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Paz y Ciencia

lunes, 16 de abril de 2012

Técnica de Comunicación Asertiva

Prmero debe aplicar la conciencia plena a descubrir y aceptar qué asuntos o actitudes en las personas que le rodean disparan su reactividad, mediante miedo o rabia. Cuando ocurra esto, en vez de aceptar algo de lo que quizá luego se arrepienta o de iniciar una lucha para vencer al contrario, pruebe esta fórmula en tres pasos:

1. Una vez que ha escuchado -no solo dejado hablar, sino oído con atención a su interlocutor-, demuéstrele que ha comprendido. Comprender no supone cesión ninguna y tranquilizará a la otra parte. Es una satisfacción que siempre se puede dar y le evitará las repeticiones innecesarias de su interlocutor. Para ello inicie la frase con algo así como: "Te comprendo", describiendo la postura de su interlocutor, honestamente, no como un falso formalismo, que lo notará. No tenga reparos en reconocer el derecho de la otra persona a sentir lo que siente y a pensar como piensa: sus razones tendrá y es libre de tenerlas tanto como usted es libre de tener las suyas.

2. Pero esa misma libertad de expresión que usted ofrece, sin juzgar, también la expresa con la misma serenidad y convicción. Para ello puede exponer sus razones a continuación, sin hacerlas más o menos importantes. Puede iniciar la frase con: "Sin embargo, no estoy de acuerdo contigo". En este punto uno se debe plantear si hay que dar razones de su desacuerdo o no.
Si un vendedor de enciclopedias me aborda en mi casa para venderme un producto (trabajo muy digno), puedo darle una razón por cortesía solamente, pero no tengo ninguna obligación. Si es una cuestión laboral con mi jefe, probablemente deba darlas. Si es sobre gustos, como qué película ir a ver con mi pareja, quizá no tiene mucho sentido justificar racionalmente mis preferencias. En fin, este asunto queda abierto a las necesidades de la situación y a su mejor juicio.

3. Lo óptimo en situaciones así es poder dar una solución alternativa, que pueda satisfacer a ambas partes. Ello no es fácil y quizás a veces, como ante el vendedor de enciclopedias, resulte imposible. Pero aquí la intención es lo que importa, porque refleja este espíritu de "yo te respeto y me respeto a mí mismo". Por otro lado, las soluciones de beneficio mutuo solo surgen cuando se conecta de verdad con las necesidades de ambas partes. En este caso puede concluir con: "Por eso te propongo...", donde expresa su propuesta de solución -algo aceptable para ambas partes- creativa, equilibrada, abierta. En este caso debe estar abierto a que la otra persona la acepte o haga una propuesta alternativa, que usted podrá aceptar o rechazar con libertad.

Recuerde que también puede aplazar el asunto si no hay salida, esperando otras circunstancias más favorables; siempre mejor que una confrontación estéril. Una trampa frecuente en las discusiones es que las partes trasladan el conflicto del objetivo hacia las razones correspondientes, intentando competir sobre qué razones son más relevantes.
La asertividad no es fácil. Hay personas que la desarrollan de forma intuitiva, evitando así caer en la discusión o en la evitación. No se trata de ser siempre asertivos, ya que puede resultar cargante y, en ocasiones, ineficaz. La recomendación es disponer de varios estilos de comunicación para las distintas situaciones. Fíjese en cuál es su estilo habitual en momentos de conflicto y pruebe otras alternativas que puedan ser más efectivas para que usted se sienta mejor y consiga sus objetivos. Practique expresar sus disconformidades de forma clara y firme, pero manteniendo un enfoque amable. No espere a la gran crisis para poner esto en práctica; necesita empezar con asuntos sencillos, en su entorno afectivo, para probar la técnica e desarrollando habilidad para poder hacerlo en situaciones difíciles.

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