PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

domingo, 8 de junio de 2014

La posición depresiva


La posición depresiva 


Para Klein la posición depresiva constituye un "progreso" en relación a la posición esquizoparanoide, si bien ambas posiciones pueden alternarse y aún coexistir en algunas circunstancias.
1) la ansiedad aquí es depresiva
2)El objeto es total y se siente ambivalencia por él
3)El yo termina de constituirse
4)las defensas son las mismas pero en tanto defienden al yo de la angustia depresiva devienen defensas maniacas
1)El temor en este caso es haber dañado al objeto y la ansiedad depresiva va acompañada de culpa por ese daño imaginario al objeto.
2)El sujeto percibe sus impulsos destructivos dirigidos al objeto, el objeto se integra y es amado y odiado al mismo tiempo. Su consecuencia, como indiqué anteriormente, es la ambivalencia; es el amor y el odio no ya hacia objetos distintos (pecho bueno o pecho malo), sino hacia el mismo objeto.
Esta integración de objeto permite una mayor integración del yo. El objeto unificado es vivido como dañado. Sigue habiendo disociación entre un objeto total vivo y otro total dañado y moribundo.

La culpa devendrá duelo y la culpa llevará al concepto de reparación. Esta reparación permitiría creer en la posibilidad de la cura por el amor, pero se ve en los casos clínicos que Klein nos presenta, como esa reparación es siempre fallida.
La reparación forma parte de la posibilidad de sublimar y será lo que mantenga a raya la depresión. El duelo podría ser una forma de teorizar en Klein el tema del objeto perdido freudiano, que se transformará en un objeto que es necesario perder. Este duelo permitirá la identificación renovando la posibilidad de renovar los lazos con el mundo externo.

Así como para Freud en la melancolía la sombra del objeto cayó sobre el yo, constituyéndose en algo inasimilable que permite explicar el suicidio melancólico, en tanto no se trata de matarse sino de destruir a esto inasimilablemente otro que hay en el yo, en Klein esta "sombra" siempre esta en el yo. Así Klein dirá: "solo si el objeto ha sido amado como un todo, su perdida puede ser sentida como total." La perdida del objeto conlleva la perdida del yo y de ahí el carácter abrumador que tiene esta perdida.

En su artículo El duelo en su relación con los estados maníaco depresivosdirá Klein: "mi experiencia me ha llevado a la conclusión de que, si bien es cierto que el rasgo normal del duelo es el establecimiento por parte del individuo del objeto amado y perdido dentro de sí, no está haciéndolo por primera vez, sino que a través del trabajo de duelo está reinstalando ese objeto así como todos sus objetos internos amados que siente haber perdido". Cada duelo reactiva las antiguas ansiedades por los objetos dañados o destruidos. El duelo es una repetición de lo vivido en la posición depresiva.

Si esta posición depresiva fue bien elaborada en su momento, los duelos posteriores serán exitosos. El complejo de Edipo permite que los objetos parciales desempeñen su papel mientras se establece la relación con los objetos totales. Por eso puede haber, como se señalará después, envidia hacia los objetos parciales, coexistiendo con la elaboración de la posición depresiva, que es la de constituir los objetos como totales.

Es alejar el interés del pecho materno más que alejarse de la madre, lo que incrementará la posibilidad de simbolizar y sublimar.
La represión que sucederá a la escisión no conlleva el peligro de desintegración que si tiene la escisión.
Dirá Klein en Algunas conclusiones sobre la vida emocional del lactante: "En la medida en que durante los tres o cuatro primeros meses de vida fue capaz de incorporar y establecer dentro de sí el objeto bueno que forma el núcleo del yo. Si este proceso fue exitoso- lo que implica que la ansiedad persecutoria y los procesos de escisión no son excesivos y que cierto grado de integración ha sido logrado- el yo puede introyectar y establecer el objeto total y atravesar la posición depresiva."
En Envidia y gratitud (1957) escribirá: "Si el objeto bueno se halla profundamente arraigado, la disociación es distinta y se produce la integración del yo y la síntesis de los objetos. Se mitigara así el odio por el amor y se establecerá la identificación con el objeto bueno total "

Al hablar de envidia primaria, en tanto se envidia al objeto bueno, hay algo que la envidia hace fracasar como se constata en los momentos de mejoría del paciente cuando surge un reagravamiento que Klein adjudicará a la reacción terapéutica negativa, intento de infinitizar la cura, uno de los obstáculos a la cura que Freud ya describió en 1923 en El yo y el elloEsto se debe a que las buenas interpretaciones del analista son equiparadas a un buen alimento, proveniente del pecho bueno. Se envidiará dirá Klein la capacidad del analista de interpretar y esto producirá detenciones en la cura. La crítica destructiva, ligada a la transferencia negativa será particularmente evidente en pacientes paranoides. Es evidente que como lo afirma Klein el pecho no es un objeto físico sino que confluyen en él la totalidad de los deseos y fantasías inconscientes que le infunden cualidades que van mucho más allá del alimento, y aún metafóricamente de la interpretación que proporciona.

Vemos entonces surgir resistencias equivalente a las que Freud describe en relación a las resistencias del Ello y del Superyo, en la Addenda de Inhibición, síntoma y angustia.

Esta envidia que se dirige al pecho bueno, convirtiéndolo entonces, en persecutorio, hará poner en cuestión las posiciones kleinianas a partir de 1957. No desarrollaré este tema. Simplemente la nombró por que es una de las formas de tematizar el fracaso con el "buen encuentro" y "la cura por el amor" en la obra Kleiniana.

La envidia, la voracidad, los celos son distintas maneras de nombrar la dificultad de este buen encuentro y como dije están absolutamente referidas a la pulsión de muerte. La envidia esta en relación al pecho bueno, busca robar los contenidos maternos y colocar especialmente en su pecho excrementos y partes malas del yo a fin de dañarla y destruirla mediante la identificación proyectiva. La voracidad es un deseo vehemente, impetuoso e insaciable que excede lo que el sujeto necesita y lo que el objeto es capaz y esta dispuesto a dar. Se trata del deseo de vaciar es decir predomina la introyección destructiva. Los celos a diferencia de lo que plantea Freud incluyen tres personas, mientras que la envidia es en relación a un objeto, cuyo estatuto llevo a Eric Laurent a hablar de lapsus del acto, justamente por la dificultad de su instrumentación en la práctica kleiniana.

No hay comentarios: