Cuando llego a casa veo un rostro que me mira
a veces descuidado el perplejo retazo de aristas
una mirada profunda, un corazón que susurra
allí, siento una congelada sensación de bienestar
después llega la calma, el alegre bullicio
la vigilia es un estado para cautivar
prefiero el mundo de inexorable sueño
donde el deseo se materializa día a día
allí, después de un día sin verte capto el sabor
empapado en mí, como el sudor de una noche de verano
allí embelesado veo a mi princesa volar por la ventana
y salir a buscar una sinfonía de color y lindas caricias
Rodrigo Córdoba Sanz
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