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Paz y Ciencia

miércoles, 18 de abril de 2012

Martin Seligman: Psicología Positiva

El doctor Martin E.P. Seligman, profesor de Psicología en la Universidad de Pensilvania, investiga desde hace quince años los campos de la psicología positiva, tras haber sido el pionero de la "Indefensión Aprendida", paradigma de la Depresión.
Antes, por tanto, trabajaba en un laboratorio de psicología conductista, él se declara "anticonductista" y explica que la atmósfera en esos laboratorios era de hastío y pesimismo, también trabajó en el ámbito de los conflictos etnopolíticos y el optimismo. El trabajo del doctor Seligman ha recibido el apoyo del Instituto Nacional de Salud Mental, la Fundación Nacional para la Ciencia, la Fundación Guggenheim, la Fundación Mellon y la Fundación MacArthur. Es director de la Red de Psicología Positiva y director científico de Foresight, Inc. Durante catorce años fue director del Programna de Formación Clínica de la Universidad de Pensilvania y fue nombrado "profesional distinguido" por las Academias Nacionales de Práctica. En 1995 la Asociación de Psicología de Pensilvania lo premió por sus "aportaciones cruciales a la Ciencia y a la Práctica". Es autor de varios ensayos, entre ellos "Optimismo Aprendido", y "La Auténtica Felicidad".




"La vida que florece"

* El nacimiento de una nueva teoría.

Mi relación con esa fundación anónima fue uno de los hitos en la psicología positiva en los últimos diez años, y este libro relata la historia de los frutos que dio ese comienzo. Para explicar en qué se ha convertido la psicología positiva, empiezo con un replanteamiento radical de lo que son el positivismo y el crecimiento personal. Sin embargo, lo primero que quiero hacer, y lo más importante, es compartir mis nuevas ideas sobre la felicidad.
Tales consideraba que todo era agua.
Aristóteles consideraba que toda acción humana tiene como fin la consecución de la felicidad.
Nietzsche consideraba que toda acción humana tiene como fin alcanzar el poder.
Freud consideraba que toda acción humana tiene como fin evitar la ansiedad.

Todos estos genios del pensamiento cometieron el error garrafal del monismo, según el cual todas las motivaciones humanas quedan reducidas a una sola. Los monismos sacan mucho partido de la menor cantidad posible de variables y, por tanto, aprueban con muy buena nota el examen de la "parsimonia", la máxima filosófica que dicta que la respuesta más sencilla es la correcta. Pero la parsimonia también tiene un límite inferior: cuando las variables para explicar los matices complejos del fenómeno en cuestión escasean, no se explica nada de nada. El monismo resulta fatídico para las teorías de estos cuatro grandes pensadores.
De los monismos citados, mi visión original se correspondía más a la de Aristóteles en tanto en cuanto todo lo que hacemos tiene por objetivo hacernos felices, pero detesto la palabra "felicidad" porque está tan manida que prácticamente ha perdido su significado. Se trata de un término impracticable para la ciencia, o para cualquier otro empeño práctico como la enseñanza, la terapia, la política pública o el cambio de vida a nivel personal. El primer paso de la psicología positiva es disolver el monismo de la "felicidad" en elementos con los que se pueda trabajar. Hacerlo bien es mucho más que un mero ejercicio de semántica. Para comprender la felicidad se necesita una teoría.

Martin E.P. Seligman: "La Vida que Florece", Ediciones B, 2011, Barcelona. P.24.

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