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Paz y Ciencia

viernes, 13 de junio de 2014

Sigmund Freud y Melanie Klein: Melancolía

Notas sobre la depresión en el pensamiento de Sigmund Freud y de Melanie Klein



La depresión es un trastorno de estado de ánimo que resulta de un conflicto que proviene de dificultades para integrar impulsos agresivos, las cuales se vuelven contra el yo.

Freud en “Duelo y melancolía” comparó los mecanismos psicológicos de la melancolía (así llamaba lo que hoy día se conoce como ‘depresión’) con los del duelo,  que es un estado de tristeza normal por la pérdida del objeto de amor en la realidad. La diferencia esencial estaría en el narcismo del melancólico, cuya intolerancia a experiencias de pérdida debido a sus fijaciones orales, lo llevan a la identificación con el objeto perdido, para poseerlo subjetivamente en su ausencia real, pero en su ambivalencia es atacado por haber abandonado al sujeto, con el resultante de que el atacado resulta ser el yo.

Por otro lado, la persona en duelo se encuentra enfrentado a la penosa dificultad de separar la libido investida en el objeto perdido para así re-investirla en objetos en el mundo exterior. Esto también es parte del trabajo de elaboración que requiere el paciente deprimido.
Es importante tomar en cuenta que Freud no pretende reducir toda manifestación melancólica a la explicación por él dada en “Duelo y menlancolía”.

En contraste con Freud, la concepción de Melanie Klein de la depresión está ligada a la comprensión a través del proceso de la posición depresiva. Para esta autora, la situación actual reactiva el conflicto propio de la posición depresiva al sentir nuevamente perder un objeto interno bueno.

Cuando predominan fantasías de la catastrófica e irreparable destrucción del objeto, el sujeto posee muy poca confianza en sus capacidades libidinales, los sentimientos de culpabilidad se hacen intolerables y sentimientos de tristeza son masivamente negados. El yo solo puede recurrir a mecanismos de defensa arcaicos: escisión, negación, identificación proyectiva, idealización, etc, es decir, los mecanismos propios del funcionamiento esquizoparanoide o la dinámica de la extrema melancolía, con confusión entre el yo y el objeto atacado, lo cual se muestra en el conflicto depresivo del paciente fronterizo y del psicótico.
 En cambio, cuando predominan fantasías de daño severo y apenas reparable o muerte de los objetos, el yo estará confrontado con sentimientos intensos de culpa y tristeza. La represión significativa de las impulsos agresivos hacia el objeto (una agresividad que refuerza la severidad del superyó) hará posible que los afectos negativos sean parcialmente negados. El yo tendrá éxito en mantener el conflicto intenalizado, pero con el costo de de diversas inhibiciones en las funciones del yo, recurriendo a defensas maníacas y melancólicas, las cuales determinan las manifestaciones clínicas de los trastornos del ánimo.

Un tercer caso es cuando prevalecen sentimientos de abandono y rechazo, la tristeza será consciente y la culpa menos intensa, y por tanto, podrá hacerse consciente con mayor facilidad. La mayor confianza del yo significará más fantasías de reparación que contrarrestarán el daño hecho al objeto. Estas fantasías subyacen muchos de los mecanismos neuróticos de defensa, especialmente del tipo obsesivo, por ejemplo anulación retroactiva, formación reactiva, etc. Bajo su influencia, las capacidades del yo podrán permitir una mayor posibilidad de expresión simbólica.

Según Hugo Bleichmar (“Algunos subtipos de depresión, sus interrelaciones y consecuencias para el tratamiento psicoanalítico”, 2003) los componentes que caracterizan el estado depresivo son, una fijación a un deseo no realizable
, una representación de sí mismo como impotente para satisfacer ese deseo, y el afecto depresivo con un grado de inhibición psicomotriz.

Para este autor, pueden citarse como factores, experiencias tempranas de frustración o trauma oral; identificación con progenitores depresivos (cita a Anna Freud: “Lo que sucede es que tales infantes alcanzan su sentimiento de unidad y armonía con la madre depresiva no mediante logros en el desarrollo sino a través de producir en ellos el estado de ánimo de la madre”); o un trastorno narcisista previo.

Freud: "Duelo y Melancolía"

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