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Paz y Ciencia

domingo, 31 de marzo de 2013

May González: Entre dos mundos


Este libro trata sobre una mujer de 43 años que lleva 10 años diagnosticada de trastorno bipolar. Su manera de vivir el trastorno ("no enfermedad") es un ejemplo a seguir para quienes padezcan "trastornos mentales graves".
Tampoco estaría nada mal, no estaría de más que lo lean los profesionales de la psiquiatría y la psicología. Ella hace énfasis en el inconsciente al que no acceden los terapeutas. Ella es psicóloga pero ahora se dedica a otras cosas, lo que puedo asegurar (por el texto), es  es verdaderamente inquieta intelectual, físicamente y espiritualmente. Tiene una increíble vida interior, verdaderamente apasionante. Parece tener más años de los que tiene. Destila sabiduría y tiene una virtud muy linda que estimo le ayuda mucho en la manera de llevar el problema, tiene una manera muy bella de ver la vida, casi naïf. Es verdaderamente interesante escuchar sus planteamientos.
Según mi experiencia, y creo que todos lo podemos saber, cuando alguien atraviesa una experiencia vital dramática su vida da un vuelco, un giro de 180 grados. May se ha volcado por hacer multitud de cosas para enriquecerse como persona, desde una perspectiva muy humanista, algo que me fascina.
El libro está escrito en formato pregunta-respuesta. El/La entrevistador@ en ocasiones se queda confuso por las salidas de May, emplea ciertos prejuicios, tópicos y aspectos propios de una persona normal, de la calle, esto es, común y corriente.
Esta es una de las grandes virtudes del texto. La sencillez, la profundidad y que quedan reflejadas el universo del lego sano-neurótico y de la persona con bipolaridad.
May demuestra que se puede tener un carnet de discapacidad (o no) y no ser una persona discapacitada, eso son meras cuestiones burocráticas según mi criterio. Destila un profundo amor hacia la vida, hacia la creatividad y hacia su pareja, a la que ama con mucho calor.
Desde luego que May es una persona distinta a la media, podríamos decir que se escapa de la curva de Gauss, que estaría en un extremo. Ella no es la típica persona plana, con conversación banal y vida monótona. Tan pronto está haciendo un taller de arterapia, como jugando a baloncesto, haciendo un curso de striptease con una coach y una stripper, son unos pocos ejemplos de una mente abierta. En cierto modo, se puede decir que el trastorno bipolar, al margen de tomar medicaciones molestas que producen incómodos efectos secundarios, también puede ser un Don, como escribe Eduardo Grecco, otro psicólogo con bipolaridad de origen argentino.
La diferencia es que Grecco escribe técnico y el libro de May es para que todos salgamos de la ignorancia, el público lego, las posibilidades de una persona con bipolaridad son muchas, depende de la fase en la que esté, depende de la red social de apoyo que tenga, depende de lo que May denomina el conocerse a sí mismo.
Un vitral con una versión contraída de γνῶθι σαυτόν.
El aforismo griego "Conócete a ti mismo" (que en griego clásico es γνῶθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón) fue inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según el periegético Pausanias.
May habla con cariño, con sensibilidad, reconoce su "hipersensibilidad"; esto es algo característico de la bipolaridad: la labilidad emocional. La persona es capaz de sentir con suma intensidad desde lo más bello hasta lo más horroroso, llevándolo a extremos que pueden acabar en la euforia y el llanto. Por esto es por lo que la persona se tiene que conocer muy bien y detectar los "pródromos", es decir, signos y síntomas que pueden desembocar en una crisis.
May da una lección de sentido común a locos y cuerdos, desmitificando lo que este trastorno representa y enseña a quien quiera aprender, muchas dimensiones de la vida, desde lo externo hasta lo más cercano al corazón, al alma y al espíritu.

Gracias May. Para adquirir el texto: http://www.mireteditorial.es/

Rodrigo Córdoba Sanz

 

Amor como sanación terapéutica




El enamoramiento actúa sobre la psique como la temperatura sobre los metales. Los vuelve fluidos, incandescentes, y así pueden mezclarse, soldarse y asumir nuevas formas que luego se hacen permanentes. El amor vuelve a las personas plásticas, las funde, las transforma y las suelda. De este modo produce vínculos fuertes que pueden resistir traumas, conflictos y decepciones. Claudio Naranjo

Me parece que ese enamoramiento, esa posibilidad de verle al otro su lucecita -su alma, eso en lo que todos somos hermanos o iguales, ese "estado de ser" del que hablaba Claudio Naranjo en la cita anterior- es la llamada mayéutica que le ayuda a eso a venir al contacto, y por lo tanto a desarrollarse en el encuentro.
La transparencia es una alternativa gestáltica a la transferencia psicoanalítica. Así, mientras el analista se esfuerza en controlar su contratransferencia, su dimensión personal, el gestaltista intenta más bien enfatizarse a sí mismo como persona real en el aquí y ahora. Quizás ambas alternativas conducen, en el fondo, a un lugar más común de lo que pudiera parecer.

sábado, 30 de marzo de 2013

Bowlby y el Apego

 
 
APEGO



0 – 6 MESES

-Desde el nacimiento a las 6 semanas: FASE DE “PRE-APEGO”.

El bebé, en esta etapa, tiene preferencia por los estímulos humanos, y en especial por los elementos que constituyen el rostro humano. Se puede decir que en este período existe una orientación hacia las personas en general, sin reconocimiento de las figuras concretas que lo cuidan.

A esta edad, los bebés reconocen el olor y la voz de su madre, pero no se puede hablar todavía de apego ya que si reciben el cuidado que necesitan se quedan tranquilos sea cual sea el adulto que se lo proporcione.



-Entre las 6 semanas y los 6-8 meses: FASE DE FORMACIÓN DEL APEGO

El bebé manifiesta preferencia por las personas que le son familiares e interactúa de forma privilegiada con ellas sin rechazar todavía a desconocidos. La interacción privilegiada se produce generalmente con la madre.

Son pruebas del reconocimiento de la madre por parte del niño: la sonrisa diferencial y las vocalizaciones diferenciales. Es decir, el niño sonríe y vocaliza más en presencia de su madre que con otras personas. También llora más cuando es ella quién se marcha (llanto diferencial), y deja de hacerlo con mayor facilidad si es la madre quién lo atiende y lo consuela (interrupción diferencial del llanto). A esto se le llama llanto diferencial e interrupción diferencial del llanto.



Es decir, en general en este período amplio de los 0 a los 6 meses nos encontramos que el bebé se siente inclinado a los estímulos sociales, busca contacto con personas y prefiere a su madre, padre u otro familiar, aunque no rechaza a desconocidos. El llanto sirve como forma de buscar el contacto de la figura referente de apego y cesa cuando el bebé está en brazos, se le habla, hay contacto visual, etc. O dejará de llorar cuando no le cojan, pero por indefensión (que finalmente puede convertirse en aprendida si hay repetidas experiencias de llanto y no atienden a éste). El bebé si llora es porque necesita el contacto, es una necesidad primaria, básica para él.






6 –8/9 MESES hasta los 18 meses aproximadamente

Entre los 6-8 meses y los 18 meses se da la FASE DEL APEGO BIEN DEFINIDO. A los 8 meses los niños muestran lo que se ha denominado ansiedad de separación: que aparece cuando la figura de apego se aleja. Asociado a esta ansiedad de separación aparece el miedo a los extraños. Es frecuente que a esta edad los niños lloren ante una persona desconocida y busquen refugio en la figura de apego.

En este sentido, es habitual que los bebés que acuden a la guardería a los 6 meses se queden más tranquilos cuando la madre se marcha, que aquellos que ya tienen un año. Muchos de estos niños de un año, en el momento de la despedida se apegan a su madre, lloran y gritan para intentar que no se marche y permanezca junto a ellos.



Es decir, aparece la ansiedad de separación ante los extraños. Esto es algo saludable que el bebé lo haga, es adaptativo, y saludable porque empieza a reconocer quién es de su familia y quién no.

La aparición del sistema del miedo va a hacer desaparecer la conducta exploratoria del bebé, y el aumento de las conductas de apego (con la mamá o figura maternante de apego del bebé) ante extraños. Agarrándose así el bebé a la pierna de la mamá, en presencia ante un extraño, hasta sentirse seguros. ¡¡ Resaltar que no es que se trate de que sea un bebé tímido o miedoso como escuchamos a veces, sino que está teniendo una conducta de apego hacia su madre en presencia de extraños !!. Por ello es importante en estas situaciones no exigir al niño que se vaya con extraños, porque no está preparado para eso, a nivel evolutivo, en este momento de su desarrollo.

Por ello, cerca de los 8 meses es la peor edad para meter a un niño en la guardería, porque es cuando más desarrollado tiene el apego.



ANSIEDAD DE SEPARACIÓN: Resistencia a separarse de la figura de apego, aparece entre la edad de los 6-9 meses, alcanza su pico máximo entre los 13 y los 15 meses, y empieza a disminuir a partir de los 18 meses.

Tanto la ansiedad de separación como la ansiedad ante los extraños es un sistema evolutivamente determinado que tiene la función de proteger de peligros a los niños pequeños. Es una etapa normal y sana del desarrollo evolutivo del bebé.




18 – 24 MESES

FASE DE FORMACIÓN DE UNA RELACIÓN RECÍPROCA

A lo largo de todo su desarrollo, el niño va construyendo representaciones mentales de los objetos, las personas y los fenómenos que conforman su entorno. En esta fase ya se ha elaborado una representación interna del vínculo de apego establecido y tiene una serie de expectativas sobre su disponibilidad en momentos de estrés, la sensibilidad de la figura de apego hacia sus necesidades y la posibilidad de recibir su apoyo si le hace falta.

La formación de una relación recíproca se inicia hacia los 18 meses. Las nuevas capacidades mentales y lingüísticas del niño de esta edad permiten que la interacción con las figuras de apego evolucione y sea menos asimétrica. Hacia los dos años, por ejemplo, el niño ya puede entender y preveer que su madre volverá después, y le puede pedir, por ejemplo, que le cuente un cuento antes de irse a trabajar.


No es hasta esa edad también que los bebés entienden por completo el “te dejo aquí y vuelvo” (lo que les permite quedarse más tranquilos cuando esto sucede y se lo explicamos así) : es la permanencia del objeto (de Piaget).

La existencia de múltiples y variadas figuras de apego, a medida que el niño va creciendo, ofrece mayor riqueza de estímulos y modelos diferentes de relación (de estar, de vincularse, de comportarse).

Es relevante tener en cuenta que la figura de apego principal varía a lo largo de la vida: papá/mamá en la infancia, iguales en la adolescencia, pareja en la edad adulta, etc.
 
 

 

Carácter en la Gestalt



[...] Existimos como un organismo, como una almeja, como un animal, etc., y nos relacionamos con el mundo externo tal como cualquier animal, etc., y nos relacionamos con el mundo externo tal como cualquier organismo de la naturaleza. Fue Kurt Goldstein quien primero introdujo el concepto del organismo como un todo, rompiendo con la tradición médica de que tenemos un hígado, que tenemos esto y aquello y que todos estos órganos pueden ser estudiados por separado. Se aproxima bastante a la realidad, pero la realidad es más bien lo que se llama el aspecto ecológico.
No se puede separar un organismo del ambiente. Una planta fuera de su ambiente no puede sobrevivir no puede sobrevivir, como tampoco un ser humano fuera de su ambiente, si se le priva de oxígeno y alimentos, etc. Tenemos que considerar siempre al segmento del mundo en que vivimos como parte nuestra. A donde vayamos llevamos una especie de mundo con nosotros.

Ahora bien, si esto es así, lentamente a comprender que las personas y los organismos pueden comunicarse entre sí, y hablamos de Mitwelt: el mundo en común que tenemos con la otra persona. Ustedes hablan cierto lenguaje, tienen ciertas actitudes, cierta conducta, y estos mundos en cierta manera se superponen. Y en esta área en que se superponen se hace posible la comunicación. Ustedes se han fijado que cuando dos personas recién se conocen y comienzan el juego del encuentro, una dice: "¿Cómo está usted?", "¡Qué bonito está al día!", y la otra contesta alguna otra cosa. Así comienza la búsqueda del interés común o del mundo en común donde tienen intereses posibles, comunicación y acercamiento, donde súbitamente del tú y del yo pasan al nosotros. Así llegamos a un fenómeno nuevo, el nosotros es diferente del tú y del yo. El nosotros no existe, consiste en el yo y el tú, un límite siempre cambiante en que dos personas se encuentran. Y cuando nos encontramos ahí, entonces yo cambio y tú cambias, mediante el proceso del encuentro entre ambos, excepto -y tenemos mucho que hablar de esto- si las dos personas tienen carácter. Al tener carácter, tenemos un sistema rígido. La conducta se petrifica y perdemos nuestra habilidad para enfrentarnos libremente con el mundo, con todos nuestros  recursos; nos hacemos predecibles. Estamos predeterminados únicamente a afrontar los acontecimientos de un solo modo, a saber, del modo como lo predice y lo programa el carácter. Parece paradójico afirmar que la persona más rica, más productiva, es una persona que no tiene carácter. En nuestra sociedad exigimos a la persona el tener un carácter y especialmente un buen carácter, porque así es predecible y podremos ganársela.

Fritz Perls: "Sueños y Existencia"

Estigma de la enfermedad mental

 

Estigma de la enfermedad mental

Las personas con trastornos mentales graves no son más violentas que las demás

 
 
Como en el mito de Sísifo, las personas con enfermedad mental, sus familiares, los profesionales socio sanitarios y todas las personas implicadas en la salud mental empujamos cuesta arriba una pesada piedra, la del estigma y la discriminación que padecen estas personas desde buena parte de la sociedad. Tan pesada que está reconocida como una “segunda enfermedad” y como principal obstáculo para la recuperación. Pese a los progresos realizados en los últimos años en la concienciación social de este problema y en corregir falsas creencias, en ocasiones algún suceso puntual magnificado por medios de comunicación deshace nuestro trabajo, la piedra escapa de nuestras manos rodando con fuerza cuesta abajo y nos obliga a empezar de nuevo.
Hace unos días, un incidente en un unidad de hospitalización de Málaga en la que un interno ha agredido a otro ha sido utilizado por algún medio de comunicación para seguir extendiendo ideas erróneas sobre la enfermedad mental grave y perpetuando así el estigma. En concreto, una de las noticias, titulada “Un psicótico le arranca los ojos a otro enfermo en el Clínico”, estaba impregnada de la atmósfera de las películas de terror. Una tentación fácil a la hora de visualizar la enfermedad mental: dolor, sufrimiento, violencia, crimen, asesinato… Utilizar el morbo de estos titulares para llamar la atención del público supone una falta de ética profesional, responsabilidad, y agresión a los derechos de imagen del colectivo, que además están protegidos por una normativa al más alto nivel, y por tanto podrían ser objeto de denuncia legal.
La evidencia científica nos dice que las personas con trastornos mentales graves no son más violentas que las demás. Al contrario, suelen ser víctimas y no agresoras. Su enfermedad las convierte en objeto de desprecio, burla y violencia, una situación que no se da en otras patologías.
También hay que decir que otros medios han realizado el tratamiento correcto y esperado de profesionales informados y conscientes de la delicada situación que vivimos respecto a la imagen de la enfermedad mental: que un grupo de enfermedades que pueden afectar a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida, lo que en la práctica afectaría a todas las familias, siga envuelta en un manto de ignorancia, prejuicios, miedo y desprecio.
Noticias con un tratamiento sensacionalista y basadas en justificar hechos violentos usando la enfermedad mental como detonante provocan un daño irreparable a personas, familiares y profesionales que día a día luchan contra el estigma al que les somete la sociedad y que relega su sufrimiento a un segundo plano. Tengan en cuenta que la información que recibe la sociedad sobre la enfermedad mental proviene casi exclusivamente de los medios de comunicación. Si se distorsiona de forma negativa, se ataca directamente a la propia concepción de la enfermedad que tienen las personas que la padecen, influyendo negativamente en su autoestima, la aceptación de la enfermedad o la posibilidad de buscar ayuda profesional. Y por supuesto, también les afecta, indirectamente, al reforzar las concepciones negativas que de la enfermedad mental tiene la sociedad.
Por todo ello, decimos Basta Ya de acercarse a la enfermedad mental con las ideas preconcebidas que han estigmatizado durante siglos a las personas con esas patologías y a sus familias. Pedimos que los medios de comunicación y de entretenimiento sean responsables y en todo caso se informen e informen sobre salud mental en los términos justos y objetivos: de la necesidad de la promoción de la salud mental de las personas como parte indivisible de su salud y bienestar y de los avances en el tratamiento y recuperación de las enfermedades mentales, que pueden afectar a cualquier persona. La pesada piedra del estigma de la enfermedad mental puede aplastarnos de forma individual, pero si la manejamos entre todos puede hacerse tan llevadera hasta que ni la percibamos y desaparezca.
El Grupo de Sensibilización sobre salud mental de Andalucía lo forman José Manuel Arévalo López (En Primera Persona, Plataforma Andaluza de Asociaciones de Usuarios/as de Salud Mental); Águila Bono del Trigo (Escuela Andaluza de Salud Pública); Concepción Cuevas González (FEAFES-Andalucía, Federación Andaluza de Familiares y Personas con Enfermedad Mental); Gonzalo Fernández Regidor (Programa de Salud Mental, Servicio Andaluz de Salud); Pablo García-Cubillana De la Cruz (Programa de Salud Mental, Servicio Andaluz de Salud); Andrés López Pardo (FAISEM, Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental); Ángel Luis Mena Jiménez (Escuela Andaluza de Salud Pública); Rafael del Pino López (Director Plan Integral de Salud Mental de Andalucía)

La llamada "Enfermedad Mental"



Es frecuente el miedo, o cuanto menos la cautela con personas con las graves patologías mentales. Esto no pasa con otros trastornos crónicos: la diabetes, la hipertensión, déficit sensorial o las graves secuelas de movilidad de un accidente de tráfico.

Una persona con un trastorno mental grave también tiene miedo y se siente muy asustada de lo que puedan pensar de ella. Por ejemplo, puede temer a contar sus problemas porque la reacción sea de rechazo y exclusión. Todos conocemos los mitos, lo curioso es que más de un psiquiatra y psicólogo mantiene dichos mitos y los trasladan a familia y pacientes.
Esto no es una intervención curativa sino una forma de asustar, por decirlo suavemente.

En este grupo de las patologías graves están los llamados "esquizos" (es la jerga que se utiliza entre una gran parte de profesionales), yo prefiero llamarlos, puestos a etiquetarlos (craso error): Ezquisitos, con la nostalgia de la antipsiquiatría de los 70. El otro grupo que tiene el título de trastorno mental grave es el del trastorno bipolar. Tanto las esquizofrenias como los trastornos bipolares son muy variados, tanto como sujetos con dicho problema existen.

La evidencia clínica es que con la adecuada medicación y terapia, las personas pueden vivir muy compensadas, sin recaídas o con muy pocas. Para ello es importante un trabajo de sinfonía entre terapeuta y persona.

El psiquiatra y el terapeuta no lo son todo para la armonía de la persona, nada más lejos de la realidad. La persona necesita un eje, esto es, vertebrar y dar sentido a su vida con actividades que le llenen. Algunos pueden ser excelentes programadores (hay casos en la historia de nuestro país), también pueden realizar talleres de arteterapia o terapia donde se incluya tal faceta, pueden incluirse en grupos de autoapoyo, pueden escribir, pintar, hacer escultura, cualquier forma de expresión es verdaderamente sanadora. Esto no es común en los hospitales.

La capacidad creativa de estas personas es brillante, aunque cuando se encuentran descompensados no suele fluir su talento de una forma tan fácil. Dicen que Van Gogh pintó "La Noche Estrellada" cuando estaba en una fase maníaca y los lirios cuando estaba deprimido, las pinceladas, los colores pueden resultar una pista, aunque me parece delicado. Lo cierto es que nuestro querido Van Gogh vendió un cuadro en toda su vida.

Desde un punto de vista cognitivista puedo decir con total seguridad que los estudiosos de asunto hablan de un pensamiento divergente, esto es, para no hacer un embrollo, estas personas tienen un "Don" a la hora de crear, ven el mundo de una manera distinta, construyen la realidad de una forma distinta y lo que plasman es el resultado de entrelazar su sentir y su pensar. Les aseguro que su sentir y pensar puede ser a menudo extremadamente bello y, otras veces, si pasan por un momento de mucho dolor puede resultar conmovedor. Sí, normalmente no se hablan de los talentos de las personas con patologías mentales pero existen y muchos.

Les pongo un ejemplo, para empezar, recibo a pacientes de todo tipo, cuando salgo de la consulta necesito un a hora para "aterrizar" y "descomprimir". Mi mujer se desespera porque me habla y yo estoy pensando en una sesión o preocupado por una persona u otra.

Otro grupo de patologías que ya empiezan a entrar en la prensa amarilla son los trastornos de personalidad, yo creo que son patologías graves y muy graves. Si supieran la tasa de suicidios de los pacientes con trastorno límite de personalidad lo comprenderían.
El dolor de estas personas es muy grande, especialmente en las patologías duales (adicciones y trastorno de personalidad), en este grupo el trastorno límite (borderline) es el más grave, aunque todos sufren mucho.
Hace un tiempo que se está empezando a prestar más atrención a estas patologías.
También existen muchas personas con TLP, de hecho la mayoría, que llevan una vida funcional, rica y creativa aunque sufren de una labilidad emocional importante, trastornos afectivos, episodios micropsicóticos y una honda ansiedad.
Este grupo es muy creativo y debo decir también que son muy inteligentes por lo general. Aunque a veces esa inteligencia sea autodestructiva. Suelen tener biografías muy delicadas, los porcentajes de abusos son muy elevados.

Me gusgtaría dejar abierto este debate y comentar una serie de aspectos: las personas con trastornos crónicos son generalmente muy inteligentes, creativos, talentosos, originales y por añadir una característica no tan halagueña, son algo inconstantes, aunque en la mayor parte de los casos no es por elección sino por su propio proceso.
Si conoces a alguien que tenga un problema semejante hay algo que no se puede hacer en el hospital, ni lo puede hacer el psiquiatra, acéptelo tal y como es y sobre todo transmítele mucho amor. Esto no está en el vademecum pero el amor es lo que más cura y cuyos efectos llegan a lo más profundo del alma.
Rodrigo Córdoba Sanz
rcordobasanz@gmail.com

Sugerencias librescas



Raúl Velasco, periodista y escritor, miembro de Radio Nikosia, se puso en contacto con sus amiguetes y simpatizantes; bien sean profesionales o pacientes. En todo caso, todos tenemos en común un firme compromiso por acabar con el estigma del trastorno mental. En su libro "El Escritofrénico" relata la historia de una persona que cree haber creado unas obras de arte de incalculable valor y tras un tratamiento psicoanalítico comienza a tomar conciencia de que eso que antes era una creencia firme es un delirio, lo que supone un duelo por la pérdida de la salud.
Siempre que alguien es etiquetado se abre una brecha importante en su narcisismo, en su amor propio. Es duro porque supone que la persona tiene un problema crónico que implica tratamiento de por vida y síntomas secundarios de la medicación.



May, es una psicóloga de 43 años que ha escrito un libro donde en formato de pregunta respuesta explica con todo detalle en qué consiste la bipolaridad, haciendo énfasis entre tener un trastorno bipolar y ser bipolar, lo segundo es un error semántico. May describe con un alto nivel de creatividad y lucidez lo que significa para ella su problema. Queda bien claro y reflejado que tener un trastorno mental de esa característica no supone nada parecido a lo que transmiten los medios de comunicación. Se habla del tema recurrente de la violencia, esto no sucede a no ser de que la persona delire, por ejemplo oyendo una voz que le diga "mata a Fulano". Esto es estadísticamente insignificante aunque una tragedia humana, desde luego. Los "mass media" suelen trasladar una imagen distorsionada de las personas con patologías mentales, son menos peligrosos que la media de la población. Los verdaderamente peligrosos y genocidas han sido megalomaníacos y psicópatas no "locos" en el sentido coloquial.

Ambos libros representan la esquizofrenia y la bipolaridad desde sus entrañas, una en formato de novela y la segunda en formato de entrevista dinámica. Se los recomiendo.
No recomiendo juzgar, pero como tendemos por introyectos pedagógicos a hacerlo, al menos merece la pena estar bien educados y formados en valores humanos, amor a la naturaleza, compromiso y responsabilidad. Para mí, eso incluye conocer la idiosincrasia de personas que han sufrido ingresos por haber perdido el contacto con la realidad.

Enhorabuena a los escritores y a la editorial Miret por lanzar estos libros, me parece una apuesta atrevida y hermosa.

Rodrigo Córdoba Sanz

http://www.mireteditorial.es/catalog-libros/

viernes, 29 de marzo de 2013

Religión y Espiritualidad

 
 
La religión no es sólo una, sino cientos.
La espiritualidad es una.
La religión es para los dormidos.
La espiritualidad es para los despiertos.
La religión es para aquellos que necesitan que alguien más les diga qué hacer, quieren ser guiados.
La espiritualidad es para los que prestan oídos a su voz interior.
La religión tiene un conjunto de reglas dogmáticas.
La espiritualidad te invita a razonarlo todo y a cuestionarlo todo.
La religión amenaza y amedrenta.
La espiritualidad te da paz interior.
La religión habla de pecado y de culpa.
La espiritualidad te dice levántate y aprende del error.
La religión lo reprime todo, te vuelve falso.
La espiritualidad lo trasciende todo, te hace verdadero.
La religión no es Dios.
La espiritualidad es el Todo y por lo tanto es Dios.
La religión inventa.
La espiritualidad descubre.
La religión no indaga ni cuestiona.
La espiritualidad lo cuestiona todo.
La religión es humana, es una organización con reglas.
La espiritualidad es Divina, sin reglas.
La religión es causa de división.
La espiritualidad es causa de unión.
La religión te busca para que creas.
La espiritualidad la tienes que buscar tú.
La religión sigue los preceptos de un libro sagrado.
La espiritualidad busca lo sagrado en todos los libros.
La religión se alimenta del miedo.
La espiritualidad se alimenta de la confianza.
La religión te hace vivir en el pensamiento.
La espiritualidad te hace vivir en la conciencia.
La religión se ocupa del hacer.
La espiritualidad se ocupa del Ser.
La religión te alimenta el ego.
La espiritualidad te hace trascenderlo.
La religión te hace renunciar al mundo.
La espiritualidad te hace vivir en Dios, no renunciar a Él.
La religión es adoración.
La espiritualidad es meditación.
La religión sueña con la gloria y el paraíso.
La espiritualidad te hace vivirlo aquí y ahora.
La religión vive en el pasado y en el futuro.
La espiritualidad vive en el presente.
La religión es un encierro en tu memoria.
La espiritualidad es libertad en conciencia.
La religión cree en la vida eterna.
La espiritualidad te hace consciente de ella.
La religión te da promesas para después de la muerte.
La espiritualidad es encontrar a Dios en tu interior.
 

Sinopsis de Sueños y Existencia: Fritz Perls



Este libro no sólo es el más fundamental de Fritz Perls, sino que es todo un clásico en psiquiatría y psicología. Está escrito en lenguaje directo y sencillo, sin tecnicismos oscuros, que lo hace accesible a cualquier lector interesado en los procesos de desarrollo, crecimiento y contactos humanos. La primera parte es una transcripción textual de seminarios donde Perls explica lo que constituye las bases de su terapia y los principios organísmicos que la inspiran. El tema central de la segunda parte son los sueños. Más que mensajes existenciales que a todos nos ocurren, recordómoslo o no. Perls nos muestra -con casos individuales- su modo genial y absolutamente original de trabajar los sueños. No los interpreta, no elabora teorías sobre ellos, simplemente ayuda al sujeto a descubrir el mensaje que encierran. Al modo como lo hace Perls, el problema onírico aparece simple y obvio. Todo el libro está impregnado de la personalidad del autor y de los participantes en sus seminarios y talleres de donde se tomó el texto.á
Doctor en Medicina y Psicoanalista, Frederick S. Perls comenzó su carrera en Berlín y Viena, donde se relacionó con la escuela freudiana y con el grupo de psicólogos de la Gestalt. En 1942 publica su libro Ego, Hunger and Aggression, primera aplicación de los principios de la psicología de la Gestalt al desarrollo y crecimiento de la persona. En 1946 llega a Estados Unidos, donde luego de trabajar en Miami, Nueva York y Los Angeles, forma parte en 1966 del Instituto Esalen de California, donde dicta cursos sobre terapia gestáltica. El doctor Frederick S. Perls murio en 1970.

Fábula del sufismo



La vela no está allí para iluminarse a sí misma"

Esta historia comienza cuando Nasrudin llega a un pequeño pueblo en algún lugar lejano de Medio Oriente.
Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudin, que en verdad no sabia que decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo y así intentar salir del atolladero en el que se encontraba.
Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:
-Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán que es lo que yo tengo para decirles.
La gente dijo:
-No… ¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos ¡Háblanos! ¡Queremos escucharte!
Nasrudin contestó:
-Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber que es lo que yo vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.
Dicho esto, se levantó y se fue.
La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudin se alejaba, dijo en voz alta:
-¡Qué inteligente!
Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice “¡qué inteligente!”, para no sentirse un idiota uno repite:. Y entonces, todos empezaron a repetir: “¡si, claro, qué inteligente!”
-Qué inteligente.
-Qué inteligente.
Hasta que uno añadió:
-Si, qué inteligente, pero… qué breve.
Y otro agrego:
-Tiene la brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.
Entonces fueron a ver a Nasrudin. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de Él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.
Nasrudin dijo:
-No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.
La gente dijo:
-¡Qué humilde!
Y cuanto más Nasrudin insistía en que no tenia nada para decir, con mayor razón la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudin accedió a dar una segunda conferencia.
Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia anterior. Nasrudin se paró frente al público e insistió con su técnica:
-Supongo que ustedes ya sabrán que he venido a decirles.
La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia; así que todos dijeron:
-Si, claro, por supuesto lo sabemos. Por eso hemos venido.
Nasrudin bajó la cabeza y entonces añadió:
-Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.
Se levantó y se volvió a ir.
La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:
-¡Brillante!
Y cuando todos oyeron que alguien había dicho “¡brillante!”, el resto comenzó a decir:
-¡Si, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!
-Qué maravilloso
-Qué espectacular
-Qué sensacional, qué bárbaro
Hasta que alguien dijo:
-Si, pero… mucha brevedad.
-Es cierto- se quejó otro
-Capacidad de síntesis- justificó un tercero.
Y en seguida se oyó:
-Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos de más de su sabiduría!
Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudin para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia. Nasrudin dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenia conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenia que regresar a su ciudad de origen.
La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, finalmente, Nasrudin aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia.
Por tercera vez se paró frente al publico, que ya eran multitudes, y les dijo:
-Supongo que ustedes ya sabrán de qué les voy a hablar.
Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:
-Algunos si y otros no.
En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudin con la mirada.
Entonces el maestro respondió:
-En ese caso, los que saben… cuéntenles a los que no saben.
Se levantó y se fue.

Miedo y Amor



El miedo es mal consejero. El miedo está intimamente ligado a la ansiedad. La ansiedad es miedo sin objeto, el miedo tiene un objeto.
Uno de los miedos más universales es el miedo al rechazo. Nos pensamos sanos, sin embargo, pasamos por la vida sin confianza en nosotros, pensando que no vamos a gustar al otro, que no nos van a aceptar, que vamos a pasar un mal rato o que somos personas indeseables.
Esto no tiene una base nunca, no es cierto. Sin embargo, el hecho de esclarecerlo, aclararlo, clarificarlo desde un punto de vista intelectual no supone demasiado avance. Se trata más bien de Sentir que somos personas válidas, que todos los seres humanos sufren por uno u otro motivo y que otros también tienen inseguridades y miedo al rechazo.
Si la persona "saca pecho" y da el paso decisivo venciendo el miedo, la experiencia emocional que vivirá será correctora porque se dará cuenta que es aceptado, validado y amado.
Claro que esto no pasa en todas las edades ni en todos los contextos, sin embargo, entre personas que comparten un afán por conocer(se) esto es mucho más sencillo.
Cuando una persona acude a un lugar donde no sabe qué va a pasar hay una incertidumbre cuanto menos y eso provoca una intensa ansiedad. Si la persona se expone, se dará cuenta que la belleza que los otros espejos le ofrecen de sí mism@ es absolutamente reparadora.
La mejor cura del miedo, la ansiedad y la angustia es el amor hacia uno mismo. Un amor sano.

Una perspectiva personal de la psicoterapia



La psicología, tal y como la entiendo no es psicología sin entender los principios de la psicoterapia.
Como en casi todas las facetas de la vida, hay que respetar todas las orientaciones.

Hablar de psicoterapia no es exacto, sería más preciso hablar de psicoterapeutas. Hay tantas psicoterapias como psicoterapeutas. Aunque resulte poco científico a priori, el factor fundamental de la psicoterapia es el vínculo terapéutico y, por tanto, la personalidad del terapeuta y del consultante-paciente-usuario.

Hay algo que me resulta fundamental, aceptar incondicionalmente a la persona es algo que surge naturalmente, si no surgiese, lo honesto sería derivar a esa persona porque se daría una transferencia negativa.
Los humanistas pensamos que ser nosotros mismos en sesión no solo es curativo sino que es lo más curativo. Es lo denominado autenticidad. Esto supone dar la oportunidad a la persona a que sea ella misma.

Otra cuestión es el amor, creo que sentir amor hacia la persona es una condición necesaria para que haya lo que denominaba Winnicott hablando de las criaturas una "madre suficientemente buena" y "madre devota corriente".
Hablar de amar cuando se trata de un proceso asistencial puede resultar curioso pero no hay circunstancia más hermosa que un abrazo, un beso, un gesto de cariño hecho de manera espontánea.
Mis colegas psicoanalistas y aquellos más "científicos" pueden pensar que eso está fuera de un marco profesional.
Mi opinión es que tanto el "paciente" como el "terapeuta" son dos seres humanos y solo existe una diferencia entre ellos: el primero pide ayuda al otro.
Sobre mantener unas distancias u otras en la perspectiva del psicoanálisis, Sándor Ferenczi habló de esto en "La elasticidad en la Técnica" y también habló del "Análisis Mutuo". En el último caso, según mi opinión, creo que se deslizó hacia un extremo peligroso. Sin embargo, este psicoanalista se arrimó, quizá sin darse cuenta al humanismo, como le pasó a Donald Woods Winnicott.

Sea como fuere, cada cual tiene que encontrar su sitio en el mundo, su sitio en el trabajo terapéutico y para ello aprendemos, día a día de las personas que acuden a la consulta. Una sola consulta puede aportar sin lugar a dudas mucho más que libros o Máster. Solo se trata de saber escuchar. A veces, podemos cometer el error de oír sin escuchar.
Pienso que para escuchar hay que estimular porque a menudo la persona está inmersa en un proceso de compulsión a la repetición donde, entre otras cosas, no consigue ver el mundo de otra manera.

Explicar qué es la psicoterapia sin vivirla es muy complicada. Cuando ha venido alguien para supervisar o para que le enseñara alguna cosita de las que sé, le he propuesto que haga una terapia personal porque todo lo que se moviliza y todo lo que se va conectando e integrando hace que esa persona más o menos neurótica o psicótica se cure, fundamental para trabajar en psicoterapia, donde estamos proyectando (más del 90% según Fritz Perls). Por otro lado, la persona ya no solo tendrá una empatía intelectual sino también emocional y esta última es la verdaderamente útil.

Por refinar las ideas, si quieres ser buenos terapeutas, permítanse ser ustedes mismos y dejen las técnicas como artificios solo cuando sean estrictamente necesarios, somos terapeutas, no tecnócratas.
Abrazos, Rodrigo Córdoba Sanz

http://www.youtube.com/watch?v=UI-Eed_mbAs&feature=share&list=RD02sbPPM_OJTVg Led Zeppelin

jueves, 28 de marzo de 2013

Palabras del corazón de Fritz Perls



...la mujer y el hombre moderno viven es un estado de vitalidad mediocre. Aunque por lo general no sufren hondamente, se sabe poco acerca de lo que es vivir creativamente. Muchas personas se convierten en autómatas angustiados. Su mundo les ofrece amplias oportunidades de enriquecerse y disfrutar, y sin embargo, se les ve vagando sin sentido, sin saber en realidad lo que quieren e incapaces de averiguarlo por sí mismos.

Viven la vida sin excitación ni gusto. Pareciera que el tiempo de pasarlo bien, de placer, de crecer y aprender, es la niñez y la juventud, y al llegar a la madurez, se abdica de la vida misma.

Se mueve mucho y hace ademanes de hacer muchas cosas, pero la expresión de su cara, indica su falta de interés real en lo que está haciendo. Por lo general, tiene cara de póquer, aburrido, distraído o irritado. Pareciera que ha perdido su espontaneidad, su capacidad de sentir y expresar de forma directa y creativa. Es muy hábil para hablar de sus males y muy mal@ para encararlos. Ha reducido la vida a una serie de ejercicios verbales e intelectuales, rutinas aburridas y sin sentido: se ahoga en un mar de palabras. Pasa largas horas tratando de recobrar el pasado o proyectándose en el futuro. De fondo hay una gran angustia , un vacío existencial, y fantasías catastróficas que convierten a menudo a las personas en muertos vivientes. Sus actividades del momento presente no son más que tareas que hay que cumplir.

El objetivo de la Terapia Gestalt , es ayudarnos a llegar al autoconocimiento, la satisfacción y el autoapoyo, sabiendo que hemos de hacernos cada vez más expertos en pedir ayuda, que la sanación pasa por el vínculo real con el otro, dejando los juegos a parte.

Fritz Perls

miércoles, 27 de marzo de 2013

Terapeuta y enfermedad

Los terapeutas deben empezar reconociendo su enfermedad. A mí, lo que me llevó a ser terapeuta fue mi enfermedad. Ayudar a los demás para robarles un poquito de salud. Una actitud de vampiro, de vivir de la enfermedad del otro (...) La diferencia entre terapeuta y paciente es que el primero reconoce su enfermedad, seguirá estando enfermo y no se opondrá a ese continuo caminar. Mientras que el segundo se niega, se quiere quitar la enfermedad y su fantasía es realizar el tratamiento para no ser más un enfermo.
(...) Tabú de los tabúes es reconocerse persona ante los pacientes. Sin embargo, para mí, ese es el comienzo de una sólida recuperación. Tengamos presente que a ningún padre le es fácil reconocer su ignorancia ante sus hijos y, por ello, lo único que hace es mantener una imagen que será la causante de la inseguridad de ellos. Estoy seguro de que la verdad no daña. Al contrario, el yo se fortifica al aceptar la finitud y la imperfección.
Borja. G
En el texto de Albert Rams: "Clínica gestáltica. Metáforas de viaje"

Transparencia

El que es, no solo puede sustentarse a sí mismo y disfrutar sus circunstancias en lugar de sufrirlas, sino que puede ver el "estado del ser" en que otros están desperdiciando energías tanto negándolo como luchando. No necesita adoptar una actitud. Se experimenta a sí mismo como digno de la existencia, y del mismo modo experimenta al otro. Tal como es para sí mismo, es para su paciente; y no está en contra de los juegos que oscurecen su ser, sino que se interesa por ellos.
Claudio Naranjo

Thomas Szasz: algunas perlas


Si le hablas a dios estás rezando; si te responde tienes esquizofrenia.
No hay psicología; sólo hay biografía y autobiografía.
La locura es la única reacción sana para una sociedad enferma.
Clasificar a los pensamientos, sentimientos y comportamientos como enfermedades es un error lógico y semántico.
Entre los animales es "comer o ser comido", entre los seres humanos, "definir o ser definido".
Un maestro debe tener la máxima autoridad y en mínimo poder.
La plaga de la humanidad es el miedo y el rechazo de la diversidad: el monoteísmo, la monarquía, la monogamia. La creencia de que sólo hay una manera correcta de vivir, sólo una forma de regular el derecho religioso, político, sexual, es la causa fundamental de la mayor amenaza para el ser humano: los miembros de su propia especie, empeñados en asegurar su salvación, seguridad y cordura.



martes, 26 de marzo de 2013

Transferencia

(...) el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica.

Freud escribe en 1912 el primer trabajo que titula con el concepto de transferencia, donde destaca:

(...) que lo que se revive en la transferencia es la relación del sujeto con las figuras parentales, y especialmente la ambivalencia pulsional que caracteriza dicha relación, (...) y distingue dos transferencias: una positiva, otra negativa, una transferencia de sentimientos de ternura y otra de sentimientos hostiles.
Textos del concepto de Freud según la óptica de Laplanche.

Princesa Inca: Desde lo oscuro he salido para amarte



Desde lo oscuro he salido para amarte con una certidumbre
antigua,
cojo tus manos pequeñas de uñas mordidas, y cojo tu voz de humo o de sed o de muerte,
cojo tu verdad minúscula o el ruido de una fuente, todo eso
cojo y lo tiro en mi cama como una hucha que se rompe, avisador,
laberinto, hombre, o niño. Ya no sé cómo nombrarte,
solo me va quedando el ahogo de un silencio obligado, o la cuerda en los ojos o en la memoria... ¿Dónde va tanta gente
corriendo hacia ningún sitio?
¿Por qué tanta prisa si pasarán cuatro años y será la misma playa o la misma verdadera?
Me siento la pasajera o la hoja rasgada hasta desfallecer,
el olor cerrado de una habitación de una habitación cerrada desde hace días, y una
vida cerrada con el olor de esa habitación cerrada... Y cerrar los
ojos, los sueños, las manos, la vida y el camino... Cerrarlo todo
y aun así sentirse libre... Eso es lo único que nos queda.


PRINCESA INCA: "LA MUJER-PRECIPICIO". Pág.: 133

lunes, 25 de marzo de 2013

Las neuronas del corazón

Algunos estudios de universidades cualificadas muestran que el corazón tiene miles de neuronas que se conectan con el encéfalo.
Curiosamente hay más neuronas que van del corazón a la cabeza que al revés.
Esto indica necesariamente que el corazón envía señales al neocórtex, donde se realizan los procesos de pensamiento más sofisticados. Pero no es suficiente para decir que pensamos con el corazón más allá de la bella expresión figurada. Recuerden la cita que dice algo así como "el corazón tiene razones que la cabeza no entiende".
Estoy convencido que si a nuestras criaturas les enseñamos a identificar y expresar los sentimientos jugando, estaríamos aportando algo bello y necesario.
En la calle y en la consulta podemos darnos cuenta de la desconexión que se da entre emoción y razón. Incluso en personas instruidas intelectualmente para hacerlo. Esta dificultad se debe a que no se ha interiorizado el lenguaje de los sentimientos.
Algunas maneras de expresión simbólica está en el arterapia, desde la pintura, dar formas, la poesía y la musicoterapia.

Rodrigo Córdoba Sanz

domingo, 24 de marzo de 2013

Corazón

Hoy, aquí y ahora me gustaría compartir con vosotros algo que me parece importante, fundamental y hermoso. Al mismo tiempo hay matices que me resultan frustrantes.
Vivimos en una sociedad en la que la mente tiene todo el poder, cavilar, pensar, darle vueltas a las cosas, reflexionar, etc.
Incluso existe una terapia especialmente dedicada a tales menesteres como es el psicoanálisis, puede resultar útil.
La mayor parte de lo que pensamos es tóxico y no creativo.
Erich Fromm se separó de Freud y realizó unos aportes esenciales porque integró la sociología. Él decía que la felicidad deviene con el amor y la creatividad. Freud hablaba del amor y el trabajo.
Ahora, los dispositivos estándar de salud mental consideran que la salud mental consiste en estar adaptado a la sociedad, ser funcional, es decir, ser "normal". Sin embargo hay algo verdaderamente importante que no se plantean, un ser humano no es una planta, no se plantean que anhelamos la felicidad, el bienestar.
Bajo mi punto de vista, el potencial humano de una persona es prácticamente infinito, independientemente de la psicopatología. El ser humano es bello, incluso personas antisociales pueden "sorprenderte" con gestos de verdadero cariño.
El núcleo de lo que quiero transmitir es que creo que nos iría mejor si pensáramos más con el corazón, esto es, con lo que sentimos. No hemos sido educados en esa faceta. Claudio Naranjo lo ha denunciado por activa y por pasiva, en conferencias, libros y artículos. La experiencia que supone hablar con una persona desde lo emocional acerca mucho más a los dos seres humanos porque se aparta la basura sideral de la cabeza, es decir, los prejuicios, la desconfianza, los miedos. Cuando hablamos desde el sentir y los sentidos estamos situándonos en un plano diferente porque no existen parapetos y es como acariciar simbólicamente a la persona. Estoy convencido de que podríamos amar mucho más y mejor a nuestros amigos, parejas, vecinos, pacientes, si somos como somos realmente, desde nuestro impulso e instinto.

Rodrigo Córdoba Sanz

sábado, 23 de marzo de 2013

Terapia Gestalt&Meditación



Síntomas y Autorregulación; El Lenguaje del Alma
Sabemos que hemos perdido el equilibrio de nuestra salud cuando aparecen síntomas. Ellos vienen a avisarnos que algo funciona mal. En el caso de un problema a nivel físico estamos acostumbrados a pensar de este modo. Si tenemos fiebre, no decimos que estamos enfermos de fiebre, es de conocimiento popular que la fiebre aparece debido a que otro evento la origina. El síntoma es efecto de una causa distinta a él. Podremos entonces acudir a un experto para que realice un diagnóstico que identifique la causa y, en consecuencia, entregue el tratamiento adecuado.
Sin embargo, cuando se trata de síntomas psicológicos o del alma, nuestro proceder suele ser completamente insensato. Por ejemplo, nos sentimos deprimidos, pero en vez de tomar en serio el síntoma y ponernos en marcha para identificar el origen de nuestro estado y, por lo tanto el tratamiento correcto, intentamos hacer desaparecer nuestro estado levantando el ánimo a golpes de fuerza de voluntad… así prolongamos nuestra agonía, a veces durante años. No nos interesa en absoluto saber qué es lo que origina el síntoma, queremos eliminarlo.
Supongamos que nuestra casa tiene una alarma antirrobos y súbitamente comienza a sonar. Sabemos que puede ser síntoma de que hay alguien robando. Luchar contra nuestra depresión es lo mismo que intentar apagar la alarma en vez de llamar a las fuerzas policiales para que resuelvan el problema. Luchar contra nuestros síntomas nunca resuelve nada, es necesario escucharlos.
A nivel psicológico, hemos aprendido a desarrollar verdadera fobia hacia nuestros síntomas. Creemos que el problema son nuestros sentimientos negativos y rasgos de personalidad cuando en realidad nuestros sentimientos negativos y rasgos de personalidad son síntomas que necesitan ser comprendidos porque indican un desajuste que requiere atención. De este modo, por ejemplo, podríamos creer que el problema es que somos impulsivos –cuando en realidad la impulsividad es un síntoma que avisa sobre un problema en otro nivel-, creemos que el problema es que nos irritamos -cuando estar irritable es síntoma de algo más-, o creemos que el problema es que somos tímidos, cuando en realidad la timidez es sólo otro síntoma.
Cuando no Escuchamos al Síntoma
Lo que acaba por suceder es que identificamos nuestra personalidad con nuestros síntomas. Así, la persona que sufre de impulsividad, en vez de decir, “Hay algo fuera de lugar en mí, por esto es que me comporto de forma impulsiva”, dice “Soy impulsivo”. Esto equivale a decir “soy resfriado” cuando tenemos un resfrío. Absurdo.
Naturalizamos nuestros síntomas, como si ellos fueran nuestro ser. Me atrevo a afirmar que a lo menos la mitad de las características de personalidad que usamos para definirnos a nosotros mismos, en realidad son sólo síntomas de alguna enfermedad psíquica o del alma. Desgraciadamente, como hemos concluido que somos nuestros síntomas, rara vez hacemos el intento de descubrir cuál es la enfermedad. Vivimos con el alma enferma creyendo que es el estado natural de las cosas y, peor aún, creemos que nuestra enfermedad es nuestro verdadero ser. No es sorprendente que tantas personas crean en lo más íntimo que la naturaleza del humano está llena de maldad. La maldad surge de la enfermedad, no es el estado natural de las cosas. No es de extrañar tampoco que tengamos tantos problemas con nuestra autoestima, una vez que me identifico con mis síntomas aparezco como un ser deforme frente a mis propios ojos.
En psicoterapia, el trabajo suele consistir en ayudar a la persona a comprender que su supuesta forma “natural” de ser, en realidad refleja una “enfermedad” o una dinámica psicológica poco saludable. Por ejemplo, he conocido a muchas personas decir “soy llorona y estoy avergonzada de mí por esto”. Cuando indagamos qué es lo que hay detrás de su forma “llorona” de ser, descubrimos que minuto a minuto se autoflagelan con críticas y pensamientos agresivos hacia ellas mismas. ¿No seríamos acaso todos llorones si constantemente alguien nos maltratara con críticas y golpes? Cuando consiguen detener esa actitud autoflagelante, la tendencia a ser llorona desaparece y en su lugar queda una refinada capacidad para sentir y empatizar con los demás, es decir, inteligencia emocional. Lo que parecía ser una característica de personalidad poco equilibrada, en realidad era un “órgano psíquico” –la capacidad de sentir- que había enfermado por el virus de la autocrítica despiadada.
Otra de las cosas desafortunadas que hacemos con nuestros síntomas es que cuando no nos identificamos con ellos, hacemos el intento de desterrarlos de nuestra consciencia. Tenemos una tensión muscular debido al stress y tomamos una píldora para disminuir el dolor, tenemos tristeza pero nos autoconvencemos de que estamos felices, nos sentimos asustados y nos lanzamos de cabeza contra la situación que tememos creyendo que no nos asusta. Ignoramos de forma tal lo que nos sucede que ni siquiera nos damos cuenta, pero eso está ahí, nuestro cuerpo acusa su presencia.
Ignorando el síntoma traemos sufrimiento a los demás –podría ser, por ejemplo, que yo ignore que estoy enojado, entonces agrederé de forma pasiva o usaré la ironía como forma de expresar un enojo no confesado o, si no puedo admitir la tristeza de una pérdida, de forma inconsciente exigiré a los demás que me den un apoyo afectivo desmesurado, cargándolos con el peso de mi tristeza-.
Después de años ignorando nuestros síntomas acabamos por conseguir que nuestro cuerpo enferme; lo que era un sentimiento de tristeza acaba dando lugar a un cáncer, lo que era stress acaba convirtiéndose en una patología cardiovascular. En fin, utilizamos toda la amplia gama de mecanismos de defensa que hemos podido desarrollar para no saber que nuestros síntomas están ahí. Y seguimos haciéndolo porque durante un tiempo esta estrategia parece funcionar.
Bendita Crisis
La mayoría de las personas creen que una crisis es una gran desgracia. En realidad las crisis son ese momento crucial en que el síntoma grita con tal fuerza que, hagamos lo que hagamos, no es posible dejar de oír el llamado. Como dicen en oriente, la crisis, además de ser un peligro, es al mismo tiempo una oportunidad. Si sabemos descifrar el mensaje podemos reunir valor gracias a la fuerza que ese llamado nos infunde y despojarnos de los ropajes que ya no nos sirven para reorientarnos y vivir de modo coherente con lo que realmente somos. O bien, si en ese momento somos incapaces de comprender el mensaje o nos oponemos testarudos y orgullosos, nos condenamos y condenamos a quienes nos rodean a sufrir innecesariamente hasta que escuchemos o hasta que la muerte nos separe.
Las personas más difíciles de tratar en psicoterapia y en toda terapia que se ocupe del alma de las personas, no suelen ser las más graves, son las más ignorantes de sus propios síntomas. Cuando alguien acude por ayuda, con el deseo genuino de terminar con su sufrimiento, honestamente conmovido con su propio dolor, el terapeuta encuentra muy sencillo prestar la ayuda necesaria. Por el contrario, quién hace caso omiso de su propio dolor, restándole importancia, anestesiándolo o atribuyendo la responsabilidad a otros, sin importar si sus síntomas son leves o graves, no consigue mejorar. Es posible que esta persona se queje, despliegue un gran espectáculo para conmover a los demás con su dolor, se de aires de importancia por su desdicha, pero no está dispuesta a escuchar el mensaje y no puede sanar.
La crisis es la oportunidad que nos ofrece la vida para recuperar el norte. Es un grito que surge desde la profundidad de tu ser. La dificultad radica en que el lenguaje que ésta ocupa no es el de la palabra; el alma habla a través de símbolos, imágenes, sentimientos y sensaciones físicas. Para escuchar necesitamos primero aprender un nuevo lenguaje, más exactamente, recordar el lenguaje sencillo y directo del corazón. Después de eso, necesitamos reunir coraje para abandonar nuestras ideas, actitudes y mecanismos de defensa obsoletos. Necesitamos reunir coraje para entregarnos a una muerte psicológica, dejar morir parte de nuestro ego, dejar ir eso que ya no sirve. Luego viene el renacimiento, la primavera, la vida nueva, el camino a casa.
El Lenguaje Olvidado
Todos los seres vivos poseemos mecanismos de autorregulación que posibilitan mantener la vida. Si por ejemplo, nos deshidratamos, sentiremos sed. Gracias a esta sensación corporal, tenemos la motivación de hidratarnos y, en consecuencia bebemos agua, recuperamos el equilibrio y la sensación de sed desaparece. Nuestras sensaciones corporales son una brújula que indica qué es lo que necesitamos para mantener el equilibrio. Si nos alejamos demasiado de nuestro “punto cero”, aparecen síntomas serios, enfermamos y, eventualmente podríamos morir.
Este proceso de regulación no es un mecanismo que funcione exclusivamente para las necesidades fisiológicas, también es sensible a las perturbaciones en cualquiera de los niveles de nuestro ser; desde nuestro nivel físico al emocional al mental al alma y al espíritu. Todo lo que somos, cada vez que sale de equilibrio, se manifiesta en nuestro cuerpo como un síntoma. Y no importa de qué lugar de nuestro ser viene el mensaje, si lo desatendemos indolentes, desarrollamos enfermedades físicas y sembramos discordia a nuestro alrededor.
¿Todos los niveles del ser se reflejan en nuestras sensaciones corporales? En efecto, por ejemplo, la experiencia de falta de sentido en la vida no es una necesidad fisiológica; para que el cuerpo físico se mantenga vivo, no es preciso que sintamos que nuestra vida tiene sentido, sin embargo, la experiencia se refleja en nuestro cuerpo. Por ejemplo, podríamos tener un vacío en el centro del pecho, o ansiedad e inquietud, o dificultad para conciliar el sueño, o una sutil sensación de pesadez casi imperceptible que nos acompaña durante todo el día. Cuando hemos perdido el sentido en nuestra vida, no es nuestro cuerpo físico el que ha perdido el equilibrio, es nuestra alma la que se encuentra desajustada. Y el cuerpo físico muestra síntomas evidentes para quién esté dispuesto a escuchar.
Entender el mensaje de los síntomas que las necesidades fisiológicas generan resulta bastante fácil en comparación a los mensajes que vienen de lugares más profundos de nuestro ser. Nadie se confunde cuando tiene sed, pero cuando se trata del sentido de la vida, podemos pasar años atribuyendo nuestros síntomas a causas equivocadas; la pelea que tuve con un amigo, la falta de descanso, algún problema económico, etc.
¿Cómo comprender estos mensajes que vienen de zonas que están más allá de nuestro cuerpo físico, incluso más allá de nuestra mente, de los espacios más profundos del alma? En primer lugar, es preciso prestar atención, es decir, sentir lo que sucede en nuestro cuerpo. En un comienzo simplemente descubriremos diversas sensaciones que poco nos dirán. Un músculo apretado por ahí, una sensación de pesadez por allá, la falta de sensación en alguna zona, etc. Es preciso comenzar un proceso de observación carente de todo juicio, como el científico que obtiene datos y más datos hasta que finalmente comienzan a adquirir significado. En este proceso podemos demorarnos minutos, días, semanas, meses, años. No todos los mensajes están ahí para ser comprendidos de inmediato.
En segundo lugar, una vez que hemos reconocido cuál es el mensaje, es preciso obedecer y entregarse a las nuevas directrices. Con frecuencia esto es más difícil que lo primero, ya que el mensaje suele desafiarnos y empujarnos a recorrer caminos que tarde o temprano pondrán fin a tendencias enfermas de nuestra personalidad –y los seres humanos tenemos un apego muy profundo a nuestro falso yo, creemos que lo mejor que podemos hacer es seguir apegados a nuestras viejas costumbres para protegernos de peligros imaginados-. En este punto es probable que nos enfrentemos a una larga batalla entre mantener nuestros viejos hábitos y el impulso a entregarnos al nuevo movimiento. Este es el momento de crisis. Si, a pesar de la lucha, mantenemos el contacto con nuestras sensaciones corporales, las seguimos observando y las seguimos sintiendo sin importar cuán incómodos nos encontremos, es probable que consigamos reunir la fuerza suficiente y el triunfador acabe siendo nuestro verdadero ser.
En tercer lugar, descubrimos un nuevo mundo y en lo profundo, recuperamos la paz que habíamos perdido cuando torcimos nuestro camino. El síntoma .
Una Experiencia Personal
Hace un tiempo atrás, me sentía profundamente estancado. A pesar de tener el trabajo que siempre había querido tener, a pesar de tener una buena mujer, a pesar de que todo se encontraba relativamente ordenado, me sentía muerto por dentro. Estaba deprimido y no comprendía qué era lo que andaba mal ya que todo parecía estar en su lugar –todo estaba bien de acuerdo a las ideas de mi ego acerca de qué es estar bien-. Y tuve la suerte de escuchar la recomendación de una excelente terapeuta –Adriana Schnake-, que me dijo “debes trabajar más con tu cuerpo, necesitas entrar en él.”
Afortunadamente seguí su recomendación y comencé a hacer “meditaciones en movimiento” en el living de mi casa. Cerraba mis ojos, tomaba consciencia de mis sensaciones corporales y luego permitía que dieran origen a movimientos espontáneos. Intentaba descifrar mis sensaciones corporales moviéndome, ampliándolas con el movimiento a la espera que surgiera claridad. No sabía exactamente que era lo que sentía, sólo sabía que mi cuerpo estaba lleno de sensaciones desagradables, muchas sensaciones desagradables. Era un infierno.
Un día identifiqué una sensación desagradable en la boca de mi estómago. Al convertirla en movimiento, primero surgió la necesidad de dar golpes sobre unos cojines. Comencé a golpear descubriendo que mi cuerpo desvitalizado se llenaba de energía con los intensos y bruscos movimientos. Después de un rato, a pesar de estar cansado, no sentía verdadera satisfacción. Había descargado una buena cuota de enojo, pero había algo más, seguía sintiéndome profundamente inquieto, desesperado. Esta nueva sensación me llevó a ponerme de pie y comencé a dar vueltas alrededor de la mesa de centro, caminando con mucha intensidad. Me ví a mi mismo como un animal enjaulado y entonces surgió el impulso a salir de la casa.
Apareció la imagen mental de andar en bicicleta sin rumbo. ¿Salir de la casa? Eso iba mucho más allá de lo que yo mismo estaba dispuesto a ir durante mi “meditación en movimiento”. Una parte de mí quería sentarse a ver una película después del trabajo. Más, evitando pensar, tomé la bicicleta y comencé a pedalear a toda velocidad sin tomar ninguna decisión respecto a dónde dirigirme. Pedaleaba con todas mis fuerzas, sentía que en la profundidad de mi cuerpo esa sensación de inquietud y desesperación se iba calmando. Al fin parecía estar encontrando la respuesta.
Pedaleaba con mucha fuerza, llegué a sorprenderme de toda la fuerza que tenía ya que desde hacía mucho tiempo me había sentido muy desvitalizado. Después de unos minutos caí en la cuenta que iba directamente al cerro San Cristóbal –está en el centro de Santiago y muchas personas van a hacer deporte todos los días allá-. La idea de subir hasta la cima en la bicicleta fue como un relámpago que excitaba todas mis células. Un momento después sentí miedo ante la posibilidad de subir. Era extraño porque ya había subido antes, no era un territorio desconocido, sin embargo sentí miedo. Haciendo caso omiso a este sentimiento seguí mi impulso y mi camino.
Subí el cerro con todas mis fuerzas. Pedaleaba respirando con violencia, cada respiración hacía que mi cuerpo se expandiese. Al fin, comencé a entender qué era lo que necesitaba; necesitaba expandirme, crecer, triunfar, ir más allá de mis límites.
¿Por qué al mismo tiempo sentía miedo? Lo comprendí meses más tarde. Después de aquél día ese impulso a crecer y expandirme se mantuvo muy presente y, a cada oportunidad, me permitía seguirlo. Esto hizo que mis costumbres cotidianas cambiasen, retomé actividades que hacía años había dejado, hice otras que nunca había hecho. Estaba menos en mi casa y me asustaba la posibilidad de que mi mujer se enfadase por eso. Había escogido limitar mi posibilidad de crecimiento porque imaginaba que eso podía molestarla o entristecerla y, mi propia dependencia de ella me mantenía cautivo dentro de mí mismo. Siempre había sentido el impulso a ir más allá, pero nunca, hasta entonces había tenido el coraje de alejarme para crecer.
A pesar del temor, me mantuve firme en la decisión de ser fiel a mí mismo. Significó entrar con más profundidad que nunca en una crisis de pareja, cuestionar y reordenar costumbres, ideas y sentimientos que habían estado ahí por años pero que no había tenido el valor de afrontar. Fue ese impulso expansivo lo que me permitió reunir el valor suficiente para dar los pasos. Sin la ayuda de mi propio síntoma, nunca hubiese podido ir más lejos.
Este proceso de reestructuración no ha terminado del todo. Desde aquél día ha pasado un año y, si miro atrás, me maravillo y me siento orgulloso de ver que hoy estoy viviendo desde la valentía de ser yo mismo, me siento lleno de energías y motivación. Casi no me reconozco en ese ser temeroso que se había apoderado de mi vida. Han surgido nuevos proyectos en lo profesional, he dejado de hacer las cosas que no me gusta hacer y mi relación de pareja está sana. Ya no me siento deprimido, estoy agradecido de vivir.
Más allá de la Mente
Aprender el lenguaje de nuestros síntomas equivale a ir más allá de la comprensión que hemos construido de nuestro mundo y nosotros mismos. El lenguaje del alma es intuitivo, lleno de imágenes, sensaciones, sentimientos e impulsos muy difíciles de definir usando palabras, conceptos e ideas. No es un lenguaje denotativo, no se compone –como el lenguaje de la mente-, de signos que representan cosas. No es que los síntomas tengan un “significado” que alude a otra cosa distinta. Por ejemplo, mi sensación en la boca del estómago no era una especie de mensaje que dijera “hola, yo estoy aquí para que tu sepas que necesites expandirte”, era, en sí mismo el estado oprimido y al mismo tiempo el impulso a expandirse. La única posibilidad de comprenderlo es experimentarlo completamente, convertirlo en una vivencia que involucre a todo el cuerpo y el sentimiento. Después es posible traducirlo a palabras que dicen “necesito expandirme”.
Por lo tanto, para reaprender el lenguaje profundo del alma, es necesario sumergirse por completo, con toda nuestra corporalidad en nuestros síntomas. SER nuestros síntomas en vez de TENER síntomas. Si por ejemplo, en mi garganta tengo un nudo, no llegaré a ningún lado intentando descifrar “porqué” tengo ese nudo a través de un ejercicio intelectual de interpretación. Para comprender realmente, debo ser y vivenciar lo que es este nudo. Ayudará mucho dejar que ese nudo en mi garganta se intensifique, luego todo mi cuerpo se convierta en ese nudo y me permita permanecer durante un tiempo “siendo” un nudo. Del mismo modo en que los niños al jugar a representar roles tienen la vivencia de ser otra persona, aquí jugaremos a ser nuestros síntomas y tendremos una experiencia en lugar de realizar una indagación intelectual. Si entro en mis síntomas de este modo, poco a poco irán surgiendo imágenes, sentimientos, impulsos, movimientos, pensamientos, etc., que irán hablando por sí solos.
Es posible sentirse feliz y pleno en la vida, pero para eso, la comprensión que podamos tener de la realidad desde nuestra mente, es insuficiente. Para recorrer el camino del propio corazón y sentirse feliz, es necesario sentirse.
El Movimiento Espontáneo como Práctica de Autodescubrimiento y Autorregulación
Existen muchos medios a través de los cuáles podemos ir más allá de la mente para recordar el lenguaje profundo de la vida. Meditación, trabajo con sueños, el arte, la danza, la música, el trance shamánico, etc. A continuación presento indicaciones para aprender a recuperar el alma a través de la atención a los síntomas utilizando el movimiento corporal.
Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en uno de los cursos ideados por Claudio Naranjo denominados “SAT” (Sigla que significa “Seekers After Truth”, en español, “Buscadores tras la Verdad”). En ellos se utilizaban diversas técnicas de autodescubrimiento y liberación y la que más me impresionó por su profundidad fue el Movimiento Espontáneo. No conozco la teoría que han generado sus practicantes y maestros, sin embargo, a la luz de mi formación como terapeuta gestáltico, entiendo el Movimiento Espontáneo como una entrega completamente libre y casi sin estructura al propio proceso de autorregulación a través del movimiento corporal. Las instrucciones que presento a continuación probablemente no correspondan a la ortodoxia del Movimiento Espontáneo, sino a mi propia comprensión de la técnica a partir de la comprensión que tengo del funcionamiento psíquico-corporal y de mi propia experiencia de trabajo personal con ésta.
La técnica puede realizarse con grandes grupos de personas y también de forma individual. Se requiere de un espacio grande, libre de obstáculos y que permita la más amplia variedad de movimientos corporales. La instrucción principal es moverse con los ojos cerrados de modo espontáneo, es decir, no debemos realizar ningún movimiento que nuestro cuerpo no quiera realizar. No se trata de decidir –desde nuestra voluntad- qué movimiento realizaremos, sino más bien de sentir nuestro cuerpo y permitir que se mueva del modo que quiera hacerlo.
¿Cuál es el sentido de moverse de este modo? Como señalé más arriba, nuestros síntomas y sensaciones corporales no son una especie de cartel que “representa” algo que debemos “saber intelectualmente” acerca de nosotros mismos. En sí mismas son lo que nos sucede y para comprender el mensaje, debemos ser nuestras sensaciones. El camino más corto para llegar a ser y vivenciar una sensación es, primero, poner atención a ella y, segundo, permitir que se convierta movimiento. Una vez que se expresa como movimiento, comienza un proceso de despliegue que nos lleva hacia la autorregulación, es decir, a reconocer y realizar aquello que necesitamos para estar equilibrados y satisfechos.
Supongamos, por ejemplo, que tengo una sensación de opresión en mi pecho y quiero practicar el movimiento espontáneo. El primer paso será cerrar mis ojos y sentir la opresión. Luego, permitiré que mi cuerpo comience a moverse de forma coherente con esta sensación. Entonces tal vez comience a apretarme cerrando mi pecho, quizás después quiera acompañar este movimiento con mis brazos, luego comenzaré a agacharme hasta hacerme un nudo en el suelo… me mantendré así, permitiendo que cada movimiento dé paso a un nuevo movimiento sin tomar ninguna decisión respecto a qué es lo que voy a hacer; mi cuerpo y tomará todas las decisiones. Mi papel será observar y permitir el despliegue. Si permanezco varios minutos así, 20 o 30, es probable que el movimiento atraviese varias fases. Habrá momento en los que haga ruidos, grite, salte, me mueva suavemente sobre el suelo, en fin, un gran viaje lleno de sorpresas. El punto es que eso que en un comienzo era una sensación de opresión en el pecho, ahora tiene la oportunidad de expresarse y “decir todo lo que tiene por decir” a través del movimiento, sensaciones corporales, sentimientos, emociones e imágenes que surgirán durante el trabajo. La experiencia personal que expuse más arriba es un buen ejemplo sobre cómo el movimiento nos lleva en un viaje inesperado y cómo se produce un despliegue espontáneo que conduce a la autorregulación y un mejor entendimiento sobre uno mismo.
En un comienzo, el principiante descubrirá pocas cosas acerca de sí mismo con el movimiento, pero con un poco de práctica el viaje develará más misterios acerca del propio corazón y la propia existencia. Finalmente, la experiencia comenzará a desafiar los límites de nuestro ego y nos empujará más allá de nosotros mismos. En este punto, descubriremos que nuestros síntomas son nuestros mejores aliados, nuestros guías más fieles y certeros. Despertaremos nuestra sabiduría interna aprendiendo a vivir confiando en que el conocimiento y la orientación que necesitamos están dentro de nosotros. Ya no es necesario huir de lo que nos sucede; entrar en eso –saltando una y otra vez en el vacío- es nuestra mejor oportunidad para ser lo que realmente somos. Y así, la vida es más sencilla y llevadera.
Indicaciones para un Buen Viaje
A continuación enumero las indicaciones básicas para que la experiencia tenga profundidad. A pesar de que las presento como instrucciones para realizar la actividad en grupo, también se aplican al trabajo individual.
a.Sólo realizar movimientos que el cuerpo quiera hacer: Muchas veces, en vez de movernos espontáneamente, es nuestro intelecto el que decide cómo moverse. Cuando esto sucede, nuestros movimientos carecen de gracia y gozo. Será ideal poner la intención en ser un testigo de los movimientos que nuestro cuerpo hace, simplemente nos dejamos llevar y nos mantenemos atentos al efecto que cada movimiento va generando en nosotros. En general, cuando el movimiento es espontáneo, da mucho placer.
b.Mantener los ojos cerrados: Favorece la capacidad de mantener contacto con nuestras sensaciones corporales. Cuando trabajamos con grupos de personas es importante dar la indicación de que, en caso de que alguien quiera hacer movimientos bruscos, debe abrir los ojos para evitar accidentes. Si no hay necesidad de movimientos bruscos, mantener los ojos cerrados. En mi experiencia de años trabajando con esta técnica, nunca ha habido un accidente, es totalmente seguro moverse con los ojos cerrados, incluso caminar y bailar con soltura son movimientos totalmente seguros. Con frecuencia es una gran sorpresa para las personas temerosas y desconfiadas descubrir que moverse con los ojos cerrados y confiando resulta extremadamente placentero y liberador.
c.No usar palabras: El uso de palabras activa el proceso intelectual y esto dificulta la total entrega al movimiento. Se puede hacer cualquier clase de sonidos con la voz y el cuerpo, pero las palabras quedarán fuera de la actividad.
d.Cualquier cosa puede convertirse en movimiento: Podemos convertir nuestras sensaciones corporales en movimiento, pero también nuestros pensamientos podemos expresarlos con movimiento. Cuando alguien se encuentra con muchas dificultades para hacer contacto, la siguiente indicación puede ayudar: “Cualquier cosa que esté sucediendo en ti, una sensación, un pensamiento, una imagen, un deseo, lo que sea, permite que se traduzca a movimientos corporales.”
e.No forzar a los participantes a moverse: Si queremos experimentar movimiento espontáneo, no forzaremos a nadie a moverse. El no movimiento también es un movimiento.
f.Preferentemente no se usará música: la música induce diversos estados. Si queremos explorar estados específicos, podemos utilizar música que induzca ciertos tipo de movimientos. Si, en cambio, lo que buscamos es explorar con profundidad el proceso único y personal de cada quién, recomiendo el silencio. Cada uno seguirá su propia música interna.
g.En grupos grandes se puede usar un “testigo”: Se puede dividir el grupo en dos y formar parejas. Uno de los integrantes de la pareja se moverá durante la actividad y el otro será su testigo. El testigo se mantendrá durante toda la fase de movimiento en total silencio y observando atentamente a su pareja moverse. Moverse frente a un testigo añade mucha profundidad a la experiencia ya que no sólo nos movemos en íntimo contacto con nosotros mismos, sino también, mostramos nuestra intimidad a otro. Luego de terminado el movimiento, el testigo se reúne con su pareja y comparte de forma breve lo que llamó su atención al observar su movimiento.
h.Tiempo ideal de duración de la experiencia, 30 minutos o más.