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Paz y Ciencia

viernes, 20 de abril de 2012

Homosexualidad

A García Lorca, cuando entraba al Casino de Madrid: -Todos los poetas sois maricones. -¡Oiga, oiga! ¿A quién está llamando usted poeta?
Uno de los resultados más asombrosos del informe Kinsey (publicado en 1948) fue el de señalar la importancia de las relaciones homosexuales en el seno de la sociedad norteamericana (un norteamericano de cada dos no es exclusivamente heterosexual durante su vida adulta). Existe una película sobre ello "Kinsey, 2004". El sexólogo Alfred Kinsey. Kinsey, con la ayuda de Wardell Pommer llegaron a estas conclusiones. La homosexualidad, conocida desde la antigüedad -y aceptada entre los griegos-, quienes han plasmado las bases del pensamiento en gran medida, sigue siendo una incógnita sin despejar. Diferentes teorías han intentado explicar la homosexualidad, pero solo muy lentamente aparece su caráter psíquico. El médico forense alemán Krafft-Ebing (1840-1902) fue el primero en realizar, en su célebre trabajo "Psychopatia sexualis", el inventario y estudio de todas las "perversiones" sexuales. Según este autor, la homosexualidad es el resultado de una degeneración congénita. La explicación de Krafft-ebing se aclara si se considera que, como forense, solo veía a delincuentes homosexuales. No resulta extraño, entonces, que haya trasladado, en su teoría, la degeneración a la homosexualidad. Ahora no es vigente esta tesis, evidentemente. Contemporáneo de Freud y Krafft-Ebing, el médico inglés Havelock Ellis fue el primero en intentar -en su obra "Estudios de psicología sexual"- una desmitificación de la homosexualidad, demostrando que no era congénita sino, en todo caso, adquirida. En oposición a Krafft-Ebing y sus discípulos, Ellis afirma el carácter puramente psíquico de la homosexualidad. Freud también abordó este problema en sus "Tres ensayos para una teoría sexual" (1905). En esa obra critica el organicismo de Krafft-Ebing sin por ello aceptar la tesis de Havelock Ellis, que no permite comprender por qué razón solo ciertos individuos responden mediante la homosexualidad a una situación dada. Freud subraya la importancia de una constelación psicológica que parece decisiva, pero no niega la posibilidad de factores orgánicos. Lo que parece decisivo en la génesis de la homosexualidad es una fijación infantil a la madre, que conduce al hijo a buscar a adolescentes que se le parezcan. Havelock Ellis ya había destacado la importancia de esta elección y la había designado "narcisismo". El estudio del complejo de Edipo y de su posible fracaso permitiría una profundización de la génesis de la homosexualidad. En tanto la identificación a la madre parece decisiva para el hombre, la fijación al padre, en el caso de la hija, corre el riesgo de generar la homosexualidad. El elemento decisivo parece ser el Complejo de Castración: si la hija no llega a aceptar la diferencia entre ambos sexos, no logra desprenderse de su identificación al padre y se convierte en homosexual. La forma en que el niño ha resuelto el complejo de Edipo y atravesado la época de la pubertad decide, aparentemente, la aparición de la homosexualidad. Condenada, anteriormente, por una severa legislación en algunos paises y aceptada en otros (principalmente los nórdicos), la homosexualidad representa un mal pronóstico para el psicoanálisis. En un ensayo titulado "Psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Freud plantea que es tan difícil transformar una elección homosexual en heterosexual como su inversa. Sin embargo, todavía en el siglo XXI existen profesionales que dicen, poder "curar" la homosexualidad. Estos profesionales y las teorías anteriormente descritas no tienen fundamento y así lo avala el hecho de que se eliminara del manual de trastornos mentales, el terrible DSM. Estas teorías son deterministas y no contemplan las infinitas variables que tienen que ver con que una persona elija un objeto sexual determinado.
Romance Sonámbulo. Federico García Lorca. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando y ella no puede mirarlas. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los montes de Cabra. Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, dejadme subir, dejadme, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada. Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche su puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos, en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña.

1 comentario:

José Pablo Bolaños dijo...

La Psicobiología tiene varias cosas que decir acerca de la homosexualidad, pero ninguna de ellas apunta a que sea una decisión o inclinación que el individuo vaya adquiriendo a lo largo de su vida. Lo que se ha descubierto es que existen algunas estructuras en el cerebro del hombre homosexual (específicamente, porque en la mujer no ha habido tanto interés) que son más similares a las que uno encontraría en el de una mujer que en el de un hombre heterosexual.

De cualquiera de las dos formas, no es posible afirmar que hay ningún tipo de Psicopatología. La única razón por la cual hago este señalamiento es porque lo único que responsablemente podemos afirmar en este momento acerca de cómo surge la preferencia homosexual, es que no sabemos nada.