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Paz y Ciencia

miércoles, 30 de noviembre de 2022

BENEDETTI

 



De Mario Benedetti:


Hay quienes se resisten deshilachadamente

a morir sin haberse concedido
un año un mes una hora de goce
y esperan ese don cultivando el silencio
vaciándose de culpas y de pánicos
descansando en el lecho del cansancio
o evocando la infancia más antigua

así / con la memoria en rebanadas
con ojos que investigan lo invisible
y el desaliento tímido y portátil
que se cubre y descubre a duras penas
así miden el cuerpo torpe cándido
ese montón de riesgos y de huesos
áspero de deseos como llagas
que no elige agotarse más se agota

merodean tal vez por la nostalgia
ese usual laberinto de abandonos
buscan testigos y no los encuentran
salvo en las caravanas de fantasmas

piden abrazos pero nadie cae
en la emboscada de los sentimientos
carne de espera / alma de esperanza
los desnudos se visten y no vuelven

el amor hace un alto en el camino
sorprendido in fraganti / condenado
y no obstante siempre hay quien se resiste
a irse sin gozar / sin apogeos
sin brevísimas cúspides de gloria
sin periquetes de felicidad

como si alguien en el más allá
o quizás en el más acá suplente
fuera a pedirle cuentas de por qué
no fue dichoso como puede serlo
un bienaventurado del montón

sábado, 19 de noviembre de 2022

SEMILLAS LACANIANAS

 




Instagram: @psicoletrazaragoza


El inconsciente no se define como lo opuesto a la conciencia. Esa definición no nos dice nada. Si seguimos a Freud, el inconsciente es lo que decimos. Cuando habla de inconsciente, como nos transmite Lacan, las leyes de su composición coinciden con las leyes de composición del discurso.

“El inconsciente es el discurso del Otro”, decía Lacan en 1953. Somos tal como hemos sido hablados, según las palabras dichas sobre nosotros. Allí estamos inmersos.
Para presentar el inconsciente, Lacan utiliza esta fórmula: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. Así, le da todo su valor al descubrimiento freudiano.
El sujeto, cuando nace, recibe un baño de lenguaje. Lo preceden significantes de las generaciones anteriores, que lo marcan.
En el seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Lacan nos dice, además, que “La naturaleza proporciona significantes —para llamarlos por su nombre—, y estos significantes organizan de manera inaugural las relaciones humanas, dan las estructuras de esas relaciones y las modelan”. Por lo tanto, antes de toda formación del sujeto, algo cuenta, es contado.
Lacan nos trae como ejemplo una respuesta de un test de inteligencia de Binet. Es natural que alguien diga: “Tengo tres hermanos: Pablo, Ernesto y yo”. En principio, el enunciador ya contó como hermano; en un segundo paso, hay un yo que cuenta. Es una primera inclusión lógica en la clase de los hermanos, una estructura simbólica que ya lo cuenta: sujeto sujetado, contado por esta estructura que lo precede y anterior a que ese sujeto trate de hacerse reconocer a sí mismo.
El sujeto, desde el comienzo, cuenta con una marca con la que irá por todas partes. El significante está antes del sujeto, en su cuerpo, antes de que cobre forma de sujeto.
Lacan comienza en este seminario la argumentación sobre el concepto de inconsciente freudiano. En primer lugar coloca la función de la causa y una noción nueva: la hiancia. La causa ocurre al hablar. La hiancia toma el sentido de abertura. Lacan sostiene que en torno a la noción de hiancia hay un enigma que nos permitirá definir la especificidad del inconsciente freudiano.
El inconsciente freudiano es el de la hiancia. En el lugar donde la hiancia se produce, se introduce el dominio de la causa, la ley del significante.
Lo que se produce en esta hiancia se presenta como un hallazgo. Este término, “lo que se produce”, es muy importante, ya que es así como Freud encuentra lo que sucede en el inconsciente a partir de las formaciones: un equívoco, una falla, los sueños, un síntoma. El sujeto del inconsciente puede emerger sólo en el dispositivo analítico.
Otra característica del inconsciente es la discontinuidad. El inconsciente se presenta como lo que vacila en un corte del sujeto. Desde allí vuelve a surgir el hallazgo que Freud llama deseo.

El inconsciente irrumpe, emerge, quiebra la continuidad del discurso corriente. En este punto, Freud se interesa por lo que irrumpe por vía del síntoma o de la formaciones del inconsciente. Trabaja a partir de allí con desechos, restos de palabras.
Freud ya nos planteó que el inconsciente opera sin tiempo; su tiempo es el actual, en tanto se produce en acto, ahí en su emergencia.
En el análisis, la emergencia del inconsciente permite, en la relectura que lleva a cabo el analista, una nueva construcción de la historia.

Lacan sostiene que el sujeto del inconsciente se ubica en el plano del sujeto de la enunciación, más allá de lo que dice. En el cruce entre enunciado y enunciación, recayendo en el lugar de otra escena desde donde se enuncia.
El objetivo, en nuestro trabajo como analistas, es hacer surgir lo que no dice en lo que dice, esa enunciación en la que el sujeto del inconsciente hace su emergencia.

jueves, 17 de noviembre de 2022

JULIO CORTÁZAR

 



Justo Cortázar, que reveló la vida a través de las palabras, nos señala algo definitivo: hay emociones y sentires que no se pueden expresar con palabras.

Dolores, tristezas, alegrías, enojos, injusticias, pasiones, soledades, angustias, aislamientos, felicidades que cuesta definir. Por más intensas que sean, aunque las otras personas las sientan, son tan personales, tan propias, tan viscerales, que volcarlas a palabras sería encontrar un modo de no representarlas cabalmente.

Entonces, se hace necesario llevarlas a abrazos, a llantos , a gritos , a caminatas. Pasarlas al cuerpo y darles una dimensión física.

Pintarlas, danzarlas, correrlas, modelarlas, ilustrarlas…

Encontrar otras formas de comunicarlas.

Para reconocerlas, validarlas, y transformarlas en material para, ahora sí, poder contarlas, conversarlas, escribirlas.

Y hacer de ellas algo comunicable, que nos acerque a la ayuda, a la comprensión, al encuentro.

¿O acaso no hay mejor lugar para aquello que desborda el alma que el continente de otra alma?