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Paz y Ciencia

martes, 31 de diciembre de 2013

Espiritualidad de Ken Wilber en vídeo

¿Qué es la psicología perenne?



Aunque Dios está presente en todas las cosas, sin embargo solo es presente a ti la parte más honda y central de tu alma.
Una Naturaleza, perfecta y penetrante, circula en todas las naturalezas; una realidad, que todo abraca contiene en sí todas las realidades.
La psicología perenne realiza un análisis y posterior integración de las corrientes esotéricas para su posterior forma con la psicología. La psicología perenne procede de la filosofía perenne. El primero que acuñó dicho concepto fue Aldous Huxley.
Luego han sido otros que han realizado ese trabajo de integración como Ken Wilber, personaje brillante free-lance.
Son muchos los que han contribuido al desarrollo de esta psicología que tiene conexiones con Jung y la psicología transpersonal que lidera Stanislav Grof.
Se trata de una forma de hacer un ejercicio para ensamblar Occidente y Oriente.

Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza.

El Espectro de la Conciencia: Un modelo que incluye la espiritualidad

EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA: UN MODELO QUE INCLUYE LA ESPIRITUALIDAD
 
 
Ken Wilber
Ken Wilber
 
 
Enviado por Alberto B. Tenaglia desde Argentina.
 
 
Hasta la aparición de su primera obra (El Espectro de la Conciencia) no existía un modelo psicológico que, no solo se apoyara en los conocimientos aportados por la comunidad científica occidental, así como, en los obtenidos a partir de las grandes tradiciones espirituales, sino que, además, encarara de una forma convincente y prometedora las difíciles contradicciones que parecían surgir en el intento.
 
La espiritualidad, aunque no es una disciplina exclusivamente oriental, ha sido siempre el motivo central de los estudios orientales acerca de la conciencia, constituyendo también su propia fuente inspiradora. De hecho, Ken Wilber, en este libro, usa como referente básico de la espiritualidad los enfoques orientales del estudio de la conciencia, pero sin limitarse, por ello, únicamente a los mismos. Sin embargo, salvo muchas e importantes excepciones, el consenso general de la comunidad científica occidental ha calificado a la mente oriental, y al misticismo en general y sus manifestaciones - de regresiva, primitiva, o en el mejor de los casos, débil. Según psicoanalistas como Franz Alexander:
 
Similitudes entre las regresiones esquizofrénicas y la práctica del Yoga y el Zen, indican la tendencia general de las culturas orientales a retraerse hacia el interior de uno mismo, ante una realidad social y física abrumadoramente difícil.
 
La dificultad se agrava todavía más cuando, a su vez, el filósofo oriental acusa al materialismo científico occidental de ser la forma más basta de ilusión, ignorancia y carencia espiritual, llegando incluso a ridiculizar el intento de establecer un ego sano por parte de la psicología occidental, teniendo en cuenta que cualquier forma de ego es causa de sufrimiento desde el punto de vista oriental. Pero como señala Wilber:
 
Aunque desde su nivel de conciencia tengan razón, incluso desde el punto de vista hindú, la vida es un ciclo de involución y evolución del yo absoluto, y se reconoce que, la mayoría de nosotros viviremos como un jivatman, o ego aislado (aunque ilusorio), enfrentado a un universo desconocido. Es precisamente en dichos casos en los que las psicoterapias occidentales pueden ofrecer una liberación por lo menos parcial del sufrimiento que supone el hecho de vivir como jivatman y no hay razón para no utilizarlas en dichos casos.
 
Posteriormente, agrega que:
 
La inmensa mayoría de la gente, especialmente en la sociedad occidental, no está preparada, dispuesta o capacitada para seguir una experiencia mística, ni es conveniente empujarla a dicha aventura.
 
La Tesis que Wilber expone en su primer trabajo consiste en considerar a la conciencia, en un sentido estrictamente metafórico, como un espectro formado por distintos niveles, al igual que la radiación electromagnética constituye una gama de ondas de distinta longitud, frecuencia y energía, tal como puede comprobarse, por ejemplo, al observar el arco iris. Así, en el caso de que distintos abordajes de la conciencia utilicen diferentes hipótesis de trabajo, instrumentos, y medios, es muy probable que acaben conectando con distintos niveles del espectro, como ocurriría, sí diversos investigadores de la radiación usaran distintos técnicas experimentales en sus estudios respectivos, llegando a resultados diferentes. Actualmente, esto último no representaría ningún problema para los científicos, ya que serían conscientes de estar tratando con el mismo fenómeno físico, pero desde ángulos diferentes.
 
Concretamente, en lo que concierne a la espiritualidad, este modelo permite aprovechar su profundo valor psicológico en armonía con los conocimientos aportados por los enfoques considerados como ortodoxos.
 
De forma genérica, Ken Wilber concluye que, si bien los enfoques orientales intentan trascender el sueño del yo, los occidentales tratan de repararlo para evitar que el sueño se convierta en una pesadilla. Añade que, éstos últimos pueden ser utilizados como preparación preliminar y ayuda complementaria, ya que todo método encaminado a producir relajación y reducción de tensión favorece la experiencia mística, citando ejemplos como el de Suzuki en el San Francisco Zen Center, donde se patrocinaban seminarios de conciencia sensorial.
 
El conocimiento espiritual
 
En principio, parece natural advertir que en todo proceso de conocimiento es imprescindible la presencia de un sujeto conocedor frente a un objeto que represente lo conocido. Esto, a su vez, implica que el sujeto permanece ajeno a lo conocido, ya que, en tanto que observador, no puede formar parte de lo que va a ser observado. Además, en el caso de que quisiéramos conocer al observador, no habría más remedio que convertirlo, dentro de lo posible, en un objeto de conocimiento, para lo cual, se requiere, entre otras cosas, un segundo sujeto capaz de poder observarlo. (Para ver como sucede esto último, ir a la parte dedicada a la forma del desarrollo de la sección de psicología).
 
Por lo que se ve, estamos atrapados en un círculo vicioso sin solución, ya que, esencialmente, nos encontramos otra vez en la misma situación y ante el mismo problema; a saber, un nuevo observador separado de aquello que observa. Esto, es lo que se conoce como el dualismo sujeto-objeto, o en términos más técnicos, el dualismo epistemológico, del que básicamente se desprenden el resto de dualismos, algunos de los cuales, son analizados por Wilber en el capítulo titulado Dos modos de saber, en donde dice:
 
No obstante, es curioso que este tipo de conocimiento dualista según el cual el universo se divide en sujeto y objeto (así como verdad y mentira, bueno y malo, etcétera) constituya la base fundamental de la filosofía, la teología y la ciencia en occidente.
 
Sin embargo, Ken Wilber, también nos recuerda que ha existido un consenso filosófico de alcance universal denominado Filosofía Perenne afirmando que es posible experimentar una forma de conocimiento que está libre de dualismos, un modo de saber no dual, el cual constituye el auténtico conocimiento espiritual.
 

El ejercicio capital del Testigo
 
He hablado de la conciencia testigo que persiste a través de la vigilia, el sueño y el sueño profundo. Pero el Testigo está completamente presente en cualquier estado de conciencia, incluyendo el estado de conciencia en el que ustedes se hallan en este mismo instante. De modo que trataré -eso es, al menos, lo que pretendo- de inducirles ese estado recurriendo a lo que se conoce con el nombre de instrucciones para señalar. Pero no aspiro a que entren en un estado diferente de conciencia, en un estado alterado de conciencia, en un estado no ordinario, sino que, por el contrario, voy a señalar algo que ya está sucediendo, de manera ordinaria y natural, en el estado en el que se encuentran ahora mismo.
 
Comenzaremos cobrando simplemente conciencia del mundo que nos rodea. Contemplen el cielo, relajen su mente y permitan que se funda con el cielo. Observen las nubes que flotan el cielo y dense cuenta que eso no les exige el menor esfuerzo. Su conciencia presente, la conciencia en que esas nubes están flotando, es muy simple, muy sencilla, muy fácil y muy espontánea. Adviertan simplemente que existe una conciencia sin esfuerzo de las nubes. Y lo mismo podríamos decir con respecto a esos árboles, esos pájaros y aquellas piedras. Ustedes pueden observarlo sencillamente sin realizar esfuerzo alguno.
 
Contemplen ahora las sensaciones que aparecen en su propio cuerpo. Ustedes pueden ser conscientes de cualquier sensación corporal que se presente, tal vez la sensación de presión en la zona en que están sentados, quizás un leve calor en la zona del estómago o una tensión en la nuca. Pero aún cuando la sensación sea de tensión, ustedes pueden ser fácilmente conscientes de ella. Estas sensaciones aparecen en su conciencia presente y esa conciencia es muy sencilla, muy fácil, muy espontánea, y no requiere esfuerzo alguno. Ustedes simplemente observan sin realizar esfuerzo.
 
Observen ahora los pensamientos que aparecen en su mente. Tal vez puedan darse cuenta de la aparición espontánea en su conciencia de imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas, y miedos. Son pensamientos que emergen, permanecen durante un rato y terminan desapareciendo. Los pensamientos y sentimientos aparecen en su conciencia presente de un modo muy simple, muy fácil y muy espontáneo. Y ustedes se dedican simplemente a observarlos sin realizar esfuerzo alguno.
 
Dense ahora cuenta de que, si pueden ver el discurrir de las nubes, es porque ustedes no son esas nubes sino el testigo que las contempla. Dense cuenta de que, si pueden experimentar las sensaciones corporales, es porque ustedes no son esas sensaciones sino el testigo que las contempla. Dense también cuenta de que si pueden ver el discurrir de los pensamientos, es porque ustedes no son esos pensamientos sino el testigo que los contempla. De manera espontánea y natural, todas esas cosas emergen en su conciencia presente sin que tengan que hacer el menor esfuerzo.
 
¿Quiénes son, pues, ustedes? Ustedes no son ninguno de los objetos que se hallan fuera, ninguna de las sensaciones, ninguno del os pensamientos; ustedes no son ninguna de esas cosas, sino la consciencia sin esfuerzo que las contempla. ¿Quiénes o qué son ustedes?
 
Ahora pregúntense a sí mismos: Yo tengo sentimientos, pero no soy esos sentimientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy yo?
 
Ahora den un paso atrás hacia la fuente de su conciencia, den un paso hacia el Testigo y descansen en Él. Y repítanse: Yo no soy objetos, ni sensaciones, ni deseos, ni pensamientos.
 
Y aquí es donde la gente suele cometer un gran error, porque creen que, cuando descansen en el Testigo, van a ver o sentir algo muy especial. Pero el asunto es que, en tal caso, uno no ve nada raro porque, si viera algo, eso no sería más que otro objeto, otra sensación, otro sentimiento, otro pensamiento u otra imagen. Pero todos ésos son objetos, todos ellos son lo que usted no es.
 
No, cuando uno descansa en el Testigo y comprende que no es los objetos, los sentimientos ni los pensamientos- lo único que percibe es una sensación de Libertad, una sensación de Liberación de la identificación con los pequeños objetos finitos, con su pequeño cuerpo, con su pequeña mente y su pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden verse y, en consecuencia, no pueden ser el verdadero Vidente, el verdadero Yo, el verdadero Testigo, que es lo que ustedes realmente son.
 
De modo que, en tal caso, ustedes no verán nada en particular. Todo lo que aparezca estará bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones se mueven en el cuerpo, los pensamientos discurren por la mente y uno puede contemplar todo eso sin necesidad de hacer el menor de los esfuerzos.
 
Todo eso aparece espontáneamente en su consciencia presente sin realizar esfuerzo alguno. Y esa consciencia testigo no es nada concreto que pueda ver sino una inmensa sensación de Libertad la Vacuidad pura- en la que emerge el mundo manifiesto. Usted es esa Libertad, esa Apertura, esa Vacuidad y no cualquier cosa que emerja en ella.
 
Descansando en ese Testigo vacío y libre, adviertan ahora que las nubes están apareciendo en el inmenso espacio de su consciencia. Las nubes emergen dentro de ustedes, ustedes pueden degustar las nubes, ustedes son uno con las nubes, que se hallan tan próximas que es como si estuvieran desde este lado de su piel. El cielo y su conciencia son uno y todas las cosas que hay en el cielo están flotando en el interior de su conciencia. Y todo eso se halla tan próximo que pueden besar el sol y tragarse las montañas. Según el Zen, cuando dentro y fuera dejan de ser dos, cuando sujeto y objeto son no dos, cuando el observador y lo observado se tornan Un Solo Sabor, uno puede beberse el océano Pacífico de un solo trago; y ésa es la cosa más fácil del mundo. ¿Se dan cuenta de ello?
 
Recomendaciones
 
En el camino de conduce a Un Solo Sabor, las personas suelen incurrir en dos tipos de errores. El primero de ellos se refiere a lo que ocurre cuando uno establece contacto con el Testigo, mientras que el segundo afecta al paso que conduce desde el Testigo a Un Solo Sabor.
 
Veamos. Existe la creencia de que en el momento en que uno establece contacto con el Testigo (con el Yo-Yo) verá algo muy especial. Pero lo cierto es que, en ese momento, uno no ve nada sino que simplemente contempla todo lo que aparece, porque uno no es algo que pueda verse sino el Vidente puro y vacío. Las luces, la beatitud y las visiones súbitas no son más que objetos y, en consecuencia, no tienen nada que ver con el Testigo, y aunque, finalmente, en Un Solo Sabor uno se convierta en todo lo que ve, no se puede empezar tratando de hacer eso tratando de ver la Verdad- por que ese mismo intento obstaculizaría su emergencia. Es por ello que tenemos que partir de ( yo no soy esto, yo no soy eso).
 
De modo que el primer error impide la presencia del Testigo tratando de convertirlo en un objeto que pueda ser apresado, cuando lo cierto es que es el Vidente de todo cuanto aparece y sólo puede ser experimentado en tanto que sustrato de Libertad y Liberación de todos los objetos.
 
Descansando en esa Libertad y Vacuidad en la contemplación ecuánime de todo lo que emerge se dará cuenta de que el yo separado (o ego) aparece en su conciencia como cualquier otra cosa. Y eso es algo que usted puede sentir del mismo que puede sentir sus piernas, una mesa, una piedra o sus propios pies.
 
La contracción sobre uno mismo se experimenta como una tensión interior que, a menudo, se halla localizada detrás de los ojos y se ancla en forma de una leve tensión muscular en todo el cuerpo mente. Es una sensación de contracción frente al mundo, una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpo-mente. Es una sensación de contracción frente al mundo, una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpo. Advierta, simplemente, esa tensión.
 
Cuando uno descansa en el Testigo vació y se percata de esa contracción sobre uno mismo supone erróneamente que, para pasar finalmente desde el Testigo hasta Un Solo Sabor, tiene que desembarazarse de ella (liberarse del ego). Y ése es el segundo error, un error que no hace más que fortalecer la tensión.
 
Nosotros creemos que la contracción sobre uno mismo oculta o eclipsa el Espíritu cuando, de hecho como ocurre con cualquier Forma del universo- no es más que otra de sus resplandecientes manifestaciones. Todas las Formas incluida la forma del ego- no son más que Vacuidad. Es más, el único que quiere desembarazarse del ego es el propio ego. El Espíritu ama todo lo que emerge tal cual es. El testigo ama el ego, porque el Testigo es la mente espejo ecuánime que refleja y abraza con la misma aceptación todo cuanto aparece.
 
Pero el ego decide jugar al juego de desembarazarse de sí mismo porque, mientras tanto, seguirá existiendo (¿quién, sino, está jugando?). Como dijera Chung Tzu hace ya mucho tiempo: ¿No es acaso el deseo de librarse del ego una manifestación del ego?.
 
El ego no es más que una tensión sutil y usted no puede recurrir a la tensión para librarse de la tensión porque, en tal caso, terminaría con dos tensiones en lugar de una. El ego es una manifestación perfecta de lo Divino y funciona mejor descansando en Libertad que tratando de desembarazarse de él, lo cual, dicho sea de paso, no hace sino aumentar su contracción.
 
¿Cuál es, entonces, la práctica adecuada? Cuando usted descanse en el Testigo, cuando usted descanse en el Yo-Yo, cuando usted descanse en la Vacuidad, preste atención simplemente la contracción sobre sí mismo. Descanse en el Testigo y advierta esa contracción porque, para sentir esa contracción, para contemplarla, deberá haberse desidentificado y, en consecuencia, liberado de ella. Entonces, usted estará mirando desde la posición del Testigo que siempre se halla libre de todos los objetos.
 
De modo que descanse en el Testigo y percátese de la contracción sobre sí mismo, exactamente del mismo modo en que puede sentir la silla en la que se sienta, la tierra o las nubes que flotan en el cielo. Los pensamientos flotan en la mente, las sensaciones flotan en el cuerpo, la contracción sobre sí mismo sobrevuela en su consciencia y usted contempla todo eso de un modo espontáneo y ecuánime.
 
En ese estado simple, cómodo y sin esfuerzo, no está tratando de desembarazarse de la contracción sino sencillamente sintiéndola, y mientras esté descansando en el Testigo o Vacuidad que es, Un Solo Sabor podrá resplandecer con más facilidad. No hay nada que uno pueda hacer para provocar (o causar) Un Solo Sabor, por que, Un Solo Sabor no es el resultado de acciones temporales, siempre está completando presente y uno nunca se ha alejado de él.
 
Lo máximo que uno puede hacer por vía del esfuerzo temporal, es evitar estos dos grandes errores. No trate, pues, de ver al Testigo como un objeto, sino que descanse simplemente en Él en tanto que Vidente, ni trate tampoco de desembarazarse del ego sino que dedíquese, simplemente, a percibirlo. De ese modo, se colocará al borde del abismo de su Rostro Original.
 
Descanse en el Testigo y dese cuenta de la contracción sobre usted mismo: ése es precisamente el ámbito en que Un Solo Sabor puede resplandecer con más intensidad. Pero no lo haga para conseguir esto o aquello, sino de un modo espontáneo durante todo el día y toda la noche, permaneciendo de pie al borde de su más sorprendente reconocimiento.
 
Estos serían los pasos a dar:
 
Descanse en el Testigo y experimente la contracción en sí mismo, y cuando lo haga, dese cuenta de que el Testigo no es la contracción, sino que es consciente de ella. El Testigo está libre de la contracción... y usted es el Testigo.
 
En tanto que Testigo, usted se halla libre de la contracción en sí mismo. Descanse en esa Libertad, Apertura, Vacuidad y Liberación. Experimente esa contracción y déjela ser, del mismo modo que permite la existencia de cualquier otro tipo de sensación. No trate de librarse de las nubes, los árboles o el ego sino permítales ser mientras permanece relajado en el espacio abierto de Libertad que usted es.
 
En ese espacio de Libertad y de un modo espontáneo - uno puede advertir que la sensación de Libertad carece de interior y de exterior, de centro y periferia. Los pensamientos flotan en esta Libertad, el cielo flota en esta Libertad, el mundo emana de esta Libertad y usted es Eso. El cielo es su cabeza, el aire su respiración, la tierra su piel, y todo ello de un modo inmediato e íntimo. Cuando uno descansa en esta Libertad, que es Plenitud infinita, se convierte en la totalidad del Mundo.
 
Éste es el mundo de Un Solo Sabor, un mundo que no tiene ni dentro ni fuera, sujeto y objeto, aquí ni fuera de aquí; un mundo que carece de origen y de final, de objetivos y de medios, de camino y de meta. Ésta, como dijo Ramana Maharshi, es la verdad última.
 
 
 

lunes, 30 de diciembre de 2013

Psicología Transpersonal: orígenes



Qué es la Psicología Transpersonal

 

El Enfoque Integral
      Para explicar qué es la Psicología Transpersonal, primero debemos ubicar esta disciplina dentro de un contexto más general, o sea, dentro de un enfoque Integral, siendo éste un modo de mirar la realidad toda (y no sólo lo psicológico). Este enfoque Integral abarca distintas disciplinas: Psicología, Psiquiatría, Antropología, Sociología, Arte, Educación, Economía, Medicina, Física Cuántica, Sociopolítica, Ciencias de la Comunicación, etc.). ¿Qué es lo que caracteriza a este modo de mirar la realidad, aplicable a tan variados marcos de trabajo? El eje central es el considerar como fundamento de esa mirada la Unidad Trascendente de todo lo que existe, el Sentido de lo Sagrado que sostiene toda la realidad visible e invisible.

      En las últimas décadas, esta mirada trascendentalista o espiritual fue impregnando las diversas áreas del conocimiento humano, implicando en ello el tener en cuenta las antiguas Tradiciones de Sabiduría de diferentes culturas (Budismo, Taoísmo, Sufismo, Chamanismo, Misticismo Judeo-Cristiano, etc.). Estas Tradiciones tienen un núcleo de Conocimiento que comparten, más allá de sus diversas formas externas. Ese núcleo de Conocimiento fue llamado por Aldus Huxley Filosofía Perenne. Los investigadores y científicos contemporáneos que adscriben a este paradigma han observado que existe un correlato entre las descripciones de la realidad que ofrece la ciencia
moderna, y ese cuerpo de Conocimiento de la Filosofía Perenne.


La Psicología Humanista-Transpersonal
      Si llevamos estos conceptos al área de la Psicología, nos encontramos con un encuadre que tomará tanto las investigaciones sobre el psiquismo humano realizadas por la Psicología actual, así como aquéllas que fundamenta la Psicología de lo Sagrado, representada por las diversas Tradiciones de esa Filosofía Perenne. Esto implica, entonces, que la Psicología Transpersonal abarcará tanto los procesos del psiquismo egoico, con sus características propias y sus patologías, como aquel aspecto del universo interno que hace a lo transegoico, o sea, a lo espiritual, a lo Trascendente.
      En ese sentido, vemos que la mirada de la Psicología occidental se fue basando desde sus orígenes en el estudio de lo patológico (neurosis y psicosis), teniendo en cuenta recién hacia la década del ’60 los aspectos sanos del psiquismo humano, al aparecer en el horizonte la Psicología Humanista (Maslow, Rogers, Frankl, Sutich y otros). El Movimiento Humanista es el antecesor cronológico e ideológico de la Psicología Transpersonal, dado que, al hacer hincapié en investigar los aspectos más sanos del hombre, y los modos de estimular el proceso de autorrealización, derivó en forma natural en verter su mirada hacia los aspectos espirituales del ser humano. Esto coincidió históricamente con la difusión de la Psicología de los monasterios de Oriente (particularmente acentuada por la diáspora producida por la invasión china al Tibet).
      De esta manera, la Psicología Transpersonal fue naciendo como una continuación natural de la Humanista, adscribiendo a esa denominación en virtud de abarcar aquellos aspectos del universo interno que casi no habían sido tenidos en cuenta por Occidente: lo que está más allá del Ego, lo Trascendente.
      Esta Psicología fue formalmente instaurada por Abraham Maslow y Anthony Sutich en 1969 con la publicación del Journal of Transpersonal Psychology, seguida de la fundación de la Association for Transpersonal Psychology en California (EEUU) en 1972. Posteriormente, destacados terapeutas e investigadores fueron desarrollando sus principales conceptos. Entre ellos cabría destacar a Ken Wilber, Stanislav Grof, Frances Vaughan, Roger Walsh, Charles Tart, John Welwood, y otros.
      Hoy en día, el enfoque Transpersonal se ha expandido por los cinco continentes, irradiándose a través de Asociaciones y Centros de Estudios en distintos países del mundo. Así, se ha vuelto el marco de trabajo de profesionales y científicos de las más variadas áreas, a tal punto que los congresos y convenciones que reúnen a quienes adscriben a este paradigma, convocan a terapeutas, científicos, filósofos, educadores y hasta a líderes religiosos de los más variados sectores, en consonante búsqueda de lograr un enfoque integral del conocimiento humano.
                     

domingo, 29 de diciembre de 2013

El Desarrollo Espiritual: Ken Wilber

 
El Desarrollo Espiritual
por Ken Wilber

Existen cuatro estadios o fases del desarrollo espiritual, la creencia, la fe, la experiencia directa y la adaptación permanente; dicho de otro modo; uno puede creer en el Espíritu, uno puede tener fe en el Espíritu, uno puede experimentar directamente el Espíritu y uno puede devenir Espíritu. 1.La creencia es el primer (y, por consiguiente, el más común) de los estadios del desarrollo espiritual. La creencia requiere imágenes, símbolos y conceptos y, en consecuencia, suele originarse en el nivel mental. Pero el desarrollo de la mente atraviesa distintas fases -mágica, mítica, racional y visión-lógica-, cada una de las cuales sirve de fundamento a un tipo (y a un estadio) de creencia religiosa o espiritual. El estadio de las creencias mágicas (ejemplificado por el vudú y los conjuros mágicos) es egocéntrico y se da tal fusión entre el sujeto y el objeto que aquél cree que la fuerza de su deseo puede llegar a operar sobre el mun­do físico y sobre los demás. La creencia mítica, por su parte, suele ser so­ciocéntrica y etnocéntrica, lo cual significa que diferentes grupos sostienen mitos diferentes habitualmente exclusivos (es decir, si uno cree, por ejem­plo, que Jesús es el salvador de la humanidad, no queda lugar alguno para Krishna), y proyecta sus intuiciones espirituales sobre uno o más dioses o diosas físicamente desencarnados que tienen el poder de influir sobre las ac­ciones humanas. La creencia racional, que constituye una decisión racio­nal, no representa a Dios o la Diosa de un modo antropomórfico, sino en tanto que el Fundamento Ultimo del Ser y, en ese sentido, desmitologiza la religión. Se trata de una modalidad que alcanza su cúspide en la creencia vi­sión-lógica y que explica el Fundamento del Ser en tanto que Gran Sistema Holístico, Gaia, la Divinidad, una especie de Eco-Espíritu, la «red-de-la­vida», etcétera, recurriendo a ciencias como la teoría sistémica. Todas estas creencias mentales suelen ir acompañadas de sentimientos o sensaciones emocionales muy intensas que no necesariamente son experien­cias directas de las realidades espirituales supramentales. En ese sentido, se trata de diferentes modalidades de traslación que pueden ser abrazadas sin transformar en lo más mínimo el propio nivel de conciencia. Pero, cuando la traslación comienza a madurar y la emergencia directa de los dominios supe­riores comienza a presionar al yo, la creencia acaba desembocando en la fe. 2. La fe comienza allí donde la creencia pierde su poder. Porque el hecho es que llega un momento en que todas las creencias mentales -precisamen­te por el hecho de ser mentales y no supramentales o espirituales- pierden su fuerza, pierden su poder sobre la conciencia y comienzan a palidecer por­que, a fin de cuentas (por más que uno crea en el Espíritu como «red-de-la-­vida», por ejemplo), uno no deja de sentirse como un ego separado, aislado y lleno de miedos. De poco servirá, en tal caso, esforzarse en seguir creyen­do, porque la creencia habrá dejado ya de funcionar. Es entonces cuando va tornándose dolorosamente evidente que, si bien la mera creencia puede pro­porcionar algún sentido traslativo, no comporta, no obstante, la menor transformación verdadera. (Y las cosas pueden ser todavía peores en el caso de que uno sustente creencias mágicas o míticas, puesto que tales creencias no sólo no son transformadoras, sino que operan como una fuerza regresiva que aleja a la conciencia de los dominios transracionales.) Pero también hay que decir que, detrás de la creencia mental en Gaia o en la «red-de-la-vida», suele ocultarse una auténtica intuición de los domi­nios espirituales y transmentales, es decir, una intuición de la Unidad de la Vida. Pero esa intuición no podría ser plenamente comprendida mientras nuestra conciencia permanezca atrapada en la creencia porque, en última instancia, todas las creencias, tanto las analíticas como las holísticas, son dualistas y sólo cobran sentido en presencia de sus opuestos. De lo que se trata no es tanto de pensar en la Totalidad como de devenir la Totalidad, algo que sólo podrá ocurrir cuando uno deje de aferrarse a creencias sobre la Totalidad. Las creencias no son más que un sustituto del alimento para el alma, calorías espiritualmente vacías que más pronto o más tarde dejarán de fascinarnos y develarán su verdadero rostro. La fe suele ser el paso intermedio que nos permite dar el salto que con­duce desde la pérdida de la creencia hasta la experiencia directa. Quizás, por ejemplo, la creencia en la Unidad ya no ofrezca un gran consuelo, pero la persona todavía tiene fe en ella. Cuando las creencias se tornan insoste­nibles aparece la fe, la llamada débil pero clara de una realidad superior -el Espíritu, Dios, la Diosa, la Unidad, etcétera- que trasciende la creen­cia y se encuentra más allá de la mente. La fe constituye la puerta de acce­so a la experiencia inmediata de lo supramental y de lo transracional. En ausencia de creencias dogmáticas desaparece la convicción, y a falta toda­vía de experiencia directa, uno carece de toda certidumbre. La fe es, pues, una tierra de nadie -atestada de preguntas y de ninguna respuesta- que se caracteriza por la determinación (estimulada por una intuición oculta) a en­contrar nuestra auténtica morada espiritual en la experiencia directa. 3. La experiencia directa responde a todas las dudas inherentes a la fe. Se trata de un estadio caracterizado par la presencia de dos fases diferen­tes: Las «experiencias cumbre» y las «experiencias meseta». Las experiencias cumbre suelen ser intensas, breves, espontáneas y su­mamente transformadoras. Las verdaderas «experiencias cumbre» nos per­miten vislumbrar nuestros potenciales transpersonales y supramentales más elevados. Existen varios tipos de «experiencias cumbre», entre las cuales cabe destacar las «experiencias cumbre» del nivel psíquico, propias del misticismo natural (el tipo de unidad característico del nivel ordinario), las «experiencias cumbre» del nivel sutil, propias del misticismo teísta (el tipo de unidad característico del nivel sutil), las «experiencias cumbre» del nivel causal, que nos permiten atisbar la Vacuidad (la unidad propia del ni­vel causal) y las «experiencias cumbre» no duales, que nos abren las puertas a Un Solo Sabor. Resulta evidente, como Roger Walsh ha señalado, que cuanto más elevado es el nivel de la experiencia, más infrecuente es. (Éste es el motivo por el cual la mayor parte de experiencias de 'consciencia cósmica' son las propias del misticismo natural (o unidad del nivel ordinario), el más bajo de los dominios místicos. Desafortunadamente, sin embargo, son muchas las personas que consideran equivocadamente que este nivel es Un Solo Sabor, una confusión que adquiere visos de epidemia entre los teóricos eco). La mayor parte de las personas se hallan, comprensiblemente, en el estadio de la creencia o de la fe (y, ocasionalmente en el de la magia o del mito). De tanto en tanto, sin embargo, algunos individuos pueden tener una «experiencia cumbre» de un dominio realmente transpersonal que les sacuda muy profundamente (a menudo para mejor, aunque también hay decir que, en ocasiones, para peor). En cualquiera de los casos, sin embargo, ya no se trata de creencias que hayan leído en un libro o de meras habladurías traslativas, sino de una experiencia real de un dominio superior después de la cual el individuo ya no vuelve nunca a ser el mismo. (Digamos, a modo de corta disgresión, que las consecuencias de este tipo de experiencia no siempre son positivas. Porque puede darse perfectamente el caso de que una persona que se halle en el nivel mítico literal-concreto, por ejemplo, tenga una 'experiencia cumbre' del nivel sutil que reactive sus mitos concretos y provoque la aparición de un fundamentalismo según el cual su dios mítico particular es el único que puede salvar al mundo, no dudando entonces en sacrificar los cuerpos de quienes se le opongan en aras de la supuesta salvación de su alma. También puede ocurrir, por ejemplo, que alguien que se halle en el nivel visión-lógico, tenga una experiencia cumbre» del nivel psíquico, en cuyo caso su nuevo eco-paradigma» se convierte en el único que puede salvar al planeta y tampoco dudará en imponer una suerte de ecofascismo para salvarle. Este tipo de fanatismo religioso (que constituye una confusa mezcolanza de verdades superiores con ilusiones inferiores) resulta casi imposible de desarticular. Es cierto que las «experiencias cumbre» nos permiten acceder provisionalmente a verdades superiores, pero también lo es que esa brevedad puede ir seguida de un retroceso a un nivel inferior y acabar sirviendo de justificación para las más espantosas creencias) Pero si  bien las «experiencias cumbre» son de poca duración -desde unos pocos minutos hasta unas pocas horas-, las experiencias meseta, por su parte, son más estables y duraderas y tienden a la adaptación permanente. Las «experiencias cumbre» suelen presentarse de manera espontánea pero, para convertir una experiencia cumbre en una experiencia meseta -para transformar un breve estado alterado en un rasgo duradero-, se requiere una práctica prolongada. Casi todo el mundo, en algún momento de su vida, puede tener una breve experiencia cumbre y sé incluso de algunos casos en os que, sin necesidad de práctica sostenida, ha terminado convirtiéndose en una experiencia meseta. Así pues, la creencia y la fe constituyen las modalidades de orientación espiritual prevalente, mientras que las «experiencias cumbre», por su parte (raras pero auténticas experiencias espirituales), sólo suelen darse en quienes están comprometidos con una práctica espiritual sostenida, intensa, prolongada y profunda.  Al igual que decíamos con respecto a las «experiencias cumbre», las «experiencias meseta» pueden darse en los dominios psíquico, sutil , causal y no dual. Veamos un ejemplo, tomado del zen, que abarca estos cuatro dominios. Es frecuente que quienes emprendan la práctica de la meditación zen comiencen contando respiraciones, de uno a diez y vuelta a empezar. Cuando el sujeto puede hacer eso durante media hora sin perder la cuenta, suele recibir un koan como el de mu, por ejemplo (que, por cierto, fue mi primer koan). Así, en los próximos tres o cuatro años, el sujeto se enfrasca durante varias horas al día en esta práctica, concentrándose de continuo en el sonido mu, al tiempo que se pregunta: ¿cuál es el significado de mu? o ¿quién está concentrándose en mu?. Durante ese estadio, el sujeto suele asistir a sesshnis de siete días de práctica muy intensa, en donde practica durante el día y la noche.             La primera experiencia meseta importante tiene lugar cuando el sujeto puede mantenerse de manera literalmente ininterrumpida en mu durante la mayor parte de las horas de vigilia, en cuyo caso mu pasa a convertirse en parte de su conciencia, hasta el punto de que bien podría decirse que uno se torna en mu, o dicho en otras palabras, que el Testigo se mantiene de manera constante durante el estado de vigilia ordinaria. Entonces es cuando se le dice que, para penetrar realmente en mu, debe trabajar también en ese koan durante el estado de sueño.  (Cuando escuché esto por vez primera creí que se trataba de un chiste, de ese tipo de bromas tan característicos de los ritos cuarteleros de iniciación machista, del tipo: '¡quien quiera formar parte del primer batallón de infantería deberá comerse tres serpientes vivas!'. Yo creía que estaban tratando de asustarme, cuando lo cierto es que simplemente estaban tratando de ayudarme.) Tras otros dos o tres años más de práctica, el sujeto logra mantener una concentración sutil en mu durante el estado de sueño, de modo que la conciencia testigo permanece también de manera constante durante el estado del sueño sutil (1) El estado de sueño es sólo uno de los muchos tipos de fenómenos propios del reino sutil; el típico estado sutil es el savilkalpa samadhi, 'la absorción no dual en la forma' que nos permite permanecer abiertos al dominio sutil mientras despertamos. Según se dice, el estado de sueño es una subclase del nivel sutil en el que no hay fenómenos materiales ordinarios (sólo imágenes y formas). Es por ello que el hecho de entrar conscientemente en el sueño se ha comparado siempre al savikalpa samadhi, ya que ambos evidencia la presencia simultánea de ondas alfa (despertar) y de ondas beta (sueño). Además, el efecto de la evolución de la conciencia es semejante en ambos casos ya que, en cierto modo, uno objetiva el nivel sutil (viéndolo conscientemente como un objeto mientras despierta) y luego pierde su poder, lo trasciende y comienza a adentrarse en el dominio causal. El nirvikalpa samadhi es el estado típico de la consciencia causal, la cesación pura, sin forma y sin manifestación (un tipo de vacuidad) que nos permite adentrarnos en el dominio causal mientras estamos despiertos (nirvikalpa madura en jnana samadhi, la ausencia de forma radicalmente pura y, en algunas tradiciones, en nirodh, la extinción de todo tipo de objetos). Del mismo modo que el savikalpa y sueño diáfano son análogos, el hecho de mantener la consciencia durante el estado de sueño profundo sin sueños y el nirvikalpa son también análogos, porque tanto en uno como en otro, alfa (vigilia) y delta (lo sin forma) se hallan simultáneamente presentes, de modo que uno puede llevar la conciencia hasta el reino de lo sin forma y abrirse a los no dual. De este modo se trasciende lo causal y el nirvikalpa/jnana (gnosis) da lugar al sahaja, la omnipresencia espontánea de Un Solo Sabor. Pero este proceso no debe pasar necesariamente por el sueño diáfano ni por el sueño diáfano con sueños, ya que el savikalpa samadhi y el nirvikalpa samadhi pueden ser alcanzados durante el estado de vigilia. Cuando el practicante logra una cierta competencia en el savikalpa, suele presentarse el sueño diáfano, precisamente porque ambos son análogos. Del mismo modo, el dominio del nirvikalpa suele verse acompañado del sueño diáfano y lo mismo suele ocurrir en sentido contrario, es decir, que el hecho de seguir meditando durante el estado de sueño y de sueño profundo constituye una forma muy eficaz de entrar en savikalpa y en nirvikalpa y también favorece la apertura a sahaja. No olvidemos que siempre se ha dicho que el yoga del sueño es uno de los métodos más eficaces para alcanzar una experiencia meseta en los dominios sutil y causal que abre la puerta a la adaptación estable (y por tanto a la trascendencia) de esos dominios. A estas alturas, y en la medida en que el discípulo se aproxima al dominio causal no manifiesto (el nivel de la absorción pura), va acercándose también a esa explosión conocida con el nombre de satori, el descubrimiento del hielo congelado de la absorción causal pura en la Gran Liberación de Un Solo Sabor, una experiencia que también comienza como una experiencia cumbre que, con la práctica, acaba convirtiéndose en una experiencia meseta y finalmente en una adaptación permanente.(2) Los tres o cuatro estadios diferentes de adaptación que conducen desde el nivel causal/nirvikalpa/nirvana hasta Un Solo Sabor son conocidos con el nombre de estadios postnirvánicos. Existen muchas versiones de estos estadios, pero todas ellas giran en torno a la conciencia constante o el acceso ininterrumpido a la conciencia testigo en los tres estados (primero en forma de experiencia meseta y luego como adaptación estable) que culminan en la desaparición del testigo en Un Solo Sabor no dual (primero en forma de experiencia cumbre, después como experiencia meseta y finalmente como adaptación estable.) Una vez que se ha consolidado de manera estable la adaptación a Un Solo Sabor, se despliegan los estadios postiluminados. Según se dice, estos estadios concluyen en bhava samadhi, la traslación corporal completa de lo humano a lo divino o, en otras palabras, 'la extinción completa de todas las cosas en el dharmadtu' o, dicho de otro modo, el logro de un cuerpo de luz permanente. (Ver El Ojo del Espíritu para una discusión más detallada sobre los estadios evolutivos postnirvánicos y postiluminados.) Los estadios postnirvánicos (la esencia del Mahayana y del Vajrayana, que no solo abrazan lo sin forma (el nirvana) sino que lo integran con el mundo de la forma (el samsara) siempre ha tenido mucho sentido para mí y, basándome en mi propia experiencia, puedo certificar la realidad de la experiencia ininterrumpida de la conciencia constante y de Un Solo Sabor durante veinticuatro o incluso treinta y seis horas (y hasta, en una sola ocasión, durante once días y once noches). En ninguno de estos casos se trató de una adaptación permanente, pero conozco a varios maestros que, en mi opinión, están ahí y la literatura al respecto está llena de ejemplos a este respecto. Y si digo que los estadios postnirvánicos tienen sentido para mi es porque son, después de todo, simples estadios de adaptación de la no dualidad (los estadios de integración entre el nirvana y el samsara, entre el Espíritu y sus manifestaciones, entre la Vacuidad y la Forma.) Además, los resultados de las investigaciones electroencefalográficas realizadas en este sentido por Alexander y otros parecen corroborar su existencia.       Pero no puedo decir lo mismo de los estados postiluminados, que ni tienen mucho sentido, ni tampoco he conocido a nadie que plausiblemente se hallara en ellos. Se trata de estadios cuya descripción suele evocar vestigios de la visión mágica del mundo, porque se refieren a cuestiones tales como la transformación del cuerpo en luz, la capacidad de realizar milagros, etc., ninguno de los cuales dispone de evidencia creíble y reproducible. La 'extinción de todas las cosas en dharmadatu', por su parte, me parece indistinguible de jnana o nirodh o, dicho de otro modo, una regresión de Un Solo Sabor, no un desarrollo hacia él. Y entiéndase que con ello no estoy afirmando su inexistencia, sino tan solo que, comparados con los estadios de los que habla tradición (hasta llegar a los postnirvánicos que anteriormente he bosquejado), existen muchos menos datos sobre los estadios postiluminados, quizás porque son muy raros o tal vez porque realmente no existan. 4. El término adaptación se refiere simplemente al acceso constante y permanente a un determinado nivel de conciencia. La mayor parte de nosotros ya nos hemos adaptado (o, dicho de otro modo, ya hemos evolucionado) a la materia, el cuerpo y la mente (y por ello podemos acceder a esos niveles siempre que queramos). También hay personas que han tenido «experiencias cumbre» de los niveles transpersonales (psíquico, sutil, causal y no dual). Pero la práctica puede permitirnos evolucionar hasta las «experiencias meseta» de esos reinos superiores que, con la práctica, acaban convirtiéndose en adaptaciones permanentes que nos permiten acceder de manera constante a los niveles psíquico (misticismo natural), sutil (misticismo teista), causal (misticismo sin forma) y n dual (misticismo integral) de un modo tan habitual como hoy en día lo es, para la mayor parte de nosotros, el acceso a la materia, el cuerpo y la mente. Y esto se manifiesta de un modo palpable en la presencia de una conciencia constante (sahaja) que perdura a través de los tres estados de vigilia, sueño (savikalpa samadhi) y sueño sin sueños (nirvikalpa samadhi). Entonces resulta evidente porqué "lo que no está presente en estado de sueño profundo sin sueños no es real". Lo Real debe hallarse presente en los tres estadios, incluyendo el sueño profundo sin sueños, y la Conciencia pura es lo único que se halla presente en los tres. Este hecho resulta perfectamente evidente cuando uno descansa en tanto que conciencia pura, vacía y sin forma y "contempla" la aparición, permanencia y desaparición de los tres estados, mientras permanece como lo inamovible, lo Inmutable, lo No Nacido, liberado en la Vacuidad pura de la que emana toda Forma y en la Totalidad resplandeciente de Un Solo Sabor.  Estas son algunas de las fases por las que atraviesa el camino de adaptación a los niveles superiores de nuestra naturaleza espiritual: creencia (mágica, mítica, racional y holística); fe (que no es tanto una experiencia directa como una intuición de los dominios superiores); experiencia cumbre (de los niveles psíquico, sutil, causal y no dual, aunque no en un orden concreto, porque suelen tratarse de situaciones muy puntuales); experiencias meseta (de los niveles psíquico, sutil, causal y no dual, casi siempre en este orden,  porque para alcanzar un determinado estadio suele ser necesario el estadio anterior) y adaptación permanente (a lo sutil, lo causal y lo no dual, también en ese orden y por la misma razón). Concluiremos ahora subrayando varios puntos importantes: Uno puede hallarse en un nivel relativamente elevado del desarrollo espiritual y permanecer todavía en un nivel relativamente bajo en otras líneas (el nivel psíquico profundo, por ejemplo, puede estar muy avanzado, mientras que el frontal permanece relativamente estancado). Todos conocemos a personas espiritualmente desarrolladas que, no obstante, son bastante inmaduras en el ámbito sexual, en el de la salud física, en la capacidad de establecer relaciones emocionalmente profundas, etcétera. De modo que el acceso constante a Un Solo Sabor no va necesariamente acompañado del desarrollo muscular, ni tampoco le proporcionará un nuevo trabajo, ni una pareja ni tampoco le curará de sus neurosis. Los contenidos profundos de la sombra no desaparecen con la meditación y el acceso a los estadios superiores de la práctica espiritual porque, contrariamente a lo que sostiene la creencia popular, la meditación no es una técnica de descubrimiento. Si lo fuera, la mayor parte de los maestros de meditación no necesitarían psicoterapia, cuando lo cierto es que la necesitan tanto como los demás. La meditación no apunta tanto a desvelar el material inconsciente reprimido como a posibilitar la emergencia de dominios más elevados, con lo cual los dominios inferiores siguen siéndolo y tal vez se hallen ahora aún más reprimidos. No estaría, pues, de más combinar la práctica espiritual con una buena psicoterapia y lo mismo podríamos decir con respecto al ejercicio del cuerpo físico (incluyendo, por ejemplo, el levantamiento de pesas), el cuerpo pránico (t'ai chi chuan), el trabajo con el grupo o la comunidad, etcétera, etcétera. El único modo sano y equilibrado de proceder con el desarrollo superior consiste, obviamente, en emprender una práctica realmente integral. Esto resulta especialmente importante porque la religión civil centrada en la persona (y el "paradigma 415") está fundamentalmente anclado en el estadio de la creencia holística. Para que la mayor parte de las personas vayan más allá de estas traducciones mentales es necesario emprender una auténtica práctica transformadora y la práctica integral es, muy probablemente, la más eficaz porque no solo subraya la transformación del yo, sino también del resto de los cuadrantes -en el Gran Tres del 'yo', el 'nosotros' y el 'ello'- prácticas transformadoras del yo, de las relaciones, de la comunidad y de la naturaleza, no sólo como un cambio en el tipo de creencia sino en el nivel de la conciencia.  Aunque haya señalado que el acceso a ciertos niveles requiere de cinco o seis años de dura práctica (y a otros todavía superiores un tiempo cinco veces superior) no se preocupe por ser solo un principiante. Emprenda la práctica, tenga en cuenta que cinco o seis años pasan en un abrir y cerrar de ojos ya que la recompensa bien merece la pena. Si durante ese tiempo, por otra parte, no hace más que escuchar a maestros que le hablan de creencias (ya sean mágicas, míticas, racionales u holísticas) sólo será cinco o seis años mayor. (Las creencias holísticas están muy bien -y son muy adecuadas- en el dominio mental, pero no olvide que la espiritualidad tiene que ver con el dominio transmental y que la traslación mental nunca le ayudará a trascender la mente, y la religión civil centrada en la persona tampoco le liberará de sí mismo.) Le recomiendo, pues, que asuma una práctica contemplativa, transpersonal y supramental. Poco importa lo dura que le parezca la práctica, simplemente empiece. Recuerde el viejo chiste: ¿Cómo puede uno comerse un elefante? de bocado a bocado. El hecho es que, unos pocos bocados después, usted ya habrá logrado considerables beneficios. Tal vez pudiera empezar, por ejemplo, con veinte minutos al día con el tipo de oración de centramiento que enseña el padre Thomas Keating, una práctica cuyos efectos son casi inmediatos (serenidad, apertura, respeto, escucha, etcétera). Practique zikr durante una media hora, vipassana durante cuarenta minutos, ejercicios de yoga dos veces al día, visualización tántrica, oración del corazón o cuenteo de las respiraciones durante quince minutos cada mañana antes de levantarse de la cama. Cualquiera de estos abordajes es adecuado, el asunto es que organice su práctica del modo que más le guste, pero que no tarde en dar los primeros bocados... Es cierto que tenemos que ser amables con nosotros mismos, pero no lo es menos que también debemos ser firmes. Deje de lado la "compasión idiota", trátese a sí mismo con auténtica compasión y comprométase seriamente con la práctica. La permanencia en estas prácticas acabará evidenciándole la necesidad de asistir a un retiro intensivo de varios días al año, lo que le permitirá comenzar a convertir las pequeñas «experiencias cumbre» en las experiencias meseta iniciales de la práctica. los años pasarán, pero usted estará madurando e irá trascendiendo de un modo lento pero seguro los aspectos inferiores de sí mismo y abriéndose a los superiores. Entonces llegará un día en que mirará hacia atrás y se dará cuenta del sueño (porque realmente es un sueño) del que está a punto de despertar. El asunto es muy sencillo: Si usted está interesado en una espiritualidad aunténticamente transformadora busque un maestro espiritual y comprométase con una práctica. Sin práctica jamás pasará de la fase de la creencia, de la fe o de las «experiencias cumbre» esporádicas, nunca evolucionará a las «experiencias meseta» y mucho menos a la adaptación permanente. En el mejor de los casos, será un visitante ocasional en el territorio de sus estados superiores, un turista en su verdadero Yo.

Filosofía y Psicología Perenne

Como bien afirma Roger Walsh, - profesor de Psiquiatría, Filosofía y Antropología de la Unicersidad de California, Irvine - estamos tan inmersos en nosotros mismos que tendemos a olvidar los tiempos extraodinarios que vivimos y que quizá por primera vez en la historia tenemos a nuestra disposición todas las tradiciones espirituales, y que bajo la superficie de estas impresionantes teologías, filosofías y creencias, existe una filosofía perenne y una psicología perenne que nos situan en la Sabiduría Perenne.

Filosofía Perenne
Podemos establecer al menos cuatro consideraciones para entender lo perenne:
El mundo físico en el que vivimos, no configura toda la realidad y que lo que subyace, - de hecho su naturaleza esencial - para entendernos, es un mundo sagrado, un mundo de la conciencia o espiritual,  o Mente - por denominarla de alguna manera-, Universal.
En segundo lugar, nosotros como seres humanos, formamos parte de esta Realidad. Evidentemente, estamos en este mundo que vemos, tocamos, experimentamos, pero en lo profundo de nuestro Ser, està la experiencia de lo sublime, de lo que formamos parte, y que ello somos.
El tercer aspecto, nos indica que tenemos la capacidad de conocer este estado. Si entrenamos y desarrollamos nuestra mente adecuadamente, nuestra atención, refinamos nuestra percepción, es entonces cuando podemos llegar a conocer y a experimentar esta Realidad. Esto tiene gran signifiicado, ya que diferencia la filosofía perenne del dogma.
El cuarto aspecto nos indica que al llegar a reconocer esta Realidad sagrada en nosotros, es el mayor bien y la meta más elevada de la existencia humana, siendo el medio que mejor sirve a cada uno de nosotros, así como a los demás.

Psicología Perenne
Acompañando a la sabiduría perenne, podemos encontrarnos con la psicología perenne que trata de comprender la naturaleza de la mente, ya que nuestro estado mental habitual, todavía no está plenamente desarrollado. La psicología perenne, nos da a entender, que motivado a un estado de nuestra mente todavía inmaduro, no percibimos las cosas tal y como son; nuestras creencias distorsionan; nuestro entendimiento es limitado; no reconocemos nuestra verdadera naturaleza.
 Afirma la psicología perenne, que es posible un proceso de crecimiento, un movimiento hacia el despertar y ofrece mapas y medios a fin de poder realizarlo; ya bien sea a través del Yoga, el Taoísmo, el Budismo, Hinduismo o los estados contemplativos de cualquier tradición, podemos encontrar en todos ellos, un conjunto de prácticas y métodos para entrenar nuestra mente hacia esa meta.
Quizá, entre las prácticas que podemos denominar perennes y que son comunes a todas las filosofías buscadoras de dimensiones de realidades que ahora se nos escapan, se encuentran algunas que menciono, y que son elementos de gran ayuda para potenciarnos y reconocer nuestra identidad verdadera:
Motivación, transformación de las emociones, vivir éticamente, desarrollo de la concentración y atención, refinamiento de la conciencia, cultivo del amor y sabiduría, y la contribución hacia los demás con un espíritu de servicio.
Bien decía el gran historiador Arnold Tonybee, que uno debe estar en el ciclo de interiorización y de retorno, es decir; entramos en nosotros para salir más efectiva y afectuosamente hacia el mundo, y al mismo tiempo, salimos hacia el mundo, para penetrar más profundamente en nuestro interior. Es esta la expresión del amor y el despertar a la conclusión que llegó Tonybee, que así son las características de las vidas de grandes personajes que más han favorecido el desarrollo de la civilización y el bienestar del ser humano.
 Son muchos los que han contribuido a lo transpersonal en diferentes campos del conocimiento y como referentes menciono a Roberto Assagioli, psiquiatra italiano, creador de la psiconsíntesis, basada en aceptar la vida como un continuo proceso de autoexploración, de crecimiento personal y la realización  de un potencial en nosotros todavía por descubrir. Con visiones distintas e interpretaciones dignas de ser tenidas en cuenta, ahí se encuentran en este territorio personalidades como Jung, Aldous Huxley. John Rowan, Claudio Naranjo, Fritjof Capra, David Bohm, R. Shaldrake, A. Grof, Charles Tart, Frances Vaughan, Roger Walsh, Ramdas y tantos más.
 Creo recordar que el término de Philosophia Perennis, fué acuñado por el filósofo alemán Leibnitz (1646-1716) - aunque a través de la Teodicea, disciplina filosófica y teológica- tratase de conciliar la existencia de Dios con la presencia del mal en el mundo, es a él a quien se le atribuye la denominación de Filosofía Perenne.
La Filosofía Perenne viene a ser la búsqueda a la Realidad inherente en todo y lo que en realidad es nuestra verdadera Naturaleza.
 Termino con tres reflexiones, que aunque corresponden a épocas distintas, su visión de la Realidad Última, queda bien plasmado.

"Ve sólo Uno en todas las cosas; es el segundo el que te descarría".  KABIR

" Habla todo lo que desees sobre filosofía, adora a tantos dioses como quieras, observa todas las ceremonias y rituales, canta devotas alabanzas. Así, la Liberación no llegara jamás ni al final de un centenar de edades, sin que llegues a darte cuenta que existe la Unidad del YO".             SHANKARACHARYA

"La práctica puede cambiar nuestro horizonte teórico, y puede hacerlo de doble manera; puede conducir a nuevos mundos y suscitar nuevos poderes. El conocimiento que nunca lograríamos permaneciendo lo que somos, acaso sea alcanzable en consecuencias de poderes más altos y una vida superior, que podemos lograr moralmente".      WILLIAM JAMES

sábado, 28 de diciembre de 2013

Entrevista a Ken Wilber



Entrevista a Ken Wilber realizada por Frank Visser, el 15 de julio de 1995.

¿Cuál es en tu opinión el estado actual de los estudios transpersonales? ¿Ha madurado el terreno? ¿Va camino de algún sitio? ¿Está estancado?

El campo de lo transpersonal ciertamente ha madurado, aunque es aún una disciplina relativamente joven. Pero debo confesar que pensé que se estancó definitivamente durante una década más o menos. Se habían hecho muy buenos trabajos y existían teóricos excelentes realizando estudios magistrales, pero no existía nada realmente nuevo en el horizonte, o al menos a mí me lo parecía. El problema, creo, era que este campo estaba buscando un camino para hacer que la psicología transpersonal fuera relevante a una escala mayor. La psicología transpersonal estaba en proceso de expandirse hacia los estudios transpersonales.

Esto es muy engañoso, ya sabes, porque la "psicología transpersonal" es casi una contradicción de términos. Es como decir "personal transpersonal" o "psicología trans-psicología". En la tradición de la sabiduría ancestral siempre se ha hecho una distinción entre la psique -- la mente individual o el sí-mismo -- y el pneuma -- el espíritu trans-individual. Y la psicología transpersonal ha estado siempre en la delicada posición de ser un estudio lógico de la psique que incluye de hecho al pneuma, si ves lo que quiero decir.

Así, muchos de nosotros empezamos a sentir que el núcleo real de la psicología transpersonal se movió más allá de algo que podía ser llamado comodamente psicología y apuntó hacia disciplinas tales como la filosofía espiritual, ontología, epistemología -- todos aquellos mundos "metafísicos" los cuales desprecian aquellos que se consideran filósofos profesionales.

Era una fuerza que empujaba a la psicología transpersonal a expandirse a un campo más amplio de los estudios transpersonales.

Sí, así es. Otra fuerza o presión fue esta: el estudio de la psicología lleva inevitablemente a la sociología, que inevitablemente lleva a la antropología, que lleva a la filosofía. Y entonces, de manera extraña, eso lleva a la política.

Funciona así: una rama importante de la psicología es la psicoterapia. Todas las versiones de la psicoterapia se basan en el hecho de que la gente no es feliz. La psicoterapia intenta localizar la causa de su infelicidad en la mente humana (o la conducta). Alguien que tiene una "enfermedad mental" o una "neurosis" o un "comportamiento aprendido de mala adaptación" -- o como se le quiera llamar -- no está "bien ajustado" a la realidad. Todos estamos de acuerdo en esto.

Pero, ¿qué es la realidad? Como dijo la comediante Lily Tomlin, "¿Qué es la realidad? Nada más que una alucinación colectiva". En otras palabras, ¿no es lo que llamamos "realidad" en gran medida algo construido socialmente? ¿Cómo podemos decir que alguien no está bien ajustado sin saber a qué se supone que se tiene que ajustar? ¿Qué pasa si "no estás ajustado" a vivir en la sociedad Nazi? ¿No es eso un signo de salud mental, no de enfermedad?

Y así, de repente, si quieres definir la "enfermedad mental" tienes que definir lo que es una sociedad "sana". ¡No existe otra forma de determinar actualmente qué es una mala adaptación! ¿Mal adaptado con respecto a qué? ¿"Enfermo" con respecto a qué definición de salud?

Entonces, como teórico, tienes que empezar a observar diferentes sociedades y culturas en un intento de entender cómo los seres humanos en diferentes momentos y lugares han definido la "salud" o la "normalidad" o incluso la "realidad". Y esto te lleva rápidamente a la antropología, o el estudio del desarrollo de la especie humana a gran escala.

Así, vuelves a la historia y la prehistoria, intentando dar sentido a todo, intentando encontrar lo que significa ser "normal", porque de otra manera no tienes forma de definir lo que quiere decir "anormal" o "enfermo"; y por consiguiente -- si eres honesto -- no tienes precisamente nada que puedas recomendar a tus pacientes. ¿Cómo los puedes "curar" si ni siquiera puedes definir la "salud"?

Y -- odio divulgar el secreto de la antropología, pero no hay respuestas en la antropología. Todo lo que encuentras es que los seres humanos aparecen hace, digamos, unos 400.000 años. Y entonces una desconcertante variedad de culturas y sociedades empieza a florecer, y miles de diferentes normas, reglas, creencias, prácticas, ideas, artes y todo lo imaginable simplemente explota en la escena.

Así, muy pronto te das cuenta de que no puedes dar sentido a todo esto sin tener en cuenta algún tipo de categorías mentales que te ayuden a clasificar y organizar este lío diferenciado. ¿Qué es útil y qué no? ¿Qué es bueno y qué es malo? ¿Qué merece la pena y qué no? ¿Qué es verdadero y qué falso? Y de repente, te conviertes en filósofo.

¡Oh no! No puedes ni siquiera empezar a dar sentido a la condición humana sin mirar profundamente dentro de los asuntos filosóficos. ¡Incluso aquellos que rechazan totalmente la importancia o validez de la filosofía dan razones filosóficas para el rechazo!. En otras palabras, te guste o no, ser humano es ser filósofo y tu única elección es ser uno bueno o uno malo.

Y así, una vez que decides que quieres intentar ser un buen filósofo, entonces suele ocurrir: si, como filósofo, te permites decidir que tienes conclusiones actuales -- acerca de la naturaleza de la realidad, de los seres humanos, del espíritu, de lo bueno, lo verdadero y lo hermoso -- entonces te das cuenta rápidamente que es absolutamente obligatorio intentar hacer de la sociedad un lugar en el que el mayor número de gente posible sea libre de ir detrás de lo bueno, lo verdadero y lo hermoso. Eso se convierte en un imperativo categórico y hace mella en tu alma con su imparable demanda moral.

Como apuntó Focault, una de las muchas cosas grandes de Kant es que fue el primer filósofo moderno en hacer la pregunta crucial, ¿Qué significa para la sociedad ser un iluminado (en el ensayo de Kant "Qué es la Iluminación")? En otras palabras, no sólo "iluminación" para ti o para mí, ¡sino para la sociedad en conjunto! O Karl Marx: los filósofos del pasado han intentado meramente entender la realidad, mientras que la tarea real es cambiarla. ¡Para estar socialmente comprometido! Y así, como filósofo moderno, te encuentras de repente en el amplio campo de la teoría política. Te das cuenta de que los Bodhisattvas se van a convertir en políticos, por raro que inicialmente pueda sonar.

¿Y eso está ocurriendo con la psicología transpersonal?

Sí, la psicología transpersonal ha pasado por todas esas fases. Empezó con Abraham Maslow y Anthony Sutich y un puñado de los que fueron, en su mayor parte, psicólogos profesionales. Desde esta robusta y sólida base, rapidamente se ramificó en numerosos sub-campos, tal y como Roger Walsh y Frances Vaughan (en Paths Beyond Ego - Trascender el Ego) han apuntado: sociología transpersonal, antropología transpersonal, ecología transpersonal, ética transpersonal, trabajo transpersonal, filosofía transpersonal, política transpersonal, transformación transpersonal (como en el monumental The Future of the Body - El Futuro del Cuerpo de Michael Murphy) -- por nombrar sólo unos pocos. Y todo esto, como Michael Washburn ha apuntado, es referido como estudios transpersonales.

Y esto es muy, muy excitante. Como punto de referencia, recordar que el psicoanálisis tuvo gran parte de su impacto en campos que estaban fuera de la psicología. Tuvo enorme y profunda influencia en la literatura, en la teoría literaria, en la teoría y discurso políticos (la enorme influencia de la escuela de Frankfurt de Teoría Crítica -- Horkheimer, Adorno, Erich Fromm, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas -- fue un intento directo de integrar las ideas de Marx y Freud), en el arte y sus teorías, incluso en la práctica artística (los Surrealistas, por ejemplo) y en la educación y sus teorías y prácticas. Porque el psicoanálisis estaba de hecho conectado a verdades muy importantes (aunque limitadas), se probó a sí mismo explotando y saliendose de los estrechos confines de la psicología y teniendo un impacto extraordinario en otros campos.

Y creo que estamos ahora en el borde de algo similar con lo que está ocurriendo en los estudios transpersonales, quizás no como algo muy extendido, pero al menos bastante similar. Su impacto se mueve rápidamente más allá del campo de la psicología. Y muchos de nosotros hemos estado trabajando en este campo de los estudios transpersonales, y eso incluye mi trabajo más reciente.

¿Cómo definirías tu trabajo? ¿Cómo caracterizarías tu enfoque de lo transpersonal?

Bien, mi acercamiento ha ido conforme a ese patrón básico, desde la psicología a la sociología y la antropología, a la filosofía y a la teoría política. Puedes ver mis libros: The Spectrum of Conciousness (El Espectro de la Consciencia), No Boundary (La Consciencia sin Fronteras) y The Atman Project (El Proyecto Atman), mis tres primeros libros, y todos ellos son claramente libros de psicología en un amplio sentido. Entonces Up from Eden (Después del Edén) y A Sociable God (Un Dios Sociable), que hablan de antropología y sociología. Luego Eye to Eye (Los tres Ojos del Conocimiento), un trabajo muy filosófico. Y después mis más recientes trabajos que son algo difícil de describir porque lo cubren todo.

¿Todo?

Bien, me encuentro en proceso de escribir una serie de tres volúmenes llamada Kosmos que intenta al menos catalogar todos los grandes campos del conocimiento humano. El primer volumen ha sido publicado en inglés, se llama Sex, Ecology, Spirituality: the Spirit of Evolution (Sexo, Ecología, Espiritualidad: el Espíritu de la Evolución). Es un libro extremadamente largo (más de 800 páginas) y de traducción limitada, pero una versión popular -- llamada A Brief History of Everything (Breve Historia de Todas las Cosas) -- se está traduciendo al holandés, alemán, francés, italiano y otros idiomas europeos, así podrás ver lo que estoy haciendo.

¿Pero ese "todo" siginifica realmente todo?

Esto es a lo que nos enfrentamos: si la orientación transpersonal tiene alguna validez, se debe aplicar literalmente a cada aspecto de la conducta humana. Debe de haber algo interesante que decir acerca de todo, desde la física a la psicología, desde la filosofía a la política, desde la cosmología a la consciencia. Pero no puedes hacer eso de manera ecléctica, o cómo un conglomerado de observaciones sin relación entre sí. Tiene que haber algo que se parezca a la coherencia y la capacidad de integración. La orientación transpersonal debe ser capaz de unir un enorme número de disciplinas en una visión lo suficientemente completa, coherente, plausible y creíble.

Obviamente, ahora queda por ver si esto se puede hacer. Podría ser algo imposible por muchas razones. Pero "los locos saltan de cabeza donde los ángeles temen pisar" y este loco ha saltado. Esto es lo que intenta la trilogía del Kosmos -- integrar un gran número de disciplinas del conocimiento. Si tendrá éxito o no eso definitivamente está por ver. Pero al menos, creo que ayudará a la gente a elevar sus propias visiones a una escala mayor y más inclusiva.

¿Ha evolucionado tu visión con el tiempo? ¿Qué ha permanecido? ¿Qué se ha rechazado?

Sí, ciertamente mi visión ha evolucionado. Confío en la maravillosa cita de Erich Jantsch: "La evolución es auto-desarrollo a través de la auto-trascendencia". Creo que me he desarrollado y espero que haya trascendido. En otras palabras, evolucionado.

Pero debo decir que probablemente soy la persona viva más afortunada en relación a mis pasadas publicaciones en el sentido de que me encuentro muy cómodo con casi todo lo que he escrito. He expandido mucho el campo de mis escritos, pero mis primeros trabajos son aún, según creo, muy sólidos.

Esto me pasó recientemente por una serie de interesantes coincidencias. Tres de mis primeros libros se están publicando en nuevas ediciones en inglés y en una semana me vi envuelto en la escritura de los prefacios de los tres. Usualmente cuando un autor escribe un prefacio de una obra escrita hace una década o dos explica por qué no cree en lo que escribió entonces: "Oh, he cambiado mi forma de pensar, esto tan solo fue un interesante primer intento, otros pueden aprender de mis fallos. Ahora ha cambiado mi punto de vista" -- así suele ser. Estoy feliz de comprobar de que aún puedo sinceramente recomendar mis primeros libros.

Así que he "trascendido e incluído" mi propio trabajo. He retenido casi cada uno de los más importantes conceptos del principio. Cuando escribí esos libros creía que sus ideas básicas eran ciertas: y lo creo, con pequeñas modificaciones, aún son muy ciertas (después de todo reflejaban la filosofía perenne, lo que no es una aportación grandiosa por mi parte). Pero sí que he expandido el alcance de mi trabajo. Estoy intentando -- intentando, de todas formas -- acercar la orientación transpersonal a todos los campos del conocimiento humano. Me gustaría que mi trabajo fuera un ejempo de una genuina "filosofía del mundo" que honre e incluya a Oriente y Occidente, Norte y Sur. Pero eso, sin duda, lo tienen que decidir otros

¿Ha tropezado tu trabajo con algún tipo de crítica considerable -- desde dentro del campo transpersonal?

Sí, por supuesto. Y estas críticas son importantes, creo, y las tomo muy en serio. Al mismo tiempo, tendría que decir que creo que mi postura tiene más evidencia. Creo que mi posición tiene lo que Habermas llama "la contundencia sin esfuerzo del mejor argumento." Pero obviamente esto también lo decidirán otros.

Los principales enfoques alternativos al suyo parecen ser los de Grof y Washburn. Ambos tienen una visión regresiva del espíritu: tenemos que retornar a lo que perdimos (en nuestra biografía personal) ¿Algún comentario?

Respeto mucho a Stan Grof. Es simplemente un individuo extraordinario y estoy orgulloso de poder llamarle amigo. Siempre me han impresionado sus escritos y los he recomendado intensamente. De Michael Washburn, a pesar de la intensa naturaleza de nuestra discusión, he sido un fan de su trabajo desde el principio. De hecho, cuando yo era editor en jefe de ReVision Journal, luché mucho para que se publicaran sus trabajos. Aunque no esté de acuerdo con mi trabajo, siempre he encontrado sus ideas clara y enérgicamente articuladas. Siempre he sido un defensor de que sus trabajos se publiquen, así la gente puede tener concepciones alternativas y forjar sus propias ideas.

Pero tú piensas que existen ciertos fallos en sus ideas.

Sí, definitivamente creo que existen algunas limitaciones en sus enfoques, sobre todo en la linea que tú sugieres: en el análisis final sus acercamientos son regresivos. Hay que mencionar aquí dos puntos importantes.

De ninguna manera niego que los primeros niveles del desarrollo puedan ser reprimidos, oprimidos, distorsionados, alienados; y la "salud psicológica" por consiguiente requiere que estemos en contacto con los aspectos reprimidos o alienados de nuestro ser. Desde los tiempos de Freud, la modernidad ha aceptado totalmente esta noción y yo también la acepto.

El problema es que no podemos definir el desarrollo en términos de represión. Si el desarrollo humano estuviera de hecho conducido por la represión simplemente no habría razón para evolucionar. Si pisas una planta, para de crecer, punto. Incluso si requeando continúa creciendo, eso es exactamente lo que ocurre: sigue creciendo.

En otras palabras, el principio más importante es el crecimiento, o la auto-actualización, o el desarrollo, o la evolución. Eso es primordial. Y después, sin duda, durante el curso de ese crecimiento y evolución, ciertas capacidades y potencialidades pueden ser reprimidas. Pero ese no es el funcionamiento del desarrollo: eso es algo que puede ir mal en él. Washburn, en particular, malinterpreta estas simples nociones.

Con respecto a Stan, él es mucho más cuidadoso y sofisticado y nunca diría que el espíritu es simplemente algo recapturado de lo que se perdió en otro momento de la vida. Pero se puede apreciar que muchas veces parece que está diciendo exactamente eso. Extraigo esto de sus escritos, y por la forma en que hiciste la pregunta tú también piensas lo mismo. Si es así, debemos sugirir que Stan defina esto de una manera más clara.

¿Existe algún significado para esta noción de la "pérdida del espíritu"? ¿Y de los seres humanos "retornando al espíritu"?

Por supuesto. Definitivamente. ¡Pero no es algo que se pierda a la edad de uno, dos o tres años! Las tradiciones de la sabiduría universalmente hablan de la creación del universo como de una "caída" desde el Espíritu o la Divinidad -- o el término que prefieras. Esta "caída" o "vaciado" (por ejemplo, el Abfall de Hegel, o la quenosis de los místicos cristianos -- ¡existen muchos ejemplos!) no es de por sí "malo" -- más bien es superabundancia del Espíritu, la plenitud del Espíritu, las maneras del Espíritu y el modo de la creación. Pero nosotros los humanos -- con nuestras faltas -- quedamos atrapados en esta fenomenal exhibición tan intensamente que lo tomamos como algo real. Creemos en los fenómenos, no en el neuma. Y así sufrimos. De esta forma nos introducimos en las matemáticas del dolor y en el mecanismo de tortura llamado "ego".

Pero esa "caída" no ocurre durante el proceso biológico del nacimiento, o durante el primer año de vida o algo parecido. Ocurre con el Big Bang que el samsara empieza a existir como una maravillosa expresión de la jovial creación del Espíritu, pero una creación a través de la que se debe ver su origen de manera transparente. Y el infante mayormente no está vivo a ese origen. Esta es una noción horriblemente confusa.

Más bien el infante debe crecer y desarrollarse -- como el resto de la evolución -- de lo pre-personal hasta lo trans-personal, de lo subconsciente pasando por lo auto-consciente hasta lo superconsciente, del instinto al ego y al espíritu -- para allí dentro redescubrir su suprema identidad. Pero, como se puede ver, esto no tiene nada que ver con el nacimiento desde la madre biológica.

Un reciente artículo en la revista americana New Age afirmaba: "A pesar de lo cálido y comprensivo que pueda ser en el nivel personal, Wilber es un guerrero samurai que no captura prisioneros" ¿Algún comentario?

Todos los que nos movemos en el campo de lo transpersonal -- no tengo ni que decirlo -- somos considerados por los teóricos convencionales como majaras, desplazados, locos. Estamos considerados como los frenólogos del universo. Bien intencionados, pero totalmente locos.

Así, he intentado ser muy crítico en mis escritos, discriminativo, agudo e intenso. Si lo quieres llamar "samurai" o "guerrero" es cosa tuya. No me importa. Pero el asunto es que realmente se puede presentar un punto de vista muy místico y transpersonal que no sea para nada desquiciado. Kierkegaard apuntó que la verdad se revela sólo si te acercas a ella con una intensidad maniática -- ¡no tomes prisioneros! -- y yo pertenezco a esa tradición.

Lamento que, sin embargo, algunas personas estén molestas con este apasionado estilo y punto de vista. Emocionalmente no me encuentro cómodo con asuntos en los que haya confrontación -- quiero que todo el mundo se lleve bien. Pero es una pena que la búsqueda de la verdad genere enemigos. Quizás esté totalmente equivocado en mis opiniones, o a lo mejor estoy en lo cierto. Pero sea como sea, eso crea enemigos y he tenido que aprender a aceptar esa situación.

Lo divertido es que cuando New Age usa esa frase -- "un guerrero Samurai" -- casi todo el mundo en los círculos transpersonales americanos está a favor de "ser guerrero". La gente ha escrito montones de libros sobre este tema -- todo el mundo en América quiere ser un "guerrero": todos quieren elogiar al guerrero; todos quieren aplaudir al guerrero. Pero casi nadie, según parece, quiere encontrarse con uno. Cuando lo hacen se enojan.

¿Soy yo actualmente un guerrero? No tengo ni idea. No pienso en mí de esa forma. Me temo que serás tú quién tenga que decidirlo. Simplemente pienso en mí como alguien comprometido apasionadamente con la causa transpersonal, y debido a la intensidad de ese compromiso encuentro necesario atacar de vez en cuando. Desearía que fuera de otra manera.[...]