http://www.youtube.com/watch?v=vTD1SgduDWE
http://www.youtube.com/watch?v=EZPt4ofJi80
Montxo Armendariz es un director comprometido, en esta ocasión ha dirigido una película sobre el abuso sexual en la infancia. Un componente que se desatiende y a veces se esconde y se tergiversa. Esta película concienciará a la sociedad a tener presente este fenómeno social tan doloroso para la víctima. La pasada semana Informe Semanal realizó un estupendo documental sobre la película y lo que le envuelve con la participación de afectados y de algunos expertos. Desde luego que es un tema demasiado poco conocido.
En los foros de trastorno borderline lo he podido ver, pero reflexionando es fatídico y pobre que estas personas lleguen a recibir ese tipo de diagnósticos siendo que la etiología está en un trauma de esas características. En fin, un tema amplio para pensar que incide en el corazón.
sábado, 30 de abril de 2011
El Factor Emocional en Psicoterapia
Los factores emocionales interfieren en la calidad de vida del individuo en muchas facetas. Desde la presencia molesta de síntomas y signos psicopatológicos que se configuran como angustia, tristeza, desvitalización, futilidad, falta de ganas y deseos por realizar proyectos, "bloqueos", pensamientos automáticos repetitivos, problemas con las drogas, malestar en el trabajo, fatiga, problemas escolares, problemas con la pareja, con la familia...
Los problemas emocionales son aquellos que residen en el mundo intrerno, que se nutren de aspectos constitucionales y de aspectos del mundo externo. Siempre ha existido una dialéctica mundo interno-mundo externo, el paradigma de tal discusión fue Melanie Klein y Anna Freud. Otros se situaron en medio como Donald Winnicott, quien opinaba que ambos aspectos confluyen en una persona para generar la situación de malestar.
Los problemas emocionales interfieren en los modulos cognitivos, en la manera de pensar, esto es algo que entre los 60 y 70 Aaron Beck descubrió analizando los pensamientos de personas deprimidas, estas cometían sesgos cognitivos, errores de atribución y otras falacias del pensamiento que llevan al sufrimiento.
De una manera muy ligada, el pensamiento y la emoción se encuentra indisolublemente unidos, algunos quieren saber qué es primero. Es una difícil pregunta, si nos ceñimos al aspecto neurobiológico hay que pensar que el sistema límbico se conecta con la corteza prefrontal, donde se desarrolla la toma de decisiones, la planificación y la ejecución controlada. Así pues somos seres fundamentalmente emocionales que estamos inscritos en una biografía que ayuda a entender cómo metabolizamos una situación adversa del mundo externo. Se ha tendido a abusar del criterio Trastorno Adaptativo, para explicar una situación reactiva de malestar emocional con presencia de depresión, ansiedad o las dos. En el fondo, y tras un análisis minucioso los problemas como anunciaba en otro post anterior son sobredeterminados, es decir influyen muchas variables. De manera distinta pero podemos asimilarlo a una diabetes, donde la calidad de vida, el estilo de vida, la dieta, el peso, los antecedentes genéticos son importantes.
En salud nunca hay una sola causa y tampoco es así en salud mental, se trata de ayudar a pensar a la persona y guiarle para que encuentre una situación de bienestar, estos tratamientos tienen fases, fases que se conectan con el vínculo emocional entre paciente y terapeuta. Es una experiencia transformadora que invita al cambio de muchas cuestiones, esto en los primeros contactos genera algo de ansiedad, además de la primera toma de contacto que resulta para según que personas (y es comprensible) una tarea difícil ya que retirar las corazas caracteriológicas es algo que produce una sensación de desvalimiento y desprotección, por ello, el terapeuta está sosteniendo el discurso del paciente y conteniendo sus emociones.
Los problemas emocionales son aquellos que residen en el mundo intrerno, que se nutren de aspectos constitucionales y de aspectos del mundo externo. Siempre ha existido una dialéctica mundo interno-mundo externo, el paradigma de tal discusión fue Melanie Klein y Anna Freud. Otros se situaron en medio como Donald Winnicott, quien opinaba que ambos aspectos confluyen en una persona para generar la situación de malestar.
Los problemas emocionales interfieren en los modulos cognitivos, en la manera de pensar, esto es algo que entre los 60 y 70 Aaron Beck descubrió analizando los pensamientos de personas deprimidas, estas cometían sesgos cognitivos, errores de atribución y otras falacias del pensamiento que llevan al sufrimiento.
De una manera muy ligada, el pensamiento y la emoción se encuentra indisolublemente unidos, algunos quieren saber qué es primero. Es una difícil pregunta, si nos ceñimos al aspecto neurobiológico hay que pensar que el sistema límbico se conecta con la corteza prefrontal, donde se desarrolla la toma de decisiones, la planificación y la ejecución controlada. Así pues somos seres fundamentalmente emocionales que estamos inscritos en una biografía que ayuda a entender cómo metabolizamos una situación adversa del mundo externo. Se ha tendido a abusar del criterio Trastorno Adaptativo, para explicar una situación reactiva de malestar emocional con presencia de depresión, ansiedad o las dos. En el fondo, y tras un análisis minucioso los problemas como anunciaba en otro post anterior son sobredeterminados, es decir influyen muchas variables. De manera distinta pero podemos asimilarlo a una diabetes, donde la calidad de vida, el estilo de vida, la dieta, el peso, los antecedentes genéticos son importantes.
En salud nunca hay una sola causa y tampoco es así en salud mental, se trata de ayudar a pensar a la persona y guiarle para que encuentre una situación de bienestar, estos tratamientos tienen fases, fases que se conectan con el vínculo emocional entre paciente y terapeuta. Es una experiencia transformadora que invita al cambio de muchas cuestiones, esto en los primeros contactos genera algo de ansiedad, además de la primera toma de contacto que resulta para según que personas (y es comprensible) una tarea difícil ya que retirar las corazas caracteriológicas es algo que produce una sensación de desvalimiento y desprotección, por ello, el terapeuta está sosteniendo el discurso del paciente y conteniendo sus emociones.
viernes, 29 de abril de 2011
"Corazón" como expresión simbólica de la vida afectiva
Al tratar de hablar del corazón a la luz de la experiencia analítica, me ha sorprendido, a primera vista, que ese vocablo y el análisis de lo que se encuentra oclto detrás del mismo no haya sido puesto en evidencia más a menudo. Sin embargo, volvían a mi mente varias observaciones donde, a título diverso, la región del corazón o el corazón mismo, a través de los síntomas, las palabras o los dibujos, parecían tener importancia.
La influencia del lenguaje aprendido de los padres da a los niños el hábito de asociar emociones a la sonoridad de la palabra "corazón". El lenguaje y los valores afectivos, de frustración o de gratificación de amor que lo acompañan, imponen a los niños varias nociones precoces.
El primer lugar, se presenta ésta: que está "bien" tener buen corazón y "mal" tener mal corazón o no tener corazón. El que tiene mal corazón, grosso modo se alegra de los disgustos sobrevenidos a los demás. El que tiene buen corazón debe sentirse a disgusto (lo que, a los ojos de los niños, se confunde con el sentimiento de culpabilidad) ante un ser que sufre o que es más desgraciado que él. En cuanto al niño "sin corazón" es el que no experimenta emociones depresivas ante las consecuencias, sinceras o simuladas, que sus actos entrañan en el hogar, cuando los padres están descontentos o sufren.
"Corazón" parece, pues, constituir para los niños una palabra clave del valor que pueden tener a los ojos del adulto, cuando éste cultiva en ellos el proceso de identificación con el dolor o el gozo afectivo del "otro".
A partir de ahí entran en juego otros factores, según las condiciones que imponen los adultos, conscientemente o no, para que el niño sea considerado como poseedor de corazón o teniendo buen o mal corazón.
Françoise Dolto
La influencia del lenguaje aprendido de los padres da a los niños el hábito de asociar emociones a la sonoridad de la palabra "corazón". El lenguaje y los valores afectivos, de frustración o de gratificación de amor que lo acompañan, imponen a los niños varias nociones precoces.
El primer lugar, se presenta ésta: que está "bien" tener buen corazón y "mal" tener mal corazón o no tener corazón. El que tiene mal corazón, grosso modo se alegra de los disgustos sobrevenidos a los demás. El que tiene buen corazón debe sentirse a disgusto (lo que, a los ojos de los niños, se confunde con el sentimiento de culpabilidad) ante un ser que sufre o que es más desgraciado que él. En cuanto al niño "sin corazón" es el que no experimenta emociones depresivas ante las consecuencias, sinceras o simuladas, que sus actos entrañan en el hogar, cuando los padres están descontentos o sufren.
"Corazón" parece, pues, constituir para los niños una palabra clave del valor que pueden tener a los ojos del adulto, cuando éste cultiva en ellos el proceso de identificación con el dolor o el gozo afectivo del "otro".
A partir de ahí entran en juego otros factores, según las condiciones que imponen los adultos, conscientemente o no, para que el niño sea considerado como poseedor de corazón o teniendo buen o mal corazón.
Françoise Dolto
jueves, 28 de abril de 2011
El potencial humano
La superación es un ejercicio que sorprende en la terapéutica, el potencial humano, cuando las condiciones del entorno son favorables es para tener muy en cuenta. Desde luego que hay factores constitucionales, características del mundo interno que están implicados en los procesos del enfermar psíquico. También el fuero interno puede alimentarse de una experiencia emocional correctiva, de un sostén emocional, de un trabajo terapéutico de apoyo o insight dependiendo de las características de la persona.
Reflexiono sobre la conversación con un colega sobre el manifiesto por una psicología basada en la clínica, él tildaba de "anticientifico" mantenerse al margen del DSM, esto quizá sea exagerado. Considero que hay que conocer profundamente este instrumento pero también considero que las personas abarcan mucho más que lo que comprende un libro y que la riqueza de la clínica no se puede reducir a un libro. Esto es de perogrullo.
Hablaba del potencial humano y allí quiero finalizar este post. Las personas con algún malestar, con un buen tratamiento psicológico pueden superar situaciones dramáticas, algunas veces obviamos la capacidad de resiliencia de la persona. Como dice Boris Cyrulnik, el tener alguien que te escuche, te de cobijo, te ampare y te cuide, raíces etimológicas de la palabra terapia (cuidar) puede ser un catalizador, un acicate para resolver problemas y esclarecer los puntos ciegos que hacen que se tienda a la repetición.
Con respecto a ese colega médico, decir que a veces sí es apropiado diseñar un tratamiento para un paciente en particular y no someterle al lecho de Procrusto, sea diván o un setting simbólico. Tratemos de adaptarnos a las necesidades del paciente y de mantener un encuadre firme y flexible para que haya estabilidad en el tratamiento. A partir de allí se pueden hacer grandes cosas.
Reflexiono sobre la conversación con un colega sobre el manifiesto por una psicología basada en la clínica, él tildaba de "anticientifico" mantenerse al margen del DSM, esto quizá sea exagerado. Considero que hay que conocer profundamente este instrumento pero también considero que las personas abarcan mucho más que lo que comprende un libro y que la riqueza de la clínica no se puede reducir a un libro. Esto es de perogrullo.
Hablaba del potencial humano y allí quiero finalizar este post. Las personas con algún malestar, con un buen tratamiento psicológico pueden superar situaciones dramáticas, algunas veces obviamos la capacidad de resiliencia de la persona. Como dice Boris Cyrulnik, el tener alguien que te escuche, te de cobijo, te ampare y te cuide, raíces etimológicas de la palabra terapia (cuidar) puede ser un catalizador, un acicate para resolver problemas y esclarecer los puntos ciegos que hacen que se tienda a la repetición.
Con respecto a ese colega médico, decir que a veces sí es apropiado diseñar un tratamiento para un paciente en particular y no someterle al lecho de Procrusto, sea diván o un setting simbólico. Tratemos de adaptarnos a las necesidades del paciente y de mantener un encuadre firme y flexible para que haya estabilidad en el tratamiento. A partir de allí se pueden hacer grandes cosas.
miércoles, 27 de abril de 2011
El Mundo Esquizofrénico
En la tercera parte de Interpretación de la Esquizofrenia Arieti describe cómo a pesar de sus esfuerzos de mantenerse en la realidad, las defensas del paciente finalmente sucumben. Cuando el paciente “no puede cambiar la insoportable situación respecto a él, tiene que cambiar la realidad”. Arieti examina el mundo interno del esquizofrénico.
Para Arieti, cuando un paciente declara que él es Jesús está compensando un sentimiento de extrema humillación en casa. El esquizofrénico paranoide, explica Arieti, recurre a la “causalidad teleológica” (animismo) para entender el mundo. Arieti escribe que cualquier cosa que le ocurra al paciente es interpretado como deseado por alter egos del paciente. En la causalidad teleológica determinista, si los acontecimientos de la Naturaleza no fueran volitivos simplemente no ocurrirían. En la proyección paranoide, el esquizofrénico saca de su yo una parte desagradable y la ve en el mundo. En Interpretación de la Esquizofrenia Arieti ilustra toda la construcción teórica expuesta arriba con casos concretos de su experiencia clínica como psiquiatra.
Arieti afirmaba que en cada caso de esquizofrenia que estudió encontró severa perturbación familiar. Cuando el paciente idealiza al padre, la idealizada imagen del padre es mantenida en la mente del paciente a costa de una intolerable imagen de sí mismo. Arieti especula que la psicosis sólo inicia cuando la imagen malévola del padre se transforma “en un otro acosador”. El padre o los alter egos del padre entran en la mente acusando al paciente de “niño malo” u otras acusaciones equivalentes en voces que sólo el paciente adulto escucha.
Desde los años 1980 hasta los principios del siglo XXI los modelos biopsiquiátricos acapararon la profesión. La investigación actual del trastorno se enfoca en la neurobiología. Enfoques psicológicos de la esquizofrenia como el de Arieti son minoritarios.
Referencias
Silvano Arieti, Interpretación de la Esquizofrenia (Barcelona: Editorial Labor, 1965).
Silvano Arieti, Interpretation of Schizophrenia (Nueva Jersey, Aronson, 1994).
Ludwig Binswanger
(Kreuzlingen, 1881-1966) Psiquiatra suizo. Discípulo de Eugen Bleuler y amigo de Sigmund Freud, se interesó por la filosofía fenomenológica de Edmund Husserl y el pensamiento existencialista de Martin Heidegger, sus fuentes de inspiración más directas. Ejerció la profesión de médico dirigiendo una clínica para el tratamiento de enfermedades mentales en Kreutzlingen, donde, además de poner en práctica sus análisis teóricos, pudo recopilar gran cantidad de material sobre casos típicos.
Puede decirse que pertenece a la corriente de pensamiento iniciada por Karl Jaspers en 1913, con la aplicación del método fenomenológico a la psicopatología. Habiéndose distanciado de la influencia de Freud, empezó a estudiar las obras de Franz Brentano y, sobre todo, los textos de Husserl, a través de los cuales, según su propio testimonio, se dio cuenta de que la psicopatología tradicional estaba viciada por el naturalismo. El método fenomenológico le permitía superar los límites de un conocimiento únicamente basado en los hechos, natural, para aproximarse a la realidad del paciente, manteniéndola viva e inmediata.
Otro elemento fenomenológico que adoptó y desarrolló fue el de la intersubjetividad como relación de entropatía entre sujeto y objeto. Binswanger consideró siempre esta relación, con su carga afectiva, como una vía fundamental de acceso a la situación de la existencia humana y, en consecuencia, como una mediación esencial entre analista y paciente.
Igualmente decisiva fue la influencia que Binswanger recibió del existencialismo de Martin Heidegger. Binswanger se inclinó cada vez más hacia la ontología existencial, haciendo del elemento central de la misma (el "Dasein", o sea, el "ser", el "existir") el punto de referencia de su sistema filosófico. La orientación del pensamiento iniciado por Binswanger tomó el nombre de Daseinanalyse (análisis existencial) y se extendió ampliamente como una de las corrientes más interesantes de la psicología contemporánea.
Binswanger basó el Daseinanalyse, esto es, el método de análisis existencial, en una antropología fenomenológica que intentara comprender al hombre en su contacto directo con el mundo de los fenómenos y en relación con sus posibilidades existenciales. Por esta vía pudo interpretar el sentido original y oculto de la enfermedad mental, achacándola al "Dasein" y al fracaso de las propias posibilidades existenciales.
Las obras fundamentales de Binswanger son Einführung in die Probleme der allgemeinen Psychologie, (1922), su texto teórico más importante; la célebre contribución a la interpretación de la patología existencial, Ueber Ideenflucht (1933); y Tres formas de existencia frustrada (Drei Formen Missglücken Daseins, 1956). Reviste especial importancia su aportación a la interpretación de la esquizofrenia; se refieren a ella sus estudios más agudos (tomados posteriormente como modelo) sobre las formas de manía y melancolía (Melancholie und Manie, 1957), acerca de la ilusión (Wahn. Beiträge zu einer Phänomenologie und Daisensanalytik, 1965) y sobre los casos recogidos en el volumen Schizofrenie (1957). Las teorías de Binswanger fueron objeto de estudio y desarrollo en Alemania, Francia, Holanda, Estados Unidos, Inglaterra e Italia (en particular por parte de D. Cargnello).
Una página
http://www.antoniomachon.com/
En esta página pueden encontrar arte del siglo XX y dibuhos infantiles.
Tanto unos como otros abren un recorrido de ida y vuelta, de compartir mundos entre dos, el artista o el artista (niño) y la persona que lo ve. Es una materia de la que se puede obtener mucho material del mundo interno del artista, así como, en la otra cara, de la interpretación de la persona que observa.
Un artista transmite sus emociones a través de su obra, la película "Sin Límites" aborda en formato de ciencia ficción esta capacidad humana. Hay que invitar a los niños a jugar con lapices y papel y al adulto también, ya sea con un lienzo, con una pintura en un folio, con una cámara de fotos o de la manera que se le ocurra.
Esta página de este experto en dibujo infantil y arte da otra visión de las producciones artísticas. Desde aquí nos sumamos a la iniciativa. Un saludo.
En esta página pueden encontrar arte del siglo XX y dibuhos infantiles.
Tanto unos como otros abren un recorrido de ida y vuelta, de compartir mundos entre dos, el artista o el artista (niño) y la persona que lo ve. Es una materia de la que se puede obtener mucho material del mundo interno del artista, así como, en la otra cara, de la interpretación de la persona que observa.
Un artista transmite sus emociones a través de su obra, la película "Sin Límites" aborda en formato de ciencia ficción esta capacidad humana. Hay que invitar a los niños a jugar con lapices y papel y al adulto también, ya sea con un lienzo, con una pintura en un folio, con una cámara de fotos o de la manera que se le ocurra.
Esta página de este experto en dibujo infantil y arte da otra visión de las producciones artísticas. Desde aquí nos sumamos a la iniciativa. Un saludo.
Causalidad y Sobredeterminación
Causalidad y sobredeterminación
"Llegamos de este modo a la conclusión de que la múltiple determinación, decisiva para la selección onírica, no es un factor primario de la elaboración del sueño, sino con frecuencia un resultado secundario de un poder psíquico que aún desconocemos. Un poder psíquico que despoja de su intensidad a los elementos de elevado valor psíquico y crea, por la sobredeterminación de otros elementos menos valiosos, nuevos valores, que pasan entonces al contenido manifiesto. Cuando así sucede, habrán tenido efecto, en la formación del sueño, una transferencia y un desplazamiento de las intensidades psíquicas. Así, entre el material onírico y el sueño tiene, efectivamente, lugar una completa transmutación de todos los valores psíquicos".Sigmund Freud. LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
Texto de Emilio González
En un comienzo y como todo comienzo, complejo y diferencial, tendríamos que despejar la posibilidad de pensar los procesos psíquicos, exclusivamente, en términos de causalidad afirmando que en el caso de que la causalidad pudiera explicar estos procesos, la causa no se agotaría en los efectos ni la lectura de los efectos bastaría para identificar una causa, esto sin contar con el poder de efectuación que pueden tener unos efectos sobre otros, ni mucho menos, con que hay efectos sin causa.
Si la causa fuera el continente y el efecto estuviese contenido en la causa podría ser deducido, habría una premisa en el punto de partida y desde allí las demás se deducirían por haber sido puesta la primera. Así están planteados los tests de inteligencia, dentro de esquemas deductivos, donde hay que llegar a la solución del problema que es un resultado ya previsto. En esta línea, el conocimiento está siempre concebido como solución de problemas por vías causales deductivas.
Ya Bertrand Rusell con perspicacia nos advertía que “La ley de causalidad es una reliquia de tiempos pasados, que al igual que la monarquía, sobrevive por la errónea suposición de que no hace daño”.
La noción de causalidad lleva sin transición a la de culpabilidad, buscar al causante está fuertemente soldado a buscar al culpable. Por otra parte, si atendemos a los innumerables enunciados de creencia o sintagmas cristalizados como: “esto sucede por tal causa” o “si uno supiera la causa de las cosas, sabría hacia donde va”, podríamos llegar a una convicción tan errónea como prejuiciosa del tipo de: “Explicar es explicar por las causas”, cuando bien podríamos decir que la interpretación psicoanalítica es una explicación no causal. Y no es la única.
Los términos de causa - efecto naturalizan la historia que deja de ser producción de aconteceres y de complejas relaciones subjetivas y pasa a ser una objetividad en la que se estudia el pasado suponiendo que los hechos ya son objetivos, cuando lo objetivo es el dato histórico del archivo, es decir, aquello pasible de una explicación no causal, de una interpretación histórico social.
Se hace casi inevitable frente a un efecto, buscar su causa, sin embargo, si hablamos de efectuación, en ella confluyen los procesos significantes y el trabajo de construcción. Precisamente lo que se nos muestra en las formaciones del inconciente es una capacidad de efectuación que se realiza por fuera del par causa – efecto, que siempre supone una motivación que nos coloca de lleno en el campo del preconsciente, par donde la causa precede al efecto, lo genera y establece la universalidad de esta relación en medio de la tiránica vigencia del tiempo cronológico y, además, indica con toda solemnidad que la novedad o cierta independencia productiva del efecto son imposibles. Sin embargo, frente a los efectos especiales en el cine, no nos planteamos cual es su causa, nos quedamos en esa superficie de efectuación, en esa ligazón compleja y articulada de puros efectos.
Lo que determina está sobredeterminado y ahí está el trabajo de interpretación que no busca ningún contenido en ninguna profundidad, sino la producción del inconciente en su despliegue; lo pensado, lo impensado y lo impensable en la misma frase. No hay nada detrás de la frase, todo está, como dice Freud “en la superficie del idioma”, tramado en el “equívoco predestinado de la palabra”. Si busco detrás de la frase del analizante, persiguiendo una causa y la encuentro, debo saber que la causa de su frase es mi ideología.
Si en psicoanálisis hablamos de efecto, éste lo será sólo de una causa perdida, jamás de una motivación, por lo tanto mal se puede atribuir a un efecto, una causa. La causalidad es una noción que vuelve a meter por la ventana lo que habíamos sacado por la puerta: la sustancia, el reinado unificante del tiempo cronológico, el trauma, el motivo. La causalidad vuelve a sumergir al hombre en un estado de naturaleza, de ingenuidad, de transparencia, que hace innecesario el trabajo de interpretación, porque las cosas son como las vemos. En cambio, la determinación debe ser trabajada en el acontecimiento de su formación, de su aparición, no preexiste.
Tanto Freud como Marx transforman la causalidad en una cuestión casuística. Para Marx vale para el caso de las crisis, mientras que Freud toma las relaciones causales como un caso particular de la “máquina lógica” que implica el trabajo del sueño; no las privilegia, sino que opera sobre las propias conexiones, en cuanto a la presentación formal del relato onírico.
Con la sobredeterminación ocurre, cuando trabajamos La Interpretación de los Sueños, como con la teoría del significante: ninguna de las dos se halla formulada en esas escrituras. Sin embargo, podemos encontrar en esas páginas fundantes del concepto de inconciente la producción tanto de la sobredeterminación como de la teoría del significante en el campo específico que delimita el concepto.
Freud sospecha la sobredeterminación en los Historiales de la histeria, no tanto cuando usa esa palabra, sino más bien cuando dice que todos los síntomas tienen algo parecido, como si en algún lugar todos se tejieran en el mismo telar. Ya en La interpretación de los sueños dirá: “Nos hallamos aquí en medio de una fábrica de pensamientos en la que, como en una obra maestra de hilandería y según los famosos versos del Fausto de Goethe: se entrecruzan mil y mil hilos, van y vienen las lanzaderas, -manan invisiblemente las hebras - y un único movimiento establece mil enlaces”. Es decir que los enlaces no están establecidos.
Apenas comenzado el capítulo de El trabajo del sueño, Freud descarta que se pueda achacar la producción de un sueño al “libre albedrío”. Dice: “Es, desde luego, cierto que durante el análisis surgen por primera vez algunas asociaciones, pero siempre nos es dado comprobar que tales nuevas conexiones sólo se establecen entre ideas que se hallaban ya enlazadas de otra manera en el contenido latente. Las nuevas conexiones no son sino contactos o cortocircuitos facilitados por la existencia de otros caminos de enlace más profundos. Con respecto a la mayor parte de las masas de ideas descubiertas en el análisis, nos vemos obligados a reconocer que han actuado ya en la elaboración del sueño, pues cuando hemos seguido una cadena de tales pensamientos, que parecen exentos de todo nexo con dicha elaboración, tropezamos bruscamente con una idea que se halla representada en el sueño, es indispensable para la elaboración del mismo y no resulta accesible sino por la persecución de dicha serie de pensamientos, ajenos en apariencia a la formación del producto onírico”.
Y un poco más adelante: “...cada uno de los elementos del contenido manifiesto demuestra hallarse sobredeterminado y múltiplemente representado en las ideas latentes”. Vemos aquí como Freud señala claramente que en la transformación de las ideas latentes en contenido manifiesto tiene su lugar la representación, cosa que no ocurre cuando lo que está en juego es la sobredeterminación.
Dice Freud: “Hay modificaciones en la producción de un sueño que nos muestran claramente la amplitud que la determinación alcanza en lo psíquico. No hay en tales modificaciones arbitrariedad alguna. En general puede mostrarse que cuando una serie de ideas ha dejado indeterminado un elemento, hay siempre otra que toma a su cargo tal determinación”. La amoralidad con que el trabajo del sueño realiza sus operaciones pone en juego, sin embargo, una ética de la enunciación, una ética de vencedores ni de vencidos, una ética de vencedores, vencidos por la alegría cruel de ser mortales.
Quiere decir que múltiple determinación y sobredeterminación no son pasos de un mismo proceso, sino dos procesos distintos que debemos discriminar para no caer en el error de confiar en que el analizante asociando libremente nos va a entregar su inconciente, no teniendo en cuenta que se trata de la asociación libre, pero en el campo que genera la transferencia; o en el error de creer que el inconciente ya existe y no solamente esto, sino que hablando se lo puede hacer conciente al poderlo decir.
Que el sujeto sea en esa secuencia de deslizamiento entre significantes habla de que no hay verdad para el sujeto, sino en su transformación. La sobredeterminación no tiene que ver con cualquier verdad, sino siempre con la verdad de castración. Es de orden temporal, económico, pulsional y produce los lugares de constitución del sujeto; luego, la posición en esos lugares ya es un hecho político, de dominancias, no estructural, es decir, que el sujeto puede elegir. Esto nos permite distinguir la sobredeterminación -que se lee en un proceso de construcción- de todo determinismo que es una ideología cuyo enunciado capital sería: “Todo está determinado” que caería más bien del lado de la causalidad en su sentido más fuerte: “Todo tiene una causa” donde todo estaría ya escrito en la línea de un fatalismo sin salida.
Cuando hablamos de “lugares de constitución del sujeto”, queda claro que el sujeto se hace, mientras que el hombre nace. El sujeto no es el hombre, sino lo que del hombre pueda determinarse teóricamente como singularidad de una ciencia particular, esa relatividad, teniendo en cuenta que el sujeto psíquico es sujeto de la ciencia, en tanto es una articulación teórica producida como deseo inconciente la que sobredetermina sus formaciones. Quiere decir que no sobredetermina el desarrollo de ningún deseo sobre ningún objeto, sino sólo el desarrollo del deseo.
Cuando las ciencias transmitidas en estos sistemas nos resultan una contundente y totalizadora visión del mundo, quiere decir que la ciencia se ha transformado en ideología. La ciencia nace mutilada y ese recorte dentro de todo lo posible, le permite un cierto dogmatismo que ejerce sobredeterminando aquello producido dentro del campo que fue capaz de generar como concepto. No haber comprendido el concepto de sobredeterminación nos puede llevar a ser unos amantes de lo profundo que creyendo estar en psicoanálisis no han salido jamás de lo latente, es decir, de lo preconciente.
Freud plantea que de las dos tareas que distingue en la producción de los sueños, una de las cuales es la transformación de las ideas latentes en contenido manifiesto y la otra es el establecimiento de las ideas latentes, ésta última sería aquella que, sin descuidar la primera, definiría el trabajo psicoanalítico con relación a la sobredeterminación, mientras que en la otra se muestra el ejercicio de la múltiple determinación.
Ahí donde se confunde –como ocurre en el Vocabulaire- la efectuación de las determinaciones inconcientes con los datos de las significaciones preconcientes, se produce un borramiento de los procesos inconcientes que se ven sustituidos por una concepción sintactista y preconciente de los mismos, lo que llevó a un relativo vaciamiento de la interpretación psicoanalítica, hasta llegar al tristemente célebre “nada que interpretar”. La eficaz virtualidad del inconciente desaparece en la transparencia significativa del preconciente y entonces ¿para qué la interpretación?
Un efecto está sobredeterminado cuando es producto de una estructura compleja, en cuya articulación un concepto mantiene relaciones invariables con los otros conceptos y da nombre al campo que inaugura, por ejemplo: la teoría del inconciente.
La lógica del inconciente no puede ser trabajada por vía de la causalidad, ni de la deducción, ni afirmando el continente como causa y el efecto como contenido. Se trataría más bien de pensar la sobredeterminación a partir de la efectuación que se realiza en el deslizamiento significante activado desde la memoria que no es algo que se tiene, sino algo que falla, tanto en el recuerdo como en el olvido.
Lo único que el sujeto tiene es la marca de dos derrotas, una frente a su propia imagen y otra frente a la palabra. A partir de ahí, el inconciente lo tiene, el otro lo tiene, la transferencia lo tiene, la angustia lo tiene, el lenguaje lo tiene. No se trata de la memoria como retención, ni como archivo, ni como recuerdo sensible, ni como huella psicofísica, ni como propiedad de un sujeto, sino de memoria pulsional, tramada al pensamiento (Denken), al trabajo del pensamiento, como producida – productora, como aquello capaz de ser transferido, como transmisión de huellas y jamás de significados.
La palabra que utiliza Freud para nombrar la memoria es Andenken que remite a aquello que es transmitido, relato, trama, producción, envío. Mientras la concepción de huella psicofísica implica una memoria como sede y un sujeto pasivo, la huella mnémica freudiana lo es de un trabajo, trabajo sutil que coloca la huella fuera del régimen de la causalidad y al margen de toda respuesta en términos de localización. Sólo el trabajo de interpretación va a otorgar el rango a la marca y no como en la teoría del trauma, donde la huella localizable impone una explicación causal.
La determinación es un modo de afección que implica el azar, el caos y todo lo que signifique producción de órdenes no previstos. El caos está ordenado sólo que, como en los procesos inconcientes, la cantidad de órdenes no es representable, es inaprensible porque está excedido de órdenes. Podríamos decir, como metáfora, que Freud fue un estudioso del caos trabajando en los regímenes ordenados y, a la vez caóticos de la asociación libre siempre, paradójicamente, de(s)terminada, o sea, llevando implícito un régimen de afección y lo definitivamente inacabado.
El psicoanálisis siempre está por advenir si no dejamos de trabajar en salir de lo que se nos impone como dado: la comprensión en las ciencias del espíritu y la causalidad en las ciencias de la naturaleza. Y que no cesa de intentar asfixiar la novedad del inconciente.
Emilio González
Viñeta Clínica: Lo sobredeterminado del síntoma
Cuando una persona decide acudir a consulta suelen confluir varios aspectos, la demanda no suele ser nítida, siendo el motivo de consulta una mascarada inconsciente de un malestar latente.
Por ejemplo estoy pensando en una persona que sufrió abusos físicos en su infancia, un divorcio de sus padres cuando él era un niño, su padre era alcohólico y el paciente guarda un profundo resentimiento hacia él.
Fue creciendo viviéndose, pensándose y construyendo, en definitiva, su identidad difusa en base a sentirse raro y extraño. Siempre tuvo un buen corazón, corolario de los afectos simbólicos que había "inoculado" la madre. Se "juntaba" en el recreo con un chico con problemas de psicomotricidad graves y se aisló de los demás. También se refugió en su mundo psíquico, con los fantasmas del miedo al padre y la vivencia de sentirse extraño, típico en algunos hijos de padres separados.
Después, cuando llegó a los 18 años empezó el consumo de drogas, la vida nocturna, la impulsividad, la tristeza, la ansiedad y la dependencia instrumental y emocional de su madre.
Las relaciones sentimentales no cuajaban, él se sentía extraño y no podía deshacerse del hábito del consumo que corrió un peaje importante en su psique alterando sus funciones psíquicas, por ejemplo a nivel de reflejos, de control de impulsos y de estabilidad.
Su inteligencia y sntido común le ayudó a seguir adelante, una inteligencia que a efectos prácticos puede parecer fracasada pero decidió desengancharse él solo de la droga y pedir ayuda tras más problemas con parejas.
Este es un ejemplo, contado a grosso modo, de que son muchas las variables intervinientes en un malestar psíquico, en este caso, la droga, la pérdida y el abandono de su padre, una grave enfermedad de la madre y una historia de pérdidas con sus parejas le alertaron de que tenía que "organizarse la cabeza".
Por ejemplo estoy pensando en una persona que sufrió abusos físicos en su infancia, un divorcio de sus padres cuando él era un niño, su padre era alcohólico y el paciente guarda un profundo resentimiento hacia él.
Fue creciendo viviéndose, pensándose y construyendo, en definitiva, su identidad difusa en base a sentirse raro y extraño. Siempre tuvo un buen corazón, corolario de los afectos simbólicos que había "inoculado" la madre. Se "juntaba" en el recreo con un chico con problemas de psicomotricidad graves y se aisló de los demás. También se refugió en su mundo psíquico, con los fantasmas del miedo al padre y la vivencia de sentirse extraño, típico en algunos hijos de padres separados.
Después, cuando llegó a los 18 años empezó el consumo de drogas, la vida nocturna, la impulsividad, la tristeza, la ansiedad y la dependencia instrumental y emocional de su madre.
Las relaciones sentimentales no cuajaban, él se sentía extraño y no podía deshacerse del hábito del consumo que corrió un peaje importante en su psique alterando sus funciones psíquicas, por ejemplo a nivel de reflejos, de control de impulsos y de estabilidad.
Su inteligencia y sntido común le ayudó a seguir adelante, una inteligencia que a efectos prácticos puede parecer fracasada pero decidió desengancharse él solo de la droga y pedir ayuda tras más problemas con parejas.
Este es un ejemplo, contado a grosso modo, de que son muchas las variables intervinientes en un malestar psíquico, en este caso, la droga, la pérdida y el abandono de su padre, una grave enfermedad de la madre y una historia de pérdidas con sus parejas le alertaron de que tenía que "organizarse la cabeza".
martes, 26 de abril de 2011
Gracias a la formación de maestros especializados
Muchos maestros tornan interesante lo que hacen con los niños porque para ellos no es una repetición: eso les interesa. Entonces los niños se contagian de ese interés. Se oye decir, a veces "Los que se interesan por las matemáticas son chiflados...Pero ese profesor consigue que todo el mundo se interese. "Sin duda, hay siempre quienes resisten. ¿Pero por qué no? Un profesor que se interesa de veras por lo que hace, respeta a quienes eso no les interesa: "Los comprendo muy bien. Traigan una novela, hagan lo que quieran, pero no molesten a quienes están interesados..." Les habla, no los agrede. No se quienes están interesados..." Les habla, no los agrede. No se siente frustrado; se duele, más bien, de que no les atraiga lo que constituye su satisfacción. Pero, ya que eso no les atrae, ¡que hagan al menos algo reconfortante!
Nada es más mortal y más mortífero que repetir algo cuando el deseo no se halla presente. Hay que reconocer que la tarea se hace difícil para un maestro, cuando está obligado a ceñirse al parcelamiento de los horarios oficiales. Pero esto va cambiando poco a poco. ¿Gracias a qué? Gracias a la formación de maestros especializados para los niños con dificultades.
Bien pronto sólo tendrán a esos niños marginados, resistentes a las normas corrientes, que tendrán maestros con derecho a ser inteligentes. Lo que les falta a los otros es el talento de despertar, en los niños que tienen como alumnos, el deseo de despertar, en los niños que tienen como alumnos, el deseo de comunicar y tratar de desfobizarlos con relación a la escuela y a lo "escolar". Estos otros maestros tienen el sentimiento de un derecho a la indagación porque los inspectores, sobrepasados, están menos ceñidos al programa y les permiten tomar iniciativas. ¡Pero qué sentido tiene enseñar a toda costa el programa a niños que no le apetecen, sobre todo su eso aburre a los propios maestros!.
Françoise Dolto
Nada es más mortal y más mortífero que repetir algo cuando el deseo no se halla presente. Hay que reconocer que la tarea se hace difícil para un maestro, cuando está obligado a ceñirse al parcelamiento de los horarios oficiales. Pero esto va cambiando poco a poco. ¿Gracias a qué? Gracias a la formación de maestros especializados para los niños con dificultades.
Bien pronto sólo tendrán a esos niños marginados, resistentes a las normas corrientes, que tendrán maestros con derecho a ser inteligentes. Lo que les falta a los otros es el talento de despertar, en los niños que tienen como alumnos, el deseo de despertar, en los niños que tienen como alumnos, el deseo de comunicar y tratar de desfobizarlos con relación a la escuela y a lo "escolar". Estos otros maestros tienen el sentimiento de un derecho a la indagación porque los inspectores, sobrepasados, están menos ceñidos al programa y les permiten tomar iniciativas. ¡Pero qué sentido tiene enseñar a toda costa el programa a niños que no le apetecen, sobre todo su eso aburre a los propios maestros!.
Françoise Dolto
lunes, 25 de abril de 2011
La Escuela
¡En todos lados lo mismo! Los niños tendrían su lugar en la escuela si los maestros les dijeran: "Si yo no fuera maestro, no podría ganarme la vida; son ustedes los que hacen que se me pague. Y yo estoy a vuestro servicio, para que ustedes aprendan lo que les interesa..."¡Pero no es para nada así! Es el mundo al revés. Los niños están al servicio de la maestra para que ella disfrute abrumándolos con cosas que no les interesan. En tanto que en realidad está ahí al servicio de la inteligencia de los niños, para responder a todas sus preguntas.
Al imponer silencio, la maestra impide a los niños comunicarse. La escuela es un lugar donde no hay que hacer ruido, no copiar, no comunicarse, no decir lo que se piensa acerca de lo que la maestra acaba de expresar: "¿Quieres callarte cuando hablo?" cuando podría decir ¿Qué es lo que has dicho? Ah, no se trata de eso ahora. Enseguida te voy a contestar... Si escuchamos ahora lo que vuestro camarada ha dicho...¡Ah, él ha pensado en eso! Sí, es verdad; yo había dicho una palabra que se parece, o bien una palabra que según la forma en que se escribe, tiene dos sentidos..."
Hay niños que hacen asociaciones verbales sorprendentes; eso hace reir a todos sus camaradas, sobre todo a quienes quieres congraciarse con la maestra, que están desde ya alienados en la dependencia. Mientras tanto, ¡hé aquí, por fin, un marginal: que aproveche la maestra! Ese marginal es, precisamente el inteligente. Puede haber hecho una asociación fuera de lugar, pero que tenía interés, pues permitirá, por ejemplo, ver qué es un sinónimo y explicárselo. De tal manera se produce la recepción simbólica del ser humano por la sociedad. Pero habitualmente se recibe tan sólo el cuerpo o, más bien, la carne en pie... No se recibe al "ser deseoso"
Françoise Doltó
"La Dificultad de Vivir" Familia y Sentimientos 1. Gedisa.
pág. 113
Al imponer silencio, la maestra impide a los niños comunicarse. La escuela es un lugar donde no hay que hacer ruido, no copiar, no comunicarse, no decir lo que se piensa acerca de lo que la maestra acaba de expresar: "¿Quieres callarte cuando hablo?" cuando podría decir ¿Qué es lo que has dicho? Ah, no se trata de eso ahora. Enseguida te voy a contestar... Si escuchamos ahora lo que vuestro camarada ha dicho...¡Ah, él ha pensado en eso! Sí, es verdad; yo había dicho una palabra que se parece, o bien una palabra que según la forma en que se escribe, tiene dos sentidos..."
Hay niños que hacen asociaciones verbales sorprendentes; eso hace reir a todos sus camaradas, sobre todo a quienes quieres congraciarse con la maestra, que están desde ya alienados en la dependencia. Mientras tanto, ¡hé aquí, por fin, un marginal: que aproveche la maestra! Ese marginal es, precisamente el inteligente. Puede haber hecho una asociación fuera de lugar, pero que tenía interés, pues permitirá, por ejemplo, ver qué es un sinónimo y explicárselo. De tal manera se produce la recepción simbólica del ser humano por la sociedad. Pero habitualmente se recibe tan sólo el cuerpo o, más bien, la carne en pie... No se recibe al "ser deseoso"
Françoise Doltó
"La Dificultad de Vivir" Familia y Sentimientos 1. Gedisa.
pág. 113
domingo, 24 de abril de 2011
Escuchar a un niño
Hacer lo que uno siente en cada momento es imposible, existe una represión impuesta por la sociedad que Freud dijo que era la cuna de la civilización. La represión parcial de los instintos.
Ahora bien, hemos llegado a un momento y un lugar donde se encierran en una cápsula los afectos porque tampoco son temas tratados en las familias desde que el niño empieza a hablar y entender el lenguaje adulto. Ese lenguaje se forma con retazos de lo que fue el sostén emocional de los padres durante el tiempo de maternaje y necesita un empuje dirigido para poder tener un diccionario de los sentimientos. No en el sentido literal de la expresión, ya existe un libro de Marina con ese título, me refiero a que la persona pueda designar lo que le sucede dentro de él con palabras, así como los esquimales tienen cientos de palabras para nombrar el hielo. Esta educación no se realiza en la escuela ni en las guarderías, es una educación en sentimientos que parte del cariño, no exige ninguna dificultad, solo la devoción común y corriente de unos padres que quieren inclulcar una serie de valores de humanidad a una personita que irá creciendo con un bagaje determinado.
En ese bagaje es interesante que puedan poner nombre a las cosas que le suceden, así como nombrar la estrella polar o los colores, de ese modo se podrá expresar y entenderse un poco más con el mero hecho de escucharse y ser escuchado.
Ahora bien, hemos llegado a un momento y un lugar donde se encierran en una cápsula los afectos porque tampoco son temas tratados en las familias desde que el niño empieza a hablar y entender el lenguaje adulto. Ese lenguaje se forma con retazos de lo que fue el sostén emocional de los padres durante el tiempo de maternaje y necesita un empuje dirigido para poder tener un diccionario de los sentimientos. No en el sentido literal de la expresión, ya existe un libro de Marina con ese título, me refiero a que la persona pueda designar lo que le sucede dentro de él con palabras, así como los esquimales tienen cientos de palabras para nombrar el hielo. Esta educación no se realiza en la escuela ni en las guarderías, es una educación en sentimientos que parte del cariño, no exige ninguna dificultad, solo la devoción común y corriente de unos padres que quieren inclulcar una serie de valores de humanidad a una personita que irá creciendo con un bagaje determinado.
En ese bagaje es interesante que puedan poner nombre a las cosas que le suceden, así como nombrar la estrella polar o los colores, de ese modo se podrá expresar y entenderse un poco más con el mero hecho de escucharse y ser escuchado.
viernes, 22 de abril de 2011
Pediatría y Psicología Infantil
El niño pequeño nada sabe de amor paternal, solo conoce un rostro y un regazo hacia los que tiende sus brazos en busca de regugio y atención.
George Eliot, Silas Marner.
Muchas mujeres daban el pecho a una criatura que sostenían con un brazo, y con la mano libre revolvían los fogones.
Franz Kafkz, El Proceso.
En 1950, las Naciones Unidas encargaron a John Bowlby un informe sobre las necesidades de los niños huérfanos. Resultado de su trabajo es un libro que analiza el efecto de la separación eb los niños,
sobre todo a partir de la observación de niños ingresados en los hospitales, y de los niños de Londres que durante la guerra fueron separados de sus padres y evacuados a al campo para huir de los bombardeos.
Entre los efectos a corto plazo de la separación, era frecuente que el niño mostrase alguna de las siguientes reacciones:
- Cuando vuelve la madre, el niño se enfada con ella, o le niega el saludo y hace como si no la viera.
- El niño se muestra muy exigente con su madre o co n las personas que le cuidan; pide atención todo el rato, quiere que todo se haga a su manera, tiene ataques de celos y tremendas rabietas.
- Se relaciona con cualquier adulto que tenga a mano, de una forma suuperficial pero aparentemente alegre.
- Apatía, pérdida de interés por las cosas, movimientos rítmicos (como si se meciera él solo), a veces dándose golpes con la cabeza.
En algunos casos, esos movimientos rítmicos y golpes en la cabeza pueden ser normales. Así lo explica el Dr. Ferber (un gran partidario de enseñar a dormir a los niños dejándoles llorar un minuto, luego tres, luego cinco...En el resto del mundo suelen llamarlo "método Ferber"a lo que en España ha sido adaptado como "método Estivill")
Afectuosamente
Existe algo imperdurable que se palpa a cada instante en los detalles de la vida, en la sonrisa de un niño, en la caricia de una mujer, en una comida familiar, viendo una película que te gusta, un sonido agradable, el tacto.
Son bosquejos de afectos, algo que nutre efectivamente la condición humana y la hace distinta del resto de los animales. Ser un sujeto deseante, pensante y afectuoso es una condición que remite al sentir, al sentimiento, al querer, al indagar objetos donde volcar nuestra líbido y verse retornada en un ejercicio de mutualidad.
Un problema puede ser el no amarse a uno mismo, esto desde luego que es correoso para la persona, transforma el imaginario de la persona cultivando una suerte de mal que se va extendiendo por la red social donde está imbuido.
El mundo interno es un jardín del Edén donde nace la persona, en lugar de ser Dios quien hace sus designios es la madre con o sin la ayuda de Dios la que junto con el soporte del padre va dando forma a un bebé que no es una tabula rasa, tiene una dotación genética, unos pocos instintos
y el susurro de su madre, así como el contacto con ella le va a ayudar a integrar la unidad psiquesoma, a sentirse seguro y a sentirse bien en su ambiente.
Los afectos son la fuente de la vida, algunas personas, aquejadas del dolor obsesivo, no pueden tomar contacto con esta parte de la realidad psíquica, paradójicamente es el dolor de las emociones reprimidas lo que produce un distanciamiento entre la emoción y la razón que le lleva a vivir en un mundo
sin sentimientos expresados, esto produce confusión, tensión, malestar subjetivo y objetivo que puede ser conducido hacia una cura que pasa por derribar el amplio muro que separa el centro gravitatorio de su corazón con la razón y la inteligencia que, a veces hipertrofiada, es el refugio del sentir caótico.
En un mundo donde la razón siempre ha triunfado a través de la ciencia, la emoción queda subyugada, y es difícil rescatarla en un encuadre rígido y aséptico.
Otras personas ebullen en emociones y disuelven la lógica con su emoción, colapsada en ansiedad, son personas que se manejan con soltura y facilidad hablando de la fantasía y de sus sentimientos pero que comparten con el primer subgrupo (dicho esto a nivel didáctico) es una profunda desconexión entre las razones y las emociones, entre el vivir y el pensar y el sentir.
Aprende a levantar otros espacios de reflexión y emoción, estas fechas son un potente catalizador para las personas fieles, devotas y practicantes que se han encontrado, por ejemplo en Sevilla, con que las inclemencias del tiempo han roto las ilusiones de muchos.
Son bosquejos de afectos, algo que nutre efectivamente la condición humana y la hace distinta del resto de los animales. Ser un sujeto deseante, pensante y afectuoso es una condición que remite al sentir, al sentimiento, al querer, al indagar objetos donde volcar nuestra líbido y verse retornada en un ejercicio de mutualidad.
Un problema puede ser el no amarse a uno mismo, esto desde luego que es correoso para la persona, transforma el imaginario de la persona cultivando una suerte de mal que se va extendiendo por la red social donde está imbuido.
El mundo interno es un jardín del Edén donde nace la persona, en lugar de ser Dios quien hace sus designios es la madre con o sin la ayuda de Dios la que junto con el soporte del padre va dando forma a un bebé que no es una tabula rasa, tiene una dotación genética, unos pocos instintos
y el susurro de su madre, así como el contacto con ella le va a ayudar a integrar la unidad psiquesoma, a sentirse seguro y a sentirse bien en su ambiente.
Los afectos son la fuente de la vida, algunas personas, aquejadas del dolor obsesivo, no pueden tomar contacto con esta parte de la realidad psíquica, paradójicamente es el dolor de las emociones reprimidas lo que produce un distanciamiento entre la emoción y la razón que le lleva a vivir en un mundo
sin sentimientos expresados, esto produce confusión, tensión, malestar subjetivo y objetivo que puede ser conducido hacia una cura que pasa por derribar el amplio muro que separa el centro gravitatorio de su corazón con la razón y la inteligencia que, a veces hipertrofiada, es el refugio del sentir caótico.
En un mundo donde la razón siempre ha triunfado a través de la ciencia, la emoción queda subyugada, y es difícil rescatarla en un encuadre rígido y aséptico.
Otras personas ebullen en emociones y disuelven la lógica con su emoción, colapsada en ansiedad, son personas que se manejan con soltura y facilidad hablando de la fantasía y de sus sentimientos pero que comparten con el primer subgrupo (dicho esto a nivel didáctico) es una profunda desconexión entre las razones y las emociones, entre el vivir y el pensar y el sentir.
Aprende a levantar otros espacios de reflexión y emoción, estas fechas son un potente catalizador para las personas fieles, devotas y practicantes que se han encontrado, por ejemplo en Sevilla, con que las inclemencias del tiempo han roto las ilusiones de muchos.
Etiquetas:
Desde los afectos,
Rodrigo Córdoba Sanz
miércoles, 20 de abril de 2011
La vivencia de estar loco
Estar loco es creerse loco, vivirse loco, sentirse loco, cuando a una persona con alguna psicosis le dice su terapeuta que lo que está diciendo no tiene base lógica, cuando le remite a su conciencia de enfermedad debilitada, cuando una persona bipolar oscila entre la depresión más incapacitante y la euforía desmedida, no poder dormir, no tener necesidad de comer, resultar todo alcanzable, no tener límites personales para realizar ciertas actividades de riesgo como las cuentas bancarias o el sexo o la conducción.
También existen trastornos de personalidad, la personalidad borderline, una personalidad disociativa se encuentra en ese ir y venir de emociones y de falta de integración entre los elementos de salud y de enfermedad. Quiero añadir al post anterior de D. Javier Lacruz que el elemento fundamental es cómo se vive, se piensa y se siente el paciente, si se siente como loco, aunque sea un loco genial pasará un tormento difícil de tratar, consistirá el tratamiento en canalizar su potencial creativo y sus puntos de salud hacia la salud y el bienestar, a veces la locura es una hipocondría salteada de síntomas muy molestos inscritos en una historia o biografía colmada de problemas.
Rodrigo Córdoba Sanz
También existen trastornos de personalidad, la personalidad borderline, una personalidad disociativa se encuentra en ese ir y venir de emociones y de falta de integración entre los elementos de salud y de enfermedad. Quiero añadir al post anterior de D. Javier Lacruz que el elemento fundamental es cómo se vive, se piensa y se siente el paciente, si se siente como loco, aunque sea un loco genial pasará un tormento difícil de tratar, consistirá el tratamiento en canalizar su potencial creativo y sus puntos de salud hacia la salud y el bienestar, a veces la locura es una hipocondría salteada de síntomas muy molestos inscritos en una historia o biografía colmada de problemas.
Rodrigo Córdoba Sanz
Teoría de la locura
Un compañero psiquiatra, que navega cultural y epistemológicamente por parecidos senderos a mí, él quizá es más psicoanalista clásico y un excelente profesional, me ha enviado este borrón, al estilo de Goya, esos bocetos de incalculable valor, esos estudios previos a la consecución final de la obra de arte, esos pedazos o snippets winnicottianos. Lo comparto con ustedes:
TEORIA DE LA LOCURA
La palabra locura abarca un arco de tensión en cuyos extremos se encuentran la genialidad y la enfermedad mental. En un determinado segmento hablamos de estar loco o de hacer locuras como de algo grato, envidiable, supremo; de actos conducta que implican una creatividad que en su máxima expresión presentan características o rasgos de genialidad. En el otro polo, hablamos también de estar loco o de hacer locuras en función del grado de desorden o caos mental que presenta la persona. Así pues, el término locura –y por ende, el sustantivo loco–, precisa (o mejor: exige) conocer el contexto de una conducta o comportamiento humano para poder discriminar el sentido de la locura: la locura como genialidad o como enfermedad mental.
En esencia, locura –en su acepción saludable– equivale a creatividad, siendo su máxima expresión el raptus genial. Una persona bien integrada psíquicamente, esto es, que presenta un adecuado balance entre la realidad y la fantasía, que posee suficiente imaginación, capacidad para jugar (para explorar los asuntos de la vida) y sentido del humor, puede decirse que es una persona que posee riqueza psíquica, esto es, locura sana. La forma de expresión de estas personas es la naturalidad y la espontaneidad, a diferencia de los que se conducen por la vida de forma mecánica, estereotipada, rígida, defensiva, con sumisión o acatamiento. En suma. la locura sana supone tener vida propia, supone crear nuestra propia visión del mundo. Donald Winnicott lo dice así: <>
La otra acepción asimila el concepto de locura a la categoría de trastorno psíquico, o lo que más específicamente se denomina en psiquiatría: a las psicosis. En esta línea, al loco se le ha llamado demente, alienado, enfermo mental o psicótico. En la antigüedad la locura se asociaba al pensamiento mágico, y a lo sobrenatural, posteriormente al loco se le encerró en los asilos o manicomios, hasta que en el siglo XX tuvo lugar la gran revolución de la locura: de un lado, por el psicoanálisis, porque plantea que la locura tiene sentido; del otro, la psicofarmacología, al introducir los neurolépticos en 1952 ha variado completamente la evolución y el pronóstico de las psicosis, cuyos grandes cuadros son la paranoia, las psicosis maniaco-depresivas y la esquizofrenia. Su etiología depende de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, como la falla del sostén materno en la primera infancia. Desde un punto de vista psicodinámico la locura es una forma de existencia, es un proyecto imaginario. Supone una interpretación de la realidad que se ofrece como verdadera, siendo que los valores de verdad o falsedad rigen para la denotación, mientras que los valores de verosímil o inverosímil rigen para la connotación o interpretación de la realidad. La locura patológica implica imponer la propia visión del mundo. Lejos de suponer una aportación creativa a la vida, supone una imposición irreductible.
<>. Ciertamente, su forma de entender o de interpretar el mundo (su mundo interno) lo hace externo, lo hace propiedad de la realidad empírica o cotidiana. Así, el delirio, que es el síntoma que define a las psicosis, es una interpretación errónea de la realidad a la que se dota de certidumbre. De ahí que Jaspers dijera: <>, esto es, locura patológica. Por contra, de la locura sana, el viejo sabio Maimónides dijo: <>.
Javier Lacruz Navas
Psiquiatra
Pueden encontrar más trabajos suyos y más extensos en http://www.elgestoespontaneo.com/, sitio dedicado a la obra de Winnicott y otros.
TEORIA DE LA LOCURA
La palabra locura abarca un arco de tensión en cuyos extremos se encuentran la genialidad y la enfermedad mental. En un determinado segmento hablamos de estar loco o de hacer locuras como de algo grato, envidiable, supremo; de actos conducta que implican una creatividad que en su máxima expresión presentan características o rasgos de genialidad. En el otro polo, hablamos también de estar loco o de hacer locuras en función del grado de desorden o caos mental que presenta la persona. Así pues, el término locura –y por ende, el sustantivo loco–, precisa (o mejor: exige) conocer el contexto de una conducta o comportamiento humano para poder discriminar el sentido de la locura: la locura como genialidad o como enfermedad mental.
En esencia, locura –en su acepción saludable– equivale a creatividad, siendo su máxima expresión el raptus genial. Una persona bien integrada psíquicamente, esto es, que presenta un adecuado balance entre la realidad y la fantasía, que posee suficiente imaginación, capacidad para jugar (para explorar los asuntos de la vida) y sentido del humor, puede decirse que es una persona que posee riqueza psíquica, esto es, locura sana. La forma de expresión de estas personas es la naturalidad y la espontaneidad, a diferencia de los que se conducen por la vida de forma mecánica, estereotipada, rígida, defensiva, con sumisión o acatamiento. En suma. la locura sana supone tener vida propia, supone crear nuestra propia visión del mundo. Donald Winnicott lo dice así: <
La otra acepción asimila el concepto de locura a la categoría de trastorno psíquico, o lo que más específicamente se denomina en psiquiatría: a las psicosis. En esta línea, al loco se le ha llamado demente, alienado, enfermo mental o psicótico. En la antigüedad la locura se asociaba al pensamiento mágico, y a lo sobrenatural, posteriormente al loco se le encerró en los asilos o manicomios, hasta que en el siglo XX tuvo lugar la gran revolución de la locura: de un lado, por el psicoanálisis, porque plantea que la locura tiene sentido; del otro, la psicofarmacología, al introducir los neurolépticos en 1952 ha variado completamente la evolución y el pronóstico de las psicosis, cuyos grandes cuadros son la paranoia, las psicosis maniaco-depresivas y la esquizofrenia. Su etiología depende de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, como la falla del sostén materno en la primera infancia. Desde un punto de vista psicodinámico la locura es una forma de existencia, es un proyecto imaginario. Supone una interpretación de la realidad que se ofrece como verdadera, siendo que los valores de verdad o falsedad rigen para la denotación, mientras que los valores de verosímil o inverosímil rigen para la connotación o interpretación de la realidad. La locura patológica implica imponer la propia visión del mundo. Lejos de suponer una aportación creativa a la vida, supone una imposición irreductible.
<
Javier Lacruz Navas
Psiquiatra
Pueden encontrar más trabajos suyos y más extensos en http://www.elgestoespontaneo.com/, sitio dedicado a la obra de Winnicott y otros.
Paradigmas
La psicología y la psiquiatría no se ha ajustado al cambio de paradigma científico. Tras el mecanicismo newtoniano-cartesiano han llegado otras contribuciones que involucran, por citar un ejemplo, al observador en el fenómeno observado. Nuevos aportes que dejan atrás a esos dos grandes científicos, el biógrafo de Newton lo calificaba como el último gran mago por su gusto por la alquimia, el misticismo y su adoración a Dios, también René Descartes consideraba a Dios como una pieza clave en la construcción e intelección del Universo. Con Newton y Descartes se configura un universo euclideano, donde todo está ajustado a unas leyes.
Ahora el cambio de paradigma en ciencia nos invita a que la psicología y la psiquiatría también evolucionen por esos derroteros considerando los nuevos descubrimientos, solo así podemos progresar. Cuando un paradigma queda cuestionado esa revolución científica lleva a otro que cambia el modelo a seguir.
Ahora el cambio de paradigma en ciencia nos invita a que la psicología y la psiquiatría también evolucionen por esos derroteros considerando los nuevos descubrimientos, solo así podemos progresar. Cuando un paradigma queda cuestionado esa revolución científica lleva a otro que cambia el modelo a seguir.
martes, 19 de abril de 2011
¿Y si el fracaso escolar fuera una manera disfrazada de éxito?
¿Y si el fracaso escolar fuera una manera disfrazada de éxito?
Roberto Butinof
El fracaso escolar es una operación global de la mayor complejidad a partir de una situación que es exactamente como un rico tesoro encerrado en un cofre hermético, ubicado en el fondo de un mar muy profundo, nosotros vamos a trabajar para imaginar como esa riqueza potencial puede transformarse en una riqueza efectiva y como la complejidad que pasa inadvertida puede transformarse en una complejidad para ella misma y para los otros.
El desafío en cuestión.
El estudiante que fracasa cuestiona por su comportamiento, el mundo al cual él pertenece y lo interroga sin saberlo, "¿Para qué sirve todo esto?" (los estudios, la responsabilidad, los compromisos, la vida social...). Él no dice "Yo no quiero saber" o "Yo no puedo", dice sobretodo "Yo no se porque saber o porque tengo que saber".
Su cuestionamiento se dirige a sus padres, su cultura étnica, (racial?) o política, su institución escolar o a la sociedad en su conjunto.
Él no dialoga con la pregunta, la cual queda abierta.
La pregunta del estudiante que fracasa es una pregunta sin cuestionamiento, como si fuera un diálogo que todavía en realidad no es tal, como una respuesta antes de tiempo y del momento de la respuesta.
Nosotros todos estamos frente a esta problemática del fracaso escolar enfrentando un desafío que aun no es tal.
Para que el desafío se convierta verdaderamente en un desafío, imaginemos un puente que relacionaría al estudiante en cuestión con las personas para quien el problema es un problema. En esta perspectiva es aleatorio (o poco útil) imaginar normas generales, que puedan ser aplicadas a cada situación particular.
No solamente no hay solución, sino que el fracaso en si mismo ya es una solución. En efecto la respuesta ha sido "construida" antes que la pregunta y la solución antes que el problema.
El estudiante que fracasa querría comprender el sentido un mundo que le resulta extranjero viviendo simultáneamente en relación a si mismo una situación extraña y desconocida, frente a la cual se siente impotente (pero conserva potencialmente las claves de la potencia) y todo poderoso al mismo tiempo.
El desafío parece ser tal para la persona que fracasa pero en realidad lo es sobretodo, o lo es particularmente para las personas que están involucradas (la familia, la escuela, los psicólogos, los psicoterapeutas, los jueces, las autoridades políticas).
El desafío podría ser estudiado como un desafío si uno deja de lado la noción de responsabilidad y uno se interesa al lugar que ocupa y a los juegos que creamos en una sociedad posible. La noción de desafío debe ser estudiada bajo la óptica de nuestra concepción de nosotros mismos. Nosotros podemos pertenecernos o no, y esta definición consciencia, sentido o visión de nosotros mismos, en una sociedad dada, determinará el tipo de juegos posibles.
El rol, la jerarquía el sentido que nos adjudicamos a nosotros mismos van a determinar la posibilidad de desafío o la especificidad propia del desafío.
O sea el desafío debería ser estudiado no a partir del estudiante que fracasa sino a partir de aquellos que lo ven, que lo sienten, que lo aman, que lo "leen" y que podrían construir las condiciones necesarias para que el desafío comience a tornarse a ser un verdadero desafío.
Desarrollo didáctico posible.
Alguien que fracasa me hace pensar a un financista que amaso una gran fortuna, la cual perdió toda actualidad porque se devaluó y no es negociable en la bolsa. En otras palabras la persona que fracasa sería rica, de una riqueza que no es utilizable porque nadie puede reconocerla como tal y reconocerse en ella.
Todo sistema debe ganar. El sistema al cual pertenece el estudiante que fracasa también parte de esta lógica es en el seno de una lógica cuya "lógica" no es siempre lógica... porque es un orden más cerca de la creencia que una construcción racional progresiva.
Si la persona que fracasa cree en valores que cada vez están más devaluados, que más puede hacer que construir nuevos valores en los cuales el o ella podría creer?. Estos nuevos valores harían parte de los antiguos o bien serían la continuación lógica de aquellos, en un "entramado" complicado, pero no complejo, que apunta a hacer de la persona en estado de fracaso alguien creíble frente a sus propios ojos.
La persona que fracasa, por "razones" muy diversas, decide no decidir nada. Esta decisión no es una decisión activa, pero es una manera de dejar su propio automóvil, sin frenos y sin conductor, seguir una ruta descendente con la convicción que el vehículo solo va a tomar las curvas y llegar el por su propia cuenta al destino fijado.
Todos tenemos tendencia a imaginar el fracaso como una falta o carencia de fuerza o de disciplina del estudiante en cuestión. Desde esta posición pedirle que incremente su esfuerzo de trabajo, su disciplina y su esfuerzo de memorización solo hay un paso.
Todo fracaso culpabiliza a la familia o/y a la institución donde este ocurre y cuestiona a esos protagonistas sobre sus roles respectivos.
Si cada vez que nosotros vemos un niño o un adolescente en una situación de fracaso escolar nos sentimos motivados a ayudarlo, eso se debe a la filosofía de base con la cual nosotros pensamos la vida en general. Pero la persona que fracasa también tiene una filosofía de base que no podría explicar o conceptualizar porque le es desconocida y se manifiesta de manera intuitiva o instintiva.
Todo intento de ayudar corre el riesgo de tornarse una lucha entre dos modelos que a menudo no se encuentran.
El fracaso es un momento bisagra indispensable para construir el devenir, el futuro.
La persona que fracasa debe ser colocada en un nivel jerárquico superior, en una ecuación a crear para salir del impasse, el lugar de querer ayudar a aquel que fracasa deberíamos imaginar como pedirle ayuda, es decir, ubicarlo en una posición de aquel que sabe y que conoce profundamente las claves de su éxito, porque el fracaso es un éxito estratégico que toma por sorpresa a todos aquellos que no esperan estos resultados.
La persona que fracasa es la que gana ahí donde nadie espera que ella gane.
La coacción de la reflexión.
Sin coacción no hay fracaso. Podemos imaginarnos que la coacción la obligación y el fracaso hacen parte de un conjunto que no pueden disociarse. La coacción es una manera de vivir la no - libertad. No se trata de vivir una libertad coactiva sino de sentirse prisionero de la no libertad. Una libertad limitada es muchas veces más confortable para vivir que una libertad ilimitada. Todo depende del contexto y de la forma en la cual uno se represente el mundo al cual pertenece.
Una libertad ilimitada puede ser vivida de manera más coactiva que su opuesto. "Lo ilimitado" se transforma en la prisión.
El conocimiento humano es infinito pero no ilimitado. Alguien que se mueve en un mundo ilimitado, o considerado como tal, tendrá tendencia a limitar al máximo su capacidad de maniobra o las fronteras de su acción.
Un adulto que piensa su afectividad y que concibe su sexualidad de una manera próxima a aquella de sus abuelos podrá decir: "Yo haré tal y tal cosa (casamiento, niño, descubrimientos profesionales o personales diversos...) cuando me sienta preparado".
Es una manera de vivir lo ilimitado fijando su capacidad de acción alrededor de su propio cuerpo, como si la distancia entre la capacidad actual y la capacitación a obtener fuera ilimitada y al mismo tiempo extremadamente limitada.
En esta visión de las cosas siempre hay una parte y una contra parte.
El niño que fracasa vive la parte y la contrapartida al mismo tiempo y es imposible saber en cual se encuentra. La solución consiste en construir, de una manera dialógica, una síntesis creativa entre la parte y la contrapartida, o sea pasar de una contradicción esterilizante a una síntesis fecunda.
La transgresión y la no transgresión.
En el fracaso habría una imposibilidad de transgresión.
Para convertirse en una persona íntegra me parece fundamental aprender a transgredir, lo que es una buena manera de ser y de ir cada vez más profundamente hacia la noción de ser llevando al mismo tiempo todo aquello que determinó el origen de nuestra trayectoria histórica.
El modelo del fracaso es un modelo rico, cerrado impenetrable y que conserva muchos secretos en la profundidad de sus abismos. El diálogo con el fracaso es el diálogo entre dos lenguajes, entre dos modelos, entre dos visiones. Utilizar el fracaso como una plataforma a partir de la cual construir un nivel superior de complejidad, me parece una propuesta cada vez más importante.
El fracaso, como todos los grandes problemas es una cuestión relacional que se ignora, que se desconoce. Un niño o una persona que cree saber todo va a defender su "saber" con uñas y dientes. Con esta persona puede ser bello, puede ser lindo enfrentarse, pelearse, combatir para aprender juntos la estrategia de la paz.
Yo no pienso que se pueda aprender o enseñar a un profesional a tratar el fracaso o a curar el fracaso. Me parece que podemos por el contrario, aprender a construir con el otro la noción de un viaje sin valijas, hacia un desafío cada vez mayor.
La persona que fracasa es una persona que en general ama los desafíos, pero que se encuentra en una estación a la cual llegó y de la cual no puede irse.
Trabajar el fracaso sería para mi, una forma de imaginar como conectar el fracaso escolar a otras situaciones y concebir vehículos más pertinentes para cada situación.
Ninguna experiencia puede ser transmitida. Es otra experiencia que nosotros ya estamos construyendo, la que vamos a "transmitir" a alguien partiendo de una experiencia precedente.
No hay experiencia precedente. La experiencia es siempre actual. Todo lo que podemos tomar de nuestro saber ya es otro saber que se está construyendo (o en construcción).
Ninguna fórmula puede estar dada. Ninguna receta es realizable sólo existe nuestra propia formación y nuestra propia especificidad como vehículos (cálidos? áridos?) de nuestras concepciones.
Si yo hablo de todo esto, es para partir al descubrimiento de otra modestia o de un nuevo orden de modest ia en mi a la manera de una investigación permanente del otro que habita en mi, de un yo que pase por el exterior de mi y que podría ser aquel real e imaginario del lector de esta reflexión.
El monólogo es la respuesta - el diálogo es la pregunta.
Me parece imposible salir del fracaso escolar sin un aprendizaje verdadero de construcción del diálogo porque, para mi, el fracaso es el fruto de un monólogo donde el estudiante (de la misma forma que su familia, el profesor y todos los que intervienen de afuera) formula las preguntas y las respuestas.
En otras palabras, las preguntas se tornan respuestas - las cosas no están en su lugar - el sentido estratégico todavía no es de la partida.
Un monólogo podría ser una construcción cerrada o abierta. Si el estudiante que fracasa vive un monólogo cerrado donde las respuestas y las preguntas se chocan permanentemente, el monólogo abierto sería la posibilidad de construir, ya sea preguntas directas, ya sean afirmaciones que tengan en ellas el germen escondido de una interrogación posible.
Para que lo posible se vuelva realidad, la historia, la cultura y el medio, obligatoriamente deben formar parte del juego.
Mi reflexión es también un monólogo que pienso como un diálogo y que trata de pasar por el interior y el exterior del estudiante que fracasa.
Todas estas reflexiones son el producto de mi experiencia de vida, de padre de cinco hijos, de médico, de psicoterapeuta, y de apasionado por el estudio de la política y de la estrategia social.
Pertenezco a aquellos que no pertenecen.
Encontramos a veces jóvenes que dicen: "Detesto a la escuela" o "Detesto a mi profesor". Pienso que sin saberlo, estos niños dicen: "Yo no soy de aquí", o "Yo no pertenezco", o "Yo pertenezco a aquellos que no pertenecen".
La no pertenencia sería una forma de pertenencia.
El mundo del fracaso escolar es un mundo de magia, de creencias, de misterios, de respuestas a las agresiones reales o imaginarias.
La persona que fracasa, a cualquier edad, es una persona que está sola, pero sola de pseudo soledad, y que vive su mundo como un mundo amenazante y al mismo tiempo protector, lógico e ilógico, acreedor y deudor.
El fracaso sería un pseudo éxito, que es vivido como una verdad total e inexorable. La noción de pseudo éxito nos aparece más claramente cuando avanzamos en el análisis de la problemática del fracaso. Nosotros observamos progresivamente que el éxito era un pseudo éxito y que la lógica como tal era también una pseudo lógica.
El interlocutor que somos nosotros, y que podemos ser, de la persona que fracasa, no puede corregir el modelo del fracaso sin despegar la situación de todo aquello que está constituido de manera pseudo.
El fracaso se torna cuando se instala, un modelo de pensamiento y de acción y no el opuesto de la noción de éxito. Este modelo no es la negación o el fracaso de otro modelo sino un modelo en si mismo. Podríamos definirlo, describirlo, como un lenguaje y una gramática que no pueden hacer nacer. Para crear la posibilidad de nacimiento es fundamental construir y descubrir la noción de alteridad de relación y de lenguaje.
Por intermedio de esta construcción, familiar, cultural y social, que es el lenguaje, y en función de la apropiación que nosotros podemos hacer de el, podemos poco a poco volvernos seres fecundadores en interacción recíproca, seres en diálogo o seres del diálogo, dialoguistas.
Nuestros cuerpos, nuestro pensamiento, nuestra visión del mundo, se construyen, se respiran, se dialogan, adquieren sentido, vuelo e historicidad. Imperceptiblemente nosotros nos volvemos la estructura de nuestra pertenencia.
Insuficiencia de la globalidad.
Un eje de trabajo importante a seguir en el estudio del fracaso escolar es el de la globalidad. La globalidad de la persona que fracasa es una globalidad finita y no infinita y que se tornaría, se transformaría a través de una elaboración, sin límites y no infinita ilimitada.
La política emocional.
Toda política de orden emocional nos da la impresión de ser libres y de ejercer plenamente nuestra libertad. No se puede pensar con nuestras propias emociones sólo se puede actuar con nuestras propias emociones. Pero como actuar y pensar están siempre ligados creemos que pensamos cuando, en realidad, simplemente actuamos con nuestras emociones y nuestros condicionamientos culturales.
Por definición el fracaso escolar sería una situación cerrada en si misma.
El estudiante que fracasa no es alguien que no piensa, es a menudo alguien que piensa mucho pero que piensa de una manera emocional seguramente sin saberlo.
Si el saber es emocional, el saber no puede transformarse en saber.
La metáfora imposible: "busca lo imposible por una vía concreta y no metafórica"
Para la persona que está en estado de fracaso escolar lo imposible es un imposible.
Una situación de gran endeudamiento no puede más que generar nuevas deudas o más endeudamiento. Si pensamos en una pareja en dificultad, que vive al borde de la ruptura (antes de separarse o de empezar una terapia), tendrá tendencia ya sea a engendrar otro niño ya sea a realizar compras exageradas o inconsideradas más allá de sus posibilidades. El estudiante que fracasa esta en la misma situación.
Busca lo imposible por una vía concreta y no metafórica.
La capacidad metafórica podría ser la posibilidad de hacer una síntesis entre si y el otro que permitiría definir de una nueva y liberadora manera la relación en cuestión.
La metáfora está profundamente ligada al reconocimiento recíproco y a la noción de gratuidad.
Ganar se vuelve para el estudiante que fracasa una necesidad concreta de ganar y no el acto de ganar por el placer de ganar.
El placer de ganar es un acto de libertad, de compromiso y de amor.
Cuénteme su fracaso escolar.
Sin fecundación no hay nacimiento, y para que haya fecundación no hay que poner condiciones al nacimiento.
El fracaso escolar sería como una bisexualidad sin sexualidad. Una situación repetitiva, en tanto dure, anula aniquila la posibilidad de fecundación. De esta manera la "sexualidad" sólo puede venir del exterior.
Para que un volcán realice su condición volcánica, otra instancia, otra persona, en nuestro caso debe poder aportar los elementos que van a hacer posible el nacimiento de la conflictiva o del conflicto.
Si cada vez que trabajamos con una persona que fracasa, seguimos su fracaso escolar como si nos contaran un cuento, podríamos transformar la situación tal como es descripta en una situación tal que podría ser descripta. Del "cuénteme" pasaríamos progresivamente al "contémonos".
En lugar de mostrarle el error al otro nosotros nos volveríamos protagonistas para la construcción asociada de la noción de error.
La política de lo cuantitativo.
Ninguna lógica progresiva - o sea en construcción - no puede hacerse en base a una lectura cualitativa. Lo cualitativo sería el fruto de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de nuestra concepción afectiva. Para que una concepción se vuelva generadora de conceptos, es fundamental de pasar a otra manera de leer y de concebir la realidad. Para ello necesitamos de un pensamiento estructurado alrededor de una columna vertebral de tipo lógico matemático.
La salud o la salvación por medio de la política.
La conflictiva es, en la mayor parte de los casos, apolítica. Para tener éxito con alguien que está en situación de fracaso escolar es fundamental transformar lo apolítico en político.
La idea de trabajar el fracaso como un cuento, como un relato va en el sentido de transformar la no historicidad en historicidad. Una gran cantidad de conflictos en el mundo político actual están desprovistos de la noción de historicidad, de diálogo, de pensamiento interactivo o sea de posibilidad de negociación.
El fracaso sería como una negociación que se despierta y se levanta muy temprano...
Construir juntos (o en conjunto) un relato, una historia, una metáfora, es construir en conjunto la noción de compromiso, que puede llevar progresivamente al amor y a la libertad.
La impotencia del estudiante que fracasa es una cuestión todopoderosa que es desconocida.
Pensar las cosas desde el punto de vista político significa pensarlas en términos de diálogo, de reconocimiento recíproco, situar un evento en su contexto y actuar de tal forma que para que una persona pueda ganar todo el conjunto de personas que lo rodean, todo su ámbito relacional pueda volverse ganador.
La cuestión del desafío.
El desafío, no es un pregunta, el desafío de vuelve una pregunta, se convierte en una pregunta.
En el fracaso escolar el estudiante que fracasa se encuentra confrontado al desafío próximo y lejano de la pregunta, como alguien que entraría en pánico ante una enorme montaña mirando la cima a la que quiere llegar. Comenzar a subir, a escalar, a dialogar con la montaña, significa la transformación progresiva del desafío, en pregunta de ese desafío, o sea convertir ese desafío en preguntas que vayan gradualmente llevando hacia la cima que se quiera conquistar.
Partir al (asalto?) de la montaña significa cuestionar al cuestionamiento. Eso no puede hacerse solo, es un acto de diálogo; pero un diálogo con significativo, o sea de tipo filosófico, político, ideológico, posible únicamente cuando las condiciones de un compromiso están dadas.
Este compromiso puede hacerse en el seno de la familia a la cual pertenece el estudiante que fracasa o en contactos con especialistas de la educación psicólogos especialistas en relaciones humanas.
En el seno mismo de la familia, es muy difícil encontrar el camino de la salida. No es imposible pero demanda un entrenamiento poco habitual en el arte de la reflexión y del análisis histórico.
Es más rico, más fecundo, aportarle a la familia en cuestión elementos exteriores de estudio y de reflexión para que pueda concebirse como un conjunto "como un sistema" que tiene todo el interés en ganar construyendo la idea de pertenencia, para que el niño de ellos comience a moverse en un mundo limitado históricamente operativo donde la diferencia se vuelve posible.
La reflexión sin coacción.
Más la familia se vivirá como un conjunto que es tal o cuya pertenencia se da a través de un diálogo creativo con expertos exteriores a la familia, más el niño que estaba en situación de fracaso se volverá un niño que descubrirá el placer de la reflexión, el cual ya no será una coacción, sino una manera de ir hacia el otro y a través de ese otro descubrirse a si mismo.
La mirada y el diálogo, a través de una reflexión sin coacción, permiten la construcción de otro lenguaje, de un lenguaje que no esta más alienado sino que trabaja para transformarse en el sentido del conocimiento.
El arte de la transgresión.
Un lenguaje que se pertenece es un lenguaje donde la transgresión se vuelve posible.
El fracaso, adquiere significado de intento de transgresión cuando es decodificado, cuando es transformado, digerido, modelado, se transforma en un fracaso con el cual se comienza a dialogar como con la montaña que parecía inaccesible. Un fracaso con el cual se comienza a dialogar, dialogando con expertos o especialistas exteriores a la familia, es un fracaso que puede ser reivindicado por el estudiante que fracasa, por su familia, por la institución a la cual pertenece.
El fracaso deja de ser una acto de tipo físico mecánico para volverse progresivamente una idea o un concepto con el cual se puede jugar, dialogar, transgredir.
De esta manera se puede navegar entre lo concreto y lo metafórico.
La metáfora es tan concreta, y tan real que aquello que es palpable, pero ya no será más una realidad que aplasta sino una realidad posible de la realidad.
Yo me pertenezco.
Un viaje que se termina es un viaje que se comienza.
El vehículo que daba vueltas en redondo en una estación sin salida se transforma, gracias al reconocimiento, al diálogo y al lenguaje, en un vehículo que se pertenece a si mismo o sea que recupera identidad porque se (o se es?) parte de un conjunto que también se pertenece y que se transforma en un constructor de pertenencia.
Del amor se pasa a la lógica, a la filosofía, a la política.
Si solo tenemos una idea filosófica del amor, el amor permanece encerrado en los límites de las emociones posibles.
La filosofía del amor y el amor de la filosofía nos permite construir un mundo en el cual el espacio, el tiempo y la historia dialogan sin cesar, continuamente. La (?) constante del tiempo, del espacio y de la historia se torna entonces posible.
Al fin esto se vuelve serio.
De lo imposible imposible se pasa a lo imposible posible.
Sin una perspectiva filosófica, lógica y política, no se puede construir el sentido de la vida y el sentido de conocimiento.
La libertad es la cual le da sentido al compromiso, y es la única posibilidad seria de construir, construyéndose con las personas, los medios o los conjuntos que nos pertenecen y a quienes nosotros pertenecemos.
Finalmente esto se vuelve serio" , dice Marion à Damiel al final del film, Las Alas del Deseo de Wim Wenders.
"La soledad, quiere decir: finalmente soy entera".
"Nueva luna de la decisión".
Ahora nosotros somos el tiempo".
"Tenes el juego en tus manos. Ahora o nunca".
"Ocurrió algo que continúa sucediendo", dice Damiel a continuación, y agrega:
"Yo estaba en ella y ella estaba alrededor mío".
"Yo estoy junto".
"Esta noche, aprendí a asombrarme".
"No es más que el asombro frente a nosotros dos, el asombro frente al hombre y a la mujer que hicieron de mi un ser humano".
"Ahora se lo que ningún ángel sabe".
Agradecimientos: el autor agradece calurosamente a Kai Krienke y a Philip Nielsen por su colaboración en la elaboración de este trabajo.
El Dr. Butinof es un terapeuta de larga trayectoria en el campo de la psicoterapia
Roberto Butinof
El fracaso escolar es una operación global de la mayor complejidad a partir de una situación que es exactamente como un rico tesoro encerrado en un cofre hermético, ubicado en el fondo de un mar muy profundo, nosotros vamos a trabajar para imaginar como esa riqueza potencial puede transformarse en una riqueza efectiva y como la complejidad que pasa inadvertida puede transformarse en una complejidad para ella misma y para los otros.
El desafío en cuestión.
El estudiante que fracasa cuestiona por su comportamiento, el mundo al cual él pertenece y lo interroga sin saberlo, "¿Para qué sirve todo esto?" (los estudios, la responsabilidad, los compromisos, la vida social...). Él no dice "Yo no quiero saber" o "Yo no puedo", dice sobretodo "Yo no se porque saber o porque tengo que saber".
Su cuestionamiento se dirige a sus padres, su cultura étnica, (racial?) o política, su institución escolar o a la sociedad en su conjunto.
Él no dialoga con la pregunta, la cual queda abierta.
La pregunta del estudiante que fracasa es una pregunta sin cuestionamiento, como si fuera un diálogo que todavía en realidad no es tal, como una respuesta antes de tiempo y del momento de la respuesta.
Nosotros todos estamos frente a esta problemática del fracaso escolar enfrentando un desafío que aun no es tal.
Para que el desafío se convierta verdaderamente en un desafío, imaginemos un puente que relacionaría al estudiante en cuestión con las personas para quien el problema es un problema. En esta perspectiva es aleatorio (o poco útil) imaginar normas generales, que puedan ser aplicadas a cada situación particular.
No solamente no hay solución, sino que el fracaso en si mismo ya es una solución. En efecto la respuesta ha sido "construida" antes que la pregunta y la solución antes que el problema.
El estudiante que fracasa querría comprender el sentido un mundo que le resulta extranjero viviendo simultáneamente en relación a si mismo una situación extraña y desconocida, frente a la cual se siente impotente (pero conserva potencialmente las claves de la potencia) y todo poderoso al mismo tiempo.
El desafío parece ser tal para la persona que fracasa pero en realidad lo es sobretodo, o lo es particularmente para las personas que están involucradas (la familia, la escuela, los psicólogos, los psicoterapeutas, los jueces, las autoridades políticas).
El desafío podría ser estudiado como un desafío si uno deja de lado la noción de responsabilidad y uno se interesa al lugar que ocupa y a los juegos que creamos en una sociedad posible. La noción de desafío debe ser estudiada bajo la óptica de nuestra concepción de nosotros mismos. Nosotros podemos pertenecernos o no, y esta definición consciencia, sentido o visión de nosotros mismos, en una sociedad dada, determinará el tipo de juegos posibles.
El rol, la jerarquía el sentido que nos adjudicamos a nosotros mismos van a determinar la posibilidad de desafío o la especificidad propia del desafío.
O sea el desafío debería ser estudiado no a partir del estudiante que fracasa sino a partir de aquellos que lo ven, que lo sienten, que lo aman, que lo "leen" y que podrían construir las condiciones necesarias para que el desafío comience a tornarse a ser un verdadero desafío.
Desarrollo didáctico posible.
Alguien que fracasa me hace pensar a un financista que amaso una gran fortuna, la cual perdió toda actualidad porque se devaluó y no es negociable en la bolsa. En otras palabras la persona que fracasa sería rica, de una riqueza que no es utilizable porque nadie puede reconocerla como tal y reconocerse en ella.
Todo sistema debe ganar. El sistema al cual pertenece el estudiante que fracasa también parte de esta lógica es en el seno de una lógica cuya "lógica" no es siempre lógica... porque es un orden más cerca de la creencia que una construcción racional progresiva.
Si la persona que fracasa cree en valores que cada vez están más devaluados, que más puede hacer que construir nuevos valores en los cuales el o ella podría creer?. Estos nuevos valores harían parte de los antiguos o bien serían la continuación lógica de aquellos, en un "entramado" complicado, pero no complejo, que apunta a hacer de la persona en estado de fracaso alguien creíble frente a sus propios ojos.
La persona que fracasa, por "razones" muy diversas, decide no decidir nada. Esta decisión no es una decisión activa, pero es una manera de dejar su propio automóvil, sin frenos y sin conductor, seguir una ruta descendente con la convicción que el vehículo solo va a tomar las curvas y llegar el por su propia cuenta al destino fijado.
Todos tenemos tendencia a imaginar el fracaso como una falta o carencia de fuerza o de disciplina del estudiante en cuestión. Desde esta posición pedirle que incremente su esfuerzo de trabajo, su disciplina y su esfuerzo de memorización solo hay un paso.
Todo fracaso culpabiliza a la familia o/y a la institución donde este ocurre y cuestiona a esos protagonistas sobre sus roles respectivos.
Si cada vez que nosotros vemos un niño o un adolescente en una situación de fracaso escolar nos sentimos motivados a ayudarlo, eso se debe a la filosofía de base con la cual nosotros pensamos la vida en general. Pero la persona que fracasa también tiene una filosofía de base que no podría explicar o conceptualizar porque le es desconocida y se manifiesta de manera intuitiva o instintiva.
Todo intento de ayudar corre el riesgo de tornarse una lucha entre dos modelos que a menudo no se encuentran.
El fracaso es un momento bisagra indispensable para construir el devenir, el futuro.
La persona que fracasa debe ser colocada en un nivel jerárquico superior, en una ecuación a crear para salir del impasse, el lugar de querer ayudar a aquel que fracasa deberíamos imaginar como pedirle ayuda, es decir, ubicarlo en una posición de aquel que sabe y que conoce profundamente las claves de su éxito, porque el fracaso es un éxito estratégico que toma por sorpresa a todos aquellos que no esperan estos resultados.
La persona que fracasa es la que gana ahí donde nadie espera que ella gane.
La coacción de la reflexión.
Sin coacción no hay fracaso. Podemos imaginarnos que la coacción la obligación y el fracaso hacen parte de un conjunto que no pueden disociarse. La coacción es una manera de vivir la no - libertad. No se trata de vivir una libertad coactiva sino de sentirse prisionero de la no libertad. Una libertad limitada es muchas veces más confortable para vivir que una libertad ilimitada. Todo depende del contexto y de la forma en la cual uno se represente el mundo al cual pertenece.
Una libertad ilimitada puede ser vivida de manera más coactiva que su opuesto. "Lo ilimitado" se transforma en la prisión.
El conocimiento humano es infinito pero no ilimitado. Alguien que se mueve en un mundo ilimitado, o considerado como tal, tendrá tendencia a limitar al máximo su capacidad de maniobra o las fronteras de su acción.
Un adulto que piensa su afectividad y que concibe su sexualidad de una manera próxima a aquella de sus abuelos podrá decir: "Yo haré tal y tal cosa (casamiento, niño, descubrimientos profesionales o personales diversos...) cuando me sienta preparado".
Es una manera de vivir lo ilimitado fijando su capacidad de acción alrededor de su propio cuerpo, como si la distancia entre la capacidad actual y la capacitación a obtener fuera ilimitada y al mismo tiempo extremadamente limitada.
En esta visión de las cosas siempre hay una parte y una contra parte.
El niño que fracasa vive la parte y la contrapartida al mismo tiempo y es imposible saber en cual se encuentra. La solución consiste en construir, de una manera dialógica, una síntesis creativa entre la parte y la contrapartida, o sea pasar de una contradicción esterilizante a una síntesis fecunda.
La transgresión y la no transgresión.
En el fracaso habría una imposibilidad de transgresión.
Para convertirse en una persona íntegra me parece fundamental aprender a transgredir, lo que es una buena manera de ser y de ir cada vez más profundamente hacia la noción de ser llevando al mismo tiempo todo aquello que determinó el origen de nuestra trayectoria histórica.
El modelo del fracaso es un modelo rico, cerrado impenetrable y que conserva muchos secretos en la profundidad de sus abismos. El diálogo con el fracaso es el diálogo entre dos lenguajes, entre dos modelos, entre dos visiones. Utilizar el fracaso como una plataforma a partir de la cual construir un nivel superior de complejidad, me parece una propuesta cada vez más importante.
El fracaso, como todos los grandes problemas es una cuestión relacional que se ignora, que se desconoce. Un niño o una persona que cree saber todo va a defender su "saber" con uñas y dientes. Con esta persona puede ser bello, puede ser lindo enfrentarse, pelearse, combatir para aprender juntos la estrategia de la paz.
Yo no pienso que se pueda aprender o enseñar a un profesional a tratar el fracaso o a curar el fracaso. Me parece que podemos por el contrario, aprender a construir con el otro la noción de un viaje sin valijas, hacia un desafío cada vez mayor.
La persona que fracasa es una persona que en general ama los desafíos, pero que se encuentra en una estación a la cual llegó y de la cual no puede irse.
Trabajar el fracaso sería para mi, una forma de imaginar como conectar el fracaso escolar a otras situaciones y concebir vehículos más pertinentes para cada situación.
Ninguna experiencia puede ser transmitida. Es otra experiencia que nosotros ya estamos construyendo, la que vamos a "transmitir" a alguien partiendo de una experiencia precedente.
No hay experiencia precedente. La experiencia es siempre actual. Todo lo que podemos tomar de nuestro saber ya es otro saber que se está construyendo (o en construcción).
Ninguna fórmula puede estar dada. Ninguna receta es realizable sólo existe nuestra propia formación y nuestra propia especificidad como vehículos (cálidos? áridos?) de nuestras concepciones.
Si yo hablo de todo esto, es para partir al descubrimiento de otra modestia o de un nuevo orden de modest ia en mi a la manera de una investigación permanente del otro que habita en mi, de un yo que pase por el exterior de mi y que podría ser aquel real e imaginario del lector de esta reflexión.
El monólogo es la respuesta - el diálogo es la pregunta.
Me parece imposible salir del fracaso escolar sin un aprendizaje verdadero de construcción del diálogo porque, para mi, el fracaso es el fruto de un monólogo donde el estudiante (de la misma forma que su familia, el profesor y todos los que intervienen de afuera) formula las preguntas y las respuestas.
En otras palabras, las preguntas se tornan respuestas - las cosas no están en su lugar - el sentido estratégico todavía no es de la partida.
Un monólogo podría ser una construcción cerrada o abierta. Si el estudiante que fracasa vive un monólogo cerrado donde las respuestas y las preguntas se chocan permanentemente, el monólogo abierto sería la posibilidad de construir, ya sea preguntas directas, ya sean afirmaciones que tengan en ellas el germen escondido de una interrogación posible.
Para que lo posible se vuelva realidad, la historia, la cultura y el medio, obligatoriamente deben formar parte del juego.
Mi reflexión es también un monólogo que pienso como un diálogo y que trata de pasar por el interior y el exterior del estudiante que fracasa.
Todas estas reflexiones son el producto de mi experiencia de vida, de padre de cinco hijos, de médico, de psicoterapeuta, y de apasionado por el estudio de la política y de la estrategia social.
Pertenezco a aquellos que no pertenecen.
Encontramos a veces jóvenes que dicen: "Detesto a la escuela" o "Detesto a mi profesor". Pienso que sin saberlo, estos niños dicen: "Yo no soy de aquí", o "Yo no pertenezco", o "Yo pertenezco a aquellos que no pertenecen".
La no pertenencia sería una forma de pertenencia.
El mundo del fracaso escolar es un mundo de magia, de creencias, de misterios, de respuestas a las agresiones reales o imaginarias.
La persona que fracasa, a cualquier edad, es una persona que está sola, pero sola de pseudo soledad, y que vive su mundo como un mundo amenazante y al mismo tiempo protector, lógico e ilógico, acreedor y deudor.
El fracaso sería un pseudo éxito, que es vivido como una verdad total e inexorable. La noción de pseudo éxito nos aparece más claramente cuando avanzamos en el análisis de la problemática del fracaso. Nosotros observamos progresivamente que el éxito era un pseudo éxito y que la lógica como tal era también una pseudo lógica.
El interlocutor que somos nosotros, y que podemos ser, de la persona que fracasa, no puede corregir el modelo del fracaso sin despegar la situación de todo aquello que está constituido de manera pseudo.
El fracaso se torna cuando se instala, un modelo de pensamiento y de acción y no el opuesto de la noción de éxito. Este modelo no es la negación o el fracaso de otro modelo sino un modelo en si mismo. Podríamos definirlo, describirlo, como un lenguaje y una gramática que no pueden hacer nacer. Para crear la posibilidad de nacimiento es fundamental construir y descubrir la noción de alteridad de relación y de lenguaje.
Por intermedio de esta construcción, familiar, cultural y social, que es el lenguaje, y en función de la apropiación que nosotros podemos hacer de el, podemos poco a poco volvernos seres fecundadores en interacción recíproca, seres en diálogo o seres del diálogo, dialoguistas.
Nuestros cuerpos, nuestro pensamiento, nuestra visión del mundo, se construyen, se respiran, se dialogan, adquieren sentido, vuelo e historicidad. Imperceptiblemente nosotros nos volvemos la estructura de nuestra pertenencia.
Insuficiencia de la globalidad.
Un eje de trabajo importante a seguir en el estudio del fracaso escolar es el de la globalidad. La globalidad de la persona que fracasa es una globalidad finita y no infinita y que se tornaría, se transformaría a través de una elaboración, sin límites y no infinita ilimitada.
La política emocional.
Toda política de orden emocional nos da la impresión de ser libres y de ejercer plenamente nuestra libertad. No se puede pensar con nuestras propias emociones sólo se puede actuar con nuestras propias emociones. Pero como actuar y pensar están siempre ligados creemos que pensamos cuando, en realidad, simplemente actuamos con nuestras emociones y nuestros condicionamientos culturales.
Por definición el fracaso escolar sería una situación cerrada en si misma.
El estudiante que fracasa no es alguien que no piensa, es a menudo alguien que piensa mucho pero que piensa de una manera emocional seguramente sin saberlo.
Si el saber es emocional, el saber no puede transformarse en saber.
La metáfora imposible: "busca lo imposible por una vía concreta y no metafórica"
Para la persona que está en estado de fracaso escolar lo imposible es un imposible.
Una situación de gran endeudamiento no puede más que generar nuevas deudas o más endeudamiento. Si pensamos en una pareja en dificultad, que vive al borde de la ruptura (antes de separarse o de empezar una terapia), tendrá tendencia ya sea a engendrar otro niño ya sea a realizar compras exageradas o inconsideradas más allá de sus posibilidades. El estudiante que fracasa esta en la misma situación.
Busca lo imposible por una vía concreta y no metafórica.
La capacidad metafórica podría ser la posibilidad de hacer una síntesis entre si y el otro que permitiría definir de una nueva y liberadora manera la relación en cuestión.
La metáfora está profundamente ligada al reconocimiento recíproco y a la noción de gratuidad.
Ganar se vuelve para el estudiante que fracasa una necesidad concreta de ganar y no el acto de ganar por el placer de ganar.
El placer de ganar es un acto de libertad, de compromiso y de amor.
Cuénteme su fracaso escolar.
Sin fecundación no hay nacimiento, y para que haya fecundación no hay que poner condiciones al nacimiento.
El fracaso escolar sería como una bisexualidad sin sexualidad. Una situación repetitiva, en tanto dure, anula aniquila la posibilidad de fecundación. De esta manera la "sexualidad" sólo puede venir del exterior.
Para que un volcán realice su condición volcánica, otra instancia, otra persona, en nuestro caso debe poder aportar los elementos que van a hacer posible el nacimiento de la conflictiva o del conflicto.
Si cada vez que trabajamos con una persona que fracasa, seguimos su fracaso escolar como si nos contaran un cuento, podríamos transformar la situación tal como es descripta en una situación tal que podría ser descripta. Del "cuénteme" pasaríamos progresivamente al "contémonos".
En lugar de mostrarle el error al otro nosotros nos volveríamos protagonistas para la construcción asociada de la noción de error.
La política de lo cuantitativo.
Ninguna lógica progresiva - o sea en construcción - no puede hacerse en base a una lectura cualitativa. Lo cualitativo sería el fruto de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de nuestra concepción afectiva. Para que una concepción se vuelva generadora de conceptos, es fundamental de pasar a otra manera de leer y de concebir la realidad. Para ello necesitamos de un pensamiento estructurado alrededor de una columna vertebral de tipo lógico matemático.
La salud o la salvación por medio de la política.
La conflictiva es, en la mayor parte de los casos, apolítica. Para tener éxito con alguien que está en situación de fracaso escolar es fundamental transformar lo apolítico en político.
La idea de trabajar el fracaso como un cuento, como un relato va en el sentido de transformar la no historicidad en historicidad. Una gran cantidad de conflictos en el mundo político actual están desprovistos de la noción de historicidad, de diálogo, de pensamiento interactivo o sea de posibilidad de negociación.
El fracaso sería como una negociación que se despierta y se levanta muy temprano...
Construir juntos (o en conjunto) un relato, una historia, una metáfora, es construir en conjunto la noción de compromiso, que puede llevar progresivamente al amor y a la libertad.
La impotencia del estudiante que fracasa es una cuestión todopoderosa que es desconocida.
Pensar las cosas desde el punto de vista político significa pensarlas en términos de diálogo, de reconocimiento recíproco, situar un evento en su contexto y actuar de tal forma que para que una persona pueda ganar todo el conjunto de personas que lo rodean, todo su ámbito relacional pueda volverse ganador.
La cuestión del desafío.
El desafío, no es un pregunta, el desafío de vuelve una pregunta, se convierte en una pregunta.
En el fracaso escolar el estudiante que fracasa se encuentra confrontado al desafío próximo y lejano de la pregunta, como alguien que entraría en pánico ante una enorme montaña mirando la cima a la que quiere llegar. Comenzar a subir, a escalar, a dialogar con la montaña, significa la transformación progresiva del desafío, en pregunta de ese desafío, o sea convertir ese desafío en preguntas que vayan gradualmente llevando hacia la cima que se quiera conquistar.
Partir al (asalto?) de la montaña significa cuestionar al cuestionamiento. Eso no puede hacerse solo, es un acto de diálogo; pero un diálogo con significativo, o sea de tipo filosófico, político, ideológico, posible únicamente cuando las condiciones de un compromiso están dadas.
Este compromiso puede hacerse en el seno de la familia a la cual pertenece el estudiante que fracasa o en contactos con especialistas de la educación psicólogos especialistas en relaciones humanas.
En el seno mismo de la familia, es muy difícil encontrar el camino de la salida. No es imposible pero demanda un entrenamiento poco habitual en el arte de la reflexión y del análisis histórico.
Es más rico, más fecundo, aportarle a la familia en cuestión elementos exteriores de estudio y de reflexión para que pueda concebirse como un conjunto "como un sistema" que tiene todo el interés en ganar construyendo la idea de pertenencia, para que el niño de ellos comience a moverse en un mundo limitado históricamente operativo donde la diferencia se vuelve posible.
La reflexión sin coacción.
Más la familia se vivirá como un conjunto que es tal o cuya pertenencia se da a través de un diálogo creativo con expertos exteriores a la familia, más el niño que estaba en situación de fracaso se volverá un niño que descubrirá el placer de la reflexión, el cual ya no será una coacción, sino una manera de ir hacia el otro y a través de ese otro descubrirse a si mismo.
La mirada y el diálogo, a través de una reflexión sin coacción, permiten la construcción de otro lenguaje, de un lenguaje que no esta más alienado sino que trabaja para transformarse en el sentido del conocimiento.
El arte de la transgresión.
Un lenguaje que se pertenece es un lenguaje donde la transgresión se vuelve posible.
El fracaso, adquiere significado de intento de transgresión cuando es decodificado, cuando es transformado, digerido, modelado, se transforma en un fracaso con el cual se comienza a dialogar como con la montaña que parecía inaccesible. Un fracaso con el cual se comienza a dialogar, dialogando con expertos o especialistas exteriores a la familia, es un fracaso que puede ser reivindicado por el estudiante que fracasa, por su familia, por la institución a la cual pertenece.
El fracaso deja de ser una acto de tipo físico mecánico para volverse progresivamente una idea o un concepto con el cual se puede jugar, dialogar, transgredir.
De esta manera se puede navegar entre lo concreto y lo metafórico.
La metáfora es tan concreta, y tan real que aquello que es palpable, pero ya no será más una realidad que aplasta sino una realidad posible de la realidad.
Yo me pertenezco.
Un viaje que se termina es un viaje que se comienza.
El vehículo que daba vueltas en redondo en una estación sin salida se transforma, gracias al reconocimiento, al diálogo y al lenguaje, en un vehículo que se pertenece a si mismo o sea que recupera identidad porque se (o se es?) parte de un conjunto que también se pertenece y que se transforma en un constructor de pertenencia.
Del amor se pasa a la lógica, a la filosofía, a la política.
Si solo tenemos una idea filosófica del amor, el amor permanece encerrado en los límites de las emociones posibles.
La filosofía del amor y el amor de la filosofía nos permite construir un mundo en el cual el espacio, el tiempo y la historia dialogan sin cesar, continuamente. La (?) constante del tiempo, del espacio y de la historia se torna entonces posible.
Al fin esto se vuelve serio.
De lo imposible imposible se pasa a lo imposible posible.
Sin una perspectiva filosófica, lógica y política, no se puede construir el sentido de la vida y el sentido de conocimiento.
La libertad es la cual le da sentido al compromiso, y es la única posibilidad seria de construir, construyéndose con las personas, los medios o los conjuntos que nos pertenecen y a quienes nosotros pertenecemos.
Finalmente esto se vuelve serio" , dice Marion à Damiel al final del film, Las Alas del Deseo de Wim Wenders.
"La soledad, quiere decir: finalmente soy entera".
"Nueva luna de la decisión".
Ahora nosotros somos el tiempo".
"Tenes el juego en tus manos. Ahora o nunca".
"Ocurrió algo que continúa sucediendo", dice Damiel a continuación, y agrega:
"Yo estaba en ella y ella estaba alrededor mío".
"Yo estoy junto".
"Esta noche, aprendí a asombrarme".
"No es más que el asombro frente a nosotros dos, el asombro frente al hombre y a la mujer que hicieron de mi un ser humano".
"Ahora se lo que ningún ángel sabe".
Agradecimientos: el autor agradece calurosamente a Kai Krienke y a Philip Nielsen por su colaboración en la elaboración de este trabajo.
El Dr. Butinof es un terapeuta de larga trayectoria en el campo de la psicoterapia
Ideas acerca del duelo
. Los paisajes de nuestras vidas se llenan de cráteres, como la superficie de la Luna. Los malos ratos se olvidan, pero quedan en el pozo de la memoria la huella del sufrimiento.
Cuando se aproxime mi hora quisiera estar preparado
para afrontar la muerte con serenidad
R. BAYÉS
El modelo de Bowlby (1980) referente al duelo patológico consta de tres grupos de variables esenciales: (1) Características personales de la persona que sufrió la perdida, (2) Experiencias infantiles de la persona que sufrió la pérdida y (3) Procesamiento cognitivo de la pérdida ("Elaboración
del duelo"). Con respecto a las características personales, Bowlby destaca que hay tres grupos de personas vulnerables a desarrollar duelos patológicos: Aquellas que establecen relaciones afectivas cargadas de ansiedad y ambivalencia (apego ansioso); aquellas que establecen sus relaciones afectivas a través de cuidar compulsivamente a otros; y aquellas que afirman de modo compulsivo, su autosuficiencia e independencia respecto a los vínculos afectivos. Estos tres grupos de personas ante la pérdida del ser querido reaccionan con culpa y autocríticas por el suceso; reacción prolongada que produciría el duelo patológico. Estas personas desarrollaron en su infancia una peculiar manera de vincularse a sus cuidadores, debido a determinadas experiencias. Así, las personas con un apego ansioso tuvieron experiencias con sus padres (o sustitutos) donde estos le amenazaban con el abandono o suicidio, o bien con amenazas más sutiles como la retirada de afecto si no cumplían sus exigencias, o bien le referían lo detestable que era el sujeto para sus padres y lo que les hacía sufrir. En cambio las personas predispuestas a prodigar cuidados compulsivos, tuvieron experiencias por parte de sus padres en el sentido de que estos le hacían sentir responsables de su enfermedad (padres enfermos reales, o hipocondriacos) o bien de inducirles la obligación de cuidarlos, o ambos aspectos conjuntamente. Por último las personas predispuestas a mostrar compulsivamente autosuficiencia e independencia solieron recibir críticas y castigos por mostrar sus emociones o necesidades afectivas. Estos tres grupos de personas, posteriormente "reproducirían" relaciones similares (p.e pareja); y reaccionarían a la pérdida con un intenso sentimiento de culpa.
Sin embargo la conexión entre el hecho de la perdida, las experiencias infantiles, la predisposición personal, y la respuesta patológica, es vinculada cognitivamente. Bowlby (1980) defiende que el sujeto ha desarrollado un disociación cognitiva entre lo que el describe de como eran las relaciones con la persona perdida y lo que él atribuye como causa de la pérdida (representado en la memoria episódica). Esta última información a menudo no es accesible a la conciencia, y su procesamiento suele ser "inconsciente". La explicación que da Bowlby a este hecho es que los padres de alguna manera "presionaron" para que el chico/a tuviera una buena imagen de ellos, y esa presión introdujo una regla cognitiva que prohibía revisar el funcionamiento real con ellos (que se reproduce de alguna manera con la persona perdida).
Siguiendo la explicación que da Bowlby (1980) a porqué funciona la terapia del duelo, concluimos 3 objetivos de esta:
1- Facilitar la expresión de sentimientos inhibidos hacia el difunto.
2- Facilitar la expresión de las circunstancias que condujeron a la pérdida y el relato de las relaciones con el difunto.
3- Lograr a partir de los dos puntos anteriores la activación cognitiva de procesamiento de informaciones previamente excluidas.
Raphael (1977) divide el proceso de la terapia del duelo patológico en tres fases:
1ª Alentar al paciente a que hable de las circunstancias que condujeron a la pérdida, su reacción a esta, y el papel que cree que desempeñó en la misma (atribuciones).
2ª Alentar al paciente a que hable de la persona perdida y su historia relacional con ella, con todos sus altibajos. Se puede utilizar apoyos físicos (fotografías y otros recuerdos) para esta labor.
3ª Una vez que va cediendo la idealización de la relación, se pueden examinar las situaciones relacionales que produjeron cólera, culpa, anhelo, o tristeza inhibida, e introducir alternativas a su conceptualización (reatribuciones y construcciones alternativas).
En general el terapeuta puede seguir esta secuencia. Pero Ramsay (1977) ha apuntado una serie de técnicas que pueden contribuir al proceso de "elaboración" del duelo que apuntamos a continuación.
El objetivo de las técnicas cognitivas será el de revisar la validez de la cogniciones y significados que el sujeto da a la experiencia de la pérdida; de modo que pueda realizar atribuciones mas ajustadas a la realidad y elevar sus expectativas de esperanzas a continuar su vida sin el difunto.
1- DESCATASTROFIZAR: Se trabaja las probabilidades reales de que sucedan eventos catastróficos si el sujeto afronta determinados recuerdos o situaciones. La exposición apoya la descatastrofización.
2- REATRIBUCIÓN: Se examinan las evidencias que el sujeto tiene para su culpa y se revisan las evidencias para explicaciones alternativas mas plausibles (normalmente, atribuciones externas frente a internas).
3- AUTOACEPTACIÓN: Se trabaja con el sujeto sus exigencias y autocríticas por haber experimentado ciertos sentimientos hacia el difunto (p.e agresivos, odio, etc) y se diferencia entre estos y la persona global.
Conceptos extraídos de Leila Nomén Martín
Los padres y la escuela
En ocasiones un conflicto escolar, un fracaso escolar, por no decir, a menudo, es la punta de un iceberg que abarca problemas con los padres, en la escuela y/o un problema del hijo.
Los padres a veces tratan a sus hijos por su éxito académico de forma que esto lo intuye el hijo y se rebela contra esa "tiranía" de las notas, en la que se siente colgado de unos hilos que manejan los padres y los profesores. El hijo quiere sentirse válido y que el amor sea incondicional (todo ser humano en sus inicios lo quiere así). Los padres a veces se encuentran con problemas psicosomáticos del hijo porque no está a gusto en la escuela o recibe, por ejemplo, mucha presión.
Dice Bruno Bettelheim en "No hay padres perfectos": Al obligarles a ir a la escuela a pesar de la ansiedad que ello les produce, algunos niños contraen serias dolencias psicosomáticas, toda vez que la enfermedad es una razón aceptable para quedarse en casa. Pueden aparecer en ellos síntomas tales como vómitos que es una expresión drástica del sentimiento de que la idea de ir a la escuela le revuelve el estómago a uno, o terribles dolores de cabeza parecidos a una migraña, como queriendo expresar que su cabeza no puede soportar lo que pasa en la escuela. Una niña obligada por sus padres a ir a la escuela pese a sus súplicas desesperadas de que la dejasen quedarse en casa contrajo anorexia y, debido a la falta de alimento, se debilitó tanto, que fue imposible pensar en mandarla a la escuela. Generalmente, el síntoma que aparece en el niño es sobredeterminado en el sentido de que se remonta a otras dificultades psicológicas, las cuales se han mezclado con la ansiedad que impide ir a la escuela. Por ejemplo, en el caso de la niña que padecía anorexia, la fobia escolar reactivó serios conflictos infantiles con su madre centrados en torno a la alimentación forzada, cuya necesidad tuvo su origen en el rechazo del bebé por parte de la madre, la niña a su vez, reaccionó negándose a comer.
Los padres a veces tratan a sus hijos por su éxito académico de forma que esto lo intuye el hijo y se rebela contra esa "tiranía" de las notas, en la que se siente colgado de unos hilos que manejan los padres y los profesores. El hijo quiere sentirse válido y que el amor sea incondicional (todo ser humano en sus inicios lo quiere así). Los padres a veces se encuentran con problemas psicosomáticos del hijo porque no está a gusto en la escuela o recibe, por ejemplo, mucha presión.
Dice Bruno Bettelheim en "No hay padres perfectos": Al obligarles a ir a la escuela a pesar de la ansiedad que ello les produce, algunos niños contraen serias dolencias psicosomáticas, toda vez que la enfermedad es una razón aceptable para quedarse en casa. Pueden aparecer en ellos síntomas tales como vómitos que es una expresión drástica del sentimiento de que la idea de ir a la escuela le revuelve el estómago a uno, o terribles dolores de cabeza parecidos a una migraña, como queriendo expresar que su cabeza no puede soportar lo que pasa en la escuela. Una niña obligada por sus padres a ir a la escuela pese a sus súplicas desesperadas de que la dejasen quedarse en casa contrajo anorexia y, debido a la falta de alimento, se debilitó tanto, que fue imposible pensar en mandarla a la escuela. Generalmente, el síntoma que aparece en el niño es sobredeterminado en el sentido de que se remonta a otras dificultades psicológicas, las cuales se han mezclado con la ansiedad que impide ir a la escuela. Por ejemplo, en el caso de la niña que padecía anorexia, la fobia escolar reactivó serios conflictos infantiles con su madre centrados en torno a la alimentación forzada, cuya necesidad tuvo su origen en el rechazo del bebé por parte de la madre, la niña a su vez, reaccionó negándose a comer.
Etiquetas:
Bruno Bettelheim,
Rodrigo Córdoba Sanz
lunes, 18 de abril de 2011
Frases sobre bebés
“Si los bebés hablaran, nos dirían los decepcionados que se sienten del mundo al que han llegado”
Marion Hänsel
“Cuando lo bebés lloran, les hacen caso. Es increíble como en solo unas pocas horas han aprendido la utilidad de las extorsión”
Breat Eanstons
“Lloramos al nacer porque venimos a un escenario de dementes”
Shakespeare
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”
Groucho Marx
“Nacer es el primero y el más horrendo de los desastres”
Ambrose Bierce
“No hay cura para el nacimiento. Lo único que se puede hacer es disfrutar de lo que viene después”
George Santayana
“Cuando un recién nacido aprende en el nido que es inútil gritar, está viviendo su primero experiencia de sumisión”
Michel Odent
“Los bebés cogen las cosas con las manos, pero tocan con la boca”
Rosa Jové
Marion Hänsel
“Cuando lo bebés lloran, les hacen caso. Es increíble como en solo unas pocas horas han aprendido la utilidad de las extorsión”
Breat Eanstons
“Lloramos al nacer porque venimos a un escenario de dementes”
Shakespeare
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”
Groucho Marx
“Nacer es el primero y el más horrendo de los desastres”
Ambrose Bierce
“No hay cura para el nacimiento. Lo único que se puede hacer es disfrutar de lo que viene después”
George Santayana
“Cuando un recién nacido aprende en el nido que es inútil gritar, está viviendo su primero experiencia de sumisión”
Michel Odent
“Los bebés cogen las cosas con las manos, pero tocan con la boca”
Rosa Jové
Sentimientos y Sensaciones, Deseos y Necesidades
El niño pequeñito constantemente emociones, afectos. Expresa con gritos su seguridad, su alegría, su inquietud, su desagrado. Pero expresa entonces sentimientos que es difícil de disociar de las sensaciones. De tal modo, hay madres que se imaginan porque un pequeño grita, necesita algo relacionado con su cuerpo: ser cambiado, comer, ser hamacado. Como se calma al ser atendido, se cree que era de eso que se trataba. Así como también muchos padres reducen a sensaciones los sentimientos del niño. Sólo piensan en el cuerpo y no en el contacto de corazón a corazón, en la necesidad de una intercomunicación psíquica con la madre.
Es también erróneo reducir las sensaciones a sentimientos, como se ve hacer a gente con cerebro repleto de psicoanálisis, que piensan que el niño les hace montones de discursos sentimentales, cuando en realidad se trata de que está cansado de la misma postura y quisiera moverse un poco... Pero lo que el niño "desea" -no hablo de necesidad-, es una comunicación continua a través de las ausencias materializadas del contacto corporal. Eso no se produce si la madre, cuando se ocupa de él, lo hace tan sólo con relación a su cuerpo: sin hablarle, sin decirle con modulaciones de la voz lo que ella siente o bien lo que siente él mismo, traduciéndolo.
Françoise Dolto
Ensueño
Cuando llego a casa veo un rostro que me mira
a veces descuidado el perplejo retazo de aristas
una mirada profunda, un corazón que susurra
allí, siento una congelada sensación de bienestar
después llega la calma, el alegre bullicio
la vigilia es un estado para cautivar
prefiero el mundo de inexorable sueño
donde el deseo se materializa día a día
allí, después de un día sin verte capto el sabor
empapado en mí, como el sudor de una noche de verano
allí embelesado veo a mi princesa volar por la ventana
y salir a buscar una sinfonía de color y lindas caricias
Rodrigo Córdoba Sanz
domingo, 17 de abril de 2011
DSM y Observación Clínica
Los partidarios del DSM se adscriben al método científico, ahora bien, la observación clínica entiende a la persona dentro de un marco general. El DSM tiene unos ejes que apenas se utilizan, por ejemplo el de enfermedades médicas (algunas enfermedades médicas pueden producir problemas psiquiátricos), el eje que tiene que ver con la situación social que está viviendo la persona (eje IV) y Escalas para medir la evaluación global de funcionamiento de la persona.
El método científico también está presente en la psicoterapia, decenas de consultas con una persona son, sin lugar a dudas, material mucho más fiable que encasillarlo en unos criterios por sus síntomas.
Las personas no son síntomas, son sujetos singulares que están atravesados por la cultura, por los sentimientos, por su biografía, por su ambiente, por sus deseos, por las relaciones interpersonales, el modo de vivir y construir la realidad. Todo esto es parte de lo que se puede ir reconstruyendo en una psicoterapia y esto está bien lejos de lo que pregonizan los modelos médicos de diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
No creo que sea serio implementar un tratamiento por el tipo de trastorno que tiene la persona sino que se debe integrar en una experiencia comprensiva holística que de sentido al proceso que se está llevando a cabo en ese trabajo conjunto con el psicoterapeuta donde el objetivo es que la persona deje de sufrir o por lo menos aliviar su dolor. Considero que hay que ser firmes y flexibles en el trabajo, conocer el DSM, respetarlo pero no tomarlo como un libro que nos vaya a dar las claves de una persona. Muchas personas, que acuden o no a consulta, podrían reunir criterios de algún trastorno mental, sin embargo lo interesante es pensar en que modo eso interfiere en su actividad social, laboral, de pareja, etc.
Los médicos han tratado de absorber la salud mental, que siempre ha estado gobernada por la psicoterapia, mucho más eficaz a medio plazo, con el interesante argumento del déficit de serotonina, por citar un ejemplo manido. Esto resulta cómico. Una persona no sufre por tener un déficit de serotonina, además no podemos saber si es la causa o la consecuencia de un problema psicológico. Los fármacos tapan los síntomas pero los conflictos y problemas con el ambiente pueden permanecer de forma que esa persona está tomando una droga y no está siendo tratado de lo que le pasa, que puede ser una neurosis caracterial, por ejemplo, con tintes paranoides y obsesivos del que no tiene insight.
El método científico también está presente en la psicoterapia, decenas de consultas con una persona son, sin lugar a dudas, material mucho más fiable que encasillarlo en unos criterios por sus síntomas.
Las personas no son síntomas, son sujetos singulares que están atravesados por la cultura, por los sentimientos, por su biografía, por su ambiente, por sus deseos, por las relaciones interpersonales, el modo de vivir y construir la realidad. Todo esto es parte de lo que se puede ir reconstruyendo en una psicoterapia y esto está bien lejos de lo que pregonizan los modelos médicos de diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
No creo que sea serio implementar un tratamiento por el tipo de trastorno que tiene la persona sino que se debe integrar en una experiencia comprensiva holística que de sentido al proceso que se está llevando a cabo en ese trabajo conjunto con el psicoterapeuta donde el objetivo es que la persona deje de sufrir o por lo menos aliviar su dolor. Considero que hay que ser firmes y flexibles en el trabajo, conocer el DSM, respetarlo pero no tomarlo como un libro que nos vaya a dar las claves de una persona. Muchas personas, que acuden o no a consulta, podrían reunir criterios de algún trastorno mental, sin embargo lo interesante es pensar en que modo eso interfiere en su actividad social, laboral, de pareja, etc.
Los médicos han tratado de absorber la salud mental, que siempre ha estado gobernada por la psicoterapia, mucho más eficaz a medio plazo, con el interesante argumento del déficit de serotonina, por citar un ejemplo manido. Esto resulta cómico. Una persona no sufre por tener un déficit de serotonina, además no podemos saber si es la causa o la consecuencia de un problema psicológico. Los fármacos tapan los síntomas pero los conflictos y problemas con el ambiente pueden permanecer de forma que esa persona está tomando una droga y no está siendo tratado de lo que le pasa, que puede ser una neurosis caracterial, por ejemplo, con tintes paranoides y obsesivos del que no tiene insight.
sábado, 16 de abril de 2011
La Expresión de los Sentimientos
Mediante la palabra, la creación, el ser humano llega a superar el sentimiento de impotencia; ese ser está consagrado por la disparidad entre sus deseos, que son inconmensurables y la imposibilidad de satisfacerlos. Hay, pues, un sufrimiento fundamental y necesario, que no llegaremos a evitar jamás. Todo cuanto nosotros, psicoanalistas y psicoterapeutas, podemos lograr es evitar al prójimo sufrimientos inútiles. Nosotros, que somos testigos privilegiados de tanta infelicidad, podemos, si no nos quedamos en nuestra torre de marfil, ayudar por medio de la palabra, de la simbolización, de la creación, a que la disparidad entre el deseo y la realidad sea menos dolorosa.
Françoise Doltó
Françoise Doltó
viernes, 15 de abril de 2011
DSM y tratamiento humanista
En relación al manifiesto de abajo se pueden decir muchas cosas y expresar muchas opiniones, por ejemplo que en un servicio de salud debe regir para el buen funcionamiento un método unitario según exponen los popes de la psiquiatría. Por otro laddo hay que resaltar que la mayor finura es la del ojo clínico y la experiencia. Los problemas psiquiátricos derivan de conflictos en la biografía del sujeto, en el mundo interno del sujeto y en el ambiente o mundo externo. También hay indudablemente un componente genético para ciertos trastornos, pero eso no tiene excesivo peso en la amplia mayoría de los problemas psicológicos aunque bien es cierto que hacer una anámnesis o historia clínica pasa por preguntar por los antecedentes psiquiátricos para entender cuestiones sistémicas y de heredabilidad.
La desesperación aparece en muchos trastornos, es la punta del iceberg de la depresión, pero no todo son depresiones, ahora parece que se quiere ser más laxo con las etiquetas diagnósticas de manera tal que haya más precisión y que se acomode la clínica al empirismo estadístico. No hay que descartar el DSM bajo mi criterio pero sí ser críticos y tener un modelo etiológico de los trastornos mentales, de los conflictos y problemas más sensible que un mero catálogo de síntomas. Son muchos los psicólogos y psiquiatras que mantienen esta postura y no debe mostrarse con radicalidad sino con la eficacia del sentido común que nos da la práctica y el interés genuino por la condición humana.
Rodrigo Córdoba Sanz
La desesperación aparece en muchos trastornos, es la punta del iceberg de la depresión, pero no todo son depresiones, ahora parece que se quiere ser más laxo con las etiquetas diagnósticas de manera tal que haya más precisión y que se acomode la clínica al empirismo estadístico. No hay que descartar el DSM bajo mi criterio pero sí ser críticos y tener un modelo etiológico de los trastornos mentales, de los conflictos y problemas más sensible que un mero catálogo de síntomas. Son muchos los psicólogos y psiquiatras que mantienen esta postura y no debe mostrarse con radicalidad sino con la eficacia del sentido común que nos da la práctica y el interés genuino por la condición humana.
Rodrigo Córdoba Sanz
Manifiesto a favor de una psicopatología clínica
MANIFIESTO A FAVOR DE UNA PSICOPATOLOGÍA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA
Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo firmantes, nos manifestamos a favor de criterios clínicos de diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric Association, como criterio único en la clínica de las sintomatologías psíquicas.
Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico -logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no enfermedad- a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica, estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar la imposición del tratamiento único -terapias tipificadas para trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos exclusivamente paliativos para las consecuencias, y no para sus causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen donde se pone el dinero». En consecuencia manifestamos nuestra defensa de un modelo sanitario, donde la palabra sea un valor a promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad. La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar. Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos. A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.
Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que confundirse con La Verdad, pues, supondría actuar como una ideología o religión, donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe que su teoría es lo que Aristóteles llamaría un Organon, es decir, una herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural y cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone a la idea de un canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el sujeto. Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro. Por todo esto queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de Diagnostico Único Obligatorio y Universal.
Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla epistemológica. Baste recordar su indefinición sobre qué podemos entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema epistemológico muy grave.
En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. Ella se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o menos hacia los márgenes de lo que se va a cuantificar e interpretar posteriormente.
En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados. Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida. Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemologíca alguna: de la prevención a la predicción.
Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo de tareas del DSM IV, en su escrito Abriendo la caja de Pandora. Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al 75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresiva. El trastorno cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el umbral ha sido dispuesto para incluir un enorme 13.5% de la población».) Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos, como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el uso aumentado de estimulantes en una población especialmente vulnerable.
Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad, cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas, como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.
Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad, nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos es demasiado complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-, teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el sentido de nuestros epistemólogos».
Finalmente, queremos llamar la atención del peligro que supone para la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la psicopatología clásica, pues, ésta responde a la dialéctica entre teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el paradigma de la indicación... farmacológica: universalización prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia de una máquina expendedora de etiquetas y reponedora de medicación. El resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de la psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar.
En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser humano.
Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de poner límite a todo este proceso incrementalista de las clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto, que provengan exclusivamente de la clínica.
Para firmar el manifiesto:
http://stopdsm.blogspot.com/
Para ponerse en contacto con los que han elaborado el manifiesto:
stopdsm@gmail.com
Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo firmantes, nos manifestamos a favor de criterios clínicos de diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric Association, como criterio único en la clínica de las sintomatologías psíquicas.
Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico -logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no enfermedad- a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica, estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar la imposición del tratamiento único -terapias tipificadas para trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos exclusivamente paliativos para las consecuencias, y no para sus causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen donde se pone el dinero». En consecuencia manifestamos nuestra defensa de un modelo sanitario, donde la palabra sea un valor a promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad. La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar. Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos. A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.
Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que confundirse con La Verdad, pues, supondría actuar como una ideología o religión, donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe que su teoría es lo que Aristóteles llamaría un Organon, es decir, una herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural y cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone a la idea de un canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el sujeto. Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro. Por todo esto queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de Diagnostico Único Obligatorio y Universal.
Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla epistemológica. Baste recordar su indefinición sobre qué podemos entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema epistemológico muy grave.
En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. Ella se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o menos hacia los márgenes de lo que se va a cuantificar e interpretar posteriormente.
En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados. Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida. Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemologíca alguna: de la prevención a la predicción.
Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo de tareas del DSM IV, en su escrito Abriendo la caja de Pandora. Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al 75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresiva. El trastorno cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el umbral ha sido dispuesto para incluir un enorme 13.5% de la población».) Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos, como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el uso aumentado de estimulantes en una población especialmente vulnerable.
Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad, cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas, como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.
Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad, nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos es demasiado complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-, teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el sentido de nuestros epistemólogos».
Finalmente, queremos llamar la atención del peligro que supone para la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la psicopatología clásica, pues, ésta responde a la dialéctica entre teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el paradigma de la indicación... farmacológica: universalización prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia de una máquina expendedora de etiquetas y reponedora de medicación. El resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de la psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar.
En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser humano.
Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de poner límite a todo este proceso incrementalista de las clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto, que provengan exclusivamente de la clínica.
Para firmar el manifiesto:
http://stopdsm.blogspot.com/
Para ponerse en contacto con los que han elaborado el manifiesto:
stopdsm@gmail.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)