Los locos tienen derecho a estarlo. Lo tienen bajo una legitimidad que concuerda directamente con la tarea más noble de la psiquiatría, que no es curativa en sentido estricto sino liberal y emancipadora. Emancipadora del hospital, por supuesto, y de cualquiet refugio institucional, pero también de los tratamientos, de los diagnósticos y de los apegos pobres o excesivos.
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