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Paz y Ciencia

viernes, 27 de abril de 2012

Psicología Positiva: una vuelta de tuerca importantísima

"La esquizofrenia no puede entenderse sin comprender la desesperación". "Deberíamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender lo que no se nos ha enseñado". "Las personas creativas que no puede dejar de explorar otros territorios mentales se encuentran en mayor riesgo, es como alguien que sube una montaña, tiene más riesgo que alguien que simplemente camina a lo largo de un carril en la aldea". Citas de Ronald D. Laing.
En este mundo, Martin Seligman no es el único "iluminado" de la psicología positiva, de hecho, hay por lo menos un español, que para colmo es psiquiatra, llamado Luis Rojas Marcos que también "profesa" la fe de tener como objetivo de la psicología la felicidad y el bienestar en lugar de la ausencia de síntomas y los tratamientos focalizados en el malestar que retroalimentan al malestar, victimiza al paciente y si seguimos los cánones de la psicología clínica y la psiquiatría, categorizan de una forma muy poco "humanista": diagnóstico, pronóstico y tratamiento, como si fuera la diabetes. Les dejo con unas palabras de un libro escrito por Dan Baker y Cameron Stauth que tiene un nombre con cara de libro de autoayuda cursi, no obstante esto que comparto con ustedes, transmite un mensaje más allá del "carpe diem". O del "Flower Power" que mencionaba en el post anterior. Además pongo una nota de color y orientación en las citas que he escogido para dar cuerpo al fragmento del libro. Dan Baker y Cameron Stauth: "Lo que sabe la gente feliz". Ed. Urano, 2004, Barcelona. Pp.: 19-20. Los miedos seguirán viniendo siempre, siempre. Pero podemos superarlos. Ese en nuestro don evolutivo: nuestro camino de salida de la oscuridad del pasado, hacia la luz. - La cabeza me está asesinando -se quejó el señor Conner, dejándose caer en un asiento-. El mercado me está dando una paliza. Seguro que esperaba que yo lo compadeciera o, en la terminología de mi profesión, que "validara" sus sentimientos. No soy partidario de la validación de los sentimientos así como así. Los sentimientos pueden ser igual de embrollados que las conductas. Sabía que ocurriera lo que ocurriera en el mercado ese día o cualquier otro, Christopher Conner tendría más que suficiente para llevar un estilo de vida lujoso hasta el día de su muerte. Nada lo estaba asesinando esa hermosa mañana, aparte de los miedos que se infligía él mismo. Había visitado a varios otros psicólogos, pero estos habían hecho poco más que catalogar sus sentimientos y corroborar su desdicha. Esa validación no crítica de los sentimientos, que lleva a la glorificación del papel de víctima, es uno de los muchos errores que se perpetran eb el campo de la psicología clínica. La psicología clínica, es decir el tratamiento en un hospital o clínica de personas afectadas por trastornos mentales, comenzó con mucho bombo y platillo a fines del siglo XIX, a modo de complemento de la medicina moderna. Se estructuró siguiendo el modelo médico tradicional de combatir lo patológico. La psicología clínica se basó en la suposición de que la mayoría de las personas son sanas mentalmente y felices, pero algunos contraen patologías que encajan en compartimentos diagnósticos claramente delimitados y requieren tratamientos estandarizados. Este método suena científico y por lo general es muy lucrativo. El único problema es que no funciona muy bien; fracasa aproximadamente en dos de cada tres casos. Sin embargo, pese a los frecuentes fracasos del método antipatología, este sistema está considerado por muchos de sus practicantes, y creo que con bastante cinismo, como el único camino válido de la psicología. Una de las grandes deficiencias de este método psicológico "cínico" es que no se pensó para ayudar a las personas a encontrar la felicidad. Se suponía que si se curaba la enfermedad mental, la felicidad llegaría de forma natural como condición humana normal. Sin embargo, esto sencillamente no se le ocurre a la mayoría de las personas. Nuestra constitución miedosa lo impide. Además, creo que aun en el caso de que la persona no tenga ninguna enfermedad psíquica diagnosticable, de todos modos no se la puede considerar sana psicológicamente a no ser que sea feliz. Ausencia de enfermedad no es lo mismo que salud, tal como ausencia de pobreza no es lo mismo que riqueza. Mi opinión sobre la psicología es similar a la de los médicos que practican la medicina integradora. Estos médicos tratan de ayudar a sus pacientes a pasar de la mera ausencia de enfermedad al dominio de la salud robusta, en el que se sientan llenos de energía, vitalidad y fuerza. En la misma línea, trato de ayudar a las personas a pasar de la mera ausencia de trastorno psíquico al dominio de la felicidad, en el que se sientan optimistas, llenas de amor y conectadas espiritualmente. Creo que el trabajo de la psicología del siglo XXI estará caracterizado por la búsqueda de la felicidad. Este es el tipo de empresa que puede cambiar toda una cultura. He visto el poder de esta búsqueda. La he visto cambiar vidas. Pensé que podía cambiar la vida al señor Conner. Y creo que puede cambiar la nuestra.
"Vivir es nacer a cada instante". Erich Fromm. "Etiquetar a un niño de enfermo mental es estigmatización, no un diagnóstico. Darle a un niño una droga psiquiátrica es envenenamiento, no un tratamiento". Thomas Szasz. "Si le hablas a Dios, es oración. Pero si Dios te habla, es esquizofrenia". Thomas S. Szasz, The Second Sin, Anchor/Doubleday, Garden City, NY. 1973, Page 113. "La salvación del hombre está en manos de los inadaptados creativos". Martin Luther King "Preferiría estar solo / con un esquizofrénico / que con un psiquiatra". Carol Batton

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