Las capas de la neurosis según la terapia gestalt
Aunque realmente es difícil “dividir” en niveles algo tan “abstracto” como la neurosis, los humanos tenemos la tendencia a clasificarlo todo, y de un gran constructo como este, hacer piezas más pequeñas y asimilables en nuestra mente limitada.
Fritz Perls, en varias de sus publicaciones, hizo una estructuración de la neurosis en cinco etapas o estratos. Todas las personas somos neuróticas, así que asumiendo que eres una persona, estarás en alguno de estos niveles, o lo más probable, en todos ellos a la vez ?
1. Primera capa de la neurosis: Los clichés
Según palabras del propio Fritz, “la primera capa es la de los clichés. Al encontrarnos con alguien, intercambiamos clichés: “Buenos días”, apretón de manos y todas las señas sin significado propias de un encuentro casual.”
2. Segunda capa de la neurosis: Juegos y roles
Detrás de estos clichés, está la segunda capa, la capa donde jugamos y representamos roles: “la persona muy importante, el matón, el bebé llorón, la niña encantadora, el niño bueno… cualesquiera que sean los roles que queremos representar. Son los estratos superficiales, sociales, los estratos del como si…
Actuamos como si fuéramos importantes, como si fuéramos tontos, como si fuéramos alumnos, como si fuéramos damas, como si fuéramos prostitutas, etc. Las actitudes “como si” nos exigen siempre estar a la altura de un concepto o fantasía creada por nosotros o por los demás, ya se trate de una maldición o de un ideal. Lo que ustedes llaman un ideal es para mí una maldición: un intento de apartarse de uno mismo. Su resultado es que la persona neurótica reduce su vivir para sí misma de tal manera que pueda realizarse: en lugar de ello, quiere vivir para ser un concepto, para la realización de ese concepto… No queremos ser nosotros mismos; no queremos ser lo que somos, sino alguna otra cosa, y el fundamento existencial de este ser otra cosa es la experiencia de la insatisfacción… Viene luego la religión… debemos ser hermosos y maravillosos… Se considera todo como si no debiera existir tal como es… No se nos permite sentirnos cómodos con nosotros mismos, de modo que enajenamos esas desdeñadas cualidades y creamos los agujeros, los huecos, la nada donde algo debería haber: y allí donde falta algo erigimos ese objeto falso. Nos conducimos como si poseyéramos realmente esa cualidad exigida por la sociedad y que a la postre se convierte en una exigencia. A esto denomino… estrato falso, estrato que comprende estos roles, los juegos del opresor y el oprimido, los juegos del control.”
3. Tercera capa de la neurosis: Impasse
“Si trabajamos y atravesamos esta etapa de jugar roles, si quitamos los roles, ¿qué vivenciamos entonces? Vivenciamos la antiexistencia, vivenciamos la nada, la vaciedad. Esto es el impasse, la sensación de estar atascado y perdido. El impasse está marcado por una actitud fóbica: la evitación. Somos fóbicos, evitamos el sufrimiento, especialmente el sufrimiento de la frustración. Estamos mal acostumbrados y no queremos atravesar la puerta del infierno del sufrimiento: permanecemos inmaduros, continuamos manipulando el mundo en vez de sufrir los dolores del crecimiento. Ésta es la eterna historia.”
4. Cuarta capa de la neurosis: Implosiva / explosiva
La capa detrás del impasse no deja de ser muy interesante: “la capa de la muerte o implosiva. Esta cuarta etapa aparece como la muerte o como el temor a la muerte… nos encogemos, nos contraemos y comprimimos, en una palabra: implotamos. Una vez que logramos un contacto verdadero con lo muerto de este estrato implosivo, entonces ocurre alto también muy interesante…Esta implosión se convierte en una explosión. La capa de la muerte retorna a la vida, y esta explosión es el nexo con lo auténtico de la persona, que es capaz de vivenciar y expresar sus emociones. Hay cuatro tipos fundamentales de explosión desde la capa de la muerte:”
- La explosión de pena genuina en el caso de que se haya sufrido una pérdida importante o una muerte que no haya sido asimilada
- La explosión hacia el orgasmo en personas bloqueadas sexualmente
- La explosión hacia lal ira
- La explosión hacia la alegría, la risa.
Estas explosiones conectan a la persona con la personalidad auténtica, con el verdadero “yo mismo”.
“En cada momento de la terapia tenemos que atravesar este estrato implosivo para llegar al sí mismo auténtico… Le explosión es el último estrato neurótico y tiene lugar cuando atravesamos el estrato implosivo. A mi entender, esta progresión es necesaria para ser auténtico”.
5. Quinta capa de la neurosis: Autenticidad
Y aquí ya no hay neurosis. Somos auténticos… Y para que poder llegar a esta quinta etapa, a ser una persona “sana”, lo más importante que hemos de hacer es capaces de atravesar el impasse.
“Cuando no se atraviesa el impasse, cuando se rechaza la experiencia de vacío, éste queda estéril, no surge nada nuevo. Pero si se atraviesa el vacío, si a través de la explosión el individuo se conecta con su personalidad auténtica, sin rechazar lo que hay ni aferrarse a ello, el vacío se vuelve fértil, la respuesta a la situación será orgánica y creativa.”
El concepto de neurosis tiene su origen en el psicoanálisis que concibe la neurosis como “expresión simbólica que tiene sus raíces en la historia infantil y constituye compromisos entre el deseo y la defensa”.
Fritz Perls, fundador de la Gestalt, no comparte esta teoría sobre la psique, puesto que su visión no es ni psicológica ni psicoanalítica sino holística. Para Perls la neurosis tiene su origen en la perturbación del ritmo contacto-retirada y en lo que él denominó “gestalts inconclusas”.
Según Perls la neurosis es la enfermedad que surge cuando el individuo interrumpe los procesos en curso, cargándose a sí mismo con tantas situaciones inconclusas, que llega un momento en que no puede continuar el proceso de vivir.
El individuo acumula desde la infancia y durante toda su vida innumerables situaciones o gestalts inconclusas, siendo las que vive durante la infancia las que tienen más peso. Considero aquí de gran interés la definición que da Francisco Paeñarrubia de la neurosis como “síntoma de una maduración incompleta”.
Para entenderla Neurosis hay que tener en cuenta dos aspectos:
1º: El ser humano es un SER RELACIONAL, es decir, que NECESITA EL CONTACTO CON EL MEDIO, tanto como fisiológicamente necesita comer y beber.
La importancia del contacto y la relación se puede ver claramente demostrada en el siguiente hallazgo que se hizo durante una investigación con ratas a las que se les alimentó con un exceso de colesterol para ver cuanto tardaban en morir.
Había en este experimento dos filas de jaulas, una encima de otra. Resulta que la señora que se encargaba de darles de comer era muy bajita y a las ratas de arriba se limitó sólo a echarles la comida, mientras que a las de abajo, además de alimentarlas, las acariciaba. Murieron todas las de arriba y las de abajo que fueron tratadas con caricias y afecto siguieron vivas.
Conclusión: ¡comed lo que os de la gana, pero no os olvidéis de acariciar!
2º: Toda relación entre el individuo y su medio está en CONSTANTE CAMBIO.
Es precisamente el constante cambio relacional del individuo con su medio lo que lleva al individuo, ante ciertos cambios en su entorno, a reaccionar mediante mecanismos neuróticos.
Si la neurosis es, como dice Peñarrubia, síntoma de una maduración incompleta, posiblemente las bases de la neurosis se instauran a temprana edad ante determinadas circunstancias de conflicto y crisis de relación. En este sentido no es neurótico el que quiere sino el que puede.
¿Cómo se comporta el neurótico?
- El neurótico no sabe diferenciar entre sí mismo y el medio (sociedad).
- No reconoce sus propias necesidades ni es capaz de tomar decisiones para satisfacerlas: o se retira completamente de la sociedad o es tragado por ella.
- No reconoce los límites de contacto entre sí mismo y el medio.
- No reconoce las necesidades del medio (dar al César lo que es del César, y tomar para sí mismo lo que le es propio).
- No mantiene una relación fluida, flexible y cambiante con la sociedad.
¿Cuándo aparecen los mecanismos neuróticos de evitación?
Cuando el individuo se ve incapaz de encontrar el equilibrio entre él y su medio, aparece el mecanismo neurótico como mecanismo de autorregulación y como maniobra defensiva que el individuo ha logrado elaborar, para defenderse a sí mismo ante el peligro de ser aplastado por un mundo avasallador.
¿Qué es el conflicto neurótico?
Según Samí Alí, el conflicto neurótico es un conflicto con alternativa, con solución real posible, a diferencia del conflicto psicótico en el que no hay alternativa ni solución posible. El neurótico no logra resolver el conflicto de forma real, por no poder “ver lo que es obvio”, por lo que permanece atrapado en su fantasía, elaborando una solución a través de la alucinación.
Un ejemplo de conflicto neurótico es el del niño que se chupa el dedo para sustituir la falta de presencia y de afecto de la mamá. Los adultos no nos chupamos el dedo, pero chupamos cigarrillos o latas de cerveza. De esa misma manera a través de ese mecanismo neurótico estamos sustituyendo la falta de afecto.
Joan Garriga dice al respecto: “Las adicciones son amores seguros”.
Neurosis y Gestalt
A lo largo de nuestra vida van emergiendo situaciones inconclusas que acarreamos con nosotros, muchas de ellas desde la infancia, con una jerarquía de preferencias que se van haciendo figura según la necesidad más apremiante, entonces utilizamos los mecanismos de evitación para solucionarlas, y como dice la palabra “de evitación”, por lo que el conflicto se resuelve de forma transitoria.
Al estar inconclusas, emergen una y otra vez. Hasta que llega un día en que esa gestalt inconclusa aparece en un momento en que el individuo se ve incapaz de alterar sus técnicas de manipulación. Está congelado en su modo caduco de actuar y cree no tener suficiente auto-apoyo. Es entonces cuando aparece el impasse. Una especie de callejón sin salida o atolladero en el que uno cree que ya no tiene posibilidades de sobrevivir porque no encuentra los medios en uno mismo. La persona está bloqueada.
Sin embargo, todo esto es producto de su propia fantasía. Cree que no tiene recursos a su disposición y fabrica fantasías catastróficas. Espera algo malo del futuro, y estas fantasías le impiden correr riesgos que son parte del crecer y del vivir. No se atreve a atravesar el impasse.
Desgraciadamente la mayoría de las veces preferimos mantener el “status quo”: mejor quedarse en un matrimonio mediocre, en una persona mediocre, que atravesar el impasse.
Muy pocas personas entran en terapia para ser curadas; lo hacen más bien para cultivar su neurosis. Preferimos manipular a otros para conseguir su apoyo, que aprender a pararnos sobre nuestros propios pies.
¿Cómo maneja el terapeuta gestáltico este tipo de situaciones?
Claudio Naranjo habla de: “apoyo y confrontación”, apoyar lo genuino, las expresiones autenticas y confrontar al individuo con sus juegos neuróticos, denunciando lo falso, evitativo, manipulativo.
Los mecanismos neuróticos de defensa
Frente a los llamados “mecanismos de defensa” el enfoque gestáltico asume una postura muy peculiar y creativa:
En Gestalt, los mecanismos de defensa, antes que proteger al Yo de las pulsiones internas amenazantes o de las amenazas externas, son concebidos como formas de evitar el contacto, tanto interno como externo; como autointerrupciones del ciclo de experiencia. Autointerrupciones en el proceso de “darse cuenta”.
El organismo – la totalidad de cuerpo y mente que somos todos – se regula a sí mismo a través de ciclos sucesivos de siete fases o etapas (reposo, sensación, formación de figura, movilización de energía, acción, contacto y reposo). En los diversos espacios que median entre las fases del ciclo se pueden producir las autointerrupciones, con la finalidad de evitar el dolor, el sufrimiento, no sentir, no vivir, separarse de lo amenazante en uno mismo. Es por esto que se denominan mecanismos de “defensa”.
Se describen los siguientes mecanismos de defensa básicos:
• Proyección: consiste en transferir lo que uno siente o piensa a los demás. Se trata de “escupir” y colocar en los demás lo que no aceptamos de nosotros mismos. La proyección es la tendencia de hacer responsable al mundo de lo propio, de todo aquello que se origina en uno mismo. Se proyectan sentimientos, intenciones o acciones de las que uno no se hace cargo. Se proyectan en especial los introyectos como: “Odiar es malo”. Cuando un niño odia a su padre, puesto que “no se debe odiar” se enajena de ese sentimiento y le echa la pelota al padre temido y amenazante: “Tú me odias, tú eres el malo”. La frase característica en la proyección es “Por tu culpa”.
• Introyección: consiste en incorporar sin ningún filtro selectivo lo que recibimos del entorno. Aquí el sujeto “traga” todo lo que le dan sin masticar. Lo engulle tal cual, pasiva e indiscriminadamente. Puede tratarse de mandatos, normas o valores familiares como “tienes que ser trabajador”, “tienes que ser ahorrador” o “la vida es dura”, “esto no se hace”, “esto no se debe”, “no seas agresivo”, “es importante conservar tu virginidad”, etc. El sujeto asume estos mandatos, órdenes, influencias e imagos erróneamente como propios, construyéndose una identidad ajena. Los introyectos impiden el libre flujo de los impulsos y la satisfacción de las necesidades. Una de las frases preferidas es “deberías de…”.
• La retroflexión es lo contrario a la proyección. El sujeto no se atreve a actuar sus deseos o impulsos por la acción nuevamente de los introyectos, así que se los dirige a sí mismo por ser esto menos peligroso: se autoagrede deprimiéndose; desarrolla trastornos psicosomáticos; se desvaloriza, etc. Su frase es “Me odio para no odiarte”.
• Deflexión: consiste en establecer un contacto frío, inocuo, no amenazante; como si se tocaran las cosas con guantes o pinzas para no sufrir daño o quemarse. Es también la expresión atemperada de las emociones: hacerlo “educadamente”. No se insulta, sino que se ironiza o se hacen chistes; no se reclama o lucha por lo propio, sino que uno se resiente; no se ama, se “estima”. A nivel verbal los eufemismos son una muestra evidente de la hipocresía deflexiva: se dice “falleció” en vez de “murió”. Se es diplomático en vez de franco. Se habla en abstracto, se va por las ramas con verborrea o circunloquios, se intelectualiza y racionaliza todo, con tal de evitar el contacto emocional. Su frase es “Tiro la piedra y escondo la mano”.
• Confluencia: El sujeto para ser aceptado o no entrar en discusión con figuras importantes simplemente se mimetiza a ellas; debilita los límites de su Yo para fusionarse al otro. Se adoptan así, sin crítica ni cuestionamientos, decisiones, ideas, estilos de viva ajenos. Se adopta una postura cómoda donde se abdica de la propia responsabilidad, de la capacidad de tomar decisiones, para siempre “estar de acuerdo”. Los con-fluentes son personas “sin carácter ni personalidad”, “pasivas”, que practican la desesperanza aprendida o la identificación con el agresor temido. Su frase es “Acéptame, no discuto”.
• Desensibilización: consiste en bloquear las sensaciones tanto del medio externo como del interno, no sentir lo que viene del organismo; esto estimula el proceso de intelectualización por el que se intenta explicar por medio de racionalizaciones la falta de contacto sensorial. Su frase característica es “No siento”.
Neurosis, Gestalt y Psicoanálisis
Puesto que la Gestalt nació y creció sobre las bases dela Psicologí ay del Psicoanálisis, he considerado importante, después de definir la Neurosis desde el punto de vista dela Gestalt, mencionar las diferencias entre la Neurosis y otros tipos de funcionamiento psicológico como son la Psicosis, el Autismo y la Adaptación.
Se puede decir que la Neurosis se encuentra en un punto intermedio entre la Psicosis y la Adaptación, es decir, en un punto intermedio entre el delirio y la represión lograda.
Según Samí Alí, los diferentes tipos de funcionamiento psicológico son consecuencia de la naturaleza intrínseca del conflicto y del éxito o fracaso de la represión.
En este sentido la Neurosis se define como un fracasado intento de reprimir un conflicto que, en sí, tiene alternativa o solución posible. Al fracasar la represión, retorna una y otra vez lo que se ha intentado reprimir, dicho de otro modo, emerge una y otra vez la gestalt inconclusa.
Por otra parte,la Psicosis se encuentra en el extremo del fracaso de la represión en el que la capacidad subjetiva imaginaria se desborda a modo de delirio. La Adaptación se encuentra en el extremo del éxito de la represión, en donde lo subjetivo e imaginario han sido silenciados.
El Conflicto Psicótico
Es un conflicto sin alternativa, sin solución real posible. El individuo soluciona su conflicto mediante el delirio, es decir, haciendo posible lo imposible a través de su fantasía.
Un ejemplo de conflicto psicótico es el de una mujer inmigrante que no puede volver a su país porque está en guerra, se casa con un hombre que la maltrata. El conflicto psicotico es: “si me voy me matan, si me quedo también”. El conflicto no tiene solución. La persona encuentra solución a través del delirio y brota con un proceso psicótico: una esquizofrenia.
Desde un punto de vista sistémico, Bert Hellinger describe que muchos casos de psicosis tienen que ver con historias familiares en las que ha habido asesinatos. En generaciones posteriores algún miembro de la familia puede identificarse con ellos y adoptar el papel de victima y asesino al mismo tiempo. Esto trae síntomas de delirio psicótico.
Françoise Doltó ya dijo a mediados del siglo XX:
“Lo que se calla en una generación se vuelve síntoma en la siguiente”.
La Adaptación:
Neurosis y psicosis necesitan de un buen imaginario (fantasía), ya sea para alucinar o para delirar. En la adaptación el imaginario (inteligencia emocional) está bloqueado. Se ha conseguido la represión completa hasta el punto de no recordar los sueños. Mientras el adaptado no recuerda los sueños, el neurótico y el psicótico sí los recuerda.
El adaptado tiende a hacer enfermedad orgánica cuando aparece un conflicto o impasse. Carece de reservas imaginarias ya que están efectivamente reprimidas y el individuo no puede solucionar el conflicto ni neurótica, ni psicóticamente, de modo que el cuerpo físico se encarga de hacerlo, apareciendo así la enfermedad orgánica.
“Cuando el alma calla el cuerpo grita”
El adaptado ha logrado silenciar todas las voces neuróticas o psicóticas de su inconsciente. Todas las gestalts inconclusas permanecen ocultas detrás de una “coraza emocional”.
El autismo:
El niño autista vive en un mundo no-relacional. Nunca aprendió el contacto porque nunca lo recibió y confundió la vida con el no-vínculo, la no-relación, la no-comunicación.
Ejemplo: el niño que nace de una madre deprimida que no se comunica con él, nada más nacer es hospitalizado en cuidados intensivos durante meses sin recibir afecto de nadie (hospitalismo). Autismo y hospitalismo van de la mano.
Sintetizando estos 4 tipos de funcionamiento psicológico:
El neurótico lidia con lo posible (Yo quiero ser como Dios).
El psicótico lidia con lo imposible (Yo soy Dios).
El autista no lidia con nada, puesto que nunca aprendió a relacionarse.
El adaptado tampoco tiene problemas, porque ha logrado reprimir sus emociones.
El individuo sano dice: “Yo soy yo y mis circunstancias”. (Ortega y Gasset)
Referencias Bibliográficas:
– Fritz Perls: El Enfoque Guestáltico.
– Fritz Perls: Yo hambre y agresión.
– Fritz Perls: Sueños y existencia.
– Marie Petit: La terapia gestalt.
– Francisco Peñarrubia : Terapia Gestalt
– Guillermo Borja : La locura lo cura.
– Samí Alí: Pensar lo Somático.
– Otto Fenichel: Teoría psicoanalítica de las neurosis.
– Bert Hellinger: Los Órdenes del Amor
– Fracoise Doltó: La causa de los niños.