La integración de los distintos enfoques de la psicología alcanza su máximo sentido y eficacia en su integración con la filosofía.
No debemos olvidar que la filosofía nace bajo el manto de la filosofía con el fin de conocer el alma humana, y permanece fiel a este origen hasta que hace apenas poco más de un siglo proclamó su independencia y autonomía.
Por otro lado, los creadores de psicoterapias más destacadas, fundamentan de manera explícita sus teorías y métodos en la tradición filosófica, por ejemplo, el existencialismo.
Psicología y filosofía encajan como piezas de un mismo puzle. La reintegración de la psicología y la filosofía es la referencia ineludible de un futuro que ya está sucediendo.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y psicoterapeuta.
domingo, 29 de junio de 2014
Concepción Global
Cambio en el modelo médico
Necesitamod un cambio profundo en el modelo médico. A pesar de los avances tecnológicos, cada vez hay más enfermos y más enfermedades nuevas que la medicina no logra comprender ni curar, mientras continúa administrando fármacos que obstaculizan los procesos de curación natural del organismo agravando los problemas o convirtiéndolos en crónicos.
De hecho, los medicamentos son la tercera causa de muerte en el mundo, responsables de un tercio de los ingresos en Urgencias.
Es necesario dejar atrás antiguas teorías y comenzar a investigar al margen de la industria farmacéutica.
El objetivo es enfocar de modo holîstico los problemas de salud y aprender a intervenir de forma armónica para respetar la autorregulación, la homeostasis.
sábado, 28 de junio de 2014
El Arte de la Compasión
Libres del odio o de la ira, nuestra respuesta a las acciones cometidas contra nosotros es mucho más efectiva.
El odio no causa el menor daño físico sobre nuestros enemigos, ni les hace ningún daño. Es más somos nosotros quienes sufrimos las terribles consecuencias de esa abrumadora amargura.
Es así como llegamos a ver que el vetdadero enemigo está dentro de nosotros.
Es nuestro egoísmo, nuestro apego y nuestra ira lo que nos hace daño.
Si alguien nos desafía y podemos dominar la disciplina interna para resistir el reto es posible que sus acciones no nos molesten, independientemente de lo que la persona haya hecho.
Dalai Lama
Meditación contemplativa
Se produce cuando concentramos la mente en un objeto sin tratar de analizarlo o reflexionar sobre él. Cuando meditamos sobre la compasión, por ejemplo, desarrollamos empatía hacia los otros y nos esforzamos por reconocer el sufrimiento por el que están pasando. De esto se ocupa la meditación analítica.
Sin embargo, una vez el sentimiento de compasión se ha alojado en nuestros corazones, una vez la meditación ha cambiado positivamente nuestra actitud hacia los otros, permanecemos absortos en ese sentimiento, sin dedicarle reflexión. Esto ayuda a hacer más honda la compasión.
Debemos meditar de forma sistemática, cultivando la familiaridad con el objeto elegido de forma gradual.
viernes, 27 de junio de 2014
Historia y psicoanálisis
Se focaliza en las Escrituras un momento conmovedor, aquel en que Moisés se encuentra con Jehová, antes de la cesión de los diez mandamientos. Es un punto crucial donde se renueva un pacto. Se sella un pacto entre lo humano y la divinidad, es una indicación respecto de la situación que retorna [...] Entonces, Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte...
Biología y Psicoanálisis
Lo biológico no es propio del psicoanálisis. Pero sí lo es el cuerpo en tanto se encuentra inscripto en el habla. Tampoco se trata de aquel diseccionado con minuciosidad vivencial por los fenomenólogos. Varios textos capitales, entre ellos la tan recurrida Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty, consideran al cuerpo como una unidad, una globalidad o estructura general, así, la totalidad de la presencia corporal estaría comprometida en toda percepción.
Y esto, si bien supera el dualismo, no hace del cuerpo sino un "alma corporizada", al decir de Jacques Lacan.
Frustración-Regresión-Agresión
La frustración de marras se debe, claro está, a una circunstancia externa. Es un modo de referirse a un cierto estado en el que falta algo donde se suponía que debía estar. Muy distinto es lo que sucede con la angustia, donde falta la falta. Pero prosiguiendo con este esquema: el sujeto percibe que falta lo que presuponía debía haber estado, en un sentido imaginario.
jueves, 26 de junio de 2014
Sociología del consumismo
"A medida que los mercados descubren y responden a lo que los consumidores desean, nuestra tecnología se vuelve especialmente diestra en crear productos que se correspondan con nuestra fantasía de relación erótica, en la que el objeto amado no pide nada y lo da todo al instante, haciéndonos sentir todopoderosos sin montar escenas espantosas cuando se ve sustituido por otro objeto aún más sexy y se queda relegado a un cajón."
Jonathan Franzen
Sobre la satisfacción narcisista del consumo. Rodrigo Córdoba Sanz
Soltar el Ego
Los occidentales estamos apegados a nuestros egos, a nuestra identidad. Pero Oriente nos enseña que hay otras maneras de entender la vida y la muerte.
Dejar ir nuestros pensamientos y reflexiones por unos minutos, abrir nuestros sentidos para experimentar una fuerte conexión con todo lo que nos rodea, es un ejercicio que nos libera del estrés y nos hace sentir en paz. Como una estatua de sal que se diluye descubriendo el nirvana.
Celos
La desconfianza en el amor puede llevar a celos neuróticos. En esas ocasiones adquieren una dimensión obsesiva y perturbadora, capaz de inducir estados emocionales que laceran el alma y perturban el cuerpo, asociados a una actitud posesiva, reflejo de la cultura machista de nuestro sistema social y educativo.
miércoles, 25 de junio de 2014
Buena Vida
Nada es pequeño en el amor. Aquellos que esperan las grandes ocasiones para probar su ternura, no saben amar. Laure Conan
La fe en que no hay acontecimiento feliz o desgraciado al que no podamos dar un sentido enderezándolo al bien, me ha acompañado siempre y me sigue acompañando, y no estoy dispuesto a renunciar a ella, ni para mí ni para los demás.
Hermann Hesse
Síndrome de déficit de la Naturaleza
El naturalista John Muir, la figura clave que promovió la creación de los parques nacionales de Estados Unidos, escribía a finales del S. XIX:
Miles de personas cansadas, ajetradas y excesivamente civilizadas están empezando a descubrir que ir a las montañas es volver a casa, que la naturaleza virgen es esencial y que los parques de montaña y reservas naturales no son sólo útiles como fuentes de madera y de ríos para el riego, sino como fuentes de vida. Estas personas están despertando de la estupefacción que genera el exceso de industria y de la apatía mortal que produce el lujo, y hacen lo que pueden para combinar y enriquecer sus pequeñas vidas con la de la naturaleza.
Palabras para una buena vida
"Usted podrá tener siempre todo aquello que se puede comprar con dinero, pero estará condenado a ver cómo precisamente lo mejor, lo más bello, lo más apetecible no se puede comprar con dinero. Lo mejor, lo más bello, lo más apetecible del mundo sólo puede pagarse con la propia alma, lo mismo que el amor no puede comprarse, y si alguien posee un alma no pura, no capaz del bien o al menos de creer en el bien o al menos de creer en el bien, tampoco poseerá sensibilidad suficiente para lo mejor y lo más noble, y tendrá que contemplarse para siempre con la imagen empequeñecida, ajada, borrosa, del mundo que sus pensamientos, para propia tortura y pobreza, se han forjado."
Hermann Hesse
martes, 24 de junio de 2014
Hacer
No importa lo que sintamos o sepamos, no importan nuestras dotes potenciales o talentos, sólo la acción les da la vida. Muchos de nosotros entendemos conceptos como el compromiso, el coraje y el amor, pero en realidad saber es hacer. Hacer trae la comprensión, y las acciones convierten conocimientos en sabiduría. No puedes atravesar el mar simplemente mirando el agua.
Rabindranath Tagore
Cuestión de Actitud
Faltar la falta
Sin duda, el concepto de falta posee múltiples maneras de ser abordado en la enseñanza lacaniana, por ello, corre el riesgo de ser bastardeado. Con frecuencia se acota, de un modo acrítico, que el problema principal del analizante es que "no tolera la falta". A poco de abordar clínicamente la cuestión en detalle, puede advertirse que esto está muy lejos de ser así.
Si la angustia no es sin objeto, el hecho de que surja cuando la falta indica algo muy distante de la simple no aceptación de la falta por parte del sujeto.
¿Qué implica Lacan con este nuevo aforismo, al señalar que falta la falta?
Roberto Harari
Palabras para Julia_Goytisolo
Tú no puedes volver atrás
Porque la vida ya te empuja
Como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
Con la alegría de los hombres
Que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
Te sentirás perdida o sola
Tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
Que la vida no tiene objeto
Que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
De lo que un día escribí
Pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
Como a pesar de los pesares
Tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
Así tomados, de uno en uno
Son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
Cuando te escribo estas palabras
Pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
Tu futuro es tu propia vida
Tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
Que les ayude tu alegría
Tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
De lo que un día yo escribí
Pensando en ti
Como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
Junto al camino, nunca digas
No puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tu verás
Como a pesar de los pesares
Tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
Y este mundo tal como es
Será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
Nada más pero tú comprende
Que yo aún estoy en el camino.
Y siempre, siempre acuérdate
De lo que un día yo escribí
Pensando en ti como ahora pienso.
Jose Agustín Goytisolo
Trazo unitario y uno unificante
Al centrarnos en el trazo unitario y en el uno unificante, nos ubicamos en un punto decisivo de la enseñanza lacaniana: el de la constitución del sujeto.
Se trata de una cuestión que atañe directamente a la angustia, en tanto esta se localizará en los intersticios, en las rajaduras, que este proceso constitutivo no puede dejar de provocar. El Uno contable, cabe señalar, se relaciona con la identificación simbólica marcada por el trazo, y que remite al campo del Otro.
lunes, 23 de junio de 2014
Psicosomático
Entre un 10 y un 30 por ciento de las consultas en Atención Primaria son dolencias físicas sin correlato orgánico. Desde problemas en la piel hasta contracturas o colon irritable
Muchas de estas personas empiezan a deambular por distintos especialistas sin que termine de vislumbrarse el origen de su enfermedad.
Un error de peso de la medicina.Occidental ha sido separar lo físico de lo psíquico, es lo que Antonio Damasio llama:"El error de Descartes".
Curiosamente, fue Freud, analizando personas con síntomas de conversión, quien nos enseñó "la cura a través de la palabra."
Deseo, Angustia, Goce
El a es el correlato subjetivo de la angustia, por lo que surge un nuevo vector apuntando hacia el concepto central. Pero, además, el deseo remite en particular a uno de los puntos nodulares de la enseñanza lacaniana: su postulación del Otro, en tanto "memoria simbólica", como distinto del otro, en tanto semejante. Ese lugar virtual que sin duda permite concebir al deseo como deseo del Otro, debe ocupar un sitio en el esquema que brinde testimonio de su relación con la notación del deseo y con el objeto a, el cual, por otra parte, también proviene de su campo.
domingo, 22 de junio de 2014
Versos del Dalai Lama
Que el pobre consiga riqueza,
Que los apenados encuentren la alegrîa.
Que el abandonado halle una nueva esperanza,
Prosperidad y una estable felicidad.
Que el asustado deje de temer,
Y que los esclavos sean libres.
Que los débiles encuentren la fuerza,
Y que la amistad una sus corazones.
Envidia
También es cosa clara sobre qué materia se siente envidia y contra quiénes, y en qué estado de ánimo, si la envidia es cierta tristeza por la abundancia manifiesta de los bienes dichos, sentida contra los iguales, no con el pretexto o deseo de que algo sea para uno, sino por ellos mismos, sentirán envidia, por consiguiente, estos tales de aquellos que son iguales a ellos o lo parecen...por eso los que realizan grandes cosas y son felices, son envidiosos.
Aristóteles
Angustia
Estar impedido es un síntoma.
Estar inhibido es un síntoma en un museo. Lacan
El estar puesto en el museo comporta, en primer lugar, la afirmación de un resto de lo vivido.
Frente a la inhibición no suela presentarse, como alternativa ineludible, la demanda de análisis.
Se presentan una racionalización fundada en el goce sígnico pegajoso que convierte a la inhibición en una mera cuestión de disgusto o gusto.
sábado, 21 de junio de 2014
Bipolaridad: Escuelas
“Bipolaridad”: Manía, Melancolía
G. E. Berrrios [1]
1. Introducción
El modo en que está planteado el título del presente trabajo, ya intenta aludir a la tensión que existe entre estos términos en el debate actual.
2. La razón de la “Bipolaridad” y la época.
3. El “Espectro Bipolar”.
4. Los planteos freudianos.
5. Acto melancólico y Acción maníaca.
En el Coloquio sobre el curso “Sutilezas analíticas”, E. Laurent ha dicho que “hay muchos elementos de la clínica de la época que van en la dirección de la producción de una clínica separada de lalengua“.
¿Qué es la Terapia Gestalt?
Figura: Destaca del fondo, siendo más sustancial y compacta, mejor estructurada y más impresionante que el fondo.
Crecer: Relacionada con el "principio de autoactualización" que toma de Goldstein.
Autor: Dr. Manuel Ramos Gascón. Dr. en Psicología
viernes, 20 de junio de 2014
"Deseo sobre deseo": Fernando Colina
FERNANDO COLINA PSIQUIATRA
«La falta de deseo lleva a la depresión y su exceso, a la megalomanía»
El autor de 'El saber delirante' analiza ahora la relación del hombre con sus anhelos y su conexión con la enfermedad mental
V. M. NIÑO/VALLADOLID
Entre la satisfacción por lograr lo deseado y la frustración ante su negativa transcurre buena parte de la existencia humana. La manera de gestionar tanto la alegría de la primera como la tristeza de la segunda, la capacidad y la necesidad de convertir el 'no' en estímulo para buscar otro 'sí', el peso cultural sobre esa necesidad de saciar los anhelos propios y el juicio que eso merece, son algunos de los hitos del libro 'Deseo sobre deseo' (Cuatro Ediciones), de Fernando Colina (Valladolid, 1947), colaborador semanal de EL NORTE DE CASTILLA.
-«Seguramente el deseo no sea otra cosa que un síntoma de vida», afirma. ¿Vivir es desear, o no es? -El deseo es un flujo psíquico que empuja todas las manifestaciones de la vida. Vivir es desear. Esto se sabe desde siempre, pero fue Spinoza el primero en elevarlo a esencia de la vida. También podemos identificarlo como síntoma de la vida por excelencia que engarza con todas las expresiones de la clínica, desde la depresión y la angustia hasta el delirio. - Entonces, ¿un psiquiatra debe atenderlo preferentemente? -La psiquiatría se divide entre una corriente somática, que atiende a la parte orgánica, y otra que reivindica como protagonistas la palabra y el deseo. Donde hay deseo hay lenguaje y donde hay lenguaje obligatoriamente hay deseo. Son inseparables. -Entre la ambición y la falta de deseo, ¿qué lleva más pacientes a la consulta? -Probablemente la falta de deseo, porque el ambicioso suele estar contento y feliz mientras permanece en su ansia, o se sostiene en el resentimiento. La soberbia y el resentimiento ahorran muchas consultas. Lo malo es cuando le fallan los objetivos. En ese caso también puede enfermar, desde luego, y cuando lo hace lo lleva a cabo de un modo más feo. -¿Y cuál es el diagnóstico? -En la falta de deseo, la depresión. Todas las depresiones son estrangulaciones del deseo. Y en la ambición, en cambio, se cae en la megalomanía, en la fatuidad y en todas las formas de narcisismo. -¿Cómo se alimenta la insaciabilidad, cómo se evita el límite mortal de la satisfacción? -Gracias a que somos insaciables mantenemos vivo el deseo. De no ser así nos deprimiríamos. Cuando el deseo se sacia puede interrumpirse y enfermamos. Que los deseos no sean satisfechos del todo sirven de estímulo a los siguientes. El duelo de un deseo es el alimento del que sigue. -¿Qué añade el entorno cristiano al deseo frente al pagano clásico o al judío de Freud? -El cristiano se lleva mal con el deseo, al menos con el sexual, no con el deseo de poder. Siempre lo ha revestido de culpa, de pecado, de propuesta de ascetismo. El cristianismo se siente muy incómodo ante él. No solo por los actos de placer sino también por su presencia en las intenciones, en los malos pensamientos. El cristiano no es un defensor del deseo precisamente. Aunque indirectamente lo consiga, pues la represión es un estupendo estímulo. Doble vida -¿Nos define el deseo, somos lo que queremos? -Hay dos modos de entender la vida. Una, dejarse vivir pasivamente; y otra, tratar de guiarla activamente, intentando diseñarla y fabricarla. El deseo hay que construirlo. Si no fabricas una espera no hay deseo, y para conseguirlo hay que trazar un plan mezclando la lentitud y el diseño. -¿Pueden elegir deseos distintos cabeza y cuerpo? -No confío mucho en ese dualismo. Si hay deseo hay cabeza y a la vez cuerpo. Quizá excepcionalmente se puedan separar, más que nada como efecto del entendimiento, del intento de comprensión. Todos los deseos pasan por el cuerpo, hasta los más espirituales. La Iglesia intenta salvar el espíritu del cuerpo pero no hay manera de conseguirlo. Todo el ascetismo está lleno de tentaciones del cuerpo. La ambición, la gloria, los ideales también pasan por el cuerpo. El deseo es sentido y hablado. Es cuerpo y cabeza. -¿En qué se diferencian los clásicos estoicos de los cristianos? -Los griegos y los romanos eran grandes defensores del placer. Otra cosa es que desde el punto de vista ético propusieran una moderación del mismo, pero nunca llegan al extremo de la supresión. Amaban el placer de vida. -Señala como respuestas subjetivas al deseo la histeria, la obsesión y la transgresión. ¿Podría ejemplificarlas en algún personaje? -Son tres estrategias del deseo que, en distintos grados, están presentes en cada uno de nosotros. Sin embargo, hay formas muy intensificadas y prototípicas. El histérico está bien representando por Don Juan; de Hamlet se dice que es un obsesivo ejemplar; y como forma transgresora tenemos a Sade, que llega a un grado transgresor perverso y violento. -¿No hay ninguna mujer ejemplar ni siquiera de la histeria? -De la histeria siempre se ponen ejemplos femeninos pero eso no tiene razón de ser. Es más conveniente, para evitar los prejuicios, ponerlos masculinos, porque los hombres son tan histéricos como las mujeres. Otra cosa es que socialmente el término histérico se haya identificado a lo largo de la historia con las reacciones femeninas, pero parece más una consecuencia del desplazamiento social que de la naturaleza. -¿El deseo de poder es el más social de los deseos? -Desde el punto de vista de lo que se entiende convencionalmente por poder, sí, pero desde el punto de vista de lo que se defiende en el libro como poder, que son sencillamente las relaciones de poder, no puede defenderse como deseo social. Todas las relaciones personales, íntimas y privadas, están trenzadas de poder. Todas las parejas tienen que aceptar un pacto de poder, que incluye, por supuesto, la culpabilidad. La culpa es un refinado instrumento de poder. Todas las dependencias afectivas son tributarias de esta forma de deseo. Desde que se reúnen más de dos personas se establece inmediatamente una jerarquía. Cuando Primo Levi llega al campo de concentración se sorprende de que se establezcan jerarquías entre los presos, y que algunos se apunten enseguida a convertirse en verdugos de sus propios compañeros. El problema que suscita La Boétie sobre la servidumbre voluntaria también afecta tanto a lo público como a lo privado. A toda velocidad -¿Qué lleva más a la consulta? -Hay dos formas generales de enfermar, una por fatiga y otra por conflicto. La primera sucede cuando no se puede más por estrés, cansancio, agotamiento o frustración. La segunda se da cuando el deseo es conflictivo, y no se aviene bien con los ideales y prohibiciones. La primera es más social, y la segunda más personal. Pero no hay que establecer fronteras rígidas. Además, los pacientes pueden elegir un escenario del conflicto para ocultar los problemas que tienen en el otro. Hay gente que se queja del trabajo por no hacerlo de la vida de amigos o de la pareja, y viceversa, quien desplaza a la esfera individual los conflictos propios de su vida social. -El deseo responde a su tiempo ¿qué caracteriza el de hoy? -La prisa, sin duda, la aceleración y la necesidad de placeres inmediatos. Las estrategias de la modernidad son desbordantes en este sentido. Todo está acelerado. Un deseo precisa del siguiente sin dejar un tiempo de latencia, de melancolía, de necesaria espera. El libro, precisamente, está dedicado a una palabra que es un grito de placer: 'despacio'. -¿Son inseparables placer y dolor? -Creo que sí. Así me represento la condición humana. Otra cosa es que sean proporcionados. Pero el miedo al dolor no puede evitar la búsqueda del placer. Es una obligación moral sostener los deseos, no huirlos o evitarlos. -Cinismo, delirios, deseos... ¿próxima parada en su análisis? -De momento un estudio sobre los motivos que tienen los locos para escribir, que generalizando serían los motivos que empujan a escribir a todo el género humano: cuerdos y alienados. Los psicóticos piden a menudo lápiz y papel para escribir. La escritura siempre es una defensa, un refugio, un síntoma. |
Trastorno Afectivo Bipolar: Psicoanálisis
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En este trabajo se perfilan de una manera tenue, sencilla y suficientemente buena, el hecho del Trastorno Bipolar desde la óptica del Psicoanálisis. El artículo viene de la página amiga: "El Psicoanalítico", página de "pensamiento divergente", la verdad, muy original. Es otra mirada, en otro post anterior, se hablaba de algo importante para según que pacientes, esto es, la psicoeducación. Lo que se plantea aquí es otra mirada, desde otro ángulo y más ambiciosa. Es más teórica y menos práctica. Es importante una teoría sólida para poder tomar decisiones y poder ayudar bien. Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza.
Introducción (**)
A lo largo de la historia de la humanidad se ha observado un profundo y significativo cambio en relación a las clasificaciones psiquiátricas en el campo psíquico, incluyendo entre ellas el Trastorno afectivo bipolar [1]. En la Antigüedad, la Manía y la Melancolía eran consideradas perturbaciones del alma, la una independiente de la otra. Permanecieron así, como enfermedades separadas, que en ocasiones podrían alternarse. Hasta principios del siglo XIX, no se establecía relación entre las crisis de Melancolía y de Manía. Posteriormente, comenzaron a ser examinadas como una sola enfermedad, recibiendo la denominación de Psicosis maníaco-depresiva.
Con la llegada de la Psiquiatría moderna, este problema fue rebautizado con el nombre de Trastorno afectivo bipolar, por no presentar necesariamente síntomas psicóticos, o mejor, porque en la mayoría de las ocasiones estos no aparecían. A partir de esa denominación, la bipolaridad dejó de considerarse una perturbación psicótica para ser vista como una perturbación afectiva. Elisa Alvarenga [2] en el a nas variações de humor sostiene que hoy lo que se denomina Trastorno afectivo se refiere a las variaciones de humor que oscilan entre Depresiones leves, moderadas y graves, con o sin síntomas psicóticos, y que, antes, la clasificación separaba Depresiones neuróticas y Psicosis maníaco-depresiva.
El melancólico freudiano y la manía
Libre de la red imaginaria que lo enlaza a sí mismo y al mundo, el melancólico freudiano es el bebé rechazado por la madre, pobre Yo transformado en deyección sobre la cual cayó la sombra de un objeto malo. Ana Cleide Guedes Moreira, en su libro Clínica da Melancolía[3] cita a Freud en su Manuscrito F, incluido en la Carta del 18 de agosto de 1894, señalando que Freud usaba repetidamente los términos de depresión y estado de ánimo típicamente melancólico para la misma observación clínica. En su lectura constata que Freud no tomaba en cuenta una diferencia de la naturaleza psíquica entre Melancolía y Depresión, considerando que el uso de uno u otro término, sería tan solo una cuestión de elección. Freud también aseveraba que la Psiquiatría no había alcanzado una única definición de laMelancolía.
En la Melancolía, además de la tristeza profunda, hay una invasión sofocante de culpabilidad. En la Manía, por el contrario, la exaltación del humor tiene un tono de alegría excesiva e incontrolada, además de una aceleración del curso del pensamiento y desestructuración del discurso. En la primera, existe una aniquilación de la vida social, mientras que en la segunda, una transgresión de la misma. Las dos formas clínicas se presentan con disfunción en relación a la regulación de la culpa y de la responsabilidad en lo que se refiere al objeto.
En la Melancolía, la invasión de la culpa no lleva a una subjetivación de la responsabilidad, mientras en la Manía existe también una incapacidad de esa subjetivación; por lo tanto, en ambos los casos, existe una imposibilidad de responder a las exigencias del Otro social.
Freud [4] en Duelo y Melancolía propone que, en el cuadro clínico de la Melancolía, la insatisfacción con el Yo constituye la característica más importante. Freud advierte que al escuchar las variadas acusaciones de un melancólico, se observará que las más violentas están dirigidas a alguien que el paciente ama, amó o debería amar. Estas autorrecriminaciones son recriminaciones que, hechas a un objeto amado, fueron desplazadas de ese objeto hacia el Yo del propio sujeto. Para Freud, esto se deriva del hecho de que la libido libre, resultado del destrozo de la relación objetal, no se dirigió a otro objeto, sino que volvió al Yo que se identificó con el objeto destrozado; es decir, “la sombra del objeto cayó sobre el Yo” que quedó alterado por la identificación. Y, de este modo, en vez de la pérdida objetal lo que resultó fue la pérdida del Yo.
Lo que causa extrañamiento al bipolar es que la Manía, como la otra cara del Trastorno, a diferencia de la Depresión, se manifiesta con mucha excitación, reducción del sueño, euforia, mayor interés sexual, habla rápida y compulsiva, irritabilidad, agitación y un sentimiento de mucho poder.
De la melancolía a la manía
Sérgio de Campos [5] en su artículo Considerações acerca do transtorno afetivo bipolar destaca la siguiente frase de Freud, de 1917: "La característica más notable de la Melancolía, y aquella que necesita más explicación, es su tendencia a transformarse en Manía."
En la Manía, el sujeto tiene la sensación de ser la mejor persona del universo, el más poderoso, capaz de cualquier tipo de realización, que va desde la adquisición de objetos tales como un coche sofisticado y de alto valor de mercado –sin las menores posibilidades económicas de hacerlo− hasta la compra compulsiva y en cantidad ilimitada de gadgets, pequeños objetos desechables, además de innumerables realizaciones en el campo de los negocios, de las artes y otros. El sujeto, en un episodio de Manía, es capaz de hablar indefinidamente causando incomodidad a los que están a su alrededor. También es un período marcado por grandes secuelas, deudas enormes que no se pueden solucionar. Tras esa fase, se presenta nuevamente la Depresión, que puede perdurar por meses. En esta etapa la persona deja de hablar, llora mucho y no encuentra salida para los problemas que se presentan; muchas veces imagina que la única solución es su desaparición, llegando a planear distintos modos de suicidio. Elisa Alvarenga, en el artículo ya mencionado, distingue entre el suicidio del melancólico y el del deprimido, mostrando que en el primer caso, se trata de una separación del Otro, y en el segundo, una invocación a Él.
La melancolía en la visión de un cineasta
El director de cine danés, Lars Von Trier [6], en su película Melancolía, ve al melancólico como un sujeto en desacuerdo con las determinaciones de la sociedad, y la melancolía como una expresión de la pérdida del sentido de la vida, al concluir que la melancolía es un indicador de síntoma social. Maria Rita Khel [7] en su artículo Flânerie Bipolar denomina "Planeta Melancolía" a una "luna incansable cuya órbita desgobernada la está acercando cada vez más a la Tierra indefensa, hasta provocar una colisión devastadora."
La intimidad y la percepción de Von Trier, para lidiar con factores psíquicos de elevada sensibilidad, quedan expresados en los sentimientos de Justine (Kirsten Dunst), la protagonista de la película, y en su reacción frente al encuentro amoroso con un hombre con el que iba a casarse, quien se esforzaba por todos los medios para dejarla alegre y satisfecha. Los acontecimientos se desarrollan con tranquilidad hasta el momento en el que su futuro marido incluye entre sus privilegios la promesa de felicidad eterna, provocando en Justine gran perplejidad y una crisis inconmensurable, con mucho desajuste, que culmina en la destrucción del papel que le había sido reservado para aquella noche, en la que debía producirse su petición de matrimonio en una cena pomposa, organizada y ofrecida a ella por su hermana, en un castillo en Suecia.
Justine empieza a desesperarse y abandona la cena repentinamente. En una sola noche acaba con todo: con el compromiso amoroso, con su fiesta de boda y con su trabajo. Esa misma Justine, que ve demasiado por no saber fantasear, incapaz de mirar el mundo por el velo del fantasma, ante la amenaza de una gran catástrofe, se va a mostrar en condiciones de manejarse con mucha serenidad en la perspectiva inminente de tal calamidad. No teme la llegada del planeta Melancolía, aun sin ilusiones en cuanto al ineludible final. Al mismo tiempo, se da cuenta de que, en ese momento, es el único sujeto en condiciones de proteger a su sobrino.
De manera firme, se pone en la posición de protectora de un niño abandonado a su propia suerte ya que sus padres se encuentran aturdidos. Si la personalidad de Justine no le permitía fantasear o metaforizar, no por ello le impedía poner en práctica sus ideas creativas y, entonces, llama al sobrino y empiezan juntos a planear la construcción de un espacio mágico, que se transformará en un refugio original y frágil para protegerlos, mientras esperan la explosión de la luz traída por la colisión con Melancolía. Los demás personajes sucumben de diferentes maneras. John, cuñado de Justine, se suicida después de haber pretendido creer que podría defenderse de lo inevitable, y su hermana Claire sigue representando la vida envuelta en el velo de su fantasía: organiza y prepara una fiesta íntima con vino y música para la llegada de Melancolía.
Con ese cambio de posición de los personajes frente a la contingencia de lo real, el director nos propone reflexionar sobre la tenuidad existente entre lo que la sociedad denomina saludable y/o patológico. Justine, al encontrarse con las promesas idealizadas de su novio, sucumbe y reacciona típicamente como un sujeto melancólico que no sabe fantasear. Khel [8] registra que "Algunos melancólicos, para soportar los altibajos de su temperamento y dar algún destino a su excentricidad se dedican a intentar comprender su mal".
El caso: Kay Redfield Jamison [9]
En un relato autobiográfico denominado Una Mente Inquieta, escrito en 1996, Jamison cuestiona el significante Trastorno bipolar para denominarlo Enfermedad maníaco-depresiva. Lo considera ofensivo, como si oscureciese y minimizase la enfermedad que supuestamente representa, mientras la denominación maníaco-depresiva, por el contrario, le da la impresión de captar tanto la naturaleza como la seriedad de la enfermedad, en lugar de intentar encubrir la realidad de su condición. Jamison considera que la mayoría de los médicos y de los pacientes suponen que el significante trastorno bipolar es menos estigmatizante, pero para ella la precisión del significante bipolar está circunscrita a la posibilidad de destacar que el individuo sufre tanto de manía como de depresión, en oposición a aquellos que sufren solo de depresión.
En la depresión, el bipolar entra en un estado de culpa y autocensura, con desánimo profundamente penoso, desinterés por el mundo externo, pérdida de la capacidad de amar, inhibición de toda y cualquier actividad, mucha tristeza, disminución del apetito y reducción de la autoestima seguida de autorrecriminación. Para Jamison [10], la Psicosis maníaco-depresiva tiene en un gen la responsabilidad por el desencadenamiento de la enfermedad. En el ámbito de la Psiquiatría, es considerada la enfermedad en la que el determinismo genético se muestra más evidente.
En el campo científico, el conocimiento de Jamison está dirigido al circuito de la biología molecular, las expresiones cognitivo-comportamental y temperamental de la Psicosis maníaco-depresiva. Aun así, en sus enunciados enfatiza de modo claro la subjetividad del sujeto al llamar la atención acerca de la cuestión de la singularidad. Jamison se hizo conocida por su postura ética, la seriedad de su trabajo y la calidad de su práctica clínica. Siempre insistió en avalar la legitimidad de que un sujeto portador de una enfermedad mentaltenga permiso para tratar de pacientes.
Se comprometió con determinación en utilizar sus dones intelectivos para revelar al mundo "el peligro y la fascinación de esa forma de locura". Antes de los 40 años ya fue reconocida como autoridad internacional en enfermedad maníaco-depresiva, alcanzando una posición brillante y de gran respetabilidad en el ámbito de la Psiquiatría.
Su testimonio personal es un relato extraordinario de la lucha que entablaría contra su enfermedad desde los 17 años de edad, momento en el que sufrió el primer ataque a partir del cual su vida tomó un nuevo rumbo. Jamison revela con detalles su interés en esa guerra contra la Psicosis maníaco-depresiva, enfermedad que la acompaña desde el período de la facultad, durante el posgrado y en el trascurso de sus vivencias amorosas. Para ella, la enfermedad maníaco depresiva genera mucha aflicción e incertidumbre y solo la "la paciencia y la delicadeza pueden contribuir a reunir los pedazos de un universo horriblemente fracturado"[11].
El uso de medicamentos -litio, anticonvulsivos, antidepresivos, y antipsicóticos- ayuda, pero el principal requisito para el tratamiento delTrastorno bipolar "es la competencia y el respeto, considerando que ninguna pastilla tendrá el poder de ayudar a aquel que no desee tomarla” [12]. Y este es un comportamiento recurrente en el sujeto portador de Trastorno bipolar. La propia Jamison tardó 10 años para darse cuenta de la imposibilidad de una vida normal sin el litio. Creía que podría enfrentar la enfermedad sin medicamentos. Pero después se convenció de que el litio evitaba sus euforias seductoras y desastrosas, amenizaba sus depresiones y eliminaba las telarañas de su pensamiento desordenado, aunque, a pesar de esas ventajas, afirma: “De un modo inefable, es la Psicoterapia quien cura" [13].
Otras consideraciones acerca del Trastorno Afectivo Bipolar
Es importante registrar que, a pesar de que el Psicoanálisis nunca haya estado en la vanguardia de la investigación sobre la Psicosismaníaco-depresiva, Freud [14] ya hablaba de la relevancia de la aplicación del Psicoanálisis en la clínica bipolar, pues el método utilizado por él había conseguido la mejora de diversos pacientes. En esa misma dirección, Sérgio de Campos [15] dijo: "El Psicoanálisis busca no solo aclarar, sino rodear a través de lo subjetivo lo que hay de real que pueda desencadenar y mantener la crisis, sea de Manía o deMelancolía". Esa desestabilización simbólica e imaginaria, hace que el vínculo con el discurso se torne tenue y fragmentado y que el sujeto se revele con dificultades en asumir compromisos con el Otro social.
El Trastorno bipolar se hace cada vez más presente en lo cotidiano de nuestra práctica clínica, imponiendo al Psicoanálisis la necesidad de acoger al sujeto que lo porta, ofreciéndole una escucha sistemática para regular el exceso de la pulsión mortífera que la experiencia de la sexualidad provoca, a lo largo de un proceso amoroso, en el que se identifica claramente una fuerte aplicación de libido objetal.
Como se ha dicho anteriormente, son formas clínicas con disfunción en relación a la regulación de la culpa y de la responsabilidad en lo que se refiere al objeto. En la Melancolía la invasión de la culpa no lleva a una subjetivación de la responsabilidad, mientras que en laManía hay una incapacidad de esa subjetivación y, por lo tanto, consecuentemente, una incapacidad de responder a las exigencias del Otro social. En la contemporaneidad esto viene agravándose a partir de la invención, promoción y el éxito médico-farmacológico del significante depresión que viene al encuentro de una demanda social que no desea incluir la responsabilidad del sujeto en el malestar que lo agita.
[*] Economista y Psicoanalista. Miembro de la EBP - Escola Brasileira de Psicanálise y de la AMP - Asociación Mundial de Psicoanálisis.
[**] Nota de la Redacción de El Psicoanalítico: Recomendamos la lectura, en relación con este artículo, del número 2 de nuestra Revista:DSM-Vx1 no va a quedar ninguno (sano)
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