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Paz y Ciencia

sábado, 7 de junio de 2014

Adolescencia

      La adolescencia es una etapa de la vida de los seres humanos signada por crisis que se extiende cronológicamente desde los 12 hasta los 18-20 años aproximadamente, teniendo variaciones según la época histórica y la cultura que la sustenta. Se considera que comienza como un hecho biológico y culmina con transformaciones psicológicas  y psíquicas. 








ALGUNOS INVESTIGADORES RECONOCEN TRES FASES O MOMENTOS:

1)   UNA ADOLESCENCIA TEMPRANA (que va de los 10 a los 13 años)

2)   UNA ADOLESCENCIA MEDIA (de los 13 a los 15 años) y

3)   UNA ADOLESENCIA TARDÍA O FASE RESOLUTIVA DE LA ADOLESCENCIA (de los 15 a los 18-20 años).

La maduración hormonal va a producir durante la pubertad o adolescencia una serie de cambios profundos en el cuerpo del púber y como consecuencia también en el psiquismo del mismo, cambios que son característicos de esta etapa vital.

Estas transformaciones propias y específicas de la adolescencia, producen una serie de síntomas y signos que muchos autores han dado en llamar elsíndrome normal de la adolescencia, en el mismo tiene un papel fundamentalla angustia y sus diferentes manifestaciones. Algunos estudiosos gustan llamarlo estadio tumultuoso (“adolescent turmoil”).
         Dentro del campo psicoanalítico Sigmund Freud se ocupó de la pubertad en su obra denominada Tres ensayos para una teoría sexual (1900), en el Punto III: La metamorfosis de la pubertad.
Propuso pensar, apoyándose en su experiencia clínica, que durante la pubertad  se producían una serie de modificaciones estructurales en el aparato psíquico, sobre todo a nivel del super Yo, con la constitución de un nuevo lugar al que denominó Ideal del YO, así como el surgimiento de las identificaciones secundarias  y el rasgo de carácter .
         También su hija Ana Freud describía muy bien la adolescencia diciendo que:

         “…Los adolescentes son excesivamente egoístas y se consideran el centro del universo y el único objeto de interés y, sin embargo, en ninguna otra época de la vida ulterior son capaces de tanto autosacrificio y devoción. Forman las relaciones amorosas más apasionadas para romperlas tan abruptamente como empezaron. Por una parte se arrojan con gran entusiasmo a la vida de la comunidad y por la otra, tienen una nostalgia abrumadora por la soledad: oscilan entre la sumisión ciega a un guía escogido por ellos mismos y la rebelión desafiante contra cualquier autoridad y contra todas las formas de ésta. Son egoístas y están orientados de manera material, y al mismo tiempo están repletos de idealismo enormemente elevado. Son ascéticos, pero repentinamente pueden hundirse en el goce instintivo más primitivo. En ocasiones, su conducta para con otras personas es ruda y falta de consideración, no obstante , también sosn quisquillosos en extremo. Las variaciones de su carácter, van desde el optimismo, albergado en un corazón ligero, al pesimismo más negro. Unas veces trabajan con infatigable entusiasmo y otras son apáticos y perezoso….”

         Otros seguidores de los postulados psicoanalíticos como Melanie Klein en Inglaterra, si bien escribió algunos artículos sobre la adolescencia, no hizo un estudio específico de la misma. No le daba características particulares  y dejaba fuera de su estudio las problemáticas del Yo y el narcisismo. Posteriormente Peter Blos, identificado con la Escuela psicoanalítica norteamericana, y con la teoría de las relaciones objetales propuesta por Melanie Klein,  desarrolló una línea para pensar las modificaciones que se producirían en el psiquismo del adolescente. El tema de la adolescencia surgió como interés en Peter Blos estando en Viena, cuando él era estudiante de Biología junto a Eric Eriksson. Ambos se interesaron por la docencia y trabajaron en el Primer Jardín de Infantes Psicoanalítico que fundaran Anna Freud y Dorothy Doleman.
 Para este autor los cambios que se producen durante la adolescencia a nivel del psiquismo (o aparato psíquico) son fundamentalmente en el interior del Yo y en el Super Yo con la organización  de un nuevo lugar psíquico, el Ideal del Yo. Al emigrar a EEUU, debido a la persecución nazi,  tanto Blos como Ericsson toman contacto con otros psicoanalistas y se interesan por el tema de la adolescencia y sus características, trabajando clínicamente sobre todo con jóvenes que habían cometido delitos.
Para Peter Blos durante la adolescencia se producen una serie de tareas que deberán cumplirse a nivel psíquico: a) realizar una segunda individuación (o subjetivación), ya que la primera se produjo durante el desarrollo del psiquismo en la infancia; b) asentar la sexualidad definitiva ; c) elaborar los traumas residuales que llevan a la formación del carácter y d) elaborar una genealogía del Ideal del Yo.


         Otros psicoanalistas postfreudianos como Jaques Lacan en Francia no consideran la adolescencia en términos evolutivos ni de etapa, ya que consideran que el psiquismo se estructura durante los primeros años de la vida y la problemática Edipica está presente desde el comienzo, por lo tanto si hay cambios posteriores no son cambios estructurales. Se discute si se puede hablar de la adolescencia como una etapa del desarrollo, en caso de ser así se la considera del campo de la Psicología y no del Psicoanálisis.
         También  la escuela psicoanalítica argentina ha realizado importantes aportes al conocimiento de las transformaciones psíquicas durante la adolescencia, sobre todo Arminda Aberasturi (psicoanalista y psicopedagoga) y Mauricio Knobel (psicólogo y psicoanalista) crean la conocida teoría de los duelos como fenómenos visibles y fuente de cambios a nivel psíquico. Tomando la propuesta freudiana respecto de que el duelo es el trabajo psíquico necesario para la elaboración de las pérdidas, sean éstas reales o simbólicas, ambos autores consideran que durante la adolescencia se producen una serie de pérdidas simbólicas que fuerzan al aparato psíquico a realizar un trabajo de duelo que permite la elaboración de las mismas.
         Los tres duelos fundamentales serían: 1) el duelo por la pérdida del cuerpo infantil; 2) el duelo por la pérdida de la identidad sexual infantil y 3) el duelo por la pérdida de los padres de la infancia.

         Estas pérdidas objetales deben entenderse como representaciones psíquicas que investidas libidinalmente deberán perderse simbólicamente para poder construir o investir nuevas representaciones más acordes con el momento del desarrollo que el adolescente está atravesando en su proceso hacia la adultez.
         El trabajo psíquico de elaboración de dichas pérdidas configura verdaderos duelos que producen sufrimiento psíquico, frente a esto el Yo recurre a un mecanismo de defensa que es la desmentida o desconocimiento, trayendo como consecuencia una escisión del Yo ¸ en un yo realidad, regido por el principio de realidad y que percibe los cambios y las transformaciones, y un Yo placer que se aferra nostalgiosamente a las representaciones propias del psiquismo infantil.
         Para Peter Blos por eje. no hay verdaderas pérdidas sino un pasaje de libido de una representación a otra. De todas formas tanto Freud como  Blos acuerdan en afirmar que durante la adolescencia se producen transformaciones a nivel del psiquismo y específicamente es en el super YO con la organización del Ideal del Yo el cambio fundamental.
Recordemos que de acuerdo a la segunda tópica freudiana (o segunda teoría de los lugares psíquicos) es en el super yo donde se estructura el Ideal del Yo y esta instancia es con la que el Yo se medirá, es a lo que aspira llegar el Yo .La posibilidad de pensar en la existencia de duelos como postularan los psicoanalistas argentinos está dada en el hecho de que para Freud hay una pérdida del objeto que produjo la primer experiencia de satisfacción y que no volverá a ser reencontrado .
Fenomenológicamente todos estos procesos producen sentimientos de tristeza, pérdida, sensación de vacío, soledad, abandono y desamparo, lo que lleva a describir un verdadero síndrome normal del adolescente.
Durante la adolescencia se produce la sensación de pérdida del objeto libidinal (el que se corresponde con la etapa oral ), sumada a intensas demandas pulsionales (producto del empuje hormonal), junto a un yo débil y un super yo que se está modificando. El yo se debilita por la etapa de crisis, y vuelve a reinar la conflictiva edípica, pero con el agregado de que la biología hace posible lo que en la infancia no era posible; el empuje pulsional sostenido en la eclosión hormonal , con la presencia de las erecciones en el varón y los humedecimiento y los cambios corporales madurativos en las mujeres, los deseos sexuales manifiestos, etc., se imponen al joven y a la joven.
         La pulsión genital alcanza su primacía y empuja al adolescente a la búsqueda de un objeto exogámico (otro sujeto fuera del grupo familiar con quien mantener un encuentro sexual y genital).
         La salida de la “sexualidad infantil”, caracterizada por ser autoerótica,  la búsqueda del objeto sexual exogámico, el afianzamiento de la identidad sexual definitiva hacia la elección de la homosexualidad u heterosexualidad o bisexualidad,  junto a la decisión psíquica de iniciar las relaciones sexuales, conforman las vicisitudes psíquicas y fenomenológicas del adolescente.

         Muchas veces se asocia la palabra adolescencia con sufrimiento, aunque la etimología  de la palabra adolecer es  crecer o desenrrollarse, sin embargo  se fue instalando un nuevo significado por la influencia de la teoría de los duelos. En realidad se produce un campo dinámico entre los adolescentes y los adultos (padres) en relación al sufrimiento porque generalmente la adolescencia de los hijos suele coincidir con el ingreso de los adultos (padres) en la crisis llamada de la mitad de la vida , a veces correspondiendo con el ingreso a los ciclos menopáusicos en las mujeres y la andropausia en los hombres.

Según el psicoanalista argentino Luis Kanciper (El complejo fraterno, 2004): “…La adolescencia, es, precisamente,, la etapa privilegiada de la resignificación y de la alternativa, en la que el sujeto tendría la opción de poder efectuar transformaciones inéditas en su personalidad. Representa el “segundo apogeo del desarrollo” (Freud, S. 1926). Es “el momento más importante y, a la vez, más dramático de la vida; representa un momento trágico: el fín de la ingenuidad infantil”   

Donald Winicott decía que:”…los padres tratan de sobrevivir, tratan de tolerar el hecho de ser “eliminados” por los adolescentes”. El YO fuerte del período de latencia recibe un gran aporte pulsional del Ello y entra en regresión, toda la fenomenología visible como la rebeldía y la oposición le permiten al adolescente la discriminación, la diferenciación, ya no es “su majestad el bebé”, los padres exigen, frustran y se enfrentan con los jóvenes. El super yo es fundamental para que el Yo tolere el ataque de las pulsiones del Ello, con un Edipo que vuelve a reinar y sin el impedimento biológico se vuelve más peligroso, por eso el super yo viene en ayuda y se resignifica la Ley del tabú del incesto.
         Las desinvestiduras son fuente de angustia y se necesita algo externo para calmarla. Winicott plantea que el mundo exterior le ofrece al adolescente objetos como el grupo de pares que serán sostén de la identidad y ofrecerán pertenencia, aunque sean transitorios. Se busca aprobación, sostén, suministros narcisistas hasta que se resuelva la autonomía. Pero no todo objeto fuera del grupo familiar es exogámico ya que los objetos transitorios (como los pares, el grupo de amigos íntimos, etc.)  no funcionan como exogámicos dentro del psiquismo del adolescente. Llamamos objeto exogámico  al que comienza a tener estatuto de objeto independiente , discriminado, respetado como otro y que es investido libidinalmente .
        
         Se observa una regresión normal en los adolescentes, que se hace visible en lo conductual (en los comportamientos) que se sostiene en una ambivalencia afectiva muy intensa, aumenta la oralidad y la analidad, expresada en conductas alimentarias alteradas (tanto bulímicas como anoréxicas , mezclas de sabores y olores, colores, etc. en las comidas) los flatos, la mugre, el desorden, las explosiones, las rabietas, la retracción, los bajones anímicos, etc.
         Finalmente la vida sexual del adolescente deberá modificar su meta ya que no será solo autoerótica como en la infancia, aunque guarde rasgos autoeróticos en las conductas masturbatorias, la meta sexual del adolescente se dirige al encuentro con el cuerpo de otro sujeto, ya no solo en su propio cuerpo, las pulsiones sexuales caen bajo el primado de una zona erógena en particular, la genital. Según la propuesta original de Freud en la adolescencia se logra el reconocimiento de la diferenciación sexual entre masculino y femenino. La pulsión sexual de ser fundamentalmente autoerótica en la infancia pasa a hallar el objeto sexual , por lo tanto surge una nueva meta sexual en el otro y con el otro, así  las dos corrientes sexuales (la tierna y la sexual) se dirigen al objeto exogámico, poniéndose al servicio del placer heteroerótico y finalmente en la reproducción.


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