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Paz y Ciencia

miércoles, 25 de abril de 2012

El presidente Schreber: Un caso de Paranoia

"Sería muy simpático que existiera dios, que hubiese creado el mundo y fuese una benevolente providencia; que existieran un orden moral en el universo y una vida futura; pero es un hecho muy sorprendente el que todo esto sea exactamente lo que nosotros nos sentimos obligados a desear que exista". Sigmund Freud.
En el estudio del "Caso Schreber", Freud aborda por vez primera el problema de las psicosis. Sin haber visto jamás al enfermo y fundándose únicamente en la autobiografía que este había escrito siete años antes: "Memorias de un Neurópata". (Se puede encontrar en librerías). Freud expone en detalle los mecanismos de la paranoia y muestra su carácter defensivo contra la homosexualidad. La relación del análisis, publicada en 1911, dará lugar a una interpretación de Jung que contribuirá a separarlo de Freud. Daniel Paul Schreber es un brillante magistrado alemán. En 1885 pasa un período de quince meses en la clínica psiquiátrica del profesor Flechsig, en Leipzig, que lo cura de una hipocondría. Poco después de ser designado presidente del Tribunal de Apelaciones de Dresde vuelve a sufrir serios problemas psíquicos. En 1903 publica el relato de su enfermedad mental, que entraña su internación durante muchos años más. Después vuelve a ser casi "normal". Su obra da testimonio de notables cualidades intelectuales y literarias. Durante aproximadamente un año, Daniel Schreber cree ser víctima de ataques homosexuales por parte de su médico, el profesor Flechsig, ayudado por Dios. Luego este Dios mismo se convierte en el autor de las violaciones perpetradas contra Schreber, que termina por abandonarse a su suerte con voluptuosidad. Imagina que los poderes celestes lo han destinado a cumplir una misión de regeneración de la raza humana. En la confusa cosmogonía que elabora, debe ser transformado en mujer y dar nacimiento a nuevos seres humanos de esencia superior. Freud desenreda la madeja de estos fantasmas. Señala que mediante el proceso de la proyección, Schreber ha sentido como exteriores a el las percepciones internas reprimidas y deformadas. El amor se transforma en odio, y la persona amada en perseguidor. En el delirio de Schreber, las expresiones de Flechsig manifiestan el deseo homosexual sentido por el enfermo hacia su padre y reactivado por el reencuentro con el médico que lo había curado. Muy culpabilizado por dicha homosexualidad, intenta negarla proyectándola sobre otro y devolviéndola en su contrario. A este delirio de persecución se suman los otros tres delirios característicos de la paranoia, que traducen otras formas de negación del deseo reprimido: el delirio erótico, el delirio de celos y el delirio de grandeza o megalomanía. Después de Freud, el caso Schreber ha sido estudiado por numerosos psicoanalistas. Ha servido de argumento a la teoría según la cual las alucinaciones pueden constituir un mecanismo de defensa como fenómeno de descarga. Melanie Klein ha encarado la disociación interna de Schreber del fantasma de la multiplicación de su alma. Otros autores han impugnado la intepretación de Freud considerando que Schreber no sentía un deseo homosexual sino un deseo asexuado de procreación.

1 comentario:

Denise Zerda dijo...

Muy interesante, gracias por compartirlo con tanta claridad. Saludos