"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos". Albert Einstein.En psicoanálisis se denomina acto fallido al conjunto de fenómenos que se producen cuando un individuo se expresa, dice o hace algo distinto a lo que tenía la intención de hacer o decir. Esta noción comprende los errores de expresión (lapsus), de lectura o de audición, que se traducen en inversiones o confusiones que llevan a decir a un individuo lo contrario de lo que se proponía decir. Otros fenómenos surgen del olvido de una palabra o de una idea. Por último, algunos se caracterizan por las pérdidas inexplicables de objetos familiares. Se trata de incidentes aparentemente insignificantes que carecen de consecuencias prácticas. Por este motivo, solo suscitan emociones pasajeras. Puede que el individuo no lo perciba. Cuando toma conciencia de la relación existente entre su intención y el resultado, lo atribuye con facilidad a su falta de atención o al azar. Todavía es posible apelar a explicaciones de orden fisiológico. Así, los lapsus suelen producirse cuando uno está cansado o sufre dolor de cabeza. Sin embargo, Freud demostró en "Psicopatología de la vida cotidiana" (1901) que no se trata simplemente de funcionamiento defectuoso del aparato psíquico, sino de actos psíquicos completos, cuyo estudio podía aportar una comprensión profunda, es decir tiene una significación de orden inconsciente. Según Freud, los actos fallidos son formaciones de compromiso que surgen de la oposición de dos tendencias, una de las cuales es manifiesta y la otra, latente. A través del acto fallido el individuo resuelve su conflicto al manifestar de manera deformada la tendencia latente. Así, el lapsus puede constituir un compromiso entre una intención respetuosa relativa a la voluntad consciente del sujeto y una intención reprimida. Por este motivo, el acto fallido es, al mismo tiempo, un acto realizado con éxito: se trata de la expresión de un deseo inconsciente. Como el sueño, aunque encubre, termina por hacer explícito todo aquello que es imposible de reprimir por completo. En la medida en que los actos fallidos tienen sentido con relación a la interferencia de dos intenciones y no con relación a las influencias de orden fisiólogico (que no hacen más que facilitar sus manifestaciones psíquicas), Freud vio una posibilidad de rebasar los límites de la psicología tradicional. Su estudio es preliminar al acceso al psicoanálisis. Este último otorga importancia preferente a la existencia de tendencias latentes capaces de perturbar otras y de poner en peligro el equilibrio psíquico del sujeto. El psicoanálisis presupone una concepción dinámica de los fenómenos psíquicos. El análisis de los actos fallidos no solo amplió el campo de la psicología sino, áun más, el del psicoanálisis. En un primer momento, sus manifestaciones psíquicas son compatibles con un buen estado de salud y observables por todos; no revelan, por lo general, lo patológico. Luego, parece que se pueden analizar los actos sintomáticos como los tics o el hecho de tararear una misma melodía sin motivo aparente. Estas anomalías del comportamiento, que todos conocemos, pueden ser interpretadas del mismo modo que los actos fallidos. A través de su estudio, el psicoanálisis aborda la comprensión del ser humano en su totalidad.
domingo, 29 de abril de 2012
Actos Fallidos
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Rodrigo Córdoba Sanz,
Sigmund Freud
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