domingo, 15 de abril de 2012
Behaviorismo
El behaviorismo aparece como en más importante de los movimientos que han conmovido la psicología contemporánea después del descubrimiento del psicoanálisis. Oficializado en América y combatido en Europa, no ha dejado de influir a todas las demás corrientes psicológicas.
En 1919 un joven psicólogo americano, John Broadus Watson, publicó un violento manifiesto titulado "La psicología tal como la concibe el behaviorismo". Pese a su brevedad, el artículo alcanzó un enorme éxito. Lo que se pone en tela de juicio es el estatuto mismo de la psicología en tanto que ciencia. Watson expone que la psicología, tal como se la practica en Estados Unidos y en Europa, no ha hecho ningún progreso desde su origen, y que en ningún caso puede elevársela al rango de las ciencias objetivas, ya que "tanto su método como su objeto son míticos". Con posterioridad a Aristóteles, la psicología se esfuerza por estudiar una pretendida realidad psíquica interior. Se la designa alma o conciencia, pero siempre se trata de la misma ilusión: jamás se podrá demostrar que se objeto existe.
Si la psicología ha de llegar a ser científica, si ha de pertenecer a las ciencias objetivas -estima Watson-, debe renunciar al mito de la conciencia y a la introspección, su método tradicional. El behaviorismo se niega a interrogarse sobre la conciencia y no se interesa más que por los fenómenos observables y susceptibles de ser objeto de una experimentación: los comportamientos. La psicología debe ser, exclusivamente, la ciencia del comportamiento: una disciplina práctica, útil a todos, que permita prever y modificar el comportamiento de los hombres.
Así, se definirá principalmente por una serie de negaciones: negación de los "hechos psíquicos", de la conciencia, de la voluntad, de los instintos y del inconsciente. El principio es que no existe caja negra. Todo es conducta.
El comportamiento se comprenderá a partir del binomio estímulo-respuesta, estudiado por el fisiólogo ruso Iván Pavlov (1849-1936). La personalidad misma no será más que un vasto sistema de costumbres que se articulan en tres campos: costumbres viscerales, manuales y laríngeas.
El pensamiento no sería más que una palabra interiorizada que se ha vuelto silenciosa, sin ninguna ligazón con la realidad interior. Watson se niega a conceder una importancia excesiva a la fisiología. Toda su concepción de los reflejos funciona por arcos enteros. Nada pasa al nivel cortical. El behaviorismo conoce un solo método valioso -la experimentación- sin convertirse, por lo tanto, en una parte de la biología: ésta estudia, según Watson, el comportamiento propio de la especie, y el behaviorismo se interesa solo por los comportamientos individuales.
Los ataques contra el behaviorismo han sido tan violentos como sus propias negaciones. La Psicología de la Forma (Gestalt), de Köhler, Wertheimer y Kofka ha ejercido gran influencia al enunciar la simplicidad de sus presupuestos y la imposibilidad de una experimentación total. No por ello ha desaparecido el behaviorismo. Si bien ha sido abandonada la negación de la conciencia, los principios de método que enuncia han aparecido, en lo sucesivo, en toda psicología científica.
Utilizar la psicología para salsear nuestras necesidades espirituales es pedirle a la psicología que se haga cargo de aquello que como ciencia no conoce y no maneja.
Jorge Bucay. Terapeuta gestáltico y escritor.
Si no fuera un hecho de experiencia que los valores supremos residen en el Alma, la Psicología no me interesaría en lo mas mínimo, ya que el Alma no sería entonces mas que un miserable vapor.
Carl Gustav Jung. Psicoanalista.
Etiquetas:
Behaviorismo,
Psicología Conductual,
Rodrigo Córdoba Sanz
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