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Paz y Ciencia

sábado, 30 de marzo de 2013

Carácter en la Gestalt



[...] Existimos como un organismo, como una almeja, como un animal, etc., y nos relacionamos con el mundo externo tal como cualquier animal, etc., y nos relacionamos con el mundo externo tal como cualquier organismo de la naturaleza. Fue Kurt Goldstein quien primero introdujo el concepto del organismo como un todo, rompiendo con la tradición médica de que tenemos un hígado, que tenemos esto y aquello y que todos estos órganos pueden ser estudiados por separado. Se aproxima bastante a la realidad, pero la realidad es más bien lo que se llama el aspecto ecológico.
No se puede separar un organismo del ambiente. Una planta fuera de su ambiente no puede sobrevivir no puede sobrevivir, como tampoco un ser humano fuera de su ambiente, si se le priva de oxígeno y alimentos, etc. Tenemos que considerar siempre al segmento del mundo en que vivimos como parte nuestra. A donde vayamos llevamos una especie de mundo con nosotros.

Ahora bien, si esto es así, lentamente a comprender que las personas y los organismos pueden comunicarse entre sí, y hablamos de Mitwelt: el mundo en común que tenemos con la otra persona. Ustedes hablan cierto lenguaje, tienen ciertas actitudes, cierta conducta, y estos mundos en cierta manera se superponen. Y en esta área en que se superponen se hace posible la comunicación. Ustedes se han fijado que cuando dos personas recién se conocen y comienzan el juego del encuentro, una dice: "¿Cómo está usted?", "¡Qué bonito está al día!", y la otra contesta alguna otra cosa. Así comienza la búsqueda del interés común o del mundo en común donde tienen intereses posibles, comunicación y acercamiento, donde súbitamente del tú y del yo pasan al nosotros. Así llegamos a un fenómeno nuevo, el nosotros es diferente del tú y del yo. El nosotros no existe, consiste en el yo y el tú, un límite siempre cambiante en que dos personas se encuentran. Y cuando nos encontramos ahí, entonces yo cambio y tú cambias, mediante el proceso del encuentro entre ambos, excepto -y tenemos mucho que hablar de esto- si las dos personas tienen carácter. Al tener carácter, tenemos un sistema rígido. La conducta se petrifica y perdemos nuestra habilidad para enfrentarnos libremente con el mundo, con todos nuestros  recursos; nos hacemos predecibles. Estamos predeterminados únicamente a afrontar los acontecimientos de un solo modo, a saber, del modo como lo predice y lo programa el carácter. Parece paradójico afirmar que la persona más rica, más productiva, es una persona que no tiene carácter. En nuestra sociedad exigimos a la persona el tener un carácter y especialmente un buen carácter, porque así es predecible y podremos ganársela.

Fritz Perls: "Sueños y Existencia"

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