En esta tarde, a poquito de acercanos a las 5 en España, 4 en Canarias. Los Australianos ya han celebrado su fiesta de fin de año.
Yo sólo quiero desear que este año consigáis todo lo que os propongáis. Creo que es propio de la medida y el autoconocimiento el saber sus límites y sus potenciales. El ser humano siempre es capaz de ofrecer mucho más de lo que se le pensaba.
La flexibilidad y la reflexión son cualidades que se sitúan para el sujeto humano capaz de alcanzar cotas impensables. Pensemos en los atletas, pensemos en las biografías de varios hombres como Freud, Nietzsche, Ghandi, Stephen Hawkins, Marx, Copérnico, Shakespeare...
Genios absolutos porque han ofrecido marcos de referencia operativos distintos para manejar el mundo.
Un cambio conceptual no sólo es un cambio intelectual sino una transformación a nivel cognitiva y de alllí al modo de construir la realidad, entonces es un modelo virtual de aproximación a la realidad externa. Una posibilidad.
Hoy acaba un año desesperante y desesperado por muchos, por otro lado aunque no sea lo más importante España ganó en Julio en Sudáfrica el Campeonato del Mundo. Y fue muy trabajado, desde luego. Grandes hitos que van acompañando nuestros recuerdos y haciéndonos vivir frescas sensaciones cuando lo recordamos.
Espero que lo pasen todos bien, que disfruten y que el 2011 nos traiga nuevos tiempos o fluctuaciones.
viernes, 31 de diciembre de 2010
jueves, 30 de diciembre de 2010
Tomas de contacto
La mayor parte de la gente confunde educación con instrucción. Severo Catalina. 1832-1871. Periodista y escritor español.
La psicoterapia no es una forma de educación ni reeducación, todo caso pueden aprehenderse valores, virtudes, aretés, sentimientos, pensamientos y actitudes que estaban ocultos en la persona del consultante. Esta persona no debe ser tratada con una doctrina inflexible tipo Supernanny. Creo que la dimensión humana abarca muchos más que eso.
Bien, contactar con un profesional de lo "psi" es difícil, es duro, trabajoso y difícil. Esto depende de muchas facetas entre ellas las historias vinculares de los miembros de la pareja de crianza. Y su relación posterior.
Parece que me estoy ciñiendo al caso de los adolescentes, quienes a veces es complicado tratar por los a prioris que significa para los padres que parten de un modelo de derivación, de confianza en el tratamiento y salud socioeconómica. Estos trasfieren como lo han hecho durante toda la la vida, sus fantasías y temores a su hijo o hija, entonces es fundamental trabajar con los padres para que pueda construirse una historia familiar y para poder situar un encuadre estable. Donde, a partir de esos movimientos, el adolescente o la adolescente tome el primer plano en la consulta para ser comprendido y sus reflexiones queden en la intimidad del espacio analítico. Para que sea un proceso limpio y certero, así como eficaz ha de existir cierta armonía entre todos los elementos del sistema. Así como una comunicación fluida entre los miembros del sistema. La comunicación es el punto de partida para una comunicación fluida.
La psicoterapia no es una forma de educación ni reeducación, todo caso pueden aprehenderse valores, virtudes, aretés, sentimientos, pensamientos y actitudes que estaban ocultos en la persona del consultante. Esta persona no debe ser tratada con una doctrina inflexible tipo Supernanny. Creo que la dimensión humana abarca muchos más que eso.
Bien, contactar con un profesional de lo "psi" es difícil, es duro, trabajoso y difícil. Esto depende de muchas facetas entre ellas las historias vinculares de los miembros de la pareja de crianza. Y su relación posterior.
Parece que me estoy ciñiendo al caso de los adolescentes, quienes a veces es complicado tratar por los a prioris que significa para los padres que parten de un modelo de derivación, de confianza en el tratamiento y salud socioeconómica. Estos trasfieren como lo han hecho durante toda la la vida, sus fantasías y temores a su hijo o hija, entonces es fundamental trabajar con los padres para que pueda construirse una historia familiar y para poder situar un encuadre estable. Donde, a partir de esos movimientos, el adolescente o la adolescente tome el primer plano en la consulta para ser comprendido y sus reflexiones queden en la intimidad del espacio analítico. Para que sea un proceso limpio y certero, así como eficaz ha de existir cierta armonía entre todos los elementos del sistema. Así como una comunicación fluida entre los miembros del sistema. La comunicación es el punto de partida para una comunicación fluida.
Sobre el amor
Cuando seco y toco tu cabello recuerdo algo inconcluso
las sensaciones me desbaratan, el júbilo me transforma
Cuando me cuidas siento una tierna gratitud
Cuando te cuido tú eres flexible como una goma de mascar
el recuerdo de tus sentimientos, cuando se entrelazan es algo que va más allá de la "cosa"
Cuando leo que el amor tiene estudios en revistas de divulgación y libros técnicos
entonces pienso qué sed de conocimientos y que material tan solemne
Cuando hablo del amor me refiero a todas esas relaciones que teñidas o selladas por el amor han producido un cambio en todos sus componentes: amor hacia uno mismo, pareja, grupo, etc.
Cuando hablo del amor quizá deba cerrar los ojos y centrarme en algo que se pueda sentir, ver y oir
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera yugoslava nacionalizada india.
Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George Sand (1804-1876) Escritora francesa
El que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil.
Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Tácito (55-115) Historiador romano
Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Filósofo, físico y matemático alemán
Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés
Es duro, es doloroso, no ser amado cuando se ama todavía, pero es bastante más duro ser todavía amado cuando ya no se ama.
Georges Courteline (1858-1929) Dramaturgo y novelista francés
Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.
Fernando Pessoa (1888-1935) Poeta portugués
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico
Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta.
Sam Keen (1931-?) Escritor, profesor y filósofo americano
Sólo se ama lo que no se posee totalmente.
Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
Albert Einstein (1879-1955) Científico estadounidense de origen alemán
Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés
Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán
Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
Charles Baudelaire (1821-1867) Escritor, poeta y crítico francés
Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Cuanto más amamos a alguien menos conviene halagarle.
Molière (1622-1673) Comediografo francés
Es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado.
Alfred Tennyson (1809-1892) Poeta inglés
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera.
Stendhal (1783-1842) Escritor francés
Agradar cuando se recaudan impuestos y ser sabio cuando se ama son virtudes que no han sido concedidas a los hombres.
Edmund Burke (1729-1797) Político y escritor irlandés
las sensaciones me desbaratan, el júbilo me transforma
Cuando me cuidas siento una tierna gratitud
Cuando te cuido tú eres flexible como una goma de mascar
el recuerdo de tus sentimientos, cuando se entrelazan es algo que va más allá de la "cosa"
Cuando leo que el amor tiene estudios en revistas de divulgación y libros técnicos
entonces pienso qué sed de conocimientos y que material tan solemne
Cuando hablo del amor me refiero a todas esas relaciones que teñidas o selladas por el amor han producido un cambio en todos sus componentes: amor hacia uno mismo, pareja, grupo, etc.
Cuando hablo del amor quizá deba cerrar los ojos y centrarme en algo que se pueda sentir, ver y oir
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera yugoslava nacionalizada india.
Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George Sand (1804-1876) Escritora francesa
El que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil.
Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Tácito (55-115) Historiador romano
Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Filósofo, físico y matemático alemán
Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés
Es duro, es doloroso, no ser amado cuando se ama todavía, pero es bastante más duro ser todavía amado cuando ya no se ama.
Georges Courteline (1858-1929) Dramaturgo y novelista francés
Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.
Fernando Pessoa (1888-1935) Poeta portugués
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico
Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta.
Sam Keen (1931-?) Escritor, profesor y filósofo americano
Sólo se ama lo que no se posee totalmente.
Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
Albert Einstein (1879-1955) Científico estadounidense de origen alemán
Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés
Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán
Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
Charles Baudelaire (1821-1867) Escritor, poeta y crítico francés
Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Cuanto más amamos a alguien menos conviene halagarle.
Molière (1622-1673) Comediografo francés
Es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado.
Alfred Tennyson (1809-1892) Poeta inglés
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera.
Stendhal (1783-1842) Escritor francés
Agradar cuando se recaudan impuestos y ser sabio cuando se ama son virtudes que no han sido concedidas a los hombres.
Edmund Burke (1729-1797) Político y escritor irlandés
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Sobrel el amor
lunes, 27 de diciembre de 2010
Padres-hijos
Cuando un adolescente conduce un coche de forma temeraria y el profesional nos dice que eso es "normal" no estamos ayuaándole mucho a la familia, con seguridad que los padres piensan que prefieren que es mejor que se desvíe de la norma estadística. Al mismo tiempo existen identificaciones entre padres e hijos, los padres deben reconstruir su propia biografía para identificar los comportamientos y actitudes que ellos tuvieron y que molestaron a sus padres, los abuelos del hijo en cuestión. Lo importante es que todo hijo quiere liberarse de sus padres y al mismo tiempo permanecer unidos a ellos, en efecto, los padres también sienten una mezcla de sentimientos encontrados.
No hay reglas para tratar a un hijo, cada hijo es distinto y tiene distinta estructura caracterial, si tenemos gemelos el parecido físico y temperamental será mayor pero con la edada se irán independizando de diferente manera, la individualización.
Dice Bruno Bettelheim:
"Si recordamos todo esto, ¿cómo podemos dejar ed simpatizar con lo que está pasando nuestro hijo? Darse cuenta de que lo que hace el chico es normal para su edad lleva, en el mejor de los casos, a una aceptación resignada de su conducta. Pero la comprensión salida de nuestros propios recuerdos tiende un puente sobre el abismo que nos separa del hijo y forja un fuerte vínculo emocional entre él y nosotros.
Esta empatía importantísima nace tanto de los esfuerzos por comprender lo que hay detrás de la conducta de nuestro hijo como de los recuerdos conscientes y subconscientes de nuestras propias experiencias paralelas, que vemos reflejadas en su comportamiento. Y aquí no importa realmente si en nuestros tiempos representamos nuestros deseos o los suprimimos: su mero recuerdo nos ayudará a guiar a nuestro hijo durante su período difícil de una manera que él pueda aceptar y usar y que a nosotros nos haga disfrutar al proporcionarla. Porque un niño, o un adolescente, se sentirá más seguro y aceptará de mejor grado la orientación de los padres si se percata de que éstos actuán de forma auténtica, guardando fidelidad a sus valores y convicciones y, sobre todo, basándose en lo que han aprendido de sus propias experiencias similares".
No hay reglas para tratar a un hijo, cada hijo es distinto y tiene distinta estructura caracterial, si tenemos gemelos el parecido físico y temperamental será mayor pero con la edada se irán independizando de diferente manera, la individualización.
Dice Bruno Bettelheim:
"Si recordamos todo esto, ¿cómo podemos dejar ed simpatizar con lo que está pasando nuestro hijo? Darse cuenta de que lo que hace el chico es normal para su edad lleva, en el mejor de los casos, a una aceptación resignada de su conducta. Pero la comprensión salida de nuestros propios recuerdos tiende un puente sobre el abismo que nos separa del hijo y forja un fuerte vínculo emocional entre él y nosotros.
Esta empatía importantísima nace tanto de los esfuerzos por comprender lo que hay detrás de la conducta de nuestro hijo como de los recuerdos conscientes y subconscientes de nuestras propias experiencias paralelas, que vemos reflejadas en su comportamiento. Y aquí no importa realmente si en nuestros tiempos representamos nuestros deseos o los suprimimos: su mero recuerdo nos ayudará a guiar a nuestro hijo durante su período difícil de una manera que él pueda aceptar y usar y que a nosotros nos haga disfrutar al proporcionarla. Porque un niño, o un adolescente, se sentirá más seguro y aceptará de mejor grado la orientación de los padres si se percata de que éstos actuán de forma auténtica, guardando fidelidad a sus valores y convicciones y, sobre todo, basándose en lo que han aprendido de sus propias experiencias similares".
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Rodrigo Córdoba Sanz
Identidad y Navidad
¡Buenos días! Hoy volvemos al trabajo después del descanso arropado de nuestro hogar, algunos han tenido que trabajar, otros han estado solos, la vida es un poliedro de muchas caras y facetas y se trata de indagar, explorar, con un componente de especulación hacia el centro de la mismidad, para conseguir saber quíenes somos. Esto se muestra más acusado en los adolescentes, aún y todo, si han tenido una infancia disoluta cargada de visitas al psicólogo, si sus padres se han separado y están dolidos o se sienten culpables, si son tímidos, si no tienen confianza en sí mismos. Son días de difícil contacto con la mismidad donde prima el principio del placer, el gozo, el disfrute y donde se deja de lado la reflexión para dentro, pero hay que seguir trabajando. La psicoterapia es una fuente de salud que los centros de salud pública no pueden mantener, otras ciudades de España, como Madrid y Barcelona ofrecen mejores servicios al respecto, además del cúmulo de profesionales que hay en sus vitrinas. En Zaragoza también han emigrado argentinos con un largo curriculum, conozco a varios que son muy valiosos. Estoy esperando con impaciencia el libro de Javier Lacruz de más de 1000 páginas, y no me paso de ceros, donde he colaborado con cariño, se trata de un libro esencial para entender al gran pediatra, psicoanalista y médico Donald Winnicott. Un autor que está en auge y que tiene más búsquedas en google que la propia Melanie Klein, donde se fijó él y le admiró en cierto modo hasta que reconoció su dogmatismo y su carácter autoritario como decía T. Adorno.
Los adolescentes y los adultos se diferencian porque unos están apuntalando su identidad y para ellos el grupo de pertenencia es muy importante, para los adultos su proceso de crecimiento es importante para entender su presente, se trata, entonces, de crecimiento mental y maduración emocional. En psicoterapia también se dan pautas y consejos, es inevitable, pero también se analiza la transferencia (las emociones y recuerdos e identificaciones que deposita en el terapeuta el paciente), así como la contratransferencia (las emociones que provoca la relación con el paciente en el terapeuta). Este trabajo es bello, creativo y hermoso y tras veces he insistido en hacer que la vida resulta la pena de ser vivida (con creatividad). El otro día vino una amiga de Madrid con trastorno borderline (se lo han repetido hasta la saciedad) y le regalé n libro de navidad llamado "Sobre la Creatividad", de un físico teórico. Ella llevaba un libro sobre bolsa. Es una persona polifacética que gracias a la resiliencia está superando su problema con coraje, es muy sensible a las relaciones interpersonales y a veces "odia a la gente y prefiere a su gato", pero es una persona magnífica y llena de potenciales y con una gran inteligencia. Y es cierto que los pacientes de psicoterapia son personas distintas a la media, son personas que se atreven a superar el miedo del "estigma" de acudir al psicólogo, sobre todo si son ancianos o de avanzada edad.
Hay que seguir pensando, reflexionando y pensando para ayudar a quienes sufren en su cuerpo y su alma. El psicoterapeuta es un experto en encontrar nuevas perspectivas y miradas para afrontar la realidad externa y para indagar eos vínculos con la realidad interna, las transacciones que se producen familia-trabajo-sociedad-amigos-MUNDO INTERNO. Un trabajo de espeleología emocional, sentimental, actitudinal y de reconstrucción de la biografía para encontrar los puntos de anclaje y parálisis de la creatividad y los momentos de dolor. Sin embargo esto se atraviesa de una psicoterapia que tienda hacia la felicidad, hacia los recursos, hacia la felicidad y hacia la construcción de nuevos horizontes donde la identidad se construya y el yo se haga fuerte para los avatares de la vida. Un abrazo. Rodrigo Córdoba Sanz.
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domingo, 26 de diciembre de 2010
El centro disipado
El mundo circula a través de un centro que es el mundo interno, lugar desconocido para nosotros como es el inconsciente, el preconsciente puede ser atisbado si identificamos y superamos ciertas barreras. Esto ya lo dijo Freud, claro está. Hay una cuestión que me produce cierto desasosiego, es el sufrimiento humano que no es reconocido por las personas. En mi experiencia profesional y en mi vida, he conectado con individuos que podían ser tildados por los que gustan de rótulos como "psicópatas", gente sin empatía, con perspicacia, con aires de grandeza, manipuladores, chantajistas y que hieren al que más pueden por el ángulo más correcto. El costado femenino, dado que el trastorno antisocial de la personalidad (que es el nombre oficial) es más prevalente en los varones, es la personalidad histriónica, que llama la atención a otros para manipularles, esto son palabras de Theodore Millon, eminente personólogo que ha escrito varios tratados sobre trastornos de personalidad. El sufrimiento de estas personas se enfoca hacia los demás porque no tienen conciencia de enfermedad. Es un trastorno egosintónico. La persona se siente perfecta y sólo los síntomas de ansiedad y depresión les lleva a consulta. Algunos catalizan su ira a través del desprecio en distintos medios, por cierto, esto de los blogs, es un medio muy recurrente, así que tengan mucho cuidado en seleccionar los autores que se dan aires de grandeza y desprecian a los demás. Son personas que además suelen tener aires paranoicos que Freud diría que es por una sexualidad reprimida, por una homosexualidad reprimida. En muchos casos es así, pero no podemos tomar como verdad absoluta esa intelección de Freud.
Es cierto que ete tipo de personas están en la calle y estos sí hacen daño, no como los esquizofrénicos, que la mala prensa les ha llevado a tener un doble estigma, el de agresivos y locos. Cuando un paciente esquizofrénico está en tratamiento es una persona que suele estar muy tranquila, contenida por la medicación y con muchos recursos psíquicos, al final, en los casos graves se pueden deteriorar, pero otros muchos pueden recuperarse. El libro de Radio Nikosia, del que hablé hace un tiempo, es un ejemplo de lo hermoso que puede ser el punto de visto, así como original, de una persona con esquizofrenia. El proyecto de Radio Nikosia ha sido comandado por la Princesa Inca, que es la que más habla en La Ventana de Genmna Nierga de la Ser, aparte ellos tienen su radio independiente en Barcelona que está autogestionada y donde invitan a expertos para aportar algo de luz a la cruz de la esquizofrenia.
Los psicópatas quieren y saben hacer daño, un esquizofrénico puede hacerlo si no está medicado y tiene delirios o voces que le invitan a hacer daño a alguien, pero no están han perdido el contacto con la realidad, no lo hacen para hacer daño premeditadamente sino que es un síntoma grave de una enfermedad no tratada.
Los psicópatas, y Vicente Garrido, un psicólogo de la Universidad de Valencia ha escrito mucho sobre ellos, son personas que pueden tener cargos de prestigio, son ambiciosos, son exhibicionistas y les gusta ser admirados, utilizan a las otras personas para sus propios fines y son un problema social porque hacen mucho daño a la gente. Nos podríamos sorprender en cierto modo de los que corretean por nuestras ciudades, con maletines, en la Universidad, en otros trabajos y pocos de ellos pedirán ayuda a lo largo de su vida, chupan a los demás, les sacan la sangre y luego les devoran. Son personas generalmente inteligentes pero no siempre es así. Tienen un alto concepto de sí mismos aunque tampoco es siempre así y se apoyan en sus puestos de trabajo y en los otros para erigirse en dirigentes de un grupo selecto donde controlan y manipulan a los demás. No tienen sentimientos, son lo contrario de los esquizofrénicos y los bipolares que están llenos de emociones que les desbordan, éstos tienen empatía, necesitan afecto y comprensión y ser tratados de una forma humana, cálida y cercana. Existen profesionales con este padecimiento en todas las ramas. Desde un taller hasta un estudiante de periodismo. Suelen tener conflictos con la justicia (los menos inteligentes) y suelen tener éxito profesional por lo que socialmente tienen una buena posición y son admirados, cuestión que su narcisismo alimentado les realza en sus propósitos de gloria y admiración de los demás. En el fondo, son pobres hombres, llenos de complejos, su egolatría, envidia y ácida dureza sin escrúpulos a veces les condice a la soledad pero otras veces son grandes ejecutivos de importantes empresas. No tengan miedo de una persona con esquizofrenia a pesar de su excentricidad o de una persona con trastorno bipolar o de una con trastorno límite, ellos con su sensibilidad podrán empatizar con ustedes aunque la vida pueda resultar un pelín caótica. Son personas que quieren, aman y sienten profundamente, cuestión que un psicópata no puede hacer, el psicópata es alguien mecánico, formateado y fanático. Han perdido su humanidad por motivos que no se pueden generalizar, pero quizá la no validación en períodos sensibles y el escarnio y el vilipendio temprano les hace conquistar un lugar de superiodad para vengarse del mal que les ha provocado la sociedad. En "Inocencia Interrumpida", Angelina Jolie hace de sociópata y está bastante logrado, de hecho le dieron el Oscar a la mejor actriz secundaria según recuerdo.
Afortunadamente la bondad, la belleza, la creatividad y la sensiblidad son valores que priman en las consultas y eso hace que un terapeuta crezca con los pacientes, aprendiendo emocional e intelectualmente en una relación que se construye entre los dos, tratando de crear un lugar o espacio de "juego" donde poder hablar y ser escuchado, donde poder ser entendido y donde resolver los problemas emocionales, de relación, de carácter o de crecimiento mental o madurez emocional que presenta esa persona.
La belleza de este trabajo no se ve ensombrecida por la aparicíón de estas personas que son mentirosas, audaces y caníbales emocionales, la amplia mayoría de los pacientes son personas extraordinarias que han dado un paso definitivo hacia la salud, confiando en otro para hacer un trabajo conjunto, entre dos, el de superar sus problemas y aliviar el sufrimiento.
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Trastorno Bipolar,
Trastorno Límite
Amaral: El día de año nuevo; Dare: White Horse
No es otra nueva historia
ni una canción de amor
es la pequeña cosa
que hace cambiar la vida en un momento
Se vieron frente a frente
en medio de una calle del centro
fue una mirada intensa
fue un regalo, fue un flechazo
el día de año nuevo.
Confundido como un niño
he encontrado un amigo
caen estrellas para celebrar
el día de año nuevo.
No es un cuento de hadas
porque nadie sabe como acaba
Se tienen el uno al otro
solos en un corazón.
Hoy ha pasado un año
celebran su aniversario
hoy vuelven a empezar
comienza un año nuevo
Confundido como un niño
ha encontrado un amigo
caen estrellas para celebrar
el día de año nuevo
No volverá la soledad
porque ha encontrado un amigo de verdad
Caen estrellas
todo vuelve a brillar
el día de año nuevo.
Antropología y Psicoanálisis
Sobremesa a Blas Amato:
“El mundo sumergido”.
Por Espacio Potencial
Alguna vez Freud comparó la tarea del psicoanalista con la del investigador que estudia a las civilizaciones más antiguas, aquellos que tratan de interpretar el modo en que esas remotas culturas concebían al mundo y establecían sus lazos sociales. Espacio Potencial quiso entonces charlar con uno de estos especialistas, un antropólogo, para que nos cuente sobre las características de su profesión, sus modos de abordar la realidad, de explorar los diversos desarrollos de una determinada cultura y sus formas de producción cultural. No elegimos para ello cualquier antropólogo, ciertamente buscamos uno que se interna en “las profundidades” de una determinada cultura, pero en este caso ¡en las profundidades marinas! Nuestro antropólogo (concretamente, un “antropólogo social”), Blas Amato, investiga y se interna en las entrañas oceánicas para extraer de ese mundo el carácter y el estilo de ciertas culturas.
Espacio potencial: Blas, queremos que nos comentes sobre tu profesión, la antropología marina ¿de qué se trata exactamente? ¿cómo se conecta con el estudio de una cultura?
Blas: Bueno, a ver... digamos que la cuestión cultural está relacionada con sus formas de producir objetos, en este sentido hay dos tipos de patrimonio: tangibles e intangibles. Lo que vos me preguntas respecto de la antropología marítima y sus rangos de acción está estrechamente vinculado con este aspecto… La antropología marítima se puede encargar, por ejemplo, de naufragios, entonces de pronto encontrás un mástil, elementos que quedaron de un naufragio, la caldera de metal, los pájaros… y al mismo tiempo, como antropólogo también podés estudiar en una cultura otras cosas de carácter inmaterial, como su lengua, como sus danzas…
E.P: Vos hace poco estuviste haciendo una experiencia profesional muy interesante en Uruguay...
Blas: Cuando trabajé en Uruguay estuve como parte de un programa de arqueología subacuática. Fue un trabajo para el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, que llamó a concurso para hacer diferentes investigaciones referidas a cultura, historia, literatura… propias del pueblo del Uruguay, y nosotros nos presentamos con patrimonio intangible, para que nos financien esta investigación. Yo no soy arqueólogo, soy antropólogo social, entonces lo que yo me dediqué a estudiar dentro de esa coyuntura, fue observar a pescadores de mejillones para registrar los fenómenos sociales que se daban alrededor de esa actividad en la costa uruguaya, la especial organización de estos grupos, para ver cómo fueron los procesos sociales y sus transformaciones respecto de lo que ocurría 50, 60 años atrás. Como les comentaba antes, el antropólogo inevitablemente tiene que estudiar lo que los sujetos producen. Siempre producen, sean productos materiales o simbólicos. En este caso particular esta población fue estudiada en la producción de mejillones, y en este caso es un recurso, un producto material, que está inscripto en un medio ambiente determinado, claramente tangible, pero hay antropólogos que se dedican a estudiar fenómenos sociales más ligados a lo simbólico, por ejemplo, a lo religioso. Hay una producción cultural claramente tangible, pero hay producciones culturales que no son tangibles. Es lo que se llama patrimonio inmaterial.
E.P: Se podría decir que estudiaste un fenómeno de resistencia, porque ¿cómo sobreviven los pescadores de mejillones frente a la producción de los criaderos organizados?
Blas: Algo así como el enfrentamiento de los valores de un quehacer ligado a la tradición y los modos modernos de optimizar una producción... El criadero tiene mucho menor movimiento de aguas, es un lugar cerrado… En Isla de Lobos, por ejemplo,…el lugar de la costa uruguaya donde estuve, es como una gran panza, eso es lo que produce que haya una cantidad importante de corrientes, de fauna marina, y variedades de vida tan grande, tan grande que hace que el mejillón tenga una cantidad de alimento mucho mayor. En un criadero, el movimiento es mucho menor! Entonces crece mucho más lentamente. Supuestamente uno de los mecanismos que tiene el mejillón es filtrar toda la cantidad de micropartículas que hay en el agua. Al haber menos movimiento el mejillón filtra menos porque obviamente pasa menos cantidad de agua. En Uruguay, por ejemplo, en Isla de Lobos, la cantidad de corrientes que pasan por ahí, es tan grande que el mejillón no tienen la posibilidad de filtrar arena y que la arena se quede ahí. En el criadero filtran arena y dentro del mejillón queda la arena, por lo tanto, vos abrís un mejillón de criadero y tiene sabor a arena. Y al mismo tiempo hay otra cuestión, que el objetivo es claramente capitalista, optimizar la producción… Tanto en la pesca artesanal como en la producción industrial hay por supuesto un objetivo capitalista, pero en la artesanal se juega algo fuertemente vinculado a las tradiciones, a la transmisión oral de lo que hacen, de ampliar lo que es el espectro cultural de la gente, lo ligado al oficio… Yo estuve trabajando durante todo el 2008 en Uruguay, hice distintas salidas de campo con un grupo de antropólogos de allá. Lo que se vio en términos generales, es que, por un lado el oficio del buzo mejillonero, es toda pesca artesanal. O sea lo opuesto a la pesca industrial: protege el medio ambiente, es selectiva en el sentido que cuando producen no destruyen el medioambiente. La pesca industrial lo que tiene es que son barcos inmensos que tienen brazos que tiran redes y lo que hacen es arrastrar la red y levantar todo lo que encuentran. El problema es que destruyen el lecho marino, donde la mayor cantidad de peces ponen los huevos, entonces, no sólo están capturando a los adultos sino a las generaciones sucesivas de esos adultos. Entonces cuando se habla de un tipo de pesca artesanal se hace referencia a que se va a capturar a los especímenes…
E.P: ¿Cómo es esta pesca artesanal?
Blas: Históricamente estos grupos de pescadores tienen sus miedos, sus supersticiones…, es interesante ver cómo van cambiando y las condiciones que imponen esos cambios. Antes por ejemplo, una mujer no podía subirse a una embarcación, porque la mujer trae mala suerte. Si antes de embarcarse ven una serpiente, no se suben porque quiere decir que van a naufragar… Hoy ya no tanto… en gran parte por el avance tecnológico y las necesidades de subsistencia… Hoy, si les falta un integrante en la embarcación, si falta alguien, y bue! ”venís vos María!” Porque no les queda otra… Y ha ocurrido, y se lo tuvieron que bancar, con la mujer ahí vomitando, o lo que sea, porque es un trabajo que requiere bastante fuerza… El trabajo es muy duro, los buzos se sumergen en las aguas poco profundas respirando a través de una manguera y van buscando las mejores piedras donde se aferra el mejillón. Con un cucharín rascan la roca donde está aferrado y lo depositan en el salabardo, que es una bolsa tejida, de cuerda de fibra o plástica, donde se cargan los mejillones. Luego de llenarlo, en promedio, se tarda unos 30 minutos, tiran de la manguera y los ayudantes de cubierta los suben a la superficie. Para realizar esta tarea se necesitan entre dos y tres personas, pues el salabardo pesa unos 70 kilogamos, a los que se suma el peso del agua. Al llegar a la embarcación dejan el salabardo lleno, llevan otro vacío y se sumergen nuevamente para repetir la operación.
E.P: ¿Vos bajaste con ellos alguna vez?
Blas: Sí, y te agarra bastante claustrofobia. Al no tener algo estable, algo físico donde apoyarte, se siente como una situación totalmente vulnerable. .. A merced de la corriente, no hay mucha vuelta que darle… Yo me metí ahí y estaba muy fuerte la corriente y tuve que hacer un esfuerzo bestial para que la corriente no me lleve, pero ellos al tener una manguera que los conecta con la embarcación no tienen ningún problema. Cuando yo me metí, uno me preguntó, ¿estás seguro que te vas a meter? Y yo le dije “sí… me voy a meter” y él me contestó “mirá que te vamos a tener que ir a buscar lejos, eh?”… Fue impresionante.
E.P: ¿Cómo está hoy la actividad “mejillonera” artesanal?
Blas: Hoy día se tiende a contratar “tenders” que no forman parte de la familia, y eso hace que el momento de la producción sea totalmente diferente. El mismo buzo no quiere que sus hijos hagan ese tipo de trabajo, porque saben lo sacrificado que es… De todos modos, la familia con la que yo salí, estaba encantada de que estuvieran todos juntos trabajando… eran todos hombres por supuesto… pero estaban felices… Lo más curioso es que las mujeres son las encargadas de limpiar la pulpa… Hay cuestiones muy marcadas de diferencia de género. Son los hombres los que extraen, las mujeres son las que limpian. Los hombres distribuyen, las mujeres ordenan. Más o menos, a grandes rasgos, es así. En Uruguay, lo que decían es que hace quince años había unas quince embarcaciones saliendo, y hoy en día son solamente cuatro. Ha decaído mucho la producción del mejillón, fundamentalmente por la importación producido en cautiverio.
E.P: ¿Hay alguna actividad de pescadores equivalente en Argentina?
Blas: Conocí a gente de la Asociación de pesca artesanal de Puerto Madryn, y se estableció una relación muy buena con ellos, y una cantidad de ideas y proyectos muy interesantes. Ellos están muy avanzados con un montón de cuestiones, lo cual me dio mucha felicidad, y me sorprendió. Gente que está muy metida, saben lo que quieren, saben por qué pelear…
E.P: ¿Encontraste diferencias?
Blas: Si, acá no se lo relaciona tanto al pescador con el alcohol por ejemplo. En Uruguay, sí. O con el mal olor, en Uruguay, sí. Pero, en un caso y otro, yo investigué la zona de conflictos en el trabajo, dentro del grupo de los mismos pescadores. Cómo es el conflicto, cómo se desarrolla, por qué, cuál es el tipo de intervención que yo puedo tener sobre esos conflictos. Yo entiendo la ciencia como claramente intervencionista. Y el investigador teniendo que tener algún tipo de intervención y producir algún tipo de efecto en el grupo social. Así la concibo yo… No se trata solamente de registrar lo que ves… Una cosa que me llama la atención es el grado de organización aquí, en comparación a Uruguay donde hay poca gente que se sigue dedicando a la actividad, y se ha vuelto monopólica. Acá es más disperso. Todos los años el CENPAT, que es el Centro Nacional de estudios Patagónicos, hace un relevamiento nacional de vieiras, en el Golfo San José. El GSJ, es un golfo en Península de Valdés, que está protegido. Lo que quiere decir que embarcaciones de pesca industrial no pueden entrar ahí. Luego fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Y esto produjo un conflicto entre Secretaria de Turismo y pescadores. Porque los pescadores “afean” el paisaje… Esto no dicho explícitamente… pero es lo que piensan… Y hay un inconveniente y es que estas tierras pertenecen a latifundistas del sur, que no quieren tener pescadores pasando por sus tierras para ir a las playas… Hay conflictos que por un lado tiene que ver con la identificación con el lugar y por otro lado, con el otorgamiento de permisos para marisquear…
E.P: ¿Por qué elegiste trabajar en esta temática?
Blas: Me gusta mucho el mar, las actividades náuticas, bucear, puedo integrar en esta profesión lo que me produce placer y la posibilidad de intervenir en algún sentido con lo que yo produzco. O sea, me gusta que lo que yo intento producir tenga algún tipo de efecto sobre el campo donde trabajo, con la realidad. Entonces tiene que ver con esto, con lo que produce en mí el mar… Es un área que no ha sido tan estudiada, no produjo tanta atracción y el tema de la antropología marítima tiene que ver no sólo con la producción de pescado sino con otro tipo de producciones. El mar tiene que ver con un estilo de vida, con procesos históricos. Por más que vivamos en un país donde el mar se asocia con un lugar para ir de vacaciones, el mar tiene que ver con estilos de vida… con la posibilidad de renovar todo, el mar es algo fundamental en el desarrollo humano.
E.P:¿Y los objetos encontrados en el mar también tiene que ver con la antropología subacuática?
Blas: En realidad eso no es antropología subacuática sino arqueología, que en función de los objetos encontrados puede inferir cómo se sucedieron los hechos, en cambio la antropología tiene que ver con el hombre con su medio, su contexto, y sus relaciones cotidianas, con su población… La arqueología marítima se desarrolló especialmente en Europa, en Suecia fundamentalmente, los suecos fueron pioneros y siguen siéndolo, y los italianos también tienen bastante tradición, porque el Mediterráneo es un tesoro. Y en América: Canadá y EEUU. Lo que pasa es que los yanquis van a buscar las monedas de oro, son los piratas que se aprovechan de un montón de cuestiones legales para ir… Hay una empresa que tiene un desarrollo increíble para limpiar, ver, investigar, y sacar el oro…
¡Muchas gracias Blas!
Más info: http://www.universidadur.edu.uy/bibliotecas/publicaciones_2009.htm
“El mundo sumergido”.
Por Espacio Potencial
Alguna vez Freud comparó la tarea del psicoanalista con la del investigador que estudia a las civilizaciones más antiguas, aquellos que tratan de interpretar el modo en que esas remotas culturas concebían al mundo y establecían sus lazos sociales. Espacio Potencial quiso entonces charlar con uno de estos especialistas, un antropólogo, para que nos cuente sobre las características de su profesión, sus modos de abordar la realidad, de explorar los diversos desarrollos de una determinada cultura y sus formas de producción cultural. No elegimos para ello cualquier antropólogo, ciertamente buscamos uno que se interna en “las profundidades” de una determinada cultura, pero en este caso ¡en las profundidades marinas! Nuestro antropólogo (concretamente, un “antropólogo social”), Blas Amato, investiga y se interna en las entrañas oceánicas para extraer de ese mundo el carácter y el estilo de ciertas culturas.
Espacio potencial: Blas, queremos que nos comentes sobre tu profesión, la antropología marina ¿de qué se trata exactamente? ¿cómo se conecta con el estudio de una cultura?
Blas: Bueno, a ver... digamos que la cuestión cultural está relacionada con sus formas de producir objetos, en este sentido hay dos tipos de patrimonio: tangibles e intangibles. Lo que vos me preguntas respecto de la antropología marítima y sus rangos de acción está estrechamente vinculado con este aspecto… La antropología marítima se puede encargar, por ejemplo, de naufragios, entonces de pronto encontrás un mástil, elementos que quedaron de un naufragio, la caldera de metal, los pájaros… y al mismo tiempo, como antropólogo también podés estudiar en una cultura otras cosas de carácter inmaterial, como su lengua, como sus danzas…
E.P: Vos hace poco estuviste haciendo una experiencia profesional muy interesante en Uruguay...
Blas: Cuando trabajé en Uruguay estuve como parte de un programa de arqueología subacuática. Fue un trabajo para el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, que llamó a concurso para hacer diferentes investigaciones referidas a cultura, historia, literatura… propias del pueblo del Uruguay, y nosotros nos presentamos con patrimonio intangible, para que nos financien esta investigación. Yo no soy arqueólogo, soy antropólogo social, entonces lo que yo me dediqué a estudiar dentro de esa coyuntura, fue observar a pescadores de mejillones para registrar los fenómenos sociales que se daban alrededor de esa actividad en la costa uruguaya, la especial organización de estos grupos, para ver cómo fueron los procesos sociales y sus transformaciones respecto de lo que ocurría 50, 60 años atrás. Como les comentaba antes, el antropólogo inevitablemente tiene que estudiar lo que los sujetos producen. Siempre producen, sean productos materiales o simbólicos. En este caso particular esta población fue estudiada en la producción de mejillones, y en este caso es un recurso, un producto material, que está inscripto en un medio ambiente determinado, claramente tangible, pero hay antropólogos que se dedican a estudiar fenómenos sociales más ligados a lo simbólico, por ejemplo, a lo religioso. Hay una producción cultural claramente tangible, pero hay producciones culturales que no son tangibles. Es lo que se llama patrimonio inmaterial.
E.P: Se podría decir que estudiaste un fenómeno de resistencia, porque ¿cómo sobreviven los pescadores de mejillones frente a la producción de los criaderos organizados?
Blas: Algo así como el enfrentamiento de los valores de un quehacer ligado a la tradición y los modos modernos de optimizar una producción... El criadero tiene mucho menor movimiento de aguas, es un lugar cerrado… En Isla de Lobos, por ejemplo,…el lugar de la costa uruguaya donde estuve, es como una gran panza, eso es lo que produce que haya una cantidad importante de corrientes, de fauna marina, y variedades de vida tan grande, tan grande que hace que el mejillón tenga una cantidad de alimento mucho mayor. En un criadero, el movimiento es mucho menor! Entonces crece mucho más lentamente. Supuestamente uno de los mecanismos que tiene el mejillón es filtrar toda la cantidad de micropartículas que hay en el agua. Al haber menos movimiento el mejillón filtra menos porque obviamente pasa menos cantidad de agua. En Uruguay, por ejemplo, en Isla de Lobos, la cantidad de corrientes que pasan por ahí, es tan grande que el mejillón no tienen la posibilidad de filtrar arena y que la arena se quede ahí. En el criadero filtran arena y dentro del mejillón queda la arena, por lo tanto, vos abrís un mejillón de criadero y tiene sabor a arena. Y al mismo tiempo hay otra cuestión, que el objetivo es claramente capitalista, optimizar la producción… Tanto en la pesca artesanal como en la producción industrial hay por supuesto un objetivo capitalista, pero en la artesanal se juega algo fuertemente vinculado a las tradiciones, a la transmisión oral de lo que hacen, de ampliar lo que es el espectro cultural de la gente, lo ligado al oficio… Yo estuve trabajando durante todo el 2008 en Uruguay, hice distintas salidas de campo con un grupo de antropólogos de allá. Lo que se vio en términos generales, es que, por un lado el oficio del buzo mejillonero, es toda pesca artesanal. O sea lo opuesto a la pesca industrial: protege el medio ambiente, es selectiva en el sentido que cuando producen no destruyen el medioambiente. La pesca industrial lo que tiene es que son barcos inmensos que tienen brazos que tiran redes y lo que hacen es arrastrar la red y levantar todo lo que encuentran. El problema es que destruyen el lecho marino, donde la mayor cantidad de peces ponen los huevos, entonces, no sólo están capturando a los adultos sino a las generaciones sucesivas de esos adultos. Entonces cuando se habla de un tipo de pesca artesanal se hace referencia a que se va a capturar a los especímenes…
E.P: ¿Cómo es esta pesca artesanal?
Blas: Históricamente estos grupos de pescadores tienen sus miedos, sus supersticiones…, es interesante ver cómo van cambiando y las condiciones que imponen esos cambios. Antes por ejemplo, una mujer no podía subirse a una embarcación, porque la mujer trae mala suerte. Si antes de embarcarse ven una serpiente, no se suben porque quiere decir que van a naufragar… Hoy ya no tanto… en gran parte por el avance tecnológico y las necesidades de subsistencia… Hoy, si les falta un integrante en la embarcación, si falta alguien, y bue! ”venís vos María!” Porque no les queda otra… Y ha ocurrido, y se lo tuvieron que bancar, con la mujer ahí vomitando, o lo que sea, porque es un trabajo que requiere bastante fuerza… El trabajo es muy duro, los buzos se sumergen en las aguas poco profundas respirando a través de una manguera y van buscando las mejores piedras donde se aferra el mejillón. Con un cucharín rascan la roca donde está aferrado y lo depositan en el salabardo, que es una bolsa tejida, de cuerda de fibra o plástica, donde se cargan los mejillones. Luego de llenarlo, en promedio, se tarda unos 30 minutos, tiran de la manguera y los ayudantes de cubierta los suben a la superficie. Para realizar esta tarea se necesitan entre dos y tres personas, pues el salabardo pesa unos 70 kilogamos, a los que se suma el peso del agua. Al llegar a la embarcación dejan el salabardo lleno, llevan otro vacío y se sumergen nuevamente para repetir la operación.
E.P: ¿Vos bajaste con ellos alguna vez?
Blas: Sí, y te agarra bastante claustrofobia. Al no tener algo estable, algo físico donde apoyarte, se siente como una situación totalmente vulnerable. .. A merced de la corriente, no hay mucha vuelta que darle… Yo me metí ahí y estaba muy fuerte la corriente y tuve que hacer un esfuerzo bestial para que la corriente no me lleve, pero ellos al tener una manguera que los conecta con la embarcación no tienen ningún problema. Cuando yo me metí, uno me preguntó, ¿estás seguro que te vas a meter? Y yo le dije “sí… me voy a meter” y él me contestó “mirá que te vamos a tener que ir a buscar lejos, eh?”… Fue impresionante.
E.P: ¿Cómo está hoy la actividad “mejillonera” artesanal?
Blas: Hoy día se tiende a contratar “tenders” que no forman parte de la familia, y eso hace que el momento de la producción sea totalmente diferente. El mismo buzo no quiere que sus hijos hagan ese tipo de trabajo, porque saben lo sacrificado que es… De todos modos, la familia con la que yo salí, estaba encantada de que estuvieran todos juntos trabajando… eran todos hombres por supuesto… pero estaban felices… Lo más curioso es que las mujeres son las encargadas de limpiar la pulpa… Hay cuestiones muy marcadas de diferencia de género. Son los hombres los que extraen, las mujeres son las que limpian. Los hombres distribuyen, las mujeres ordenan. Más o menos, a grandes rasgos, es así. En Uruguay, lo que decían es que hace quince años había unas quince embarcaciones saliendo, y hoy en día son solamente cuatro. Ha decaído mucho la producción del mejillón, fundamentalmente por la importación producido en cautiverio.
E.P: ¿Hay alguna actividad de pescadores equivalente en Argentina?
Blas: Conocí a gente de la Asociación de pesca artesanal de Puerto Madryn, y se estableció una relación muy buena con ellos, y una cantidad de ideas y proyectos muy interesantes. Ellos están muy avanzados con un montón de cuestiones, lo cual me dio mucha felicidad, y me sorprendió. Gente que está muy metida, saben lo que quieren, saben por qué pelear…
E.P: ¿Encontraste diferencias?
Blas: Si, acá no se lo relaciona tanto al pescador con el alcohol por ejemplo. En Uruguay, sí. O con el mal olor, en Uruguay, sí. Pero, en un caso y otro, yo investigué la zona de conflictos en el trabajo, dentro del grupo de los mismos pescadores. Cómo es el conflicto, cómo se desarrolla, por qué, cuál es el tipo de intervención que yo puedo tener sobre esos conflictos. Yo entiendo la ciencia como claramente intervencionista. Y el investigador teniendo que tener algún tipo de intervención y producir algún tipo de efecto en el grupo social. Así la concibo yo… No se trata solamente de registrar lo que ves… Una cosa que me llama la atención es el grado de organización aquí, en comparación a Uruguay donde hay poca gente que se sigue dedicando a la actividad, y se ha vuelto monopólica. Acá es más disperso. Todos los años el CENPAT, que es el Centro Nacional de estudios Patagónicos, hace un relevamiento nacional de vieiras, en el Golfo San José. El GSJ, es un golfo en Península de Valdés, que está protegido. Lo que quiere decir que embarcaciones de pesca industrial no pueden entrar ahí. Luego fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Y esto produjo un conflicto entre Secretaria de Turismo y pescadores. Porque los pescadores “afean” el paisaje… Esto no dicho explícitamente… pero es lo que piensan… Y hay un inconveniente y es que estas tierras pertenecen a latifundistas del sur, que no quieren tener pescadores pasando por sus tierras para ir a las playas… Hay conflictos que por un lado tiene que ver con la identificación con el lugar y por otro lado, con el otorgamiento de permisos para marisquear…
E.P: ¿Por qué elegiste trabajar en esta temática?
Blas: Me gusta mucho el mar, las actividades náuticas, bucear, puedo integrar en esta profesión lo que me produce placer y la posibilidad de intervenir en algún sentido con lo que yo produzco. O sea, me gusta que lo que yo intento producir tenga algún tipo de efecto sobre el campo donde trabajo, con la realidad. Entonces tiene que ver con esto, con lo que produce en mí el mar… Es un área que no ha sido tan estudiada, no produjo tanta atracción y el tema de la antropología marítima tiene que ver no sólo con la producción de pescado sino con otro tipo de producciones. El mar tiene que ver con un estilo de vida, con procesos históricos. Por más que vivamos en un país donde el mar se asocia con un lugar para ir de vacaciones, el mar tiene que ver con estilos de vida… con la posibilidad de renovar todo, el mar es algo fundamental en el desarrollo humano.
E.P:¿Y los objetos encontrados en el mar también tiene que ver con la antropología subacuática?
Blas: En realidad eso no es antropología subacuática sino arqueología, que en función de los objetos encontrados puede inferir cómo se sucedieron los hechos, en cambio la antropología tiene que ver con el hombre con su medio, su contexto, y sus relaciones cotidianas, con su población… La arqueología marítima se desarrolló especialmente en Europa, en Suecia fundamentalmente, los suecos fueron pioneros y siguen siéndolo, y los italianos también tienen bastante tradición, porque el Mediterráneo es un tesoro. Y en América: Canadá y EEUU. Lo que pasa es que los yanquis van a buscar las monedas de oro, son los piratas que se aprovechan de un montón de cuestiones legales para ir… Hay una empresa que tiene un desarrollo increíble para limpiar, ver, investigar, y sacar el oro…
¡Muchas gracias Blas!
Más info: http://www.universidadur.edu.uy/bibliotecas/publicaciones_2009.htm
Oportunidad, por Daniel Ripesi
http://www.espaciopotencial.com.ar/
Oportunidad.
Por Daniel Ripesi
Tomando en cuenta que Winnicott plantea que la madre suficientemente buena inaugura el mundo para el bebé “poniendo el pecho en el momento y lugar oportuno”, proponemos como primer término para nuestro glosario de conceptos íntimos.
(ideas asociadas: espera, destiempo, intempestivo. Contra-conceptos: cronograma, exactitud).
Si alguien pierde en un juego puede renovar el desafío y disponerse a enfrentar una revancha. Si en cambio alguien pierde su oportunidad se queda con el zumbido frío de un silencio abismal y el encuentro imprevisto de uno mismo en soledad. Reanimar una oportunidad impone una espera que carece de toda previsibilidad, en cambio, reabrir un desafío supone la organización de un cronograma, se trata, sin duda, de dos dimensiones de lo temporal de carácter muy distinto. En fin, a menudo las oportunidades llegan, las revanchas se planifican. Se habla del “sentido de la oportunidad”, al parecer lo que Winnicott llama “madre suficientemente buena”, posee este atributo. Se dice; la madre pone el pecho en el momento y en lugar indicado, es decir, en el momento oportuno ¿oportuno para qué? Para producir una experiencia. ¿Qué tipo de experiencia? Una experiencia tolerable del otro, la experiencia concreta de una presencia, una experiencia de sí mismo, una experiencia del mundo… Si la madre no tiene ese don, si no da la oportunidad, no hay otro, no hay mundo, ni hay encuentro, no hay experiencia.
El bebé también puede (es menos grave) tomar contacto con un otro y un mundo inoportunos. Lo inoportuno violenta la experiencia personal de lo que es “no-yo”, restringe su exploración e impone reservas prematuras. Lo inoportuno deja sin la experiencia necesaria (sobre todo para tomar contacto con uno mismo) de vivir una espera. Porque lo inoportuno puede ser en algunos casos lo oportuno (pero) a destiempo. Lo muy esperado, pero que cuando llega, exaspera, desanima.
Cuando el bebé tiene hambre, la madre –dice Winnicott- no debe anticiparse a que él mismo de las señales de su necesidad. Si la teta llega allí demasiado puntual, haciendo gala de una exagerada oportunidad, el bebé ya no desea conectarse con el otro, se vuelve anoréxico, rechaza. En rigor, no habría que confundir oportunidad con “exactitud”. Lo oportuno se da más bien en el marco de una pulsación del otro que poco a poco se hace previsible. La oportunidad se mide (por decirlo de un modo inexacto) en un ritmo, el ritmo de la presencia materna que se encarna en sus cuidados. Paradoja viva de la oportunidad: es el momento indicado, un poco antes o después, pero no mucho antes ni demasiado después, en el momento justo (justo no por lo exacto sino porque hace justicia a la necesidad del otro).
Oportunidad.
Por Daniel Ripesi
Tomando en cuenta que Winnicott plantea que la madre suficientemente buena inaugura el mundo para el bebé “poniendo el pecho en el momento y lugar oportuno”, proponemos como primer término para nuestro glosario de conceptos íntimos.
(ideas asociadas: espera, destiempo, intempestivo. Contra-conceptos: cronograma, exactitud).
Si alguien pierde en un juego puede renovar el desafío y disponerse a enfrentar una revancha. Si en cambio alguien pierde su oportunidad se queda con el zumbido frío de un silencio abismal y el encuentro imprevisto de uno mismo en soledad. Reanimar una oportunidad impone una espera que carece de toda previsibilidad, en cambio, reabrir un desafío supone la organización de un cronograma, se trata, sin duda, de dos dimensiones de lo temporal de carácter muy distinto. En fin, a menudo las oportunidades llegan, las revanchas se planifican. Se habla del “sentido de la oportunidad”, al parecer lo que Winnicott llama “madre suficientemente buena”, posee este atributo. Se dice; la madre pone el pecho en el momento y en lugar indicado, es decir, en el momento oportuno ¿oportuno para qué? Para producir una experiencia. ¿Qué tipo de experiencia? Una experiencia tolerable del otro, la experiencia concreta de una presencia, una experiencia de sí mismo, una experiencia del mundo… Si la madre no tiene ese don, si no da la oportunidad, no hay otro, no hay mundo, ni hay encuentro, no hay experiencia.
El bebé también puede (es menos grave) tomar contacto con un otro y un mundo inoportunos. Lo inoportuno violenta la experiencia personal de lo que es “no-yo”, restringe su exploración e impone reservas prematuras. Lo inoportuno deja sin la experiencia necesaria (sobre todo para tomar contacto con uno mismo) de vivir una espera. Porque lo inoportuno puede ser en algunos casos lo oportuno (pero) a destiempo. Lo muy esperado, pero que cuando llega, exaspera, desanima.
Cuando el bebé tiene hambre, la madre –dice Winnicott- no debe anticiparse a que él mismo de las señales de su necesidad. Si la teta llega allí demasiado puntual, haciendo gala de una exagerada oportunidad, el bebé ya no desea conectarse con el otro, se vuelve anoréxico, rechaza. En rigor, no habría que confundir oportunidad con “exactitud”. Lo oportuno se da más bien en el marco de una pulsación del otro que poco a poco se hace previsible. La oportunidad se mide (por decirlo de un modo inexacto) en un ritmo, el ritmo de la presencia materna que se encarna en sus cuidados. Paradoja viva de la oportunidad: es el momento indicado, un poco antes o después, pero no mucho antes ni demasiado después, en el momento justo (justo no por lo exacto sino porque hace justicia a la necesidad del otro).
"Cuento de Navidad" de Charles Dickens
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/OtrosAutoresdelaLiteraturaUniversal/dickens/CanciondeNavidad/canciondenavidad.asp
I- El espectro de Marley
Empecemos por decir que Marley había muerto. De ello no cabía la menor duda. Firmaron la partida de su enterramiento el clérigo, el sacristán, el comisario de entierros y el presidente del duelo. También la firmó Scrooge. Y el nombre de Scrooge era prestigioso en la Bolsa, cualquiera que fuese el papel en que pusiera su firma.
El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.
¡Bueno! Esto no quiere decir que yo sepa por experiencia propia lo que hay particularmente muerto en el clavo de una puerta; pero puedo inclinarme a considerar un clavo de féretro como la pieza de ferretería más muerta que hay en el comercio. Mas la sabiduría de nuestros antepasados resplandece en los símiles, y mis manos profanas no deben perturbarla, o desaparecería el país. Me permitiré. pues, repetir enfáticamente que Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.
¿Sabía Scrooge que aquél había muerto? Indudablemente. ¿Cómo podía ser de otro modo? Scrooge y él fueron consocios durante no sé cuántos años. Scrooge fue su único albacea, su único administrador, su único cesionario, su único legatario universal, su único amigo y el único que vistió luto por él. Pero Scrooge no estaba tan terriblemente afligido por el triste suceso que dejara de ser un perfecto negociante, y el mismo día del entierro lo solemnizó con un buen negocio.
La mención del entierro de Marley me hace retroceder al punto de partida. Es indudable que Marley había muerto. Esto debe ser perfectamente comprendido; si no, nada admirable se puede ver en la historia que voy a referir. Si no estuviéramos plenamente convencidos de que el padre de Hamlet murió antes de empezar la representación teatral, no habría en su paseo durante la noche, en medio del vendaval. por las murallas de su ciudad, nada más notable que lo que habría en ver a otro cualquier caballero de mediana edad temerariamente lanzado, después de obscurecer, en un recinto expuesto a los vientos -el cementerio de San Pablo, por ejemplo-, sencillamente para deslumbrar el débil espíritu de su hijo.
Scrooge no borró el nombre del viejo Marley. Permaneció durante muchos años esta inscripción sobre la puerta del almacén: "Scrooge y Marley". La casa de comercio se conocía bajo la razón social "Scrooge y Marley". Algunas veces los clientes modernos llamaban a Scrooge Scrooge y otras veces Marley: pero él atendía por ambos nombres. Todo era lo mismo para él.
¡Oh! Pero Scrooge era atrozmente tacaño, avaro, cruel, desalmado, miserable, codicioso. incorregible, duro y esquinado como el pedernal, pero del cual ningún eslabón había arrancado nunca una chispa generosa; secreto y retraído y solitario como una ostra. El frío de su interior le helaba las viejas facciones. le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera. Fría escarcha cubría su cabeza y sus cejas y su barba de alambre. Siempre llevaba consigo su temperatura bajo cero; helaba su despacho en los días caniculares y no lo templaba ni un grado en Navidad.
El calor y el frío exteriores ejercían poca influencia sobre Scrooge. Ningún calor podía templarle, ninguna temperatura invernal podía enfriarle. Ningún viento era más áspero que él, ninguna nieve más insistente en sus propósitos, ninguna lluvia más impía. El temporal no sabía cómo atacarle. La más mortificante lluvia, y la nieve, y el granizo, y el agua de nieve, podían jactarse de aventajarle en un sola cosa: en que con frecuencia "bajaban" gallardamente, y Scrooge, nunca.
Jamás le detuvo nadie en la calle para decirle alegremente: "Querido Scrooge, ¿cómo estáis? ¿Cuándo iréis a verme?" Ningún mendigo le pedía limosna, ningún niño le preguntaba qué hora era, ningún hombre ni mujer le preguntaron en toda su vida por dónde se iba a tal o cual sitio. Aun los perros de los ciegos parecían conocerle, y cuando le veían acercarse arrastraban a sus amos hacia los portales o hacia las callejuelas, y entonces meneaban la cola como diciendo: "Es mejor ser ciego que tener mal ojo".
¡Pero qué le importaba a Scrooge! Era lo que deseaba: seguir su camino a lo largo de los concurridos senderos de la vida, avisando a toda humana simpatía para conservar la distancia.
Una vez, en uno de los mejores días del año, la víspera de Navidad, el viejo Scrooge se hallaba trabajando en su despacho. Hacía un tiempo frío, crudísimo y nebuloso, y podía oír a la gente que pasaba jadeando arriba y abajo, golpeándose el pecho con las manos y pateando sobre las piedras del pavimento para entrar en calor. Los relojes públicos acababan de dar las tres: pero la obscuridad era casi completa -había sido obscuro todo el día-, y por las ventanas de las casas vecinas se veían brillar las luces como manchas rubias en el aire moreno de la tarde. La bruma se filtraba a través de todas las hendeduras y de los ojos de las cerraduras, y era tan densa por fuera que, aunque la calleja era de las más estrechas, las casas de enfrente se veían como meros fantasmas. A1 ver cómo descendía la nube sombría, obscureciéndolo todo, se habría pensado que la Naturaleza habitaba cerca y que estaba haciendo destilaciones en gran escala.
Scrooge tenía abierta la puerta del despacho para poder vigilar a su dependiente, que en una celda lóbrega y apartada, una especie de cisterna, estaba copiando cartas. Scrooge tenía poquísima lumbre, pero la del dependiente era mucho más escasa: parecía una sola ascua; mas no podía aumentarla, porque Scrooge guardaba la caja del carbón en su cuarto, y si el dependiente hubiera aparecido trayendo carbón en la pala, sin duda que su amo habría considerado necesario despedirle. Así, el dependiente se embozó en la blanca bufanda y trató de calentarse en la llama de la bujía: pero, como no era hombre de gran imaginación: fracasó en el intento.
¡Felices Pascuas, tío! ¡Dios os guarde! -gritó una voz alegre.
Era la voz del sobrino de Scrooge, que cayó sobre él con tal precipitación. que fue el primer aviso que tuvo de su aproximación.
-¡Bah! --dijo Scrooge-. ¡Patrañasl
Este sobrino de Scrooge se hallaba tan arrebatado a causa de la carrera a través de la bruma y de la helada, que estaba todo encendido: tenía la cara como una cereza, sus ojos chispeaban y humeaba su aliento.
-Pero. tío: ¿una patraña la Navidad? -dijo el sobrino de Scrooge-. Seguramente no habéis querido decir eso.
-Sí -contestó Scrooge-~. ¡Felices Pascuas! ¿Qué derecho tienes tú para estar alegre? ¿Qué razón tienes tú para estar alegre? Eres bastante pobre.
-¡Vamos! -replicó el sobrino alegremente-. ¿Y qué derecho tenéis vos para estar triste? ¿Qué razón tenéis para estar cabizbajo? Sois bastante rico.
No disponiendo Scrooge de mejor respuesta en aquel momento, dijo de nuevo: "¡Bah!" Y a continuación: "¡Patrañas!"
-No estéis enfadado, tío -dijo el sobrino. -¿Cómo no voy a estarlo -replicó el tío- viviendo en un mundo de locos como éste? ¡Felices Pascuas! ¿Buenas Pascuas te dé Dios! ¿Qué es la Pascua de Navidad sino la época en que hay que pagar cuentas no teniendo dinero; en que te ves un año más viejo y ni una hora más rico: la época en que, hecho el balance de los libros, ves que los artículos mencionados en ellos no te han dejado la menor ganancia después de una docena de meses desaparecidos? Si estuviera en mi mano -dijo Scrooge con indignación-, a todos los idiotas que van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propia substancia y los enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón. !Eso es!
-¡Tío! --suplicó el sobrino.
-¡Sobrino! -repuso el tío secamente-. Celebra la Navidad a tu modo y déjame a mí celebrarla al mío.
-¡Celebrar la Navidad! -repitió el sobrino de Scrooge-. Pero vos no la celebráis.
-Déjame que no la celebre -dijo Scrooge- ¡Mucho bien puede hacerte a ti! ¡Mucho bien te ha hecho siempre!
-Hay muchas cosas que podían haberme hecho muy bien y que no he aprovechado, me atrevo a decir -replicó el sobrino-. entre ellas la Navidad. Mas estoy seguro de que siempre, al llegar esta época, he pensado en la Navidad, aparte la veneración debida a su nombre sagrado y a su origen, como en una agradable época de cariño, de perdón y de caridad; el único día, en el largo almanaque del año, en que hombres y mujeres parecen estar de acuerdo para abrir sus corazones libremente y para considerar a sus inferiores como verdaderos compañeros de viaje en el camino de la tumba y no otra raza de criaturas con destino diferente.
Así, pues, tío, aunque tal fiesta nunca ha puesto una moneda de oro o de plata en mi bolsillo, creo que me ha hecho bien y que me hará bien, y digo: ¡Bendita sea!
El dependiente, en su mazmorra, aplaudió involuntariamente: pero, notando en el acto que había cometido una inconveniencia, quiso remover el fuego y apagó el último débil residuo para siempre.
-Que oiga yo otra de esas manifestaciones -dijo Scrooge- y os haré celebrar la Navidad echándoos a la calle. Eres de verdad un elocuente orador -añadió, volviéndose hacía su sobrino-. Me admira que no estés en el Parlamento.
-No os enfadéis, tío. ¡Vamos, venid a comer con nosotros mañana!
Scrooge dijo que le agradaría verle... Sí, lo dijo. Pero completó la idea, y dijo que antes le agradaría verle... en el infierno.
Pero, ¿por qué? -gritó el sobrino--. ¿Por qué?
-¿Por qué te casaste? -dijo Scrooge. -Porque me enamoré.
-¡Porque te enamoraste! -gruñó Scrooge, como si aquello fuese la sola cosa del mundo más ridícula que una alegre Navidad-. ¡Buenas tardes!
-Pero, tío, si nunca fuisteis a verme antes, ¿por qué hacer de esto una razón para no ir ahora?
-Buenas tardes -dijo Scrooge.
-No necesito nada vuestro: no os pido nada; ¿por qué no podemos ser amigos?
-Buenas tardes --dijo Scrooge.
-Lamento de todo corazón encontraros tan resuelto. Nunca ha habido el más pequeño disgusto entre nosotros. Pero he insistido en la celebración de la Navidad y llevaré mi buen humor de Navidad hasta lo último. Así, ¡Felices Pascuas. tío!
-Buenas tardes --dijo Scrooge. -¡Y feliz Año Nuevo! -Buenas tardes -dijo Scrooge.
Su. sobrino salió de la habitación, no obstante,. sin pronunciar una palabra de disgusto. Detúvose en la puerta exterior para desearle felices Pascuas al dependiente, que, aunque tenía frío, era más ardiente que Scrooge, pues le correspondió cordialmente.
-Este es otro que tal -murmuró Scrooge, que le oyó-; un dependiente con quince chelines a la semana, con mujer y con hijos. hablando de la alegre Navidad. Es para llevarle a una casa de locos.
Aquel maniático. al despedir al sobrino de Scrooge, introdujo a otros dos visitantes. Eran dos caballeros corpulentos, simpáticos. y estaban en pie, descubiertos, en el despacho de Scrooge.
Tenían en la mano libros y papeles y se inclinaron ante él.
Scrooge y Marley. supongo -dijo uno de los caballeros, consultando una lista-: ¿Tengo el honor de hablar al señor Scrooge o al señor Marley?
-El señor Marley murió hace siete años -respondió Scrooge-. Esta misma noche hace siete años que murió.
-No dudamos que su liberalidad estará representada en su socio superviviente --dijo el caballero, presentando sus cartas credenciales.
Era verdad. pues ambos habían sido tal para cual. A1 oír la horrible palabra "liberalidad", Scrooge frunció el ceño, meneó la cabeza y devolvió al visitante las cartas credenciales.
-En esta alegre época del año, señor Scrooge dijo el caballero. tomando una pluma-, es más necesario que nunca que hagamos algo en favor de tos pobres y de los desamparados, que en estos días sufren de modo atroz. Muchos miles de ellos carecen de lo indispensable; cientos de miles necesitan alivio, señor.
-¿No hay cárceles? -preguntó Scrooge. -Muchísimas cárceles -dijo el caballero, dejando la pluma.
-¿Y casa de corrección? -interrogó Scrooge. ¿Funcionan todavía?
-Puncionan, sí, todavía -contestó el caballero--. Quisiera poder decir que no funcionan.
-¿El Treadmill y la Ley de Pobreza están, pues. en todo su vigor?-- dijo Scrooge.
--Ambos funcionan continuamente, señor. -¡Oh', tenía miedo. por lo que decíais al principio. de que hubiera ocurrido algo que interrumpiese sus útiles servicios -dijo Scrooge-. Me alegra mucho saberlo.
-Persuadido de que tales instituciones apenas pueden proporcionar cristiana alegría a la mente o bienestar al cuerpo de la multitud ---continuó el caballero-, algunos de nosotros nos hemos propuesto reunir fondos para comprar a los pobres algunos alimentos y bebidas y un poco de calefacción. Hemos escogido esta época porque es, sobre todas. aquella en que la Necesidad se siente con más intensidad y la Abundancia se regocija. ¿Con cuánto queréis contribuir?
-¡Con nada! -replicó Scrooge.
. -¿Queréis guardar el anónimo?
-Quiero que me dejéis en paz --dijo Scrooge-. Puesto que me preguntáis lo que quiero, señores. ésa es mi respuesta. Yo no celebro la Navidad. y no puedo contribuir a que se diviertan los vagos; ayudo a sostener los establecimientos de que os he hablado... y que cuestan bastante; y quienes estén mal en ellos, que se vayan a otra parte.
-Muchos no pueden, y otros muchos preferirán morir.
-Si prefieren morir -dijo Scrooge-, es lo mejor que pueden hacer y así disminuirá el exceso de población. Además, y ustedes perdonen, no entiendo de eso.
-Pues.. debierais entender -hizo observar el caballero.
-No es de mi incumbencia -replicó Scrooge-. Un hombre tiene bastante con preocuparse de sus asuntos y no debe mezclarse en los ajenos. Los míos me absorben por completo. ¡Buenas tardes, señores!
Comprendiendo claramente que sería inútil insistir, los dos caballeros se marcharon. Scrooge reanudó su tarea con mayor estimación de sí mismo y más animado de lo que tenía por costumbre.
Entretanto, la bruma y la obscuridad hiciéronse tan densas, que las gentes marchaban alumbrándose con antorchas, ofreciéndose a marchar delante de los caballos de los coches para mostrarles el camino. La antigua torre de una iglesia, cuya vieja y estridente campana parecía estar siempre atisbando a Scrooge por una ventana gótica del muro, se hizo invisible, y daba las horas envuelta en las nubes. resonando después con trémulas vibraciones, como si le castañeteasen los dientes a aquella elevadísima cabeza. El frío se hizo intenso. En la calle Mayor. en la esquina de la calleja, algunos obreros hallábanse reparando los mecheros de gas y habían encendido una gran hoguera, a la cual rodeaba un grupo de mendigos y chicuelos, calentándose las manos y guiñando los ojos con delicia ante las llamas. Taponados los sumideros, el agua sobrante se congelaba con rapidez y se convertía en hielo. El resplandor de las tiendas, donde las ramas de acebo cargadas de frutas brillaban con la luz de las ventanas, ponía tonos dorados en las caras de los transeúntes. Las pollerías y los comercios de comestibles estaban deslumbrantes: era un glorioso espectáculo, ante et cual era casi increíble que los prosaicos principios de ajuste y venta tuvieran algo que hacer. El alcalde de la ciudad, en la fortaleza de la poderosa Mansion-House, daba órdenes a sus cincuenta cocineros y reposteros para celebrar la Navidad de una manera digna de la casa de un alcalde, y hasta el sastrecillo, que había sido multado con cinco chelines el lunes anterior por estar borracho y sentirse escandaloso en las calles, . preparaba en su guardilla la confección del pudding del día siguiente, mientras su flaca esposa iba con el nene a comprar la carne indispensable.
Más niebla aún y más frío. Frío agudo, penetrante, mordiente. Sí el buen San Dunstan hubiera sólo rasguñado la nariz del espíritu maligno con un tiempo como aquél, en vez de usar sus armas habituales, en verdad que el diablo habría rugido.
El propietario de una naricilla juvenil, roída y mordisqueada por el hambriento frío, como los huesos roídos por los perros, se detuvo ante la puerta de Scrooge para obsequiarle por el ojo de la cerradura con una canción de Navidad; pero no había hecho más que empezar:
"Bendigaos Dios, alegre caballero; que nada pueda nunca disgustaros..."
cuando Scrooge cogió la regla con tal decisión, que el cantor corrió lleno de miedo. abandonando el ojo de la cerradura a la bruma y a la penetrante helada.
Por fin llegó la hora de cerrar el despacho. De mala gana se alzó Scrooge de su asiento y tácitamente aprobó la actitud del dependiente en su cuchitril, quien inmediatamente apagó su luz y se puso el sombrero.
-Supongo que necesitaréis todo el día de mañana -dijo Scrooge.
-Si no hay inconveniente, señor.
-Pues sí hay inconveniente -dijo Scrooge- y no es justo. Si por ello os descontara media corona, pensaríais que os perjudicaba. ¿Pero estoy obligado a pagarla?
El dependiente sonrió lánguidamente.
-Sin embargo -dijo Scrooge-. no pensáis que me perjudico pagando el sueldo de un día por no trabajar.
El dependiente hizo notar que eso ocurría una sola vez al año.
-¡Una pobre excusa para morder en el bolsillo de uno todos los días veinticinco de diciembre! -dijo Scrooge. abrochándose el gabán hasta la barba-. Pero supongo que es que necesitáis todo el día. Venid lo más temprano posible pasado mañana.
El dependiente prometió hacerlo. y Scrooge salió gruñendo. Cerróse el despacho en un instante, y el dependiente, con los largos extremos de su. bufanda blanca colgando hasta más abajo de la cintura (pues no presumía de abrigo). bajó veinte veces un resbaladero en Cornhill, al final de una calleja llena de muchachos. para celebrar la Nochebuena. y luego salió corriendo hacia su casa de Camden-Town, para jugar a la gallina ciega.
Scrooge cenó melancólicamente en su melancólica taberna habitual; y después de leer todos los periódicos, se entretuvo et resto de la noche con los libros comerciales. y se fue a acostar. Ocupaba las habitaciones que habían pertenecido anteriormente a su difunto socio. Eran una serie de cuartos lóbregos en un sombrío edificio al final de una calleja, y en el cual había tan poco movimiento, que no se podía menos de imaginar que había llegado allí corriendo, cuando era una casa de pocos años, mientras jugaba al escondite con las otras casas, y había olvidado el camino para salir. Era ésta entonces bastante vieja y bastante lúgubre; sólo Scrooge vivía en ella, pues los otros cuartos estaban alquilados para oficinas. La calleja era tan obscura. que el .mismo Scrooge, que la conocía piedra por piedra, veíase obligado a cruzarla a tientas. La niebla y la helada se agolpaban de tal modo ante la negra entrada de la casa, que parecía como si el Genio del Invierno se hallase en triste meditación sentado en el umbral.
Hay que advertir que no había absolutamente nada de particular en el llamador de la puerta, salvo que era de gran tamaño: hay que hacer notar también que Scrooge lo había visto, de día y de noche, durante toda su residencia en aquel lugar, y también que Scrooge poseía tan poca cantidad de lo que se llama fantasía como otro cualquier hombre de la ciudad de Londres, aun incluyendo -la frase es algo atrevida- las Corporaciones, los miembros del Concejo municipal y los de los Gremios. Téngase también en cuenta que Scrooge no había dedicado un solo pensamiento a Marley desde que aquella tarde hizo mención de los siete años transcurridas desde su muerte. Y ahora, que me explique alguien, si puede, cómo sucedió que Scrooge, al meter la llave en la cerradura, vio en el llamador -sin mediar ninguna mágica influencia-. no un llamador, sino la cara de Marley.
La cara de Marley. No era una sombra impenetrable, como los demás objetos de la calleja, pues la rodeaba un medroso fulgor. semejante al que presentaría una langosta en mal estado puesta en un sótano obscuro. No aparecía colérico ni feroz, sino que miraba a Scrooge como Marley acostumbraba: con espectrales anteojos levantados hacía la frente espectral. Agitábanse curiosamente sus cabellos, como ante un soplo de aire ardoroso, y sus ojos, aunque hallábanse abiertos por completo, estaban absolutamente inmóviles. Todo eso, y su palidez, le hacían horrible: pero este horror parecía ajeno a la cara, fuera de su dominio, más bien que una parte de su propia expresión.
Cuando Scrooge se puso a considerar atentamente aquel fenómeno, ya el llamador era otra vez un llamador.
Decir que no se sintió inquieto o que su sangre no experimentó una terrible sensación, desconocida desde la infancia, sería mentir. Pero llevó la mano a la llave que había abandonado. la hizo girar resueltamente, penetró y encendió una bujía.
Detúvose con vacilación momentánea, antes de cerrar la puerta, y miró detrás de ella con desconfianza, aguardando casi aterrorizarse a la vista del cabello de Marley pegado en la parte exterior: pero no había nada sobre la puerta, excepto los tornillos y tuercas que sujetaban el llamador, por lo cual exclamó: "¡Bah, bah!". y 1a cerró de golpe.
Resonó el portazo en toda la casa como un trueno. Encima todas las habitaciones, y debajo todas las cubas en el sótano del vinatero, parecieron poseer estrépito de ecos independientes de la puerta de Scrooge. que no era hombre a quien espantasen los ecos. Sujetó la puerta, cruzó el zaguán y empezó a subir la escalera lentamente, sin embargo, alumbrando un lado y otro conforme subía.
Podéis hablar vagamente de las viejas escaleras de antaño, por las cuales hubiera podido subir fácilmente un coche de seis caballos o el cortejo de una sesión parlamentaria. Pero yo os digo que la escalera de Scrooge era cosa muy diferente: habría de subir por ella un coche fúnebre, y lo haría con toda facilidad.
Había allí suficiente amplitud para ello y aun sobraba espacio; tal es, quizás, la razón por la cual pensó Scrooge ver una comitiva fúnebre en movimiento delante de él en la obscuridad. Medía docena de faroles de gas de las calles no habrían iluminado bastante bien el vestíbulo; supondréis, pues, que estaba un tanto obscuro con la manera de alumbrar de Scrooge, que siguió subiendo sin preocuparse por ello. La obscuridad es barata y por eso agradábale a Scrooge. Pero antes de cerrar la pesada puerta, registró las habitaciones para ver si todo estaba en orden; precisamente deseaba hacerlo, porque persistía en él el recuerdo de aquella cara.
La salita, el dormitorio, el cuarto de trastos, todo estaba normal. Nadie debajo de la mesa, nadie debajo del sofá; un poco de lumbre en la rejilla; la cuchara y la jofaina, listas; y la cacerolita, con un cocimiento (Scrooge tenía un resfriado de cabeza) junto al hogar. Nadie debajo de la cama; nadie en el gabinete; nadie dentro de la bata, que colgaba de la pared en actitud sospechosa. El cuarto de los trastos, como siempre. El viejo guardafuegos, los zapatos viejos, dos cestas para pescado, el lavabo de tres patas y un atizador.
Enteramente satisfecho, cerró la puerta y echó la llave, dándole dos vueltas, lo cual no era su costumbre. Asegurado así. contra toda sorpresa, se quitó la corbata, púsose la bata, las zapatillas y el gorro de dormir, y se sentó delante del fuego para tomar su cocimiento.
Era en verdad un fuego insignificante: nada para noche tan cruda. Víose obligado a arrimarse a él todo lo posible, cubriéndolo, para poder extraer la más pequeña sensación de calor de tal puñado de combustible. El hogar era viejo, construido por algún comerciante holandés mucho tiempo antes, y pavimentado con extraños ladrillos holandeses, que representaban escenas de las Escrituras. Había Caínes y Abeles, hijas de Faraón. reinas de Sabá, mensajeros angélicos descendiendo a través del aire sobre nubes que parecían de plumón, Abrahanes, Baltasares, apóstoles navegando en mantequilleras, cientos de figuras para atraer la atención; no obstante, aquella cara de Marley, muerto siete años antes; llegaba como la vara del antiguo Profeta y hacía desaparecer todo. Si cada uno de los. pulidos ladrillos hubiera estado en blanco, con virtud para presentar sobre su superficie alguna figura proveniente de los fragmentados pensamientos de Scrooge, habría aparecido una copia de la cabeza del viejo Marley sobre todos ellos.
-¡Patrañas! -dijo Scrooge, y empezó a pasear por la habitación.
Después de algunos paseos, volvió a sentarse. Al recostarse en la silla, su mirada fue a tropezar con una campanilla, una campanilla que no se utilizaba. colgada en la habitación. y que comunicaba. para algún servicio olvidado, con un cuarto del piso más alto del edificio. Con gran admiración, y con extraño e inexplicable temor, vio que la campanilla empezaba a oscilar. Oscilaba tan suavemente al principio, que apenas producía sonido; pero pronto sonó estrepitosamente y lo mismo hicieron todas las campanillas de la casa.
Ello podría durar medio minuto, un minuto, mas a Scrooge le pareció una hora. Las campanillas dejaron de sonar como habían empezado: todas a la vez. A aquel estrépito siguió un ruido rechinante, que venía de la parte más profunda, como si alguien arrastrase una pesada cadena sobre los toneles del sótano del vinatero. Entonces recordó Scrooge haber oído que los espectros que se aparecían en las casas presentábanse arrastrando cadenas.
La puerta del sótano abrióse con estrépito y luego se oyó el ruido con mucha mayor claridad en el piso de abajo: después el viejo oyó que el ruido subía por la escalera: después, que se dirigía derechamente hacia su puerta.
-¿Patrañas, nada más! -dijo Scrooge-. No quiero pensar en ello.
Sin embargo, cambió de color cuando, sin detenerse, el Espectro pasó a través de la pesada puerta y entró en la habitación ante sus ojos. Cuando entró, la moribunda llama dio un salto, como si gritara: "¡Le conozco!· ¡Es el espectro de Marley!", y volvió a caer.
La misma cara, exactamente la misma. Marley, con sus cabellos erizados, su chaleco habitual, sus estrechos calzones y sus botas, y con su casaca ribeteada. La cadena que arrastraba llevábala alrededor de la cintura; era larga y estaba sujeta a él como una cola, y se componía (pues Scrooge la observó muy de cerca) de cajas de caudales, llaves, candados, libros comerciales, documentos y fuertes bolsillos de acero. Su cuerpo era transparente, de modo que Scrooge. observándole y mirando ,a través de su chaleco, pudo ver los dos botones de la parte posterior de la casaca.
Scrooge había oído decir muchas veces que Marley no tenía entrañas; pero nunca lo había creído hasta entonces.
No, ni aun entonces lo creía. Aunque miraba al Fantasma de parte a parte y le veía en píe delante de él: aunque sentía la escalofriante influencia de sus ojos fríos como la muerte, y comprobaba aún el tejido del pañuelo que le rodeaba la cabeza y la barba, y el cual no había observado antes, sentíase aún incrédulo y luchaba contra sus sentidos.
-¡Cómo! -dijo Scrooge, cáustico y frío como siempre-. ¿Qué queréis de mí?
-¡Mucho! -contestó la voz de Marley, pues tal era, sin duda.
-¿Quién sois? -Preguntadme quién fui.
-¿Quién fuisteis pues? -dijo Scrooge, alzando la voz.
-En vida fui vuestro socio, Jacob Marley.
-¿Podéís... podéis sentaros? -preguntó Scrooge, mirándole perplejo.
-Puedo.
-Sentaos, pues.
Scrooge hizo esa pregunta porque no sabía sí un espectro tan transparente se hallaría en condiciones de tomar una silla, y pensó que, en el caso de que le fuera imposible, habría necesidad .de una explicación embarazosa. Pero el Espectro tomó asiento enfrente del hogar, como si estuviera habituado a ello.
-¿No creéis en mí? -preguntó el Espectro. ~ -No -contestó Scrooge.
-¿Qué evidencia deseáis de mi existencia real, además de la de vuestros sentidos?
-No lo sé.
-¿Por qué dudáis de vuestros sentidos? ~ . --Porque lo más insignificante -dijo Scrooge- les hace impresión. El más ligero trastorno del estómago les hace fingir. Tal vez sois un trozo de carne que no he digerido, un poco de mostaza, una miga de queso, un pedazo de patata poco cocida. Hay más de guiso que de tumba en vos, quienquiera que seáis.
Scrooge no tenía mucha costumbre de hacer chistes, y, según entonces sentíase el corazón, sus bromas tenían que ser chocarreras. Lo cierto es que procuraba mostrar agudeza como medio de distraer su propia atención y ahuyentar su terror, pues la voz del Espectro le trastornaba hasta la médula de los huesos.
Permanecer sentado. con la vista clavada en aquellos ojos vidriosos, en silencio, durante unos instantes, sería estar, según pensaba Scrooge, con el mismo Demonio. Había algo muy espantoso, además, en la atmósfera infernal, propia de él, que rodeaba al Espectro. Scrooge no pudo sentirla por sí mismo, pero no por eso era menos real, pues, aunque el Espectro se hallaba en completa inmovilidad, sus cabellos, los ribetes de su casaca, se agitaban todavía impulsados por el ardiente vapor de un horno.
-¿Veis este mondadientes? -dijo Scrooge, volviendo apresuradamente a la carga, por la razón que acabamos de exponer. y deseando, aunque sólo fuera durante un segundo, apartar de él la pétrea mirada del aparecido.
-Lo veo -replicó el Espectro. -¡Si no lo miráis! -dijo Scrooge.
-Pero lo veo, sin embargo -replicó el Espectro. -¡Bien! -repuso Scrooge-. No haría yo más que tragármelo. y durante toda mí vida veríame perseguido por una legión de duendes creados por mi fantasía. ¡Patrañas. digo yo; patrañas!
Entonces el Espíritu lanzó un grito espantoso y sacudió su cadena con un ruido tan terrible, que Scrooge tuvo que apoyarse en la silla para no caer desmayado. Pero mayor fue su espanto cuando el Fantasma, quitándose la venda que le ceñía la frente, como si notara demasiado calor bajo techado. dejó caer su mandíbula inferior sobre el pecho.
Scrooge cayó de rodillas y se llevó las manos a la cara.
-¡Perdón! -exclamó-. Terrible aparición, ¿por qué me atormentáis?
-Hombre apegado al mundo -replicó el Espectro--, ¿creéis en mí, o no?
-Creo ---contestó Scrooge-. Tengo que creer. Pero, ¿por qué los espíritus vuelven a la tierra y por qué se dirigen a mí?
-A todos los hombres se les exige -replicó el Espectro- que su espíritu se aparezca entre sus conocidos y que viajen de un lado a otro; y si un espíritu no hace tales excursiones en su vida terrenal, es condenado a hacerlas después de la muerte. Es su destino vagar por el mundo -¿oh, miserable de mí? -y no poder participar de lo que ve, aunque de ello participan los demás y es la felicidad de ellos.
El Espectro lanzó otro grito y sacudió la cadena, retorciéndose las manos espectrales.
-Estáis encadenado -dijo Scrooge temblando-. Decidme por qué.
-Llevo la cadena que forjé en vida ---replicó el Espectro-. La hice eslabón a eslabón, metro a metro; la ciño a mi cuerpo por mi libre voluntad y por mi libre voluntad la usaré. ¿Os parece rara?
Scrooge temblaba cada vez más.
-¿O queréis saber -prosiguió el Espectro- el peso y la longitud de la cadena que soportáis? Era tari larga y tan pesada como ésta hace siete Nochebuenas. Desde entonces la habéis aumentado. y es una cadena tremenda.
Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro. creyendo encontrarle rodeado por unas cincuenta o sesenta brazas de férreo cable; pero nada pudo ver.
-¿Jacob -le dijo suplicante-. viejo Jacob Marley. habladme más! ¡Habladme para mi consuelo, Jacob!
No tengo ninguno que dar ...-replicó el Espectro-. Eso viene de otras regiones, Scrooge, y por medio de otros ministros. a otra clase de hombres que vos. No puedo deciros todo lo que deseo. Un poquito más de tiempo se me permite solamente. No puedo reposar, no puedo detenerme, no puedo permanecer en .ninguna parte. Mi espíritu nunca fue más allá de nuestro despacho..., ¡ay de mí!... En mí vida terrenal nunca mi espíritu vagó más allá de los estrechos límites de nuestra ventanilla para el cambio; ¡y qué fatigosas jornadas me quedan aún!
Scrooge tenía por costumbre: cuando se ponía pensativo, meterse las manos en los bolsillos del pantalón. Considerando lo que el Espectro había dicho, lo hizo así, pero sin levantar los ojos y sin alzarse del suelo.
-Debéis haber sido muy calmoso en ese asunto. Jacob -hizo observar Scrooge. en actitud comercial. aunque con humildad y deferencia.
-¡Calmoso! -repitió el Espectro.
-Siete años muerto -murmuró Scrooge-.¿Y viajando todo ese tiempo?
-Todo -dijo el Espectro-, sin reposo. sin paz. ¡Incesante tortura del remordimiento!
-¿Viajáis velozmente? -En las alas del viento.
-Ya habréis recorrido un gran número de regiones en siete años ---dijo Scrooge.
Al oír esto. el Espectro lanzó otro grito, haciendo rechinar .la cadena de modo espantoso en el sepulcral silencio de la noche.
-¡Oh, cautivo, atado y doblemente aherrojado! --gritó el Fantasma-. ¡No saber que han de pasar a la eternidad siglos de incesante labor hecha por criaturas inmortales en la tierra, antes de que el bien de que es susceptible esté desarrollado por completo! ¡No saber que todo espíritu cristiano que obra rectamente en su reducida esfera. sea cual fuere, encontrará su vida mortal demasiado corta para compensar las buenas ocasiones perdidas! ¡No saber que ningún arrepentimiento puede evitar lo pasado! ¡Sin embargo. eso hice yo! ¡Oh, eso hice yo!
-Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob -tartamudeó Scrooge, que empezaba a aplicarse esto a sí mismo.
-¡Negocios! -gritó el Espectro. retorciéndose las manos de nuevo-. El género humano era mi negocio. El bienestar general era mi negocio: la caridad, la misericordia, la paciencia y la benevolencia: todo eso era mi negocio. ¡Mis tratos comerciales no eran sino una gota de agua en el océano de mis negocios!
Sostuvo la cadena a lo largo del brazo, como si fuera la causa de toda su infructuosa pesadumbre, y la volvió a arrojar pesadamente al suelo.
-En esta época del año -dijo el Espectro- sufro lo indecible. ¡Por qué atravesé tantas multitudes con los ojos cerrados, sin elevarlos nunca hacia la bendita estrella que guió a los Magos a la morada del pobre? ¿No había pobres a los cuales me guiara su luz?
Scrooge estaba espantado de oír al Espectro hablar tan continuadamente y empezó a temblar más de lo que quisiera.
-Oídme -gritó el Espectro-. Mi tiempo va a acabarse.
-Bueno -dijo Scrooge-. Pero no me mortifiquéis. ¡No hagáis floreos, Jacob, os lo suplico!
-Lo que no me explico es que haya podido aparecer ante vos como una sombra que podéis ver, cuando he permanecido invisible a vuestro lado durante días y días.
No era una idea agradable. Scrooge estremecióse y se enjugó el sudor de la frente.
-Eso no es lo que menos me aflige -continuó el Espectro-. He venido esta noche a advertiros que aun podéis tener esperanza de escapar a mi influencia fatal: una esperanza que yo os proporcionaré.
-Siempre fuisteis un buen amigo mío --dijo Scrooge-. Gracias.
-Se os aparecerán ---continuó el Espectro- tres Espíritus.
El rostro de Scrooge se alargó casi tanto como lo había hecho el del Espectro.
-¿Es ésa la esperanza de que hablabais, Jacob? -preguntó con voz temblorosa.
-Esa. -Yo...; yo preferiría no verlos -dijo Scrooge. ---Sin su vista -replicó el Espectro- no podéis evitar la senda que yo sigo. Esperad al primero mañana, cuando la campana anuncie la una.
-¿No podría recibir a todos de una vez, para terminar antes? -insinuó Scrooge.
-Esperad al segundo la noche siguiente a la misma hora. A1 tercero, a la otra noche, cuando cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensad que no me volveréis a ver y cuidad, por vuestro bien, de recordar lo que ha pasado entre nosotros.
Dichas tales palabras, el Espectro tomó su pañuelo de encima de la mesa y se lo ciñó alrededor de la cabeza, como antes. Scrooge lo conoció en el agudo sonido que hicieron los dientes al juntarse las mandíbulas por medio de aquel vendaje. Se aventuró a levantar los ojos y encontró a su visitante sobrenatural mirándole de frente, en actitud erguida, con su cadena alrededor del brazo. ,
La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso que daba, abríase la ventana un poco, de modo que cuando el Espectro llegó a ella estaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y éste obedeció. Cuando estuvieron a dos pasos uno de otro, el espectro de Marley levantó una mano, advirtiendo a Scrooge que no se acercara más. Scrooge se detuvo.
No tanto por obediencia como por sorpresa y temor, pues, al levantar la mano el Espectro, advirtió ruidos confusos en el aire, incoherentes gemidos de desesperación, lamentos indeciblemente pesarosos y gritos de arrepentimiento. El Espectro, después de escuchar un momento, se unió al canto fúnebre y salió flotando en la helada y obscura noche.
Scrooge se dirigió a la ventana, pues se moría de curiosidad. Miró afuera.
El aire estaba lleno de fantasmas,,que vagaban de aquí para allá en continuo movimiento y gemían sin detenerse. Todos llevaban cadenas como la del espectro de Marley: algunos (tal vez gobernantes culpables) estaban encadenados en grupo; ninguno tenía libertad. A muchos los había conocido Scrooge cuando vivían. Había sido íntimo de un viejo espectro, con chaleco blanco, con una monstruosa caja de hierro sujeta a un tobillo, y que se lamentaba a gritos al verse impotente para socorrer a una infeliz mujer con una criaturita, a la que veía bajo él en el quicio de una puerta. El castigo de todos los fantasmas era, evidentemente, que procuraban con afán aliviar .los dolores humanos y habían perdido para siempre la posibilidad de conseguirlo.
Si tales fantasmas se desvanecieron en la niebla, o la niebla los amortajó, no podría decirlo Sçrooge. Pero ellos y sus voces sobrenaturales se perdieron juntos, y la noche volvió a ser como cuando llegó a su casa.
Cerró Scrooge la ventana y examinó la puerta por donde había entrado el Espectro. Estaba cerrada con dos vueltas de llave, como él la cerró con sus propias manos, y los cerrojos sin señal de violencia. Intentó decir "¡Patrañas!", pero se detuvo a la primera sílaba. Y hallándose muy necesitado de reposo, por la emoción que había sufrido, o por las fatigas del día, o por haber entrevisto el Mundo Invisible, o por la abrumadora conversación del Espectro, o por lo avanzado de la hora, se tendió resueltamente en el lecho. sin desnudarse, y al instante se quedó dormido.
I- El espectro de Marley
Empecemos por decir que Marley había muerto. De ello no cabía la menor duda. Firmaron la partida de su enterramiento el clérigo, el sacristán, el comisario de entierros y el presidente del duelo. También la firmó Scrooge. Y el nombre de Scrooge era prestigioso en la Bolsa, cualquiera que fuese el papel en que pusiera su firma.
El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.
¡Bueno! Esto no quiere decir que yo sepa por experiencia propia lo que hay particularmente muerto en el clavo de una puerta; pero puedo inclinarme a considerar un clavo de féretro como la pieza de ferretería más muerta que hay en el comercio. Mas la sabiduría de nuestros antepasados resplandece en los símiles, y mis manos profanas no deben perturbarla, o desaparecería el país. Me permitiré. pues, repetir enfáticamente que Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.
¿Sabía Scrooge que aquél había muerto? Indudablemente. ¿Cómo podía ser de otro modo? Scrooge y él fueron consocios durante no sé cuántos años. Scrooge fue su único albacea, su único administrador, su único cesionario, su único legatario universal, su único amigo y el único que vistió luto por él. Pero Scrooge no estaba tan terriblemente afligido por el triste suceso que dejara de ser un perfecto negociante, y el mismo día del entierro lo solemnizó con un buen negocio.
La mención del entierro de Marley me hace retroceder al punto de partida. Es indudable que Marley había muerto. Esto debe ser perfectamente comprendido; si no, nada admirable se puede ver en la historia que voy a referir. Si no estuviéramos plenamente convencidos de que el padre de Hamlet murió antes de empezar la representación teatral, no habría en su paseo durante la noche, en medio del vendaval. por las murallas de su ciudad, nada más notable que lo que habría en ver a otro cualquier caballero de mediana edad temerariamente lanzado, después de obscurecer, en un recinto expuesto a los vientos -el cementerio de San Pablo, por ejemplo-, sencillamente para deslumbrar el débil espíritu de su hijo.
Scrooge no borró el nombre del viejo Marley. Permaneció durante muchos años esta inscripción sobre la puerta del almacén: "Scrooge y Marley". La casa de comercio se conocía bajo la razón social "Scrooge y Marley". Algunas veces los clientes modernos llamaban a Scrooge Scrooge y otras veces Marley: pero él atendía por ambos nombres. Todo era lo mismo para él.
¡Oh! Pero Scrooge era atrozmente tacaño, avaro, cruel, desalmado, miserable, codicioso. incorregible, duro y esquinado como el pedernal, pero del cual ningún eslabón había arrancado nunca una chispa generosa; secreto y retraído y solitario como una ostra. El frío de su interior le helaba las viejas facciones. le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera. Fría escarcha cubría su cabeza y sus cejas y su barba de alambre. Siempre llevaba consigo su temperatura bajo cero; helaba su despacho en los días caniculares y no lo templaba ni un grado en Navidad.
El calor y el frío exteriores ejercían poca influencia sobre Scrooge. Ningún calor podía templarle, ninguna temperatura invernal podía enfriarle. Ningún viento era más áspero que él, ninguna nieve más insistente en sus propósitos, ninguna lluvia más impía. El temporal no sabía cómo atacarle. La más mortificante lluvia, y la nieve, y el granizo, y el agua de nieve, podían jactarse de aventajarle en un sola cosa: en que con frecuencia "bajaban" gallardamente, y Scrooge, nunca.
Jamás le detuvo nadie en la calle para decirle alegremente: "Querido Scrooge, ¿cómo estáis? ¿Cuándo iréis a verme?" Ningún mendigo le pedía limosna, ningún niño le preguntaba qué hora era, ningún hombre ni mujer le preguntaron en toda su vida por dónde se iba a tal o cual sitio. Aun los perros de los ciegos parecían conocerle, y cuando le veían acercarse arrastraban a sus amos hacia los portales o hacia las callejuelas, y entonces meneaban la cola como diciendo: "Es mejor ser ciego que tener mal ojo".
¡Pero qué le importaba a Scrooge! Era lo que deseaba: seguir su camino a lo largo de los concurridos senderos de la vida, avisando a toda humana simpatía para conservar la distancia.
Una vez, en uno de los mejores días del año, la víspera de Navidad, el viejo Scrooge se hallaba trabajando en su despacho. Hacía un tiempo frío, crudísimo y nebuloso, y podía oír a la gente que pasaba jadeando arriba y abajo, golpeándose el pecho con las manos y pateando sobre las piedras del pavimento para entrar en calor. Los relojes públicos acababan de dar las tres: pero la obscuridad era casi completa -había sido obscuro todo el día-, y por las ventanas de las casas vecinas se veían brillar las luces como manchas rubias en el aire moreno de la tarde. La bruma se filtraba a través de todas las hendeduras y de los ojos de las cerraduras, y era tan densa por fuera que, aunque la calleja era de las más estrechas, las casas de enfrente se veían como meros fantasmas. A1 ver cómo descendía la nube sombría, obscureciéndolo todo, se habría pensado que la Naturaleza habitaba cerca y que estaba haciendo destilaciones en gran escala.
Scrooge tenía abierta la puerta del despacho para poder vigilar a su dependiente, que en una celda lóbrega y apartada, una especie de cisterna, estaba copiando cartas. Scrooge tenía poquísima lumbre, pero la del dependiente era mucho más escasa: parecía una sola ascua; mas no podía aumentarla, porque Scrooge guardaba la caja del carbón en su cuarto, y si el dependiente hubiera aparecido trayendo carbón en la pala, sin duda que su amo habría considerado necesario despedirle. Así, el dependiente se embozó en la blanca bufanda y trató de calentarse en la llama de la bujía: pero, como no era hombre de gran imaginación: fracasó en el intento.
¡Felices Pascuas, tío! ¡Dios os guarde! -gritó una voz alegre.
Era la voz del sobrino de Scrooge, que cayó sobre él con tal precipitación. que fue el primer aviso que tuvo de su aproximación.
-¡Bah! --dijo Scrooge-. ¡Patrañasl
Este sobrino de Scrooge se hallaba tan arrebatado a causa de la carrera a través de la bruma y de la helada, que estaba todo encendido: tenía la cara como una cereza, sus ojos chispeaban y humeaba su aliento.
-Pero. tío: ¿una patraña la Navidad? -dijo el sobrino de Scrooge-. Seguramente no habéis querido decir eso.
-Sí -contestó Scrooge-~. ¡Felices Pascuas! ¿Qué derecho tienes tú para estar alegre? ¿Qué razón tienes tú para estar alegre? Eres bastante pobre.
-¡Vamos! -replicó el sobrino alegremente-. ¿Y qué derecho tenéis vos para estar triste? ¿Qué razón tenéis para estar cabizbajo? Sois bastante rico.
No disponiendo Scrooge de mejor respuesta en aquel momento, dijo de nuevo: "¡Bah!" Y a continuación: "¡Patrañas!"
-No estéis enfadado, tío -dijo el sobrino. -¿Cómo no voy a estarlo -replicó el tío- viviendo en un mundo de locos como éste? ¡Felices Pascuas! ¿Buenas Pascuas te dé Dios! ¿Qué es la Pascua de Navidad sino la época en que hay que pagar cuentas no teniendo dinero; en que te ves un año más viejo y ni una hora más rico: la época en que, hecho el balance de los libros, ves que los artículos mencionados en ellos no te han dejado la menor ganancia después de una docena de meses desaparecidos? Si estuviera en mi mano -dijo Scrooge con indignación-, a todos los idiotas que van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propia substancia y los enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón. !Eso es!
-¡Tío! --suplicó el sobrino.
-¡Sobrino! -repuso el tío secamente-. Celebra la Navidad a tu modo y déjame a mí celebrarla al mío.
-¡Celebrar la Navidad! -repitió el sobrino de Scrooge-. Pero vos no la celebráis.
-Déjame que no la celebre -dijo Scrooge- ¡Mucho bien puede hacerte a ti! ¡Mucho bien te ha hecho siempre!
-Hay muchas cosas que podían haberme hecho muy bien y que no he aprovechado, me atrevo a decir -replicó el sobrino-. entre ellas la Navidad. Mas estoy seguro de que siempre, al llegar esta época, he pensado en la Navidad, aparte la veneración debida a su nombre sagrado y a su origen, como en una agradable época de cariño, de perdón y de caridad; el único día, en el largo almanaque del año, en que hombres y mujeres parecen estar de acuerdo para abrir sus corazones libremente y para considerar a sus inferiores como verdaderos compañeros de viaje en el camino de la tumba y no otra raza de criaturas con destino diferente.
Así, pues, tío, aunque tal fiesta nunca ha puesto una moneda de oro o de plata en mi bolsillo, creo que me ha hecho bien y que me hará bien, y digo: ¡Bendita sea!
El dependiente, en su mazmorra, aplaudió involuntariamente: pero, notando en el acto que había cometido una inconveniencia, quiso remover el fuego y apagó el último débil residuo para siempre.
-Que oiga yo otra de esas manifestaciones -dijo Scrooge- y os haré celebrar la Navidad echándoos a la calle. Eres de verdad un elocuente orador -añadió, volviéndose hacía su sobrino-. Me admira que no estés en el Parlamento.
-No os enfadéis, tío. ¡Vamos, venid a comer con nosotros mañana!
Scrooge dijo que le agradaría verle... Sí, lo dijo. Pero completó la idea, y dijo que antes le agradaría verle... en el infierno.
Pero, ¿por qué? -gritó el sobrino--. ¿Por qué?
-¿Por qué te casaste? -dijo Scrooge. -Porque me enamoré.
-¡Porque te enamoraste! -gruñó Scrooge, como si aquello fuese la sola cosa del mundo más ridícula que una alegre Navidad-. ¡Buenas tardes!
-Pero, tío, si nunca fuisteis a verme antes, ¿por qué hacer de esto una razón para no ir ahora?
-Buenas tardes -dijo Scrooge.
-No necesito nada vuestro: no os pido nada; ¿por qué no podemos ser amigos?
-Buenas tardes --dijo Scrooge.
-Lamento de todo corazón encontraros tan resuelto. Nunca ha habido el más pequeño disgusto entre nosotros. Pero he insistido en la celebración de la Navidad y llevaré mi buen humor de Navidad hasta lo último. Así, ¡Felices Pascuas. tío!
-Buenas tardes --dijo Scrooge. -¡Y feliz Año Nuevo! -Buenas tardes -dijo Scrooge.
Su. sobrino salió de la habitación, no obstante,. sin pronunciar una palabra de disgusto. Detúvose en la puerta exterior para desearle felices Pascuas al dependiente, que, aunque tenía frío, era más ardiente que Scrooge, pues le correspondió cordialmente.
-Este es otro que tal -murmuró Scrooge, que le oyó-; un dependiente con quince chelines a la semana, con mujer y con hijos. hablando de la alegre Navidad. Es para llevarle a una casa de locos.
Aquel maniático. al despedir al sobrino de Scrooge, introdujo a otros dos visitantes. Eran dos caballeros corpulentos, simpáticos. y estaban en pie, descubiertos, en el despacho de Scrooge.
Tenían en la mano libros y papeles y se inclinaron ante él.
Scrooge y Marley. supongo -dijo uno de los caballeros, consultando una lista-: ¿Tengo el honor de hablar al señor Scrooge o al señor Marley?
-El señor Marley murió hace siete años -respondió Scrooge-. Esta misma noche hace siete años que murió.
-No dudamos que su liberalidad estará representada en su socio superviviente --dijo el caballero, presentando sus cartas credenciales.
Era verdad. pues ambos habían sido tal para cual. A1 oír la horrible palabra "liberalidad", Scrooge frunció el ceño, meneó la cabeza y devolvió al visitante las cartas credenciales.
-En esta alegre época del año, señor Scrooge dijo el caballero. tomando una pluma-, es más necesario que nunca que hagamos algo en favor de tos pobres y de los desamparados, que en estos días sufren de modo atroz. Muchos miles de ellos carecen de lo indispensable; cientos de miles necesitan alivio, señor.
-¿No hay cárceles? -preguntó Scrooge. -Muchísimas cárceles -dijo el caballero, dejando la pluma.
-¿Y casa de corrección? -interrogó Scrooge. ¿Funcionan todavía?
-Puncionan, sí, todavía -contestó el caballero--. Quisiera poder decir que no funcionan.
-¿El Treadmill y la Ley de Pobreza están, pues. en todo su vigor?-- dijo Scrooge.
--Ambos funcionan continuamente, señor. -¡Oh', tenía miedo. por lo que decíais al principio. de que hubiera ocurrido algo que interrumpiese sus útiles servicios -dijo Scrooge-. Me alegra mucho saberlo.
-Persuadido de que tales instituciones apenas pueden proporcionar cristiana alegría a la mente o bienestar al cuerpo de la multitud ---continuó el caballero-, algunos de nosotros nos hemos propuesto reunir fondos para comprar a los pobres algunos alimentos y bebidas y un poco de calefacción. Hemos escogido esta época porque es, sobre todas. aquella en que la Necesidad se siente con más intensidad y la Abundancia se regocija. ¿Con cuánto queréis contribuir?
-¡Con nada! -replicó Scrooge.
. -¿Queréis guardar el anónimo?
-Quiero que me dejéis en paz --dijo Scrooge-. Puesto que me preguntáis lo que quiero, señores. ésa es mi respuesta. Yo no celebro la Navidad. y no puedo contribuir a que se diviertan los vagos; ayudo a sostener los establecimientos de que os he hablado... y que cuestan bastante; y quienes estén mal en ellos, que se vayan a otra parte.
-Muchos no pueden, y otros muchos preferirán morir.
-Si prefieren morir -dijo Scrooge-, es lo mejor que pueden hacer y así disminuirá el exceso de población. Además, y ustedes perdonen, no entiendo de eso.
-Pues.. debierais entender -hizo observar el caballero.
-No es de mi incumbencia -replicó Scrooge-. Un hombre tiene bastante con preocuparse de sus asuntos y no debe mezclarse en los ajenos. Los míos me absorben por completo. ¡Buenas tardes, señores!
Comprendiendo claramente que sería inútil insistir, los dos caballeros se marcharon. Scrooge reanudó su tarea con mayor estimación de sí mismo y más animado de lo que tenía por costumbre.
Entretanto, la bruma y la obscuridad hiciéronse tan densas, que las gentes marchaban alumbrándose con antorchas, ofreciéndose a marchar delante de los caballos de los coches para mostrarles el camino. La antigua torre de una iglesia, cuya vieja y estridente campana parecía estar siempre atisbando a Scrooge por una ventana gótica del muro, se hizo invisible, y daba las horas envuelta en las nubes. resonando después con trémulas vibraciones, como si le castañeteasen los dientes a aquella elevadísima cabeza. El frío se hizo intenso. En la calle Mayor. en la esquina de la calleja, algunos obreros hallábanse reparando los mecheros de gas y habían encendido una gran hoguera, a la cual rodeaba un grupo de mendigos y chicuelos, calentándose las manos y guiñando los ojos con delicia ante las llamas. Taponados los sumideros, el agua sobrante se congelaba con rapidez y se convertía en hielo. El resplandor de las tiendas, donde las ramas de acebo cargadas de frutas brillaban con la luz de las ventanas, ponía tonos dorados en las caras de los transeúntes. Las pollerías y los comercios de comestibles estaban deslumbrantes: era un glorioso espectáculo, ante et cual era casi increíble que los prosaicos principios de ajuste y venta tuvieran algo que hacer. El alcalde de la ciudad, en la fortaleza de la poderosa Mansion-House, daba órdenes a sus cincuenta cocineros y reposteros para celebrar la Navidad de una manera digna de la casa de un alcalde, y hasta el sastrecillo, que había sido multado con cinco chelines el lunes anterior por estar borracho y sentirse escandaloso en las calles, . preparaba en su guardilla la confección del pudding del día siguiente, mientras su flaca esposa iba con el nene a comprar la carne indispensable.
Más niebla aún y más frío. Frío agudo, penetrante, mordiente. Sí el buen San Dunstan hubiera sólo rasguñado la nariz del espíritu maligno con un tiempo como aquél, en vez de usar sus armas habituales, en verdad que el diablo habría rugido.
El propietario de una naricilla juvenil, roída y mordisqueada por el hambriento frío, como los huesos roídos por los perros, se detuvo ante la puerta de Scrooge para obsequiarle por el ojo de la cerradura con una canción de Navidad; pero no había hecho más que empezar:
"Bendigaos Dios, alegre caballero; que nada pueda nunca disgustaros..."
cuando Scrooge cogió la regla con tal decisión, que el cantor corrió lleno de miedo. abandonando el ojo de la cerradura a la bruma y a la penetrante helada.
Por fin llegó la hora de cerrar el despacho. De mala gana se alzó Scrooge de su asiento y tácitamente aprobó la actitud del dependiente en su cuchitril, quien inmediatamente apagó su luz y se puso el sombrero.
-Supongo que necesitaréis todo el día de mañana -dijo Scrooge.
-Si no hay inconveniente, señor.
-Pues sí hay inconveniente -dijo Scrooge- y no es justo. Si por ello os descontara media corona, pensaríais que os perjudicaba. ¿Pero estoy obligado a pagarla?
El dependiente sonrió lánguidamente.
-Sin embargo -dijo Scrooge-. no pensáis que me perjudico pagando el sueldo de un día por no trabajar.
El dependiente hizo notar que eso ocurría una sola vez al año.
-¡Una pobre excusa para morder en el bolsillo de uno todos los días veinticinco de diciembre! -dijo Scrooge. abrochándose el gabán hasta la barba-. Pero supongo que es que necesitáis todo el día. Venid lo más temprano posible pasado mañana.
El dependiente prometió hacerlo. y Scrooge salió gruñendo. Cerróse el despacho en un instante, y el dependiente, con los largos extremos de su. bufanda blanca colgando hasta más abajo de la cintura (pues no presumía de abrigo). bajó veinte veces un resbaladero en Cornhill, al final de una calleja llena de muchachos. para celebrar la Nochebuena. y luego salió corriendo hacia su casa de Camden-Town, para jugar a la gallina ciega.
Scrooge cenó melancólicamente en su melancólica taberna habitual; y después de leer todos los periódicos, se entretuvo et resto de la noche con los libros comerciales. y se fue a acostar. Ocupaba las habitaciones que habían pertenecido anteriormente a su difunto socio. Eran una serie de cuartos lóbregos en un sombrío edificio al final de una calleja, y en el cual había tan poco movimiento, que no se podía menos de imaginar que había llegado allí corriendo, cuando era una casa de pocos años, mientras jugaba al escondite con las otras casas, y había olvidado el camino para salir. Era ésta entonces bastante vieja y bastante lúgubre; sólo Scrooge vivía en ella, pues los otros cuartos estaban alquilados para oficinas. La calleja era tan obscura. que el .mismo Scrooge, que la conocía piedra por piedra, veíase obligado a cruzarla a tientas. La niebla y la helada se agolpaban de tal modo ante la negra entrada de la casa, que parecía como si el Genio del Invierno se hallase en triste meditación sentado en el umbral.
Hay que advertir que no había absolutamente nada de particular en el llamador de la puerta, salvo que era de gran tamaño: hay que hacer notar también que Scrooge lo había visto, de día y de noche, durante toda su residencia en aquel lugar, y también que Scrooge poseía tan poca cantidad de lo que se llama fantasía como otro cualquier hombre de la ciudad de Londres, aun incluyendo -la frase es algo atrevida- las Corporaciones, los miembros del Concejo municipal y los de los Gremios. Téngase también en cuenta que Scrooge no había dedicado un solo pensamiento a Marley desde que aquella tarde hizo mención de los siete años transcurridas desde su muerte. Y ahora, que me explique alguien, si puede, cómo sucedió que Scrooge, al meter la llave en la cerradura, vio en el llamador -sin mediar ninguna mágica influencia-. no un llamador, sino la cara de Marley.
La cara de Marley. No era una sombra impenetrable, como los demás objetos de la calleja, pues la rodeaba un medroso fulgor. semejante al que presentaría una langosta en mal estado puesta en un sótano obscuro. No aparecía colérico ni feroz, sino que miraba a Scrooge como Marley acostumbraba: con espectrales anteojos levantados hacía la frente espectral. Agitábanse curiosamente sus cabellos, como ante un soplo de aire ardoroso, y sus ojos, aunque hallábanse abiertos por completo, estaban absolutamente inmóviles. Todo eso, y su palidez, le hacían horrible: pero este horror parecía ajeno a la cara, fuera de su dominio, más bien que una parte de su propia expresión.
Cuando Scrooge se puso a considerar atentamente aquel fenómeno, ya el llamador era otra vez un llamador.
Decir que no se sintió inquieto o que su sangre no experimentó una terrible sensación, desconocida desde la infancia, sería mentir. Pero llevó la mano a la llave que había abandonado. la hizo girar resueltamente, penetró y encendió una bujía.
Detúvose con vacilación momentánea, antes de cerrar la puerta, y miró detrás de ella con desconfianza, aguardando casi aterrorizarse a la vista del cabello de Marley pegado en la parte exterior: pero no había nada sobre la puerta, excepto los tornillos y tuercas que sujetaban el llamador, por lo cual exclamó: "¡Bah, bah!". y 1a cerró de golpe.
Resonó el portazo en toda la casa como un trueno. Encima todas las habitaciones, y debajo todas las cubas en el sótano del vinatero, parecieron poseer estrépito de ecos independientes de la puerta de Scrooge. que no era hombre a quien espantasen los ecos. Sujetó la puerta, cruzó el zaguán y empezó a subir la escalera lentamente, sin embargo, alumbrando un lado y otro conforme subía.
Podéis hablar vagamente de las viejas escaleras de antaño, por las cuales hubiera podido subir fácilmente un coche de seis caballos o el cortejo de una sesión parlamentaria. Pero yo os digo que la escalera de Scrooge era cosa muy diferente: habría de subir por ella un coche fúnebre, y lo haría con toda facilidad.
Había allí suficiente amplitud para ello y aun sobraba espacio; tal es, quizás, la razón por la cual pensó Scrooge ver una comitiva fúnebre en movimiento delante de él en la obscuridad. Medía docena de faroles de gas de las calles no habrían iluminado bastante bien el vestíbulo; supondréis, pues, que estaba un tanto obscuro con la manera de alumbrar de Scrooge, que siguió subiendo sin preocuparse por ello. La obscuridad es barata y por eso agradábale a Scrooge. Pero antes de cerrar la pesada puerta, registró las habitaciones para ver si todo estaba en orden; precisamente deseaba hacerlo, porque persistía en él el recuerdo de aquella cara.
La salita, el dormitorio, el cuarto de trastos, todo estaba normal. Nadie debajo de la mesa, nadie debajo del sofá; un poco de lumbre en la rejilla; la cuchara y la jofaina, listas; y la cacerolita, con un cocimiento (Scrooge tenía un resfriado de cabeza) junto al hogar. Nadie debajo de la cama; nadie en el gabinete; nadie dentro de la bata, que colgaba de la pared en actitud sospechosa. El cuarto de los trastos, como siempre. El viejo guardafuegos, los zapatos viejos, dos cestas para pescado, el lavabo de tres patas y un atizador.
Enteramente satisfecho, cerró la puerta y echó la llave, dándole dos vueltas, lo cual no era su costumbre. Asegurado así. contra toda sorpresa, se quitó la corbata, púsose la bata, las zapatillas y el gorro de dormir, y se sentó delante del fuego para tomar su cocimiento.
Era en verdad un fuego insignificante: nada para noche tan cruda. Víose obligado a arrimarse a él todo lo posible, cubriéndolo, para poder extraer la más pequeña sensación de calor de tal puñado de combustible. El hogar era viejo, construido por algún comerciante holandés mucho tiempo antes, y pavimentado con extraños ladrillos holandeses, que representaban escenas de las Escrituras. Había Caínes y Abeles, hijas de Faraón. reinas de Sabá, mensajeros angélicos descendiendo a través del aire sobre nubes que parecían de plumón, Abrahanes, Baltasares, apóstoles navegando en mantequilleras, cientos de figuras para atraer la atención; no obstante, aquella cara de Marley, muerto siete años antes; llegaba como la vara del antiguo Profeta y hacía desaparecer todo. Si cada uno de los. pulidos ladrillos hubiera estado en blanco, con virtud para presentar sobre su superficie alguna figura proveniente de los fragmentados pensamientos de Scrooge, habría aparecido una copia de la cabeza del viejo Marley sobre todos ellos.
-¡Patrañas! -dijo Scrooge, y empezó a pasear por la habitación.
Después de algunos paseos, volvió a sentarse. Al recostarse en la silla, su mirada fue a tropezar con una campanilla, una campanilla que no se utilizaba. colgada en la habitación. y que comunicaba. para algún servicio olvidado, con un cuarto del piso más alto del edificio. Con gran admiración, y con extraño e inexplicable temor, vio que la campanilla empezaba a oscilar. Oscilaba tan suavemente al principio, que apenas producía sonido; pero pronto sonó estrepitosamente y lo mismo hicieron todas las campanillas de la casa.
Ello podría durar medio minuto, un minuto, mas a Scrooge le pareció una hora. Las campanillas dejaron de sonar como habían empezado: todas a la vez. A aquel estrépito siguió un ruido rechinante, que venía de la parte más profunda, como si alguien arrastrase una pesada cadena sobre los toneles del sótano del vinatero. Entonces recordó Scrooge haber oído que los espectros que se aparecían en las casas presentábanse arrastrando cadenas.
La puerta del sótano abrióse con estrépito y luego se oyó el ruido con mucha mayor claridad en el piso de abajo: después el viejo oyó que el ruido subía por la escalera: después, que se dirigía derechamente hacia su puerta.
-¿Patrañas, nada más! -dijo Scrooge-. No quiero pensar en ello.
Sin embargo, cambió de color cuando, sin detenerse, el Espectro pasó a través de la pesada puerta y entró en la habitación ante sus ojos. Cuando entró, la moribunda llama dio un salto, como si gritara: "¡Le conozco!· ¡Es el espectro de Marley!", y volvió a caer.
La misma cara, exactamente la misma. Marley, con sus cabellos erizados, su chaleco habitual, sus estrechos calzones y sus botas, y con su casaca ribeteada. La cadena que arrastraba llevábala alrededor de la cintura; era larga y estaba sujeta a él como una cola, y se componía (pues Scrooge la observó muy de cerca) de cajas de caudales, llaves, candados, libros comerciales, documentos y fuertes bolsillos de acero. Su cuerpo era transparente, de modo que Scrooge. observándole y mirando ,a través de su chaleco, pudo ver los dos botones de la parte posterior de la casaca.
Scrooge había oído decir muchas veces que Marley no tenía entrañas; pero nunca lo había creído hasta entonces.
No, ni aun entonces lo creía. Aunque miraba al Fantasma de parte a parte y le veía en píe delante de él: aunque sentía la escalofriante influencia de sus ojos fríos como la muerte, y comprobaba aún el tejido del pañuelo que le rodeaba la cabeza y la barba, y el cual no había observado antes, sentíase aún incrédulo y luchaba contra sus sentidos.
-¡Cómo! -dijo Scrooge, cáustico y frío como siempre-. ¿Qué queréis de mí?
-¡Mucho! -contestó la voz de Marley, pues tal era, sin duda.
-¿Quién sois? -Preguntadme quién fui.
-¿Quién fuisteis pues? -dijo Scrooge, alzando la voz.
-En vida fui vuestro socio, Jacob Marley.
-¿Podéís... podéis sentaros? -preguntó Scrooge, mirándole perplejo.
-Puedo.
-Sentaos, pues.
Scrooge hizo esa pregunta porque no sabía sí un espectro tan transparente se hallaría en condiciones de tomar una silla, y pensó que, en el caso de que le fuera imposible, habría necesidad .de una explicación embarazosa. Pero el Espectro tomó asiento enfrente del hogar, como si estuviera habituado a ello.
-¿No creéis en mí? -preguntó el Espectro. ~ -No -contestó Scrooge.
-¿Qué evidencia deseáis de mi existencia real, además de la de vuestros sentidos?
-No lo sé.
-¿Por qué dudáis de vuestros sentidos? ~ . --Porque lo más insignificante -dijo Scrooge- les hace impresión. El más ligero trastorno del estómago les hace fingir. Tal vez sois un trozo de carne que no he digerido, un poco de mostaza, una miga de queso, un pedazo de patata poco cocida. Hay más de guiso que de tumba en vos, quienquiera que seáis.
Scrooge no tenía mucha costumbre de hacer chistes, y, según entonces sentíase el corazón, sus bromas tenían que ser chocarreras. Lo cierto es que procuraba mostrar agudeza como medio de distraer su propia atención y ahuyentar su terror, pues la voz del Espectro le trastornaba hasta la médula de los huesos.
Permanecer sentado. con la vista clavada en aquellos ojos vidriosos, en silencio, durante unos instantes, sería estar, según pensaba Scrooge, con el mismo Demonio. Había algo muy espantoso, además, en la atmósfera infernal, propia de él, que rodeaba al Espectro. Scrooge no pudo sentirla por sí mismo, pero no por eso era menos real, pues, aunque el Espectro se hallaba en completa inmovilidad, sus cabellos, los ribetes de su casaca, se agitaban todavía impulsados por el ardiente vapor de un horno.
-¿Veis este mondadientes? -dijo Scrooge, volviendo apresuradamente a la carga, por la razón que acabamos de exponer. y deseando, aunque sólo fuera durante un segundo, apartar de él la pétrea mirada del aparecido.
-Lo veo -replicó el Espectro. -¡Si no lo miráis! -dijo Scrooge.
-Pero lo veo, sin embargo -replicó el Espectro. -¡Bien! -repuso Scrooge-. No haría yo más que tragármelo. y durante toda mí vida veríame perseguido por una legión de duendes creados por mi fantasía. ¡Patrañas. digo yo; patrañas!
Entonces el Espíritu lanzó un grito espantoso y sacudió su cadena con un ruido tan terrible, que Scrooge tuvo que apoyarse en la silla para no caer desmayado. Pero mayor fue su espanto cuando el Fantasma, quitándose la venda que le ceñía la frente, como si notara demasiado calor bajo techado. dejó caer su mandíbula inferior sobre el pecho.
Scrooge cayó de rodillas y se llevó las manos a la cara.
-¡Perdón! -exclamó-. Terrible aparición, ¿por qué me atormentáis?
-Hombre apegado al mundo -replicó el Espectro--, ¿creéis en mí, o no?
-Creo ---contestó Scrooge-. Tengo que creer. Pero, ¿por qué los espíritus vuelven a la tierra y por qué se dirigen a mí?
-A todos los hombres se les exige -replicó el Espectro- que su espíritu se aparezca entre sus conocidos y que viajen de un lado a otro; y si un espíritu no hace tales excursiones en su vida terrenal, es condenado a hacerlas después de la muerte. Es su destino vagar por el mundo -¿oh, miserable de mí? -y no poder participar de lo que ve, aunque de ello participan los demás y es la felicidad de ellos.
El Espectro lanzó otro grito y sacudió la cadena, retorciéndose las manos espectrales.
-Estáis encadenado -dijo Scrooge temblando-. Decidme por qué.
-Llevo la cadena que forjé en vida ---replicó el Espectro-. La hice eslabón a eslabón, metro a metro; la ciño a mi cuerpo por mi libre voluntad y por mi libre voluntad la usaré. ¿Os parece rara?
Scrooge temblaba cada vez más.
-¿O queréis saber -prosiguió el Espectro- el peso y la longitud de la cadena que soportáis? Era tari larga y tan pesada como ésta hace siete Nochebuenas. Desde entonces la habéis aumentado. y es una cadena tremenda.
Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro. creyendo encontrarle rodeado por unas cincuenta o sesenta brazas de férreo cable; pero nada pudo ver.
-¿Jacob -le dijo suplicante-. viejo Jacob Marley. habladme más! ¡Habladme para mi consuelo, Jacob!
No tengo ninguno que dar ...-replicó el Espectro-. Eso viene de otras regiones, Scrooge, y por medio de otros ministros. a otra clase de hombres que vos. No puedo deciros todo lo que deseo. Un poquito más de tiempo se me permite solamente. No puedo reposar, no puedo detenerme, no puedo permanecer en .ninguna parte. Mi espíritu nunca fue más allá de nuestro despacho..., ¡ay de mí!... En mí vida terrenal nunca mi espíritu vagó más allá de los estrechos límites de nuestra ventanilla para el cambio; ¡y qué fatigosas jornadas me quedan aún!
Scrooge tenía por costumbre: cuando se ponía pensativo, meterse las manos en los bolsillos del pantalón. Considerando lo que el Espectro había dicho, lo hizo así, pero sin levantar los ojos y sin alzarse del suelo.
-Debéis haber sido muy calmoso en ese asunto. Jacob -hizo observar Scrooge. en actitud comercial. aunque con humildad y deferencia.
-¡Calmoso! -repitió el Espectro.
-Siete años muerto -murmuró Scrooge-.¿Y viajando todo ese tiempo?
-Todo -dijo el Espectro-, sin reposo. sin paz. ¡Incesante tortura del remordimiento!
-¿Viajáis velozmente? -En las alas del viento.
-Ya habréis recorrido un gran número de regiones en siete años ---dijo Scrooge.
Al oír esto. el Espectro lanzó otro grito, haciendo rechinar .la cadena de modo espantoso en el sepulcral silencio de la noche.
-¡Oh, cautivo, atado y doblemente aherrojado! --gritó el Fantasma-. ¡No saber que han de pasar a la eternidad siglos de incesante labor hecha por criaturas inmortales en la tierra, antes de que el bien de que es susceptible esté desarrollado por completo! ¡No saber que todo espíritu cristiano que obra rectamente en su reducida esfera. sea cual fuere, encontrará su vida mortal demasiado corta para compensar las buenas ocasiones perdidas! ¡No saber que ningún arrepentimiento puede evitar lo pasado! ¡Sin embargo. eso hice yo! ¡Oh, eso hice yo!
-Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob -tartamudeó Scrooge, que empezaba a aplicarse esto a sí mismo.
-¡Negocios! -gritó el Espectro. retorciéndose las manos de nuevo-. El género humano era mi negocio. El bienestar general era mi negocio: la caridad, la misericordia, la paciencia y la benevolencia: todo eso era mi negocio. ¡Mis tratos comerciales no eran sino una gota de agua en el océano de mis negocios!
Sostuvo la cadena a lo largo del brazo, como si fuera la causa de toda su infructuosa pesadumbre, y la volvió a arrojar pesadamente al suelo.
-En esta época del año -dijo el Espectro- sufro lo indecible. ¡Por qué atravesé tantas multitudes con los ojos cerrados, sin elevarlos nunca hacia la bendita estrella que guió a los Magos a la morada del pobre? ¿No había pobres a los cuales me guiara su luz?
Scrooge estaba espantado de oír al Espectro hablar tan continuadamente y empezó a temblar más de lo que quisiera.
-Oídme -gritó el Espectro-. Mi tiempo va a acabarse.
-Bueno -dijo Scrooge-. Pero no me mortifiquéis. ¡No hagáis floreos, Jacob, os lo suplico!
-Lo que no me explico es que haya podido aparecer ante vos como una sombra que podéis ver, cuando he permanecido invisible a vuestro lado durante días y días.
No era una idea agradable. Scrooge estremecióse y se enjugó el sudor de la frente.
-Eso no es lo que menos me aflige -continuó el Espectro-. He venido esta noche a advertiros que aun podéis tener esperanza de escapar a mi influencia fatal: una esperanza que yo os proporcionaré.
-Siempre fuisteis un buen amigo mío --dijo Scrooge-. Gracias.
-Se os aparecerán ---continuó el Espectro- tres Espíritus.
El rostro de Scrooge se alargó casi tanto como lo había hecho el del Espectro.
-¿Es ésa la esperanza de que hablabais, Jacob? -preguntó con voz temblorosa.
-Esa. -Yo...; yo preferiría no verlos -dijo Scrooge. ---Sin su vista -replicó el Espectro- no podéis evitar la senda que yo sigo. Esperad al primero mañana, cuando la campana anuncie la una.
-¿No podría recibir a todos de una vez, para terminar antes? -insinuó Scrooge.
-Esperad al segundo la noche siguiente a la misma hora. A1 tercero, a la otra noche, cuando cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensad que no me volveréis a ver y cuidad, por vuestro bien, de recordar lo que ha pasado entre nosotros.
Dichas tales palabras, el Espectro tomó su pañuelo de encima de la mesa y se lo ciñó alrededor de la cabeza, como antes. Scrooge lo conoció en el agudo sonido que hicieron los dientes al juntarse las mandíbulas por medio de aquel vendaje. Se aventuró a levantar los ojos y encontró a su visitante sobrenatural mirándole de frente, en actitud erguida, con su cadena alrededor del brazo. ,
La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso que daba, abríase la ventana un poco, de modo que cuando el Espectro llegó a ella estaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y éste obedeció. Cuando estuvieron a dos pasos uno de otro, el espectro de Marley levantó una mano, advirtiendo a Scrooge que no se acercara más. Scrooge se detuvo.
No tanto por obediencia como por sorpresa y temor, pues, al levantar la mano el Espectro, advirtió ruidos confusos en el aire, incoherentes gemidos de desesperación, lamentos indeciblemente pesarosos y gritos de arrepentimiento. El Espectro, después de escuchar un momento, se unió al canto fúnebre y salió flotando en la helada y obscura noche.
Scrooge se dirigió a la ventana, pues se moría de curiosidad. Miró afuera.
El aire estaba lleno de fantasmas,,que vagaban de aquí para allá en continuo movimiento y gemían sin detenerse. Todos llevaban cadenas como la del espectro de Marley: algunos (tal vez gobernantes culpables) estaban encadenados en grupo; ninguno tenía libertad. A muchos los había conocido Scrooge cuando vivían. Había sido íntimo de un viejo espectro, con chaleco blanco, con una monstruosa caja de hierro sujeta a un tobillo, y que se lamentaba a gritos al verse impotente para socorrer a una infeliz mujer con una criaturita, a la que veía bajo él en el quicio de una puerta. El castigo de todos los fantasmas era, evidentemente, que procuraban con afán aliviar .los dolores humanos y habían perdido para siempre la posibilidad de conseguirlo.
Si tales fantasmas se desvanecieron en la niebla, o la niebla los amortajó, no podría decirlo Sçrooge. Pero ellos y sus voces sobrenaturales se perdieron juntos, y la noche volvió a ser como cuando llegó a su casa.
Cerró Scrooge la ventana y examinó la puerta por donde había entrado el Espectro. Estaba cerrada con dos vueltas de llave, como él la cerró con sus propias manos, y los cerrojos sin señal de violencia. Intentó decir "¡Patrañas!", pero se detuvo a la primera sílaba. Y hallándose muy necesitado de reposo, por la emoción que había sufrido, o por las fatigas del día, o por haber entrevisto el Mundo Invisible, o por la abrumadora conversación del Espectro, o por lo avanzado de la hora, se tendió resueltamente en el lecho. sin desnudarse, y al instante se quedó dormido.
"Conversando con los padres", Donald Winnicott
El bebé sabe mejor que nadie que estúpido es ser siempre sensato. Conversando con los padres. Donald Winnicott
"En 1954, Isa Benzie, transmitiéndole su entusiasmo y confianza por lo que él hacía; fue ella, según las palabras del propio Winnicott quien "extrajo", de lo que yo había dicho, la frase "madre devota común y corriente", agregando que "de inmediato se convirtió en un rótulo útil, adecuado para mi necesidad de apartarme tanto de la idealización como de la docencia y la propaganda. Pude así continuar con mi descripción de los cuidados del niño tal como son practicados espontáneamente en todas partes".
Curiosamente, en este escrito Winnicott declaraba asimismo que luego la guerra no retomó la práctica de la pediatría (aunque siguió haciendo clínica psiquiátrica de niños) y, consecuentemente, no estaba en contacto tan íntimo como antes con el cúmulo de materiales cotidianos vinculados con la interacción entre la madre y el hijo. Por lo tanto, para estas charlas se vio obligado a "reavivar la llama clínicas" utilizando materia procedente de "las experiencias regresivas de los pacientes psicoanalíticos, muchos de ellos adultos, que me permitían examinar de cerca la relación madre-bebé (o progenitor-bebé en general)". Y añade: "En la época de estas charlas en la BBC a fines de la década del cuarenta, yo me encontraba en una situación singular, ya que me era posible considerar a mis pacientes tanto en función de la pediatría como de una clase de psicoanálisis que me era peculiarmente propia. Como es natural, al hablar por radio tenía que emplear el lenguaje de la pediatría aunque, según puede advertirse, para mí la pediatría ya se había convertido en el lugar para el estudio emocional del lazo emocional madre-bebé, dando por sentada (como normalmente es posible hacerlo) la salud física. Había pasado de la "alimentación del bebé" a la involucración mutua entre la madre y el bebé".
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Podemos inferir por las citas de Bettelheim a Winnicott, la influencia que Winnicott tuvo en la educación y tratamiento de niños y adolescentes con problemas. Fue un promotor de grandes ideas. Descubrió en el adulto el niño que había en él, como Freud habóia descubierto el adulto que había en el niño. Se pueden ver las semejanzas entre ambos autores y ambos dicen que lo mejor para una madre es seguir lo que le indique su sentido común, el caso concreto y el conocimiento de su hijo. Cada caso es singular y no existen generalizaciones, para eso están los psicoterapeutas que ayudan a las madres y a los hijos a encontrar un punto de encuentro y un camino hacia la salud. Son dos autores con una bibliografía distinta, por ejemplo, el libro más popular de Bettelheim es "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" y el de abajo citado, para Winnicott tenemos otros muchos, ya que su bibliografía es muy extensa, por ejemplo, "Sostén e interpretación", "Psicoanálisis de una niña pequeña. Piggle", "El hogar nuestro punto de partida", etc. Winnicott era más clínico y Bettelheim se puede decir que era más divulgador y centrado en los padres.
Ambos convergen en muchos aspectos. Winnicott revolucionó el análisis y la mirada de los niños y la relación con sus padres por su extensa formación y su gran experiencia con casos pediátricos y la clínica de adultos. Winnicott fue alguien que acercó el paciente emocionalmente al psicoanalista o psicoterapeuta, que cambió muchos de los dogmas del psicoanálisis, que fue muy creativo y que se amoldó a las necesidades del paciente con justeza y brillantez, ése es el camino del futuro del psicoanálisis y la psicoterapia. Además hay que matizar que muchas corrientes, sobre todo la dinámica adopta conceptos de Winnicott como básicos para entender la relación paciente-terapeuta. Yo mismo juego con Winnicott y tengo una mirada que se ha visto influida por Winnicott para según que tipo de pacientes y otros autores para otros, son herramientas dispuestas para el terapeuta que trata de mejorar el bienestar del paciente de la mejor y más amplia manera posible. Creo que es conveniente para atender a una persona en psicología que tenga una formación psicoanalítica para poder atender a su discurso de una manera más profunda, aunque luego las técnicas de intervención puedan ser eclécticas y ajustadas al paciente, como Winnicott invitaba a hacer siguiendo el análisis de la transferencia como marco conceptual de trabajo.
Conversando con los padres. Aciertos y errores en la crianza de los hijos.
Winnicott, Donald W.
Concebido como una recopilación de todas las charlas radiofónicas que dio Winnicott en la BBC a partir de 1955, el presente volumen aborda problemas fundamentales de la infancia, en un estilo claramente pensado para los padres: desde las tensiones de la edad preescolar, pasando por su costumbre de chupar ropa u objetos de tela, hasta la necesidad de imponerle prohibiciones.
Contenido
1- Para padrastros
2- Decir NO
3- Celos
4- Qué es lo que fastidia?
5- Seguridad
6- Sentirse culpable
7- El desarrollo del sentido de lo correcto y lo incorrecto
8- Tensiones en la edad escolar
9- Conclusiones
Editorial: Paidos
ISBN: 9788475098678
"En 1954, Isa Benzie, transmitiéndole su entusiasmo y confianza por lo que él hacía; fue ella, según las palabras del propio Winnicott quien "extrajo", de lo que yo había dicho, la frase "madre devota común y corriente", agregando que "de inmediato se convirtió en un rótulo útil, adecuado para mi necesidad de apartarme tanto de la idealización como de la docencia y la propaganda. Pude así continuar con mi descripción de los cuidados del niño tal como son practicados espontáneamente en todas partes".
Curiosamente, en este escrito Winnicott declaraba asimismo que luego la guerra no retomó la práctica de la pediatría (aunque siguió haciendo clínica psiquiátrica de niños) y, consecuentemente, no estaba en contacto tan íntimo como antes con el cúmulo de materiales cotidianos vinculados con la interacción entre la madre y el hijo. Por lo tanto, para estas charlas se vio obligado a "reavivar la llama clínicas" utilizando materia procedente de "las experiencias regresivas de los pacientes psicoanalíticos, muchos de ellos adultos, que me permitían examinar de cerca la relación madre-bebé (o progenitor-bebé en general)". Y añade: "En la época de estas charlas en la BBC a fines de la década del cuarenta, yo me encontraba en una situación singular, ya que me era posible considerar a mis pacientes tanto en función de la pediatría como de una clase de psicoanálisis que me era peculiarmente propia. Como es natural, al hablar por radio tenía que emplear el lenguaje de la pediatría aunque, según puede advertirse, para mí la pediatría ya se había convertido en el lugar para el estudio emocional del lazo emocional madre-bebé, dando por sentada (como normalmente es posible hacerlo) la salud física. Había pasado de la "alimentación del bebé" a la involucración mutua entre la madre y el bebé".
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Podemos inferir por las citas de Bettelheim a Winnicott, la influencia que Winnicott tuvo en la educación y tratamiento de niños y adolescentes con problemas. Fue un promotor de grandes ideas. Descubrió en el adulto el niño que había en él, como Freud habóia descubierto el adulto que había en el niño. Se pueden ver las semejanzas entre ambos autores y ambos dicen que lo mejor para una madre es seguir lo que le indique su sentido común, el caso concreto y el conocimiento de su hijo. Cada caso es singular y no existen generalizaciones, para eso están los psicoterapeutas que ayudan a las madres y a los hijos a encontrar un punto de encuentro y un camino hacia la salud. Son dos autores con una bibliografía distinta, por ejemplo, el libro más popular de Bettelheim es "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" y el de abajo citado, para Winnicott tenemos otros muchos, ya que su bibliografía es muy extensa, por ejemplo, "Sostén e interpretación", "Psicoanálisis de una niña pequeña. Piggle", "El hogar nuestro punto de partida", etc. Winnicott era más clínico y Bettelheim se puede decir que era más divulgador y centrado en los padres.
Ambos convergen en muchos aspectos. Winnicott revolucionó el análisis y la mirada de los niños y la relación con sus padres por su extensa formación y su gran experiencia con casos pediátricos y la clínica de adultos. Winnicott fue alguien que acercó el paciente emocionalmente al psicoanalista o psicoterapeuta, que cambió muchos de los dogmas del psicoanálisis, que fue muy creativo y que se amoldó a las necesidades del paciente con justeza y brillantez, ése es el camino del futuro del psicoanálisis y la psicoterapia. Además hay que matizar que muchas corrientes, sobre todo la dinámica adopta conceptos de Winnicott como básicos para entender la relación paciente-terapeuta. Yo mismo juego con Winnicott y tengo una mirada que se ha visto influida por Winnicott para según que tipo de pacientes y otros autores para otros, son herramientas dispuestas para el terapeuta que trata de mejorar el bienestar del paciente de la mejor y más amplia manera posible. Creo que es conveniente para atender a una persona en psicología que tenga una formación psicoanalítica para poder atender a su discurso de una manera más profunda, aunque luego las técnicas de intervención puedan ser eclécticas y ajustadas al paciente, como Winnicott invitaba a hacer siguiendo el análisis de la transferencia como marco conceptual de trabajo.
Conversando con los padres. Aciertos y errores en la crianza de los hijos.
Winnicott, Donald W.
Concebido como una recopilación de todas las charlas radiofónicas que dio Winnicott en la BBC a partir de 1955, el presente volumen aborda problemas fundamentales de la infancia, en un estilo claramente pensado para los padres: desde las tensiones de la edad preescolar, pasando por su costumbre de chupar ropa u objetos de tela, hasta la necesidad de imponerle prohibiciones.
Contenido
1- Para padrastros
2- Decir NO
3- Celos
4- Qué es lo que fastidia?
5- Seguridad
6- Sentirse culpable
7- El desarrollo del sentido de lo correcto y lo incorrecto
8- Tensiones en la edad escolar
9- Conclusiones
Editorial: Paidos
ISBN: 9788475098678
"No hay padres perfectos"
El mejor consejo es el que se basa en un examen y una evaluación concienzudos de todos los detalles específicos, tales como la prehistoria del área problemática; por consiguiente, nunca se encuentra en un libro. Pero incluso en los casos en que los consejos no se dan hasta después de analizar minuciosamente todos los detalles, cabe que no podamos seguirlos como es debido. Lo cual puede agravar la dificultad original, porque no sólo nos preocupará el problema, sino que, además, nos sentiremos culpables por no ser capaces de seguir los consejos que nos han dado. Esto es suficiente para lamentar que nos hayan aconsejado; si de todos modos íbamos a meter la pata, hubiese sido mejer meterla a nuestro aire.
Suconscientemente recelamos de los consejos sobre la educación de los hijos incluso mientras los estamos buscando. En el fondo sabemos de sobra que el problema nos empuja a pedir consejo tiene muchos antecedentes; el problema no surgió de la nada y hay en él numerosos aspectos que son privativos del padre o la madre y del hijo afectados. Si bien la situación y nuestra conducta en ella pueden tener rasgos en común con las que describe un autor, y hasta cuando el problema al que nos enfrentamoses corriente, cada uno de nosotros es un individuo único. Por ende, ningún autor de un libro dirigido a los padres en general puede conocer y sopesar todos los factores que intervienen en nuestra propia situación. Estamos muy dispuestos a creer que el consejo que nos han dado es aplicable a la mayoría de situaciones similares...
Suconscientemente recelamos de los consejos sobre la educación de los hijos incluso mientras los estamos buscando. En el fondo sabemos de sobra que el problema nos empuja a pedir consejo tiene muchos antecedentes; el problema no surgió de la nada y hay en él numerosos aspectos que son privativos del padre o la madre y del hijo afectados. Si bien la situación y nuestra conducta en ella pueden tener rasgos en común con las que describe un autor, y hasta cuando el problema al que nos enfrentamoses corriente, cada uno de nosotros es un individuo único. Por ende, ningún autor de un libro dirigido a los padres en general puede conocer y sopesar todos los factores que intervienen en nuestra propia situación. Estamos muy dispuestos a creer que el consejo que nos han dado es aplicable a la mayoría de situaciones similares...
sábado, 25 de diciembre de 2010
Reflexión del Día de Navidad
Día de descanso, cuando la gente se remonta de los excesos alimenticios y alcohólicos de unos díás de curiosa sensibilidad navideña y la visita de Papa Noel.
Mientras tanto, tras ese receso, el "descanso del guerrero" nos lleva a transitar por unos mundos que son difíciles de circular durante el año, felicitaciones y otras curiosas formas de afecto que recuerdan el amor. Un amor reparador para todos, incluso los que se encierran en su mundo esperando que la realidad cambie salen de sus viviendas virtuales para asomarse a la realidad que la imperiosa realidad impone, esto origina una feliz revuelta de emociones, contactos y muestras de cariño que pasan por los viajes, visitas inesperadas y la atenuación de los dolores y sufrimientos psíquicos.
También es época de descompensaciones de sentirse "raro", de comprobar que la realidad es un sueño pasajero que dura unos pocos días que suele coincidir con la visita familiar y que está puntalada por unos regalos que nos pueden dar más o menos igual. Ahora la vida volverá a comenzar y hay que encontrar ese amor que nos llene. Recuerdos a las personas que sufren, que buscan un espacio privado en este blog y un recuerdo. Sé que estos días buscan con esmero la visita de la paz y aunque el entorno lo promueve, existe un franco recuerdo nostálgico que produce un escotoma en la salida de la alegría, que las cenas se convierten en mecánicas, en algo casi virtual y donde el sujeto está perdido en la maraña de esos familiares, en el caso de los más afortunados. La vida es difícil para el sufriente psíquico, a veces no se siente comprendido, otras veces siente deshumanizado el contacto con los profesionales de la salud mental y la mayor parte de veces sienten como una punzada en el alma que obtura el derecho a ser feliz.
Lágrimas cautivas que esperan su sitio
soledad echa añicos al encuentro con la verdad
cierre de los ojos que provocan un brutal desgarro
un encuentro con la sombra, un contacto desmarcado
abandono de la sombra y vuelta a un lugar ignoto
sueños destruidos por la invasiva compañía
y un halo de esperanza para el asomo virtual de la felicidad.
Mientras tanto, tras ese receso, el "descanso del guerrero" nos lleva a transitar por unos mundos que son difíciles de circular durante el año, felicitaciones y otras curiosas formas de afecto que recuerdan el amor. Un amor reparador para todos, incluso los que se encierran en su mundo esperando que la realidad cambie salen de sus viviendas virtuales para asomarse a la realidad que la imperiosa realidad impone, esto origina una feliz revuelta de emociones, contactos y muestras de cariño que pasan por los viajes, visitas inesperadas y la atenuación de los dolores y sufrimientos psíquicos.
También es época de descompensaciones de sentirse "raro", de comprobar que la realidad es un sueño pasajero que dura unos pocos días que suele coincidir con la visita familiar y que está puntalada por unos regalos que nos pueden dar más o menos igual. Ahora la vida volverá a comenzar y hay que encontrar ese amor que nos llene. Recuerdos a las personas que sufren, que buscan un espacio privado en este blog y un recuerdo. Sé que estos días buscan con esmero la visita de la paz y aunque el entorno lo promueve, existe un franco recuerdo nostálgico que produce un escotoma en la salida de la alegría, que las cenas se convierten en mecánicas, en algo casi virtual y donde el sujeto está perdido en la maraña de esos familiares, en el caso de los más afortunados. La vida es difícil para el sufriente psíquico, a veces no se siente comprendido, otras veces siente deshumanizado el contacto con los profesionales de la salud mental y la mayor parte de veces sienten como una punzada en el alma que obtura el derecho a ser feliz.
Lágrimas cautivas que esperan su sitio
soledad echa añicos al encuentro con la verdad
cierre de los ojos que provocan un brutal desgarro
un encuentro con la sombra, un contacto desmarcado
abandono de la sombra y vuelta a un lugar ignoto
sueños destruidos por la invasiva compañía
y un halo de esperanza para el asomo virtual de la felicidad.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Link para felicitar con vídeo y reflexión navideña.
En estos días las personas gustan de estar con sus familias, arropadas al calor del hogar. No todo es maravilloso, muchas veces está el fallecimiento cercano de un ser querido que provoca algo de nostalgia, parejas o personas que cenan solas, gente en las calles durmiendo. Y de estos apenas nos acordamos porque no salen demasiado en los medios de comunicación. El amor es algo que realza el alma, decía Carl Gustav Jung, que "Cuando dos personas se juntan sucede como en la química que ambas personas se transforman". Invito a las parejas que están pasando problemas, a los adolescentes tristes y a las personas que sufren que se dejen llevar por este aluvión de alegría para poder encarar el próximo año con más fortaleza. La psicología de la felicidad apuesta por los recursos creativos de la persona, somos seres capaces de construir nuestro mundo de una forma diferente, aquellas personas que solo ven un ángulo de la realidad cometen un error, sesgos cognitivos y eso les provoca padecimientos. Como persona especialista en adolescentes y trastornos de personalidad, formada en psicoanálisis y humanismo os invito a que os dejéis llevar por lo hermoso que tienen estas fiestas y que dejéis la melancolía y los prejuicios a un lado. Es un momento bello, hermoso, donde se puede encontrar algo de plenitud, catalizada por las visitas de los familiares. Son momentos donde una persona se puede transformar, pero es cierto que los problemas pueden seguir después de las navidades, rearmaros y gozar libremente de las navidades. Recuerdos a todos, un profundo abrazo, caluroso y con un profundo sentimiento. Y que seamos creativos, que es la mejor manera de vivir la vida, tal vez la única que nos conduce a la felicidad. La monotonía y el miedo genera soledad y un apremio por la tristeza. Para ser libres hay que vivir la vida de una forma flexible y tal vez cambiar ciertos puntos de vista de la conciencia, así como drenar las angustias y pulir las aristas de la personalidad que rozan con uno mismo y con la sociedad. Un abrazo. Os dejo un link donde se puede hacer una felicitación graciosa de navidad para Papa Noel y para Reyes. Que disfrutéis. Saludos especiales a mis pacientes y a los seguidores del blog, que cada día son más, a todos un beso.
http://www.navidadessorprendentes.com/
http://www.rcordobasanz.es/
http://www.navidadessorprendentes.com/
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"Psicoterapia y Existencialismo",
navidad,
Rodrigo Córdoba Sanz
jueves, 23 de diciembre de 2010
Dibujo Infantil
Me han mandado un link interesante con un museo virtual de pintura infantil, os lo copio:
http://www.dibujoinfantil.com/museovirtual.asp?op=3
que lo disfruten!
Corman trabajó mucho el análisis de los dibujos infantiles, y tiene varios libros interesantes, pero es mejor disfrutar con los hijos del juego que supone pintar y escribir, dejemos esto para los profesionales. Un abrazo.
http://www.dibujoinfantil.com/museovirtual.asp?op=3
que lo disfruten!
Corman trabajó mucho el análisis de los dibujos infantiles, y tiene varios libros interesantes, pero es mejor disfrutar con los hijos del juego que supone pintar y escribir, dejemos esto para los profesionales. Un abrazo.
La realidad psíquica
"Los hombres no tienen miedo de las cosas sino de cómo las ven" Epícteto
"Si te sientes dolido por las cosas externas, no son estas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo". Marco Aurelio.
Estos hombres de la Antigüedad Clásica, bien ilustrados ya apuntaban lo que más adelante ha ido desarrollando la psicoterapia. Por ejemplo, lo que dice Watlawick: "Creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión".
Muchos psicoterapeutas nos arrimamos a los clásicos para entender mejor el desarrollo del hombre, su crecimiento, formación y mitología, que era una forma de explicación de aquellas cuestiones que no se podían responder con los datos científicos del momento. Luego en la Edad Media surgió con fiereza el cristianismo, hay quien dice que si Jesucristo hubiera nacido en esa época lo hubieran vuelto a ejecutar por hereje. En concreto lo dice el autor de Flow, una persona bien formada y heterodoxa. Incluso psiquiatras con una excelente formación, cuando derivan a sus hijos a un psicoterapeuta consideran que su visión es la única en el mundo, que es "la realidad", no atienden a la realidad psíquica del adolescente que vive e interpreta las cuestiones de un modo bien distinto al psiquiatra. Además el psiquiatra (o psicólogo) tiene dos problemas de aproximación al problema, el amor que siente a su hijo que subjetiviza la mirada y la formación académica y postacadémica como su experiencia laboral que hace filtrar la información de un modo particular los elementos de la realidad psíquica del hijo. Hay que entender el modo de entender la realidad para el hijo, sabemos que los adolescentes mienten de vez en cuando, quieren alterar el rumbo de la realidad en función de su deseo, otras veces por vergüenza y otras veces por omitir de cara a los padres cosas que pueden construir una imagen de ellos mismos "mala" de cara a los padres. Los adolescentes son dependientes y necesitan el reaseguramiento de los padres, el apoyo incondicional y el amor de estos para poder ir formándose en base al cariño, el respeto y una gran dosis de amor. Os dejo con una canción realmente preciosa.
"Si te sientes dolido por las cosas externas, no son estas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo". Marco Aurelio.
Estos hombres de la Antigüedad Clásica, bien ilustrados ya apuntaban lo que más adelante ha ido desarrollando la psicoterapia. Por ejemplo, lo que dice Watlawick: "Creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión".
Muchos psicoterapeutas nos arrimamos a los clásicos para entender mejor el desarrollo del hombre, su crecimiento, formación y mitología, que era una forma de explicación de aquellas cuestiones que no se podían responder con los datos científicos del momento. Luego en la Edad Media surgió con fiereza el cristianismo, hay quien dice que si Jesucristo hubiera nacido en esa época lo hubieran vuelto a ejecutar por hereje. En concreto lo dice el autor de Flow, una persona bien formada y heterodoxa. Incluso psiquiatras con una excelente formación, cuando derivan a sus hijos a un psicoterapeuta consideran que su visión es la única en el mundo, que es "la realidad", no atienden a la realidad psíquica del adolescente que vive e interpreta las cuestiones de un modo bien distinto al psiquiatra. Además el psiquiatra (o psicólogo) tiene dos problemas de aproximación al problema, el amor que siente a su hijo que subjetiviza la mirada y la formación académica y postacadémica como su experiencia laboral que hace filtrar la información de un modo particular los elementos de la realidad psíquica del hijo. Hay que entender el modo de entender la realidad para el hijo, sabemos que los adolescentes mienten de vez en cuando, quieren alterar el rumbo de la realidad en función de su deseo, otras veces por vergüenza y otras veces por omitir de cara a los padres cosas que pueden construir una imagen de ellos mismos "mala" de cara a los padres. Los adolescentes son dependientes y necesitan el reaseguramiento de los padres, el apoyo incondicional y el amor de estos para poder ir formándose en base al cariño, el respeto y una gran dosis de amor. Os dejo con una canción realmente preciosa.
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