¿Es el duelo una enfermedad?. Se entiende el duelo como una reacción natural –sana y adaptativa- a una experiencia vital, que experimentan todos los seres humanos, sin necesidad de medicación, subjetiva y psicológica, que no da lugar a cambios somáticos y del que no se muere (...), Tal vez, uno debe hablar de duelo patológico o normal y restringir al primero la categoría de enfermedad (Engel, 1961).
El duelo normal se caracteriza por presentar una serie de síntomas cognitivos, conductuales, emocionales y orgánicos. Éstos aparecen en el transcurso del proceso de una forma idiosincrásica.
Síntomas cognitivos
Existen muchos patrones de pensamiento diferentes que marcan la experiencia de duelo.
Incredulidad (“no ha ocurrido”, “debe ser un error”)
Confusión (dificultades para concentrarse y olvidos)
Preocupación (obsesiones sobre como recuperar lo perdido, sobre lo perdido, etc.)
Sentido de presencia
Alucinaciones visuales o auditivas
No hay perdida de la autoestima Síntomas conductuales
Trastornos del sueño (dificultades para dormir y despertar temprano)
Trastornos de la alimentación (pérdida del apetito, aumento de las ganas de comer, etc.)
Conducta distraída
Aislamiento social
Soñar con lo perdido
Evitar recordatorios del fallecido
Buscar y llamar en voz alta (conductas de búsqueda)
Suspirar
Hiperactividad sosegada
Atesorar objetos que pertenecían a la persona perdida
Visitar lugares o llevar consigo objetos que recuerdan la perdida
Llorar
Síntomas emocionales
Tristeza (con lágrimas o sin ellas)
Enfado (por no haber podido hacer nada, por habernos dejado –experiencia regresiva-, con uno mismo o con otros)
Culpa o autoreproche (algo que ocurrió o que se pasó por alto)
Ansiedad (“no podré sobrevivir”)
Soledad (emocional y social)
Fatiga (apatía o indiferencia, “por la mañana soy incapaz de salir de la cama”)
Impotencia
Shock
Anhelo
Emancipación
Alivio (en largas o dolorosas enfermedades, o cuando se han mantenido una relación ambigua, difícil y prolongada)
Insensibilidad Síntomas orgánicos
Vacío en el estómago
Opresión en el pecho
Opresión en la garganta
Hipersensibilidad al ruido
Sensación de despersonalización
Falta de aire
Debilidad muscular
Falta de energía
Sequedad de boca
Existen una serie de variables que pueden afectar la forma en que se realiza el proceso. En todo proceso van a influir factores relacionales –el tipo de relación que se mantiene con lo que se ha perdido-, circunstanciales –cómo se ha producido la pérdida-, históricos –antecedentes personales y familiares-, de personalidad y sociales.
La relación que se haya establecido con la persona que se ha perdido será clave a la hora de realizar un proceso de duelo. Las relaciones ambivalente o ambiguas, dificultosas y con hostilidad no expresada o muy dependientes van a influir negativamente en el proceso de elaboración (Worden, 2002).
En cuanto a las circunstancias, hay situaciones que envuelven al doliente que afectaran el trabajo a realizar, como vivir solo, sin relaciones íntimas ni intimidad, con hijos pequeños, con otros estresores concurrentes y problemas económicos (economía, trabajo o alojamiento difíciles) (Tizón, 2004). Existen prácticas que facilitan u obstaculizarán la elaboración del duelo como la inexistencia de funeral. Además, existen diferentes tipos de pérdidas que contribuyen a la gravedad y la forma de realización del proceso, dificultando su elaboración. Las pérdidas más difíciles de asumir son:
• pérdidas súbitas o inesperadas
• pérdidas anteriores recientes (sobretodo en los nueve meses antes)
• desapariciones
• pérdidas prematuras (en especial de la madre antes de los 11 años)
• previo tiempo prolongado de cuidado del fallecido/a
• deformaciones o mutilaciones del moribundo o fallecido
• informaciones catastróficas
• relaciones pasionales intensas con el sujeto semanas antes
• exceso de culpa (persecutoria) ante la pérdida
• muerte por suicidio (multiplica por 7 el riesgo de suicidio en familiares)
• muerte por homicidio
• catástrofes (naturales, bélicas o accidentes)
• pérdidas indeclarables o inconfesables
• pérdidas múltiples
Un historial de pérdidas complicadas anteriores –personales y familiares- va a dificultar el duelo presente y futuro (Simos, 1979). Otros factores históricos influyentes serán (Tizón, 2004):
- vínculos anteriores ansiosos o ambivalentes versus apego seguro
- tendencias a cuidar compulsivamente
- negación de los vínculos afectivos
- experiencias infantiles predisponentes a elaborar insuficientemente y/o psicopatológicamente
- duelos anteriores (aún más en el caso de ser graves o acumulados)
- indefensión aprendida
- baja autoestima del sujeto en el duelo
- falta de relación y/o confianza en los demás
- familia ausente o poco capaz de contener y ayudar
- fobias por identificación con los progenitores
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