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miércoles, 21 de marzo de 2018

Ser madre no es lo mismo que ser padre Ibone Olza







Ser madre no es lo mismo que ser padre: la biología es políticamente incorrecta


Por Ibone Olza
La biología de la maternidad lleva camino de ser lo más políticamente incorrecto en estos tiempos. Decir, reconocer, que las mujeres gestamos, parimos, amamantamos, y que los bebés quieren estar con sus madres y en sus brazos significa exponerse a ser tachada de rancia o retrógrada o a recibir otros insultos y descalificaciones varias.
Por eso a veces, como feminista apasionada de la neurobiología, me siento como el niño del cuento que señala que el emperador va desnudo. Es obvio que no es lo mismo ser madre que ser padre, es obvio que nuestra realidad biológica es profundamente diferente, pero ya casi nadie se atreve a decirlo. Queda mal. Y sin embargo hay que decirlo, y hay que empezar a reconocer las necesidades de los bebés, esos grandes olvidados. Y no, para un recién nacido  o para un bebé de cinco meses no es lo mismo su madre que su padre. Les necesitará a ambos toda su vida, pero de formas y maneras muy diferentes, a distintos ritmos. Pero esto se quiere negar, ocultar, silenciar. Decir que el bebé necesita a su madre y quiere estar con ella es como digo lo más políticamente incorrecto que se puede decir ahora. Rompedor. Amenazante para este sistema que ha montado tremendo negocio precisamente a base de separar a los bebés de sus madres. Y sin embargo es asi, los seres humanos, al principio de la vida necesitamos a la madre mucho más que al padre. Luego las cosas cambian: el rol paterno también tiene una neurobiología propia, y probablemente los padres sean necesarios e importantes para salir al mundo, tal vez sean imprescindibles, para explorar, para aprender, para que los pequeños empiecen a despegarse de la madre cuando empiezan a caminar y a hablar y salen ávidos de curiosidad al mundo cercano.
Por todo ello me declaro en contra de la propuesta de la PPiiNA, plataforma que aboga por unos permisos de maternidad y paternidad igualitarios, intransferibles y obligatorios. Les agradezco la intención: comparto profundamente su anhelo de una sociedad donde las mujeres no  nos veamos discriminadas en el mercado laboral por la posibilidad de ser madres, menos aun por serlo. Pero no creo que su propuesta sea la manera de lograrlo. Más bien creo que , como dice Patricia Merino en este texto La maternidad como cuidado, "al patriarcado no se le podía haber ocurrido un modo mejor y más simple de abundar en la devaluación de la maternidad frente a la paternidad."
Desde la PPiiNA tachan de desequilibrio el que el permiso de maternidad actualmente dure 16 semanas y el de paternidad. Pero no, no es un desiquilibrio, es una diferencia.  Las madres gestamos, parimos y podemos amamantar, los hombres no.  Nuestro se transforma con cada embarazo y asi sigue durante meses o años. Los bebés necesitan contacto, cuerpo a cuerpo con la madre, mucha teta. A ser posible seis meses de lactancia exclusiva, y algunos años más combinada con otros alimentos. Las madres necesitamos, soñamos con, una sociedad que nos reconozca, que honre nuestra impagable función social. Es urgente. El principio materno universal es el de evitar el sufrimiento, no sólo el de nuestras criaturas, el de todos y todas.
Los hombres que desean compartir cuidados de sus hijos ya lo están haciendo, de mil maneras, conozco muchos de ellos. Además obtienen un máximo reconocimiento social por ello, se les alaba y califica de padrazos. Con la propuesta de la PPiiNA, de llevarse a cabo, surgirían además toda una serie de problemas añadidos. Si la madre no está con el padre, especialmente. Como ya está pasando con el delirante asunto (y dañino) de las custodias compartidas impuestas, ¡hay hombres que reclaman la custodia compartida desde el nacimiento! Pobres bebés.
Yo creo que si hablaramos de propuestas lo prioritario debería ser  alargar la baja maternal a seis meses, mínimo. Asi al menos podríamos mantener la lactancia exclusiva el tiempo que recomienda la OMS, UNICEF y la Asociación Española de Pediatría. Y reconocer, apoyar, flexibilizar de mil maneras para poder ir a trabajar con nuestros bebés si queremos, cuando queramos.  Ser creativos con las propuestas y soluciones. En cuanto a permiso parental, podría ser igualitario, tal vez, pero salvo las dos primeras semanas tras el nacimiento, el resto creo que tendría que ser a partir de los seis primeros meses, antes de los seis años. Que se lo pudieran coger cada vez que el bebé o niño pequeño lo necesita, cuando está malo, cuando empieza la escuela, cuando llega su hermano-a, etc...Es decir, en función de las necesidades y pasados los seis primeros meses, no antes. Sobre todo, creo que el permiso y la retribución tendrían que ser para quien cuida al bebé, incluso si es la abuela o la tía.
Seguro que me lloverán las críticas, pero, lo seguiré afirmando: ser madre y padre no es lo mismo, y todos los bebés quieren estar con sus madres o muy cerca de ellas.

martes, 27 de febrero de 2018

Ibone Olza Contra el abuso médico perinatal



En defensa de Jonás

por I.O.
Jonás con nueves meses

Los Servicios Sociales están haciendo mucho, muchísimo daño, a un bebé lactante.  Una vez más. Está pasando, sigue pasando. No exagero. Por ello comparto esta historia y os pedimos ayuda para lograr que se resuelva favorablemente lo antes posible.
Jonás es un bebé deseado, querido y amamantado. El pasado mes de noviembre ingresó en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz en estado de desnutrición, cuya causa probable parece una anemia de origen congénito. El caso es que durante su ingreso su madre permaneció junto a él en todo momento y siguió ofreciéndole el pecho a demanda y teniéndole en brazos a menudo. En su historial los profesionales anotaron entre otras cosas:
 “la madre le da lactancia … está con el pecho permanentemente metido, no atiende a razones”, “la madre no hace caso y le da el pecho cuando quiere”. El bebé “se encuentra irritable cuando no está su madre, no sonríe” o “irritable cuando se va la madre y durante toda la noche que no ha parado de llorar”.  “Ha perdido la vía central probablemente porque la madre lo coge constantemente, a pesar de las indicaciones en contrario……no debe de cogerse en brazos por ser un niño con mucha dificultad de cogerle vía o analítica”.  “La madre no consiente quitarse al niño del pecho…Al día siguiente la madre continúa cogiendo al niño constantemente y poniéndoselo al pecho”.
Tras veinte días de ingreso y varias desavenencias, en el momento de darle el alta, los servicios sociales decidieron que el menor se encontraba en una situación de desamparo. El 18 de diciembre se otorgó el acogimiento provisional a unos tíos paternos, estableciendo que sus padres podrían verle “ en visitas de dos horas semanales tuteladas por sus acogedores”. En resumen, los servicios sociales decidieron que un bebé de once meses fuera destetado de forma brusca y probablemente irreversible. Me parece una agresión enorme.
Pocos días después emití un informe en el que expresé que:
  • Para un bebé lactante de diez meses, verse separado de su madre de forma forzada y afrontar una suspensión brusca y no deseada de la lactancia materna supone un daño importante que puede tener secuelas psíquicas y físicas.
  • Cualquier dificultad que se haya podido percibir en la relación materno filial no justifica la separación, por el contrario cualquier opción terapéutica de ser precisa debería ser conjunta para la madre y el bebé, en un contexto de respeto hacia la díada y reconociendo siempre los logros de esta madre que está criando y amamantando a su ebé que por otra parte se encuentra enfermo.
  • Por todo ello, de cara a finalizar ese sufrimiento y evitar las secuelas es urgente que la separación finalice inmediatamente y se permita retomar y mantener la lactancia materna a demanda.
No sirvió, Jonás ha seguido separado de sus padres, ha cumplido un año y en las visitas de dos horas semanales en las que se le permite estar con ellos estos observan un cambio dramático en su interacción, como era previsible. Lo peor es que los expertos en vinculo infantil sabemos que esas separaciones bruscas y prolongadas de las figuras de apego dejan secuelas muy importantes en los niños pequeños e interfieren seriamente en el desarrollo de su personalidad.
En el informe pericial más reciente realizado por un excelente pediatra se concluye que  Jonás no ha presentado ni presenta, situación de abandono por parte de sus progenitores. Se detalla:
  • El paciente Jonás nació mediante parto domiciliario sin incidencias. Su madre presentó un adecuado control del embarazo, realizando estudios analíticos y de imagen que aseguraban el bienestar de la díada. A la edad de 10 meses los padres demandan asistencia médica preocupados por el bienestar de salud de su hijo y permiten que se lleven a cabo todas las medidas diagnósticas y terapéuticas necesarias para la resolución del proceso. No se observa en la historia clínica ningún dato que permita confirmar que Jonás se encontraba en situación de riesgo social. No se sigue el algoritmo de actuación establecido por la AEPED para situaciones de riesgo social. En estas circunstancias lo indicado hubiera sido el alta al domicilio tras resolución del proceso clínico o, en todo caso, un seguimiento por parte de los Servicios Sociales. En la actualidad la separación de madre e hijo a una edad tan vulnerable, puede implicar un riesgo de salud mental y física para el menor.
Podeis firmar la petición en change para que Jonás regrese con sus padres.
También escribir cartas de apoyo a Jonás solicitando que se respete su derecho a ser amamantado a:
Dña María José Sánchez Rubio
CONSEJERA DE IGUALDAD Y POLÍTICAS SOCIALES DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA
Avda. de Hytasa, nº 14
41071 - Sevilla

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza (Zona Centro) 
653 379 269

miércoles, 31 de enero de 2018

Ibone Olza. Amor y "Parir"

SOBRE PARIR, POR MICHELLE SADLER.

La antropóloga chilena Michelle Sadler me ha escrito esta reseña sobre Parir. Y una lectora anónima me ha hecho llegar esta bella imagen, ¡gracias a las dos!
“Parir” de Ibone Olza, por Michelle Sadler.
Cuestionando las limitaciones de las definiciones biomédicas que por mucho tiempo han hegemonizado el discurso en torno al nacimiento, en “Parir” Ibone Olza nos enfrenta al acto trascendente de dar a luz y de nacer desde la más actualizada evidencia en neurociencias. Del frío, técnico y mecánico “acto de expeler en tiempo oportuno el feto que [la mujer] tenía concebido” la autora propone un salto hacia el emotivo, profundo y trascendente viaje de transformación que experimentan los bebés que nacen y las mujeres que dan a luz. Ibone demuestra como este viaje de transformación, que antes podía ser referido como producto del esoterismo o de la mera especulación, tiene un fuerte asidero en cuantiosa y contundente investigación que prueba el enorme impacto existencial que el nacimiento imprime en los seres humanos.
La propuesta de la autora es la de analizar el parto desde la psicología y las neurociencias, descubriendo un escenario neuroquímico de “hormonas del amor a raudales que promueven el placer y el bienestar”. La respuesta de Ibone al porqué de la intensidad psíquica del parto y de la presencia de las hormonas de la vivencia amorosa es el AMOR mismo, “el amor como base de todo el desarrollo social y comunitario”, para llegar a plantear que “la evolución ha seleccionado o privilegiado el amor como clave para la supervivencia de nuestra especie”. Se trata así de una ciencia del amor, una ciencia del vínculo emotivo, que contribuye a horadar aquel biologicismo desvinculado de la emoción que fue protagonista en la medicina durante los últimos siglos. Se alude así a una ciencia holística donde la distinción entre las disciplinas biológicas y sociales queda obsoleta, en la comprensión de la imposibilidad de separar cuerpos físicos de cuerpos emocionales, cuerpos sociales y cuerpos culturales. Se trata de cuerpos vividos, territorios múltiples e híbridos que no pueden ser comprendidos por partes sino solo en su completitud y desde/con la experiencia de sus protagonistas.
“Parir” se erige como texto fundamental para todos quienes nos interesamos por el futuro de la humanidad y comulgamos con la importancia de la protección de nuestra capacidad de amar desde nuestros más tempranos inicios.

viernes, 26 de mayo de 2017

El apasionante viaje de niña a mujer Ibone Olza

El apasionante viaje de niña a mujer

por I.O.
entremamas300"Eres una estrella: el apasionante viaje de niña a mujer" es un libro precioso escrito e ilustrado por Eider Pacheco, que he tenido el honor de prologar.  Una joya artesana que Eider hizo para acompañar a su hija Iris en ese rito de paso que es la primera menstruación. Eider explica:
Es complicado tratar de reducir el contenido de “Eres una estrella” a un par de frases. O quizá no. Quizá sea sencillo. Tan sencillo como decir que es un canto a la Vida. Un canto y un cuento. Una historia de cómo cada ser humano llega a la Vida. Y de cómo, más concretamente, las mujeres acogemos la capacidad de darla, gestarla y cuidarla. Escrita con mucho amor para mi hija, con motivo del advenimiento de su primera menstruación, “Eres una estrella” pretende explicar, mostrar y compartir los procesos reproductivos de la mujer. No sólo desde la ciencia, que también. Ni desde una perspectiva humanista (imprescindible por otra parte). Es en suma, una visión holística que intenta crear un nuevo paradigma en el que celebrar y honrar lo femenino. Os animo a que vengáis a descubrir y desvelar este misterio conmigo.
Necesitamos libros así para acompañar a nuestras hijas, para facilitarles el amor por sus cuerpos en esta sociedad donde cuesta tanto no sentirse fea, gorda, o avergonzada del propio cuerpo.
El próximo martes 30 de mayo a las 18 horas Eider presentará su libro en Entre Mamás. ¡Nos vemos!

lunes, 25 de julio de 2016

Sencilla Pasión

Continuando con "El Paseo Fluvial", en un simple parque, a los ojos de un adulto cuya inocencia ha quedado interrumpida por la legislación social; una niña de dos años, con una camiseta rockera, juega apasionadamente mientras sus papás le miran con esa dulce identificación nostálgica y acaramelada.
Las cosas más triviales se vuelven fundamentales, me gusta decir. Cuando no hay compromisos y estamos ante el placer: "El principio del placer es el principio de no hacer nada, nada en absoluto", se nos brinda la oportunidad de degustar sencillas situaciones.
Cuando estoy en un período de asueto, espacio que me cuesta conquistar, disfruto, veo y siento las bondades de lo simple. Mi "rockera ingenua" crece, "madura" y se hace niña con Amor. No hay educador, profesor, psicólogo o psicoanalista que pueda lograr lo que unos papás devotos puedan hacer. La Naturaleza de lo que trato de hablar, no responde al discurso del amo. No existen libros para explicar, describir o profundizar en esta vivencia espectacular y triangular.
Besos a las mamás y a los papás. Disfruten de los grandes pequeños momentos.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y Psicoterapeuta

miércoles, 6 de abril de 2016

Amor

El amor no puede definirse ni describirse. Se puede vivir, como cualquier otro acicate.
Mi hija es una fuente de alegría que puede superar cualquier bronquitis, fiebre o un momento "flojo".
La conexión con mi hija, con el hilo conductor de su mamá podemos crecer como seres humanos, ser mejores personas.
Es cierto que hay fantasmas del pasado que se transmiten pero esas espinas son definitivamente extirpadas por una sonrisa, un abrazo...
Está experiencia es inefable. Los pediatras acostumbran a tener una mecánica impuesta.
Esperando en la sala antes de entrar con mi criatura, un mensaje como en el Oráculo de Delfos pude leer con pasión una cita de Oscar Wilde: El mejor medio de hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
La piel me dio una señal de regocijo, esperanza y cuidado a mi chiquitina.
También tengo que dar las gracias a mi mujer, absolutamente esencial y a sus abuelos. Os lanzo un mensaje de reconocimiento y mucho Amor. Para educar a un niño hace falta toda la tribu. Sentencia de José Antonio Marina. Os quiero profundamente. Disfruten de sus hijos.

martes, 10 de febrero de 2015

Cómo interpretar los dibujos de los niños


Según los psicólogos de la Unidad de Desarrollo psicológico y Educativo de San Salvador, por ética, solo una persona especializada, como algunos psicólogos, puede interpretar los dibujos siguiendo protocolos establecidos para ese fin. El especialista debe tener en cuenta la condición biográfica y familiar de la persona que dibujó, así como su historia personal, que servirá de marco de referencia desde el cual está haciendo el dibujo.
Aparte de eso, es necesario tener en cuenta que un dibujo es importante pero no define todo. Es una expresión de sentimientos y deseos que pueden ayudar a saber, por ejemplo, cómo se siente el niño respecto a su familia, su escuela, etc. A través de los dibujos de los niños se pueden observar detalles que a una persona mayor le puede pasar inadvertidos. Así, el dibujo puede ser, en la infancia, un canal de comunicación entre el niño y su mundo exterior, la primera puerta que el pequeño abra a su interior.

Pautas de interpretación del dibujo infantil

Dibujo de un niño
Existen algunas pistas que pueden orientar a los padres acerca de lo que dice el dibujo de su hijo. Sin embargo, no hay que olvidar que son pautas puramente orientativas. Según la especialista canadiense Nicole Bédard, el dibujo dice muchas cosas, como por ejemplo:
Posición del dibujo. Todo lo que dibuja el niño en la parte superior del papel está relacionado con la cabeza, el intelecto, laimaginación, la curiosidad y el deseo de descubrir cosas nuevas. La parte inferior del papel nos informa sobre las necesidades físicas y materiales que pueda tener el niño. El lado izquierdo indica pensamientos que giran en torno al pasado, mientras el lado derecho al futuro. Si el dibujo se sitúa en el centro del papel representa el momento actual.
Dimensiones del dibujo. Los dibujos con formas grandes muestran cierta seguridad, mientras los de formas pequeñas suelen estar hechos por niños que normalmente necesitan de poco espacio para expresarse, pero también pueden mostrar a un niño reflexivo o con falta de confianza.
Trazos del dibujo. Los continuos, sin interrupciones, suelen denotar un espíritu dócil, mientras el borrado o cortado puede revelar a un niño algo inseguro e impulsivo.
La presión del manejo. Una buena presión indica entusiasmo y voluntad. Cuanto más fuerte sea, más agresividad existirá, mientras cuanto más superficiales sean demuestra falta de voluntad o fatiga física.
Los colores del dibujo. El rojo representa la vida, el ardor, el activo; el amarillo, curiosidad y alegría de vivir; el naranja, necesidad de contacto social y público e impaciencia; el azul, la paz y la tranquilidad; el verde, cierta madurez, sensibilidad e intuición; el negro representa el inconsciente; el marrón, la seguridad y planificación. Es necesario añadir que el dibujo de un solo color puede denotar pereza o falta de motivación.
Esas pautas son simplemente unas pinceladas dentro del gran mundo que es el dibujo infantil. No debemos generalizarlas. Cada niño es un mundo, así como las reglas de interpretación del dibujo infantil. Si algo te preocupa en tu hijo, coméntalo al pediatra y, si es necesario, busca un especialista.

martes, 9 de septiembre de 2014

Bebés robados, nietos encontrados: memoria y violencia obstétrica






Bebés robados, nietos encontrados: memoria y violencia obstétrica (I)

by Ibone Olza
Estela de Carlotto e Ignacio Guido Hurban
Como psiquiatra perinatal, la aparición del nieto 114 de las Abuelas de la Plaza de Mayo  además de alegrarme muchísimo me ha hecho pensar y volver a preguntarme sobre algunas de las cuestiones que más me interesan. La historia probablemente ya sea por todos conocida: Ignacio Guido Hurban, separado de su madre al nacer ha recuperado la identidad que le fue robada treinta y siete años después. Su madre, Laura Carlotto, fue secuestrada en 1977 con dos meses de embarazo y encerrada en el centro clandestino la Cacha, de La Plata. De ahí fue llevada a parir en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978. Cinco horas después, le quitaron el bebé y luego la asesinaron.
Estas son algunas de las cuestiones que me rondan:
Ignacio Guido declaró en su primera rueda de prensa tras la revelación: “hasta hace dos días tuve una vida feliz y extraordinaria. Me crié en el mayor de los amores", pese a lo cual dijo que le pasó "lo que les pasa a todos, tenemos un ruido en la cabeza", que fue, finalmente, lo que lo hizo animarse a enfrentar el análisis de sangre.
A mi me gustaría saber más sobre ese "ruido en la cabeza"
  • 1. ¿Qué huella dejan las experiencias pre y perinatales en nuestra memoria consciente? Hasta la fecha los que más se han aproximado ha investigarlo han partido de la hipnosis o regresiones, obteniendo resultados muy interesantes pero muy poco sostenibles desde la evidencia cientifica. Mi admirado David Chamberlain, sin ir más lejos, después de hacer una descripción fascinante de las memorias prenatales afirmaba sin ningun rubor que algunas personas lograban rescatar memorias de vidas anteriores, pre y posnatales.
En Argentina se estima que unos 400 bebés fueron robados durante el cautiverio de sus madres, poco después de Ignacio Guido apareció la nieta 115. Esos bebés robados fueron dados (¿o vendidos?) a familias afines al regimen.  En España los robos de bebés no se limitaron a las mujeres encarceladas durante la dictadura.  Segín la web de la asociación SOS Bebés Robados: "La Audiencia Nacional tiene calculada la sustracción de niños a sus madres, en el periodo que comprende de 1.938 a 1.952, en más de 20.000 por parte del régimen militar a familias republicanas o izquierdistas, como parte de la operación de limpieza ideológica realizada durante la dictadura". "En total se calcula que, en todo el proceso que va desde 1.938 hasta bien entrados los años ‘90, hay unos 300.000 niños separados irregularmente de sus madres al nacer". Claro que como en España el dictador murió en la cama apenas se han investigado estos robos de bebés ni se ha juzgado a los responsables. Se pasó de separar a los bebés de las madres presuntamente izquierdistas a construir todo un entramado de robos y adopciones irrrgulares con el unos pocos se lucraron considerablemente. El médico que firmó el acta del robo  del pequeño Guido era "uno de los obstetras más famosos de su ciudad". En España el doctor Vela, uno de los poquísimos imputados en el robo de  bebés ha seguido ejerciendo hasta muy poco también como reputado obstetra.
  • 2. ¿Qué violencia obstetrica ejercerían estos profesionales en los partos? ¿Qué grado de sadismo tenían los profesionales de la obstetricia implicados en el robo de bebés? ¿Cómo llegaron a justificarse a ser capaces de seguir atendiendo partos y a la vez robar bebés a algunas madres y venderlos?
Afectados por el robo de bebés en Sevilla frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz, escenario de algunos de los casos más truculentos. (José Luis Gordillo, periodismo humano)
Afectados por el robo de bebés en Sevilla frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz, escenario de algunos de los casos más truculentos. (José Luis Gordillo, periodismo humano)
Esta fatal de interés por investigar y aclarar todos estos delitos es continuación al fin y al cabo de las dificultades con que se topan quienes intentan  revisar la memoria histórica  en nuestro país. En buena parte desconocemos también las historias que se vivieron en algunos de los actuales edificios públicos.  Por ejemplo:  el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, un monumental edificio renacentista, actual sede del Parlamento andaluz. En ese lugar muchas mujeres fueron drogadas en el parto y sus bebés robados.
  • 3. ¿Qué huella o energías quedan en los lugares donde se ha ejercido la violencia?
El neonatólogo Nils Bergman dice que "lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que le separen de su madre". Claro que aún es peor si luego a su madre le asesinan, como sucedía en Argentina, o le dicen que su bebé murió en el parto, como se hacía en nuestro país. Años de investigación me han enseñado que las memorias del parto quedan indeleblemente grabadas en nuestros cerebros.
  • 4. ¿Qué duelo pudieron hacer esas madres a las que se les dijo que su bebé había muerto en el parto y sin embargo intuían que eso era mentira? ¿Cómo siguieron viviendo, que clase de incomprensión y silencio tuvieron que encontrar en su entorno?¿Qué consecuencias tuvo todo eso para su salud, y para el vínculo con sus otros hijos?¿Qué memorias guardan de esos partos?
Creo que es urgente investigar todo ello, de forma respetuosa y con perspectiva de género, acercarse a estas madres y recoger las historias de aquellos partos con todo detalle, también como legado para los hijos o hijas en el día en que aparezcan. En la web de SOS bebés robados y en la de ANADIR (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) se pueden encontrar las historias de tantas personas que buscan a sus familiares y colaborar en la búsqueda.
Separar a un bebé de su madre nada más nacer es violencia obstétrica. Uno de los argumentos que más a menudo esuchamos las activistas que luchamos por una mejora de la atención al parto en nuestro país es que "tenemos las tasas de mortalidad materno fetal más bajas del mundo". Y nos muestran las gráficas de como disminuyó esa mortalidad en las últimas décadas. Creo que esas estadisticas no son nada fiables.
  • 5. ¿Todos esos bebés robados constaron como fallecidos en el parto?
Robar la identidad de una persona es retrasar su nacimiento”, dice Estela de Carlotto. Tengo muchas más preguntas al respecto de la memoria y los robos y tráfico de bebés en la actualidad, pero las dejaré para la siguiente entrada.

jueves, 7 de agosto de 2014

Maud Mannoni: "La más radical de las analistas de niños"



El siglo del psicoanálisis fue asimismo el siglo del descubrimiento de la infancia. La labor terapeútica y la obra teórica de Maud Mannoni se suma a las de Anna Freud, Melanie Klein, Françoise Dolto y Margaret Mahler en la autoría colectiva de dicho descubrimiento. De todas ellas, Mannoni fue la más radical y la que tendió más lazos de contacto entre las distintas corrientes de la pediatría y el psicoanálisis. Su labor al frente de la Escuela experimental de Bonneuil, un institución de avanzada, fundada en los años sesenta, con orientación antipsiquiátrica, es un ejemplo de la labor interdisciplinaria efectuada por Maud Mannoni en el campo terapeútico. Pero la vida misma de Mannoni parece un relato psicoanalítico. Nacida en 1923, tuvo una infancia poco apegada a sus padres y marcada por el contacto temprano con el otro. Criada y cuidada por una pareja de cingaleses en la finca familiar (el padre era consul general de los países bajos en Colombo), su infancia y juventud transcurrieron entre viajes, guerras y desencuentros familiares. Finalmente fue adoptada por el matrimonio Dolto y con el dinero de una herencia logró pagarse sus estudios universitarios. Tuvo una formación psiquiátrica sobre la marcha y vivió de joven una experiencia hospitalaria privilegiada: "durante la guerra me autorizaron para llevar pacientes fuera del hospital, a lugares 'deshabitados'. En esta posición marginal se efectuó mi primer encuentro con esos seres a los que se  llama anormales, perversos o locos, encuentro que hay que situar en su contexto, el de una época en la que el mudo exterior se encontraba atormentado por una violencia abierta o velada, pero siempre terriblemente presente".

Maud conoció a Octave Mannoni, psicoanalista y maestro de filosofía, en 1948, cuando ella tenía 25 años y él 59. Se casaron y tuvieron dos hijos. Maud solo logró reanudar su labor psicoterapeútica diez años más tarde. Su orientación teórica la debe principalmente al pensamiento de Jacques Lacan, pero Mannoni supo conectar ideas provenientes de distintos campos de la pediatría (Dolto), el análisis institucional, las ideas de Winnicott y Erikson con su propia practica psicoanalítica dentro de la escuela freudiana de París. 
Freud mostró la importancia de los primeros años de la vida en el ser humano. El niño tiene que pasar por conflictos que son necesarios para él. Son conflictos identificatorios, no conflictos con lo real. En sus relaciones con sus padres, el niño tiene que aprender a dejar una situación dual (de fascinación imaginaria) para introducirse en un orden ternario, lo cual puede hacerse cuando entra en el orden del lenguaje. De este modo el niño marca con palabras aquello que podría ser interpretado como el rechazo a la vuelta de la madre: más allá de la ausencia de la madre real, el niño encuentra a través de un vocablo a la madre simbólica. Luego ese mismo niño experimentará con su propio cuerpo el juego de su propia pérdida, de su propio retorno. Planteará de este modo, con relación al cuerpo de la madre y con relación a su propio cuerpo, las bases de su identidad. La madre deseada por el niño surge entonces sobre el fondo de un no-estar-allí. Es esa dimensión que el niño intenta reproducir en su juego. Es por ello que para Mannoni todo estudio sobre la infancia implica al adulto, sus reacciones y sus prejuicios.


jueves, 3 de julio de 2014

Separación

Aquí no hablaré del célebre texto de Bowlby. Me centraré en los aspectos clínicos y no clínicos de un único caso.
Cuando la madre retorna al trabajo, el bebé está confuso, alarma y extrañado. Demanda más atención. Desde lo más instrumental como bañarle o cambiarle los pañales hasta algo más trascendente como un abrazo (o muchos), jugar con el bebé, estimularle con música, pasear, darle mimos y abrazos y, algo fundamental, qué y cómo alimentarle.
Existen "manuales" y opiniones de expertos, el hecho contrastado es que cada bebito es distinto.
El amor y la ternura no pueden ser reducidos a experimentos, afortunadamente. Sin embargo, un beso, un abrazo, una caricia.y no dejándole llorar, son fuentes eternas de sabiduría. Verdadera sabiduría, porque no vamos a resolver una raíz cuadrada con la criatura sino que vamos a realizar un canto al amor.
Se me olvidaba decir que es compleja la atención en la edad en la que se suelen incorporar las mamás al trabajo, esto es, cuatro o cinco meses. También hay que decir que con una devota dedicación y cariño, la persona cuidadora puede amortiguar ese choque inicial de separación.
Rodrigo Córdoba Sanz

viernes, 11 de abril de 2014

El cerebro en el parto


El cerebro en el parto

by Ibone Olza
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Llevo años intentando entender que pasa con el cerebro en el parto. Mejor dicho: los cerebros. El de la madre y el del bebé. Me impactó mucho ver este vídeo de la primera Resonancia Magnética realizada intraparto. Aunque el estudio en si me parezca una barbaridad (meter a una parturienta en una máquina de resonancia magnética nuclear) creo que tiene cierta utilidad para visualizar algo que tradicionalmente ha pasado desapercibido: la enorme plasticidad del cerebro conforme desciende por el canal del parto, la intensidad de la fuerza a la que está sometido, la cantidad de fenómenos eléctricos y neuroquímicos que probablemente estén pasando en y durante el parto.
No sólo eso, además está el cerebro de la madre. Conforme hemos investigado más me ha sorprendido constatar que el parto es un evento neurohormonal, único, con un diálogo constante entre dos cerebros, el de la madre y el del bebé.  Casi no sabemos nada sobre todo lo que acontece ahí en ese momento absolutamente irrepetible, ni de las consecuencias que puede tener cualquier manipulación.
Ahora,  acabamos de publicar el trabajo que hemos hecho conjuntamente con Luis Miguel Garcia Segura y Angeles Arévalo del Instituto Cajal del CSIC en la prestigiosa revista Frontiers in Neuroendocrinology (¡factor de impacto a 5 años>10!). Algo así como mi segunda tesis doctoral, que sintetiza nuestra investigación de los últimos cinco años en torno al nacimiento.

Neuroendocrinology of childbirth and mother-child attachment: the basis of an etiopathogenic model of perinatal neurobiological disorders

Verlo ahí me emociona más de lo que puedo expresar, y confío que llegue a muchos lugares, ha sido un graníisimo esfuerzo que ahora toca celebrar.  En cierto modo es el trabajo que me hubiera gustado leer cuando empecé a interesarme por el tema, hace ya unos cuantos años. Ojalá sirva para concienciar a los profesionales de la atención al parto en la importancia de extremar los cuidados y de intervenir lo mínimo.

miércoles, 9 de abril de 2014

Apuntes sobre Winnicott



A partir del nacimiento no se puede decir que el neonato o bebé es una unidad psíquica. Durante el primer año de vida, la diada madre-infante constituyen una unidad. La madre es el primer entorno del infante. Si todo recién nacido sano tiene una tendencia innata a desarrollarse como una persona total y creadora, ha de poseer sin embargo un entorno inicial como base para tal desarrollo. En los primeros meses de vida (especialmente durante el período de la lactancia), el entorno es casi sinónimo de la madre. En ese momento, la intervención del padre está mediatizada por la madre y, en un primer momento, el padre cumple la función de favorecer al entorno: el padre interviene ayudando a la madre y preservando a la díada madre-lactante, aportando a la madre (en cuanto entorno) sentimientos de seguridad y de amor que ésta transmite al hijo.
Sin embargo, bien observa Winnicott que un exceso de apego entre la madre y el hijo es patológico; la preocupación maternal primaria suele ser espontánea, lo que importa es que en ella se de un equilibrio entre una madre suficientemente buena y una "madre devota dedicada" al niño.
 Una madre suficientemente buena es aquella que es capaz de dar cabida al desarrollo del verdadero yo del niño, es decir acoger su gesto espontáneo, en el sentido de lo que el niño quiere expresar, e interpretar su necesidad y devolvérsela como gratificación. A partir de la frustración va emergiendo en el niño un falso yo, que tiene función adaptativa, como una suerte de acercamiento a un principio de realidad. Este Falso Yo puede darse en diferentes grados, desde el menor que correspondería a un tipo de adaptación a las normas sociales, hasta grados mas patológicos que se alejan de lo intrínsecamente propio del sujeto, como mera adaptación.
La madre en un principio debe Ilusionar al bebe para Desilusionarlo gradualmente. Esto quiere decir que el bebé, ante su necesidad de comer, es acogido por la madre y ésta le ofrece su pecho para alimentarlo, de tal modo que se dispone una situación donde el lactante tiene la ilusión de que el pecho fue creado por él y que es parte de él. Pero a medida que la madre lo desilusiona o lo desgratifica,el bebé va percibiendo que no es uno con la madre, disponiéndose a entrar en contacto gradualmente con la realidad y su subjetividad.
Como consecuencia de tal equilibrio, el infante percibe la medida de su dependencia y adquiere la capacidad de hacer notar sus necesidades al entorno. Todas sus potencialidades se irán desarrollando e irá descubriendo gradualmente la inexistencia del carácter unitario con la madre, con el efecto concomitante que de ello se deriva, el hecho de que la madre deja de parecerle "perfecta".
Al producirse la ruptura de la unidad madre-lactante, el niño logra ir independizándose mediante espacios, fenómenos y objetos transicionales. Winnicott descubre que espacios, fenómenos y —sobre todo— objetos transicionales son factores substitutivos que —en un principio ilusoriamente— substituyen (lacanianamente se diría: metaforizan) a la madre. Un juguete preferido del niño es un ejemplo de objeto transicional. Las actitudes que en este momento tiene el niño junto a los fenómenos y a los objetos transicionales, le sirven de nuevo entorno y de base para lograr paulatinamente su autonomía y autosuficiencia.
De lo que Winnicott observa en la relación primera madre-niño obtiene conclusiones para sus métodos de práctica psicoanalítica: por ejemplo el llamado setting (encuadre) analítico y la relación soñar-soñado.
En el setting se busca que el paciente logre —tras una "regresión" momentánea a los cruciales años de su infancia— demostrar su "modo de soñarse".
En tanto que en el psicoanálisis se produce una momentánea regresión (para lograr una eficaz praxis), también —teoriza Winnicott— es menester tener en cuenta la noción de holding (tenencia, pertenencia, valores habidos) ya que la relación analista-paciente crea de un modo espontáneo (particularmente en el segundo) una fuerte relación emocional de dependencia. El buen analista debe ayudar al paciente a liberarse de la misma y la plena liberación de tal dependencia (que evoca a las dependencias que el sujeto ha tenido en su infancia) será un signo de la curación.
Destacan sus obras: Escritos de pediatría y psicoanálisis (1957), El niño y la familia (1957), Psicosis y cuidados maternales (1957), El proceso de maduración y las facilitaciones del medio (1965), Realidad y juego (1971) y La consulta terapéutica y el niño (1971).

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domingo, 23 de marzo de 2014

Laura Gutman: Sobre la crueldad

Sobre la crueldad

Sobre la crueldad

Todos los seres humanos nacemos amorosos. Llegamos al mundo necesitados de amor pero también siendo capaces de amar, sólo si nuestras necesidades básicas han sido satisfechas. Todos los niños -si somos amparados, cuidados, atendidos, acariciados y protegidos- nos sentiremos seguros. Esa seguridad nos permite luego desplegar nuestro amor.
Ahora bien, si no somos protegidos ni cuidados, aumentaremos las alertas (ya que los depredadores pueden lastimarnos) y por otro lado reaccionaremos contra cualquier movimiento o situación que pueda desestabilizarnos. Es lógico, ya que desde nuestra vivencia –siendo niños pequeños- el entorno es hostil, peligroso y amenazante. No nacimos preparados para la desprotección ni para el desierto emocional, de hecho esas experiencias las vivimos con enorme desilusión. Al contrario, hemos nacido dependientes de los cuidados maternos. Pero si quienes debían nutrirnos y protegernos nos han abandonado a nuestra suerte dando prioridad a sus propias necesidades, comprenderemos que en este mundo se salva el más grande y el más fuerte.
A medida que crecemos -si las condiciones de amparo y protección no mejoran- en lugar de entrenarnos en el amor, vamos afinando estrategias parecidas a las utilizadas por los mayores que debían amarnos, para asegurarnos la supervivencia. De los adultos hemos aprendido que en la medida que lastimamos a alguien más débil, tendremos más chances para sobrevivir.
Eso se llama crueldad.
Primero la necesidad y luego la costumbre de aprovechar la debilidad del otro para fortalecernos y procurar nuestro propio resguardo, intentando garantizarnos el control para que nunca más puedan hacernos daño. Es tal el miedo y la desconfianza que estamos preparados para humillar, desactivar la estima y desmerecer al otro, sobre todo si somos más grandes.
La crueldad la usamos siendo niños, siendo adolescentes, luego jóvenes y luego adultos maduros. Es un tema de supervivencia emocional.
¿De quienes estamos hablando?
De cada uno de nosotros. ¿Pero acaso no es exagerado? Escuchemos qué es lo que dicen quienes son niños hoy, y cómo se sienten tratados por nosotros: madres y padres.

Laura Gutman

lunes, 17 de marzo de 2014

Los niños aprenden lo que viven


Los niños aprenden lo que viven.
Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.

Si los niños viven con hostilidad, aprenden a luchar.

Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.

Si los niños viven con lástima, aprenden a sentir lástima por ellos mismos.

Si los niños viven con ridículo, aprenden a sentir timidez.

Si los niños viven con celos, aprenden a sentir envidia.

Si los niños viven con la vergüenza, aprenden a sentirse culpable.

Si los niños viven con ánimo, aprenden la confianza.

Si los niños viven con tolerancia, aprenden la paciencia.

Si los niños viven con elogios, aprenden reconocimiento.

Si los niños viven con aceptación, aprenden a amar.

Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta.

Si los niños viven con el intercambio, aprenden la generosidad.

Si los niños viven con honestidad, aprenden veracidad.

Si los niños viven con imparcialidad, aprenden la justicia.

Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprenden el respeto.

Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en los de ellos.

Si los niños viven con amistad, aprenden el mundo es un lugar agradable en el que vivir.

Dorothy Law Nolte Louise (1924 – 2005)
Consejera de la familia y escritora,

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