reunión del staff de psicopatología de las empresas prestadoras de medicina, en los equipos asistenciales de las obras sociales, en los hospitales.

Las pesadillas expuestas en Farenheit 451 (Bradbury) y en Un mundo feliz (Huxley) están a la vuelta de la esquina. Pastillas para poder seguir en pie mientras el boxeador contrario nos sigue pegando. No hay knock out, se puede seguir y seguir, hasta que la psique quede vaciada de subjetividad y nos transformemos en patéticas marionetas sacudidas por los golpes y siempre sonrientes.

Sobre la Interacción

[...] Toda interacción es especular. Uno no puede tener imagen de sí si no hay otro que la "refleje", o, para ser más exacto, que se la devuelva. Se trata de uno de tantos mecanismos feedback que funcionan entre los dos miembros de la interacción. En el supuesto de que la imagen devuelta no se corresponda con la que se pretendía provocar, la construcción de la imagen que ofrecemos debe ser revisada, tanto si hemos de proseguir las interacciones con el mismo actante como si se trata de una interacción ulterior con otro. ¿Qué he hecho o cómo he hecho para que el interlocutor obtenga de mí una imagen tan diferente a la pretendida?
Evidentemente hemos construido una imagen de nosotros mismos sin tener en cuenta los requerimientos del otro, y la hemos lanzado teniéndonos presente ante todo a nosotros mismos, en un ejemplo más de comportamiento autista (en un sentido genérico: de prescindencia del otro en nuestro contexto). Toda relación interpersonal ha de establecerse sobre la base de un pacto implícito, mediante el cual la imagen que se ofrece al otro se construye a tenor de la que se ha construido uno de él. Dicho con otras palabras: en toda relación se ha de tener en cuenta quién soy yo para el otro. Denomino a este inicial punto de partida en la interacción pacto de supeditación ad hoc, que de incumplirse conduce al fracaso de la relación, porque es difícilmente reparable. Uno se supedita al otro y le da lo que requiere de nosotros. Que sólo este pacto garantiza en gran medida el éxito de la relación, sin coste alguno de orden psicológico, lo revela el hecho de que ese otro al que nos supeditamos de antemano lo que requiere es que se le ofrezca su imagen previa de quiénes somos, sin que por ello, naturalmente, se prescinda de la imagen de él.
Esto no se opone a que en el curso de la interacción no se deconstruyan, quizá, las imágenes recíprocas previas y se construyan otras, ajustadas al curso de la interacción misma. De aquí que, en ocasiones, se salga de una entrevista modificando la imagen previa forjada sobre el interlocutor: "Mira, creía que era... y resulta que es...". La mayoría de las veces, y si la interacción no se prolonga, pueden conservarse las imágenes preexistentes... La supeditación ad hoc, adecuada y recíproca, de ambos sujetos es la condición necesaria para una inicial interacción positiva.
No obstante, cualquiera que sea el proceso, la imagen que el otro nos devuelve es, como se sabe, una definición de nosotros mismos. Tras cada proceso interaccional surge la incertidumbre, la conjetura: "¿Qué le habré parecido a...?", o "le he debido parecer tal o cual...". Estas interrogantes sólo suelen explicitarse ante otros en situaciones especialmente relevantes por la indecisión ansiosa que suscitan.
Toda interacción, pues, confirma o desconfirma la identidad: en el primer caso, somos al parecer (ante el otro) como pretendíamos ser; en el segundo caso, somos menos o más para el otro de lo que imaginábamos ser.
Esta segunda situación es la que nos interesa de modo especial para entrar luego en la relación de envidia. Si se nos define en más de lo que imaginábamos inicialmente ser, aparte de la gratificación en forma de autoestima que de ello se deriva, aceptamos por lo general, sin reticencia alguna, esta imagen realzada (a veces no ocurre así, y nos vemos obligados a pensar, por la responsabilidad que se contrae, que el otro nos tiene en más de lo que somos). Por el contrario, si la definición nos rebaja, la relación suele ser de rechazo, por la necesidad de defendernos de la herida narcisista que ello nos depara...

Carlos Castilla del Pino. "Conductas y Actitudes". Tusquets, 2009. págs. 223-226

miércoles, 21 de julio de 2010

Reflexiones invitadas

El infierno de la persona alcohólica no es el alcohol en primer orden. Hay distintos tipos de alcoholismo y uno de los primeros obstáculos en el tratamiento es el hecho de sentirse alcohólico, saben eso de "él se puede considerar machista pero que no se lo digan...". El alcohólico, dichosa mención y rótulo implacable que cronifica la poca esperanza que tiene en una recuperación.
El problema es más profundo, tiene que ver con el self, un problema de identidad y de un estar-en-el-mundo heideggeriano en el que el alcohol se convierte en el elixir que a corto plazo evita el malestar de la cultura y el dolor lacerante de lo intrapsíquico. Recuerdos, culpa, experiencias tempranas desagradables, una biografía que se quiere olvidar, y que se ahoga en etanol. Primero es una copa y luego la euforia sigue a otra copa hasta que se acaba convirtiendo en un refugio donde el goce no tiene cabida sino ser un salvapantallas del dolor propio. El entorno es muy importante, tener una fuente de apoyo sostenible es imprescindible para que la resiliencia sea posible, llegar a un lugar donde la esperanza se vislumbre es una manera de salir de ese pozo líquido.
"Mi problema no es el alcohol", cuando escuchamos esto, paradójicamente, estamos oyendo la voz interior de ese niño que se esconde y se enmascara en el alcohol.
Detrás del "alcoholismo" hay un sufrimiento que poca gente se detiene a escuchar, también por la dificultad de la persona para conectar con sus problemas psíquicos y problemas de los profesionales para conectar con la persona. Pensemos en los cuadros de patología dual, cada vez más estudiados y más frecuentes en las estadísticas. Quizá ese sea el futuro, atender a la persona, no a la sustancia que consume la persona. Aunque no obviemos ninguna variable, claro está.

Libertad y Amor

El derecho a la libertad no siempre es dado en un contexto de relaciones interpersonales en las que parte del sujeto queda supeditado a otra persona, queda relacionado, vinculado y comienzan a funcionar como uno solo con la posibilidad necesaria y sana de individualidades, como en el fútbol, Cristiano Ronaldo regateando, pero sin quitar el balón a sus compañeros, claro.
La libertad y el amor se gestionan en las relaciones objetales, en las relaciones interpersonales, estamos inmersos en una red de soporte social donde la pareja, la familia y los amigos apuntalan nuestra conexión con la realidad.
La libertad en la pareja depende de salir de extremos como el machismo y el feminismo (radical), creo que hay que saber tramitar una relación de mutualidad, reciprocidad y respeto, sin que ninguno de los dos se sitúe como portavoz de un mandato u orden que descalabra el deseo privado. Las negociaciones deben ser comunes, en una atmósfera de respeto y tranquilidad. Es importante hablar los problemas en la pareja, sumar para ser dos que en realidad son uno en el amor.