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Paz y Ciencia

sábado, 21 de abril de 2012

Teoría del Bienestar

"Quien encuentra la paz en su hogar, ya sea rey o campesino, es el más feliz de los humanos". Goethe.
El bienestar es un constructo y la felicidad es una cosa. Una "cosa real" es una entidad medible directamente. Tal entidad puede ser "operacionalizada", lo cual significa que está definida por una serie de medidas sumamente concretas. Por ejemplo, en metereología la sensación térmica se define como la combinación de temperatura y viento en la que el agua se hiela (y se congela). La teoría de la auténtica felicidad es un intento de explicar algo "real" -la felicidad-, definida como satisfacción con la vida en la que en una escala del 1 al 10, las personas puntúan su satisfacción con la vida. Quienes albergan las emociones más positivas, la mayor entrega y el mayor sentido en su vida son las más felices y son las más satisfechas con la vida. La teoría del bienestar niega que el núcleo de la psicología positiva sea algo real: más bien se trata de un constructo, el bienestar, que, a su vez, se compone de varios elementos mensurables, reales cada uno de ellos y que contribuyen al bienestar, pero ninguno define el bienestar por sí mismo. En la metereología, el "tiempo" es un constructo similar. El tiempo no es en sí mismo algo real. Hay varios elementos, cada uno "operacionalizable" y, por consiguiente, real, que conforman el tiempo: la temperatura, la humedad, la velocidad del viento, la presión atmosférica, etc. Imagine que nuestro tema no fuera el estudio de la psicología positiva sino el de la "libertad". ¿Cómo nos propondríamos estudiar la libertad de un modo científico? La libertad es un constructo, no algo real, y existen varios elementos distintos que contribuyen a la misma: cuán libres se sienten los ciudadanos, con qué frecuencia se censura a la prensa, la frecuencia de las elecciones, la proporción de representantes con respecto a la población y el nivel de corrupción de los funcionarios, entre otros factores. Cada uno de estos elementos, a diferencia del constructo de la libertad misma, es algo mensurable, pero solo midiendo estos elementos se obtiene una imagen global del nivel de libertad. El bienestar es como el "tiempo" y la "libertad" en cuanto a estructura: no hay ninguna medida única que lo defina de forma exhaustiva (en nuestra jerga, "definir de forma exhaustiva" es "operacionalizar"), pero hay varios elementos que contribuyen al mismo; son los elementos del bienestar y cada uno de ellos es mensurable. Por el contrario, la satisfacción con la vida operacionaliza la felicidad en la teoría de la auténtica felicidad al igual que la temperatura y la velocidad del viento definen el descenso de temperatura. Lo más importante es que los elementos del bienestar sean cosas distintas; no son meros auto-informes de pensamientos y sentimientos de emoción positiva, de lo entregado que uno está, y de cuánto sentido tiene en la vida, como sucedía en la teoría original de la auténtica felicidad. Así pues, el constructo del bienestar, no la entidad de la satisfacción con la vida, es el tema central de la psicología positiva. Nuestra siguiente misión es enumerar los elementos del bienestar. La auténtica felicidad se acerca peligrosamente al monismo de Aristóteles porque la felicidad está "operacionalizada", o definida, por la satisfacción con la vida. El bienestar se compone de varios elementos determinantes nos alejan del monismo. Básicamente se trata de una teoría de decisiones no coaccionadas y sus cinco elementos comprenden lo que las personas libres elegirán por su valor intrínseco. Y cada elemento del bienestar debe componerse de tres propiedades para contar como elementos: 1. Contribuir al bienestar. 2. Muchas personas lo buscan por su valor intrínseco, no únicamente para conseguir alguno de los otros elementos. 3. Se define y mide de forma independiente del resto de los elementos (exclusividad). La teoría del bienestar consta de cinco elementos, y cada uno de los cinco presenta estas propiedades. Los cinco elementos son la emoción positiva, la entrega, el sentido, las relaciones positivas y los logros. Analicemos cada uno de los cinco, empezando por la emoción positiva. Emoción positiva: El primer elemento de la teoría del bienestar es la emoción positiva (la vida placentera). También es el primero de la auténtica felicidad. Pero sigue siendo la piedra angular de la teoría del bienestar, aunque con dos cambios cruciales. La felicidad y la satisfacción con la vida, como medidas subjetivas, están ahora relegadas a ser factores incluidos bajo el elemento de la emoción positiva en vez de ser el objetivo de toda una teoría. Entrega: La entrega sigue siendo un elemento. Al igual que la emoción positiva, se valora solo de forma subjetiva ("¿Se ha detenido el tiempo para usted?", "¿Estaba totalmente absorto en la actividad?", "¿Perdió la conciencia de sí mismo?"). La emoción positiva y la entrega son las dos categorías de la teoría del bienestar en las que todos los factores se miden solo de forma subjetiva. Como elemento hedónico o placentero, la emoción positiva engloba todas las típicas variables subjetivas del bienestar: placer, éxtasis, comodidad, calidez, etc. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el pensamiento y el sentimiento suelen desaparecer mientras se fluye y solo decimos "fue divertido" o "ha sido maravilloso" en retrospectiva. Si bien el estado subjetivo de los placeres se siente en el presente, el estado subjetivo de la entrega aparece a posteriori. La emoción positiva y la entrega cumplen con facilidad los tres criterios que los convierten en elementos del bienestar: (1) La emoción positiva y la entrega contribuyen al bienestar. (2) Muchas personas las buscan por su valor intrínseco y no necesariamente para obtener alguno de los otros elementos. (3) Se miden de forma independiente del resto de los elementos. (De hehco existe una industria floreciente de científicos que miden el bienestar). Sentido: Conservo el sentido (pertenecer a y estar al servicio de algo que uno considera más importante que el yo) como tercer elemento del bienestar. El sentido presenta un elemento subjetivo, por lo que puede englobarse en la emoción positiva. Hay que recordar que el elemento subjetivo predispone a la emoción positiva. La persona que la experimenta no puede estar equivocada sobre su propio placer, éxtasis o comodidad. Lo que siente zanja el asunto. Sin embargo, no es aplicable al sentido: a uno le puede parecer que la charla informal que se alargó toda la noche fue muy significativa, pero cuando recuerda su esencia al cabo de unos años y ya no está con el subidón de marihuana, queda claro que no fueron más que tonterías de adolescente. El sentido no se limita a un estado subjetivo. El juicio más desapasionado y más objetivo de la historia, la lógica y la coherencia pueden contradecir un juicio subjetivo. Abraham Lincoln, melancólico redomado, quizá juzgara, en su desesperación, que su vida carecía de sentido, pero a nosotros nos parece que estaba repleta de significado. El sentido cumple los tres criterios para ser un elemento: (1) Contribuye al bienestar, (2) Suele buscarse por su valor intrínseco; por ejemplo: la defensa acérrima de la investigación sobre el sida molesta a algunos, te deprime de forma subjetiva y ha causado tu despido comno colaborador del Washington Post, pero no cejas en el empeño. Y (3) el sentido se define y mide de forma independiente de los otros dos elementos -los logros y las relaciones- en los que me centro a continuación. Logros: Las personas persiguen el éxito, los logros, las victorias, los rendimientos y el virtuosismo por su valor intrínseco. He llegado a la conclusión de que tiene razón y que los dos estados transitorios anteriores (la emoción positiva y el sentido, o la vida placentera y la vida significativa en sus versiones ampliadas) no agotan lo que la gente suele buscar por su valor intrínseco. Existen otros dos estados que pueden "reclamar" su pertenencia al bienestar y que no necesitan buscarse para conseguir el placer y el sentido. Los logros o las consecuciones suelen buscarse por su valor intrínseco, incluso cuando no aportan emoción positiva, sentido ni nada que entronque con las relaciones positivas. Así pues, la teoría del bienestar precisa de un cuarto elemento: el logro en su forma momentánea y la "vida conseguida", una vida dedicada al logro por su valor intrínseco, en su forma ampliada. Soy plenamente consciente de que una vida así casi nunca se ve en estado puro (ni tampoco ninguna de las otras tres). Las personas que llevan una "vida conseguida" suelen estar absortas en lo que hacen, suelen buscar el placer con avidez y sienten emoción positiva (por efímera que sea) cuando ganan, y es posible que ganen por un objetivo de mayor calado. ("Dios me hizo veloz y, cuando corro, siento el placer divino"), dice el actor que interpreta el actor olímpico Eric Liddell en la película Carros de Fuego. Sin embargo, creo que los logros son un cuarto elemento fundamental y diferenciable del bienestar, y su inclusión hace que la teoría del bienestar presente una visión más completa de lo que las personas eligen por su valor intrínseco. La adición de la vida conseguida hace hincapié en que la labor de la psicología positiva es describir, más que prescribir, lo que las personas hacen en pos de su bienestar. Añadir este elemento no fomenta en modo alguno la vida conseguida ni sugiere que hay que desviarse del propio camino hacia el bienestar para ganar más a menudo. Más bien lo incluyo para describir mejor lo que los seres humanos deciden hacer libremente por su valor intrínseco. Relaciones: Cuando piden a Christopher Peterson, uno de sus fundadores, qu describa en dos palabras o menos de qué va la psicología positiva, responde: "los demás". Hay muy pocas cosas positivas que sean solitarias. ¿Cuándo fue la última vez que se rio a carcajadas? ¿La última vez que sintió una dicha indescriptible? ¿La última vez que sintió algo realmente significativo y con un propósito? ¿La última vez que se sintió enormemente orgulloso de un logro? Aun sin saber los detalles de estos momentos álgidos de su vida, sé cual es el contexto: todos se produjeron en relación con otras personas. Los demás son el mejor antídoto contra los momentos difíciles de la vida y la forma más fiable para animarse. De ahí mi comentario sobre la aseveración de Sartre de que "el infierno son los demás" en su obra A puerta cerrada, "quizá fuera significativa para él y sus seguidores en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero ahora parece empecinada". Mi amigo Stephen Post, profesor de Medical Humanities en Stony Brook, cuenta una historia sobre su madre. Cuando era pequeño y su madre lo veía de mal humor, le decía: "Stephen, te veo resentido. ¿Por qué no vas a ayudar a alguien?" Empíricamente, la máxima de la señora Post ha sido sometida a una prueba seria y nosotros los científicos hemos descubierto que hacer un favor produce el aumento de bienestar momentáneo más fiable de todos los ejercicios que hemos probado.
“ Uno aprende a amar, no cuando encuentre a la persona perfecta, sino cuando aprenda a creer en la perfección de una persona imperfecta.” Anónimo.

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