jueves, 31 de diciembre de 2009
Feliz Año
El fin de año es una despedida de un período de bonanza, de crisis, de existencia. Yo soy de aquellos que ven el mundo interno "el secreto" de lo que nos rodea. Por tal razón procuro que la imaginación me lleve a caminos desconocidos, e invito a sondear esos lugares ignotos a otros que a veces aterrados y otras maravillados se dan cuenta de lo profundo que es el vivir, de lo trascendente de nuestra existencia y del vuelo que proporciona el soñar despiertos sin deformar la realidad, acaso algún capricho que transforme de manera esquizoide el mundo.
El fin de año es vivido de muchas maneras, como corolario de la subjetividad, de la tradición y costumbre familiar, los núcleos familiares se aglutinan para dar el tránsito de año a través de las doce uvas que acompañan en España la Plaza del Sol de Madrid con su majestuoso reloj y las correspondientes explicaciones televisivas por célebres presentadores que resultan ya casi familiares.
En lo económico España ha vivido un año horrible pero somos más de lo que tenemos, somos personas que tenemos la capacidad de soñar, de disfrutar con la historia de un libro o de conversar con un amigo o amiga, compañero o paciente.
La vida se hace hermosa día a día, procurando que escapemos de rutinas e inventemos nuevas propuestas para vivir y estar en el mundo de una forma en la que nos sintamos vivos, con creatividad. ¡FELIZ 2010!
"La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: SÍ o NO. En su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana (Octavio Paz, La otra voz)
"La vida del hombre no puede `ser vivida` repitiendo los patrones de su especie, es él mismo - cada uno- quien debe vivir. El hombre es el único animal que puede estar fastidiado, que puede estar disgustado, que puede sentirse expulsado del paraíso" (Erich Fromm, Ética y Psicoanálisis)
"No hemos de preocuparnos de vivir largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente; porque vivir largo tiempo depende del destino, vivir satisfactoriamente de tu alma. La vida es larga si es plena; y se hace plena cuando el alma ha recuperado la posesión de su bien propio y ha transferido a sí el dominio de sí misma" (Séneca, Cartas a Lucilio)
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Poética del deseo
Vicente Aleixandre sería un poeta del deseo:
No, no es eso. No miro
del otro lado del horizonte un cielo.
No contemplo unos ojos tranquilos, poderosos,
que aquietan a las aguas feroces que aquí braman.
No miro esa cascada de luces que descienden
de una boca hasta un pecho, hasta unas manos blandas,
finitas, que a este mundo contienen, atesoran.
Por todas partes veo cuerpos desnudos...
Luis Cernuda:
Bien sé yo que esta imagen
fija siempre en la mente
no eres tú
sino sombra del amor que en mí existe
antes que el tiempo acabe.
Lope de Vega:
Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enjodado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso [...]
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Extraído de "Las arquitecturas del deseo", de Jose Antonio Marina. Anagrama.
martes, 29 de diciembre de 2009
José Ortega y Gasset
El amor, a quien pintan ciego, es vidente y perspicaz porque el amante ve cosas que el indiferente no ve y por eso ama.
No somos disparados a la existencia como una bala de fusil cuya trayectoria está absolutamente determinada. Es falso decir que lo que nos determina son las circunstancias. Al contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter.
Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.
Siddharta, Hermann Hesse
Pensativo, Siddharta caminó aún más lentamente, mientras se preguntaba a sí mismo:
"¿Qué has querido aprender de las doctrinas de los profesores? ¿Qué es lo que ellos no han podido enseñarte, a pesar de lo mucho que te han ilustrado?"
Y se contestó:
"Era el yo, cuyo sentido y carácter quería comprender. Era el yo, del cual me quería liberar, al que quería superar. Pero no lo conseguí, tan sólo podía engañarlo, únicamente podía huir de él, esconderme. ¡Ciertamente, ninguna cosa del mundo me ha obsesionado tanto como este mi yo, este enigma de vivir: que soy un individuo separado y aislado de todos los demás, que soy Siddharta! ¡Y de ninguna otra cosa del mundo sé tan poco como de mí, de Siddharta!"
lunes, 28 de diciembre de 2009
Amor ¿Loco?
Son tus ojos los que me invitan al rocío
tu sonrisa la que alaba mi alma
son tus ojos los que reflejan mi cara
eres tú quien enajena mi circunspecto estar en el mundo
porque centras mi universo
y siento que esto debe ser amor
porque si no es amor
me estoy volviendo loco
¿Es mejor estar enamorado, estar loco
o simplemente estar?
¿No es acaso lo mismo?
Sé que esto puede pasar y que luego deviene el finito amor
cubierto de sensatez, de tiempos y deberes
pero quiero dejarme llevar por esta débil sensación de completud
fusionado a ti, dándote besos.
Juntos como cuerdas de una guitarra que necesitarán más espacio para sonar.
domingo, 27 de diciembre de 2009
La noche y las estrellas
El cielo se apaga y las estrellas reflejan tus lágrimas
llantos de una vida ingrata, es el manto que te cubre.
No obstante es algo efímera porque también puedes disfrutar de la otra cara
cuando la luna ya no se ve y las estrellas se esconden se da paso al Sol
que irradia calor, luz y energía para que la vida pueda continuar
acaso tengas una noche en tu corazón pero gracias a ti muchas personas que están a tu alrededor, se mueven esperando la lumbre, la luz, la emoción y el amor.
Tienes una doble naturaleza pero siempre te reúnes para dirigir el equilibrio de la vida, tú también transformas la realidad, y lo que te rodea, esos otros cambian en relación a ti, y ese mínimo cambio se propaga provocando una reacción infinita.
Es el efecto de tu poder en el mundo, capaz de cerrar los ojos y llorar o cambiar el destino de otros, que te quieren por ser como odias ser.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Día de Navidad
jueves, 24 de diciembre de 2009
Feliz Navidad-Andrés Segovia
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Jorge Luis Borges; "El Remordimiento"
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer
No he sido feliz.
Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz.
Cumplida no fue su joven voluntad.
Mi mente se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona, siempre está a mi lado,
la sombra de haber sido un desdichado.
1975 libro "La moneda de hierro"
martes, 22 de diciembre de 2009
Dependencia
Jorge Bucay habla de tres tipos de imbéciles, que estarían englobados dentro de la dependencia. En clave de humor.
- Imbéciles intelectuales, que son los que creen que no les da la cabeza y, entonces, le preguntan al otro ¿Cómo soy?, ¿Qué tengo que hacer?, ¿Adónde debo ir?
Y cuando tienen que tomar una decisión van por el mundo inquiriendo "¿Tú que harías en mi lugar?"
Muchos de esos imbéciles pueden terminar, por su actitud confluyente, siendo muy populares y ocupando cargos de gran responsabilidad para los cuales nunca estuvieron capacitados.
- Imbéciles afectivos, son los que dependen todo el tiempo de alguien que les diga que los quiere, que los ama, que son lindos, que son buenos. Un imbécil afectivo está permanentemente en búsqueda de oto que le repita que nunca, nunca, nunca lo va a dejar de querer. Todos sentimos el deseo normal de ser queridos por la persona que amamos, pero otra cosa es vivir en función de confirmarlo.
Pese a lo que pueda parecer hay muchos hombres así. Tras una separación el 90% (dice Bucay) de los hombres busca con ahínco otra pareja, mientras el 99% de las mujeres están solas después de una relación.
- Los imbéciles morales, sin duda los más peligrosos de todos. SOn los que necesitan permanentemente aprobación del afuera para tomar sus decisiones.
El imbécil moral es alguien que necesita de otro para que le diga si lo hace está bien o está mal, alguien que todo el tiempo está pendiente de si lo que quiere hacer corresponde o no y de "si es o no es" lo que el otro o la mayoría harían. Son los que se pasan el tiempo haciendo encuestas sobre si tienen o no tienen que cambiar el coche; si les conviene o no comprarse una nueva casa; si es el momento adecuado para tener un hijo.
Identidad: JUNG
"La suma de todas aquellas cosas que en realidad no nos definen, pero que nosotros mostramos continuamente, para convencernos y convencer a los demás de que así somos."
Querer
Querer
Dentro del corazon
Sin pudor, sin razon
Con el fuego de la pasion
Querer
Sin mirar hacia atrás
A traves de los ojos
Siempre y todavia mas
Amar
Para poder luchar
Contra el viento y volar
Descubrir la belleza del mar
Querer
Y poder compartir
Nuestra sed de vivir
El regalo que nos da el amor
Es la vida
***
Querer
Entre cielo y mar
Sin fuerza de gravedad
Sentimiento de libertad
Querer
Sin jamas esperar
Dar solo para dar
Siempre y todavia mas
Amar
Para poder luchar
Contra el viento y volar
Descubir la belleza del mar
Querer
Y poder compartir
Nuestra sed de vivir
El regalo que nos da el amor
Es la vida
***
Querer
Dentro del corazon
Sin pudor, sin razon
Con el fuego de la pasion
Y volar
lunes, 21 de diciembre de 2009
Piera Aulagnier; Anhelo materno
El conjunto del discurso de la sombra puede situarse bajo la rúbrica de los anhelos [souhaits]; para el infans se anhela un ser, un tener, un devenir; es evidente que renunciar, lo que se ha perdido o lo que se ha olvidado haber anhelado...
El anhelo es formulado por un sujeto que ha sufrido el impacto de la represión, se dirige a un cuerpo cuyo poder erógeno que, de hecho, posee para los dos partenaires no se reconoce y también a un cuerpo que, en la realidad, no puede dar o tener un hijo. Esta imposibilidad ayuda a desconocer el pasado que el anhelo exorciza, para compatibilizarse con el propósito que defiende el Yo en su proyecto actual (el proyecto materno). Mediante la introducción de este anhelo se expresa un enunciado que organiza, con su sola formulación, al conjunto de los enunciados del discurso materno, hablando "de acuerdo con la ley" su amor por el niño: un mismo anhelo transmite al niño la mismidad de lo prohibido.
domingo, 20 de diciembre de 2009
Inconsciente colectivo
Alegría
Para ser alegre hay que cubrir una serie de etapas, citaba antes, post abajo a Jorge Bucay, con sus preguntas existenciales, ¿Quién soy?, ¿Adónde voy?, ¿Con quién?
Responder en orden a estas tres preguntas es lo que nos ayudará a encontrar un significado a nuestro estar en el mundo.
Somos seres con potenciales, se trata de hacer hincapié en esos recursos y trabajar día a día por mejorar otras facetas.
La experiencia de la alegría es una envoltura del mundo que lo hace sentir como dulce, como estimulante, como intrigante, con curiosidad, con entusiasmo, con deseo, con placer.
Ser alegre es algo que constituye al sujeto y pasa a formar parte de su personalidad, nadie está constantemente alegre, pero hay quienes hacen como si lo estuviesen. La realidad es demasiado dura para no sorprenderse y entristecer puntualmente por algo.
Estar alegre es un pasaje del ánimo, por circunstancias internas o externas, es un estado agradable donde las endorfinas (como dicen los Chambao) proporcionan placer y gratificación. Construir una vida donde ubicarnos con alegría es lo que queda por hacer mientras nos contestamos a las preguntas existenciales. No obstante puede haber sabios muy tristes. Atravesados por mucha experiencia y muy leídos pero muy tristes.
No obstante incluso estos señores de barbas blancas y gafas gruesas, encerrados en sus casas experimentan la felicidad, por ejemplo cuando el editor acepta su última obra. La alegría es un fenómeno universal que debe ser educado y modelado. La alegría también se aprende, casi hablaría de actitud, de estilo de vida, en inextricable unión con la personalidad y las relaciones objetales.
Ansiedad
Garganta tapada, no puedes tragar
te falta el aliento y te molesta el pecho
respiras y toses, la luz tenue ilumina las letras
el sonido te resuena en la cabeza
el estómago te molesta, la mano inquieta
es el momento de la falta, de algo que no está
en su lugar queda el recuerdo de la ausencia
Ese día
Lejanas quedan las huellas de aquel día
tú eras niña y yo buceaba en aguas oscuras
me asaltaste con descaro y esperé
reaccioné con cuidado de que ese comienzo
fuera el comienzo de una canción hermosa
qué dicha te dices cuando estamos juntos
y todo empezó con aquel recuerdo
en ese lugar con nuestra situación personal inconclusa.
Momentos para gozar
En la demostración quería sorprender a sus alumnos, como se sorprendió él cuando le contaron la peripecia, debía meter las piedras gordas hasta cubrir todo el jarrón, preguntar si cabía algo más y muchos pensarían que no. Él introduciría las piedras más pequeñas, los cantos rodados y seguiría preguntando si cabe algo más. Después continuaría rellenando los intersticios con arena y empezaría a divisar las sonrisas del "darse cuenta" de sus alumnos, esa sonrisa de satisfacción por estar entendiendo algo importante.
Cuando cubrió de arena el envase se giró a los alumnos y preguntó, un joven se acercó tras sacar una lata de cerveza de la mochila y dijo: ¡Siempre hay tiempo de tomarse una cerveza con los amigos! Mientras tanto arrojaba la cerveza a la arena, siendo el líquido absorbido por esta. El joven fue aplaudido.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Hechizado
Cuando se cierra la noche y aparece la lunavoy corriendo a ver esa transformaciónun ser en constante cambio se desliza en mi camaun ente maravilloso, que promueve mágicos encantamientosquizá por eso duermo plácidamente esperando que el día de mañana sea al menostan hermoso como el pasadocerca de ti todo parece más fácil, capaz de hacer cualquier cosa, encantado, hechizado.
Buscando quién eres
viernes, 18 de diciembre de 2009
Piera Aulagnier. La violencia primaria, secundaria y los enunciados
jueves, 17 de diciembre de 2009
Cuento
El contexto del objeto fetiche (Wolff)
El manejo psicoterapéutico parte del psicoanálisis, en consecuencia, el
estudio de la psicogénesis aporta varias alternativas al abordaje terapéutico:
1) La función que realiza la droga en la subjetividad el sujeto; 2) La falta
o sustitución del objeto buscada en el consumo; 3) La existencia de un
déficit narcisista de la autoestima, como defensa a los estados depresivos
y maníacos derivados del consumo; 4) La metapsicología inherente al
fenómeno y la adicción; 5) La presencia del núcleo psicótico estructural
y su posible función psíquica, y 6) La patología narcisista propiamente,
reconocida hoy, como un trastorno formal de la personalidad.
Desde el enfoque de la falla o sustitución del objeto se alude a que el
adicto, mediante el consumo, intenta remediar su defecto fundamental,
por lo que tales pacientes mostrarían estructuras con déficit narcisista de
la autoestima. Quien pierde la libertad de abstenerse, debido a la catexia
libidinal que ha depositado sobre la sustancia y el haberla convertido en
objeto exclusivo y excluyente, sufre la amenaza de que su abandono le
produzca un vacío. Ahora no podrá renunciar a ella, porque detrás no existe
apoyo, sólo la depresión de una persona que queda sin objeto.
De este modo, el objeto que tortura no puede ser sustituido por el que
repara. Consumir sustancias y más especialmente la adicción a ellas,
representa una sustitución de cosas faltantes y, por lo general, provoca una
regresión narcisista y una idealización personal. La adicción representa un
tipo de organización narcisista de las estructuras infantiles, que debilita y
tiende a desplazar la parte adulta de la personalidad. Su estructura consiste
en las partes infantiles buenas que han desviado su adicción de las figuras
parentales y la han colocado en la parte mala del Self en un primer momento, como una forma de refugio ante el sufrimiento depresivo. “En esencia, la dependencia de los objetos buenos es reemplazada por la pasividad hacia las partes malas del Self, en el camino de la desesperación”.
Respecto de su etiología, se han discutido los elementos buenos o malos de algunas adicciones, que dependen de la impregnación que inconscientemente se atribuye a la droga. Y no obstante que la dependencia
se explica desde el marco de la neuroquímica cerebral, por la tolerancia,
abstinencia, el anhelo de consumo y otras características relacionadas con
el daño corporal, se debe cuestionar qué papel tiene la droga en el aparato
emocional del paciente. Y dado que vivimos en un mundo de objetos,
resulta esencial cuestionar ¿qué tipo de objeto simbólico representa la
sustancia para el paciente?. De modo que el llamado objeto totalitario
conforma una enfermedad mortal del Sistema de los Objetos, producida
por el aprisionamiento del sujeto por uno de los elementos del sistema,
que investido de manera excesiva, desplaza a los demás objetos. Cuando
está ausente, el objeto es deseado en medio de una sensación de carencia
y debilidad, lo que le hace ser un fuerte instrumento de dependencia y por
tanto refuerza la adicción. Su característica esencial es despojar al sujeto
de todo el poder sobre la situación, condición que no ocurriría si el sistema
vital del paciente no estuviera previamente enfermo.
Karen Horney
Un fin de la terapia es ayudar a los pacientesa establecer buenas relaciones con los demás;otro es ayudarlo a que se encuentrey con ello darle la posibilidad de trabajaren pro de su autorrealización.Su capacidad para las buenas relaciones humanasincluye la facultad de un trabajo creadory la de asumir la responsabilidad de síNeurosis y madurez, Karen Horney
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Objeto fetiche
martes, 15 de diciembre de 2009
La piel psíquica
Tan lejos
Fuente de luz ajadasecas lágrimas dejan el rostro secoafanados en un fin complejoconocer y descubrirnosuna suerte destinada al afánvoluntad de sentido perdida en el caminoretiro voluntario de un mundo complejoescuchando una canción puedo componerhumildes palabras que se acerquen un poco más a tiintentando rozar tu piel y poder sentir tu calores la fuente de la vidaaquella por la que lloro en silencio retirado
Navidad
lunes, 14 de diciembre de 2009
Una grieta se abre
Una grieta en el cielo se abre
por dentro queda el profundo latido de mi ser
por fuera los anhelos y aquello que me invita a buscar
esa energía me instiga ora con armonía ora con acidez
a penetrar en tan vasto agujero de conexión con el mundo
no obstante he encontrado un sitio, no necesito más
soy libre en mi nicho, un lugar con víveres y amor
soy libre en mi morada, donde yo coloco y organizo
no obstante la grieta se abre y yo quedo desnudo ante el tamaño de la fuente
que me ilumina, pareciendo menudo, ridículo y espeso
así que lloro y grito pidiendo que algo nuevo suceda y pueda sentir que
he dejado de hacer punto de cruz con mi arquitectura sentimental
domingo, 13 de diciembre de 2009
Idea
Intentas no pensar en nada
pero algo regresa a tu mente
insidiosa y penetrante es esa idea
duda, terror y tristeza, confusión y cansancio
está allí, agazapada, orquestando la sinfonía fantasma
apenas puedes descansar y un nudo en la garganta te impide hablar
así que decides comunicar y que otros sostengan el dolor que sientes.
Una eternidad
Una eternidad nos reune aguardando el tiempo final
la resolución de nuestra aventura
"tempus fugit" dicen los clásicos más yo no puedo esperar
porque siento que algo me impulsa a mirarte con ternura
sé que existe algo especial e inagotablemente único que nos junta
en una armonía divina que cautiva mis sueños y mi vigilia, cuan relativa separación,
creo que no puedo dejar de pensar en lo que somos
porque yo sin ti soy un bocado, una cruel dentallada en los muros del destino
Descubriendo
Secretas palabras median nuestro encuentro
porque lo que no se dice cubre la esperanza de lo dicho
navegando en una bruma de palabras espesas
resulta ser que por fuera y en el interior reside
lo que nos mantiene a tientas indagando
sin embargo hay una fuerza muy poderosa
que arrastra hacia ti esas perlas semióticas
y sólo el aroma del azahar linguístico nos atrae un poco del perfume anhelado.
Grupos de supuestos básicos
En el grupo de "dependencia", los miembros perciben al líder como una figura omnipotente y omnisciente, en tanto que se consideran a sí mismos inmaduros e incompetentes. La idealización del líder por parte de los miembros del grupo es tan intensa como sus ávidos pero inútiles esfuerzos por obtener de él conocimiento, poder y bondad. Cuando el líder no consigue estar a la altura de tal ideal de perfección, la primera reacción de los miembros es negar el fracaso de aquél, pero muy pronto lo desvalorizan por completo y tratan de reemplazarlo. El grupo de dependencia se caracteriza entonces por una idealización primitiva, proyección de la omnipotencia, negación, envidia, avidez y las defensas contra esas vivencias. Los miembros se sienten unidos por una común sensación de carencia, indefensión y temor del mundo externo, al que perciben vagamente como vacío o frustrante.
El grupo de "ataque y fuga" se cohesiona contra enemigos externos confusamente entrevistos y para protegerse también de toda lucha interna. Cualquier oposición a la "ideología" compartida por la mayoría resulta intolerable, y el grupo se divide con facilidad en subgrupos que se combaten recíprocamente. Con frecuencia, uno de los subgrupos se subordina al líder idealizado, en tanto que otro subgrupo ataca al primero o huye de él. Prevalece en estos casos una tendencia grupal a controlar enérgicamente a líder o a sentirse enérgicamente controlados por éste; a cohesionarse alrededor de una común negación de la hostilidad intragrupal y a proyectar la agresión en un grupo externo. En resumen, predomina la escisión, la proyección de la agresión y la "identificación proyectiva"; la necesidad de nutrición y dependencia está reemplazada en este caso por conflictos centrados en e control y la agresión, con elevado monto de suspicacia, lucha y terror de aniquilación.
En el grupo de "apareamiento", una pareja (a menudo pero no siempre heterosexual) simboliza la esperanza grupal de que dicha pareja elegida habrá de "reproducirse", salvaguardando así la identidad amenazada del grupo y su supervivencia Las fantasías ligadas con esta pareja expresan las expectativas grupales en el sentido de que en virtud de una unión "sexual" mágica, el grupo quedará a salvo de los conflitos relacionados con los supuestos de dependencia y de ataque y fuga. El grupo de apareamiento experimenta la intimidad generalizada y las vivencias sexuales como una potencial protección contra el peligro de los conflictos centrados en la dependencia y la agresión.
Los impulsos, las defensas y las relaciones objetales internalizadas son los mismos que se ponen de manifiesto en los grupos de supuestos básicos.
Véase Otto Kernberg: La teoría de las relaciones objetales y el psicoanálisis clínico.
jueves, 10 de diciembre de 2009
alegría, creatividad, placer
Los filósofos que han especulado sobre el significado de la vida y sobre el destino del hombre no han subrayado con la suficiente energía que la naturaleza se ha tomado la molestia de instruirnos sobre este asunto. Nos advierte con un signo preciso que estamos alcanzando nuestro destino. Este signo es la alegría. Digo la alegría, no digo el placer. EL placer no es más que un artificio inventado por la naturaleza para obtener del ser vivo la perpetuación de la vida; pero no señala la dirección en que la vida está lanzada. En cambio, la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado, que ha ganado terreno, que ha alcanzado una gran victoria: toda gran alegría tiene un acento triunfal. Pero si tenemos en cuenta esa indicación y seguimos esa línea de hechos, encontramos que donde han alegría hay siempre creación, y que cuanto más rica es la creación, más profunda es la alegría.Henry Bergson 1963
Sobre relación terapéutica
Considero a la psicología una disciplina fascinante, maravillosa y amplia hasta límites inabordables por la profusa investigación clínica y teórica.
Creo que lo interesante en una psicoterapia es ser auténtico y genuino, articular la técnica en función de las características del terapeuta con un factor a tener en primera consideración, cada sujeto singular, cada encuentro, a cada instante hay una temperatura, un tempo y un margen de intervenciones que se pueden realizar, no podemos interpretar en la primera sesión a no ser de que queramos probar la analizabilidad del consultante. Soy partidario de brindarle un espacio de confianza antes de realizar ninguna prueba.
El peso de cualquier psicoterapia está en la calidad de la relación entre paciente y terapeuta, llámese cliente o consultante, llámese analista o como se quiera.
La calidad de la relación es la que nos proporciona un espacio de sostén, un ambiente suficientemente bueno. ¿Por qué hago énfasis en el medio ambiente, en el setting?
Por mi gusto por Winnicott, por mi experiencia y por mi tendencia humanista a escuchar a veces desde el corazón a los consultantes e incluso hablarles de corazón a corazón sintiendo que hay una conexión emocional que nos hace cómplices de una búsqueda hacia los vericuetos de su mundo interno. Por esto el consultante necesita alguien que le brinde un lugar de encuentro, un espacio intersubjetivo, un espacio transicional y una atmósfera donde pueda ser acogido. Es necesario que se encuentre cómodo, con confianza, con afán por la constancia y la curiosidad que invita como pulsión de la búsqueda del insight.
Hay que encontrar un punto instante a instante para la intervención del analista, vía interpretación, señalamiento, clarificación o confrontación. Para ello hago un análisis estructural siguiendo las consignas de los personólogos como Otto Kernberg, desde una perspectiva dinámica y también el análisis descriptivo. De esta forma las intervenciones son más ajustadas, pero siempre valorando el momento privado que se está viviendo en la clínica. La praxis es más compleja de lo que se pueda transmitir en un breve escrito y requiere la experiencia de vivir esa situación con un terapeuta.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Contratransferencia. Otto Kernberg
Pág. 148. Otto Kernberg. "La teoría de las relaciones objetales y el psicoanálisis clínico". Paidós.
martes, 8 de diciembre de 2009
Ruta
Vivos reflejos se encuentran en un espacio
translúcidas almas que emigran por el escenario virtual
en busca de un corazón colmado de aquello que les une
aclarando el sabor de su lectura
barnizando su dolor con letras
reflexionando a la limón sus locuras privadas
juntos caminamos por senderos que llevan al despertar
o como prefiere alguien, al renacer
lunes, 7 de diciembre de 2009
El Roce
Son palabras que emergen de la experiencia de lo vivido
una larga trayectoria de relatos escuchados
son palabras que nacen de dentro de mis entrañas
identificándome con el dolor ajeno
porque ese dolor roza mi piel acariciándome
y cuando resuena en mí algo similar
tengo esa mano rozando mi pecho
No tengo palabras
No tengo palabras para expresar lo que siento
sólo paso por la vida intentando dejar un retazo
de lo que soy y lo que pienso
procurando no molestar y crear
sin embargo fuerzas malditas dejan mi corazón helado
otras veces lo ponen incandescente
y siempre en un tono miserable me muevo con lentitud
cuando no es el momento de transigir a otro viraje rápido
me canso y me siento vacío, sólo lleno por la presencia de ella
pero esto no es suficiente ya que el secreto está en mí
y sólo yo lo puedo llenar
quiero estar contento y ser libre, disponerme a ser alguien sociable
querer relacionarme y disfrutar, hablar
y dejar a un lado esta morada que me refugia y me constriñe
Instintos, Erikson
Las tendencias con las que nace el hombre no son instintos; tampoco las tendencias complementarias de su madre son de naturaleza totalmente instintiva. No llevan en sí mismas los caracteres de consumación, autoconservación e interacción con sector alguno de la naturaleza; la tradición y la conciencia deben organizarlas.
Los instintos innatos del hombre son tendencias fragmentarias; es necesario reunirlas, darles significado y organizarlas durante un prolongado período de la niñez, mediante métodos de formación y educación del niño, que varían de una cultura a otra y están determinados por la tradición.
Para lograrlo, los métodos de formación del niño recurren a las vagas fuerzas instintivas (sexuales y agresivas) que activan los patrones instintivos y que en el hombre, debido a su mínima dotación instintiva, son sumamente móviles y plásticas.
En "La teoría de las relaciones objetales y el psicoanálisis clínico" Otto Kernberg. Paidós.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Chomsky y Foucault
Un vídeo para entender la época y sus vestigios.
Las arquitecturas del deseo: Jose Antonio Marina
Jose Antonio Marina. "Las arquitecturas del deseo. Una investigación sobre los placeres del espíritu". Anagrama.
sábado, 5 de diciembre de 2009
Antonio Machado: A un viejo y distinguido señor
Te he visto, por el parque ceniciento
que los poetas aman
para llorar, como una noble sombra
vagar, envuelto en tu levita larga.
El talante cortés, ha tantos años
compuesto de una fiesta en la antesala,
?¡qué bien tus pobres huesos
ceremoniosos guardan!?
Yo te he visto, aspirando distraído,
con el aliento que la tierra exhala
?hoy, tibia tarde en que las mustias hojas
húmedo viento arranca?,
del eucalipto verde
el frescor de las hojas perfumadas.
Y te he visto llevar la seca mano
a la perla que brilla en tu corbata.
Deseo e Inconsciente
Entreabiertas las flores del deseo
procurando recoger las mieles de la pulsión
satisfaciendo la vehemencia del impulso
y apaciguando la destrucción, razón de la existencia
para sobrevivir al objeto, un llanto desconsolado
una fuente de calor inagotable conecta con tu interior
es la energía motriz que te lleva al anhelo
y sigues descubriendo lo que son representaciones de cosa
en representaciones de palabra
lo que estaba en el cuerpo, entre dos, a encontrarle un lugar.
Rodrigo Córdoba Sanz
"...la diferencia real entre unas representación inconsciente y una representación preconsciente (idea) consistiría en el hecho de que la primera se vincula con materiales que no son conocidos, mientras que esta (la preconsciente) estaría asociada a una representación verbal. Primer intento de caracterizar al inconsciente y al preconsciente de un modo distinto al de las relaciones que mantienen con la conciencia. La pregunta: "¿Cómo algo se hace consciente?" puede ser reemplazada con provecho por la siguiente: "¿Cómo algo se hace preconsciente?". Respuesta: gracias a la asociación con las representaciones verbales correspondientes.
Estas representaciones verbales son huellas mnémicas: en el pasado fueron percepciones y, al igual que todas las huellas mnémicas, pueden volver a ser conscientes. Antes de que abordemos el análisis de su naturaleza, se impone una hipótesis a nuestro pensamiento: solo puede hacerse consciente lo que ya existió en el estado de percepción consciente;y, fuera de los sentimientos, todo aquello que, originado en el interior pretende hacerse consciente, debe intentar transformarse en una percepción exterior, transformación que sólo es posible a través de las huellas mnémicas" El Yo y el Ello, Sigmund Freud.
¡Tu cantabas, poder, en nuestras rutas espléndidas!
En la delicia de la sal se hallan todas las lanzas del espíritu.
¡Avivaré con la sal las bocas muertas del deseo!
A quien no ha bebido, alabando la sed,
el agua de las arenas en un casco
poco crédito le concedo en el comercio de las almas.
Saint-John Perse
La realidad y la ilusión: Cervantes en Freud
La realidad y la ilusión: Cervantes en Freud
Reality and Illusion: Cervantes in Freud
Carlos GÓMEZ
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía
Vol. 24 (2007): 195-214
195 ISSN: 0211-2337
El año 2005 se cumplió el cuatrocientos aniversario de la publicación de la primera
parte de El Quijote, y el 2006 el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Sigmund Freud. La ocasión de la proximidad de esas celebraciones no es sino el pretexto externo, y un tanto casual, para poner en relación la obra de ambos autores,
y, sobre todo, para mostrar la influencia de Cervantes en Freud, influencia que,
como veremos, no es ni mucho menos marginal, sino un tema mayor en la formación
del fundador del psicoanálisis y sobre el que no faltan estudios al respecto (cf.,
p. ej., Grinberg, 1989; Crespo, 1987), por más que muchas veces se omita o se pase
de soslayo sobre ella.
Una presencia que acaso pueda resultar extraña, pues, al rastrear los antecedentes
de una doctrina científica, tendemos a pensar en fuentes distintas a las literarias,
reservando a éstas un papel ornamental o un mero lugar entre las aficiones personales
o culturales del autor de marras. No siempre es así, desde luego, pero, en el
caso de Freud, la peculiaridad de sus intereses obliga a incluir la literatura entre los pilares de su formación. Él mismo destacó muy pronto en ella, según pone de manifiesto la hermosa carta escrita a Emil Fluss en junio de 1873, recién finalizados los exámenes de conclusión del bachillerato (en griego hubo de traducir un pasaje de
(Edipo, rey!), recibida con cierta euforia la distinción summa cum laude, y en la que
ya se aprecia al buen estilista, que, además de un buen dominio del alemán, se
maneja con relativa soltura en latín, griego, hebreo, inglés y, según hemos de ver,
también en español (a los que más tarde aún, a raíz de sus estudios en París con
Charcot, se agregará el francés). Comentando el pequeño ensayo que le habían mandado
realizar sobre el tema “Consideraciones al elegir una profesión” –tema calificado
por él de “eminentemente moral”–, le dice a su amigo:
Escribí más o menos lo mismo que dos semanas antes le había escrito a usted, sin que
por ello me asignara un “sobresaliente”. Mi profesor me dijo también –y es la primera
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persona que ha osado decirme tal cosa–, que yo tendría eso que Herder tan elegantemente ha llamado “un estilo idiótico”, es decir, un estilo que es correcto, pero al mismo tiempo característico [...]. Seguramente no sospechaba que ha estado carteándose con un estilista de la lengua alemana. Ahora, empero, se lo aconsejo como amigo –no como parte interesada–: (Conserve las cartas, átelas, guárdelas bien, que nunca se sabe...! (1941, I, 2)1.
Esa inclinación por la literatura y su propio bien hacer literario acabarían siendo
reconocidos, muchos años después, cuando Freud ya cuenta 74 años, con la distinción
del prestigioso premio Goethe, instituido por la ciudad de Frankfurt. Pero, hasta llegar ahí, quedaba mucho camino. Recorreremos parte del mismo con él, sobre todo por lo que a sus años iniciales y a su formación se refiere, para enmarcar ahí el aprendizaje del español y la influencia de la lectura de Cervantes en su obra2.
1. El aprendizaje del español y la lectura de Don Quijote en la formación de Freud
En un pasaje de La interpretación de los sueños, Freud indica el trato de privilegio
recibido en su familia, lo que alimentó su sentimiento de ser excepcional.
Padres y hermanos veían en la aplicación del escolar el anticipo de una gloriosa
carrera, la cual quizá compensase algún día los sacrificios hechos en medio de inveterados apuros económicos. En lo primero en que se pensó es en que estudiaría
Derecho, debido, quizá, a un episodio infantil en el que, contando once años, se
encontraba con sus padres en una cervecería del Prater y un individuo que improvisaba
versos a cambio de una pequeña retribución predijo que el pequeño llegaría a ser ministro. La profecía no desentonaba con las ambiciones de los judíos de la época del “Ministerio burgués”, durante la cual, y pese a la postergación experimentada, las modificaciones legales y sociales, permitían a los jóvenes trabajadores Carlos Gómez La realidad y la ilusión: Cervantes en Freud
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1 Las citas de la obra de Freud se realizan de acuerdo con la edición de sus Obras completas, trad.
de Luis López-Ballesteros y de Torres, Madrid, Biblioteca Nueva, 3 vols., 30 ed., 1973, indicando el
año de publicación, el volumen en romanos y la página en arábigos. Si la fecha de redacción es distinta,
la indicamos, tras el título, entre paréntesis. Para la correspondencia, excepto en el caso de las
cartas a W. Fliess, editadas en su mayoría en el vol. 3 de OC, seguimos la edición de N. Caparrós,
Sigmund Freud, Correspondencia, 6 vols., Madrid, Biblioteca Nueva y Quipú Grupo de Psicoterapia,
1997ss., que aparecerá como C, seguida del volumen en romanos y de la página en arábigos.
2 Realicé una lectura de conjunto de la obra de Freud en Freud y su obra. Génesis y constitución
de la Teoría psicoanalítica (Gómez, 2002), donde se encuentran referencias a otras ediciones de la
obra de Freud distintas a la aquí citada y una bibliografía brevemente comentada. Los aspectos culturales
de su producción fueron particularmente considerados con anterioridad en Freud, crítico de la
Ilustración (Gómez, 1998).
e inteligentes la esperanza de alcanzar un buen puesto; una época en la que –para
decirlo con el propio Freud, que parafraseaba ahí al Napoleón revolucionario “todo
muchacho judío inteligente llevaba en su portalibros la cartera de ministro” (1900,
I, 464)3. Las ambiciones de Freud no eran, sin embargo, políticas. Tampoco económicas
–una familia burguesa de clase media fue el sueño alimentado con su novia Marta Bernays durante mucho tiempoy, pese a su afición por la lectura, ni siquiera intelectuales de un modo preciso. Postergado por su situación social y su condición
de judío, su ambición de gloria o, al menos, de reconocimiento prevaleció durante
mucho tiempo sobre el objeto a perseguir y, aunque finalmente lo alcanzó en el orden intelectual, a él no le hubiera importado al principio lograrlo en el de la acción. Los héroes de su adolescencia eran hombres audaces, advenedizos que se habían hecho a sí mismos, como Bonaparte o Masséna, libertadores de los judíos como Cromwell –en cuyo honor llamó Oliver a uno de sus hijos–, semitas como Aníbal, que llegó a poner en serios apuros a Roma, con su magnífica travesía con los elefantes a través de los Alpes, y que para Freud siempre representó la tenacidad del judaísmo frente a la burocracia eclesiástica.
Mas, descartada una carrera política o militar, en su Autobiografía, Freud indica que, más tarde, se sintió enormemente atraído por las doctrinas de Darwin, que
tan extraordinario progreso prometían en nuestra comprensión del mundo, concluyendo
que, en esas circunstancias, Ala lectura del ensayo de Goethe sobre La naturaleza,
escuchada en una conferencia de vulgarización científica, me decidió por último a inscribirme en la Facultad de Medicina” (1925, III, 2762). La explicación de Freud resulta confusa: (Curiosa determinación la de estudiar Medicina debido a la exaltación provocada por un cántico –hoy se sabe que no es de Goethede tono panteísta en el que se ensalza a la naturaleza como una madre amorosa y de recursos inagotables! Además, el propio Freud no se cansó de repetir que “ni en aquella
época ni más tarde” sintió predilección alguna por la Medicina o por la práctica
médica. Le movía “una especie de curiosidad relativa más bien a los asuntos humanos
que a los objetos naturales” (Ib.). Dado que la familia no parece haberle influido,
quizá la explicación de una elección tan extraña pueda encontrarse en otros testimonios del propio Freud. En febrero de 1896, le confesaba a su amigo Fliess: “En
mi juventud no conocí más anhelo que el del saber filosófico, anhelo que estoy a
punto de realizar ahora, cuando me dispongo a pasar de la medicina a la psicología”
(1950, III, 3543). Si, pese a todo, no se entregó a él, ello parece deberse a la precaución suscitada por un objeto tan deseado, del que se defendió como de un amor
en el que temiera perderse, y a que deploraba el exceso de especulación al que con
frecuencia se abandonan los filósofos y al que él mismo podría arrojarse.
Contrarrestó su interés por la filosofía con una sobria disciplina científica que le
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3 La frase de Napoleón decía que “cualquier soldado podía llevar en su mochila el bastón de mariscal”.
permitiera no extraviarse en una especulación omniabarcante, a la que sólo en los
años finales, y desde una base más empírica, se acercó. Quizá por ello, a los 79
años, en la adición a su Autobiografía, reconocía haber dado un largo rodeo hasta
volver a esos “problemas culturales que tanto me habían fascinado, cuando era un
joven apenas con la edad necesaria para pensar” (1925, III, 2799). Es cierto que, a
través de esos extraños senderos, provocó el disgusto de los científicos sin alcanzar
el reconocimiento de los filósofos. Pero también es verdad que, a la larga, acabó por
satisfacer ambas tendencias, la de la observación empírica y la especulativa, y obligó a unos y otros, científicos y filósofos, a tener en cuenta los puntos de vista derivados del nuevo continente que se atrevió a descubrir, y en buena medida a colonizar, él sólo: el del inconsciente.
En esas condiciones, además de en sus estudios de Medicina y Neurología, es
en diversas ciencias humanas, y sobre todo en la literatura, donde hay que buscar
las bases de la sólida formación humanista de Freud. La primera vez que habla a su
amigo Fliess de la posible universalidad del deseo edípico –contrapartida de la universal prohibición del incesto–, enseguida recurre a la literatura, Edipo, rey, de
Sófocles, y, más tarde, Hamlet, de Shakespeare, a muchos de cuyos personajes (de
Macbeth, de El rey Lear), dedicó valiosos análisis, como asimismo sucede con
obras de Goethe (Un recuerdo infantil de Goethe en Poesía y verdad, 1917) o
Dostoievski (Dostoievski y el parricidio, 1928), por poner unos cuantos ejemplos
de un acercamiento, que, frente a lo que tantas veces se dice, sólo trata de arrojar
luz sobre esos autores y obras desde un específico punto de vista, sin tratar de reducirlos a su dimensión psicológica, pues, como más de una vez se vio obligado a
reconocer, “el psicoanálisis debe rendir las armas ante el problema del poeta”
(1928, III, 3004).
Esa inclinación hacia la literatura hubo, sin duda, de verse reforzada ante la fria
recepción dispensada a sus primeras obras por parte de sus colegas neurólogos,
mientras que otros, como Alfred von Berger, profesor de historia de la literatura en
la Universidad de Viena, acogieron bien sus Estudios sobre la histeria, donde el
propio Freud, guiado por los relatos de sus pacientes –con los que ya había desechado
la electroterapia y otros medios al uso en el tratamiento de las enfermedades
psíquicas–, observa:
A mí mismo me causa singular impresión el comprobar que mis historiales clínicos carecen, por decirlo así, del severo sello científico, y presentan más bien un aspecto literario. Pero me consuelo pensando que este resultado depende por completo de la naturaleza del objeto y no de mis preferencias personales (1895, I, 124).
Freud parece recordar aquí las advertencias de Aristóteles, en su Ética a
Nicómaco (Aristóteles, 1985, 1094b 20-25), según las cuales no se ha de buscar el
mismo rigor en todos los razonamientos, sino que es propio del hombre instruido
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buscar la exactitud en cada materia en la medida en que la admite la naturaleza del
asunto.
En todo caso, con gran capacidad de admiración, como suele suceder en todo gran hombre, el amor de Freud hacia la literatura se vio acompañado por un seguimiento
apasionado de los descubrimientos de Winckelmann, proporcionándole la arqueología, además, al que iba a ser el gran “arqueólogo del psiquismo”, un importante registro metafórico de su escritura, quizá el principal junto al militar. Y a todo ello se añadía el interés por la antropología, el apasionamiento por las artes plásticas,
el gusto por las monografías además del estudio de los manuales... Con tal variedad de intereses, no es de extrañar que empleara tres años más de los propuestos
en terminar su licenciatura, finalizada en 1881.
A partir de entonces, Freud alternó sus trabajos en el laboratorio de fisiología de
Brücke o sus estudios neurológicos en la clínica de Meynert, con estancias en el
extranjero (de las que la realizada al hospital de La Salpêtrière de París, dirigido por
Charcot, sería decisiva) y prolongadas lecturas literarias: el teatro clásico francés, Flaubert o El Quijote, cuyos delirios le permitían seguir la senda de sus preocupaciones
más de cerca que sus tareas oficiales. Así, en 1883, le comenta a su novia
Marta Bernays: “Actualmente tengo el Don Quijote con grandes ilustraciones de
Doré, y esto me tiene más ocupado que la anatomía cerebral” (C, I, 282; 22-VIII-
1883).
El conflicto entre la realidad de su labor profesional y sus aficiones literarias se
torna, en otra carta de octubre de ese mismo año, en conflicto entre su afán por la
investigación –en este caso considerado como un sueño y su amor por Marta, la realidad,
que habría de llevarle a buscarse medios para la subsistencia económica y el
matrimonio:
Mi cerebro se está poblando de extraños inquilinos: casos clínicos, teorías, diagnósticos,
fórmulas [...Pero] todo el sueño se va disipando, la vida entra en mi celda, cuando
se acerca una carta tuya; entonces se eclipsan todos esos curiosos problemas [...]. El mundo se torna cálido de nuevo, alegre, tan fácilmente comprensible... mi dulce amada no es una alucinación (C, I, 302-303; 9-X-1883).
Finalmente, como sabemos, Freud logró compatibilizar el sueño y la realidad,
o, si se quiere, la realidad del amor y el amor por la investigación, tal como, a lo
largo de su vida, acabó dando cauce, según pudimos anotar, a su austero sentido de
la ciencia, heredado del positivismo de sus maestros, y a su interés humanista,
haciendo nacer una nueva “ciencia de los asuntos humanos”. Aunque a lo largo de
ese arduo peregrinaje no faltaron momentos de angustia, de “derrumbe general de
todos los valores” (1950, III, 3573), cuando no de franco temor hacia sí mismo y su
destino. En junio de 1897, con 41 años, todavía le comentaba a Fliess: “Creo estar
en embrión; sabe Dios qué clase de bestia saldrá de él” (Ib., 3576).
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Mas, volviendo al verano de 1883, según su biógrafo y discípulo Jones (Jones,
1976, I, 185), la lectura de El Quijote entonces llevada a cabo era, en realidad, una
relectura, por lo que el primer contacto con Cervantes debió de ser muy anterior. En
efecto, desde finales de 1871, cuando Freud contaba 16 años, encontramos cartas en
las que se despide en español y, desde el año siguiente, cartas enteras escritas en
nuestra lengua, aprendida por su cuenta y sin profesores, junto a su amigo Eduard
Silberstein, un poco como una extravagancia que les apartaba de sus tareas escolares,
pero a la que se entregaron con tal entusiasmo que llegaron a fundar una secreta
Academia Castellana, de la que, por lo demás, eran sus únicos miembros. En sus
cartas, comentan a veces temas triviales, pero también emplean el español para referirse
a sus primeros amores u otras cuestiones que quieren guardar en secreto, y las
firman con los nombres de los animales protagonistas de El coloquio de los perros,
asignándose Freud el papel de Cipión y Silberstein el de Berganza. Así se lo comenta
Freud a Marta, doce años más tarde, en febrero de 1884:
Silberstein estuvo hoy aquí de nuevo; me sigue teniendo tanta afición como antaño. Eramos amigos en una época en que la amistad no era considerada como un deporte ni como una conveniencia, sino que, más bien, se necesitaba al amigo para compartir la vida. En realidad, pasábamos juntos todas las horas del día en que no estábamos sentados en los pupitres. Juntos aprendimos español y teníamos nuestra propia mitología y nuestros nombres secretos, que habíamos extraído de un diálogo del gran Cervantes [...]. Él se llamaba, tanto al escribirnos como cuando conversábamos,
Berganza, y yo, Cipión. Cúantas veces le habré escrito Querido Berganza, firmando con:
Tu fidel Cipión, perro en el Hospital de Sevilla” (C, I, 332; 7-II-1884)4.
El español de Freud, como se echa de ver en la recién transcrita despedida,
suena arcaizante, como había de ser, si fue ante todo con Cervantes con quien lo
desarrolló. Pero es lo bastante fluido como para leer novelas (siempre de mucho
más difícil acceso que la literatura científica) o escribir, aunque incluya a veces
extraños giros y errores ortográficos. Por ofrecer tan sólo una muestra, extraeré
algunos párrafos de la carta del 9 de agosto de 1872, escrita por tanto a los 16 años:
Querido Berganza:
Ya hay una semana que recibí la última carta suya y desde ese tiempo no he sentido nada de Vuesa merced; no sé que hacer de eso, no puedo ofenderme, pues ni ha escrito Vuesa merced al maestro italiano, ni a otro de nuestros conocidos; no me queda otra cosa que apurarme de su ligereza o estremecerme de su suerte. Aunque no soy hombre melindroso para inquietarme de tal descuido, no puedo detener el pensamiento que no se lo hay encontrado un mal, de maniera la que no puedo adivinar [...]. No quiero referirle de mis divertimentos y pasatiempos, ahora me tocan cosas más importantes y lo más importante es saber ¿si Vuesa merced ya ha bajado a los infiernos o no? Si aquello no quiero respuesta [esto es, si ya se ha muerto y condenado, no hace falta que escriba],
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4 En realidad, el Hospital era de Valladolid.
pero si no recuerde Vuesa merced de su promesa [...]. Recibida una vez la aseguración, que vivís y leéis mis cartas, os escribiré una de seis cuartos de papel, tanto tengo que contar. Aun no he visto a Roznau.
Espero vuestras cartas estendidas [sic] y exactas.
De la S.S.S.[probablemente: Spanische Sprach Schule, esto es, Academia española]
D. Cipion. (C, I, 108-109).
Dado ese interés por Cervantes, no es de extrañar que, años después, cuando lee
–o relee El Quijote, Freud se extienda a veces, en las cartas a Marta, en comentarios
sobre el mismo. El 23 de agosto de 1883 vuelve a insistir en lo que le hace disfrutar, deteniéndose en los relatos de Cardenio y Dorotea, y en la narración del prisionero, así como en las ilustraciones de Doré, que encuentra magníficas “sólo
cuando el dibujante enfoca un aspecto fantástico del objeto” y buenas “donde el
texto se presta a la caricatura [...]. Mas, por otra parte, falta la ironía sutil en las escenas en las que se muestra realmente el carácter del caballero. Aquí está caricaturizado con torpeza y no alcanza el nivel de lo poético” (C, I, 283-284).
Es, pues, ese adentramiento en la obra cervantina el que da sentido a la breve,
pero cálida nota que Freud escribió a Luis López-Ballesteros y de Torres, con motivo
de la traducción que éste hizo a partir de 1922 de sus Obras completas (a las que
habrían de agregarse en años posteriores sucesivos estudios). Por lo que hemos
visto, dicha nota no ha de entenderse como una simple muestra de cortesía y dice
así:
Sr. D. Luis López-Ballesteros y de Torres.
Siendo yo un joven estudiante, el deseo de leer el inmortal “Don Quijote” en el original cervantino me llevó a aprender, sin maestros, la bella lengua castellana. Gracias a esta afición juvenil puedo ahora –ya en edad avanzada comprobar el acierto de su versión española de mis obras, cuya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctísima interpretación de mi pensamiento y la elegancia del estilo. Me admira, sobre todo, cómo no siendo usted médico ni psiquiatra de profesión ha podido alcanzar tan absoluto y preciso dominio de una materia harto intrincada y a veces oscura.
Freud. Viena, 7 de mayo de 1923.
El agradecimiento de Freud, además de evocarle sus aficiones juveniles, había
de ser tanto más sincero por cuanto la versión de Luis López-Ballesteros es la primera traducción a una lengua distinta del alemán que se hizo de sus Obras completas, tarea encargada por José Ortega y Gasset, gracias a su agudeza y a la atención prestada a lo que se hacía en los más diversos lugares de la producción cultural europea. Quizá no esté de más subrayarlo, por cuanto –probablemente debido a que la caja de resonancia cultural española es de menor envergadura que la de otras lenguas en un apéndice bibliográfico tan amplio y cuidado –aunque discutible en algunos puntos y con sensibles lagunas en otros como el elaborado por Peter Gay en
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Freud. Una vida de nuestro tiempo (Gay, 1989), figuran diversas traducciones de
las obras de Freud, pero falta incomprensiblemente la primera de ellas, que fue,
como decimos, la española. Sin que los errores que la crítica posterior ha podido
detectar (sobre todo, el verter indistintamente como “instinto” los términos alemanes
Instinkt, instinto, y Trieb, pulsión, lo que hace equívoca a trechos la argumentación
freudiana, ya que Freud trató precisamente de subrayar que la sexualidad no
es el orden del instinto, sino de la pulsión), justifiquen la omisión, pues otro tanto sucede en una edición tenida por canónica como la Standard Edition. Y tampoco
recoge P. Gay que fue el español asimismo la primera lengua a la que se tradujo un
artículo de Freud, “El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, escrito en
colaboración con Joseph Breuer, leído como conferencia en el Wiener
Medizinischer Club el 11 de enero de 1893, de cuya importancia da idea el que figura
como “Comunicación preliminar” a Estudios sobre la histeria (Freud, 1895), y el
cual apareció en la Gaceta Médica de Granada, tan sólo unos meses después de su
publicación alemana (Muñoz, 1989; Carpintero y Mestre, 1984).
Pero dejando a un lado esas cuestiones, volvamos al cauce principal de la nuestra.