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El vínculo del tarot con la psicología se lo debemos a Carl Gustav Jung. Este psiquiatra suizo, creador de la psicología analítica, encontró en el tarot una herramienta poderosa debido a su rico simbolismo.
Según Jung, los arcanos mayores del tarot nos permiten conectar con los arquetipos.
¿Qué son los arquetipos según Carl Gustav Jung?
Carl Gustav Jung definió a los arquetipos como los principios rectores fundamentales de la psique humana. Luego de analizar su propia vida, la de otras personas y manifestaciones del arte, los mitos y las religiones, Jung llegó a la conclusión de que los arquetipos son formas simbólicas innatas.
Estas disposiciones psicológicas estructuran inconscientemente la conducta humana, tanto en el nivel personal como en el social.
Los arquetipos no son meros conceptos filosóficos. Son fragmentos de la vida misma, imágenes que están conectadas al individuo a través de las emociones. Además, permiten darle sentido a la experiencia humana de acuerdo con ciertos patrones universales y atemporales.
Algunos de ellos son Nacimiento y Muerte, Luz y Oscuridad, Renacimiento, la Gran Madre, el Héroe, el Hijo, el Embaucador, Eros y Logos, lo Bueno y lo Malo, la Sombra, lo Femenino y lo Masculino.
Cada arcano mayor resguarda uno o más arquetipos universales e inconscientes. Por esta razón, aprender a leer el tarot es recurrir al autoanálisis.
Según Jung, interpretar lo que cada tirada tiene para decirnos es una forma de conocernos a nosotros mismos más en profundidad.
En ese viaje de introspección, y gracias a los arcanos mayores, se pueden identificar las angustias, complejos o represiones que nos atormentan.
Tarot y psicología en los arcanos mayores
El Loco
Representa el deseo de lanzarse a la aventura. Arquetipo: el joven.
El Mago
Representa la astucia necesaria para afrontar una determinada situación o relación. Arquetipo: el embaucador.
La Papisa
Representa el llamado a confiar en la intuición. Arquetipo: lo femenino.
La Emperatriz
Representa la abundancia y la fertilidad. Arquetipo: la madre.
El Emperador
Representa la perseverancia para alcanzar las metas. Arquetipo: el padre.
El Papa
Representa la conexión sabia entre lo material y lo espiritual. Arquetipo: el viejo sabio.
El Enamorado
Representa la necesidad de elegir entre dos o más situaciones o personas. Arquetipo: el alma.
El Carro
Representa la conquista de una meta. Arquetipo: el guerrero.
La Justicia
Representa la reflexión necesaria a la hora de tomar decisiones. Arquetipo: la justicia.
El Ermitaño
Representa la introspección que permite alcanzar la sabiduría. Arquetipo: el viejo sabio.
La Rueda de la Fortuna
Representa acontecimientos inesperados. Arquetipo: el destino.
La Fuerza
Representa la voluntad para afrontar los momentos difíciles. Arquetipo: la resistencia.
El Colgado
Representa los momentos de incertidumbre. Arquetipo: el sacrificio.
La Muerte (arcano sin nombre)
Representa las transformaciones. Arquetipo: el renacimiento.
La Templanza
Representa la empatía hacia los demás. Arquetipo: la unión de los opuestos.
El Diablo
Representa los instintos básicos. Arquetipo: la energía sexual.
La Torre
Representa los cambios repentinos. Arquetipo: el caos.
La Estrella
Representa la esperanza y la apertura a la vida. Arquetipo: la estrella guía.
La Luna
Representa el temor a lo desconocido. Arquetipo: los sueños.
El Sol
Representa felicidad, alegría y exposición. Arquetipo: el sol.
El Juicio
Representa el realizar balances sobre nuestra vida. Arquetipo: la evaluación.
El Mundo
Representa la plenitud absoluta. Arquetipo: la satisfacción.