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Paz y Ciencia

jueves, 19 de abril de 2012

La teoría original: la auténtica felicidad

La psicología positiva, tal como yo la entiendo, se basa en lo que decidimos elegir por su valor intrínseco. Hace poco decidí queme hicieran un masaje en la espalda en el aeropuerto de Mineápolis porque me sentaba bien. Elegí el masaje por su valor intrínseco, no porque diera mayor sentido a mi vida ni nada por el estilo. A menudo elegimos aquello que nos hace sentir bien, pero es muy importante ser consciente de que muchas veces nuestras decisiones no se toman teniendo en cuenta cómo vamos a sentirnos. Anoche decidí escuchar el espantoso recital de piano de mi hijo de seis años no porque me hiciera sentir bien sino porque es mi obligación como padre y, en parte, eso da sentido a mi vida. La teoría de La Auténtica Felicidad aduce que el análisis de la felicidad puede dividirse en tres elementos distintos que elegimos por su valor intrínseco: la emoción positiva, la entrega y el sentido. Y cada uno de estos elementos es más fácil de definir y de medir que la felicidad. El primero es la emoción positiva; lo que sentimos: placer, gozo, calidez, consuelo y similares. Si una vida entera consigue girar alrededor de este elemento, la llamo "vida placentera". El segundo elemento, la entrega, se basa en fluir: fundirse en la música, tener la sensación de que el tiempo ha parado y fluir con libertad, tener la sensación de que el tiempo ha parado y fluir con libertad durante una actividad absorbente. Denomino a una vida vivida con estos objetivos "vida entregada". La entrega es distinta, e incluso opuesta, a la emoción positiva, porque si se pregunta a una persona que está fluyendo qué piensa o siente, normalmente responde que nada. Cuando fluimos nos fundimos con el objeto. Creo que la gran concentración que exige el fluir agota todos los recursos cognitivos y emocionales que componen el pensamiento y los sentimientos. No hay vías rápidas para fluir. Al contrario, hay que hacer uso de las mayores fortalezas y talento para fluir con el mundo. Existen vías rápidas y fáciles para sentir emoción positiva, lo cual indica otra diferencia entre la entrega y la emoción positiva. Uno se puede masturbar, ir de compras, consumir drogas o mirar la televisión. De ahí que sea tan importante identificar las fortalezas de cada uno y aprender a utilizarlas más a menudo para fluir (www.authentichappiness.org). La felicidad se compone de un tercer elemento, que es el sentido. Yo fluyo jugando al bridge, pero después de un torneo largo, cuando me miro en el espejo, me preocupa estar nervioso hasta el final de mis días. La búsqueda de la entrega y del placer suelen ser esfuerzos solitarios, solipsistas. Inelutablemente, los seres humanos quieren que su vida tenga sentido y un propósito. La vida significativa consiste en pertenecer y servir a algo que uno considera que es superior a uno mismo, y la humanidad ha creado todas las instituciones posibles para ello: la religión, los partidos políticos, la ecología, los boy scouts o la familia. Así pues, esta es la teoría de la auténtica felicidad; la psicología positiva se centra en las tres caras de la felicidad; la emoción positiva, la entrega y el sentido. Martin E.P. Seligman: "La Vida que Florece", Ediciones B, 2011, Barcelona. Pp. 26-27

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