Si meditamos seriamente sobre el carácter transitorio e impredecible de la riqueza, la reputación y el éxito mundano, la convicción de que nos van a aportar felicidad duradera desaparecerá. Entonces podremos cambiar nuestros motivos para trabajar. Podremos considerar nuestro trabajo como un servicio a la sociedad y una oportunidad de aprender más sobre nosotros mismos al relacionarnos con otras personas. La paciencia y el afecto hacia los demás serán cualidades que desarrollaremos en la vida cotidiana.
Rodrigo Córdoba Sanz
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