Si dos piensan igual si están en armonía, todo recobra su equilibrio y lo mejor viene para esas vidas.
Hay una lucha interna entre hemisferios: el de la voluntad y el de la impulsividad.
Estamos perfectamente creados: mientras la voluntad nos hace mirar a largo plazo, la impulsividad nos permite ver el "ahora".
Llevarte bien con los demás sana, llevarte bien con la gente que cura, que no hay dependencia ayuda a curar a los demás.
Cuando la voluntad se imponga a la impulsividad podremos relacionarnos mejor.
Cuando la voluntad rige en nuestra actitud podremos labrar nuevas amistades y curar otras.
Las palabras crean la atmósfera emocional y espiritual. Debemos ser conscientes del poder de saber comunicarnos con otros.
- Comunicar nuestros deseos con cariño, afecto y claridad.
- Pedir, no demandar. "Por favor... "
- Preguntar en lugar de afirmar, cuando pensamos que una cosa es de una determinada forma es aclararlo preguntando.
- No utilizar etiquetas.
- Evitar los "siempre" y "nunca".
- Que todo lo que se diga suma a la relación y nunca reste. .
- Recordar que el cuerpo también habla. Para escuchar hay que mirar a los ojos.
- Tener el hábito de dar gratificaciones. Pequeños actos y actitudes que agradan a la otra persona. Para eso, tenemos que convertirnos en detectives y usar el lenguaje del amor.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
Proverbios
Bernardo Stamateas: "No me maltrates. Cómo detectar y detener el Maltrato Verbal".
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