El naturalista John Muir, la figura clave que promovió la creación de los parques nacionales de Estados Unidos, escribía a finales del S. XIX:
Miles de personas cansadas, ajetradas y excesivamente civilizadas están empezando a descubrir que ir a las montañas es volver a casa, que la naturaleza virgen es esencial y que los parques de montaña y reservas naturales no son sólo útiles como fuentes de madera y de ríos para el riego, sino como fuentes de vida. Estas personas están despertando de la estupefacción que genera el exceso de industria y de la apatía mortal que produce el lujo, y hacen lo que pueden para combinar y enriquecer sus pequeñas vidas con la de la naturaleza.
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