PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

sábado, 21 de abril de 2012

La llave perdida o "más de lo mismo"

La Llave perdida o "más de lo mismo": Un borracho está buscando con afán bajo un farol. Se acerca un policía y le pregunta qué ha perdido. El hombre responde: "Mi llave." Ahora son dos los que buscan. Al fin, el policía pregunta al hombre si está seguro de haber perdido la llave precisamente aquí. Este responde: "No, aquí no, sino allí detrás, pero allí está demasiado oscuro". ¿Le parece a usted absurda la historieta? Si es así, busque usted también fuera de lugar. La ventaja de una tal búsqueda está en que no conduce a nada, si no es más de lo mismo, es decir, nada. En estas pocas y simples palabras, más de lo mismo, se esconde una de las recetas de catástrofes más eficaces que jamás se hayan formado sobre nuestro planeta en el curso de millones de años y que han llevado especies enteras de seres vivientes a la extinción. Se trata de un ejercicio con el pasado que ya conocieron nuestros antepasados en el reino animal antes del sexto día de la creación. A diferencia del mecanismo anterior que atribuye la causa y la culpa a la fuerza mayor de unos sucesos pasados, este ejercicio cuarto se basa en el aferrarse tercamente a unas adaptaciones o soluciones que alguna vez fueron suficientes, eficaces o quizás las únicas posibles. El problema de toda adaptación a unas circunstancias determinadas no es otro que estas cambian. Entonces es cuando empieza el ejercicio. Está claro que ningún ser viviente puede comportarse con desorden -es decir, hoy así y mañana de un modo totalmente distinto- en su medio ambiente. La necesidad vital de adaptarse conduce inevitablemente a la formación de unos modelos de conducta que tienen como objetivo conseguir una supervivencia lo más eficaz y libre de dolor posible. Pero, en cambio, por unos motivos todavía enigmáticos a los mismos investigadores de la conducta, animales y hombres tienden a conservar estas adaptaciones óptimas en unas circunstancias dadas, como si fueran las únicas posibles para siempre. Ello acarrea una obcecación doble: primero, que con el paso del tiempo la adaptación referida deja de ser la mejor posible, y segundo, que junto a ella siempre hubo toda una serie de soluciones distintas, o al menos ahora las hay. Esta doble obcecación tiene dos consecuencias: primera, convierte la solución intentada en progresivamente más ineficaz y la situación en progresivamente más difícil; y segunda, lleva el peso creciente del mal a la única consecuencia lógica aparentemente posible, esto es, a la convicción de no haber hecho todavía bastante para la solución del mal. Es decir, se aplica más cantidad de la misma "solución" y se cosecha precisamente más cantidad de la misma miseria. La importancia de este mecanismo para nuestro propósito es evidente. Sin necesidad de recursos especializados, el principiante puede aplicarlo; en realidad está tan difundido que ya desde los días de Freud va ofreciendo buenos ingresos a generaciones de especialistas; de todos modos queremos observar, de paso, que ellos no lo llaman "recetas del más de lo mismo", sino neurosis. Pero lo importante no es el nombre, sino el efecto. Este está garantizado, mientras el aspirante a la vida desdichada se someta a dos normas sencillas: primera, no hay más que una sola, posible, permitida, razonable y lógica solución del problema, y si estos esfuerzos no consiguen el éxito, ello solo indica que uno no se ha esforzado bastante. Segunda norma, el supuesto mismo de que solo hay una solución no puede ponerse nunca en duda; solo está permitido ir tanteando en la aplicación de este supuesto fundamental. Paul Watzlawick: "El Arte de Amargarse la Vida", Herder, 2009, Barcelona. Pp. 32-35. Aquí, Watzlawick habla de lo que se ha tratado en el post "La Torre de Marfil", en un tono irónico, como envuelve el discurso de este libro paradójico. Como pueden detectar, su afición por el psicoanálisis no es demasiado pronunciada, más bien considera que es "más de lo mismo". Es decir, que es una técnica donde la vuelta al pasado impide cambiar el presente. Hay que decir que fue formado, entre otras instituciones, en el Instituto C.G. Jung de Zúrich.

No hay comentarios: