PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

sábado, 31 de marzo de 2012

Ronald Laing

El psiquiatra inglés Ronald Laing, autor de numerosos estudios sobre la esquizofrenia, es uno de los precursores de la "Antipsiquiatría". Rompiendo con la trandición de los clínicos clásicos, no considera la psicosis como una enfermedad, sino como un fenómeno social. Este concepto suscitó vivas controversias en el seno del mundo médico, al tiempo que granjeó a su autor la simpatía de la intelectualidad ultraizquierdista.
Ronald Laing nace en el año 1927 en Glasgow, donde obtiene el doctorado en medicina en 1951. Desde entonces hasta 1953 presta servicios como psiquiatra militar en el Ejército británico. Prosigue sus trabajos en el Royal Hospital de Glasgow (1955), y luego en el departamento de psicología de la universidad de Glasgow (1956) y la Tavistock Clinic de Londres (1957-1961). Durante cinco años -de 1958 a 1963- estudia la evolución de3 once familias de esquizofrénicos y reune los materiales correspondientes en su obra "Salud, Corudura y Familia" (1964). En la misma época crea una comunidad de esquizofrénicos en el Kingsley Hall (Londres), donde practica la psicoterapia de grupo aplicando métodos no directivos y regresivos. Desde 1961 es miemrbro del Tavistock Institute of Human Relations.
Los trabsjos de Ronald Laing, que se apartan de las ideas fundamentales del psicoanális freudiano -sin rechazarlas por entero-, se inscriben en la línea trazada por algunos filósofos existencialistas como Heidegger, Binswanger y Sartre. También se inspira en las tesis del psiquiatra americano Harry Stack Sullivan en cuanto a las relaciones interindividuales. En "El yo dividido" (1960), Ronald Laing aplica los métodos de la fenomenolología existencial al estudio de los procesos de desintegración del yo que dan origen a ciertas formas de esquizofrenia. Intenta demostrar la forma en que lo que designa "inseguridad ontológica fundamental" lleva al individuo a sentirse extranjero ante sí mismo y a la vez ante los demás, y cómo el enfermo se crea un "Falso Self" (idea de Winnicott) para luchar contra la desesperación. La esquizofrenia, según Laing, sería la "estrategia que inventa una persona con el fin de vivir una situación invivible".
Subrayando principalmente las estructuras familiares ve en ciertas formas de esquizofrenia la expresión de una rebelión contra la función represiva de la familia. En "La política de la experiencia" (1967), plantea la idea de que el esquizofrénico sería, sencillamente, un individuo incapaz de reprimir los instintos "normales" y de conformarse a una sociedad "anormal".
Ronald Laing afirma que la psicosis lleva en su los gérmenes de la curación. Incluso llega a considerarla una experiencia enriquecedora para el individuo y propone el eso de drogas psicodélicas con el fin de facilitarle el "viaje" al "yo interior". Acusado por algunos de rendir en cierto modo culto a la locura, Ronald Laing ha dado en el clavo, según otros, en una mujero comprensión de la significación de las enfermedades mentales. Por su capacidad de hacer vivir concretamente a un ser humano a través del lenguaje del enfermo, llegaría a hacer entrar al profano en el mundo angustioso y alienado del esquizofrénico.

Desvinculación Afectiva

Las consecuencias en la personalidad de la desvinculación afectiva son muy importantes, serán mayores en la medida en que dicha desvinculación sea más pronunciada, estas son el narcisismo, el odio y la dominación.

Narcisismo: las personas desvinculadas compiten con el resto porque nada les une a ellos, convirtiéndose así los demás en rivales. En términos de suministros afectivos, el desequilibrio que se produce es un déficit en el suministro externo por la falta de interés en conectar con los otros, y un exceso como compensación en el suministro interno (narcisismo maligno). Pues bien, existen individuos desvinculados que gozan de un cierto éxito social, sea por dinero, por despuntar en alguna característica, por carisma, por ser personajes públicos, etc. Estas personas desearán ser admiradas y elogiadas por los demás, no resultándoles entonces excesivamente molestos siempre y cuando se plieguen a estas condiciones y no se atrevan a enfrentarse, a rivalizar o a cuestionar. Nos encontramos entonces en presencia del narcisismo, paradigma de la desvinculación afectiva "positiva" en tanto el odio y la envidia de estas personas, aunque existe, no son lo suficientemente intensos como para producir sufrimiento en los demás. Eso sí, son individuos que carecen de conexión afectiva con los otros, y esto ciertamente resultará frustrante para su entorno.

Paranoidismo: los paranoides son narcisistas en potencia, es decir, narcisistas que no han gozado del éxito social que hubieran deseado, o, con otras palabras, personas que desean desvincularse completamente de los demás y abastecerse solo de su suministro interno, pero que no han podido hacerlo. Se creen por encima de los demás pero saben que no gozan de ese reconocimiento, lo que produce una frustración continua y una culpabilización del entorno por esta circunstancia.
El problema es que el paranoide, al no tener suficiente suministro interno, necesita todavía aportaciones del externo, no produciéndose una desvinculación afectiva completa. Se crean unas necesidades afectivas muy egoístas y patológicas, mezcladas con odio y frustración tanto por un ego que clama poder y admiración, como por una insatisfacción emocional que, posiblemente, sea de larga data.

El odio y la dominación: la desvinculación, más allá del mayor o menor éxito social, crea siempre un sentimiento de odio hacia los demás. Son personas que disfrutan con el dolor ajeno, que no empatizan en positivo con individuos que sufren, que no se conmueven con noticias tristes en la televisión. Retirar los lazos afectivos no solo eso, sino sustituir los sentimientos positivos por los negativos. La crueldad del ser humano es un exponente de todo esto. Pero no es necesario estar muy desvinculado emocionalmente de los demás para experimentar este odio: las personas, por norma general, no están vinculdas a todo el mundo, sino que pueden manifestar preferencias por algún grupo. Son "vínculos selectivos" que alguien tiene con su grupo de iguales, con una ideología, un partido político, un equipo de fútbol, etc. Cuando esto se produce, en no pocas ocasiones se demoniza a todo aquel que comparte esa afiliación o esos planteamientos, y mucho más si son del grupo rival. La deshumanización y el odio que se destila incluso en personas que afectivamente no se debería considerar desvinculadas nos ilustra sobre la magnitud del odio en los individuos que, como los antisociales y psicópatas, si están desvinculados de los demás.
La relación que se desea con los demás está fundamentada en la dominación. Las personas desvinculadas anhelan un poder suficiente con el que puedan satisfacer su egoísmo y, al mismo tiempo, sentir que no necesitan a los demás y desplegar su desprecio hacia ellos. En determinados comportamientos tiránicos o de explotación se ven claros ejemplos de todo esto, incluyendo fenómenos como el del acoso escolar a los más débiles.

Mejorar la autoestima

Aquí estamos tratando de evitar el recurrir en exceso al suministro externo de afecto, esto se da en personas con privación emocional, según Winnicott (deprivación).
La autoestima es la relación positiva que un individuo tiene consigo mismo. Realmente, no consiste en verse más listo, importante, guapo o rico que los otros, sino en quererse. Si yo le pregunto a alguien si quiere a su madre o a su hijo, no me van a contestar que sí porque le ven inteligente o porque cocina muy bien, por ejemplo, sino poruqe le quieren y ya está, sin más. Un individuo puede considerarse un buen profesional, atractivo, interesante, etc. y no disponer de una adecuada autoestima, es decir, no quererse a sí mismo como debería hacerlo; es cierto que, en muchas ocasiones, esa falta de sentimiento positivo hacia uno mismo lastra también lo que es el autoconcepto, que es la idea racional que todos disponemos sobre nosotros, pero en otras ocasiones esto es no es así.
¿Y qué significa quererse a uno mismo? Porque si no es necesariamente enumerar o reconocer sus características positivas, ¿qué es? Muy sencillo: lo mismo que significa querer a un ser querido, querer a alguien. Otra de las premisas fundamentales de la psicoterapia es que nos relacionamos con nosotros mismos de la misma forma que nos relacionamos con los demás. Podemos, por ejemplo, querer a alguien, odiarle, criticarle, valorarle, desconfiar de él; igualmente, podemos querernos a nosotros mismos, odiarnos, criticarnos, valorarnos, desconfiar de nosotros, etc.
Partiendo de esta premisa, querernos a nosotros mismos tiene que suponer lo mismo que querer a alguien. De esta forma, todo se entiende mejor, y es un procedimiento que es positivo aplicar en las sesiones para explicar a los pacientes este tipo de cuestiones, un tanto abstractas si no se asimilan bien, pero fáciles de comprender con exposiciones de este tipo. Entonces, para entender lo que es la autoestima precisamos saber qué supone querer a alguien, algo que no debe costarnos ni a nosotros ni a nuestros pacientes: querer a alguien supone desearle lo mejor, preocuparse por su situación, alegrarse de sus buenas noticias e interesarse por ellas, compartir su vida, acompañarle en los malos momentos, animarle cuando se encuentra en una situación complicada, ayudarle a resolver algún problema, valorarle por sus logros y méritos, tender a considerarle especial e importante enfatizando sus puntos fuertes, aun reconociendo sus puntos débiles, no criticarle de forma destructiva sino para que saque conclusiones o aprendizajes. Por encima de todo, hacer sentir a esa persona que estamos con ella por ser quien es, y no por cumplir determinadas condiciones como ser atractiva físicamente, inteligente o simpática.
En las terapias se debe transmitir para que lo interiorice la persona: Elogio, Ayuda y Apoyo, Protección y Amor Incondicional.

"La Contratransferencia", Winnicott




Trabajo presentado en la segunda parte de un simposio sobre la Contratransferencia, organizado por la Sección Médica de la British Psychological Society, Londres, 25 de noviembre de 1959, y publicado originalmente en el British Journal of Medical Psychology, 33, págs. 17-21.

Lo que deseo decir puede enunciarse brevemente. Creo que a la palabra "contratransferencia" ahora debería restituírsele su uso original. Podemos utilizar las palabras como gustemos, sobre todo tratándose de palabras artificiales como lo es ésta. Naturalmente, una palabra como "self" sabe más que nosotros; nos usa y puede gobernarnos. Pero "contratransferencia" es un término que nosotros podemos esclavizar, y la lectura de los textos técnicos me lleva a pensar que está en peligro de perder su identidad. Hay ahora toda una literatura en torno de este vocablo, y yo he tratado de estudiarla. En mi artículo "Hate in the Counter-transference" (1947) (que trata principalmente sobre el odio), dije que, según cierto uso, "contratransferencia" designaría "la anormalidad en los sentimientos contratransferenciales, y relaciones e identificaciones fijas reprimidas en el analista. Esto lleva a comentar que el analista necesita más análisis...". A los fines de ese escrito, recogí a continuación otros dos significados posibles. Será fútil cualquier discusión que se base en las fallas del análisis del propio analista. En cierto sentido, esto pone fin al debate. Pero el significado de la palabra contratransferencia puede ampliarse, y creo que todos estamos de acuerdo en extenderlo un poco para tener la oportunidad de ver nuestro trabajo de una manera nueva. Pero volveré a la idea que he expresado. Antes de proseguir, tengo que retomar una observación realizada por Michael Fordham al principio de su intervención, en la cual cita a Jung como cuestionando la idea de que la transferencia es el producto de la técnica psicoanalítica, y subrayando que es un fenómeno general transpersonal o social. Aparte del hecho de que no sé qué significa "transpersonal", pienso que una distorsión del uso del término tal como Freud lo introdujo puede generar confusiones. La característica de la técnica psicoanalítica es este empleo de la .transferencia y de la neurosis de transferencia. La transferencia no es sólo una cuestión de buena comunicación o relación. Tiene que ver con el modo como un fenómeno altamente subjetivo surge repetidamente en el análisis. El psicoanálisis consiste en gran medida en la preparación de las condiciones para el desarrollo de esos fenómenos, y en su interpretación en el momento oportuno.
La interpretación relaciona el fenómeno transferencia) específico con una porción de la realidad psíquica del paciente, y esto en algunos casos significa relacionarla al mismo tiempo con una porción de su vida pasada. En un ejemplo típico, el paciente va eligiendo desconfianza y odio en la relación con el analista, lo que puede verse como correlacionado con el peligro de encontrarse con otro paciente, o con las interrupciones debidas a los fines de semana y las vacaciones. Con el transcurso del tiempo, una interpretación le da sentido a todo esto, no en los términos del presente, sino de la estructura dinámica de la personalidad del paciente. A continuación de ese trabajo, el paciente pierde esa neurosis de transferencia específica y comienza la eclosión de otra. (A menudo el trabajo no se realiza de un modo tan claro, pero como ilustración esto describe perfectamente el principio básico.) Michael Fordham (1960) nos ha proporcionado un buen ejemplo con la paciente que lo interrogaba reiteradamente. por fin la mujer dijo: "Usted es como mi padre, nunca contesta las preguntas". A menudo un paciente da claves que el analista puede interpretar de modo fructífero, pero en este caso una porción importante aunque pequeña de la interpretación fue aportada por la propia paciente, y sin duda el analista pudo entonces intervenir con una interpretación más completa. Es necesario que dedique tiempo a estas aclaraciones, porque si no nos ponemos de acuerdo sobre el término transferencia no debemos empezar a discutir la contratransferencia. Incidentalmente, podría recordarle al doctor Fordham que alguno de los términos que él emplea carecen de valor para mí, pues pertenecen a la jerga junguiana. El, a su turno, podría decirme cuáles de mis palabras le resultan inútiles. Por mi parte, me refiero a "transpersonal", "inconsciente transpersonal", "ideal analítico transpersonal", "arquetípico", "componentes contrasexuales de la psique", "ánimus y ánima", "conjunción ánimus-ánima". Este lenguaje no puede llegar a establecer una comunicación conmigo. Para algunas de las personas que se encuentran en este salón, éstas son palabras cotidianas, y para el resto no tienen ningún significado preciso. También debemos tener cuidado con el empleo de términos que reciben diferentes usos entre grupos diversos de investigadores: yo, inconsciente, ilusorio, sintónico (reaccionar sintónicamente), análisis, etcétera. Ahora puedo volver al tema del fenómeno de la transferencia-contratransferencia y examinar lo que sucede en términos generales en el trabajo profesional. El trabajo profesional es totalmente distinto de la vida corriente, ¿no es así? Todo esto comenzó con Hipócrates, quizás el fundador de la actitud profesional.
En el juramento médico encontramos el cuadro de un hombre o una mujer que constituye una versión idealizada del hombre o la mujer comunes de la calle. Pero es así como somos cuando actuamos profesionalmente. Ese juramento incluye la promesa de no cometer adulterio con una paciente. Este punto supone el pleno reconocimiento de un aspecto de la transferencia, la necesidad que experimenta el paciente de idealizar al médico, y de enamorarse de él, de soñar. Freud admitió el desarrollo de toda una gama de fenómenos subjetivos en la relación profesional; en efecto, el análisis del propio analista implicaba el reconocimiento de que éste se encuentra bajo tensión al mantener una actitud profesional. Empleo deliberadamente este modo de hablar. No estoy diciendo que el análisis del analista pretenda liberarlo de la neurosis; se trata de aumentar la estabilidad del carácter y la madurez de la personalidad del profesional, que constituyen la base de su trabajo y de nuestra capacidad para mantener una relación profesional. Desde luego, la actitud profesional podría erigirse sobre una base de defensas, inhibiciones y regularidad obsesiva; lo que digo es que precisamente en esos casos el terapeuta se encuentra bajo tensión, porque cualquier estructuración de las defensas de su yo reduce su capacidad para enfrentar las situaciones nuevas. El psicoterapeuta (analista o psicólogo analítico) debe seguir siendo vulnerable y, sin embargo, no abandonar su rol profesional en sus sesiones de trabajo reales. Supongo que el analista profesional de conducta correcta es más fácil de encontrar que el analista que, sin dejar de comportarse bien, conserva la vulnerabilidad propia de una organización defensiva flexible. (Fordham se refiere a esta misma idea en su propio lenguaje.) En el psicoanálisis hay un uso mucho más pleno de los fenómenos de la transferencia que, por ejemplo, en la asistencia social. Esto le proporciona al analista una ventaja terapéutica sobre el asistente social, pero hay que recordar las ventajas que conserva la asistencia individualizada más general que brinda el primero, quien, trabajando con las funciones yoicas del paciente, está en mejores condiciones para relacionarse con las necesidades de provisión social que tiene el yo del individuo. Como analistas solemos encontrar obstáculos en esta función, que no es la nuestra. En el análisis, lo característico es que la neurosis de transferencia derive del ello. En la asistencia social un hombre puede decirle a una visitadora "usted me recuerda a mi madre", y no es necesario hacer nada respecto de esto, salvo que la asistente lo crea. En el análisis, el analista habrá recibido claves que le permiten interpretar no sólo la transferencia de sentimientos de la madre a él, sino también los elementos instintivos inconscientes que están debajo, y los conflictos suscitados y las defensas que se organizan. De este modo, el inconsciente empieza a tener un equivalente consciente y a convertirse en un proceso vivo que envuelve a las personas, y a ser un fenómeno aceptable para el paciente. Seguramente lo que el paciente encuentra es la actitud profesional del analista, y no los hombres y mujeres inconfiables que somos en la vida privada. Quiero empezar con esta observación clara, aunque tenga que modificar algo más adelante lo que ahora estoy diciendo. Deseo dejar establecido que el trabajo del analista es un estado especial, es decir, que su actitud es profesional. El trabajo se realiza con un encuadre profesional. En este encuadre damos por sentado que el analista no está sometido a trastornos de la personalidad y el carácter de un tipo o grado tal que impidan mantener la relación profesional, o que para mantenerla obliguen a pagar el alto costo que suponen las defensas excesivas. La actitud profesional se parece al simbolismo, en cuanto supone una distancia entre el analista y el paciente. El símbolo está en una brecha entre el objeto subjetivo y el objeto percibido objetivamente. Se verá que en este sentido estoy en desacuerdo con una afirmación de Fordham, aunque algo más adelante concordaré con él. La afirmación a la que me refiero es la siguiente: "El (Jung) compara la relación analítica con una interacción química, y continúa diciendo que el tratamiento no puede, mediante ningún dispositivo... ser otra cosa que el producto de la influencia recíproca en la cual desempeñan su parte tanto el ser total del médico como el paciente". Más adelante subraya que es fútil que el analista erija defensas de tipo profesional contra la influencia del paciente, y continúa: "Al hacerlo, no hace más que negarse el empleo de un órgano de información sumamente importante". Yo preferiría ser recordado como alguien que sostiene que entre el paciente y el analista está la actitud profesional del analista, su técnica, el trabajo que realiza con su mente. Ahora bien, les digo esto sin temor porque no soy un intelectual, y de hecho hago personalmente mi trabajo en gran medida partiendo del yo corporal, por así decirlo. Pero en mi trabajo analítico me pienso funcionando gracias a un esfuerzo mental consciente aunque fácil.Las ideas y los sentimientos acuden a la mente, pero antes de formular una interpretación los examino y escudriño. Esto no significa que los sentimientos no participen. Por un lado, puedo sentir dolor de estómago, pero habitualmente ello no afecta mis interpretaciones; por otra parte, tal vez una idea del paciente me ha estimulado erótica o agresivamente, pero tampoco este hecho afecta por lo común mi trabajo interpretativo, lo que diga, el modo o el momento en que lo diga. Durante la sesión el analista es objetivo y congruente, y no es un salvador, un maestro, un aliado ni un moralista. El efecto importante del propio análisis del analista en relación con esto consiste en que ha fortalecido su yo de modo tal que puede seguir profesionalmente involucrado y hacerlo sin demasiada tensión. En la medida en que esto sea cierto, la palabra contratransferencia puede designar los rasgos neuróticos que malogran la actitud profesional y perturban el curso del proceso analítico tal como lo determina el paciente. A mi juicio esto es así, salvo con cierto tipo de diagnóstico, que ahora deseo describir, que modifica la totalidad del problema y me lleva a desear concordar con la afirmación de la que acabo de disentir. El tema en discusión es ahora el rol del analista: este rol debe variar según el diagnóstico del paciente. Ninguno de los oradores tuvo tiempo para referirse más que brevemente a la cuestión del diagnóstico (aunque Fordham citó a Jung: "Está claro, sin embargo, que él está segura de que el naciente puede tener efectos muy drásticos sobre el analista y que ellos pueden inducir en él manifestaciones patológicas. Sostiene que éste es particularmente el caso cuando se trata de esquizofrenias fronterizas, y Jung desarrolla este tema de un modo interesante"). Por lo tanto, ahora hablo desde una posición diferente, y el cambio se origina en el hecho de que me refiero al manejo y tratamiento de casos fronterizos para los cuales la palabra psicótico es más apropiada que la palabra neurótico. Pero la gran mayoría de las personas que acuden a nosotros en busca de psicoanálisis no son psicóticos, y a los estudiantes hay que enseñarles en primer lugarel análisis de los casos no-psicóticos. Quizá se espere que yo emplee palabras tales como psiconeurosis, psicosis, o histeria, trastorno afectivo y esquizofrenia, pero no lo haré para clasificar los casos en función de lo que nos proponemos aquí. Creo que dos tipos de casos modifican completamente la actitud profesional del terapeuta. Uno es el paciente con tendencia antisocial y el otro es el paciente que necesita una regresión. El primero, el paciente con una tendencia más o menos antisocial, está reaccionando permanentemente a una deprivación. Su enfermedad, o el aspecto esperanzado que hay en ella, obliga al terapeuta a corregir y a continuar corrigiendo las fallas del yo auxiliar que alteró el curso de la vida del paciente. Lo único que el terapeuta puede hacer, aparte de quedar atrapado, es aprovechar lo que sucede para llegar a un enunciado preciso de la deprivación o las deprivaciones originales, tal como las percibió y sintió el paciente en su niñez. Esto supone trabajar o no con el inconsciente del paciente. Un terapeuta completamente comprometido en el trabajo con pacientes que presentan una tendencia antisocial no estaría en una buena posición para comprender la técnica psicoanalítica, la operación de la transferencia o la interpretación de la neurosis de transferencia. Nosotros tratamos de no derivar los casos antisociales a nuestros estudiantes de psicoanálisis precisamente porque con esos casos no podemos enseñar psicoanálisis. Se los trata mejor de otro modo, aunque el psicoanálisis puede a veces añadirse con utilidad. No dedicaré más consideraciones a la tendencia antisocial. En el otro tipo de paciente al que estoy refiriéndome, puede ser necesaria una regresión. Para generar un cambio significativo, el paciente tendrá que atravesar una fase de dependencia infantil. Tampoco en este caso puede enseñarse psicoanálisis, aunque sí practicarlo en una forma modificada. La dificultad consiste aquí en el diagnóstico, en la localización de la falsedad de la personalidad falsa que oculta al self verdadero inmaduro. Para que en este caso el self verdadero oculto se haga reconocer, el derrumbe del paciente formará parte del tratamiento, y el analista tendrá que ser capaz de interpretar el rol de la madre para el infante del paciente. Esto significa brindar un yo auxiliar en gran escala. El analista tendrá que seguir orientado hacia la realidad externa, mientras de hecho se identifica con el paciente, incluso se fusiona con él. El paciente debe volverse sumamente dependiente, incluso absolutamente dependiente, y esto vale aunque exista una parte sana de la personalidad que mientras tanto actúe como aliado del analista y de hecho le diga cómo debe comportarse. Advertirán que ahora estoy empleando frases concordantes con las utilizadas por Fordham. Una vez más puede decirse que los analistas que trabajan principalmente con pacientes que se vuelven muy dependientes de esta manera, quizá no comprendan ni aprendan la técnica psicoanalítica, basada en el trabajo con la gran mayoría de los pacientes, en los cuales su propia dependencia infantil fue manejada con éxito por sus madres y padres. (Nunca podrá subrayarse lo bastante el hecho de que la mayoría de las personas, si se analizan, necesitan la técnica psicoanalítica clásica, con la actitud profesional del analista entre éste y el paciente.) Per contra, el analista clásico, el que ha aprendido su tarea con la neurosis de transferencia y confía en su capacidad para abordarla a medida que se desarrolla y repetidamente reaparece, tiene mucho que aprender de quienes cuidan e intentan hacer psicoterapia con pacientes necesitados de atravesar las etapas del desarrollo emocional que en sentido propio corresponden a la infancia.
Por lo tanto, desde esta posición modificada con el paciente diagnosticado como psicótico o esquizofrénico, y con la transferencia dominada por la necesidad que tiene el paciente de hacer regresión a una dependencia infantil, me encuentro en condiciones de sumarme a muchas de las observaciones del doctor Fordham, quien, no obstante, considero que no las vinculó adecuadamente con la clasificación de los pacientes, debido a que le faltó tiempo. El psicótico fronterizo gradualmente atraviesa las barreras que yo he denominado la técnica del analista y la actitud profesional, y obliga a una relación directa de tipo primitivo, incluso al extremo de la fusión. Esto se hace de un modo gradual y ordenado, y la recuperación es consecuentemente ordenada, salvo cuando, como característica misma de la enfermedad, el caos debe reinar supremo tanto dentro como fuera. En la formación de psicoanalistas y en estudios relacionados, no debemos colocar a los estudiantes en la situación de quedar relacionados con las necesidades primitivas de los pacientes psicóticos, porque pocos podrán soportarlo, y pocos podrán extraer algún aprendizaje de esa experiencia. Por otra parte, en una práctica psicoanalítica adecuadamente organizada hay lugar para algunos pacientes que cruzan la frontera profesional, y que nos someten a esas pruebas especiales y formulan las exigencias que en esta discusión nosotros parecemos estar abarcando con el término "contratransferencia". Yo podría tomar el tema de las respuestas del analista. De hecho, me resulta difícil perder esta oportunidad de discutir las cosas de toda clase que he experimentado y que se vinculan con las ideas formuladas por el doctor Fordham.
Por ejemplo, hubo una paciente que me golpeó. Lo que yo le dije entonces no puede publicarse. No fue una interpretación, sino la reacción a un hecho. La paciente atravesó la línea blanca profesional y obtuvo un poco de lo que soy realmente; creo que ella lo sintió como real. Pero una reacción no es contratransferencia. ¿No sería mejor en este punto permitir que el término contratransferencia recobre su significado y designe lo que esperamos eliminar mediante la selección, el análisis y la formación de los analistas? Esto nos dejaría las manos libres para discutir muchas cosas interesantes que los analistas pueden hacer con los pacientes psicóticos en regresión temporaria y dependientes, a los cuales podríamos aplicarles la expresión de Margaret Little: la respuesta total del analista a las necesidades del paciente. Bajo este título u otro similar hay mucho por decir sobre el empleo que puede hacer el analista de sus propias reacciones conscientes e inconscientes ante el impacto del paciente psicótico o de la parte psicótica del paciente, y sobre el efecto de este impacto en la actitud profesional. Yo me cuento entre quienes ya han escrito algo y dicho mucho sobre este tema que interesa por igual a junguianos y freudianos. Esto podría y sin duda debe constituir la base de futuras discusiones, pero si se pretende extender está palabra para que abarque todo el mundo contenido en el título de este simposio (la contratransferencia), creo que lo único que se obtendrá es confusión.

La Alegría de Vivir

El optimismo no es más que una de las dos docenas de fortalezas que proporcionan un mayor bienestar. George Vaillant, profesor de Harvard que dirige los dos estudios psicológicos más completos sobre hombres y mujeres a lo largo de sus vidas, estudia las fortalezas que él ha dado en llamar "defensas maduras", entre las cuales se incluye el altruismo, la capacidad de aplazar la gratificación, la previsión de futuro y el sentido del humor. Algunos hombres no maduran nunca y no muestran tales rasgos, mientras que otros se deleitan en ellos a medida que envejecen. Los dos grupos de Vaillant son las promociones de Harvard entre 1939 y 1943, y 456 coetáneos de los barrios pobres de Boston. Ambos estudios se iniciaron a finales de la década de los años treinta, cuando los hombres tienen ya más de ochenta años. Vaillant ha hecho públicos los factores que mejor predicen el envejecimiento satisfactorio, entre los que se encuentra el nivel de ingresos, la salud física y la alegría de vivir. Las defensas maduras son un indicador fiable de la alegría de vivir, de los ingresos elevados y de la ancianidad vigorosa tanto en el grupo mayoritariamente blanco y protestante de Harvard como en el grupo de la zona pobre de la ciudad, mucho más heterogéneo. De los 76 hombres de la zona pobre que mostraban con frecuencia tales defensas maduras cuando eran jóvenes, el 95% todavía podía mover muebles pesados, cortar leña, caminar tres kilómetros y subir dos tramos de escaleras sin cansarse siendo mayores. De los 68 hombres de la zona pobre que nunca llegaron a mostrar fortalezas psíquicas, sólo el 53% podía realizar dichas tareas. En el caso de los hombres de Harvard a los 75 años, la alegría de vivir, la satisfacción matrimonial y el sentido subjetivo de salud física se predecían mejor a partir de las defensas maduras practicadas y medidas en la mediana edad.

Martin Seligman: "La Alegría de Vivir". 2008. Barcelona. Pp. 29-30

Inconsciente Colectivo

Propuesta por Jung, la noción de inconsciente colectivo desarrolla la de inconsciente individual (largamente analizada por Freud), al tiempo que rompe con ella. Después de haber sido considerado heredero del fundador del psicoanálisis, hacia 1913 se separa de su maestro al comprobar que "las obsesiones de Freud no son, forzosamente, las de todo el mundo". Atraído de joven por los fenómenos irracionales (su tesis trata de "La psicopatoogía de los fenómenos llamados ocultos", 1902), considera demasiado parcial la concepción freudiana de la líbido para explicar todo lo que puede ocurrir en el psiquismo humano.
El menosprecio de Freud por "el impuro embate del ocultismo", incita a Jung a buscar, más allá del yo y sus complejos, en el trasfondo de las civilizaciones, los mitos populares y las leyendas milenarias. A semejanza de Freud, adjudica una gran importancia a los sueños, pero para buscar en ellos, a luz de los materiales históricos, los símbolos colectivos, por otra parte más ricos, según él, que los "deseos reprimidos" de un individuo. A medida que se penetra en el psiquismo, se atraviesan niveles: la persona (o personaje social), la sombra (o el conjunto de lo inconsciente) y, finalmente, el inconsciente colectivo.
Es verdad que Freud admite la existencia de un inconsciente colectivo (prueba de ello es "Tótem y Tabú"), pero jamás reconoce su valor terapéutico. Por el contrario, Jung ve allí la base más profunda y más importante del psiquismo humano, donde se acumulan todos los mitos, los símbolos y las imágenes del pasado, a los que el psicoanalista de Basilea denomina "arquetipos".
Estos son los dinamismos inconscientes que modelan el flujo psíquico informe; contienen, según Jung, una fuerte carga emocional de orden "sagrado". Pero los arquetipos, que permiten al mundo tomar conciencia de sí mismo a través del yo, pueden volverse peligrosos para la conciencia individual. Dominan la psique de una manera profundamente inconsciente. Este es, sobre todo, el caso del arquetipo de los padres.
Jung define el arquetipo como un "drama en escorzo". El campo del inconsciente colectivo está compuesto por los mismos elementos para todos los hombres. De tal modo, Jung pudo "prever" el advenimiento del nazismo en Alemania, a través de los problemas que acosaban el espíritu de sus pacientes entre 1920 y 1930. El arquetipo es un factor "psicoide" mediante el cual se establece el paso del mundo interior al exterior. Así, el descubrimiento del inconsciente colectivo corresponde a la crisis de la civilización contemporánea.
Para acceder a la autonomía, el hombre debe integrar los arquetipos del inconsciente. Este "proceso de individuación" es el resultado de toda una experiencia sembrada de emboscadas que apuntan a la "totalidad". Si bien de tendencia netamente mística, hasta ocultista, Jung considera que "el empirista no tiene nada que decir de la relación entre Sí y Dios". La inmersión en el "inconsciente colectivo" concluye, en el caso de Jung, por devolverle la dignidad a la alquimia ("Psicología y alquimia", 1944) y a la noción cristiana de "alma".

Neuronas Espejo

Entrevista:GIACOMO RIZZOLATTI | Neurobiólogo"Las neuronas espejo te ponen en el lugar del otro"
ANGELA BOTO Madrid 19 OCT 2005. EL PAIS

En 1996 el equipo de Giacomo Rizzolatti, de la Universidad de Parma (Italia), estaba estudiando el cerebro de monos cuando descubrió un curioso grupo de neuronas. Las células cerebrales no sólo se encendían cuando el animal ejecutaba ciertos movimientos sino que, simplemente con contemplar a otros hacerlo, también se activaban. Se les llamó neuronas espejo o especulares. En un principio se pensó que simplemente se trataba de un sistema de imitación. Sin embargo, los múltiples trabajos que se han hecho desde su descubrimiento, el último de los cuales se publicó en Science la semana pasada, indican que las implicaciones trascienden, y mucho, el campo de la neurofisiología pura. El sistema de espejo permite hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás. Su potencial trascendencia para la ciencia es tanta que el especialista Vilayanur Ramachandran ha llegado a afirmar: "El descubrimiento de las neuronas espejo hará por la psicología lo que el ADN por la biología". Rizzolatti ha pasado fugazmente por Madrid para participar en el simposio El Sustrato de la Sociedad del Conocimiento: El Cerebro. Avances Recientes en Neurociencia organizado por el Instituto Pluridisciplinar de la Universidad Complutense y por la Fundación Vodafone.

"La visión es la que proporciona el vínculo para comprender a los demás"
Pregunta. ¿Qué le parece el hecho de que se comparen las neuronas espejo con el ADN?

Respuesta. Es un poco exagerado, pero quizá Ramachandran tenga razón porque el mecanismo de espejo explica muchas cosas que antes no se comprendían.

P. ¿Qué explica?

R. Por ejemplo, la imitación. ¿Cómo podemos imitar? Cuando se observa una acción hecha por otra persona se codifica en términos visuales, y hay que hacerlo en términos motores. Antes no estaba claro cómo se transfería la información visual en movimiento. Otra cuestión muy importante es la comprensión. No sólo se entiende a otra persona de forma superficial, sino que se puede comprender hasta lo que piensa. El sistema de espejo hace precisamente eso, te pone en el lugar del otro. La base de nuestro comportamiento social es que exista la capacidad de tener empatía e imaginar lo que el otro está pensando.

P. ¿Se puede decir que las neuronas espejo son el centro de la empatía?

R. El mensaje más importante de las neuronas espejo es que demuestran que verdaderamente somos seres sociales. La sociedad, la familia y la comunidad son valores realmente innatos. Ahora, nuestra sociedad intenta negarlo y por eso los jóvenes están tan descontentos, porque no crean lazos. Ocurre algo similar con la imitación, en Occidente está muy mal vista y sin embargo, es la base de la cultura. Se dice: "No imites, tienes que ser original", pero es un error. Primero tienes que imitar y después puedes ser original. Para comprenderlo no hay más que fijarse en los grandes pintores.

P. Uno de los hallazgos más sorprendentes relacionados con este tipo de neuronas es que permiten captar las intenciones de los otros ¿Cómo es posible si se supone que la intención de algo está encerrada en el cerebro del prójimo?

R. Estas neuronas se activan incluso cuando no ves la acción, cuando hay una representación mental. Su puesta en marcha corresponde con las ideas. La parte más importante de las neuronas espejo es que es un sistema que resuena. El ser humano está concebido para estar en contacto, para reaccionar ante los otros. Yo creo que cuando la gente dice que no es feliz y que no sabe la razón es porque no tiene contacto social.

P. Pero para que el sistema de espejo funcione es necesario que exista previamente la información en el cerebro que refleja. ¿No es así?

R. En el útero de la madre se aprende el vocabulario motor básico, o sea que ya tenemos ese conocimiento, el básico, que es puramente motor. Más tarde, al ver a otras personas, el individuo se sitúa en su propio interior y comprende a los demás. La visión es la que proporciona el vínculo.

P. ¿Hacia dónde irán ahora sus investigaciones?

R. Queremos estudiar las bases neuronales de la empatía emocional en animales. Me gustaría ver si las ratas, al igual que los monos [en los que se han identificado ya varios tipos de neuronas espejo], tienen el sistema de espejo porque en ese caso, las podríamos utilizar para la investigación médica, porque los monos son animales demasiados preciosos como para hacer este tipo de trabajos.

P. ¿Y en humanos?

R. Estoy convencido de que los trastornos básicos en el autismo se dan en el sistema motor. Estos pacientes tienen problemas para organizar su propio sistema motor y como consecuencia no se desarrolla el sistema de neuronas espejo. Debido a esto no entienden a los otros porque no pueden relacionar sus movimientos con los que ven en los demás y el resultado es que un gesto simple es para un autista una amenaza.

Manejo de la Transferencia y Contratransferencia

Manejo de la Transferencia y Contratransferencia
Greenson y Wexler: “La relación no transferencial en la situación analítica”, International Journal of Psychoanalysis, vol 50, parte I, 1969.


La transferencia es la experiencia de impulsos, sentimientos, fantasías, actitudes y defensas con respecto a una persona en el presente que no se adecuan a esa persona sino que constituyen una repetición de respuestas originadas en la relación con personas significativas de la temprana infancia, desplazadas inconscientemente a personas en el presente. Las dos características salientes de los fenómenos transferenciales son: 1) constituyen una repetición indiscriminada y no selectiva del pasado; y 2) pasan por alto o distorsionan la realidad. Es inadecuada.

El hecho mismo de que el concepto de transferencia haya llegado, a lo largo de los años, a tener este significado bastante preciso, implica que fue técnica y teóricamente necesario diferenciarla de otras relaciones que están relativamente libres de transferencia.

Todas las relaciones objetales incluyen algunos elementos de repetición del pasado, pero la llamada relación “real”, no transferencial, difiere de la transferencia en cuanto al grado de relevancia, adecuación, exactitud e inmediatez de lo que se expresa. Además, las respuestas no transferenciales son, en esencia, fáciles de modificar mediante la realidad interna y externa. Son adaptativas y “realistas”.

La alianza de trabajo es el rapport razonable, racional y no neurótico que el paciente tiene con su analista y que le permite trabajar intencionalmente en la situación analítica, a pesar de sus impulsos transferenciales. El paciente y el psicoanalista contribuyen a la formación de la alianza de trabajo. La conciencia que el paciente tiene de su padecimiento neurótico y la posibilidad de recibir ayuda del analista lo mueven a buscar la situación analítica y a trabajar en ella. La transferencia positiva, la sobreestimación y sobrevaloración del psicoanalista, también pueden constituir aliados poderosos, pero a menudo resultan traicioneros. El núcleo confiable de la alianza de trabajo es sobre todo la relación “real” o no transferencial entre paciente y analista. Las reacciones transferenciales, sean de amor o de odio, desde las más infantiles hasta las más maduras, llevan a la idealización, la sexualización o la agresión, y se convierten en fuentes importantes de resistencia.

En cuanto al analista, lo que contribuye a la alianza de trabajo es su búsqueda constante y sin vacilaciones de insight, mas su preocupación, respeto y cuidado con respecto a la totalidad de la personalidad del paciente, sana y enferma. El analista debe ayudar al Yo bloqueado del paciente a distinguir lo adecuado de lo distorsionado, lo correcto de lo falso, lo realista de lo fantástico, en sus reacciones frente a la gente y, sobre todo hacia su psicoanalista.

Las reacciones transferenciales son el vehículo que permite al paciente traer a la situación analítica el material inaccesible evitado. La alianza de trabajo permite al paciente comprender los insights del analista, revisar y organizar las interpretaciones y reconstrucciones y, por último, integrar y asimilar el material del análisis. La base para la alianza de trabajo es la capacidad para un funcionamiento yoico relativamente libre de conflicto y la capacidad, hasta cierto punto, para restablecer una relación no transferencial, real, con el analista.

“Analizar” es una expresión abreviada que se refiere a todos los procedimientos que tienen como meta directa aumentar el insight del paciente con respecto a sí mismo. Analizar suele incluir cuatro procedimientos distintos: confrontación, clarificación, interpretación y elaboración.

Algunos procedimientos utilizados por los psicoanalistas no aumentan el insight de lo inconsciente per se, sino que fortalecen aquellas funciones yoicas que se requieren para lograr comprensión. Cumplen el propósito de preparar para el insight o hacerlo más eficaz.

Los procedimientos antianalíticos son los que bloquean o debilitan la capacidad del paciente para el insight y la compresión. Cualquier medida que disminuya la función o la capacidad del Yo para observar, pensar, recordar y juzgar se incluiría en esta categoría.

Se necesitan empatía e insight para percibir los elementos transferenciales en el material del paciente. Se necesitan flexibilidad y valentía para percibir lo que es “real”, libre de transferencia, y apoyar los esfuerzos del paciente por distinguir las evaluaciones objetivas de las distorsiones neuróticas.

A veces un paciente interrumpe un prolongado análisis debido a la súbita erupción de sentimientos hostiles intensos. Esto puede atribuirse a que no se hacen interpretaciones correctas, pero hemos comprobado que este factor rara vez es decisivo por sí solo. Todos hemos hecho muchas interpretaciones incorrectas y muchos de nuestros pacientes se dieron cuenta o lo percibieron y, sin embargo, no huyeron. El elemento decisivo fue la fuerza relativa de la relación “real”, el grado en que existía no solo una transferencia positiva, sino también genuino respeto, aprecio y compresión por ambas partes.

En nuestra opinión sólo son analizables los pacientes que tienen una capacidad para las relaciones libres de transferencia. Esto es necesario para “meterse” en el análisis. Los pacientes que carecen de esta capacidad para una relación libre de transferencia requieren una psicoterapia preparatoria. Esto significa que es necesario ayudarlos a construir una relación objetal basada en percepciones, juicios y respuestas confiables y previsibles.

Hemos encontrado útil explicar al paciente todo procedimiento o medida nueva o desconocida, de modo que pueda comprender porque trabajamos de determinada manera.

viernes, 30 de marzo de 2012

Castilla del Pino

"Aflorismos. Pensamientos Póstumos"

pp. 120-121

Solo puede ser práctico quien no piensa en la muerte.
Hay muchos que se consideran envidiados. ¡Ya quisieran!
Dos clases de errores: de hechos (se rectifica y basta); de vida (mal asunto).
Nada hay contra el éxito, salvo que el exitoso se deje devorar por él.
Solo la ruina es novelable.
Vivir es evitar la desgracia o escapar de ella. En esos momentos, hasta se puede ser feliz.
No hay que vivir con miedo. Pero eso no quiere decir que haya que hacerse valiente.
Ser dueño del propio pensamiento.
Una cosa es lo que uno olvida; otra, lo que no quiere evocar, y otra lo que no quiere decir: tres huecos de distinta índole en la vida de todos.
La memoria de uno es la de uno con la de su circunstancia. Por eso, recordar es recordarse, hacer la historia de la que con uno fue.
Debemos saber cómo temernos a nosotros mismos. De los otros, curiosamente, a este respecto, sabemos más.


Salud y Actitud

"El anhelo de curarnos constituye la mitad de nuestra salud"
Séneca, Hipolitus (Phaedra), 50 a.C.

"Lo que los seres humanos realmente necesitan no es vivir sin tensiones. Lo que precisan es sentir y responder con energía a la llamada de ese algo que les está esperando para poder realizarse"
Victor E. Frankl, "El Hombre en busca de sentido", 1946.

La tiranía del Debería

"El optimismo es como una profecía que se cumple por sí misma. Las personas optimistas presagian que alcanzarán lo que desean, perseveran y la gente responde bien a su entusiasmo. Esta actitud les da ventaja en el campo de la salud, del amor, del trabajo y del juego, lo que a su vez revalida su predicción optimista"
Susan C. Vaughan, Medio vacía, medio llena (2000)

"Con independencia de que sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres, ricos o pobres, de Oriente o de Occidente, cuando se les pregunta ¿qué es lo que más les hace felices? Cuatro de cada cinco responden que sus relaciones con las personas que aman".
David Myers, La Búsqueda de la Felicidad (1992)

Un grupo de pensamientos negativos que minan la autoestima obedecen a lo que podemos llamar la tiranía del debería. Esto ocurre cuando la persona piensa que está absolutamente obligada a ser, a sentir o comportarse de forma utópica, incongruente con su personalidad, incompatible con la situación o simplemente imposible de realizar para cualquier ser humano. Los ejemplos abundan: "Debería esgtar siempre de buen humor", "Nunca debería impacientarme", "Debería tener quince o veinte amigos íntimos", "A mis 60 años y con un triple bypass debería subir corriendo por las escaleras al noveno piso sin ahogarme". Estas expectativas irracionales e inalcanzables suelen nutrir sentimientos de fracaso, de culpa, de desmoralización e, incluso, de odio hacia uno mismo. Atención: el optimismo no se escapa de la tiranía del debería. No son pocos los pacientes profundamente deprimidos que se han recriminado sin piedad: "Debería estar sonriente cuando me levanto por las mañanas y le doy los buenos días a mi mujer"[...]

Luis Rojas Marcos: "La Fuerza del Optimismo". Ed. Punto de Lectura. p. 153

jueves, 29 de marzo de 2012

Autoanálisis

El autoanálisis es la investigación de uno por sí mismo. A través de los sueños (como hizo el propio Freud) y de las asociaciones libres, el autoanálisis se esfuerza por alcanzar las capas profundas del inconsciente. Si bien el autoanálisis permitió a Freud profundizar sus descubrimientos psicoanalíticos, su alcance resultö posteriormente sospechoso.
En su exposición de los fundamentos de la teoría psicoanalítica, Freud utiliza repetidas veces los materiales de sus propios recuerdos y sus propios sueños para confirmar la existencia de mecanismos inconscientes. "Cuando alguien me pregunta cómo puede hacerse psicoanalista, le respondo: mediante el estudio de tus propios sueños", escribió en 1909. Ya su obra "La interpretación de los sueños" (1900) pero escrita un año antes, se basa en gran medida en sus sueños y recuerdos de la infancia.
En ese libro señala Freud que el descubrimiento del psicoanálisis se enraíza en su vida más íntima, sobre todo en la relación con su padre y en su deseo ardiente de demostrarle que era capaz de alcanzar ambiciosos objetivos. Es también en sus propios recuerdos donde Freud se plantea su descripción del complejo de Edipo.
En 1914 Freud considera que esta forma de análisis debería ser suficiente "para quien cualquiera que sea un buen soñador y no demasiado anormal". (Como se las gastaba el abuelo Freud). La profundización del concepto de inconsciente conduce a Freud a admitir cada vez más la insuficiencia del autoanálisis. En una carta dirigida a un colega dice: "Resulta imposible un auténtico autoanálisis; de no ser así, no existiría la enfermedad". El abismo que separa el inconsciente del consciente es tan profundo que se hace imposible alcanzar una verdadera dilucidación de los sueños y de los fantasmas que surgen de esta instancia. Es necesario recurrir a un tercero, un analista, que introduzca la mediación de la palabra. En consecuencia, Freud exigirá que el analista se haga analizar y que los conflictos que lo animan se resuelvan antes de emprender la profesión analítica.
Los disidentes americanos del movimiento psicoanalítico devuelven un sentido al autoanálisis condenado por la ortodoxia freudiana. Karen Horney, autora de "Nuevas vías del psicoanálisis" (1939) y de "La personalidad neurótica de nuestro tiempo" (1937), lo considera un complemento necesario del análisis para su preparación y profundización. Esta revalorización del autoanálisis se explica por el hecho de que el movimiento culturalista -al que se liga Karen Horney y Harry Stack Sullivan entre otros- vuelve a poner en tela de juicio los posutulados fundamentales de la teoría analítica, principalmente la etiología sexual de la neurosis y la existencia del inconsciente tal y como lo postulaba Freud. Pero la mayor parte de los analistas ortodoxos consideran que el autoanálisis es un obstáculo y un peligro para el desenvolvimiento de la cura.
Si bien el autoanálisis ha desempeñado un importante papel en la elaboración de la teoría freudiana, parece conducir demasiado a menudo a graves contratiempos terapéuticos, con agudización de la angustia y un rechazo secundario de los conflictos. Esta forma de "análisis salvaje" (wild analysis) puede así aparecer como uno de los más importantes síntomas de la resistencia del enfermo y del hombre normal a la verdad del inconsciente.

Optimismo y Situaciones Sociales y Culturales

"El dolor por fuerte que sea, se hace más llevadero si uno está convencido de que con el tiempo se curará. La peor calamidad es tolerable si uno cree que pasará. La angustia más penosa se alivia tan pronto como la tranquilidad está al alcance de la vista". Bruno Bettelheim, Sobrevivir, 1976

El equilibrio entre los deseos que alimentan las personas y los recursos de que disponen para conseguirlos es fundamental a la hora de entender las raíces sociales del optimismo. Es un hecho reconocido que el desnivel crónico entre aspiraciones y oportunidades es una de las causas más frecuentes de frustración, desidia y derrotismo. Las sociedades que valoran y facilitan el control de sus ciudadanos sobre su propio futuro, y fomentan en ellos la idea de que si se lo proponen lograrán alcanzar sus metas, alimentan la motivación y la esperanza. En la medida en que los valores culturales coinciden con las oportunidades de las personas, éstas van a percibir los objetivos que se trazan de desde una perspectiva más optimista.

Luis Rojas Marcos: "La Fuerza del Optimismo", Punto de Lectura. 2010, Madrid. p.110

miércoles, 28 de marzo de 2012

Optimismo

"Tú perseveraste en el empeño. Eso fue lo que te trajo la buena suerte, le dijo el instructor de piano a la niña al darle el lazo verde de la buena suerte. Desde entonces, siempre que tocaba el piano, la pequeña llevaba puesto el lazo verde, porque le recordaba que era su propio esfuerzo lo que le traía la buena suerte".
Elizabeth Koda-Callan, El lazo de la buena suerte, 1990.

"El regalo de la fantasía y la esperanza ha significado para mí mucho más que la capacidad de absorber y retener conocimientos"
Albert Einstein

"La cultura esculpe las actitudes y comportamientos de las personas"
W. Somerset Maugham, El resumen, 1938.

La motivación

Se suele decir que "no hay enfermedades si no enfermos". En el ámbito "psi", cuando a la psicoterapia se refiere, lo importante es la motivación del paciente.
Habitualmente suele venir el paciente con el "modelo médico" interiorizado, esto es, una actitud pasiva, de recibir.
Cambiar esa perspectiva y situar al consultante como agente activo de su cambio es la primera tarea que tiene que entender. Depende del paciente su progreso y su crecimiento.
No solo estamos para curar enfermedades sino para potenciar la salud y sacar a relucir los potenciales de esta persona. Para ello podemos emplear estrategias y técnicas como el humor y la psicología positiva para crear un ambiente de cooperación.
Así pues el paciente puede estar cansado de sufrir pero nunca cansado de luchar.
Por ello hay que transmitirle, como dice Jorge Castelló, que se "ponga el cuchillo entre los dientes", que luche, se sacrifique, se esfuerce para terminar con su situación de malestar.
Así pues, trabajamos con motivaciones, y hay que contagiar ese entusiasmo por el trabajo terapéutico, realizar las actividades entre sesiones o implementar ciertas pautas.
No es lo mismo sentir que ser, una persona puede tener la sensación de ser un "bicho raro" o un "alienígena" pero, en la realidad externa comprobarse que esto no es así.
Un ejemplo paradigmático sería el de la persona anoréxica que está casi en los huesos y se ve gorda. Allí no podemos entrar en un debate racional, como con aquella persona que piensa que tiene ojeras y la gente le mira "raro". Es una cuestión de afectos.
Por ello, la esfera afectiva/motivacional del paciente es esencial en este trabajo. Las emociones son la raíz de los problemas. Para ello tendremos que empezar desde los cimientos, ir desde el síntoma hasta lo estructural (personalidad). Esto lo haremos proponiendo (junto con el paciente), objetivos al alcance.
En definitiva no hay enfermedades sino enfermos, no hay problemas graves o grandes sino motivaciones mayores o menores.

martes, 27 de marzo de 2012

Sobre Psicología Positiva

[...] Cuando el bienestar procede del empleo de nuestras fortalezas y virtudes, nuestras vidas quedan imbuidas de autenticidad. Los sentimientos son estados, acontecimientos momentaneos que no tienen por qué ser rasgos de personalidad recurrentes. Los rasgos, a diferencia de los estados, son características positivas o negativas que se repiten a lo largo del tiempo y en distintas situaciones, y las fortalezas y virtudes son las características positivas que aportan sensaciones positivas y gratificación. Los rasgos son disposiciones duraderas cuya materialización hace que los sentimientos momentaneos sean más probables. El rasgo negativo de la paranoia incrementa la probabilidad de que aparezca el estado momentaneo de los celos, del mismo modo que el rasgo positivo de tener sentido del humor hace que sea más probable reir.

Martin Seligman: "La auténtica Felicidad"

Si su niño no quiere ir a la escuela




No hay padres perfectos. El presente libro resume mi esfuerzo de toda una vida por descubrir y poner a prueba lo que interviene y es necesario para criar bien a un hijo; es decir, un hijo que no será necesariamente un éxito a ojos de todo el mundo, pero que, al reflexionar sobre ello, se sienta complacido de la educación recibida y decida que, en conjunto, se alegra de ser como es, a pesar de las limitaciones de que somo víctimas todos.


A continuación un fragmento del texto que se refiere al asunto del artículo. Un saludo.

[...] En casos de dificultades como estas, o de otras parecidas, los padres deben mostrar empatía por la difícil situación del niño y hacerse cargo de que el pequeño sufre a causa de sus sentimientos de inseguridad en general y de sus dudas sobre la importancia que tiene para los padres, como la persona que es, en particular. Solo esa empatía puede brindar la probabilidad de que se encuentre una solución para salir del atolladero en que se hallan el niño y los padres cuando aquél se niega a ir a la escuela o su rendimiento escolar no es el debido. Un factor importante que permite a los padres adquirir tal empatía consiste en comprender la tremenda importancia que tienen para el hijo. Por desgracia, la actitud desafiante del niño hace que esta comprensión resulte difícil, pues parece negar la importancia que tenemos para él. Pero la intensidad misma de su negativa a cumplir los deseos de los padres debe tomarse como prueba de la intensidad misma de sus emociones que la cuestión despierta en él. Estas emociones expresan compromisos profundos y no solo que el niño prefiere los juegos y la televisión a "hincar los codos". Cuando los padres hayan aceptado la idea de que la causa del problema es la importancia singular que revisten para el hijo, gran parte del enfado que les produce verse desafiados se disipará y podrán empezar a buscar el modo de demostrarle al niño que no le identifican simplemente con su rendimiento.

Bruno Bettelheim: "No hay padres perfectos". Ed. Crítica (Biblioteca de Bolsillo). 2010. Barcelona. pp. 98.

Pensamientos de Castilla del Pino

La templanza, una saludable forma de conservarse y conservar a los demás. Los demás se angustian ante la forma agónica de comportarse del otro.

No solo hay que querer lo posible. Hay que tener solo lo razonablemente necesario. Más, es un estorbo.

La fantasía es una cosa; la imaginación otra. Una forma de fecundidad, hacer de la fantasía imaginación.

Lo religioso siente pudor ante lo irracional y se reviste de pensamiento lógico. Un disfraz.

Al nacer se pregunta: "¿Qué es, niño o niña?" El "quién" se adquiere más tarde (primero hay que ponerle nombre).

El teólogo no es creyente sino vidente. Y delira además cuando dedica su tiempo a contarnos las propiedades de la entidad.

lunes, 26 de marzo de 2012

Esperanza


Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar. Pedro Calderón de la Barca

Animados por el Espíritu comuniquemos la esperanza. Juan Pablo II

Antes perder la vida que la esperanza. Quintiliano

Aquellos que no tienen la esperanza de una vida después de la muerte, están muertos aun para esta vida. Johann Wolfgang von Goethe

Arrancad la esperanza del corazón del hombre y haréis de él un animal de presa. Marie Louise de la Ramée

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los seres humanos. Rabindranath Tagore

Cada nueva esperanza que sentimos nos hace ver de manera distinta el pasado. Luis Rosales

Cuando carecemos de esperanza, vivimos llenos de deseos. Dante

Cuando el ser humano es habitado por la esperanza, vence las contradicciones en las que se debate. Carlos Carretto

Cuando los pacíficos pierden toda esperanza, los violentos encuentran motivo para disparar. Harold Wilson

Donde la esperanza no existe, no puede existir el esfuerzo. Samuel Johnson

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche viene una aurora sonriente. Khalil Gibran
En la adversidad una persona es salvada por la esperanza. Menander

domingo, 25 de marzo de 2012

Psicoeducación: el litio terapéutico

La relación entre el médico-psicólogo y su paciente debe evolucionar hacia una mayor interactividad y fomentar la proactividad. Para ello, es imprescindible contar con programas de educación terapéutica de los pacientes. El pronóstico de muchas patologías no psiquiátricas (cardiopatías, enfermedades respiratorias, diabetes, asma) mejora claramente con estas intervenciones, y lo mismo ocurre con las psiquiátricas, como el trastorno bipolar.
Los primeros programas psicoeducativos se centraban en la información, mientras que los actuales hacen énfasis en un enfoque más terapéutico, que incluye trabajar con el significado de la enfermedad, identificar los desencadenantes individuales y los pródromos, manejar los síntomas y superar los problemas de adherencia a los fármacos.
Hoy la psicoeducación forma parte de las rutinas de tratamiento del trastorno bipolar, y encaja en su modelo médico. Así mismo, ha mostrado su eficacia en la profilaxis de todo tipo de recaídas a los dos y a los cinco años, con lo cual se ha reducido de forma notoria la duración de los episodios, las hospitalizaciones y los problemas de adherencia. Además, no pierde eficacia con el paso del tiempo, algo que sí ocurre con otras psicoterapias, y su implementación conlleva un ahorro de recursos sanitarios. No obstante, se recomienda implementar este tipo de programas lo antes posible en el curso de la enfermedad.
Cuando no somos capaces de cambiar una situación, estamos desafiados a cambiar nosotros mismos. Victor Frankl

Perdonar y olvidar

Lo que sentimos con relación al pasado -satisfacción y orgullo, o amargura y vergüenza-, depende por completo de los recuerdos. No existe otra fuente. El motivo por el que la gratitud contribuye a aumentar la satisfacción con la vida es que amplía los buenos recuerdos sobre el pasado: su intensidad, su frecuencia y las "etiquetas" asociadas a dichos recuerdos[...]
Nelson Mandela, por el contrario, se propuso debilitar las interminables represalias. Como líder de Suráfrica, se negó a regodearse en el amargo pasado y condujo a su nación dividida hacia la reconciliación. Yakubu Gowon, de Nigeria, trabajó duro para no castigar a los ibos después de que la rebelión de Biafra fuera sofocada a finales de la década de 1960, lo cual probablemente evitó un genocidio. En la India, Pandit Nehru, discípulo de Mohandas Ghandi, se aseguró de poner fin a las represalias contra los musulmanes después de la división del país, en 1947. En cuanto su gobierno controló la situación y detuvo las matanzas, los musulmanes recibieron protección.
La mente humana ha evolucionado para asegurar que nuestras emociones negativas de extinción venzan a las positivas, que amplían horizontes, favorecen el desarrollo y son durader. as, pero más frágiles. La única forma de salir de esta selva emocional es cambiar los pensamientos reescribiendo el pasado: perdonando, olvidando o eliminando los malos recuerdos.

Comentarios de personajes que sufrieron la tristeza

¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes!
Ay, Amargas Soledades
Lope de Vega (1562-1635)

Mi vida se detuvo repentinamente. Seguí siendo capaz de respirar, comer, beber, dormir; en realidad, no podía dejar de hacerlo, pero, en mí, no latía la vida vedadera.
Mi Confesión. León Tolstoi (1828-1910)

Puede que me lleve mucho tiempo porque soy lenta, pero creo que, a pesar de todo, la vida aún tiene cosas para ofrecerme.
Entrevista con George Belmont
Marilyn Monroe (1926-1962)

Recomendaciones para el Trastorno Bipolar

El trastorno bipolar puede tocar todos los aspectos de la vida de una persona, por lo que alguien con un diagnóstico de trastorno bipolar tendrá que ser precavido en todos los aspectos de su vida.

En primer lugar, si hay un diagnóstico de trastorno bipolar, entonces debe estar pendiente de las señales de la enfermedad. Las manifestaciones pueden tener consecuencias graves sobre su seguridad o salud, por eso es importante realizarse un diagnóstico si no lo ha hecho y sospecha que puede sufrir de trastorno bipolar.

El tratamiento temprano a menudo puede ayudar a prevenir algunos de los estados maniacos y depresivos más extremos del trastorno bipolar. Si el tratamiento se realiza a tiempo, los efectos devastadores de la enfermedad en la persona con un diagnóstico de trastorno bipolar pueden verse minimizados enormemente.

El tratamiento temprano es útil. El desafío es mantenerse interesado en tomar los medicamentos o dedicarse a hablar durante la terapia cuando no se está en alguna crisis. Debe estar consciente que el trastorno bipolar es una enfermedad permanente que puede volver a aparecer en cualquier momento.

Para muchas personas los primeros signos de la enfermedad son tan abrumadores que al ser diagnosticados con trastorno bipolar suelen sentir alivio, ya que tienen una respuesta para su confusión. Para ellos, es simplemente bueno saber que hay un nombre para lo que les está ocurriendo y que existen tratamientos.

Es extremadamente importante seguir tomando los medicamentos que se recetan. Se trata de una responsabilidad que uno tiene para sí mismo cuando se ha diagnosticado trastorno bipolar. Si el medicamento parece estar causando problemas, es importante ponerse en contacto con el médico para discutir el asunto de la prescripción. Si no se puede obtener ninguna solución satisfactoria, es recomendable encontrar a otro médico.

Aquellos con un diagnóstico de trastorno bipolar generalmente reciben la recomendación de hablar con un terapeuta. Algunos pueden negarse a hablar con un terapeuta sobre los afectos de su enfermedad debido a varios factores como inseguridad, temor, vergüenza, etc. La verdad es que estos tratamientos han demostrado tener un efecto positivo en aquellos con diagnóstico de trastorno bipolar.

Hay otras acciones que puede tomar una persona con un diagnóstico de trastorno bipolar que ayudan a disminuir su enfermedad. Estos incluyen las maneras en que una persona se encarga de él o ella misma en la vida diaria. Puede parecer obvio que una persona debe comer y dormir en tiempos y cantidades razonables o hacer una adecuada cantidad de ejercicio. Una persona con un diagnóstico de trastorno bipolar probablemente encontrará que estos actos comunes no vienen naturalmente. Sin embargo, con algo de esfuerzo consciente puede empezar a ver alguna diferencia.

Un diagnóstico de trastorno bipolar puede ciertamente complicar la vida de una persona. Tiene que empezar a tomar medicamentos, presentarse ante un terapeuta para hablar, y tomar el tiempo y la energía para regular sus propios hábitos personales. Por otro lado, todas estas concesiones a la enfermedad pueden ayudar a una persona a vivir una vida mucho más tranquila y más plena en comparación con las personas que nunca son diagnosticadas con trastorno bipolar. Tener esta condición no tiene por qué ser el fin del mundo.

Personajes ilustres con bipolaridad

El trastorno bipolar, una condición mental caracterizada por cambios de humor extremadamente altos (manía) y cambios de humor extremadamente bajos (depresión) afecta a millones de personas alrededor del mundo. Las personas, principalmente los que sufren de esta condición mental, usualmente se fascinan con la gente famosa que ha logrado superar el obstáculo del trastorno bipolar, y llegaron a tener una vida exitosa. El trastorno bipolar no discrimina entre los famosos, ya que desde escritores, músicos, actores, deportistas y hasta presidentes han sufrido de trastorno bipolar.

Algunos famosos con trastorno bipolar
Ben Stiller
Ben Stiller, es un actor cómico muy conocido que ha protagonizado decenas de películas. En 2005, admitió que sufre de trastorno bipolar y que es hereditario en su familia.

Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe, un poeta y escritor del siglo 19, creó decenas de poemas, cuentos y novelas. Conocido por sus escritos oscuros, que se cree que fueron influenciados por su trastorno bipolar.

Florence Nightingale
Florence Nightingale, la fundadora de la enfermería moderna, se sobrepuso a condiciones terribles, ya que en 1854 se dedicó a cuidar a los enfermos y moribundos. De acuerdo con la doctora Kathy Wisner, una experta en trastornos del humor, esta famosa enfermera presentaba síntomas típicos de los que sufren de trastorno bipolar.

Mel Gibson
Mel Gibson, un actor muy conocido y polémico, ha actuado en decenas de películas desde su primeros éxitos de taquilla: “Mad Max” y “Arma Mortal”. También ha actuado en famosas peliculas como “Corazón valiente” y la polémica pelicula “La pasión de Cristo”. Él ha admitido que sufre de trastorno bipolar.

Darryl Strawberry
Daryl Strawberry , un jugador de beisbol que se encuentra en el Salón de la Fama, jugó 17 años en las Grandes Ligas y mantiene un registro en los Mets por tener la mayor cantidad de carreras impulsadas y la mayoría de bateos. También recibió honores como Novato del Año. Él también ha estado plagado de problemas de salud física y mental relacionados con el trastorno bipolar.

Kurt Cobain
Kurt Cobain, el cantante de la famosa banda Nirvana de la década de 1990, tuvo un final trágico después de cometer suicidio en 1994. Su familia sufrió de extensas enfermedades mentales, clásicas de las personas diagnosticadas con trastorno bipolar. Bev Cobain, prima de Kurt y enfermera registrada, reveló la lucha de Kurt con el trastorno bipolar.

Abraham Lincoln
Tal vez este sea el más respetado de los presidentes de Estados Unidos. Abraham Lincoln dirigió a todo un país en una epoca en que existía una crisis moral, constitucional y moral. Logró todo esto mientras al mismo tiempo combatia contra sus pensamientos suicidas, provocados por el trastorno bipolar.

Winston Churchill
Winston Churchill, que a menudo se le acredita la victoria de la II Guerra Mundial aun cuando todas las probabilidades estaban en contra de él y del país de Gran Bretaña, también sufrió de trastorno bipolar.

George Frederick Handel
El famoso compositor que compuso el muy querido y a menudo escuchado ” Handel’s Messiah ” y otra gran variedad de música clásica, también sufrió de trastorno bipolar.

Como pueden observar, el hecho de sufrir de trastorno bipolar no impide ser admirado por los demás, aún a nivel mundial. El trastorno bipolar es únicamente una enfermedad incapacitante si la persona lo permite.

"Aflorismos" de Carlos Castilla del Pino

págs. 117-118

Se pueden tener muchas amistades, pero sucesivamente, porque con cada una somos de distinta manera. Eso no es posible con la amistad en el grupo: ¿cómo se puede uno mostrar tan vario -con unos y otros- sin que los demás no sospechen que con algunos se miente?

Ortodoxia es estatismo, improductividad. Buscar la herejía en cualquiera que sea el ámbito. Heterodoxia es progreso.

No temer a los sentimientos; precaverse solo de su expresión.

Saber qué es lo que se siente ante los varios objetos y personas: una forma de saber de sí.

No imponer a los demás el sitio que creemos que debemos ocupar. Los demás nos lo dan, y si no, ¡qué se le va a hacer! De todas formas, a la larga cada cual tiene el sitio que se merece. Es la justicia histórica.

Hay que procurar no equivocarse. Pero si ocurre, aprende.

Prudencia en el éxito, una forma sosegada de sabiduría.

Evitar lo obvio: es un insulto a la inteligencia del interlocutor.

El enigma: ¿cómo Fulano, siendo tan inteligente, se comporta de manera tan tonta?
"En las distintas enumeraciones de las virtudes morales con las que di en mis lecturas, encontré un catálogo más o menos numeroso, puesto que distintos escritores incluían más o menos ideas bajo el mismo nombre".
Benjamin Franklin, The Autobiography

Motivación

El termino motivación engloba el conjunto de factores que determinan el comportamiento: necesidades, impulsos, emociones. En tanto son de orden intelectual y surgen de la conciencia, dichos factores toman el nombre de motivos. En tanto pertenecen al orden sensible, se los designa móviles. Estos términos diferentes tienen en común la idea de un movimiento. Por tal razón se los encuentra en el psicoanálisis, en el estudio del dinamismo de la vida psíquica. Asimismo, a menudo se los considera como una vieja herencia de la psicología tradicional y dan lugar a nociones específicas del psicoanálisis como deseo y pulsión.

El único concepto psicoanalítico que hace intervenir el término motivación es el de "motivación múltiple", empleado por Freud en "Cinco lecciones de psicoanálisis" (1904). Mientras que anteriormente cada fenómeno psicológico se relacionaba con una sola causa, en ese estudio Freud plantea la existencia de un conjunto de elementos tomado de las relaciones de fuerzas. La motivación múltiple es el conjunto de dichos elementos, cuya naturaleza debe precisar el psicoanálisis. Este concepto sirve menos para describir el funcionamiento del psiquismo que para criticar el determinismo simplista de los psicólogos tradicionales.

Por otra parte, el concepto de "motivación múltiple" remite a la idea de una interferencia entre las motivaciones conscientes y las inconscientes. La mayor parte de los actos psíquicos no pueden explicarse más que remitiéndolos a factores que escapan a la conciencia y que no son reducibles a procesos fisiológicos o químicos. Por tanto, las motivaciones no sólo son diversas sino que están jerarquizadas. Al igual que el contenido manifiesto de un sueño no adquiere sentido más que en relación con un contenido latente, podemos distinguir las moivaciones manifiestas y las motivaciones latentes.

Jacques Lacan distingue tres categorías de motivaciones: la necesidad, que nace de una tensión interna del organismo y se satisface con un objeto específico: el deseo, ligado al recuerdo de satisfacciones anteriores y que se cumple mediante el fantasma, la alucinación o el sueño; y por último la demanda, que pone relación a dos individuos, más para obtener afecto que para logro de una satisfacción concreta. Las pulsiones, en tanto que tales, deben ser clasificadas aparte, pues no son motivaciones propiamente dichas sino el sustrato sobre el que aparecen las motivaciones. Operan un empuje sin finalidad precisa y crean tensiones. Solo aparecen después que la necesidad, el deseo y la demanda orientan el comportamiento del individuo.

Las motivaciones plantean un problema importante: ¿Pueden ser objeto de conocimiento científico? El psiquiatra americano Jacob Moreno considera que es posible evaluar cuantitativamente las relaciones interindividuales y medir la naturaleza e intensidad de las motivaciones de los miembros de un grupo. Este concepto encuentra su aplicación en los estudios de mercado. Pero esta ciencia de las motivaciones que sería la sociometría no cubre el conjunto de fenómenos psíquicos, ya que no tiene en cuenta las motivaciones inconscientes. Como demuestra el psicoanálisis, las motivaciones solo pueden ser objeto de interpretación, ya que a quien debe comprenderlas le resulta imposible hablar desde una posición de neutralidad.
"Respeto demasiado la idea de un Dios
como para hacerlo responsable de un
mundo así de absurdo".

Georges Duhamel, Crónica de los Pasquier.

El descubrimiento del psicoanálisis

El descubrimiento del psicoanálisis ha quedado definitivamente ligado a un médico vienés que le consagró toda su vida: Sigmund Freud. Después de Copérnico y Darwin, Freud reivindicó para el psicoanálisis el privilegio de haber infligido a tercera gran humillación al amor propio humano. Por primera vez el hombre es "descentrado" a partir de un mundo que elude por completo: el inconsciente.
Condenado y rechazado violentamente, incorporado a la cultura y transformado en ideología, después de Freud el psicoanálisis no ha dejado de progresar y extender su campo de investigación. No solo ha aportado un nuevo método para abordar las enfermedades mentales, sino una nueva interpretación de todos los fenómenos humanos.
Esto último lo podemos ver en los escritos más "sociológicos" de Sigmund Freud, como son: "Psicología de las masas", "Más allá del principio del placer", "El porvenir de una ilusión", "Tótem y Tabú"...

Antipsiquiatría

La antipsiquiatría -movimiento de origen inglés- es definida por uno de sus fundadores, el psiquiatra sudafricano David Cooper, como una "psiquiatría ideal". En consecuencia, se funda en una crítica de la psiquiatría clásica, en la que se cuestiona la consideración de los problemas mentales desde una perspectiva estrictamente médica. Según los psiquiatras clásicos, las alteraciones de las relaciones del sujeto con su edio se deberían principalmente a lesiones orgánicas todavía ignoradas. Asimismo, se trata orgánicamente al sujeto (drogas, electroshock, etc). Por añadidura priva de la libertad , del trabajo, del amor y de la comunicación.

La psicoterapia institucional -que intenta una reforma terapéutica fundada en la comunicación más amplia y en cierta participación del paciente -y también la psiquiatría de sector- que intenta evitar la hospitalización del paciente, asistiéndolo dentro de lo posible en su domicilio- no escapan a las críticas de los antipsiquiatras. Éstos invierten el problema y consideran que la locura no es una enfermedad del sujeto sino una conducta útil que permite al individuo liberarse de los conflictos afectivos que sufre. Así, deben crearse nuevas estructuras en las que pueda vivirse la experiencia delirante en absoluta libertad.

En 1965, los doctores Laing, Cooper y Esterson crearon tres lugares acogedores, el más importante de los cuales, el Kingsley Hall, funcionaría durante cinco años. Allí, los enfermos entraban y salían libremente. Cada uno vivía según sus propias reglas. Allí el paciente se libraba de su psicosis a través de regresiones y un movimiento psicodramático del que participaban todos los residentes. Lograban el "viaje", que Ronald Laing designa como "metanoia" y que consiste en un retorno a la época precedente al conflicto patógeno. Algunos aspiran a retroceder hasta su nacimiento.

La Antipsiquiatría alcanzó pronto una dimensión filosófica y política. En 1967, los antispiquiatras organizaron "Congreso Internacional de la Dialéctica de la Liberación", cuyo objeto consistía en poner en evidencia de qué forma progresa el "enfermo" en el mundo, en investigar nuevas formas de acción. En ese congreso -que se prolongó seis días- partiparon filósofos, economistas, grupos políticos y personalidades como Gregory Bateson, Stokeley Carmichael, Herbert Marcuse, Paul Sweezy, además de representantes de Amsterdam, estudiantes de Berlín occidental y otros. Los debates fueron publicados en forma de libro: "Counter Culture"

Tanto por las ideas desarolladas en el transcurso del congreso como por sus obras -especialmente "Psiquiatría y Antipsiquiatría", de Cooper, y "La Política de la experiencia" y "El yo dividido", de Laing-, los antipsiquiatras aparecen como precursores de todo el movimiento de protesta teórica y práctica de las sociedades industriales que se han desarrollado en Estados Unidos, Alemania Occidental e Inglaterra, ,las "antiuniversidades", las "comunas", los "teatros libres", las radios piratas y los periódicos y cines clandestinos. Este ideal de contracultura también ha jercido gran influencia en Francia a partir de Mayo de 1968 en numerosos estudiantes e intelectuales.

sábado, 24 de marzo de 2012

La adolescenciia según Winnicott

La adolescencia es la etapa de transición de la niñez hacia la vida adulta en virtud del crecimiento emocional. Es una etapa de revolución interna, de cambio ajetreado, que conduce a cuestionar severamente la realidad empírica con "ferozmoralidad". Su conducta se expresa "mediante el desafío y la dependencia". Para Winnicott, "una de las cosas más estimulantes de los adolescentes es su idealismo". El adolescente anda a la búsqueda de su identidad. Para ello debe pasar por un interregno –fase en la que se siente inútil– en la que todavía no se ha encontrado a sí mismo; se esfuerza por empezar de nuevo y "lucha por sentirse real". Según Winnicott, la palabra adolescencia equivale a inmadurez. Pero una inmadurez que implica salud, fértil y renovadora, que acontece en el curso del crecimiento natural. La considera como un período de la vida que se cura con el paso del tiempo, cuya cura real obedece a la maduración personal, al paso del adolescente al estado de persona adulta. Y apunta a que frente al desafío adolescente debe haber un adulto dispuesto a enfrentarlo, a oponerse sin venganza.

Para ver el artículo de 1960 de Winnicott titulado "La adolescencia": http://www.tuanalista.com/Donald-Winnicott/9377/La-adolescencia-(1960).htm

Proverbio

Un libro es un cerebro que habla;

cerrado, un amigo que espera;

olvidado, un alma que perdona;

destruido, un corazón que llora...

Proverbio hindú.

¿Qué hacer si el paciente entra el conflicto con el terapeuta?

Por increíble que parezca, es más normal que el entorno del paciente entre en conflicto con nosotros que los pacientes en sí mismos. No es frecuente que la persona se enfrente a nosotros o no reproche algo, pero, cuando esto se da, ¿cuáles son las causas o circunstancias más habituales?

La más habitual es que el paciente venga a nuestra consulta con el "modelo médico" muy interiorizado, es decir, con la idea de que nosotros proporcionemos tres o cuatro recetas mágicas que el paciente, sin ningún esfuerzo, llevará a cabo obteniendo éxito inmediato. Realizar una psicoterapia no es lo mismo que tomar una medicación o seguir unas indicaciones prácticas, supone una altísima motivación por parte del paciente, un esfuerzo continuado fuera de las sesiones y, en definitiva, una conciencia tanto del problema como de implicación fundamental en su resolución. Es nuestro papel concienciar de esto al paciente si espera el resultado mágico por nuestra parte.

A veces, esto se da de manera más sutil cuando lo que se nos dice es que esperan resultados más rápidos, o que desean pautas o claves muy concretas. Todo esto denota unas expectativas equivocadas con respecto al proceso terapéutico, en el que hay que poner el cien por cien de la energía y la motivación para realizar avances significativos, idealmente demostrando incluso más interés que el terapeuta. Lo que hay que preguntarse es si el paciente se está esforzando como debería o si está haciendo caso a las pautas que proporcionamos, que, evidentemente, no van a ser milagros.

Otra circunstancia que favorece la aparición de conflictos es el perfil de personalidad que tenga el paciente, sobre todo en perfiles que supongan trastornos de la personalidad. En este sentido, hay rasgos de dos patologías de la personalidad que destacan sobre las demás, como son el paranoidismo y la demanda excesiva propia del trastorno límite de personalidad.
Dentro del paranoidismo propio del trastorno paranoide de la personalidad puede existir una buena conexión con el terapeuta, pero también cabe la posibilidad de que el individuo esté a la defensiva con él, le discuta sus intervenciones y lo considere un enemigo más. Son situaciones muy complicadas en nuestro trabajo en las que hay que intentar no entrar en conflicto con el paciente sin por ello perder nuestra posición, esperando que con el tiempo esta situación mejore, como sucede en muchas ocasiones dentro de esta población. En este sentido, debemos recordar que somos profesionales y que nuestra persona no importa demasiado: no hay por qué soportar subidas de tono u ofensas, pero no hay que caer en el error de reprochar al paciente, de "devolverles la pelota", etc.

Por otra parte en el Trastorno Límite de Personalidad hay una necesidad afectiva intensa y excesiva que se produce también con el terapeuta. Esto favorece muchas veces la relación terapéutica, pero en ocasiones se convierte en un arma de doble filo, ya que el individuo tiene unas expectativas que no se ajustan a la realidad.

Presentación de Martin E. P. Seligman

"Por fin la psicología se pone seria para tratar del optimismo, la diversión y la felicidad." Daniel Goleman (autor de Inteligencia Emocional")

El doctor Martin Seligman, el inminente investigador de la psique humana que creó el concepto de "optimismo aprendido", presentó una nueva y revolucionaria corriente científica, la Psicología Positiva. El lugar de centrarse, como la psicología tradicional, en el estudio y tratamiento de la enfermedad mental, la Psicología Positiva se centra en las fortalezas humanas, las que nos permiten aprender, disfrutar, ser alegres, generosos, serenos, solidarios y optimistas. Seligman sostiene que la auténtica felicidad no solo es posible, sino que -lejos de depender de la suerte y de los genes- puede cultivarse identificando y utilizando muchas de las fortalezas y rasgos que ya se poseen. Al identificar lo mejor de nosotros mismos y desarrollar esos aspectos, podemos mejorar sensiblemente nuestra vida y la de cuantos nos rodean.

Recomendación. Martin E.P. Seligman: "La auténtica felicidad"

viernes, 23 de marzo de 2012

Cambiar la forma de obrar

En primer lugar, creo que hace falta cambiar la propia forma de obrar, no solo analizarse y conocerse a sí mismo. Toda conciencia y conocimiento de sí mismo serán ineficaces si no se toman las decisiones en consecuencia. Uno puede analizarse y saberlo todo durante un montón de años, pero eso no será eficaz, quedará es´teril, si a ello no acompañan unos cambios en la forma de vida [...]

Naturalmente, el cómo pueda uno reformarse es cosa delicada. No se puede hacer demasiado,, pero tampoco se debe tener un exceso de prudencia. En el psicoanálisis, importa mucho tener siempre presente cuáles son los estímulos de una persona, cómo se anima a hacer descubrimientos, al experimentar sus sentimientos, atender a sus experiencias y, en particular, a las resistencias que tiene al dar cada nuevo paso, al actuar de otra manera. En caso contrario, quedará uno en una situación un poco irreal, por muchas experiencias subjetivas que haya tenido. Cuáles sean estos cambios dependerá por completo de la situación. Pero el psicoanálisis tiene el gran peligro de que todo se le confía, y la gente piensa que ya cambiará cuando el análisis haya terminado. Estoy convencido de que se debe empezar a cambiar antes, y la cuestión es solo en qué, el ritmo y la calidad: cambios que no sean ilusorios y que no se hallen fuera de la propia capacidad de llevarlos a cabo en cada momento.

Erich Fromm: "El arte de escuchar". Paidós. Biblioteca Nueva. Barcelona.
pp. 170-171-

jueves, 22 de marzo de 2012

Sobre el Insomnio

¿Qué es el insomnio?
El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño, o despertarse demasiado temprano, o simplemente despertarse con la impresión de no haber tenido un sueño reparador. El consideración por las personas de que padecen insomnio es distinta para cada paciente, y varía según las culturas, por eso no es posible definir el sueño normal de manera aceptable para distintas personas y poblaciones. Lo que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad de sueño es muy variable.
¿Por qué se produce?
El insomnio puede ser consecuencia de los efectos de sustancias, fármacos o tóxicos, o de una enfermedad orgánica, de un trastorno mental, de un trastorno de sueño relacionado con la respiración (apneas de sueño), de lesiones neurológicas o de situaciones anormales del sueño, como el sonambulismo o los terrores nocturnos en los niños. En estos casos, se denomina insomnio secundario. Se habla de insomnio primario cuando no está asociado a otra causa, tratamiento o enfermedad.
La descripción del insomnio incluye el malestar nocturno por no poder dormir satisfactoriamente, y también las consecuencias durante la actividad diurna: irritabilidad, falta de concentración, somnolencia. Puede darse un deterioro de la actividad laboral, social, o de otros ámbitos de la vida de las personas. A su vez, el insomnio en sí mismo puede producir otras enfermedades como la depresión o cefaleas.
¿Cuáles son los síntomas?
El insomnio es más frecuente en mujeres, y se hace más frecuente a medida que aumenta la edad. Afecta a la actividad diaria al producir cansancio, dificultad de concentración y menor rendimiento, tanto físico como intelectual.
Se suele acompañar de otros síntomas como:
•Nerviosismo, tensión, ansiedad. Preocupaciones personales, familiares, por relaciones sociales a la hora de acostarse.
•Antecedentes previos de depresión, rasgos obsesivos o compulsivos, u otros síntomas relevantes de tipo psicopatológico.
•Síntomas de piernas inquietas u otros movimientos automáticos.
•Cambios en los horarios habituales de dormir y levantarse.
•Ronquidos u otros síntomas de apnea de sueño.
•Síntomas o antecedentes de abuso de consumo de alcohol u otros tóxicos.
•Uso actual de medicamentos (diuréticos, antihipertensivos,…).
•Otras enfermedades.
•Condiciones ambientales: ruido, temperatura excesiva o muy fría,…
•Hábitos dietéticos (consumo de café, alcohol,…), sobre todo en la cena.
•Realización de ejercicio físico excesivo durante el día.
•Actividad laboral intensa o estresante…

Se suele diferenciar, según su duración, en:
•Insomnio Transitorio. Duración de dos o tres días.
•Insomnio de Corta Duración. Dura más de dos o tres días, y menos de tres semanas.
•Insomnio Crónico. Duración mayor de tres semanas.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se realiza en base a la exploración y la entrevista clínicas. Si el paciente duerme con otra persona, es importante recabar información de ésta, para conocer mejor cómo transcurre la noche y los factores del entorno que pueden estar influyendo. Es muy importante descartar la existencia de enfermedades o problemas que lo estén provocando, para lo cual puede ser necesario realizar estudios complementarios. En determinados casos, puede necesitar un estudio especializado en unidades del sueño.
¿Cómo se trata?
Las primeras medidas a adoptar si se padece insomnio es adquirir unas buenas pautas y hábitos de actividad, horarios, dieta y ritmo de vida que facilitan el sueño.
Las siguientes indicaciones relacionadas con el estilo de vida y con el medio ambiente, le ayudarán a conciliar y mantener un sueño reparador:

•No consumir cafeína desde 6 horas antes de acostarse.
•Evitar fumar, así como ingerir alcohol como mínimo dos o tres horas antes de acostarse.
•No realizar ejercicio físico en exceso, ni actividades estimulantes, antes de acostarse.
•Practicar con regularidad ejercicio físico moderado.
•No realizar cenas copiosas, y no ingerir grandes cantidades de alimentos y/o líquidos antes de irse a dormir.
•No ir a la cama con hambre ni sed.
• Usar un colchón adecuado.
•Mantener un ambiente agradable: 23Cº, sin ruido, con poca luz …
•No mirar la hora.

Este procedimiento se ha mostrado insuficiente por sí sólo, pero es útil en combinación con otras terapias psicológicas basadas en el control de estímulos. Consiste en una serie de pautas conductuales dirigidas a reducir las conductas incompatibles con el sueño a la hora de irse a dormir, y a regular el ritmo sueño-vigilia. El objetivo fundamental de estas pautas es que se establezca una asociación entre los estímulos presentes en la habitación y la generación del sueño. Consta de las siguientes instrucciones, que deben seguirse estrictamente para que resulten eficaces:
•Usar la cama sólo para dormir (reposo ocasional, actividad sexual,…). No se permite televisor, teléfono, radio, comer, leer… en la cama.
•Irse a la cama sólo cuando se sienta sueño.
•Conviene realizar antes de dormir alguna actividad de desaceleración, es decir, que no requiera mucho esfuerzo ni concentración (no lecturas densas ni trabajo).
•Establecer una rutina para antes de acostarse y realizarla cada día, y siempre en el mismo orden (tomar algo caliente, leer un rato, lavarse los dientes, ir al baño…).
•Si no se concilia el sueño en 30-45 minutos aproximadamente, salir de la cama y de la habitación, y hacer una actividad relajante y monótona hasta sentir sueño, y sólo entonces volver a la cama; no antes. Repetir si es necesario.
•Levantarse siempre a la misma hora.
•No hacer siestas durante el día.

Los cambios de ritmo y hábitos de vida citados pueden acompañarse, en especial en personas con altos niveles de actividad física y cognitiva tanto durante la noche como durante el día, en situaciones de estrés, de presión, de excitación…con la realización de ejercicios de relajación. Hay distintos métodos de relajación como la relajación progresiva, el entrenamiento autógeno, la meditación o el entrenamiento en imaginación.
El objetivo de la relajación es conseguir niveles profundos de relajación muscular de forma rápida y sencilla en el momento de irse a dormir, para facilitar el sueño. Requiere un entrenamiento más o menos largo (se estima en cuatro semanas, o más para pacientes ancianos), durante el cual se aprende progresivamente a identificar el nivel de tensión muscular en las distintas partes del cuerpo, y a relajarse. El entrenamiento consiste en ejercicios de tensión-relajación de grupos musculares, pequeños primero y más grandes después.

Tratamiento farmacológico.
En los casos en los que los métodos psicoterápicos son insuficientes, puede requerirse un tratamiento farmacológico. Es importante saber que el uso más conveniente de los fármacos hipnóticos o tranquilizantes, es durante periodos cortos de tiempo, o bien ocasionalmente en momentos puntuales. Debe evitarse la toma habitual o regular de fármacos para dormir, ya que estos fármacos desarrollan hábito y tolerancia, es decir que el organismo se adapta y dejan de ser efectivos o requieren cada vez mayores dosis, con mayores efectos secundarios. Mientras el paciente está a tratamiento, es conveniente que haya días en los que no tome el tratamiento, por ejemplo, en fines de semana.

Los fármacos más utilizados son las benzodiazepinas. Debe tener presente que alguno de estos fármacos, con un tiempo de acción largo, puede interferir en las actividades diurnas, aspecto que ha de tenerse en cuenta en el caso de que la persona afectada utilice maquinaria peligrosa en su trabajo, conduzca vehículos, etc. También debe de evitarse el consumo de alcohol y siempre debe de comprobar las incompatibilidades con la toma de otros fármacos, descritas en el prospecto.
Se recomienda la reducción gradual de las dosis, a lo largo de dos o tres semanas, o la sustitución por otra medicación de retirada más fácil. Una de las dificultades que aparecen con mayor frecuencia es que surge un insomnio, de rebote, que debe conocerse y superarse para evitar mantener el uso de fármacos.
También debe tenerse en cuenta que si se está bajo el efecto de la acción del hipnótico, y el sueño es interrumpido por otros motivos, puede haber mayor riesgo de caídas y sensación de mareo al levantarse, sobre todo en personas mayores.

La mirada y construcción de la realidad

Como construimos la realidad, la lente que filtra las percepciones, son aquellas que tienen repercusión en nuestros sentimientos, en nuestras actitudes y nuestra manera de afrontar la realidad. Una actitud optimista frente a la vida ayuda a mejorar el rendimiento académico, laboral, a tener una mejor relación de pareja o a buscarla con más seguridad, a intepretar los acontecimientos de la vida de una manera más benevolente y, en general, a ser y sentirse más fuertes.
También tiene su correlato en el sistema inmunológico, existen estudios que demuestran que las personas con una actitud positiva tienen menos enfermedades.
Para ello, hay que cambiar el estilo de vida, reestructurar cognitivamente y moldear esquemas cognitivos y trabajar métodos de afrontamiento.