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Paz y Ciencia

jueves, 19 de diciembre de 2013

El silencio de la existencia

Un niño no puede estar callado. Un niño sano pregunta y hace piruetas. Creemos que sabemos más que él pero no es así. Procede de otro Universo, del útero de mamá.
Los silencios de un niño no deben tejerse en imperativos.
Los niños tienen la inteligencia de la inocencia y ese es su mayor tesoro.
La vida de un niño es un ensueño diurno, como un poeta. Escuchar a un niño nos sirve para aprender. La mejor forma de comunicarnos con un niño es jugando. No sirve que jueguen solos, también hay que acompañarles. Tal vez son ellos los que nos hagan compañía.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y psicoterapeuta

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