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Paz y Ciencia

domingo, 15 de abril de 2012

Cambios en los niveles de energía o de actividad

La belleza del mundo
tiene dos bordes
que dividen el corazón,
uno es la risa,
el otro la desesperación

Virginia Woolf





Si le pedimos a una persona afectada que nos describa sus síntomas, puede que no hable de las fluctuaciones de su estado de ánimo. En realidad, muchas personas a las que se les pregunta por su estado de ánimo responden describiendo su nivel de energía o de actividad. Son más conscientes de lo que hacen o dejan de hacer que de lo que sienten. Se fijan más en el espectacular aumento de energía que experimentan durante las fases maníacas o mixtas, o en la disminución de esta energía durante las fases depresivas.
Una manera de comprender estas fluctuaciones es concebir el trastorno bipolar como un desajuste de los impulsos y de los estados de ánimo. Los cambios en impulsos normales como los de comer, dormir, mantener relaciones sexuales, interaccionar con otras personas o tener éxito, forman parte del péndulo del trastorno bipolar. Los impulsos normales que guían nuestra conducta se intensifican en las fases maníacas y se reducen en las fases depresivas. Naturalmente, estos cambios pueden tener un fuerte impacto en la cotidiana y en la productividad de la persona afectada.

Me siento como si estuviera conectada a un motor. Todo se mueve demasiado despacio y yo quiero más y más velocidad. soy como uno de esos juguetes que les das cuerda y no paran de dar vueltas, volteretas o lo que sea... y pararse es como estar encerrada en una jaula.
Mujer de 38 años de edad con trastorno bipolar I.


Consideremos los aumentos del nivel de energía que acompañan a los episodios maníacos. Con bastante frecuencia, estos aumentos de actividad están acompañados de una conducta teñida de grandiosidad. Se trata de una conducta que la mayoría de las personas considerarían peligrosa, "desmesurada", poco realista y asociada a unas creencias exageradas (en ocasiones ilusorias) sobre las propias aptitudes o capacidades.

Entré en un restaurante de lo más elegante con mi madre y empecé a correr y a dar saltos por ahí. Luego vi todas aquellas lámparas de araña colgando del techo. Me creía que era una especie de Superman o algo así y, de un salto, me agarré a una araña y empecé a columpiarme.
Hombre de 21 años de edad con trastorno bipolar I.


La grandiosidad suele ir acompañada de sentimientos elevados o eufóricos, pero no siempre es así. La persona puede experimentar una excesiva confianza en sí misma y sentirse impaciente e irritable porque los demás parecen seguir con lentitud sus ideas o sus planes. La grandiosidad no solo es perjudicial porue está asociada a riesgos para la salud, sino también porque conduce a sentimientos de vergüenza que pueden agravar la depresión que sigue a un episodio maníaco. En el caso del joven antes citado, hubo que llamar a la policía y, después de una refriega, el joven acabó en el hospital. Aunque más adelante narraba este incidente con un punto de bravuconería, admitía sentirse muy avergonzado por su comportamiento en público.
Por cada ejemplo que hemos presentado en relación con las fases maníacas, el lector podrá imaginar un ejemplo equivalente para las fases depresivas. Durante una fase depresiva, la persona afectada puede actuar con una lentitud exagerada, como si se moviera "a través de un líquido espeso". La tarea más mundana parece exigir un esfuerzo tremendo. El apetito suele disminuir. Normalmente, lo último que desea una persona deprimida es sexo y el ejercicio aún tiene menos atractivo. La vida social parece un deber extremadamente pesado y desagradable que exige demasiada concentración y energía mental.
Cuando los impulsos se acentúan en los estados hipomaníacos y maníacos, se pueden alcanzar objetivos valiosos y encarrilar planes importantes para el desarrollo personal. Pero, por desgracia, la depresión que sigue a estos estados elevados puede hacer que estos planes parezcan difíciles o hasta imposibles de realizar. La incapacidad de llevar a cabo planes incubados durante una fase maníaca puede ser un motivo de desesperación cuando la persona se siente deprimida. Un joven de 19 años de edad que sufría un trastorno bipolar describía así el cambio de una fase maníaca a otra depresiva: "Me siento como un delfín. Doy un salto por los aires y luego grito: ¡Ya vuelvo a bajar. Después me sumerjo hasta llegar a lo más profundo y toda la brisa del océano y el sol se desvanecen al instante".
http://es.youtube.com/watch?v=oc7XozMbR9A

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