APEGO
0 – 6 MESES
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-Desde el nacimiento a las 6 semanas: FASE DE “PRE-APEGO”.
El bebé, en
esta etapa, tiene preferencia por los estímulos humanos, y en especial por los
elementos que constituyen el rostro humano. Se puede decir que en este período
existe una orientación hacia las personas en
general, sin reconocimiento de las figuras concretas que lo cuidan.
A esta edad, los bebés reconocen el olor y la
voz de su madre, pero no se puede hablar todavía de apego ya que si reciben el
cuidado que necesitan se quedan tranquilos sea cual sea el adulto que se lo
proporcione.
-Entre las 6 semanas y
los 6-8 meses: FASE DE FORMACIÓN DEL APEGO
El bebé manifiesta preferencia por las personas
que le son familiares e interactúa de forma privilegiada con ellas sin rechazar
todavía a desconocidos. La interacción privilegiada se produce generalmente con
la madre.
Son pruebas del reconocimiento de la madre por
parte del niño: la sonrisa diferencial y las vocalizaciones diferenciales. Es
decir, el niño sonríe y vocaliza más en presencia de su madre que con otras
personas. También llora más cuando es ella quién se marcha (llanto diferencial),
y deja de hacerlo con mayor facilidad si es la madre quién lo atiende y lo
consuela (interrupción diferencial del llanto). A esto se le llama llanto
diferencial e interrupción
diferencial del llanto.
Es decir, en general en este
período amplio de los 0
a los 6 meses nos encontramos que el
bebé se siente inclinado a los estímulos sociales, busca
contacto con personas y prefiere a su madre, padre u otro familiar, aunque no
rechaza a desconocidos. El llanto sirve como forma de buscar el
contacto de la figura referente de apego y cesa cuando el bebé está en brazos,
se le habla, hay contacto visual, etc. O dejará de llorar cuando no le cojan,
pero por indefensión (que finalmente puede convertirse en aprendida si hay
repetidas experiencias de llanto y no atienden a éste). El bebé si llora es porque necesita el contacto, es una
necesidad primaria, básica para él.
6 –8/9 MESES hasta
los 18 meses aproximadamente
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Entre los 6-8 meses y los 18 meses se da
En este sentido, es habitual que los bebés que
acuden a la guardería a los 6 meses se queden más tranquilos cuando la madre se
marcha, que aquellos que ya tienen un año. Muchos de estos niños de un año, en
el momento de la despedida se apegan a su madre, lloran y gritan para intentar
que no se marche y permanezca junto a ellos.
Es decir,
aparece la ansiedad de separación ante los extraños. Esto es algo
saludable que el bebé lo haga, es adaptativo, y saludable porque empieza a
reconocer quién es de su familia y quién no.
La aparición del sistema
del miedo va a hacer desaparecer la conducta exploratoria del bebé, y el aumento
de las conductas de apego (con la mamá o figura maternante de apego del
bebé) ante extraños. Agarrándose así el bebé a la pierna de la mamá, en
presencia ante un extraño, hasta sentirse seguros. ¡¡ Resaltar que no es que se trate de que
sea un bebé tímido o miedoso como escuchamos a veces, sino que está teniendo una
conducta de apego hacia su madre en presencia de extraños !!. Por ello es
importante en estas situaciones no exigir al niño
que se vaya con extraños, porque no está preparado para eso, a nivel evolutivo,
en este momento de su desarrollo.
Por ello, cerca de los 8
meses es la peor edad para meter a un niño en la guardería, porque es cuando más
desarrollado tiene el apego.
ANSIEDAD DE SEPARACIÓN:
Resistencia a separarse de la figura de apego, aparece entre la edad de los 6-9
meses, alcanza su pico máximo entre los 13 y los 15 meses, y empieza a disminuir
a partir de los 18 meses.
Tanto
la ansiedad de separación como la ansiedad ante los extraños es un sistema
evolutivamente determinado que tiene la función de proteger de peligros a
los niños pequeños. Es una etapa normal y sana del desarrollo evolutivo del
bebé.
18 – 24 MESES
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FASE DE FORMACIÓN DE UNA RELACIÓN RECÍPROCA
A lo largo de todo su desarrollo, el niño va
construyendo representaciones mentales de los objetos, las personas y los
fenómenos que conforman su entorno. En esta fase ya se ha elaborado una
representación interna del vínculo de apego establecido y tiene una serie de
expectativas sobre su disponibilidad en momentos de estrés, la sensibilidad de
la figura de apego hacia sus necesidades y la posibilidad de recibir su apoyo si
le hace falta.
La formación de una
relación recíproca se inicia hacia los 18 meses. Las nuevas capacidades
mentales y lingüísticas del niño de esta edad permiten que la interacción con
las figuras de apego evolucione y sea menos asimétrica. Hacia los dos años, por
ejemplo, el niño ya puede entender y preveer que su madre volverá después, y le
puede pedir, por ejemplo, que le cuente un cuento antes de irse a trabajar.
No es hasta esa edad también que los bebés
entienden por completo el “te dejo aquí y vuelvo” (lo que les permite
quedarse más tranquilos cuando esto sucede y se lo explicamos así) : es la permanencia del
objeto (de Piaget).
La existencia de múltiples y variadas figuras
de apego, a medida que el niño va creciendo, ofrece mayor riqueza de estímulos y
modelos diferentes de relación (de estar, de vincularse, de comportarse).
Es relevante tener en cuenta que la figura
de apego principal varía a lo largo de la vida: papá/mamá en la infancia,
iguales en la adolescencia, pareja en la edad adulta, etc.
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