"El secreto de la naturaleza humana es incorporal y cada hombre, un misterio indescifrable." Shi Huang Ti (259-210 a. de C.)
"Escribo por el solo placer de escribir, para mí solo, sin ninguna finalidad de dinero o publicidad. En mi pobre vida, tan vulgar y tranquila, las frases son aventuras y no recojo otras flores que las metáforas." Flaubert, Gustave.
Empleado principalmente en psiquiatría para designar una forma de psicosis infantil de carácter esquizofrénico. Esta era la hipótesis de partida de los psicoanalistas. Ahora se tiene mucha más información al respecto, por ejemplo, los niños con síndrome de Asperger (una clase de trastorno del desarrollo), pueden ser capaces de llevar una vida con bienestar, pueden tener manierismos, obsesiones, pero prefiero decir que
una de las cosas más bellas que me ha pasado es recibir el abrazo de un niño con síndrome de Asperger. Este niño estaba haciendo terapia con caballos. Los animales ayudan a estos niños a desarrollar un vínculo emocional y salir de ese ensimismamiento. Los familiares lo pasan muy mal y acuden desesperanzados a los medios de salud pública y privada. En la medicina pública, como representantes de la medicina basada en la evidencia, tratan a estos niños con fármacos, pero hay que decir que también reciben tratamientos psicoterápicos. Sin embargo, los medios de salud infanto-juvenil son muy escasos y adolecen del componente psicoterapéutico en beneficio de la pastilla. Como ejemplo, podemos hablar del TDAH, que padeció Luis Rojas Marcos, una motivación, entre otras, que le llevó a irse a Nueva York. Aquí se receta metilfenidato y se propone una terapia conductista. Pero el niño tiene fantasías, pensamientos, sentimientos y necesita ser escuchado, comprendido y acompañado en un proceso psicoterápico. Los niños autistas TAMBIÉN. Muchos son capaces de lograr cosas que ni el médico se plantea, para ello hay profesionales especializados en estas patologías, contados con los dedos de una mano, hablo en Zaragoza. Seguiré con el planteamiento clásico psicoanalítico que suscitó muchas controversias por culpar a los padres de la patología de las criaturas. Bruno Bettelheim y Donald Woods Winnicott fueron dos de los que tuvieron que dar explicaciones al respecto. Es el determinismo ambiental frente al determinismo biológico. Falacias radicales que responden a miradas de cíclope. A continuación expongo la tesis ortodoxa del psicoanálisis sobre tal patología:
El término autismo aparece frecuentemente en el lenguaje de los psicoanalistas que, como Bruno Bettelheim en Estados Unidos, Maud Mannoni en Francia o Donald Woods Winnicott en Londres, tratan a los niños autistas con métodos analíticos.
Los síntomas del autismo -afección relativamente rara y cuyas causas siguen siendo oscuras- se revelan hacia los doce meses: el niño se muestra especialmente pasivo, inhibido e indiferente al mundo exterior. (Existe un libro muy interesante de una persona autista que fue tratada de un modo innovador que se titula "Quiero ser un Dentrodemi.") En tanto que a los seis meses de edad la criatura normal establece la diferencia entre su madre y cualquier otra persona, el niño autista lo hará mucho más tarde. Presentará también la tendencia a rebelarse, apreciando muy poco, por ejemplo, que lo tomen en brazos. Cuando tenga más edad evitará sistemáticamente cruzar su mirada con la de otros o manifestará muestras de angustia en presencia de desconocidos.
Este comportamiento asocial (que no antisocial), suele ir acompañado de importantes problemas de lenguaje. En el niño normal, la comprensión del lenguaje hablado surge hacia el fin de su primer año, y a partir de entonces aprende y utiliza palabras aisladas; por último, en el transcurso del tercer año, comienza a unir esas palabras entre sí, formando frases. Casi siempre el autista se atrasa y se muestra incapaz de dominar normalmente el lenguaje. Solo el cincuenta por ciento de los autistas hablan a la edad de cinco años. En casi todos ellos, la elocución resulta irregular; en algunos casos, las palabras son defectuosas o se emplean erróneamente; en otros, el autista inventa su propio lenguaje. (¿Y esto no les parece creativo?) En tanto el sujeto "normal" memoriza mejor las palabras con significado, el autista hace lo contrario: hábil para repetir ciertas formas, para retener listas de letras o de cifras sin sentido (películas que tratan del autismo: Son-Rise: A Miracle of love. Año 1979. Más allá de la realidad. Año 1986. Rain Man. Año 1988. El secreto de Sally. Año 1993. A quién ama Gilber Grape. Año 1993.Un testigo en silencio. Año 1994. Un cariño muy especial. Año 1994. Neel. Año 1994. Touch of truth. Año 1994. Under the piano. Un cielo sin lágrimas. Año 1996. Cube. Año 1997. Mercury rising. Año 1998. Molly. Año 1999. La bendición. Año 2000. Yo soy Sam. Año 2001. ZigZag. Año 2002. Una relación peligrosa. Año 2003. Me llaman radio. Año 2003. Miracle run; Viaje inesperado. Año 2004. Marathon. Año 2005. Mozart and the whale. Año 2005. La decisión de Phillyp. Año 2005. Sueño de una noche de invierno. Año 2005. Snow cake. Año 2006. After Thomas. Año 2006. Su nombre es Sabine. Año 2007. Autismo: El musical. Año 2007. The black Ballon. Año 2008. The horse boy. Año 2009. Adam. Año 2009. Reflejos en la oscuridad. Año 2009. Temple Grandin. Año 2010...). ¿No les parece que es un tema que ha interesado a la industria del cine? Es un tema que nos concierne a todos, especialmente a profesionales y padres. Y hay que romper falsos mitos. Estos están fundamentados en lo siguiente, continuo:
El niño se sentirá desamparado en problemas que exijan una reflexión. Algunas "manías" caracterizan la afección. Unos niños autistas pueden caminar siempre de puntillas, otros agitan continuamente sus dedos delante de los ojos, y muchos tienen frecuentes e inexplicables ataques de angustia cuando se enfrentan a algo inhabitual. Lo que supone que necesitan especialmente una
rutina. Para estos niños siempre resulta difícil la adaptación a situaciones nuevas, lo que complica aún más su crecimiento y desarrollo hasta el punto que pueden rechazar todo cambio: alimentación, horarios, etc.
Algunos autistas sufren de epilepsia y retraso mental, así como lesiones cerebrales, y las investigaciones se orientan hacia la fisiología. Responsables tanto de la herencia como del medio ambiente, los padres que se ven así acusados de ser el origen de la afección pueden sentirse libres de toda sospecha, ya que en la mayoría de los casos los hermanos del autista no tienen esta patología.
El etólogo holandés Nikolaas Tinbergen plantea de otro modo la cuestión. Este autor ha puesto en evidencia, en ciertas especies de aves, formas incapaces de conflictos psíquicos en individuos incapaces de aceptar la amistad y la agresividad en la actitud de un congénere. Según esta teoría, el niño autista podría haber sido "tratado con dureza" por los padres en una época crucial de su existencia, es decir, durante los primeros meses de su vida. Este accidente ocasionaría la desconfianza, el repliegue y el desapego característicos del autismo.
¿No les parece que seguir pensando así es tener poco sentido común? Aferrarse a teorías, de quien quiera que sea, es una falta de sensatez, criterio y experiencia. Hablen con unos padres con un niño autista o intervengan con un niño autista y verán que estas teorías son patrimonio de una herencia decimonónica y exagerada. Estos "mitos" han calado hondo en la población y hay que romper una lanza en favor de las madres y padres de los niños autistas. Los psicoanalistas, sencillamente, se equivocaron.
Aunque mi modelo se basa en el psicoanálisis, no soy un psicoanalista al uso, soy un psicoanalista humanista que trabaja de forma ecléctica y mi forma de ver el mundo no comparte las visiones cerradas. Rodrigo Córdoba Sanz. Experto en Psicopatología de la Infancia y la Adolescencia.
Los 20 conceptos fundamentales (Ángel Rivière):
1- Ayúdame a comprender. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va a suceder.
Dame orden. Estructura mi mundo y evitame el caos.
2- No te angusties conmigo, porque me angustio. Respeta mi ritmo. Siempre podrás relacionarte conmigo si comprendes mis necesidades y mi modo especial de entender la realidad.
No te deprimas, lo normal es que avance y me desarrolle cada vez más.
3- No me hables demasiado, ni demasiado deprisa. Las palabras son "aire" que no pesa para ti, pero pueden ser una carga muy pesada para mí. Muchas veces no son la mejor manera de relacionarte conmigo.
4- Como otros niños, como otros adultos, necesito compartir el placer y me gusta hacer las cosas bien, aunque no siempre lo consiga. Hazme saber, de algún modo, cuándo he hecho las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos.
Cuando tengo demasiados fallos me sucede lo que a ti: me irrito y termino por negarme a hacer las cosas.
5- Necesito más orden y anticipación en las acciones. Tendremos que negociar mis rituales para poder convivir
6- Me resulta difícil comprender el sentido de muchas de las cosas que me piden que haga.
Ayúdame a entenderlo. Trata de pedirme cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para mí. No permitas que me aburra o permanezca inactivo.
7- No me invadas excesivamente. A veces, las personas sois demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado estimulantes. Respeta las distancias que necesito, pero sin dejarme solo.
8- Lo que hago no es contra ti. Cuando tengo una rabieta o me golpeo, si destruyo algo o me muevo en exceso, cuando me es difícil atender o hacer lo que me pides, no estoy tratando de hacerte daño. Ya que tengo un problema de intenciones, ¡no me atribuyas malas intenciones!
9- Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamáis "alteradas" son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme.
10- Las otras personas sois demasiado complicadas. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple.
Aunque te parezca extraño lo que te digo, mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos ni mentiras, tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él.
No vivo en una "fortaleza vacía", sino en una llanura tan abierta que puede parecer inaccesible.
Tengo mucha menos complicación que las personas que os consideráis
normales.
11- No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas.
No tienes que hacerte tú autista para ayudarme. El autista soy yo, ¡no tú!
12- No sólo soy autista. También soy un niño, un adolescente, o un adulto.
Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o adultos a los que llamáis "normales".
Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien.
Es más lo que compartimos que lo que nos separa.
13- Merece la pena vivir conmigo.
Puedo darte tantas satisfacciones como otras personas, aunque no sean las mismas.
Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía.
14- No me agredas químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista.
15- Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan.
No sirve de nada que os culpéis unos a otros. A veces, mis reacciones y conductas pueden ser difíciles de comprender o afrontar, pero no es por culpa de nadie. La idea de "culpa" no produce más que sufrimiento en relación con mi problema.
16- No me pidas constantemente cosas por encima de lo que soy capaz de hacer. Pero pídeme lo que puedo hacer. Dame ayuda para ser más autónomo, para comprender mejor, pero no me des ayuda de más.
17- No tienes que cambiar completamente tu vida por el hecho de vivir con una persona autista.
A mí no me sirve de nada que tú estés mal, que te encierres y te deprimas.
Necesito estabilidad y bienestar emocional a mi alrededor para estar mejor.
Piensa que tu pareja tampoco tiene culpa de lo que me pasa.
18- Ayúdame con naturalidad y sin convertirlo en una obsesión. Para poder ayudarme tienes que tener tus propios momentos de descanso o dedicación a aquello que te gusta. Acercate a mi, no te vayas, pero no te sientas como si llevaras una pesada carga a tus espaldas. En mi vida he tenido momentos malos pero puedo estar cada vez mejor.
19-Acéptame como soy. No condiciones tu aceptación a que deje de ser autista.
Sé optimista sin hacerte "novelas".
Mi situación normalmente mejora, aunque por ahora no tenga curación.
queridos niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista.
20- Aunque me sea difícil comunicarme o no comprenda las sutilezas sociales, tengo incluso algunas ventajas en comparación con los que os decís "normales".
Me cuesta comunicarme, pero no suelo engañar. No comprendo las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social. Mi vida puede ser satisfactoria si es simple, ordenada y tranquila. Si no se me pide constantemente y sólo aquello que más me cuesta. Ser autista es un modo de ser, aunque no sea el normal. Mi vida como autista puede ser tan feliz y satisfactoria como la tuya "normal".
En esas vidas, podemos llegar a encontrarnos y compartir muchas experiencias.
"Estudia las frases que parecen ciertas y ponlas en duda." Riesman, David.
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