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Paz y Ciencia

sábado, 31 de julio de 2021

Michel Foucault: Contribuciones

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Psicoanalista Humanista Teléfono: 653 379 269 Zaragoza Offline Online Instagram: @psicoletrazaragoza.                Website: www.rcordobasanz.es


Foucault es la muestra de un pensamiento irreverente pero al mismo tiempo estricto, potente pero también lleno de aparentes contrariedades.

 «No me pregunten quién soy, ni me pidan que siga siendo el mismo», decía el célebre filósofo francés. Michel Foucault se ha convertido en un filósofo de referencia casi obligado. El mundo entero cree conocerlo, algunos porque han leído sus obras, otros porque se han quedado con las potentes frases repartidas en cientos de imágenes donde se muestra al también historiador sosteniendo la cabeza con su mano mientras lanza una mirada pensativa y penetrante.


Sin embargo, el aspecto más íntimo —que juega un papel fundamental a la hora de conocer a un pensador— ha quedado relegado la mayor parte de las veces. Es por eso que se vuelve necesario conocer aspectos del autor de Historia de la locura en la época clásica (1961) que han quedado en el silencio. Aquí una decena:


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1. Odiaba el reconocimiento.



La fama de Foucault como profesor creció de manera exponencial. A los pocos años de docencia ya había ganado muchos estudiantes adeptos. Era profundamente respetado y admirado, esa clase de profesores que los alumnos ven pasar e intentan ser reconocidos con una sonrisa. Sin embargo, tras el mes de mayo del 68, el filósofo tenía en claro que las jerarquías debían aniquilarse.


Aunque sus alumnos se contaban por cientos, él prefería clases más íntimas, donde todos pudieran participar y explicar sin temor sus inquietudes. Muchos de sus allegados han mencionado en diversas entrevistas que el excesivo reconocimiento y los honores hacia su persona le eran molestos.


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2. Su filosofía no buscaba soluciones.



Contrario a lo que se espera de los filósofos comunes, el planteamiento de Foucault no era la creación de un sistema que consistiera en una especie de panacea para las problemáticas universales. Más bien, se trataba de desentrañar las problemáticas y re-cuestionarse las respuestas parciales ante todo tipo de disyuntivas filosóficas, históricas y psicológicas:


«Mi intención no es reconstruir la historia de las soluciones, y éste es el motivo por el que rechazo la palabra alternativa; lo que me propongo es elaborar la genealogía de los problemas, de las problemáticas. Yo no creo que todas las soluciones sean malas, sino que todas encierran un peligro, lo que no es exactamente lo mismo. Si todas son peligrosas, tenemos siempre algo que hacer. Por consiguiente, mi postura no conduce a la apatía, sino a una militancia de la que no está excluido el pesimismo».


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3. Su necesidad de escribir



Según Daniel Defert, quien fuera su pareja por 20 años, pese a todas las coincidencias entre ambos, no compartían el mismo amor por la escritura, como él mismo lo confesó:


«[Foucault] Escribía todos los días. Durante 25 años lo vi cuatro, cinco horas diarias escribiendo. Cuando no escribía por dos días, ya estaba cerca de la neurosis. Le encantaba escribir. Yo no lo disfruto en absoluto».


El filósofo veía en la escritura una catarsis necesaria para su vida diaria. Es curioso cómo eso no fue oposición para llevar una relación estable y duradera.


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4. La amistad con Jean-Paul Sartre



Aunque las diferencias entre ambos autores es evidente desde los primeros cuestionamientos, según la pareja del escritor de Vigilar y castigar (1975), ambos tenían una relación cordial más allá de las diferencias de pensamiento:


«Sartre y Foucault eran muy cercanos en aquella época. Pero no se trataba de una relación intelectual porque discutían muy poco. Cuando Foucault conoció a Sartre, éste ya estaba muy viejo y casi ciego. Tenían un trato muy amigable. Foucault llevaba a Sartre a todos lados: a las fábricas de Renault, a las huelgas y demás. Era una amistad práctica, no hablaban de sus diferencias».


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5. Su relación con Roland Barthes fue un poco extraña.



Según Defert, en algún tiempo dejaron de salir juntos de noche, cosa que supone, entristeció a Barthes, quien manifestaba continuamente una admiración e imitación para el escritor de Historia de la sexualidad.

 

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6. El descubridor del VIH fue alumno de su padre.



Luc Montagnier fue el científico francés especializado en virología quien descubrió el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del SIDA. Se dice que cuando era estudiante, fue alumno de Paul Foucault, padre de Michel, quien era un prestigioso médico.


Desafortunadamente, el filósofo murió por una enfermedad relacionada con dicho virus. Cuando supo que estaba infectado, los estudios sobre el VIH aún eran demasiado incipientes como para garantizar una vida de calidad como ahora.


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7. El sufrimiento por su homosexualidad



Su homosexualidad le costó algo de sufrimiento cuando era menor. Debido a que en su hogar las tradiciones católicas eran casi obligatorias, vivió con desconsuelo el rechazo de su padre al enterarse de su orientación. Se dice que alguna vez contó que cuando era niño, su papá lo obligó a ir al Hospital de Poitiers donde atestiguó la amputación de un enfermo, esto con el objetivo de extinguir su “sensibilidad femenina”. Probablemente sus estudios sobre la historia de la sexualidad y la búsqueda de sus orígenes en la época griega, fueron de ayuda para el escritor cuando buscaba respuestas sobre su propia vida.


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8. Depresión y alcoholismo



Incluso, se dice que durante su estancia en la École Normale Supérieure sufrió una fuerte depresión. Esto, según algunos, pudo haber facilitado el consumo exacerbado de drogas y también su adicción al alcohol. Este fue una dificultad con la que lidió toda su vida.


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9. Su postura ante el marxismo



Durante una de las últimas entrevistas que concedió, se le preguntó si estaba cercano a la posición de los marxistas, a lo que contestó:


«No lo sé. Verás, no estoy seguro de saber qué es el marxismo en realidad y no creo que exista como algo abstracto. Para mala o buena suerte de Marx, su doctrina ha sido adoptada casi siempre por organizaciones políticas y es, después de todo, la única teoría cuya existencia siempre ha estado atada a organizaciones sociopolíticas que fueron extraordinariamente fuertes y volátiles, hasta el punto de convertirse en aparatos del Estado».


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10. Su sentido de la moral



Pese a lo que cualquiera podría pensar, Foucault reconocía en sí mismo un sentido moral. Pero este es entendido de una manera muy distinta al común:


«Uno de los significados de la existencia humana —la fuente de la libertad humana— es nunca aceptar nada como definitivo, intocable, obvio o inmóvil. Ningún aspecto de la realidad debe ser permitido para convertirse en una ley definitiva e inhumana para nosotros».

El filósofo exhortaba a la lucha «contra todas las formas de poder» que según él, radicaba no en un sistema coercitivo o prohibitivo, sino en un conjunto de relaciones.


Es fácil limitar a un autor de su contexto personal y estudiarlo como si de una maquinaria se tratara. Sin embargo, si se quiere hacer una lectura mucho más justa y precisa, es bueno considerar todos los factores que lo circundan. De esa manera, es posible entender los acercamientos y las distancias que los propios pensadores ponen hacia ciertas temáticas, así como el contexto en las que ellas se inscriben. Foucault es la muestra de un pensamiento irreverente pero al mismo tiempo estricto; potente pero también lleno de aparentes contrariedades; vital y en el mismo sentido, doloroso.


viernes, 30 de julio de 2021

Kierkegaard: Sublime

 


A continuación encontrarás una recopilación de frases de Soren Kierkegaard cuyos escritos hasta la fecha tienen un gran número de lectores y se citan ampliamente.

Søren Aabye Kierkegaard (1813-1855) fue un célebre poeta danés además de filósofo, teólogo y crítico cultural que ejerció una gran influencia en la filosofía del existencialismo y en la teología protestante en el siglo 20.


Sus escritos incluían críticas sobre la filosofía de las religiones, la moralidad, la psicología, la ética y la cristiandad. Los pensamientos, puntos de vista, opiniones y escritos de Kierkegaard mostraron su preferencia por el uso de las parábolas, la metáfora y la ironía. Las obras psicológicas realizadas por él sondean los sentimientos que experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que plantea la vida.

40 frases de Soren Kierkegaard verdaderamente perspicaces

1. “La forma más profunda de desesperación es elegir ser otro que uno mismo.”

frases de Soren Kierkegaard

2. “El grado de pudor de una persona mide exactamente su valor espiritual”

frases de Soren Kierkegaard

3. “Una vez que naces en este mundo, tienes suficiente edad para morir.”

frases de Soren Kierkegaard

4. “La felicidad es el mayor escondite para la desesperación.”

5. “Quien no pueda humillarse ante sí y ante su amada, no ama.”

6. “La angustia es el vértigo de la libertad.”

7. “El engaño más lamentable y terrible es engañarse a sí mismo en el amor porque es una pérdida eterna de la que uno no se compensa ni en el tiempo ni en la eternidad.”

8. “La gente exige la libertad de expresión como una compensación por la libertad de pensamiento que rara vez utilizan.”

9. “La confianza es el tiempo presente de la esperanza.”

10. “El amor es hermoso sólo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre.”

11. “¿Qué pasaría si todo en el mundo fuera un malentendido?, ¿y si la risa fuera realmente las lágrimas?”

12. “Los dioses no regalan grandezas. Nada verdaderamente grande se obtiene gratis.”

13. “Dondequiera que haya una multitud hay falsedad.”

14. “¡Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje un hombre pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!”

15. “La minoría siempre es más fuerte que la mayoría, porque la minoría generalmente está formada por quienes realmente tienen una opinión.”

 

Kierkegaard. Un Alma Investigadora

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Humanista Existencialista. Teléfono: 653 379 269 Zaragoza Offline Y Online. Instagram: @psicoletrazaragoza.    Website: www.rcordobasanz.es

Para Kierkegaard, hemos de aceptar nuestra libertad, y también, el peso que esta conlleva: la responsabilidad. Es necesario dar el salto... aunque nadie dijo que fuera fácil.

Søren Kierkegaard fue el primero en observar una de las paradojas del ser humano al relacionar su libertad con una de sus principales dolencias: la angustia. Abriendo el camino para el existencialismo, el filósofo danés marcaría el curso que seguiría la filosofía en el siguiente siglo. Nos adentramos en su vida y su pensamiento.

Søren Aabye Kierkegaard, filósofo y teólogo danés (Copenhague 1813–1855). Recibió de su padre, quien influyó profundamente en él, una severa educación religiosa. Estudió Teología en Copenhague, donde se doctoró en 1840 con la tesis Sobre el concepto de la ironía, pero no consiguió la carrera de clérigo. En los años 1841 y 1842 estuvo en Berlín y fue alumno de Schelling. Posteriormente vivió en Copenhague y, gracias a un pequeño capital que le dejó su padre, pudo dedicarse a la creación de sus libros: publicó cerca de treinta obras, la mayor parte bajo seudónimo.

Su vida estuvo dominada, según sus propias manifestaciones, por angustias casi obsesivas, relacionadas con alguna circunstancia familiar desconocida, a la que alude repetidamente. Fue también objeto de su angustiada preocupación el rompimiento, a causa de algún impedimento por su parte, del compromiso matrimonial con Regina Olsen.

“La vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante”. Søren Kierkegaard

Contexto histórico

Cuando analizamos la vida de cualquier autor es fundamental conocer cuál fue el contexto histórico que le tocó vivir, ya que de ese contexto histórico y de su experiencia personal al vivir ese entorno resultará, y no es de extrañar que así suceda, toda su obra.

Kierkegaard vivió justo en el desarrollo final de la guerra napoleónica. Dinamarca apoyó a Francia, lo que supuso el bombardeo de los barcos británicos desde la costa, e igualmente, una fuerte batalla con las tropas españolas. Esto desembocaría en que Dinamarca perdiese el territorio de Noruega, que terminaría formando parte de Suecia, lo que sumiría a Dinamarca en una grave crisis, no solo económica, sino también política.

A partir de esta depresión se desarrolló una excepcional época literaria en la historia de Dinamarca, en donde se encuentra nuestro filósofo. En esta crisis es en donde Kierkegaard desarrolla su filosofía existencialista que nos habla de la angustia.

Kierkegaard dice que el hombre es inevitablemente libre. Vivimos en un mundo en el que no estamos determinados y esto es lo que nos lleva a la angustia

Kierkegaard le habla al hombre concreto que sufre. Él se da cuenta de que cada persona es un ser único, y que este individuo está sometido a las cosas que le ocurren en su vida cotidiana, con lo cual cada existencia es una existencia única. Es por eso que el filósofo se da cuenta de que, si quiere describir y analizar a una persona en particular, a la que tiene que recurrir, antes que nadie, es a su propia persona y a su propia vida.

En El concepto de la angustia (1844) considera la existencia humana como una paradoja, debido a que el hombre está suspendido entre su propia finitud y la infinitud que se le revela de alguna manera. De la imposibilidad de resolver esta paradoja deriva la angustia. Más adelante veremos que la angustia tiene que ver con otro concepto al que llega Kierkegaard, que si bien está relacionado con esta paradoja, es mucho más profundo y nos interpela a nivel personal sobre cuáles van a ser nuestras decisiones en la vida.

El pensamiento de Kierkegaard es uno de los principales precedentes del existencialismo, influyendo notablemente en otros filósofos como Heidegger, Jaspers, Sartre y Unamuno.

¿Qué es la angustia para Kierkegaard?

Kierkegaard habla de la angustia no desde un lugar de pasarlo mal, sino que analiza lo que significa la existencia, el “estar aquí”. No estamos determinados desde lo racional, ni desde lo biológico, sino que somos arrojados a este mundo con elementos y circunstancias que no podemos controlar, que son imponderables.

Esto es lo que nos supone un peso en nuestra vida, que inevitablemente nos lleva a la angustia.  En esta vida necesitamos tomar decisiones, y estas decisiones nos van a llevar a realizar ciertas actividades en detrimento de otras, pues no podemos abarcar todo al mismo tiempo. Tomar ciertas decisiones nos obliga a renunciar a otras actividades. Aquí nos encontramos con la angustia del devenir, con la angustia del qué será de nosotros y de nuestro futuro, en un mundo en el que nos encontramos vacíos y solos. Estas decisiones que debemos tomar son, por lo tanto, importantes, lo que hace que nos dé miedo equivocarnos. De allí la famosa frase de nuestro autor: «La angustia es el vértigo de la libertad».

“La angustia es el vértigo de la libertad”. Søren Kierkegaard

Esta libertad, dice Kierkegaard, hay que aceptarla. Y también que la misma conlleva un peso, en el sentido de la responsabilidad por esa misma libertad. Para disfrutar de esta libertad hay que animarse a dar un salto, pero bien sabe Kierkegaard que el vértigo que implica ese salto no es nada fácil. Debemos tomar decisiones y tener fe en el camino que hemos elegido y afrontar esta angustia de la libertad, aceptarla, llevándola con nosotros.

Kierkegard está buscando que vivamos una vida auténtica, aunque seguramente incluirá angustia. Pero bien vale la pena llevar esa carga, antes de llevar una vida inauténtica alejada de nuestro verdadero ser.

En El concepto de la angustia (1844) considera la existencia humana como una paradoja, debido a que el hombre está suspendido entre su propia finitud y la infinitud que se le revela de alguna manera. De la imposibilidad de resolver esta paradoja deriva la angustia. Más adelante veremos que la angustia tiene que ver con otro concepto al que llega Kierkegaard, que si bien está relacionado con esta paradoja, es mucho más profundo y nos interpela a nivel personal sobre cuáles van a ser nuestras decisiones en la vida.

El pensamiento de Kierkegaard es uno de los principales precedentes del existencialismo, influyendo notablemente en otros filósofos como Heidegger, Jaspers, Sartre y Unamuno.

¿Qué es la angustia para Kierkegaard?

Kierkegaard habla de la angustia no desde un lugar de pasarlo mal, sino que analiza lo que significa la existencia, el “estar aquí”. No estamos determinados desde lo racional, ni desde lo biológico, sino que somos arrojados a este mundo con elementos y circunstancias que no podemos controlar, que son imponderables.

Esto es lo que nos supone un peso en nuestra vida, que inevitablemente nos lleva a la angustia.  En esta vida necesitamos tomar decisiones, y estas decisiones nos van a llevar a realizar ciertas actividades en detrimento de otras, pues no podemos abarcar todo al mismo tiempo. Tomar ciertas decisiones nos obliga a renunciar a otras actividades. Aquí nos encontramos con la angustia del devenir, con la angustia del qué será de nosotros y de nuestro futuro, en un mundo en el que nos encontramos vacíos y solos. Estas decisiones que debemos tomar son, por lo tanto, importantes, lo que hace que nos dé miedo equivocarnos. De allí la famosa frase de nuestro autor: «La angustia es el vértigo de la libertad».

“La angustia es el vértigo de la libertad”. Søren Kierkegaard

Esta libertad, dice Kierkegaard, hay que aceptarla. Y también que la misma conlleva un peso, en el sentido de la responsabilidad por esa misma libertad. Para disfrutar de esta libertad hay que animarse a dar un salto, pero bien sabe Kierkegaard que el vértigo que implica ese salto no es nada fácil. Debemos tomar decisiones y tener fe en el camino que hemos elegido y afrontar esta angustia de la libertad, aceptarla, llevándola con nosotros.

Kierkegard está buscando que vivamos una vida auténtica, aunque seguramente incluirá angustia. Pero bien vale la pena llevar esa carga, antes de llevar una vida inauténtica alejada de nuestro verdadero ser.

1. Un compromiso roto afectó su escritura.

A los 27 años, Søren Kierkegaard estaba comprometido con Regine Olsen, pero casi inmediatamente después escribió en su diario que era un error y, un año después, canceló su compromiso. Algunos supusieron que no quería compartir su desesperación y personalidad melancólica con nadie. También es posible que decidiera evitar el matrimonio porque le impedía encarar con intensidad del proyecto filosófico que quería emprender. No está claro exactamente por qué cortó la relación, pero fue un gran impacto para él y procuró por diversos medios que ella entendiera las razones del fin de la relación. La desconexión también fue el punto de inicio de un período de tres años en el que publicó siete libros.

2. Le dejó sus pertenencias a su exprometida.

Kierkegaard pensaba que una propuesta de matrimonio era contractualmente lo mismo que un matrimonio, así que cuando murió, legó sus libros a Olsen a pesar de que ella se había casado con otra persona años atrás. Ella no lo aceptó.

3. Escribió bajo seudónimos para estar en desacuerdo consigo mismo.

Un sello distintivo del estilo de interrogación intelectual de Kierkegaard fue escribir bajo diferentes nombres para examinar a fondo, y a veces contradecir, sus afirmaciones. La práctica era habitual a fines del siglo XVIII y XIX, siendo The Federalist Papers un excelente ejemplo. Kierkegaard usó su propio nombre en tratados religiosos que no ganaron tanta atención como su trabajo filosófico, pero dichas publicaciones con seudónimos ayudaron a consolidar su objetivo de mostrar la verdad como algo subjetivo. Todo esto, según Kierkegaard, estaba al servicio de formular la pregunta principal: ¿cómo se convierte uno en cristiano?

4. Vivió a costa de una herencia.

El padre de Kierkegaard, Michael, se retiró a la edad de 40 años después de ser un exitoso comerciante de lana. No solo le regaló al joven Søren una educación rodeada de grandes pensadores y figuras culturales, sino que le dejó 30,000 rixdalers (moneda de plata danesa), que fue suficiente para que Kierkegaard viviera y se auto-publicara.

5. Pidió que un periódico satírico danés se burlara de él.

En 1845, Peter Ludvig Møller, escritor y editor del periódico satírico The Corsair, publicó un artículo —Stages on Life’s Way— en el que criticaba el estilo de vida de Kierkegaard. La respuesta de Kierkegaard iniciaría una disputa que tuvo un profundo impacto en el filósofo. En The Activity of a Traveling Esthetician y Dialetical Result of a Literary Police Action, el teólogo se burló del artículo y les desafió a burlarse de él. Así lo hicieron. Durante meses ridiculizaron su forma de vestir, hablar y actuar, el aluvión de insultos públicos humilló a Kierkegaard, pero más tarde escribiría que le dejó aislado de la una forma que le llevó a descubrir verdaderamente el cristianismo.

6. Le daba mucha importancia a la individualidad.

G.W.F. Hegel era una voz filosófica dominante del siglo XIX, que defendía que la realidad consistía únicamente en lo racional. El programa filosófico completo de Kierkegaard estaba dirigido a contrarrestar el pensamiento hegeliano, iniciando su obra maestra O lo uno o lo otro preguntando: “¿Son las pasiones, pues, los paganos del alma? ¿Razón sola bautizada?

Kierkegaard también escribió en contra de la iglesia (específicamente la Iglesia danesa) como una construcción grupal que consideraba que promovía una mentalidad de rebaño que evitaba que las personas se convirtiesen en verdaderos cristianos. Como si el título no fuera suficiente: en The Crowd is Untruth, escribió que la formación de una multitud consiste en colocar otra capa de abstracción entre el individuo y su verdad personal. La cúspide de todos sus escritos ensalzando la virtud de la individualidad es probablemente el Caballero de la Fe, como se ve en Temor y temblor, quien tiene tanta fe en sí mismo y en Dios, puede actuar separado del mundo.

7. Creía que la fe en Dios requería duda.

Donde Hegel buscó poner todo en el universo bajo el paraguas de la razón, Kierkegaard se acercó a la fe religiosa como un acto paradójico de creer algo fuera de los límites de la razón. En Postscriptum definitivo y no científico a las migajas filosóficas, escrito bajo el seudónimo de Johannes Climacus, Kierkegaard describió un “salto cualitativo” realizado por la fe que reconoce que no puede haber suficiente evidencia de la existencia de Dios que pueda justificar el tipo de compromiso total que exige la religión. Además, llegó a la conclusión de que la fe no tenía sustancia sin duda, escribiendo en su diario: “La duda es conquistada por la fe, así como es la fe la que ha traído la duda al mundo”.

8. Fue el padre del Existencialismo.

La preocupación central de la filosofía existencialista es la naturaleza del hombre. Al abrazar su angustia emocional, reconocer a la humanidad como un animal apasionado y celebrar la libertad y el individuo, Kierkegaard dio a luz a un movimiento que buscaba autenticidad en el pensamiento al reconciliar la razón abstracta con la experiencia personal. La verdad subjetiva se encuentra en el corazón del existencialismo, y el trabajo de Kierkegaard continuó influyendo en Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre y otros.

9. Viajó muy poco.

Kierkegaard solo salió de Copenhague cinco veces: cuatro para ir a Berlín y una para ir a Suecia. Pasaba su tiempo libre asistiendo al teatro o hablando con extraños en la calle durante los paseos. Incluso durante la debacle de The Corsair, cuando se convirtió en el blanco de los chistes de Copenhague, se negó a salir de la ciudad, visitar cafés o pasear como de costumbre.

10. Murió joven después de un problema de columna vertebral.

Es bueno que Kierkegaard fuera tan prolífico, porque murió en 1855, a la edad de 42 años. Desarrolló una enfermedad en la columna (tal vez resultado de una caída en la infancia) y se desmayó en la calle. Murió aproximadamente un mes después en el Hospital Frederiks, dejando atrás una impresionante gama de ideas filosóficas que no impactarían realmente en la sociedad hasta su traducción hasta principios del siglo XX.

jueves, 29 de julio de 2021

Frases de Fritz Perls

 


Fritz Perls (1893-1970) fue un médico psiquiatra y psicoanalista alemán que, junto a su esposa Laura, psicóloga, desarrolló la Terapia Gestalt. Esta selección de algunas de sus frases nos permite acercarnos a su enfoque vital y terapéutico y nos ofrece valiosas reflexiones a tener en cuenta:

1- Si necesitas los halagos y las palmaditas en la espalda de todo el mundo,
estás convirtiendo a todo el mundo en tu juez

Depender de la aprobación externa nos convierte en personas sin autonomía y nos empuja a estar más pendientes de gustar a los demás que de gustarnos a nosotras mismas. Si le damos más importancia al exterior que a nuestro propio criterio, estamos otorgando a nuestro entorno un gran poder sobre nosotros, convirtiéndolos en jueces de nuestra existencia. Cuanta más importancia damos al exterior, menos nos damos a nosotras mismas.  Esta frase nos invita a ser más autónomos y a basarnos en nuestras propias opiniones y necesidades.


2- El pasado sólo es visto a través de nuestros ojos secuestrados por el presente

Es imposible mirar objetivamente al pasado, pues la visión se da desde nuestro ahora, en el que las circunstancias, emociones y vivencias son distintas a las de entonces.

Por un lado, podemos lamentarnos del camino que elegimos porque hemos conocido su resultado, pero olvidamos que en ese momento fue nuestra mejor opción (o la única respuesta que fuimos capaces de dar). Por otro lado, si nuestro presente no es todo lo feliz que nos gustaría, también existe el peligro de idealizar el pasado, quedándonos aferrados a una actitud nostálgica que puede resultar muy perjudicial.


3- Esperar a que el mundo te trate en forma justa porque eres una buena persona
es lo mismo que esperar que un toro no te ataque porque
 eres vegetariano

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Tratar bien a las demás, ser justas, empáticas y tener buenas intenciones son comportamientos que no garantizan que las circunstancias nos sean favorables o que los que nos rodean nos traten de la misma manera.

Actuar a partir de nuestros valores debe ser una manera de estar bien con nosotros mismos, de desarrollar una actitud de coherencia interna. De lo contrario, puede ser una forma de protegerse («te trato bien, no me hagas daño») de intentar obtener el mismo trato por parte de las demás («te trato bien, trátame igual») o de exigir que todo el mundo vea, sienta o actúe como yo lo haría. De alguna manera, eso se convierte en mercantilismo, en una forma de intercambio y no en una verdadera actitud de bondad desinteresada.


4- La angustia siempre es el resultado de alejarse del ahora.
La angustia es la brecha entre el «ahora» y el «después»

La vida no es más que un constante «aquí y ahora», un presente continuo que sólo podemos apreciar si estamos en una actitud de conciencia en el momento que estamos vivendo. Si lográramos estar siempre «aquí y ahora», desaparecerían nuestros problemas de ansiedad, estrés, depresión, etc…

Cuando nos vemos sobrepasados por nuestro pasado o excesivamente preocupados por el futuro, es recomendable realizar una revisión de aquellos aspectos que no logramos gestionar. Desarrollar una actitud de conciencia en el momento, apartando las preocupaciones sobre el «después» (futuro) y las experiencias de «antes» (pasado), nos libera de mucha carga mental, física y emocional y nos acerca a un estado de mayor presencia y bienestar.


5- No busques la felicidad. La felicidad sucede, es una etapa transitoria

«Ser felices« se ha convertido en una obligación, en una meta tan imposible como frustrante. La felicidad entendida como emoción intensa, es un estado provisional. En lugar de esforzarnos en mantener una imposible condición de felicidad extrema, mejor ocupémonos en cultivar otro tipo de felicidad, una actitud de paz y bienestar internos a través de acciones sanas y coherentes con nosotras mismas.


6- Las emociones no son molestias que deban ser descargadas.
Las emociones son los motores más importantes de nuestro comportamiento

Todas las emociones que sentimos tienen un mensaje que darnos. En la sociedad actual, enfocada totalmente en los resultados y el intelecto, a menudo obviamos y reprimimos nuestro mundo emocional, callándolo o ignorándolo sin gestionarlo adecuadamente. Aprender a aceptar, tomar conciencia y trabajar nuestras emociones es imprescindible para vivir de forma equilibrada y saludable.


7- El loco dice: “soy Abraham Lincoln”, el neurótico: “ojalá yo fuera como Abraham Lincoln”, y la persona sana: “yo soy yo, y tú eres tú”

La mayoría de nosotrxs entramos en la categoría de «locos» y «neuróticos»: creemos ser distintos de lo que somos (por no darnos cuenta de cómo realmente somos) o estamos en una constante comparación con el exterior, buscando parecernos a unos modelos impuestos por la sociedad, el entorno, o una idea propia de cómo «deberíamos ser».

Cuando alguien ha alcanzado un cierto grado de conciencia, deja de compararse, se acepta a sí misma con sus virtudes y defectos e invierte sus energías en su propio crecimiento en lugar de esforzarse en ser quien no es.


8- Sin toma de conciencia no hay nada,
ni siquiera el conocimiento de la nada

El primer e imprescindible paso para realizar cualquier cambio es darnos cuenta de las cosas. Sobre todo ¡necesitamos darnos cuenta de que no nos damos cuenta! Hasta que no iniciamos un proceso de autoconocimiento profundo, somos muy ajenos a todo lo que se oculta bajo nuestras motivaciones, reacciones, miedos, pensamientos… solamente conocemos nuestra «punta del iceberg». Cuando nos hacemos conscientes de ello podemos empezar a actuar sobre lo que nos aleja de nuestro bienestar y desarrollar nuestros propios recursos.


9- Es muy raro que las personas puedan hablar y escuchar.
Muy pocas escuchan sin hablar

La mayoría de las veces no estamos en una actitud de escucha sino que más bien callamos para poder contestar. Sabemos lo que queremos decir y esperamos para decirlo, pero sin estar realmente atentas a la otra persona. La comunicación verbal puede ser el caldo de cultivo perfecto para dar rienda suelta a nuestras neuras, tanto a la hora de expresar algo como de entender la información que recibimos. Desarrollar una escucha verdadera, más empática y consciente es clave para comunicarnos mejor.

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10- Algunas personas son verdaderos coleccionistas de lamentos. No hacen más en sus vidas que juntar desgracias que jamás dejan salir. ¿Se pueden imaginar qué poca vitalidad les queda para vivir?

Hay personas que viven instaladas en el victimismo, el sufrimiento y la queja. Incapaces de darse cuenta de la parte positiva de sí mismas o de su vida, suelen estar muy necesitadas de atención y cariño, que reclaman a través de su máscara de víctimas. En esta actitud queda muy poco espacio para lo placentero, el descanso, lo positivo… queda poca energía para vivir.


11- Amigo, no seas perfeccionista. El perfeccionismo es una maldición y un esfuerzo.
Es perfecto si te dejas estar y ser.

El perfeccionismo (muchas veces visto como una virtud) es en realidad una gran fuente de malestar. En un punto equilibrado nos mueve a dar lo mejor de nosotros, pero llevado al extremo se convierte en un monstruo insaciable. Eso nos lleva a estar siempre disconformes con lo que hacemos y somos, escondiendo una cierta vanidad, una pretensión de «ser perfectos», sin aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras.


12- No estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y tú no estás en este mundo para cumplir las mías

Muchas veces, más que por nuestros propios deseos y necesidades, nos movemos por cumplir las expectativas de nuestros padres, de la sociedad, de nuestras parejas… De esta manera acabamos viviendo la vida de otros y poco a poco quedamos «desdibujadas», sin un propósito o identidad propios. Otras veces exigimos que las personas de nuestro entorno cumplan nuestras propias expectativas, desarrollando una actitud egocéntrica y demandante.

Esta frase nos recuerda la importancia de asumir la responsabilidad sobre nuestra propia vida y encontrar un equilibrio para relacionarnos de forma sana, respetándonos a nosotras mismas y a las demás.

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