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Paz y Ciencia

viernes, 10 de diciembre de 2010

Un periplo dulce y con enjundia

Gardel y Le Pera: "Guardo escondida una esperanza humilde/ que es toda la fortuna de mi corazón"
Miguel Hernández: "Soy como el árbol talado, que retoño: / porque aún tengo la vida"

Durante este tiempo he estado leyendo y gozando de las dulzuras de Andalucía, una tierra, Almuñecar, llena de encantos, con unas gentes muy afables y unas tapas muy curiosas, he callejeado, he visto un castillo de mezcla de culturas, he visto una excelente plaza llena de recuerdos de otros países, es otro mundo, es bonito aproximarse a la realidad con esta vertiente de entusiasmo y sorpresa, con esa sensación de espera y de agradable tentación. He visitado las cuevas de Nerja que fueron habitadas desde el Paleolítico hasta la Edad de Bronce. Vestigios impresionantes, donde moran utensilios y pinturas rupestres así como el efecto del agua con el carbonato cálcico haciendo un milagroso y espléndido brochazo de arte milenario como son las estalagtitas, las estalagmitas y su encuentro amoroso, cuántos millones de años habrán tenido que pasar para que la naturaleza haga ese milagro de la ingeniería natural...
He terminado de leer "El juego de Ender" y he leído, ayer por la noche, que llegué un pelín tarde, un libro titulado "El don bipolar" de divulgación", como el autor camina por el mundo de Carl Gustav Jung e ilustra con casos clínicos lo que son las funciones de la totalidad del alma humana. Resumido:
La Sombra: lo que somos en tanto desconocemos que somos.
La Máscara: lo que somos en tanto imagen para los otros.
El Yo: lo que somos en relación a nosotros mismos.
El Ánima: lo que somos en cuanto estados de ánimo y afectos.
El  Ánimus: lo que somos en cuanto ideas, pensamientos y juicios.
La Plenitus: lo que somos en tanto aún no realizado, y
El Sí Mismo: lo que somos como aspiración de totalidad e integración.

También he leído a Painceira en su libro de Clínica inspirada en Winnicott, es un libro delicioso, Painceira es una persona carismática, agradable y erudita que ama la clínica, la psicoterapia y el psicoanálisis.
Este fin de semana me voy a la montaña, me han informado (algún pesimista) de la posibilidad de no esquiar, yo normalmente no esquío, soy como un pato mareado y la última vez me dolió el hombro durante varias semanas. Soy un pupas, dice mi mujer. En fin, invito a todos a leer ciencia ficción, a leer ensayo, como por ejemplo "El amor que nos cura" de Boris Cyrulnik, leer a Shakespeare, leer fantasía, el periódico, los deportes, leer  e introducirse en nuevos mundos que cautiven al lector y le hagan viajar, esto estimula y produce un deseo, un anhelo y una incitación a la creación, a la imaginación y un alimento para el alma, inviten a leer a sus hijos, cuénteles cuentos, todo ello engrandecerá la relación y estrechará los lazos, además de servir de lenitivo para la jornada marathoniana de hijos y padres.
Besen a sus hijos, acaricienlos, no les pongan duros castigos y sean comprensivos, utilicen la palabra y transmitan cuando hacen las cosas bien, no se enfrenten con ellos, no se comporten con ellos como ellos, en ese caso, la batalla la ganarán ellos. Buenos que les voy a contar si el sentido común habla mejor de esto así como el instinto maternal. Una cosa más, lean "No hay padres perfectos", de Bruno Bettelheim. Es delicioso y un clásico de la psicopedagogía. Y gocen que además hoy es viernes y mañana comienza el principio del placer. Yo hoy me abierto con vosotros más de lo habitual pero es comprensible que tengan retazos de quien soy. Un abrazo.

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