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Paz y Ciencia

domingo, 22 de abril de 2012

"Dialéctica del Yo y del Inconsciente"

"Tu visión devendrá mas clara solamente cuando mires dentro de tu corazón... Aquel que mira afuera, sueña. Quién mira en su interior, despierta". C.G. Jung. "El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos". C.G. Jung.
Editada por vez primera en 1934, esta obra condensa veinteiocho años de experiencia psicológica y psiquiátrica. En ella Jung encara la descripción del proceso por el cual el inconsciente, en sus relaciones con el yo, desenvuelve una evolución de la psique. Dicha evolución se estudia a dos niveles: el del individuo y el del mundo colectivo. Jung no participa de la teoría freudiana según la cual el inconsciente estaría únicamente constituido por las tendencias infantiles reprimidas. Aunque admite que estas tendencias son las que surgen con más relieve, afirma que el inconsciente contiene otras dimensiones. Comprende los materiales que, sin ser reprimidos, no han alcanzado el umbral de la conciencia. Analizando los sueños de sus pacientes, descubre huellas de representaciones arcaicas que le parecen independientes de toda adquisición personal. Designará a la misma como arquetipos revivificados y empleará al respecto la noción de inconsciente colectivo. Estos contenidos psíquicos suprapersonales ejercen, según el autor, una gran fascinación sobre lo consciente. Las representaciones colectivas se encuentran en la fuente de las frases publicitarias, como de las expresiones poéticas y del lenguaje religioso. Ciertas modificaciones bruscas de la personalidad, como las conversiones imprevistas, provenían de la atracción de una imagen colectiva. Así, para Jung, el espíritu humano es un fenómeno a la vez individual y colectivo. Para alcanzar una verdadera individuación -que Jung designa como la "realización del sí- es necesario operar una liberación con respecto a las formas falsas que rodean a la personalidad y también con respecto a la fuerza sugestiva de las imágenes inconscientes. En el hombre adulto, la influencia de la imagen parental tiende a ser reemplazada por la de la mujer. De acuerdo con el autor, la imagen de la mujer se encuentra fijada hereditariamente en el alma del hombre; constituye la parte femenina inconsciente de su psique, su anima. El hombre no llega a diferenciarse del anima más que al precio de grandes esfuerzos porque esta es invisible y difícilmente discernible. A la inversa del hombre, la mujer adquiere como elemento de compensación un carácter masculino, el animus. Este es una suerte de condensación de todas las experiencias acumuladas por la línea ancestral femenina al contacto con el hombre; pero también es un ser creador, capaz de fecundar el costado femenino del hombre. El anima y el animus no son, según Jung, más que complejos personificados. Deben ser reconocidos y aceptados en tanto personalidades parcelarias relativamente independientes. El verdadero nosotros mismos, el sí, no es, según Jung, más que una esencia incognoscible. Podríamos decir que es "Dios en nosotros". El yo que ha recorrido su individuación se resiente como objeto de un sujeto desconocido que lo engloba. Para Jung es indispensable andar, en el ámbito psicológico, más allá de lo científicamente conocido. En definitiva, percibe el sí como cualquier cosa de lo irracional a la que adhiere el yo y alrededor de la cual este gira como la Tierra alrededor del Sol. Quienes alcanzan esta percepción habrán logrado la finalidad de la individuación. Acompañamiento musical de Dare, banda galesa de rock melódico. La canción se titula "Belief": http://youtu.be/toOUx1X8_ks

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