PEACE

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Paz y Ciencia

martes, 29 de marzo de 2022

Enrique Rojas

 



«En este artículo no regalo los oídos a nadie. El mejor amor es exigente y lo pide todo. Estos siete puntos son una pedagogía del amor hecha con materiales resistentes, firmes, compactos. No hay amor sin cultura»

El amor en pareja tiene un alto porcentaje de artesanía psicológica. Pero hay una base que no debemos olvidar: para estar bien con alguien, hace falta estar primero bien con uno mismo. Tener un cierto equilibrio psicológico.

Voy a exponer lo que para mí es la alquimia del amor.

Quiero ir pasando por cada una de estas reglas que propongo:

1. El amor hay que trabajarlo a base de detalles pequeños positivos. Lo pequeño nunca es banal ni insignificante, sino al contrario, tiene un enorme valor, porque hace la vida amable, llevadera. En la psicología moderna se le llama a esto «intercambio de conductas gratificantes», que refuerzan ese amor. Cuidar esos pormenores hace que el amor no tenga fecha de caducidad. Y por el contrario, el descuido sistemático de las cosas menudas en el amor lleva a un cierto abandono, que a la larga es su ruina. Y entra el enemigo mortal, que se lo lleva todo por delante: la rutina.

2. No sacar la lista de agravios del pasado. Este principio es importante. Poner todos los medios para no traer a primer plano el repertorio de reproches, ese inventario de anécdotas negativas que, en momentos de tensión, asoman, piden paso y tienen un efecto destructivo, demoledor. Esa colección de recuerdos malos hay que tenerla encerrada en un cajón bajo llave. El que controla su lengua se controla en un noventa por ciento. Porque el gobierno más importante es el gobierno de uno mismo. Sabiendo que la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. Ser capaz de superar las heridas del pasado significa buena inteligencia emocional. El amor se perfecciona con el perdón. Perdonar y olvidar es perdonar dos veces.

3. Evitar discusiones innecesarias. En las parejas que funcionan bien casi no se discute. Se han aprendido unas reglas, mediante las cuales se sabe cuándo uno entra por un vericueto peligroso, que consiste en enzarzarse en un debate que no conduce a ningún lugar positivo. En esos desacuerdos se dicen cosas fuertes y muchas veces las discrepancias no son importantes. Rara vez de una fuerte discusión sale la verdad, pues suele servir más de desahogo y catarsis: quejas, acusaciones, agresiones verbales y por esa rampa deslizante se termina en un avispero de críticas recíprocas… en el que la razón deja paso a la pasión, y a la larga no se olvidan esas palabras duras. Dejan una huella dolorosa y un sabor a derrota.

4. Esforzarse por ir consiguiendo habilidades en la comunicación interpersonal. Aprender a dialogar con respeto y eficacia. Este es un terreno que hay que cultivar con esmero. Me abro paso entre masas de pensamientos, intentando espigar lo esencial de este apartado: cuidar el lenguaje verbal (la magia de las palabras y sus efectos ), el lenguaje no verbal (gestos, ademanes, silencios, etc.) y el lenguaje subliminal ( que se camufla entre los dos anteriores).

También, saber tener el don de la oportunidad, para plantear un problema o algo complicado, buscando el momento más adecuado. El amor es arte y oficio, corazón y cabeza, saber combinar de forma armónica los instrumentos de la razón y las herramientas de la afectividad, a la vez. No conozco nada más complejo que la convivencia en pareja, no hay nada (en mi opinión) que tenga tantas vertientes, matices y laderas, donde uno puede resbalar y tener problemas o roces o enfrentamientos.

5. Haber sabido alcanzar una sexualidad positiva. La sexualidad es el lenguaje del amor comprometido. Y es un idioma íntimo que requiere encontrar sus claves, para que ambos sepan disfrutar de esa gramática misteriosa y concreta. Es la parte física del amor.

Cantidad y calidad o, lo que es lo mismo, frecuencia e intensidad. La sexualidad es un termómetro que mide muchos ingredientes de la vida conyugal: hay comunicación, hay un proyecto de vida en común, capacidad para superar las dificultades de la vida ordinaria, la alegría de sacar adelante a la familia… y un crecimiento equilibrado de los dos con el paso de los años. Todo eso y más se refleja, de alguna manera, aquí.

Las relaciones íntimas desempeñan un papel muy importante y el hecho de que funcionen bien es fruto de aprendizajes sucesivos, de acuerdos y acercamientos. Es la entrega total. Se trata de integrar la sexualidad a ese programa en común. Es una gran sinfonía con cuatro grandes partituras: física, psicológica, cultural y espiritual. Todo junto suma doy a la vez. La ternura es el ungüento del amor.

6. Ahora voy al punto que es fundamento de todo el edificio. Saber que el amor maduro consiste en un tríptico esencial hecho de voluntad, inteligencia y sentimientos. Me explico.

Uno de los grandes errores de la psicología del siglo XX ha sido pensar que el amor es sobre todo un sentimiento y este va y viene y es difícil apresarlo, fijarlo, centrarlo. ¡Qué equivocación tan seria! El amor verdadero es un acto de la voluntad, que significa la determinación de trabajar el amor elegido, poniendo todos los medios a nuestro alcance.

En los amores inmaduros, la voluntad brilla por su ausencia y todo está al pairo de los vientos exteriores. Además, el amor es un acto de la inteligencia, lo que quiere decir, en lenguaje coloquial, saber llevar a esa persona, utilizando la cabeza y la experiencia, pero sin que pierda esa relación frescura y lozanía. Fijarse, tomar nota, aprender de circunstancias complicadas a evitar caminos inadecuados o meterse en complicaciones absurdas. La tercera nota: el amor es de entrada un sentimiento fuerte, de atracción física y psicológica. Los sentimientos son perfectibles y defectibles. Lo que quiere decir que, si uno se afana en mantenerlos y pone esfuerzos repetidos en positivo, se mejoran. Y por el contrario, si se les descuida y se abandonan, va a peor y aparece antes o después el desamor.

7. Para que una pareja marche bien es necesario compartir una espiritualidad vivida. Se mezclan aquí lo natural y lo sobrenatural, lo físico y lo metafísico, lo horizontal y lo vertical.

En una palabra: lo humano y lo divino. Se trata de una filosofía común, un sentido de la vida fuerte, que a la larga va a ser cemento de unión de esa pareja ante los avatares de la vida. Cada uno debe encontrar aquí las mejores respuestas. La cultura y la espiritualidad son la estética de la existencia.

En este artículo no regalo los oídos a nadie. El mejor amor es exigente y lo pide todo. Estos siete puntos son una pedagogía del amor hecha con materiales resistentes, firmes, compactos.

FELICIDAD

 




La felicidad es un concepto resbaladizo, no hay una definición clara de ella, actualmente el concepto de felicidad es más una teoría que un recetario sobre como alcanzarla (Hefferon y Boniwell, 2011). La psicología positiva ha dividido el problema de estudiarla en conceptos más sencillos y más asequibles, como bienestar o calidad de vida y, entre otras cosas, se ha centrado en investigar las emociones positivas, que lógicamente tienen que estar ligadas a la felicidad. Así Seligman (2002) en su libro Authentic Happiness se refiere a la vida placentera que es una vida que maximiza las emociones positivas y minimiza el dolor y las emociones negativas, como parte de la felicidad.

Seligman las estudia en tres periodos de tiempo: en el pasado, de donde surgen alegría, satisfacción y serenidad; en el presente, en el que surgen los placeres corporales, que son momentáneos y requieren aprendizaje y educación; y las emociones referidas al futuro entre las que están el optimismo, la esperanza y la fe.

Pero Seligman no se queda en el aspecto temporal de la felicidad, nos enseña que existen tres tipos de felicidad:

La felicidad hedonista, es decir, la vida placentera, unida a los goces de la vida. Las emociones positivas son centrales en esta visión de la felicidad, que ve el placer como una de sus fuentes. Entre las emociones positivas que se generan en la  búsqueda del placer cita Sligman: la alegría, la gratitud, la serenidad, la esperanza, el orgullo, la diversión, la inspiración, la sorpresa y el amor.

La felicidad que sentimos cuando estamos poniendo en marcha nuestras capacidades, comprometidos en una tarea que nos absorbe. Sentimos entonces que el tiempo se detiene, nos sentimos fluir. La sensación de fluir en la tarea hace que el tiempo transcurra veloz y las emociones positivas surgen cuando acabamos la tarea.

La felicidad de hacer algo que da sentido a nuestra vida. Se trata de hacer algo por alguien o por algo que consideramos que tiene un valor superior a nosotros mismos (Dios, la humanidad, los hijos, un ideal, un partido, etc.). Puede haber sufrimiento en lo que hacemos y las emociones positivas surgen cuando valoramos lo que hemos hecho o lo que estamos haciendo, que estará muy por encima de lo que hemos sufrido.

miércoles, 23 de marzo de 2022

RUMI. HISTORIA Y DESARROLLO

 



Uno de los más grandes sufíes y poetas persas, Mohammad Yalal-ol din, más conocido como Molana Rumi (nuestro maestro).

Nació en 1207 d. C. en Balj, una de las ciudades más bellas y de mayor nivel cultural y espiritual de la comarca de Jorasan, al noreste de Persia. Su padre  Baha Walad, al que en Balaj conocían como «Sultán al-Ulama» (Rey de los instruidos), era un teólogo notable que sentía cierto interés y aprecio por el sufismo clásico.

En 1219, cuando Rumi tenía 12 años, y a consecuencia de la invasión de Persia por los Mongoles, la familia de Rumi abandonó Balj y durante casi doce años recorrió los centros culturales más importantes de Oriente Medio, fue invitado por el soberano Saljuq, a instalarse en Konya.

En 1244 tuvo un encuentro con un sufí errante de la ciudad de Tabriz (en el noreste de Irán), llamado Shams-ol din Malekdad, conocido como «Shams e Tabriz» (el sol de Tabriz). Al conocerle, Rumi abandonó toda ciencia, toda autoridad y toda posición social y religiosa.

El profundo cambio que Shams provocó en Rumi, en el corto tiempo en que estuvieron juntos, sumergió a Rumi en la Poesía, en las sesiones musicales del sama y en el rapto espiritual, hasta llevarle a las cimas más áltas de la perfección del alma humana.

Uno de los más grandes sufíes y poetas persas, Mohammad Yalal-ol din, más conocido como Molana Rumi (nuestro maestro).


Nació en 1207 d. C. en Balj, una de las ciudades más bellas y de mayor nivel cultural y espiritual de la comarca de Jorasan, al noreste de Persia. Su padre Baha Walad, al que en Balaj conocían como «Sultán al-Ulama» (Rey de los instruidos), era un teólogo notable que sentía cierto interés y aprecio por el sufismo clásico.


En 1219, cuando Rumi tenía 12 años, y a consecuencia de la invasión de Persia por los Mongoles, la familia de Rumi abandonó Balj y durante casi doce años recorrió los centros culturales más importantes de Oriente Medio, fue invitado por el soberano Saljuq, a instalarse en Konya.


En 1244 tuvo un encuentro con un sufí errante de la ciudad de Tabriz (en el noreste de Irán), llamado Shams-ol din Malekdad, conocido como «Shams e Tabriz» (el sol de Tabriz). Al conocerle, Rumi abandonó toda ciencia, toda autoridad y toda posición social y religiosa.


El profundo cambio que Shams provocó en Rumi, en el corto tiempo en que estuvieron juntos, sumergió a Rumi en la Poesía, en las sesiones musicales del sama y en el rapto espiritual, hasta llevarle a las cimas más áltas de la perfección del alma humana.


En el mundo islámico, la poesía mística alcanzó su máximo esplendor en el idioma farsi y, en especial en el Diwan y el Masnawi de Rumi, conocido en Irán como «El Corán Persa». Rumi escribió aproximadamente 66.000 versos en las modalidades de masnawi, gazal y robaiyat, utiliza 48 ritmos diferentes, muchos de los cuales son únicos en la literatura universal. Es esta tierra nacieron tradiciones como el zarwanismo, el mitraismo, el zoroastrismo, el maniqueismo y el sufismo.

En el mundo islámico, la poesía mística alcanzó su máximo esplendor en el idioma farsi y, en especial en el Diwan y el Masnawi de Rumi, conocido en Irán como «El Corán Persa». Rumi escribió aproximadamente 66.000 versos en las modalidades de masnawi, gazal y robaiyat, utiliza 48 ritmos diferentes, muchos de los cuales son únicos  en la literatura universal. Es esta tierra nacieron tradiciones como el zarwanismo, el mitraismo, el zoroastrismo, el maniqueismo y el sufismo.

Luz del Alma.


Ese sol de tu cara, del espacio del cielo está fuera;


esa hermosura tuya, de cualquier descripción está fuera.


Tu amor mora en mi alma,


extraña maravilla que del alma y del mundo está fuera.


La presente obra es una excelente selección de poemas de uno de los más grandes sufíes y poetas persas. Mohammad Yalal-ol din, más conocido como Rumi (nuestro maestro). Comparado con el cielo de primavera (a veces cristalino, resplandeciente; a veces, cubierto de nubes; a veces tormentoso), su extrema sensibilidad se expresa a través de una honda creatividad amorosa. Ante él, cada piedra parece arder en el anhelo del encuentro del Amado, el universo es el bazar de los cielos y la bóveda celestial se convierte en el campo de la eterna danza de las estrellas. En la agonía de la oscura noche medieval, cuando las ciudades eran saqueadas y la dignidad del hombre era pisoteada, su voz se alzaba exclamando: «¡Oh! ¿por qué no brilla el sol?


Mahmud Piruz (Irán) es responsable del centro sufí Nematollahi, de Madrid, y director de la edición española de la revista Sufí. José María Bermejo es escritor y periodista.

martes, 22 de marzo de 2022

ANTONIN ARTAUD. CARTA AL SALUD

 



Del libro Carta a los poderes, Antonin Artaud


Ni mi grito ni mi fiebre me pertenecen. Esa desintegración de mis fuerzas segundas, de esos elementos disimulados del pensamiento y del alma, concebís acaso su constancia.
Ese algo que está a mitad de camino entre el color de mi atmósfera típica y la punta de mi realidad.
No necesito tanto de un alimento como de una especie de conciencia elemental.
Ese nudo de la vida al que se aferra la emisión del pensamiento. Un nudo de asfixia central.
Posarme simplemente sobre una verdad clara, es decir, que queda sobre un solo filo.
Ese problema de la demacración de mi yo ya no se presenta en su ángulo únicamente doloroso. Siento que nuevos factores intervienen en la desnaturalización de mi vida y que tengo algo así como una nueva conciencia de mi íntimo debilitamiento.
Veo en el hecho de arrojar el dado y de precipitarme en la afirmación de una verdad presentida, por aleatoria que sea, toda la razón de mi vida.
Permanezco durante horas con la impresión de una idea, de un sonido. Mi emoción no se desenvuelve en el tiempo, no se sucede en el tiempo. Los reflujos de mi alma están en perfecto acuerdo con la identidad absoluta del espíritu.
Enfrentar la metafísica que he elaborado para mí en función de esa nada que llevo conmigo.
Ese dolor arraigado en mí como una cuña, en el centro de mi más pura realidad, en ese lugar de la sensibilidad en que los dos mundos del cuerpo y del espíritu se encuentran, me he enseñado a olvidarlos mediante una falsa sugestión.
En el espacio de ese minuto que dura la elucidación de una mentira, me fabrico un pensamiento de evasión, me lanzo sobre una falsa pista señalada por mi sangre. Cierro los ojos de mi inteligencia, y dejando hablar en mí lo formulado, me concedo la ilusión de un sistema cuyos términos me escaparían. Pero de este minuto de error me queda el sentimiento de haber arrebatado a lo desconocido algo real. Creo en los conjuros espontáneos. Sobre las rutas por las cuales me arrastra mi sangre no puede ser que yo no descubra un día una verdad.
La parálisis me invade y me impide cada vez más regresar sobre mí mismo. Ya no tengo punto de apoyo ni base… me busco no sé dónde. Mi pensamiento ya no puede ir allí donde mi emoción y las imágenes que surgen en mí lo empujan. Me siento castrado hasta en mis impulsos mínimos. Termino por ser transparente para mí mismo, a fuerza de renunciamientos en todos los sentidos de mi inteligencia y de mi sensibilidad. Es necesario que se comprenda que es efectivamente el hombre vivo en mí el que está afectado y que esa parálisis que me sofoca está en el centro de mi personalidad habitual y no de mis sentidos de hombre predestinado. Estoy definitivamente del lado de la vida. Mi suplicio es tan sutil, tan refinado como áspero. Me son necesarios esfuerzos insensatos de imaginación, duplicados por el abrazo de esa asfixia sofocante para llegar a PENSAR mi mal. Y si me obstino en esa persecución, en esa necesidad de fijar de una vez por todas el estado de mi ahogo…
Llevo el estigma de una muerte apremiante donde la muerte verdadera no supone terror para mí.
Esas formas aterradoras que avanzan, siento que la desesperación que me traen está viva. Ella se desliza en ese nudo de la vida luego del cual se abren las rutas de la eternidad. Es verdaderamente la separación para siempre. Deslizan su cuchillo hasta ese centro en el que yo me siento hombre, cortan las ataduras vitales que me ligan al sueño de mi lúcida realidad.
El tiempo puede transcurrir y las convulsiones del mundo asolar los pensamientos de los hombres; estoy a salvo de todo pensamiento que penetre en los fenómenos. Que me dejen con mis nubes extinguidas, con mi inmortal impotencia, con mis insensatas esperanzas. Pero que se sepa bien que no abdico de ninguno de mis errores. Si he juzgado mal es culpa de mi carne, pero esas luces que mi espíritu deja filtrar de hora en hora, es mi carne cuya sangre se reviste de reflejos.
Un gran frío.
Una atroz abstinencia.
Los limbos de una pesadilla de huesos y músculos, con la sensación de las funciones estomacales que estallan como una bandera en las fosforescencias de la tormenta.
Imágenes larvarias que se empujan como con el dedo y no tienen relaciones con ninguna material.

No, todos los desgarramientos corporales, todas las disminuciones de la actividad física y esa molestia de sentir que uno depende de su cuerpo, y ese cuerpo mismo cargado de mármol y acostado sobre una mala madera, no igualan la pena que supone estar privado de la ciencia física y del sentido de su equilibrio interior. Que el alma falte a la lengua o la lengua al espíritu y que esa ruptura trace en las llanuras del sentido algo así como un amplio surco de desesperación y de sangre, he aquí la gran pena que socava no la corteza o el armazón sino el TEJIDO de los cuerpos. Hay que perder esa chispa errante la cual uno siente que ERA un abismo que acumula consigo mismo toda la extensión del mundo posible, y la sensación de una inutilidad tal que ella es como el nudo de la muerte. Esta inutilidad es como el color moral de ese abismo y de esa intensa putrefacción, y el color físico es el gusto de una sangre surgiendo a borbotones a través de las aberturas del cerebro.

Es inútil que me digan que esa emboscada la llevo en mí; participo de la vida, represento la fatalidad que me elige y no puede ser que toda la vida del mundo cuente conmigo en un momento dado puesto que por su naturaleza misma ella pone en peligro el principio de la vida.

Hay algo que está por encima de toda actividad humana: es el ejemplo de esa monótona crucifixión, de esa crucifixión donde el alma no acaba nunca de perderse.

Jamás podrá tener alguna precisión esta alma que se ahoga, ya que el tormento que la mata la desencarna fibra por fibra, ocurre por debajo del pensamiento, por debajo de donde puede llegar la lengua, puesto que es la trabazón mismo de lo que la torna y la mantiene espiritualmente aglomerada, la que se rompe a medida que la vida la convoca a la constancia de la claridad. Jamás habrá claridad alguna sobre esa pasión, sobre esa suerte de martirio cíclico y fundamental. Y sin embargo ella vive, pero con una duración de eclipses donde lo que huye se mezcla perpetuamente a lo inmóvil, y lo confuso a esa lengua penetrante de una claridad sin duración. Esta maldición es de una gran enseñanza para las profundidades que ella ocupa, pero el mundo no entenderá su lección.

Cuando me pienso, mi pensamiento se busca en el éter de un nuevo espacio. Estoy en la luna, así como otros están en su balcón. Participo en la gravitación planetaria en las fisuras de mi espíritu.

La vida se va a hacer, los acontecimientos van a sucederse, los conflictos espirituales se resolverán y yo no participaré en ellos. Nada puedo esperar ni de lo físico ni de lo moral. Para mí es el dolor perpetuo y la sombra, la noche del alma, y no tengo voz para gritar.

Dilapidad vuestras riquezas lejos de ese cuerpo insensible al que no afecta ninguna estación, ni espiritual ni sensual.

He elegido el dominio del dolor y la sombra como otros el de irradiación y acumulación de la materia.

No trabajo en la dimensión de un dominio cualquiera.

Trabajo en la única duración.

ARTAUD Y VAN GOGH🌻



En el teatro que nosotros queremos hacer, el azar será nuestro dios. No tememos el fracaso, la catástrofe. Si careciéramos de fe en un milagro posible no nos comprometeríamos en esta vía llena de riesgos. Pero un solo milagro es capaz de recompensar nuestros esfuerzos y nuestra paciencia«. Antonio Artaud

Artaud pasa la mayor parte de los años de su vida entrando y saliendo de diferentes centros de salud mental, enfrentándose a la terrible dictadura psiquiátrica que lo retiene y lo atormenta con descargas de electroshock; que dosifica, por ley, su ineludible dependencia por los estupefacientes a causa de la permanente angustia de su dolor. «Por vuestra inicua ley ponéis en personas irresponsables, cretinos de medicina, farmacéuticos cochinos, jueces fraudulentos, doctores, comadronas, inspectores-doctorales, el derecho a disponer de mi angustia que es tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno. (…) Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser: Yo soy el único juez de lo que está en mí«. Porque nadie es capaz de entender como tú la dimensión de la angustia que se concentra en tu cuerpo. Artaud es el dolor que experimenta; la descripción de los estados físicos que padece es la narración que lo constituye como sujeto.

La identidad con la que elabora, además, una obra literario-artística que no es más que su propio espíritu, indisolubles e igual de condenados. «Donde otros proponen obras yo no pretendo más que mostrar mi espíritu«. Y así se conciben El pesa-nerviosEl ombligo del limbo. En permanente intersección con su dolor, con su presencia en la sociedad irreal que lo circunda, en los hospitales psiquiátricos, con esta búsqueda de expresar lo que ocurre dentro de sí y que pueda acercarlo de una vez por todas a la vida. A través del cine, de la aventura surrealista, con cuyo grupo entabla relación a raíz de sus esporádicos encuentros con Dadá. Las premisas del surrealismo se abren como una deslumbrante puerta a las necesidades de Artaud de la misma manera que Artaud aparece en el corazón del surrealismo como una llama incendiaria que lo revolucionará.

En la Central surrealista conoce a Breton, Soupault, Desnos… y pese a la eterna disputa que se abre desde un inicio entre él y ellos, las reticencias de unos con los otros, Artaud es nombrado director de la Oficina de Investigaciones Surrealistas. Su lucha incondicional por destruir los patrones que el lenguaje y el comportamiento social han establecido como norma de la realidad, su manera de abocar la existencia de sí mismo a la única e incuestionable causa de la imaginación y la experiencia interior, lo convierten a ojos del cenáculo surrealista en la persona indicada para ostentar ese cargo. «Entre el mundo y nosotros la ruptura está claramente establecida. Nosotros no hablamos de hacernos comprender sino en el interior de nosotros mismos. Con rejas de angustia, con el filo de una obstinación encarnizada, conmocionamos, desequilibramos el pensamiento. La Oficina Central de las Investigaciones Surrealistas dedica todas sus fuerzas a la reclasificación de la vida….          Pero las desavenencias entre él y el grupo se acentúan enseguida. Antonin Artaud es, como otros, demasiado surrealista para atenerse a las doctrinas asfixiantes que pretende imponer Breton, para aceptar sin cuestionamientos el posicionamiento político que exige el Papa del surrealismo. La ruptura es inevitable, el fragor de la disputa entre unos y otros está a la altura que corresponde a unas personalidades que hacen de la visceralidad y la vehemencia una razón de ser. Como inevitable será también que, con el tiempo, se produzcan apasionadas reconciliaciones entre camaradas de espíritu que han sido exiliados del mundo por las mismas razones, y que conformaron una exquisita minoría en vías de extinción.

Tras su expulsión, Artaud persiste en otros ámbitos en la búsqueda de ese lenguaje que lo nombre, y se sumerge en la experimentación de un tipo nuevo de teatro. Funda junto a Roger Vitrac y Roberto Aron el Teatro Alfred Jarry, donde desarrolla precisamente aquello que él piensa que traicionó el surrealismo: un arma verdaderamente revolucionaria con la que mostrar la realidad en carne viva, denunciando así la carencia de sentido de otras manifestaciones artísticas dependientes de un texto escrito.






domingo, 20 de marzo de 2022

EL SUICIDIO. DURKHEIM

 

 
El suicidio es una obra clásica de la investigación sociológica y con ello el autor se situó entre los grandes maestros de la ciencia social. Este libro ilustra el carácter magistral de un método que preconizaba la necesidad de la investigación empírica sobre temas concretos y el análisis del rol del grupo en la determinación de la conducta humana. Así el suicidio deja de convertirse en un acto individual de manera concreta para transformarse en un catalizador y reflejo de las sociedades en que se produce. A partir de ese concepto, el autor, apoyándose en análisis estadístico, plantea el suicidio altruista, el suicidio egoísta y el suicidio anómico.

Una de las principales tesis que Émile Durkheim (1858-1917) defendía es que la realidad de la sociedad es algo separado de la realidad de los individuos, lo que motivó acusaciones de ensalzar a la sociedad como una entidad mítica superior al individuo y la asociación de su nombre con ideologías totalitarias. Una lectura atenta de El Suicidio, obra clásica dentro del campo de la sociología, pone en claro la injusticia de estas críticas, y que las desviaciones filosóficas en que incurrió son de menor importancia comparadas con la estimulante claridad de su visión teorética y con la minuciosidad de sus investigaciones empíricas.
Émile Durkheim, dentro del circunscrito marco de referencia de los grandes maestros de la ciencia social junto a Max Weber y Karl Marx, ha sido uno de los que más ha contribuido a configurar esta disciplina como ciencia, delimitando rigurosamente su objeto específico y sus métodos propios.

El suicidio altruista es el causado por una baja importancia del yo. Durkheim pone el ejemplo de los pueblos celtas, entre quienes llegó a ser honroso el suicidio de los ancianos cuando eran incapaces de obtener recursos por ellos mismos. El ejemplo moderno es el ejército, Durkheim destaca que en los países donde en las sociedades se suicidan más (por el suicidio egoísta), en el ejército se suicidan menos, y viceversa.

El suicidio egoísta tiene lugar cuando los vínculos sociales son demasiado débiles para comprometer al suicida con su propia vida. En ausencia de la presión y la coerción de la sociedad, el suicida queda libre para llevar a cabo su voluntad de suicidarse. Esta forma de suicidio tiende a darse más en las sociedades modernas, en las que la dependencia de la familia o del clan es menor que en las tradicionales.

El suicidio anómico, es el que se da en sociedades cuyas instituciones y cuyos lazos de convivencia se hallan en situación de desintegración o de anomia. En las sociedades donde los límites sociales y naturales son más flexibles, sucede este tipo de suicidios. Por ejemplo, en los países donde el matrimonio tiene un peso menor, por la existencia del divorcio, el suicidio es mayor. Es el suicidio de las sociedades en transición. Otro ejemplo es el comercio y la industria, donde el cambio (y por lo tanto, también el suicidio anómico) es crónico.

El suicidio fatalista se produce allí donde las reglas a las que están sometidos los individuos son demasiado férreas para que éstos conciban la posibilidad de abandonar la situación en la que se hallan. Las sociedades esclavistas, serían ejemplos de situaciones en las que se da este suicidio.

Una de las conclusiones a las que llega Durkheim es que en las sociedades y las comunidades que requieren más cohesión y solidaridad orgánica para sobrevivir, la tasa de suicidios será menor justamente porque la responsabilidad hacia el grupo al que se pertenece es un freno de la voluntad de suicidio.

jueves, 17 de marzo de 2022

Carl Jung: SOÑAR





Es bueno soñar y esforzarte para conseguir lo que te propones, pero no podemos únicamente  movernos en el mundo de los sueños, ante todo debemos aceptar nuestra propia realidad. No podemos basar nuestra vida en lo que debería ser porque de esta manera nunca estaremos satisfechos con lo que vivimos. Hay momentos que parece que vivimos en realidades paralelas, por un lado está como nos gustaría que fuera nuestra vida y por el otro, como realmente es.  En el momento en que vivimos una realidad que no nos satisface y perdemos el control de nuestro día a día es el momento de detenernos y valorar lo que está sucediendo. ¿Cómo lo podemos hacer?

En primer lugar debemos empezar a ser conscientes. Sin darnos cuenta le vamos delegando a nuestro inconsciente distintas tareas: respirar, andar, todas aquellas tareas en las que no se precisan estar plenamente conscientes para realizarlas, y por último le cedemos el control de vivir. Si, vivir. Muchos de nosotros hemos vivido parte de nuestra vida en modo piloto automático. Le cedemos el control de nuestra vida a nuestro inconsciente para más tarde poder quejarnos de la vida que nos ha tocado vivir. Lo primero que debemos hacer es retomar nuestro propio timón para poder vivir cada día el aquí y el ahora.

Debemos ser los dueños de nuestra propia vida, siendo conscientes de las decisiones que tomamos y el momento presente en el que vivimos. Debemos saber que el inconsciente es limitante porque mayoritariamente arrastra lastres del pasado. Es muy posible que llevemos consignas de la infancia que influyen en las decisiones que tomamos. Por ejemplo si siendo niños nos hicieron creer que el mundo era peligroso es posible que en la actualidad sintamos miedo e inseguridad en los pasos que vamos dando. Por eso lo esencial es revisar todas aquellas creencias o ideas que nos inculcaron en nuestra niñez y que actualmente no nos aportan valor. Si las limpiamos de nuestro inconsciente  podremos vivir más presentes nuestra propia vida. Debemos romper con las creencias que vamos arrastrando del pasado y proyectando hacia el futuro; dejar de vivir de manera autómata y tomar nuestras propias decisiones.

Científicamente se ha demostrado que hay un desfase temporal entre la toma de decisiones y el darse cuenta de la elección. Es decir, cuando tomamos una decisión como por ejemplo escoger un botón, mover una parte de nuestro cuerpo, etc. el inconsciente ya ha predeterminado la decisión y hasta los 10 segundos posteriores no llega a nuestra consciencia. Si muchas de las elecciones que tomamos al largo del día no nos corresponden a nosotros tomarlas significa que hemos cedido el control de nuestra vida totalmente. Entonces ¿Dónde está nuestra libertad de elección? Tomar la decisión de vivir conscientemente es la mejor decisión que puedes tomar. Es importante tomar el control de nuestras propias vidas, saber lo que pensamos, saber lo que decidimos y como actuamos. Lo fundamental para vivir conscientemente es enfocarnos en lo que pensamos y en lo que sentimos, de esta manera empezaremos a ser nuestros propios dueños.

lunes, 14 de marzo de 2022

DAGEN ZEN

 



𝙀𝙡 ú𝙣𝙞𝙘𝙤 𝙢𝙚𝙙𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖𝙧 𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙨𝙪 𝙡𝙞𝙗𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙 𝙚𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙧 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙙𝙞𝙨𝙥𝙪𝙚𝙨𝙩𝙤 𝙖 𝙢𝙤𝙧𝙞𝙧 𝙥𝙤𝙧 𝙚𝙡𝙡𝙖”. “𝙇𝙖 𝙘𝙞𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙣𝙤 𝙣𝙤𝙨 𝙝𝙖 𝙚𝙣𝙨𝙚ñ𝙖𝙙𝙤 𝙖ú𝙣 𝙨𝙞 𝙡𝙖 𝙡𝙤𝙘𝙪𝙧𝙖 𝙚𝙨 𝙤 𝙣𝙤 𝙡𝙤 𝙢á𝙨 𝙨𝙪𝙗𝙡𝙞𝙢𝙚 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙞𝙣𝙩𝙚𝙡𝙞𝙜𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖”. “𝘼 𝙡𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙚 𝙨𝙚 𝙡𝙚 𝙩𝙤𝙢𝙖 𝙙𝙚 𝙛𝙧𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙘𝙤𝙣 𝙫𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙮 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙪é𝙨 𝙨𝙚 𝙡𝙚 𝙞𝙣𝙫𝙞𝙩𝙖 𝙖 𝙪𝙣𝙖 𝙘𝙤𝙥𝙖”.🌹

El mandarín Zhangzhuo fue un discípulo laico de Shishuang. Después de alcanzar el despertar, compuso el siguiente poema:

«La clara luz ilumina serenamente todas las existencias.
Todos los seres, santos o vulgares, viven en mí.
Cuando una imagen no aparece, el cuerpo total emerge.
Al menor movimiento de los seis sentidos, la mente se nubla.
Querer eliminar las perturbaciones agrava la enfermedad.
Negar la realidad es igualmente pernicioso.
Así pues, fluye sin obstáculos con las circunstancia del mundo.
Nirvāṇa y saṃsāra son flores en el cielo».


«La clara luz ilumina serenamente todas las existencias». Esta clara luz es la sala de los monjes, la sala del Buda, la cocina y las tres puertas del templo. Todas las existencias son la realización de la clara luz y la clara luz es la realización de todas las existencias.

«Todos los seres, santos o vulgares, viven en mí». No es que no haya seres santos y seres vulgares, sino que no debemos insultarles mediante la discriminación.

«Cuando una imagen no aparece, el cuerpo total emerge». Las imágenes aparecen una a una. Este estado es inevitablemente no-nacimiento y la manifestación total del cuerpo completo. Por esta razón se dice que ninguna imagen aparece.

«Al menor movimiento de los seis sentidos, la mente se nubla». A pesar de que los seis órganos sensoriales son los ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente, no siempre son dos por tres, pueden ser tres y tres, antes y después.

«Movimiento» es como el monte Sumeru, como la Tierra, como los seis órganos sensoriales y como el menor movimiento mismo. Puesto que el movimiento es como el monte Sumeru, el no-movimiento es también como el monte Sumeru. Por ejemplo, el monte Sumeru produce nubes y agua.

«Querer eliminar las perturbaciones agrava la enfermedad». Hasta el momento no hemos estado libres de la enfermedad; hemos padecido la soberbia de querer llegar a ser Buda y el sarampión de querer llegar a ser ancestros. La idea de eliminar la enfermedad es una enfermedad que agrava todavía más la dolencia. El momento proceso en que surge el pensamiento de eliminación es, en sí mismo, una perturbación. La enfermedad y la eliminación de la enfermedad son coexistentes y, al mismo tiempo, están más allá de la coexistencia. Las perturbaciones siempre llevan incluido el dharma de su disolución.


«Negar la realidad es igualmente pernicioso». Dar la espalda a la realidad es pernicioso. Dar la cara a la realidad es pernicioso. La realidad es a la vez «dar la espalda» y «dar la cara». Tanto en el lado «espalda» como en el lado «cara» se encuentra la realidad. ¿Quién puede darse cuenta de que lo «pernicioso» es también la realidad?


«Así pues, fluye sin obstáculos en las circunstancias del mundo». Las circunstancias producen continuamente nuevas circunstancias y la fluidez genera fluidez. A este estado se le llama sin obstáculo. Para conocer el obstáculo y el no-obstáculo debes estudiarlos con mirada no-obstaculizada.


«Nirvāṇa y saṃsāra son flores en el cielo». El nirvāṇa es el estado annutara-samyak-sambodhi (el Supremo y Perfecto Despertar). Este estado es la morada de los ancestros budistas y de sus discípulos. Saṃsāra es «el cuerpo real del ser humano». Nirvāṇa y saṃsāra son la realidad y al mismo tiempo son flores en el cielo. Las raíces y los tallos, las ramas y las hojas, las flores y los frutos, el resplandor y los colores de las flores en el vacío, son, cada uno, la floración de las flores en el cielo. Las flores en el cielo dan siempre frutos en el cielo y extienden las semillas del cielo. Puesto que el triple mundo en el que estamos viviendo ahora es cinco pétalos abiertos de las flores en el cielo, «lo mejor es percibir el triple mundo como triple mundo».


El triple mundo es la «forma real de todos los dharmas», es «la forma florecida de todos los dharmas». Todos los dharmas innumerables son flores en el cielo y son frutos en el cielo. Tenemos que darnos cuenta, a través de la experiencia, de que son parecidos al ciruelo y al sauce, al durazno y al albaricoquero.

EDGAR ALLAN POE

 


LA HISTORIA de Edgar Allan Poe, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto.

Su vida está llena de tragedias. Se quedó huérfano desde muy joven; su padre abandonó a su familia en 1810 y su madre falleció al año siguiente. Tanto su obra como él mismo quedaron marcados por la idea de la muerte, y la estela de la desgracia no dejó de acecharlo durante toda su vida. Antes de cumplir los veinte ya era un bebedor consuetudinario y un jugador empedernido, y contrajo enormes deudas con su padre adoptivo, además de causarle todo tipo de problemas.

En 1827 publica Tamerlán y otros poemas y en 1830 se instala en la casa de una tía que vivía en Baltimore acompañada de su sobrina de once años, Virginia Clemm, con quien se acabaría casando siete años más tarde. Trabajó como redactor en varias revistas de Filadelfia y Nueva York, y en 1849, dos años después de la muerte de su esposa, cae enfermo y fallece preso de la enfermedad y su adicción al alcohol y las drogas.


Su producción poética, donde muestra una impecable construcción literaria, y sus ensayos, que se hicieron famosos por su sarcasmo e ingenio, son destellos del talento que lo encumbraría a la posteridad gracias a sus narraciones. Poe, de hecho, es conocido sobre todo por sus relatos y por ser el predecesor, en cierto modo, de la novela policíaca moderna. Sus cuentos destacan por su belleza literaria y por fundir en ellos lo macabro con el humor, el terror y la poesía.


El conjunto de la obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien la dio a conocer en Europa. Por lo demás, los continuadores de los nuevos caminos que abrió su narrativa (como Arthur Conan Doyle en la novela detectivesca, Julio Verne en la ciencia-ficción o H.P. Lovecraft en la literatura de terror) señalaron su deuda con el estadounidense, y, en general, su magisterio ha sido reconocido por todos los grandes cultivadores del cuento moderno, desde Guy de Maupassant hasta Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, quien realizó una soberbia traducción de sus relatos.


jueves, 10 de marzo de 2022

SARTRE Y CAMUS

 

Sartre y Camus fueron dos de los intelectuales más importantes de la Francia del siglo XX. La historia de sus avenencias y desavenencias es también la historia de toda una tradición filosófica en un siglo desastroso. © Ana Yael

Dos filósofos fascinantes, con dos obras fascinantes y dos personalidades igualmente fascinantes protagonizan, en el corazón del siglo XX, un debate fascinante que desemboca en una pelea no menos fascinante. El hombre rebelde que escribió y encarnó Albert Camus chocó frontalmente con el revolucionario en que se convirtió Jean-Paul Sartre cuando saltó a la arena política. Pilar Gómez Rodríguez nos ofrece en este dosier el relato de aquel desencuentro, las causas, las consecuencias y la interpretación del politólogo Manuel Arias Maldonado.

Desde el principio se vio que aquello no era una polémica más. Incluso si tenía las connotaciones personales y el salseo suficiente como para atrapar a un público masivo no estrictamente relacionado con la literatura o la filosofía, aquello se había hecho una bola de nieve formidable que atañía a toda la sociedad. Y no lo iba a hacer durante un breve periodo de tiempos, sino durante décadas.

Había un gran conflicto político entre los factores que habían distanciado a Sartre y Camus. ¿A quién puede dejar indiferente la política? Había también «dos actitudes respecto al mundo» y una confrontación que no era solo entre dos, sino que «nos atañe a todos nosotros», como indicaba el director de L’Observateur, Roger Stéphane, en la edición del 4 de septiembre de 1952. Durante todo el mes, se sucedieron en las más diversas publicaciones los análisis, las réplicas y contrarréplicas, las tomas de partido, las burlas, los apoyos y los intentos de equidistancia que sucedieron a la sonada ruptura. Pero cuando esto último pasaba, se contaban las páginas y aquel que hubiera obtenido el mayor espacio en la revista o periódico resultaba ganador… a los puntos, en vez de por K.O.

miércoles, 9 de marzo de 2022

EPICTETO: MANUAL DE VIDA

 




Epicteto (55-135) fue un filósofo griego, de la escuela estoica. Nació en Hierápolis de Frigia (actual sudoeste de Turquía), pero desde su primera infancia vivió en Roma como esclavo, propiedad del liberto Epafrodito, de la casa de Nerón, quien lo inició en el estudio de la filosofía. Allí, una vez obtenida la libertad, fundó su primera escuela y conoció al filósofo Musonio Rufo, del que fue discípulo hasta que Domiciano expulsó a los filósofos de la ciudad.

Después de abandonar Roma, hacia el año 93, se estableció en Nicópolis, en el noroeste de Grecia, hasta donde atrajo a numerosos patricios romanos. Su vida fue siempre de una sencillez extrema. Habitó casas pequeñas, contando únicamente con lo imprescindible, y siempre dejaba la puerta abierta. Durante toda su vida comió lo que tenía a mano. No se casó nunca, pero compartió su vejez con una mujer que, a modo de ama de cría, lo ayudó a sacar adelante al hijo de un amigo caído en desgracia.

Al igual que muchos otros maestros antiguos decidió no escribir y desarrollar su pensamiento en un auténtico y cotidiano diálogo con sus alumnos. Sus enseñanzas nos han sido transmitidas por su discípulo Flavio Arriano, quien las recogió en las Disertaciones o Diatribas (ocho libros, cuatro de los cuales han llegado hasta nosotros), y en la selección Pensamientos, conocida como Enchiridion o Manual de Epicteto.

La doctrina de Epicteto une al rigor de la moral cínica la teoría estoica del "logos" divino que gobierna el mundo según un plan racional. El tema central de Epicteto reside en la distinción que hace entre lo que depende exclusivamente de nosotros, y que constituye nuestro yo, y lo que está fuera de nosotros y que constituye el mundo. De una parte, la razón; de otra, las cosas. Este es el tema del libro de las Disertaciones. El Manual desarrolla el concepto de libertad que adquiere el hombre cuando por medio de la razón logra ubicarse más allá de cualquier engaño, de cualquier complacencia, de cualquier dolor, de cualquier sentimiento y de la misma vida. Así se entiende el valor de la célebre fórmula estoica "sustine et abstine" ("soporta con dolor y abstente de los bienes aparentes").

Sobre aquello que no podemos decidir, o no depende de nosotros, no debemos preocuparnos ni dedicarle esfuerzos inútiles, pues está en manos del Hado o de la providencia divina. De hecho, sólo depende de nosotros el buen uso de las representaciones, es decir, aceptar que las cosas son como son y nada más, y el recto ejercicio de la voluntad. Sólo Dios es enteramente libre y nuestra libertad consiste en la plena aceptación de sus designios, lo que nos da la tranquilidad de saber que todo está bajo su dependencia: el único mal está en nuestra voluntad. La esencia de esta voluntad es el querer la virtud y, para lograrla, es preciso: ordenar los deseos según la razón, el cumplimiento escrupuloso del deber y el control de los juicios según las reglas lógicas. A ello deben unirse la templanza, la castidad, la modestia y la veracidad.

Epicteto subraya la necesidad de proteger nuestra alma de las pasiones y de las apetencias de las cosas externas, ya que la verdadera esclavitud es la de los deseos. En el aspecto político, Epicteto defendía un pleno cosmopolitismo, así como la igualdad de todos los hombres. El pensamiento de Epicteto tuvo una gran influencia sobre el emperador Marco Aurelio.

El elevado tono de su moral hizo nacer la leyenda de su conversión secreta al cristianismo.

De hecho, el Manual gozó de gran estima entre los místicos y ascetas cristianos. La fama de Epicteto fue grande, mereciendo, según Orígenes, más respeto en vida del que había gozado Platón.


martes, 8 de marzo de 2022

ALBERT CAMUS: POST 8.500

 


FECHA: 1957. El glamuroso París del año en que Albert Camus obtuvo el Premio Nobel de Literatura nunca fue el Paraíso soñado por el célebre autor de La peste.
LUGAR: PARÍS. Nada en la tierra le satisfizo con plenitud, por más legiones de idólatras que tuviese, o que se lo disputasen su segunda esposa Francine y las amantes.
ANÉCDOTA. Bautizado como católico el 15 de noviembre de 1914 en la Iglesia de San Buenaventura, en Argelia, aún quiso bautizarse por segunda vez antes de su muerte.

El glamuroso París de 1957, el año en que Albert Camus (1913-1960) alcanzó la cumbre de las letras universales con el Premio Nobel de Literatura, nunca fue el Paraíso soñado por el autor de El Extranjero y La Peste, por increíble que parezca. Miguel Ángel Blázquez ha compuesto ahora una joyita literaria, La última palabra de Albert Camus (Voz de Papel Premium) que sale a las librerías el próximo martes 15 de marzo y está llamada a ocupar un lugar relevante entre la copiosa bibliografía del célebre periodista y filósofo nacido en Argelia, más vivo hoy que muerto.

La deliciosa recreación, donde no sobra una sola palabra, arranca con una frase del protagonista que constituye ya de por sí una sólida pista a la que se aferra el autor para dar rienda suelta a la investigación de sus últimas horas: “Voy a seguir luchando por alcanzar la fe”, advierte Camus.

Etiquetado como existencialista, anarquista, rebelde, mujeriego impenitente, ateo, filósofo de lo absurdo o antifascista, lo cierto es que este baluarte de una parte de la izquierda ideológica condenó también en su día las atrocidades del régimen soviético, razón por la cual se enfrentó finalmente con Sartre. Hasta entonces, frecuentó la cuna dorada del existencialismo, de los cafés literarios y las cavas del Barrio Latino de París, donde se escuchaba jazz americano o a musas de la canción como Juliette Greco. Atrajo a innumerables jóvenes imantados por la bohemia y sobre todo por sus ideas, lo mismo que Sartre o Simone de Beauvoir.

Escudado en las extensas y sesudas conversaciones del pastor metodista Howard Mumma con Camus, a quien éste conoció el día en que decidió cruzar el umbral del templo americano en París al inicio de la década de los cincuenta, Miguel Ángel Blázquez aborda sin complejos esta controvertida faceta del personaje: la imperiosa necesidad que tiene el hombre de lo infinito, de Dios, si anhela ser feliz de verdad. No en vano, Camus llegó a confesarle a Mumma, en las conversaciones que éste recogió luego en su obra El existencialista hastiado, la razón de que volviese a pisar la iglesia al cabo de tantos años: “Estoy buscando algo que no tengo, algo que no estoy seguro de poder siquiera definir”, aseguró.


Blázquez recuerda el deseo expreso de Camus de bautizarse por segunda vez, como si de este modo pretendiese volver a nacer poco antes de su inopinada muerte. Había sido bautizado ya como católico el 15 de noviembre de 1914, un año después de nacer, en la Iglesia de San Buenaventura, en Argelia. Con razón, se pregunta ahora Blázquez: “¿Quién puede asegurar que Camus no tuvo una conversión previa a su muerte? Nadie conocía su alma, salvo ese Dios que su razón negaba, al que no pudo impedir hacerse presente en su conciencia o actuar en su corazón. ¿Esa negación no afirmaba implícitamente una existencia?”.


PARANOIA Y MARIHUANA

 



Incluso las personas usuarias de cannabis sienten algo de paranoia inducida por marihuana de vez en cuando. Gracias a la leyenda del rock and roll Neil Young, conocemos una solución súper simple para ese asunto.

No, Neil Young no soltó ningún dato relacionado con la paranoia en sus sabias y narrativas letras. En vez de eso, fue durante una entrevista del 2014 con Howard Stern. Stern expresó que no fuma yerba porque lo “pone paranoico”.

Neil Young, relajado y echado sobre el respaldar, respondió sugiriendo que intentase “masticar granos de pimienta negra si te sientes paranoico.” Indicó mascar dos o tres unidades en esos casos, “lo descubrí yo mismo. Inténtalo.” Pero: ¿cómo algo tan simple como un condimento que todo el mundo tiene en su casa puede calmar la ansiedad y paranoia inducida por cannabis?

Resulta que Neil Young estaba 100% en lo correcto, la ciencia lo avala. Cuando uno consume una flor de cannabis, hay una reacción compleja entre varios cannabinoides como el THC y CBD. Estos se mezclan con otros componentes de la planta como los terpenos para producir aquello que se denomina “efecto séquito”.

En términos sencillos, el efecto séquito ocurre cuando diferentes elementos de la planta funcionan juntos para potenciar sus efectos. Es por ello que el CBD aislado no tiene tanto efecto como el de espectro-completo, que contiene porcentajes de THC y otros cannabinoides presentes en la planta de cannabis.

Otros componentes de la planta que juegan un rol sobre los efectos son los terpenos, que le dan a cada cepa de cannabis su aroma y sabor único. Los terpenos no están solo en la cannabis, si no, en miles de especies de plantas alrededor del planeta. Según el artículo de “Taming THC” del 2011 publicado en la British Journal of Pharmacology: Cannabinoides en Biología y Medicina, Parte 1, científicos han descubierto más de 100 terpenos en la planta de cannabis.

El reporte establece que estos terpenos “podrían contribuir de manera significativa en los efectos séquito de extractos medicinales basados en cannabis.” Esto significa que mientras los terpenos afectan el sabor y aroma de una cepa, también afectan las sensaciones fisiológicas y efectos que obtenidos de la cannabis.

Según el Chicago Tribune, comer un mango entre 45 y 60 minutos previo a una sesión prolongará tu elevada, manteniendo los efectos del THC intactos por más tiempo de lo usual. Esto se debe a que el mango contiene un terpeno llamado mirceno que también se encuentra en la cannabis. Este terpeno expande los niveles de saturación máximo en nuestros receptores endocannabinoides.

De acuerdo con el Cannabis Digest, el terpeno alfa-pineno es “alerta,” lo que significa que es un potente inhibidor que ralentiza la reacción química que segrega nuestro cerebro al momento de estresarse, ponerse ansioso o paranoico. Pero: ¿dónde consigues un poco de alfa-pineno? En la pimienta negra, por supuesto. La próxima vez que sientas que esos pensamientos intrusivos empiezan a aparecer, mastica un poco de pimienta negra y experimenta los resultados por ti mismo.

REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA


Aaron Beck


Reestructuración cognitiva

La reestructuración cognitiva es un procedimiento técnico por el cual las personas aprenden a cambiar algunas maneras de pensar distorsionadas que conducen a malestar emocional y frustración.

La piedra angular de la reestructuración cognitiva son los pensamientos automáticos, un tipo de ideas que las personas tenemos involuntariamente en muchas situaciones de nuestras vidas.

Justamente, estos pensamientos se llaman automáticos porque no hacemos ningún esfuerzo para que se presenten, simplemente, ellos aparecen. Por ejemplo, Silvia, quien padece de ansiedad severa, se encontraba en su casa esperando la llegada de su hijo mayor cuando sonó el teléfono. Silvia pensó: "tuvo un accidente". Inmediatamente sintió mucho miedo, su corazón latía rápidamente y una desagradable sensación de opresión recorría su estómago. Cuando levantó el teléfono, se encontró con que se trataba de una amiga que sólo llamaba para saludarla.

Es posible que en el trajín de la vida, no siempre nos demos cuenta de lo que estamos haciendo y menos aún lo que estamos pensando. Actuamos por hábito y "automáticamente". Por eso, nuestros pensamientos automáticos pueden pasar desapercibidos para nosotros. Lo que es muy difícil que podamos pasar por alto son nuestras emociones. Por algo les decimos sentimientos, es decir, que se sienten. Entonces, si queremos identificar nuestros pensamientos automáticos, nuestros sentimientos nos pueden servir de guía. Cada vez que tengamos algún sentimiento negativo, como ansiedad, miedo, tristeza, enojo, podemos preguntarnos, ¿qué es lo que acabo de pensar?, ¿cuál es la idea que recién cruzó mi cabeza?

Si estoy sintiendo algún afecto negativo, eso significa que hace instantes tuve un pensamiento automático. Una vez que logré encontrarlo, lo mejor es anotarlo, pues estos pensamientos se olvidan rápidamente.

Sin embargo, el solo hecho de detectar nuestros pensamientos automáticos no hace que mejoremos nuestro estado emocional.

Aprender a encontrar los pensamientos automáticos es sólo el primer paso para poder cambiarlos. Nuestras reacciones emocionales son muchas veces exageradas con respecto a la situación en que se presentan porque los pensamientos automáticos que anteceden dichas emociones pueden contener algunas distorsiones o exageraciones. Por lo tanto, aunque nuestros pensamientos automáticos parezcan lógicos y plausibles, el siguiente paso consiste en someterlos a prueba. En Terapia Cognitivo Conductual la detección y cambio de los pensamientos automáticos es una de las tareas centrales. Sin embargo, el trabajo no se detiene allí.

Los pensamientos automáticos son, por así decir, un fenómeno de superficie, el aspecto visible de todo un estilo de interpretación del mundo que es crucial encontrar para lograr una auténtico cambio cognitivo. Lentamente, los pensamientos automáticos van delineando creencias y supuestos básicos, vale decir, reglas de vida muy poco conocidas por nosotros mismos, pero sobre las cuales las personas armamos nuestra interpretación del mundo y damos sentido a nuestra experiencia cotidiana.

El último objetivo de la terapia consiste en modificar alguno de estos supuestos básicos que se transforman en un obstáculo para la felicidad y bienestar humanos. Para cambiar los estados emocionales negativos es muy importante aprender a identificar los pensamientos automáticos pues, ellos anteceden al disparo de las emociones y, en parte, provocan esas emociones negativas. ¿Cuáles son las características de los pensamientos automáticos?

  • Ellos anteceden al disparo de las emociones, es decir, se presentan antes de aparezcan los sentimientos desagradables. En el caso de Silvia, ella primero pensó "tuvo un accidente" y luego sintió miedo.
  • Tienen forma visual o verbal, vale decir, pueden aparecer en palabras o en imágenes visuales que se presentan a nuestra mente. Silvia tuvo pensamientos automáticos de manera verbal pero ella también podría haber tenido la imagen de su hijo lastimado en la calle, lo cual le habría provocado un sentimiento similar.
  • Son específicos y discretos, con un estilo telegráfico; vale decir, se trata de frases cortas, pero concisas y con un menaje concreto. Así, Silvia pensó puntualmente "tuvo un accidente".
  • No son resultado del razonamiento y reflexión sino que ocurren como "por reflejo", son relativamente autónomos. El pensamiento "tuvo un accidente" se le presentó a Silvia repentinamente, sin haber razonado en absoluto al respecto.
  • Aparecen como razonables y plausibles para nosotros, esto es, en el momento en que los experimentamos, los pensamientos automáticos son altamente creíbles para nosotros, no dudamos de ellos. De ahí su poder para provocar emociones. Como Silvia, quien luego de pensar que su hijo había tenido un accidente, sintió mucho miedo pues dicha idea le sonaba creíble.