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Paz y Ciencia

jueves, 19 de abril de 2012

El caso "Juanito"


En 1909 Freud publica el primer análisis infantil. Juanito es un niño de cinco años cuyo análisis Freud relata y comenta con profundidad. Sus padres admiran a Freud, que ya ha tratado a su madre. Pocos meses después del nacimiento de una hermanita, Juanito manifiesta una violenta fobia por los caballos. Se niega a salir de casa por temor a ser mordido por uno de ellos. Al término de un análisis en el que el padre de Juanito había llevado la iniciativa a través de cartas, Freud establece el eslabón entre la neurosis del niño y su complejo de Edipo, asegurando al mismo tiempo su curación.
Freud había pensado que, en este caso, solo el padre podía desempeñar el papel del analista, y este había emprendido la tarea, según un método no menos inhabitual, de interrogar a su hijo. Juanito posee una excepcional inteligencia y coopera activamente en el tratamiento, respondiendo a lo qu su padre, portavoz de Freud, le propone. Juanito sabe que su padre rinde cuenta de sus conversaciones a Freud y espera curarse con la ayuda del "doctor". A pesar de las condiciones favorables, el progreso del análisis es lento. Freud exige al padre avanzar con la mayor prudencia en la interpretación de los materiales que le presenta el niño. Durante el curso del análisis, Freud se encuentra presente una sola vez. Juanito intenta explicar que teme a los caballos porque le han dicho que estos muerden. Un día vio que dos grandes caballos enganchados a un carruaje se caían y se revolvían en el suelo, y por ese motivo experimentó un tremendo pavor. Pero Freud afirma que hay que encontrar otras razones de su fobia.
En efecto, la explicación psicoanalítica es totalmente distinta. Como todos los niños, Juanito siente una gran curiosidad sexual. Se interesa por su pene (al que llama "el que hace pipí") y cree que todo el mundo posee uno igual. Imagina que el pequeñísimo "el que hace pipí" de su hermanita crecerá más tarde. Ha visto el pene de su padre, observando que era mayor que el suyo. Pero los caballos tienen un pene muchísimo mayor. Para Juanito, que debería ser el único beneficiario del amor de su madre, los caballos son, en consecuencia, mucho más amenazantes que su padre, de ahí que lo que más le interesa en esta rivalidad sea quién posee el pene más voluminoso. El caballo es el objeto de un desplazamiento. El miedo que Juanito siente en virtud de sus celos con respecto al padre recae sobre los caballos.
La cura prospera consumadamente. Su curso favorable se ve facilitado por la transferencia positiva que Juanito hace en la persona de Freud, que ha conquistado su confianza. Quince años más tarde, Freud observará, sorprendido, la llegada de un robusto joven a su puerta, al oirá decir: "Yo soy Juanito". Freud se asombra al enterarse de que Juanito no conserva ningún recuerdo de su análisis a través del padre-Freud.
A pesar del éxito obtenido en el tratamiento de Juanito, Freud sigue pensando que el psicoanálisis infantil no es generalizable. Aquel caso fue la única intervención terapéutica de este tipo y no respondió a la ortodoxia. Anna Freud, hija del maestro y Melanie Klein desarrollarían, por el contrario -desde puntos de vista divergentes- el trabajo terapéutico con niños y rivalizando en la Sociedad Psicoanalítica Británica.

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