PEACE

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Paz y Ciencia

jueves, 30 de septiembre de 2010

Estigma y Diagnóstico, conceptos paralelos

Para estigmatizar a una persona varios conceptos pueden ser barajados, el que esa persona se crea superior, el odio y el que crea que está haciendo lo correcto. Todos ellos lastran cierto componente de narcisismo.
El diagnóstico es una fuente de dolor y sufrimiento. Algunas personas necesitan saber qué les pasa y para los tratamientos es pertinente saber qué cuadro el que tenemos delante. No obstante matizar dos cosas, el diagnóstico barre y mata la palabra y el diagnóstico sirve para enquistar a la persona en un juego en el que la vida se puede llegar a dejar de lado. El diagnóstico y la estigmatización son fenómenos cercanos. El diagnóstico es orientativo para diseñar un tratamiento pero no existe un modelo serio y riguroso para explicar el trastorno de cada uno de los sujetos singulares que pasan por consulta. Esto no es como la diabetes o una rotura de fibras. Es algo en el que la dimensión humana se ve en juego y para ello hay que luchar. La Princesa Inca y otros componentes de Radio Nikosia (hace poco leía a uno de los que lo fundó, en el libro "Las voces del laberinto" de Ricard Ruiz Garzón).
No se trata de un posicionamiento político o ideológico, se trata de una postura muy emocional, tamizada de la razón, en la que tengo claro que esos diagnósticos teñidos de ciencia dura no piensan en el corazón del paciente sino en los neurotransmisores de éste.
Por otro lado están los métodos coercitivos que se siguen empleando en los módulos psiquiátricos y la cantidad espeluznante de fármacos que se pautan.
Piensen por un momento que un adolescente en un centro de educación tras cometer un delito puede ingerir grandes dosis de antipsicótico, de forma que su expresión quede enmudecida y fría como un glaciar.
Radio Nikosia sigue funcionando, con su emisora independiente y en la cadena SER, los viernes de 5 a 6. Son personas que han transitado de la locura a la realidad y que han aprendido mucho de esa experiencia, la locura no es sólo una etiqueta institucional con el sello de enfermedad sino que bien tratada y atendida puede ser un areté, una virtud o virtus.
Es curioso los heurísticos que emplea el hombre para clasificar y no pensar. Para no reflexionar, arrastramos un modelo muy antiguo de entender y tratar a las personas con problemas psiquiátricos-psicológicos. El hombre es capaz de cambiar su destino, destino que queda impreso en un papel con la rúbrica "esquizofrenia paranoide", "trastorno bipolar tipo I", "trastorno límite de la personalidad". Estos diagnósticos intentan con ingenuidad recopilar en un sólo concepto los síntomas y signos que presenta una persona, pero esto es tan variable que resulta inasible para cualquier manual, además de hortera y violento. Estamos atacando el dicurso de la persona y esta necesita sentirse reconocida, validada y aceptada en un entorno que a veces puede resultar hostil, véase un hospital psiquiátrico.
Está claro que muchas de estas personas pueden trabajar a partir de la creatividad para vivir una vida plena, rica (si me permiten la metáfora económica) y llena de sentido. Esto es lo que hace Radio Nikosia y lo que intentan divulgar algunos documentales y películas muy recientemente.
http://radionikosia.blogspot.com/ Un link con mucho interés.
http://radionikosia.org

Las cadenas del estigma


Cristina Martín (Princesa Inca): “Necesitamos una revolución para romper las barreras que nos han estigmatizado”


19/10/08 | por Javier Montilla | Sección: Sociopolítica

Nikosia fue la última ciudad dividida. Fue invadida en 1974 por los turcos lo que provocó la división militar de la ciudad en dos partes, separadas por un muro: la “línea verde”. La parte norte, perteneciente a Turquía, es conocida como la República Turca del Norte de Chipre, un estado que internacionalmente no está reconocido. Cristina integrante de Radio Nikosia, una radio de Barcelona que emite desde la locura cree que de una u otra manera todos llevamos cierta Nikosia dentro de la geografía del cuerpo y la mente.

Dices que la locura no existe sino gente que sueña despierta. ¿Por qué?

Porque siempre de la locura se habla de la parte negativa. Pero hay una parte del delirio en la que te encuentras como en un sueño. Es una manera de decir que la locura no existe. La vida es sueño.

¿Crees que hay que romper los tópicos de dividir los que viven fuera y dentro de los psiquiátricos?

Está claro que esa división no existe. Sólo existe en aquellas personas que quieren controlar, que en este caso sería muchos psiquiatras, a los que yo les llamo policías del pensamiento, porque catalogan quien está loco o quien está cuerdo. La mayoría de gente que ingresa en los psiquiátricos ingresa por causas sociales, es decir, por problemas económicos, por problemas de comunicación o por causas familiares. Todo viene dado porque vivimos en una sociedad muy individualista.

Dices que todos llevamos cierta Nikosia dentro de nosotros. ¿Por qué?

En realidad todos estamos divididos por dentro. Todos tenemos una doble cara, estamos divididos por dentro, no somos un solo ser, somos múltiples que vemos la realidad de diferentes maneras.

¿Cómo es la vida dentro de un psiquiátrico?

Si lo pudiera comparar con algo, lo haría comparándolo con una planta de un hospital, pero con gente que vive en otro mundo. En un mundo no coherente con el mundo que ronda fuera. Pero tú sientes que estás más libre que la gente que vive en una cárcel. Es una mezcla de ambas. Pero mucha de la gente que está en los psiquiátricos no sabe dónde está realmente. Eso es un punto clave. No olvidemos que son centros represores.

Así que los delirios no son traumáticos.

En absoluto. En mis delirios yo creía que era una princesa, Janis Joplin, Dios. Pero no tenía consciencia de donde estaba.

¿Por qué no miramos a las personas diagnosticadas con otros ojos?. ¿Por qué la gente no quiere entender?

Hay miedo. Hay miedo a lo desconocido y el miedo produce rechazo. La locura es un estigma que produce marginación.

¿Crees entonces que es difícil ponerse en el lugar del loco?

Es muy complicado. Cuesta imaginarse por ejemplo que harías si te creyeras por ejemplo Jimmy Hendrix. No imaginarse que harías con tu vida si fueses Jimmy Hendrix. Por eso es tan difícil ponerse en el lugar del loco.

¿Cómo plantearías una revolución psiquiátrica?

Se puede ser soñador y realista. Yo prefiero ser soñadora. Y ver como los psiquiátricos se vacían, se escapan, gente rompiendo las rejas e invadiendo todo el planeta. Una revolución para romper las barreras que nos han estigmatizado. La palabra y la voz son nuestras únicas armas.

Sueño más despierto que dormido



Esta es la Banda Sonora de muchos adolescentes y jóvenes. Hermosa canción.

Con mis canciones pa´ aquí con mis canciones
pa´ allá pasa deprisa la vida
con la mujer que se fue con la mujer
que vendrá voy cerrando mis heridas

Vivo más de noche que de día sueño
más despierto que dormido
veo mas de lo que debería los domingos
me suelo jurar que cambiare de vida

un día vi que cantar era la forma ideal
de dar portazo a las dudas
no me importó el que dirán
me importa los de verdad los que comparten mis días
pagué mis deudas con canciones y mis errores con despedidas
el corazón me pide vacaciones dice que no aguanta más mentiras

vivo más de noche que de día sueño más despierto
que dormido veo mas de lo que debería

vivo más de noche que de día sueño más despierto que dormido
veo mas de lo que debería los domingos
me suelo jurar que cambiare de vida
que cambiaré de vida

si alguna vez tu me ves perdido sin sonreír no necesitare ayuda
solo la barra de un bar toda una noche pa´ mi y la ilusión por amiga
vale mas mi sueño que el dinero puedo vivir de una alegría
de aquí pa´ aya colecciono recuerdos tu cuéntame como es tu vida

vivo más de noche que de día sueño más despierto
que dormido veo mas de lo que debería

vivo más de noche que de día sueño más despierto
que dormido veo mas de lo que debería

vivo más de noche que de día sueño más despierto
que dormido veo mas de lo que debería

vivo más de noche que de día sueño más despierto
que dormido veo mas de lo que debería

Sobre el cannabis

El estudio de abajo sobre el consumo de cannabis parece suscitar polémica. Hay que reseñar que debe existir una predisposición para que el cannabis (precipitante) produzca una psicosis. Una personalidad paranoide, una familia con alta emoción expresada o que presente alguna disfunción, la cantidad de cannabis consumido, la adaptación del sujeto a la realidad y otras, son variables que influyen en la génesis de estos trastornos.
En cualquier caso también hay que decir que produce lo que llaman "síndrome amotivacional", un cuadro similar a la depresión clínica.
Una de las fuerzas en las que se apoyan los jóvenes consumidores es en el número de personas que consumen en su entorno.
El cannabis con cierta frecuencia supone el escalón hacia el consumo de otras drogas, el imbuirse en un estilo de vida donde la droga desempeña un papel importante. El cannabis es el responsable muchas veces de fracaso escolar, junto con la estructura caracterial del sujeto, las explicaciones en salud mental deben ser multifactoriales, solo el consumo de cannabis no explica mucho, pero si indica cierto situación de riesgo.
Cuando se convierte en una adicción supone una pérdida de libertad y eso es una forma de enfermar, más aún cuando el consumidor es un niño o un adolescente.
El dejar hacer en institutos y colegios está provocando que estas personas se aferrren a esta sustancia para buscar nuevas sensaciones, inhibir ciertas sensaciones displacenteras y evadirse del mundo. Aceptar la realidad externa y funcionar con creatividad para transformarla supone un gesto de salud. El encerrarse en un local a inhalar porros supone un fracaso de la creatividad y deja patente que esos consumidores tienen carencias y pocos recursos todavía para desenvolverse en la vida. Por cuestiones muy diversas que una entrada de este tipo no puede dirimir.
Por contra existe un libro titulado "Nuestro derecho a las drogas", de Thomas Szasz, que da argumentos sociopolíticos y psicológicos para no censurar el consumo de drogas. En todo caso lo que se hace aquí por mi parte es alertar a los jóvenes consumidores y a sus padres de una conducta que es mucho más grave que lo que la sociedad parece entender. Es la edad y la sustancia lo peligroso, un adulto puede consumir cannabis también pero tiene menos riesgo de producir psicosis aunque aumente la posibilidad de tener enfermedades mentales y orgánicas.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Psicosis y Cannabis

Un estudio revela que los daños por consumir cannabis son reversibles en 5 años
La doctora Ana González-Pinto dice que el cannabis puede provocar psicosis. "Sobre todo en los cerebros inmaduros", ha asegurado.


Fuente: elmundo.es


Un estudio coordinado por la doctora Ana González-Pinto, presidenta de la Sociedad Vasco Navarra de Psiquiatría (SVNP), revela que los daños a escala cerebral producidos por el cannabis pueden ser reversibles en un plazo de entre cinco y ocho años si se abandona el hábito.

La experta ha participado en la IX Reunión Anual de la Sociedad Vasco Navarra de Psiquiatría (SVNP) que se celebra en Hondarribia, donde ha destacado que "el cannabis incrementa el riesgo de desarrollar psicosis, sobre todo en los cerebros inmaduros".

González-Pinto ha explicado que las psicosis son un grupo amplio de enfermedades que se caracterizan por la presencia de ideas delirantes y alucinaciones, y que se acompaña de importantes dificultades para la vida diaria. Se trata de una patología que tiene una prevalencia de entre un 2 y 4% entre la población.

Un estudio reciente, coordinado precisamente por González-Pinto, ha demostrado que los daños a escala cerebral producidos por el cannabis pueden ser reversibles en un plazo de entre cinco y ocho años. "Se constató que los jóvenes que logran abandonar el consumo de dicho estupefaciente tras un primer episodio de psicosis mejoran a largo plazo, no a corto; mientras que si continúan fumando cannabis tienen una evolución especialmente grave", ha explicado.

A pesar de ello, la psiquiatra vizcaína afincada en Álava asegura que el consumo continuado de cannabis es aún peor para la salud mental de los pacientes psicóticos de lo que se pensaba.

Según ha advertido, "el cannabis precipita la enfermedad en personas vulnerables, que sin el consumo no habrían llegado a tener la enfermedad, y además disminuye la edad de inicio. Esto supone que se quiebre la vida de la persona en una edad crítica para afrontar el futuro escolar y laboral".

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Este estudio y este artículo revela bien la realidad del cannabis y su consumo entre adolescentes y jóvenes. Puede precipitar enfermedades psiquiátricas graves y agravar otras que permanecían latentes. El consumo de cannabis refleja que es una droga dura, sobre todo en esa franja de edad de los 12-23 años. La psiquiatra explica que el cerebro es inmaduro y que sus conexiones están formándose, así como la madurez emocional y el desarrollo de una cobertura psicosocial.
El cannabis destroza familias y genera en ocasiones enfermedades como las psicosis, entre ellas la esquizofrenia, de la que se recuperan un 33% llevando un riguroso tratamiento psicológico y farmacológico.
Hay que estar sensibilizados a esta droga con fama de "recreativa" y "social" porque cada vez tiene mayor aceptación y penetración en el mundo de los adolescentes. La prevención significa informar y educar para que no se enquisten estas conductas adictivas. Como decía un profesional de la educación: "Si quieres saber las notas de tu hijo pregúntale las notas de sus amigos", haciendo mención directa a la influencia del entorno. En el consumo de cannabis también es importante, como en otras drogas, el medio ambiente, siendo decisivo muchas veces para el desarrollo del hábito y el mantenimiento de una adicción que deja huella.
Rodrigo Córdoba Sanz.

Algo para pensar

«A menudo oímos hablar de las frustraciones reales impuestas por la realidad externa, pero no tan a menudo oímos referencias al alivio y a la satisfacción que da dicha realidad» (El desarrollo emocional primitivo, D.W.Winnicott, 1945)

Leopoldo Maria Panero: "el loco que entra en el manicomio hablando de la virgen sale de ahí no diciendo absolutamente nada"


«Una de las cosas que suceden a la aceptación de la realidad externa es la ventaja que de ella puede sacarse». D.W. Winnicott

«Se verá que la fantasía no es algo que el individuo crea para hacer frente a las frustraciones de la realidad externa. Esto solo puede decirse de las quimeras. La fantasía es más primaria que la realidad y el enriquecimiento de la fantasía con las riquezas del mundo depende de la experiencia de la ilusión». D.W. Winnicott

En cualquier caso, siempre habrá hombres y mujeres que prefieren la poesía a las leyes de la termodinámica. R.C.S.

Psicoterapia y Emociones


Una psicoterapia depende de la relación emocional que se desarrolla entre terapeuta y paciente. El psicoterapeuta experimentado utiliza técnicas de varias corrientes, desde el psicoanálisis, la terapia cognitivo-conductual, la gestalt, psicoterapia sistémica, etc. Cuantas más herramientas tenga el terapeuta mejor podrá llegar al paciente y brindarle un apoyo que se ajuste a su demanda y sus características. Está demostrado que no existen psicoterapias más eficaces que otras, en todo caso se puede decir que para cada perfil de paciente existe una psicoterapia propia, para cada sujeto singular hemos de crear entre los dos una manera específica de tratamiento para hacer el psicodiagnóstico, la devolución, informar y tratar.
Quizá a un paciente le venga bien establecer llamadas entre sesiones pautadas para mantener un sostén y una contención pero a otro no.
El trabajo de la psicoterapia tiene que ver con el desarrollo de la autonomía, la independencia o como Jorge Bucay dice, la "autodependencia".
Trabajar en psicoterapia profunda es algo que no todos los pacientes pueden hacer al principio, tengamos en cuenta que sus defensas están erigidas para mantener un equilibrio, una homeostasis y es delicado derribar esas defensas si no se tiene un colchón de seguridad debajo, imaginen a los acróbatas del Circo del Sol sin ninguna seguridad, eso da un pelín de miedo.
Albert Bandura dice: "Entre los distintos aspectos de conocimiento de sí mismo, quizá ninguno influya tanto en la vida diaria del hombre como la opinión que éste tenga de su eficacia personal". Robert Plutchik dice que los conocimientos están al servicio de las emociones. Albert Ellis, psicólogo y Aaron T. Beck, psiquiatra, demostraron y aplicaron en la práctica una idea obvia pero desatendida: que las emociones provienen directamente de lo que pensamos. Beck aplicó este principio al tratamiento de la depresión, elaborando una terapia eficaz llamada racional-emotiva. Si modificamos estos hábitos de pensamiento, estas maneras de pensar, curaremos la depresión. El terapeuta trata de modificar cómo piensa el paciente depresivo acerca del fracaso, la derrota, la pérdida y el desamparo. Bandura es muy contundente: las ideas que tenemos sobre la naturaleza humana influyen en los que la gente acaba convirtiéndose.
Dice Jose Antonio Marina que lo que dicen los psicólogos cognitivos es verdad pero no toda la verdad, dice lo siguiente: "Separar el campo del afecto del campo de los conocimientos falsea la realidad".
Mark Twain escribe en su "Autobiografía" un episodio interesante con el que nos podemos reconocer:
"Una robusta quinceañera me preguntó si usaba tabaco, queriendo decir si lo mascaba. Le dije que no y ello provocó su desprecio. Llamó sobre mí la atención de la multitud diciendo: Aquí hay un chaval de 7 años que no puede mascar tabaco. Por las miradas y los comentarios esto provocó, comprendí que yo era un ser despreciable y me sentí cruelmente avergonzado. Tomé la decisión de reformarme, pero sólo conseguí tener ganas de vomitar; no podía aprender a mascar tabaco. Seguía siendo un desgraciado sin personalidad".
Descartes, un gran pesimista, escribió: "La tragedia del hombre es nacer niño" y T.S. Elliot rezaba una oración desolada: "Pray for us now and at the hour of our birth", "Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestro nacimiento".
Para terminar me gustaría reflexionar con la frase de Baltasar Gracián: "¿De qué sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda?" Somos seres fundamentalmente emocionales, con un fuerte componente de irracionalidad, cuando la persona enferma pierde el contacto de un modo u otro con la realidad, pasa a funcionar en el "proceso primario", como una suerte de vida onírica en la vigilia, donde existe un cierto sentido de extrañamiento de la realidad en ocasiones. Pues bien, en psicoterapia trabajamos fundamentalmente con las emociones, con los sentimientos y actitudes, con lo que la persona cree de sí misma y de su relación con el mundo. Esto está atravesado y moldeado por su experiencia previa. Hay que hacer una última reflexión, los episodios biográficos dejan una huella mnémica decía Freud, que empezó como neurólogo, se ha demostrado que las vivencias dejan un poso psicológico pero también neuropsicológico. Y esto significa un desajuste bioquímico en el cerebro. Esto es lo que los psiquiatras biológicos y médicos orgánicos tienden a manejar, dejando de lado la experiencia íntima, privada del sujeto, como una cuestión, decía Carlos Castilla del Pino, un genio en su campo, que no se puede aprehender debido a que el mundo interno deforma la objetividad de los objetos internos.

martes, 28 de septiembre de 2010

El ambiente según Jose Antonio Marina


El primer diálogo del niño se da con la madre (les recuerdo que este nombre designa al cuidador principal). La madre acoge al bebé. Es una relación aparentemente íntima, privada, personal. Pero en la madre está presente su propia historia, la cultura a que pertenece, la relación familiar, su situación social y económica. Es gran mediadora entre el niño y su circunstancia, lo que supone que unas veces será un canal de comunicación con el mundo exterior y otras una defensa contra un ambiente que considere peligroso. En el mundo real, los círculos de influencia se amplían. Una crisis económica en el sudeste asiático obliga a cerrar una fábrica de automóviles en Brasil. Usted puede quedarse en paro por un problema de una petrolera rusa. Entornos aparentemente muy lejanos también van a influir en el niño, que vive en un entorno real. En nuestra sociedad, su modo de alimentación -pecho o biberón- va a depender, entre otras cosas, del trabajo de la madre. Que la estructura del mundo laboral tiene una clara influencia en el estilo de crianza es algo tan obvio que resultaría ofensivo explicarlo con detenimiento. Otro ejemplo: nueve de diez agresores tienen sólo estudios primarios o no tienen ningún estudio. Era de esperar, porque una de las funciones de la escuela es desarrollar el autocontrol del niño.
El padre, los hermanos, el resto de la familia, otros niños, los compañeros de colegio, los maestros, los amigos van a ser interlocutores del niño y van a colaborar a su desarrollo. De estas relaciones surgen sentimientos recíprocos. El desarrollo va a depender de las características del niño y de las características del entorno. Bronfenbrenner, un investigador que ha elaborado una teoría ecológica del desarrollo, escribe: "El desarrollo de la persona depende de la variedad y de la complejidad estructural de las actividades que realizan las demás personas que forman parte del campo psicológico del bebé, ya haciéndole participar en una actividad conjunta es probable que surjan sentimientos recíprocos diferenciados y permanentes, que influyan decisivamente en el desarrollo".
En los últimos años ha habido un cambio profundo en la valoración de los elementos que influyen en la valoración de los elementos que influyen en el desarrollo de un niño. El tema ha pasado por la montaña rusa de las modas. Los antiguos griegos creían que la mezcla de humores -es decir, la fisiología- determinaba el carácter. Después vino la moda de la tabula rasa, de la cuartilla en blanco, en la que todo tenía que escribirlo la experiencia y el entorno. Más tarde, entró en tromba la influencia genética. Mediciones cuidadosas distribuyeron la influencia de genes y del entorno: aproximadamente el 50% para cada factor. Pero posteriormente se descubrió que el entorno cambiaba de un niño a otro, incluso entre hermanos. Había que describir un "entorno compartido" y un "entorno exclusivo". En 1987, dos genetistas conductuales, Robert Plomin y Denise Daniels, publicaron un artículo que llamó mucho la atención: "¿Por qué los hijos de una misma familia son tan diferentes entre sí?" Cada vez se empezó a dar más importancia al entorno exclusivo. Harris propone la teoría que llama "socialización del grupo de iguales", en la que defiende que es el grupo de compañeros el que influye más poderosamente en la educación de un niño. Afortunadamente, el porvenir de un niño no depende de una sola influencia. Es un alivio para todos.
Jose Antonio Marina: "Aprender a Vivir". Ariel. Págs. 60-61

lunes, 27 de septiembre de 2010

El Guardián entre el centeno. J.D. Salinger

-Oiga, Horwitz -le dije-. ¿Pasa usted alguna vez por el lago de Central Park?¿El que está en Central Park South?
- ¿El qué?
- El lago, ya sabe. Ese lago pequeño que hay ahí. Donde están los patos. Ya sabe.
-Sí, ¿Qué pasa con ese lago?
-¿Sabe? ¿Esos patos que hay siempre nadando por ahí? En la primavera y eso. ¿Sabe por casualidad adónde van en invierno?
-Adonde va, ¿quién?
-Los patos. ¿Lo sabe por casualidad? Quiero decir, ¿viene alguien a llevárselos a alguna parte en un camión, o se va ellos por su cuenta, al sur o algo así?
El tal Horwitz se volvió en redondo para mirarme. Era uno de esos tíos que no tienen ninguna paciencia. Pero no era mala persona.
-¿Cómo demonios quieres que lo sepa? -dijo- ¿Cómo demonios quieres que sepa una estupidez así?
-Bueno, no se enfade por eso -dije. Estaba enfadado o algo así.
¿Quién se enfada? Nadie se enfada.
Dejé de hablar con él ya que se tomaba las cosas tan a pecho. Pero fue él quien empezó otra vez la conversación. Se volvió otra vez en redondo y dijo:
-Los peces no van a ningún sitio. Se quedan donde están. Ahí, en el maldito lago.
-Lo de los peces es diferente. Los peces son diferentes. Yo hablo de los patos-dije.
-¿Cómo que es diferente? No es nada diferente -dijo Horwitz. Siempre que decía algo sonaba como si estuviera enfadado por algo-. Es peor para los peces, el invierno y todo eso, que para los patos. A ver si pensamos un poco, rediós.
Durante un minuto no dije nada. Luego dije:
-Buen. ¿Qué hacen los peces cuando todo el lago es un bloque de hielo y la gente patina encima y todo eso?
Horwitz se volvió otra vez:
- ¿Cómo que qué demonios hacen? -me gritó-. Se quedan donde están, rediós.
-No pueden hacer como si no hubiera hielo. No pueden hacer como si nada.
-¿Quién hace como si nada? Nadie hace como si nada -dijo Horwitz. Estaba tan excitado que me dio miedo que fuera a estrellar el taxi contra una farola o algo así-. Viven dentro del puñetero hielo. Es la naturaleza de ellos, Santo Dios. Se quedan helados en la postura que sea para todo el invierno.
-¿Sí? ¿Y qué comen entonces? Quiero decir, que si están congelados del todo no pueden nadar por ahí para buscar comida ni nada.
-Sus cuerpos, a ver si pensamos. Sus cuerpos se alimentan de algas y todo eso y de la porquería que hay en el hielo. Tienen sus poros abiertos todo el tiempo. Es la naturaleza de ellos, rediós. ¿Entiendes?
Se volvió otra vez en redondo para mirarme.
-Ya -le dije-. Lo dejé correr. Tenía miedo de que fuera a estrellar el maldito taxi o algo así. Además,era un tío tan susceptible que no era ningún placer hablar de nada con él-. ¿Le gustaría parar y tomar una copa conmigo en alguna parte? -le dije.
Pero no me contestó. Supongo que aún estaba pensando. Volví a preguntárselo. Era un tío bastante decente. Muy divertido y todo eso.
-No tengo tiempo para copas, chico -dijo-. Además, ¿cuántos años tienes? ¿Por qué no estás en casa en la cama?
-No estoy cansado.
Cuando me bajé delante de Ernie´s y le pagué, Horwitz volvió a sacar el tema de los peces. Desde luego se le había quedado grabado.
-Oye- me dijo-. Si fueras un pez la Madre Naturaleza cuidaría de ti, ¿verdad? ¿O no? No creerás que los peces se mueren así como así cuando llega el invierno, ¿no?
-No, pero...
-¡Pues eso! -dijo Horwitz, y se largó como un murciélago huyendo del infierno. Era el tío más susceptible que he conocido en mi vida. A la mínima que dijeras, se enfadaba.

Cada uno elige su banda sonora



Toda persona necesita una banda sonora, como dice un entrañable y sufriente paciente. La vida necesita de un acompañamiento, un enlace, un nudo y un desenlace. La vida es una película, dice este señor, cuando se ve con extrañeza la realidad y a uno mismo dentro de un escenario que no ha diseñado él sino un monstruo que trae la melancolía y cierra las grietas que permiten asomarse a la realidad. Les dejo con la Banda Sonora.
¿De qué sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda?
Baltasar Gracián

domingo, 26 de septiembre de 2010

Citas de Sartre

Jean Paul Sartre

1905-1980. Filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, uno de los principales representantes del existencialismo.

Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad.
El hombre nace libre, responsable y sin excusas.
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.
Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia.
Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera.
Soñar en teoría, es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir.

Psicoterapia y Farmacoterapia


El psicoanálisis se ha visto anteriormente con los fármacos como un producto que interfería en las asociaciones libres del paciente y que producía una dependencia medicamentosa que taponaba los síntomas y dificultaba el elaborar el conflicto.
La clínica actual, los estudios empíricos realizados y la experiencia y vivencias de los pacientes, que reflejan sus sensaciones, sus emociones y su dolor y felicidad avala en muchos casos un tratamiento integral.
Los fármacos son compatibles con la psicoterapia, en muchos casos puede catalizar el proceso terapéutico ayudando a que el paciente se compense y pueda trabajar mejor en psicoterapia.
Para que este trabajo sea eficaz debe de existir un trabajo en equipo, entre el farmacoterapeuta, el psicoterapeuta y el propio paciente quien debe colaborar y cooperar en el proceso de una forma activa, como agente activo de su propio cambio.
En situaciones de crisis veo indicada la toma de medicación porque surgen problemas que estorban la vida cotidiana de la persona, el trabajo, la vida familiar, la vida social, etc.
Actualmente es difícil establecer un encuadre clásico de psicoanálisis de 3 o más sesiones por las dificultades económicas y por la disponibilidad de tiempo, además de la cultura de la prisa, la urgencia y los resultados inmediatos. Por todo ello veo que debe existir una comunión entre la psicoterapia y la farmacoterapia, por responsabilidad.
Algunos pacientes ven como un defecto en su valía personal y en su poder de resiliencia el tener que recurrir a fármacos pero es obvio que atenúan el dolor para que puedan llevar una vida más satisfactoria y con menos síntomas molestos.
El trabajo del psicoterapeuta, como profesional de la salud mental es disminuir el sufrimiento de la persona, ese es el primer tiempo del trabajo. Para ello hay que emplear todos los medios que tengamos a nuestro alcance, pruebas psicométricas si se estima necesario y la interconsulta con un psiquiatra con el que haya una comunicación fluida. La psicoterapia de inspiración psicoanalítica no tiende a realizar demasiadas pruebas y el trabajo más limpio probablemente sea el que tenga que ver con el diálogo entre paciente y terapeuta sin artificios. No obstante en salud mental se ha evolucionado mucho en estos últimos años y debemos afianzarnos en una clínica que sea sólida desde sus cimientos, desde el diagnóstico hasta el tratamiento (integral) de la persona que sufre.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Entrevista a Martin Seligman de Edouard Punset

Sobre la Depresión, aspectos ambientales y heredados


El otro día os trasladaba un fragmento de la obra de Jose Antonio Marina: "Aprender a Vivir". Por haber leído otros textos suyos voy a comentar sus aportaciones.
Él considera la personalidad como en interacción con el ambiente, considera que hay una dotación genética, un temperamento, un carácter o aspecto aprendido y unas circunstancias la persona.
El sujeto actúa en su medio ambiente con la arquitectura sentimental que tiene, aspectos genéticos y heredados, aprendidos y el discurso de sus padres. Por otro lado está el papel del medio ambiente. Él considera que inclinarse hacia un polo u otro, esto es, la psicología de la personalidad y los ambientalistas por otro, tiene un "sesgo determinista".
Él es un investigador, un catedrático de educación y un profundo filósofo.
En la clínica podemos acercarnos a los modelos "aplicados" de estas tesis que exponen Jose Antonio Marina y otros muchos que reflexionan acerca de la tensión entre medio ambiente y herencia genética.
Los experimentos de la psicología experimental se han decantado por estudiar el efecto en los animales por unos estímulos. Existe uno clásico y citado en muchos estudios, se trata del experimento de Martin Seligman, psicólogo estadounidense que también ha sido un portavoz de la llamada "psicología positiva". En esos estudios Seligman usaba ratas que estaban encerradas sobre un suelo electrificado. Cuando las ratas no podían establecer una contingencia entre sus actos (pulsar la palanca) y los acontecimientos del exterior (la descarga aleatoria e impredecible) caían en un estado de agotamiento, desarrollaban problemas psicosomáticos y finalmente si el experimento se alargaban, morían.
Después, con la psicología social, se extrapoló el experimento a los humanos, claro está siguiendo unas reglas de eticidad donde no había descargas. Los estudios desprenden que aquellas personas que aprenden a sufrir sin que su conducta se vea como activadora de un cambio en ese entorno patógeno caen enfermas. Es lo que Seligman conceptualizó "Indefensión Aprendida" (el paradigma de la depresión humana), esto trae consigo importantes aplicaciones e intelecciones para la terapéutica. Los pacientes deprimidos se ven sumidos en un profundo pesar en el que están convencidos que no pueden salir, se ven a merced de las circunstancias y que su conducta no puede cambiar las vicisitudes de las circunstancias. Se trata de reestructurar a nivel cognitivo este tipo de sesgos del pensamiento en primera instancia. Después habría que hacer un trabajo singular de la díada paciente-terapeuta.
Para que conozcan mejor a este interesante investigador les dejo con una entrevista publicada en EL MUNDO:



Entrevista a Martin Seligman, director del centro de psicología positiva de Filadelfia
Martes, 13 Febrero, 2007 - 13:39 por pablolopez
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[Entrevista publicada en EL MUNDO el pasado 10 de Febrero del 2007]

CARGO: Director del Centro de Psicología Positiva. Autor de ‘La felicidad auténtica’ / EDAD: 64 años / FORMACION: Doctor en Psicología por la Universidad de Pensilvania / CREDO: El potencial de la psicología para incrementar la felicidad individual y colectiva / AFICIONES: El ‘bridge’ y la jardinería / SUEÑO: Que los gobiernos potencien el nivel de satisfacción vital de los ciudadanos


A primera vista, Martin Seligman es un hombre serio, muy serio, de una seriedad casi inquietante. Buscamos en su despacho de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia algún objeto sonriente que sirva para aligerar la foto y romper el hielo, pero él mismo nos disuade diciendo que ése en un modo de «trivializar el mensaje», que prefiere mostrarse tal cual es, antes que decir «cheese» («queso») con una sonrisa engañosa y forzada. Luego resulta que sonríe, pero de un modo muy distinto a esa sonrisa facilona y superficial de sus paisanos. Sonríe seriamente o a la europea, por así decirlo. Lo hace con el rigor que cabe esperar de un científico que se ha empeñado en descomponer la esencia de la felicidad para poder medirla y multiplicarla. Durante gran parte de su carrera se dedicó a lo que la mayoría de los psicólogos: el estudio de los traumas, los trastornos y las miserias del ser humano. De la «desesperación» pasó al «optimismo», y de ahí a La Felicidad Auténtica (Ediciones B), que se convirtió en bandera de la psicología positiva, la rama más pujante de una ciencia renovada que él mismo impulsó como presidente de la American Psychological Association.


Pesimista y circunspecto por naturaleza, Seligman -64 años y siete hijos- confiesa haber encontrado la felicidad fluctuando entre un trabajo que le apasiona y una familia que le arropa, más la jardinería, las partidas de bridge por internet y el cuerpo a cuerpo con sus alumnos predilectos.


¿Se considere usted extre madamente feliz, muy feliz o bastante feliz?

Dejémoslo en bastante fe liz…


Cuando al vaso está por la mitad, ¿lo ve medio lleno o medio vacío?

Digamos que soy un pesimista de naci miento, pero, después de tantas años escri biendo sobra el optimismo, algo ha aprendi do… Sólo una persona pesimista puede escri bir seriamente sobre el optimismo.


“La felicidad no existe; sólo existen los momentos felices”. ¿verdadero o falso?

Parcialmente verdadero… Mucha gen te identifica la felicidad con un estado transi torio. Las emociones positivas van y vienen, no duran mucho. Somos así, probablemente, como un producto de la evolución, que ha construido las emocionas positivas para que sean cambios momentáneos de nuestra tra yectoria. Desde este punto de vista, la felici dad es una sensación fluctuante, compuesta de pequeños momentos. Pero si vamos a las

raíces más profundas de la felicidad, es mu cha más fácil sostenerla durante un largo tiempo, e incluso durante toda la vida.


Salud, dinero y amor; ¿alteramos el or den?

Yo pondría el amor por delante. El di nero puede traer felicidad, pero, a partir de un cierto punto —en el que seguramente está el lector medio de su periódico—, más euros a fin de mes no van a servir de mucho. La salud es un factor sorprendente: salvo que estás muy gravemente enfermo, hasta el punto de no poder funcionar, no interfiere excesiva mente en la satisfacción vital.


¿Podemos comprar la felicidad?

Bueno, eso es lo que Hollywood nos hace creer, y está muy arraigado en la cultura norteamericana, en contraste con la cultura europea… Digamos que la cara sonriente y el optimismo, la parte más superficial y aparente, son las contribuciones americanas a la psicología positiva. Mientras que la parte serio de la felicidad, la que tiene que ver con el pro­pósito de la vida, es la herencia europea. Por eso me niego a posar junto a la típica sonrisa. Eso es, en todo caso, una caricatura de la felicidad. La felicidad es algo mucho más pro­fundo y serio que un rostro sonriente.


¿En qué consiste la felicidad auténtica?

Lo que yo llamo felicidad auténtica es una sensación de felicidad duradera. Es un concepto tan amplio que lo mejor que pode mos hacer para estudiarlo científicamente es descomponerlo… Digamos que existen tres tipos de vidas felices. La forma más rutinaria, con la que la mayoría de la gente identifica la felicidad, es la vida placentera, en la que el individuo busca lo que le gratifica y cultiva las emociones positivas. La segunda es la buena vida de Aristóteles, donde lo que cuanta es disfrutar con lo que haces, en el trabajo, en el amor o en el tiempo libre, hasta que te dejas absorber y eres uno con la que estás haciendo (la que mi colega Czikszentmihalyi llama la experiencia óptima o el estado de flujos). La tercera es la vida con sentido, en la que pones tu talento al servicio de otros, o formas parte de algo que es mayor que tú, una institución o grupo de gente comprometida en la misma causa… cada cual hade ser capaz de descu brir sus puntos fuertes y da alimentarlos en lo posible. Yo puntúo mucho más alto en la número dos y en la número tres, y eso com pensa mi propensión al pesimismo. Cualquiera diría que la felicidad es algo tan personal que es imposible llegar a una de finición universal, válida para todos… La noción de felicidad es tan vasta que pueda llevar a la desesperación si intentas es tudiarle en bruto… A ello se han dedicado du rante siglos la Filosofía y otras campos, pero es ahora cuando nos estamos acercando por fin e ella con rigor científico.


¿Se puede medir la felicidad como se pesa al pan?

Lo que hemos intentado desde la psico logía positiva es descomponerla esencia de la felicidad en esos tres apartados que son más fáciles de medir y fortalecer por separado: las emociones positivas, la motivación y el senti do de la vida. Podemos medir con un test, por ejemplo, las 24 fortalezas personales (curiosi dad, integridad, prudencia, autocontrol..). Podemos medir también el optimismo a la resiliencia de una persona (su capacidad para hacer frente e situaciones traumáticas).


¿Hasta qué punto llevamos le felicidad o la infelicidad en las genes?

Yo haría otra vez un esfuerzo para dejar el concepto genérico de felicidad de lado… Ahora bien, si me pregunta si las emociones positivas son hereditarias, le diré que hasta cierto punto sí. Por los estudios que se han hecha con gemelos, parece ser que hereda mos hasta el 50% del bagaje emocional. En una palabra: nacemos predispuestas e ser más amenas optimistas, y eso es algo que no podemos evitar. Por mucho que reforcemos las emociones positivas, parece que nuestro radio de acción no va más allá del 15%. Hay otros estudios que demuestran cómo los ga nadores de las loterías o las personas que su fren un grave accidente vuelven con el tiempo a su nivel previo de felicidad…


¿Cómo logramos, entonces, romper esa techo personal?

Las emociones positivas se pueden po tenciar con herramientas como la medita ción, la compasión, la gratitud, el humor… Pe ro una de las aportaciones más liberadoras de la psicología positiva es precisamente que no hay un único camino hacia la felicidad, que hay otros factores que importan tanta a más que un aspecto meramente emocional. El sen tido de la vida no es una cosa que se herede, es más bien un rasgo funcional que depende del individuo, de sus decisiones, de las cir cunstancias que se he ida forjando. Si quieres incrementar tu nivel de felicidad, y no puedes ir mucho más allá en tus emociones positivas, seguramente puedas volcarte en algo que te apasione y te ayude a sentirte útil, y eso te ve a afectar a un nivel más profundo.


¿Se puede enseñar a un niño a ser más feliz?

Podemos enseñarle técnicas pare desa rrollar el optimismo, de modo que sea más proclive e esperar resultados favorables en el futuro. Hemos demostrado que si un niño es capaz de aprenderlas a los 10 años, tiene un 50 % menos de probabilidades de caer en la depresión cuando llegue a la pubertad.. Uno de las esfuerzos más interesantes que estamos haciendo es el introducirle psicología positiva en las escuelas. El año que viene visitaré Australia con un equipo de 20 psicólogos para intentar introducir nuestras técnicas en el programa escolar. Este verano vendrán un centenar de profesores del Reino Unido a Fi­ladelfia para aprender a enseñar optimismo a los niños de 13 años.


Y díganos, ¿es cierto que el matrimonio es una fuente de felicidad?

Si hacemos caso a las estadísticas, la gente casada tiene un nivel de satisfacción vi tal más alto que el de los solteros o los divor ciados. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si existe una relación causal. Le pregunta del millón es: ¿la gente más feliz se casa o es el matrimonio el que hace a la gente feliz?


Titular de una noticia de primera pági na: El 51% de las mujeres en Estados Unidos vive fuera del matrimonio, ¿cómo se interpre ta este hecho?.

Cuanto mayores el nivel riqueza, más se tiende a levantar barreras en la vida perso nal. Hay razones para pensar que la privacidad y el aislamiento traen infelicidad. Hay también estudios que demuestran que cuanta menos gente tienes a tu alrededor, menos sa­tisfacción vital posees. Los casos de amistad y de pertenencia a una comunidad están cada vez más rotos. Esa es posiblemente una de las razones por las que la depresión está tan ex tendida en los países industrializados. En si tuaciones de aislamiento la gente recurre a placeres instantáneos —como el alcohol la droga, el sexo—, como si fueran atajos. Pero a la felicidad no se llega por ahí: la felicidad es más bien un camino de largo recorrido.


¿Tener fe ayuda a ser feliz?

Ser religioso tiene un efecto moderado, y más que la fe, lo que ayuda es el sentido de unidad o de pertenencia a una institución que te protege.


¿Se es más feliz en la primera o en la segunda parte de la vida?

Lo primera parte de la vida es la lucha por saber quién eres, encontrar lo que te mo tiva, procurarte los medios. Esa lucha es apa sionante, pero dolorosa, y suele aplacarse en la segunda parte de tu vida. En ese momento es cuando hay más espacio para el sentido y para el compromiso. Las subidas y bajadas de las emociones placenteras, tan importantes en la juventud, tienen menos importancia. Las estadísticas revelan que, al menos en el periodo histórico en el que vivimos, la gente mayor tiene más satisfacción vital que los jó­venes. Nadie sabe exactamente por qué.


Según sus investigaciones, vivir en una democracia rica es tal vez la circunstancia externa que más influye…

Vivir en una sociedad democrática está muy correlacionado con la satisfacción vital. La riqueza, sin embargo, lo es hasta cierto punto. Con los países ocurre como con la per sones: una vez satisfechas las necesidades básicas, el dinero no contribuye necesaria mente a la felicidad.


España, por cierto, hace el número 15 en el ranking mundial de felicidad que usted incluye en su libro…

Creo que la calidad de vida en España es bastante buena, por lo que pude compro bar en mi última visita. Pero le aseguro una cosa: en el punto de riqueza al que ha llegado España, cualquier aumento del PIB no va a producir un incremento de la felicidad… Me interesa mucho lo que ocurra en su país, y allí tenemos a gente como Carmelo Vázquez, ayudando a difundir el mensaje de la psicolo gía positiva. Acabamos de estrenar nuestro portal en español (www.psicologia-positi va.com) porque estoy convencido que con el español, el inglés y el chino podemos llegar a medio mundo. España, Noruega y Reino Uni do son los países europeos donde hemos teni do una respuesta entusiasta.


En el Reino Unido la felicidad se ha convertido en reivindicación política…

Sí, y ha tenido que ser curiosamente un líder del Partido Conservador, David Came ron, quien lo introduzca en su campaña. La idea es introducir un indicador comparable al Producto Interior Bruto y que sirva para medir la madurez, aunque vamos haciendo algunos dirían el bienestar de la población… En democracias prósperas prósperas y estables, como España o el Reino Unido, el electorado empieza a hacerse preguntas sobre qué es lo que merece la pena en la vida. Y los gobiernos tienen la responsabilidad no sólo de velar por el PIB, sino también por la felicidad de sus ciudadanos. La psicología positiva está trabajando mano a mano con los economistas para poder dar a los gobiernos una herramienta que les permita medir la satisfacción vital de la población


¿Y cómo replicaría a los que opinan que se trata de una corriente pasajera?

Cuando me eligieron presidente de la Asociación Psicológica Americana en 1996 expresé en público la necesidad de dar un volantazo a nuestra profesión: tenemos no sólo que ocuparnos de las enfermedades mentales, sino de la felicidad de la gente corriente. Las muestras de apoyo entre mis colegas fue enorme, y hasta cierto punta me sorprendió lo rápido que se aceptó la idea de la psicología positiva. El nuestro es un punto de vista nuevo, pero complementario y compatible con el que ya existía.


¿Dejaremos de mirar con recelo al psi cólogo?

Yo creo que la percepción del psicó logo ha cambiado ya notablemente. En los viejos tiempos, cuando tomaba un avión y le revelaba mi profesión a mi compañero de viaje, su tendencia era la de salir corriendo a otra fila. Ahora noto que la gente se arri ma a mi.


Háblenos de la contribución de su hija Ni kki a la psicología positiva…

He escrito mucho sobre ese momento por que fue como una epifanía. Me encontraba en el jardín, escardando las malas hierbas, y mi hija bailaba a mi alrededor, y arrojaba las males hierbas al aire. Le grité que dejara de hacer eso. Se fue muy enfadada y a los pocos minutos volvió y me dijo: “Cuando cumplí los cinco años prometí no gimotear más y eso hice. En cambio tú, sigues siendo un gru ñón”. Aquella observación se me quedó gra bada y me hizo cambiar. Entendí que educar a un niño no consiste en corregirle constan temente, sino en apreciar sus puntos fuertes, y en alimentarlos todo lo posible. Me pre gunté también si la principal contribución de la psicología podía ser también esa: ayudar a la gente a encontrar sus propias virtudes y a ser más felices.


¿La familia y el trabajo son sus mayores fuentes de felicidad?

Así es, pero para mí van muy unidos. Ten go siete hijos, dos de un matrimonio ante rior, y tanto ellos como mi esposa, Mandy, han sido siempre un acicate en mis pesqui sas. El trabajo y la familia fluyen libremente en mi vida: salto de uno a otro sin proble mas. Trabajo desde casa muchas veces veces. A veces juego con los niños mien tras intento escribir algo. El juego es para mí una dimensión muy importante porque te devuelve a ese estado de fluidez de cuando eras niño.


¿Alguna otra pasión en sus ratos libres?

La jardineria. Me puedo pasar horas con las plantas: me conecto con el mundo natu ral y es una manera de trasmitírselo también a los niños.


¿Sigue practicando la escuela en casa?

Las dos mayores tienen 15 y 17 años y ya se han incorporado al sistema escolar., Yo no voy haciendo proselitismo del homeschooling, pe ro en nuestro caso ha funcionado estupenda­mente. Mi esposa y yo somos profesores y dis frutamos compartiendo con ellos la aventura del aprendizaje, ¿por qué delegarlo en otros? Pero la razón principal por la que decidimos no escolarizar a los niños fueron mis viajes. Cuando me hicieron presidente de la Asocia­ción Americana de Psicología estaba constan temente de aquí para allá: nos llevamos la fa­milia a cuestas y aprovechamos los viajes pa ra aprender sobre la marcha. Cuando estuvi­mos hace unos años en Madrid, visitamos El Prado y todos los grandes museos. Los niños se trajeron bien aprendida la lección de histo ria y arte español.


En el mundo sombrío en que vivimos tras él 11-S, ¿qué puede hacer la

psicología positiva para devolvernos el optimismo?-

Soy muy realista y no creo que tenga que ser usada para-distraernos sobre los problemas del futuro. Pero tampoco podemos caer en el error. Bin Laden es muy pequeño comparado con Hitler. En el siglo XX se ha derrotado al fascismo, aunque haya costado dos terribles guerras, y ésa es una buena medida para calibrar de lo que seremos capaces en este siglo… Hay que tener en cuenta un fenómeno muy curioso: el “bache del optimismo”. Tendemos a ser optimistas sobre nuestras propias vidas y pesimistas sobre la marcha del planeta Si preguntas a los estadounidenses cuáles son la posibilidades de una guerra nuclear en los próximos 10 años, te dicen que creen que del 50%. Si les preguntas qué esperan de sus vidas en ese mismo periodo de tiempo, el 80% contestará que confía en que las cosas vayan a mejor. Parece incompatible pero es así y ocurre en todo en el mundo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Tecnocracia para los sentimientos


"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-)


Hace poco, hablando con Veronica, una mujer diagnosticada de Trastorno Límite de Personalidad me explicaba que en el hospital había procurado hacer todo lo que le indicaban. Hasta el punto en el que las profesionales, una psiquiatra y una psicóloga le dijeron que "nunca habían tenido una paciente tan dedicada".
Profundizando con ella me dijo que estas personas se preocupaban de que su conducta fuera adaptada, normal, esto es que no fuera impulsiva, no tuviera intentos de suicidio, tuviera un trabajo y una autonomía donde poder regular sus emociones.
Sin embargo, ella apuntaba algo importante, existe algo inaprehensible desde ese modelo, me refiero al mundo interno, la cara interna del sujeto, la experiencia interna, las vivencias, el mundo privado. Todo ello queda para la intimidad de la persona que al mismo tiempo, según explicaba Verónica: "es difícil de explicar con palabras porque no lo entiendo ni yo misma".
El trabajo en una psicoterapia es precisamente ese. Dar sentido y profundizar en los sentimientos y actitudes de la persona, en su historia, en su memoria, en los aspectos que la hacen singular. Antes de hablar con ella me había mandado un mensaje en el que ponía: "cada vez que estoy con la gente quiero más a mi gato".
Por un lado está el interés feroz y vehemente de Verónica de desatarse del régimen hospitalario, las visitas y la medicación. Por otro, el sentimiento de que sólo unos pocos y con la puerta entreabierta, pueden acceder a sus sentimientos más profundos.
En este tratamiento, tal como ella lo expresaba se parecía a una especie de "domesticación", según el cual, si tienes un comportamiento adaptado estás bien.
No dan cobertura a lo que ha formado esa estructura, a sus circunstancias, a su medio ambiente, a su entorno, a su vida de niña, de adolescente, a la separación de sus padres. Ella vive en Madrid y sus padres en Chile. No dan sentido a los desamores vividos, a las separaciones y al trágico sentimiento de soledad, vacío, incomprensión y enojo que el contacto con su mismidad le produce.
Ha conseguido algo muy importante, aceptarse, ahora sabe mejor quien es, cómo funciona (así se expresaba ella) y qué hacer para atajar las tempestades. Ahora bien, es esto un tratamiento o una forma de "normalización", de búsqueda de no cumplir unos criterios patológicos.
Con Verónica se podría realizar lo que André Green llama el trabajo de lo negativo, que consiste en analizar y dar cobertura y sostén emocional a sus carencias, a sus pérdidas y a los ataques que se han hecho a su herida autoestima.
Ella se fue del hospital sin fármacos y sin ningún tratamiento para ver su evolución en un par de meses. Pero también se fue sin poder hablar, o desarrollar la confianza y la textura suficiente para entender la ebullición de sus sentimientos, el odio a la gente, el sentido de ser "rara", distinta, y esto último según la escuchado es en un tono peyorativo no de forma que se pueda sentir orgullosa de ser alguien singular, especial y con una gran y brillante proyección personal y laboral.
Se fue con la etiqueta de Trastorno Límite de Personalidad, y yo me pregunto, cómo pueden zanjar un tratamiento sabiendo que esa persona tiene un trastorno de la identidad tan severo, una forma de autodesprecio y vergüenza tan cruel consigo misma. Considero que el amaestramiento que se produce en algunas consultas e instituciones donde prima la modificación de conducta y la burocracia pierde sentido, para este tipo de personas, con profundidad y cargadas de un profundo sentimiento de culpa, con síntomas molestos de tristeza y ansiedad no creo que se pueda dar el alta, así como así, por mucho que ella se convierta en la paciente perfecta. Se trata de ayudarla, no de hacerle entrar en un lecho de Procrusto para que estén conformes los criterios de salud. La diversidad, palabra mencionada por ella es riqueza biológica y psicológica, sacar lo mejor de Verónica está por descubrir y sólo unos pocos se pueden asomar parcialmente a la cálida, tierna y miedosa mujer que ha sufrido tanto a lo largo de su vida.

Jose Antonio Marina: la felicidad y la personalidad


Estoy hablando de psicología y por ello me limito a poner como modelo ideal una estructura personal que facilite el acceso a la felicidad y colabore a la construcción de un modo digno de convivencia. ¿Por qué es necesario introducir esta referencia social? Porque, como veremos detalladamente, todos nacemos en un entorno social que aumenta nuestras posibilidades o las destruye. La felicidad es un proyecto personal que sólo puede realizarse integrándolo en un proyecto de felicidad social, de felicidad política. ¿Le suena este ejemplo de influencias sistémicas?
A un especialista en "psicología de la personalidad", una especialidad científica con larga historia, posiblemente le resultará raro y acaso intolerable oír hablar de la "personalidad como meta". Para él la personalidad no está al final sino al principio del comportamiento, es un hecho comprobable y medible, el conjunto de rasgos estables de una persona, su estilo de sentir, de pensar y actuar. Sirve, por una parte, para reconocer su identidad; y, por otra, para distinguirle de los demás. Creo que es una idea muy rígida y con un claro sesgo determinista. Dice que mi personalidad determinará mis actos. No me extraña que muchos investigadores hayan criticado esta noción, afirmando que el modo de comportamiento depende de la situación, no de la estructura personal. Lo malo es que, en este caso, abandonamos el determinismo de la personalidad para abrazar el determinismo de la situación.
He propuesto una teoría de la personalidad más articulada, que me parece válida y útil desde el punto de vista educativo. Distingo tres etapas en la emergencia de la personalidad. A partir de una matriz biológica se van construyendo las otras dos, mediante complejos procesos educativos, madurativos y experienciales. Las tres etapas son:

Personalidad recibida: es la matriz personal, genéticamente condicionada. El peculiar reparto de cartas que nos ha correspondido al comenzar el juego de la vida. Sus elementos principales son las funciones intelectuales básicas, el temperamento y el sexo.
Personalidad aprendida: es el carácter. El conjunto de hábitos afectivos, cognitivos y operativos adquiridos a partir de la personalidad de base. Es lo que los clásicos llamaban "segunda naturaleza". Sin duda son muy estables, pero son aprendidos.
Personalidad elegida: es el modo como una persona concreta en una situación concreta se enfrenta o acepta su carácter y juega sus cartas. Incluye el proyecto vital, el sistema de valores, el modo de desarrollar ese proyecto en esa circunstancia.

Jose Antonio Marina: "Aprender a Vivir". Ariel.

El Apego


El comportamiento de apego es concebido como toda forma de conducta que consiste en que un individuo consigue o mantiene la proximidad a otra persona diferenciada y preferentemente individual y que es considerada, en general, como más fuerte y/o más sabia. Especialmente evidente durante la temprana infancia, el comportamiento de apego se considera que es propio de los seres humanos desde la cuna, hasta la sepultura. Incluye el llanto y la llamada (que dan lugar a asistencia o cuidados), seguimiento y adhesión y también protesta si el niño se queda solo o con personas extrañas. Con la edad disminuye continuamente la intensidad con la que se manifiesta este comportamiento. No obstante, todas estas formas de conducta permiten como parte importante de la dotación de comportamientos del hombre. En adultos resultan especialmente evidentes cuando una persona está angustiada, enferma o asustada. Los patrones particulares de comportamiento de apego mostrados por un individuo dependen, en parte, de su edad, sexo y circunstancias presentes y, en parte también, de sus experiencias en etapas anteriores de su vida, con figuras a las que tenía apego.
En su concepción acerca del mantenimiento de proximidad, la teoría de apego, en contraste con la dependencia, destaca los rasgos siguientes:

a) Especificidad: El comportamiento de apego está dirigido hacia uno o algunos y determinados individuos, por lo general con un claro orden de preferencia.
b) Duración: Un apego persiste habitualmente en una gran parte del ciclo vital. Si bien durante la adolescencia los primitivos apegos pueden atenuarse y ser suplementados por otros nuevos, siendo en algunos casos sustituidos por ellos; dichos apegos primitivos no son abandonados fácilmente y, por lo general, persisten.
c) Intervención de emociones: Muchas de las más intensas emociones surgen durante la formación, el mantenimiento, la ruptura y la renovación de las relaciones de apego. La formación de un vínculo se describe como enamorarse, mantener un vínculo como amar a alguien y, perder una pareja como penar con alguien. De modo similar, la amenaza de pérdida despierta ansiedad y la pérdida efectiva ocasiona pena, tristeza; mientras que cada una de estas situaciones es posible que despirte ira, rabia. El mantenimiento imperturbable de un vínculo, como fuente de júbilo. Ya que tales emociones son habitualmente reflejo del estado de los vínculos afectivos de una persona, la psicología y la psicopatología de la emoción equivalen en gran medida a la psicología y la psicopatología de los vínculos afectivos.
d) Ontogenia: En gran parte de los lactantes humanos, el comportamiento de apego a una figura preferida se desarrolla durante los primeros nueve meses de vida. Cuanta más experiencia de interacción social tenga un lactante con una determinada persona, tanto más probable es que se apegue a ella. Por esta razón es, principalmente a través de los cuidados que imparte la madre, como un niño adquiere su principal figura de apego. Este comportamiento de apego permanece rápidamente activable hasta cerca del final del tercer año de vida; si el desarrollo es sano, se va haciendo poco a poco menos fácilmente activable.
e) Aprendizaje: Mientras que aprender a distinguir lo familiar, de lo extraño, constituya un proceso clave en el desarrollo de apego, los premios y castigos convencionales utilizados por los psicólogos experimentales desempeñan tan sólo un reducido papel. Desde luego, se puede desarrollar apego a pesar de repetidos castigos impartidos por la figura elegida.
f) Organización: El comportamiento de apego inicial se establece de un modo bastante sencillo a base de respuestas organizadas. A partir del final del primer año se va conformando a base de sistemas comportamentales cada vez más complejos, cibernéticamente organizados y que incorporan modelos representativos del medio ambiente y de sí mismo. Estos sistemas se activan por determinadas condiciones y se extinguen por otras. Entre las condiciones activantes se encuentran la extrañeza frente al medio, el hambre, la fatiga y cualquier acontecimiento que asuste. Las condiciones que ponen fin a comportamiento incluyen percepciones visuales o acústicas de la figura materna y, en especial, una interacción feliz con la misma. Cuando se ha activado intensamente el comportamiento de apego, la terminación puede requerir tocar o aferrarse a la figura materna y/o ser mecido por ella. En cambio, cuando la figura materna está presente o si cuando se ausenta, se sabe bien a dónde va, el niño cesa de mostrar el comportamiento de apego y en lugar de ello explora el medio ambiente.
g) Función biológica: El comportamiento de apego tiene lugar en las crías de casi todas las especies de mamíferos y en cierto número de ellos continúa durante la vida adulta. Aunque existen muchas diferencias de detalle entre las especies, la regla general es el mantenimiento de la proximidad, por parte de un animal inmaduro, a un adulto preferido, casi siempre la madre, lo cual indica que tal comportamiento posee un valor para la supervivencia. En otro lugar (Bowlby, 1969) he afirmadoque la función que con mayor probabilidad desempeña el comportamiento de apego es la de protección, sobre todo contra depredadores.

Así pues, el comportamiento de apego es concebido como una clase distinta del nutricio y del sexual y que posee, por lo menos, una importancia igual a las de éstos en la vida humana. En él no hay nada intrínsecamente pueril o patológico.

Págs.157-159 Capítulo: Formación y Pérdida de Vínculos afectivos. 1976.
Lo pueden encontrar en "Vínculos afectivos: Formación, desarrollo y pérdida". Morata.

jueves, 23 de septiembre de 2010

María Aguado


http://www.mariaaguado.com/

Este es el enlace para escuchar un disco de la hija de un compañero que da mucho que hablar en la psicología española. Un investigador, docente, hipnoterapeuta y un señor muy creativo. Al parecer se han "heredado" parte de esos potenciales y María Aguado ha creado un disco con muy buena cara. En el link podéis escuchar un tema, adelanto de su disco. Que lo disfruten. Hay más en youtube.
La música, la literatura, el teatro, las calles son fuentes donde se inspira la psicología profunda para dirimir el contenido de los "rescoldos de amor", cenizas que siguen invitando a los artistas y a los pacientes a dialogar consigo mismo y con el otro sobre sus experiencias.

Aprender a vivir


Un antiguo poema japonés dice algo que debería conmovernos a quienes nos dedicamos al contacto con los niños:

¿Me preguntáis cuál es la suprema felicidad aquí abajo?
Escuchar la canción de una niña que se aleja
después de haberos preguntado el camino.


Así termina el prólogo Jose Antonio Marina, un libro titulado "Aprender a Vivir". Ariel. Donde se destila su proyección educativa, su saber filosófico y su compromiso con la cultura. Él pronuncia el proverbio africano que dice: "Para educar a un niño hace falta toda la tribu". En este texto él auna su saber multidisciplinar y su técnica ecléctica para difundir un mensaje que lleve a los educadores, padres y gente que guste reflexionar sobre estos temas a pensar en los caminos que llevan a construir una personalidad con la que se pueda disfrutar la vida.
La Introducción es del presidente de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, con quien Marina está trabajando duramente.
Los libros de Marina son sabios, ilustrados y sencillos de leer, pueden aproximar al conocimiento de lo que se propone pero siempre, como él advierte, a través de una espeleología de la persona que lee.
Una lectura recomendable.

Una canción de vida.

La vida es una pieza musical con muchas variaciones, el comienzo da sentido a lo que después transcurre. Toda la partitura es el cuerpo de la música, la melodía va generando vibrantes cambios emocionales en el que se deleita con la música, preferiblemente en vivo, donde la música es más rica que en el estudio.
La partitura de la vida está troquelada por un compositor o varios, tiene cortes, tiene puntos elevados y repeticiones, la vida nos proporciona unas experiencias que van enriqueciendo como el que escucha una hermosa melodía.
Existen dos territorios, el mundo externo y el mundo interno, la partitura y la música transmitida e interpretada. El mundo interno es el filtro por el que pasan las creencias y la interpretación de la realidad, los objetos internos y las personas de las que se han internalizado actitudes, sentimientos y conductas. La persona va creciendo y teje una red interna de pensamientos, de conceptos y emociones sobre sí mismo y el mundo que le hace instalarse en el concierto de la vida con sintonía o disarmonía en su recorrido experiencial.
Uno de los más profundos dolores deviene cuando quedan desgajados los elementos del mundo externo y los del mundo interno, cuando se da una escisión, fruto de diversas experiencias que afectan a los instrumentos con los que se interpreta la realidad. Cuando el mundo interno genera una barrera con el mundo externo, el solista alarga su interpretación perdiendo sentido en el total de la composición.
La música de aquel que se refugia en su mundo interno reverbera como el que está situado junto a los altavoces de un concierto de rock duro.
El intérprete de la realidad, si pierde contacto con el mundo externo o se refugia dentro de sí mismo está empobreciendo su yo, es decir, está dejando a la canción vacía.
Puede que la composición no esté bien hecha, puede que no se sepa interpretar o que no le guste al propio músico o al público, lo más doloroso es que el compositor rompa constantemente sus obras o que no se atreva a sacar a la luz sus creaciones. Esa persona tiene miedo y su identidad de músico está socavada por la minada y erosionada autoestima que lastima el autoconcepto generando una profunda insatisfacción.
El músico toca solo su instrumento, nadie puede tocar con el su instrumento, pueden acompañarle o escribirle alguna canción pero para dedicarse al mundo de la música, la vida, tiene que hacer un recorrido en solitario donde pueda soportarse a sí mismo, su profesión y su orquesta.
Vivir es difícil, la libertad es un regalo que viene dado con la felicidad, con encontrar un camino en el que se sepa que se camina seguro y confiado. Caminar solo sin compañía o caminar solo si a uno no le gusta andar puede ser frustrante.
La vida, como la música o el teatro consiste en interpretar la realidad de manera automática en función del mundo interno, allí reside la joya desde la que se podrá pulir el camino a la felicidad, la obra deliciosa.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Agomelatina: Melatonina para la depresión

Ya existen pacientes que toman melatonina para la depresión y para conciliar el sueño, hace poco se ha investigado y desarrollado una nueva familia de fármaco, nos lo presenta la Ponencia del Prof. Siegfried Kasper sobre agomelatina: Eficacia clínica del primer antidepresivo melatoninérgico.
(Prof. Siegfried Kasper’s speech on agomelatine: Clinical efficacy of the first melatonergic antidepressant.)

Autor-es: Rosa Hernández-Ribas.

Fuente: Psiquiatria.com


Resumen
Los procesos depresivos se cuentan entre las enfermedades mentales más frecuentes, y la probabilidad de desarrollar una depresión a lo largo de la vida es del 17% en población general. Cuando en la práctica clínica habitual nos planteamos iniciar un tratamiento antidepresivo es fundamental escoger el tipo de fármaco adecuado para cada caso. En este sentido, es importante tener en cuenta que aunque la elección del antidepresivo se base en la evidencia científica y en la experiencia clínica, hay una gran variabilidad interindividual en eficacia, tolerancia, seguridad y aparición de efectos indeseables. Esta gran variabilidad en aspectos básicos del tratamiento nos conduce a la necesidad de ofrecer una atención individualizada adaptada a cada paciente, que permita minimizar los riesgos y conseguir un mayor grado de satisfacción acerca del tratamiento realizado, hechos que infl uyen directamente en el cumplimiento terapéutico.

Para conseguir dar respuesta a todos los perfiles de pacientes es fundamental disponer de un arsenal terapéutico lo más amplio posible, así como focalizar la investigación en fármacos con mecanismos de acción novedosos o distintos de los que ya disponemos. En esta línea, cabe destacar agomelatina, el primer antidepresivo melatoninérgico, el cual se caracteriza por desarrollar una acción agonista sobre los receptores melatoninérgicos supraquiasmáticos MT1 y MT2 y antagonista sobre el receptor serotoninérgico postsináptico 5-HT2C. La eficacia antidepresiva de agomelatina se ha demostrado ampliamente en diversos trabajos, ya sea frente a placebo o comparada con otros antidepresivos como venlafaxina, sertralina, fluoxetina o escitalopram (datos previos a la publicación).

Generalmente, la valoración de la eficacia de una estrategia antidepresiva se suele focalizar en la fase aguda (primeras 6-8 semanas), la de continuación (hasta los 6 meses) y la de mantenimiento (después de 6 meses), y es importante destacar que en cada uno de estos períodos el objetivo terapéutico será claramente distinto, abarcando desde la respuesta y la remisión hasta la prevención de recaídas...
Tengo otro yo...bañado en lágrimas...Lo llevo dentro de mí en lo más hondo como una herida.
Michel Tournier (1972, p. 21)

La cultura, la humanidad: Freud

Freud, estudiando su teoría de la agresión en su obra Introducción al Psicoanálisis, publicada en 1940, poco después de su muerte, dijo:
"Así, se puede sospechar en general que el individuo muere debido a sus conflictos internos, pero que la especie muere a causa de su lucha fracasada contra el mundo exterior, si éste cambia de tal manera que no hay forma de tratar con él adecuadamente por medio de las adaptaciones que la especie ha adquirido."
Freud en su obra La civilización y sus descontentos, refiriéndose a su teoría de las dos fuerzas que dominan la conducta humana, el instinto del amor y el instinto de la muerte, escribió:
"La cuestión crucial para la especie humana estriba, en mi opinión, en si su desarrollo cultural logrará, y en qué proporción lo hará, dominar la perturbación de su vida colectiva por el instinto humano de agresión y autodestrucción. Puede ser que a este respecto precisamente el tiempo presente merezca un interés especial. Los hombres han logrado controlar las fuerzas de la Naturaleza en tan grande proporción, que con su ayuda no tendrían la menor dificultad en exterminarse entre sí, hasta que no quedase ni un solo hombre. Ellos lo saben y de ahí procede gran parte de su actual inquietud, su infelicidad y su estado de ansiedad. Y ahora es de esperar que el otro de los dos "poderes celestiales", el eterno Eros, hará un esfuerzo para triunfar en la lucha con su igualmente inmortal adversario. Pero ¿quién puede prever con que éxito y con qué resultado?

martes, 21 de septiembre de 2010

Sobre la Hiperactividad


¿A qué estarán atentos los que no atienden?
Por Luciana Chairo
lucianachairo@elpsicoanalitico.com.ar

“Sobre las blandas fibras del cerebro se asienta
la base inquebrantable de los más firmes imperios”

Joseph Michel Antoine Servan (1737-1807) [1]



Hace un tiempo, en un periódico reconocido de nuestro país, encontré un artículo [2] que se proponía informar, definir y aconsejar acerca de una problemática que atañe actualmente a los niños de nuestra sociedad: la “falta de atención”, la “hiperactividad” y las dificultades escolares que ellas conllevarían. Podría decir que intentaba de manera práctica, sin perder por supuesto el aire cientificista que lo haría portador de una verdad poco discutible, ayudar a padres, docentes y otros a detectar, tratar y no desesperar ante el tan mentado ADD o ADHD ( trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad). El artículo comentaba con claridad las posible causas de dicho trastorno, al que define como el conjunto de signos y síntomas que dan cuenta de una alteración funcional en tres áreas específicas: tiempo de atención, control de impulsos e hiperactividad (ocasionalmente). Ahora bien, ¿A qué se refieren cuando hablan de alteración funcional? Se trataría de neurotransmisores (mediadores de la sinapsis neuronal) afectados cuando algún gen provoca el mal funcionamiento de determinadas áreas cerebrales. El mismo artículo sentencia “Y no es un dogma; es evidencia científica”. Este trastorno neurobiológico conllevaría diversas dificultades denominadas “dis” (dislalia, discalculia, dislexia) y también el ADD o ADHD. En los niños estas patologías se detectarían prevalentemente en la escuela, produciendo dificultades en el aprendizaje.
El programa terapéutico según dicho artículo, tome la forma que tome, apuntaría a “reeducar, manejar y contener”, ya que al tratarse de cuadros “crónicos” no habría manera de “curarlos”. Por lo tanto con medicación y psicoterapia, la cosa marcharía bien.
Los profesionales psiquiatras consultados al respecto son sumamente categóricos en el asunto:
"(…) En primero y segundo grado –continúa la doctora Abadi–, los chicos con estos trastornos ponen en expresión lo que traen biológicamente. En tercer grado, cuando comienza el proceso de abstracción y pasan de la lectura por barrido a la lectura comprensiva, aparecen los grandes problemas. Un chico con ADD llega hasta ahí. Después –si no fue tratado– se pierde y empieza a sufrir, se ve diferente, tiene dolor de estómago porque se atrasa, y su autoestima empieza a disminuir. Los ADD necesitan mucha contención, que se les enseñe cómo deben hacer para aprender con su problema a cuestas. Además de sufrir una escolaridad dolorosa, que muchas veces abandonan –un alto porcentaje de ellos puebla las estadísticas delictivas–, es obvio que esto evoluciona en trastornos de conducta. Un 50% de ellos va a consumir drogas: entre los adictos se ha encontrado un alto número de ADD. Algunos han llegado a decir que si fumaban un cigarrillo de marihuana se concentraban mejor, pero, claro, eso es sólo al principio. Las conductas crean la adicción y luego necesitan más y más para concentrarse, y ya sabemos cómo terminan."
En fin…todavía me lo pregunto, ¿cómo terminan doctora?
Alguna esperanza dan cuando apuestan al diagnóstico temprano y a la plasticidad neuronal, concepto acuñado por las “neurociencias” para dar cuenta de la capacidad de maleabilidad, de cambio que tienen las neuronas, sus conexiones, para adaptarse a las exigencias de un contexto condicionante. Con lo cual, si se condiciona la conducta todo puede marchar un poco mejor.
En el pasado estos niños eran nombrados como "hiperactivos", "hiperkinéticos" o "niños con DCM (Disfunción Cerebral Mínima)". Rótulos para jovencitos inquietos que con su conducta resultaban molestos a los padres y a los maestros, y que no respondían al modelo de niño “obediente y manso”.
Actualmente cada vez son más los niños etiquetados y medicados, desde edades muy tempranas, por presentar dificultades en la escuela o en el hogar. Mi práctica como psicóloga en un hospital pediátrico, me ofrece el testimonio de centenares de padres que llegan con sus hijos a la consulta, ya sea derivados por la escuela, o por motu proprio expresando: “no para de moverse”, “no presta atención” o “es demasiado inquieto”, es decir que presentan conductas no esperadas, no calculadas, más bien inadecuadas para la armonía pretendida por un adulto.
La inquietud propia de la exploración de un niño, los movimientos desordenados que hacen a la incorporación del cuerpo por la psique misma, los juegos alborotados, la atención que va de un lado al otro descubriendo su mundo, los berrinches propios de un niño que no admite el “no”, la resistencia a permanecer sentado varias horas en la escuela, todas conductas que quizá en otros tiempos eran leídas como características sustantivas de la infancia, actualmente son patologizadas y medicalizadas, a partir de un nombre, de una nominación que etiqueta al niño y justifica desde sus más tempranos años el tratamiento psiquiátrico.
Asistimos en nuestra época a un amplio abanico de diagnósticos psicopatológicos y terapéuticas de fuerte tendencia simplificadora, reduccionista y determinista. De la mano del DSM, las neurociencias y un biologicismo extremo, se deja de lado la subjetividad y los procesos que la hacen ser, procesos que implican cierta complejidad suprimida en dichas tendencias.
Como vemos en el artículo antes citado, aferrándose a cierto rigor científico, se realizan diagnósticos y se crean nuevas nomenclaturas, nuevos nombres para hechos de la mera observación, que sin embrago cobran gran envergadura como etiquetamientos sociales. Tal es el caso del ADD o ADHD.
Tanto instituciones de la salud, como la escuela e incluso la familia, pueden asumir hoy la tarea del diagnóstico. Es decir se generaliza y banaliza un acto médico que conlleva grandes implicancias. A partir de cuestionarios (el de Conners [3], es un ejemplo) administrados por los padres o docentes, se determina qué trastorno presenta un niño y cuál será su tratamiento. En el caso que nos atañe, encontramos que la medicación y el encauzamiento conductual son las intervenciones prevalentemente indicadas.
Si pretendemos realizar una lectura lúcida, y como tal ética, no podemos dejar de señalar, cómo ambas intervenciones apuntan a acallar el síntoma, sin habilitar pregunta alguna acerca del contexto, las condiciones, la conflictiva, la angustia o miedos puestas en juego en la manifestación aparente del niño. Por qué no preguntarse ¿a qué estará atento un niño con déficit de atención? ¿Será que la escuela ya no porta los sentidos para que un niño de nuestra época pueda permanecer sentado en el aula? ¿Será que los padres no le prestan demasiada atención al niño y por ello a éste le falta? ¿Cuáles son los objetos que brinda la cultura actual para la sublimación de estos niños? Quizá la medicación y la domesticación de la conducta sean caminos viables para obturar las preguntas que los adultos no están en condiciones de formularse o sencillamente preguntas que resultan menos eficaces, en función de un ideal social de inmediatez y resultados rápidos, para todo aquello que se presente como “anormal”, fuera de la norma.
Actualmente es altísimo y alarmante el número de niños en edad escolar medicados por ADD con metilfenidato. En las instituciones de salud pública las estadísticas hablan por sí solas, decenas de niños en tratamiento psiquiátrico y medicamentoso por “trastornos de conducta”, “déficit de atención” e “impulsividad”. Se habla por allí de la “mercantilización de los estados de ánimo”, ya que la industria farmacéutica presiona desde los años cincuenta para medicalizar situaciones de la vida cotidiana. El poder produce, no sólo reprime dirá Foucault. Vemos claramente cómo la industria medicamentosa no sólo alimenta los trastornos ya diagnosticados, sino que crea nuevos, en función de una píldora que le daría su complemento (esto ocurrió con la oleada de diagnóstico “bipolar” que arrasó la subjetividad de muchos niños).
¿Qué se espera de un niño en nuestra sociedad? Es una pregunta que retorna al analizar este tema. Si compartimos con Castoriadis que la psique y la sociedad mantienen una relación de indisociabilidad y trasformación mutua, no podemos soslayar la elucidación acerca de las instituciones, de las significaciones imaginarias sociales por las que un sujeto de nuestra sociedad transita y en las que crea su subjetividad. Actualmente nos encontramos con instituciones en crisis, caracterizadas por lo fugaz, lo efímero…institución de un tiempo de la urgencia, de la brevedad y la eficacia. Época del consumismo generalizado que consume la dimensión subjetiva en un instante. Época de la imagen, de estímulos permanentes. Subjetividades construidas en una sociedad que no tolera la demora, caracterizada por la aceleración, por la descomposición de valores que la hacían ser…y en esto sus síntomas, sus malestares, sus puntos de fuga. Surgen así nuevas maneras de presentar el padecer, que no son ya las de antaño, pero que producen el mismo desorden en una sociedad que apunta a la armonía. Y así sus niños…los niños que produce y los cuales presentifican con sus conductas y sus sufrimientos el reverso de la moneda.
Producto también de esta sociedad y en respuesta a una urgencia histórica: clasificar para intervenir, en 1952 hace su primera aparición el DSM. Se define como un manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Su creación se da en el marco de la APA (Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos) y se propone la descripción clara y discreta de diferentes categorías diagnósticas con el fin de aunar criterios clínicos y apostar a la investigación, estudio e intercambio entre diferentes ramas de la salud mental. Dicho manual fue desarrollándose a lo largo de los años, realizándose múltiples revisiones. Actualmente nos encontramos frente al armado de un nuevo proyecto, concertado para el año 2012, en el que se producirán algunos cambios. Aquí se enmarca el diagnóstico de ADD, que por otra parte, no será modificado en esta nueva versión.
Considero que el diagnóstico es un tema de gran relevancia clínica en el campo de la salud mental. Es un tema controvertido que ha generado y genera grandes querellas, una batalla que hasta la actualidad parece darle la victoria a la psiquiatría. Esta disciplina ha generado un vasto sistema de clasificación, un modelo nosológico que ha adquirido legitimidad hasta nuestros días y donde el psicoanálisis parece haber dado ventaja. Nos encontramos con una descripción fuertemente fenomenológica, basada en signos externalizados que nada saben del “corazón del ser”.
La cuestión del síntoma como enigma, la transferencia como tablero de juego, y una reflexión crítica sobre la causa del padecer, han quedado elididos de esta perspectiva.
Me interesaría, en este punto, y no de manera exhaustiva, tomar algunas referencias de Foucault, ya que considero central para realizar una lectura crítica dar cuenta de las condiciones de producción de un discurso, de las urgencias sociales en que se inscribe el mismo, de sus dispositivos técnicos y teóricos.
Dicho autor, en su análisis pormenorizado de la genealogía de la locura y de lo anormal en nuestra sociedad, nos abre visibilidad para pensar acerca de los apriori lógicos que dan lugar al surgimiento del DSM.
Partamos de la premisa de que la hegemonía médica, a lo largo de la historia, se ha desplazado y ha ganado terreno tanto en el campo jurídico como, actualmente, en el ámbito pedagógico. Cuántas docentes, frente a un niño que por desatento no aprende, ante el obstáculo de su práctica educativa, derivan al niño al psiquiatra para que este arregle lo que no funciona.
La psiquiatría, como poder productor de subjetividad y a través de toda una maquinaria disciplinar, ha construido al loco en su positividad, ya no como “error”, sino como fuerza insurrecta que transforma la conducta de un sujeto. Ante esto, a partir del siglo XIX, tiene una respuesta: medicamentos y tratamiento moral, tratamiento que apunta al encauzamiento de la conducta, al dominio de esa fuerza insurrecta que es potencial amenaza del orden social. Al igual que en la actualidad donde con una pastillita y un buen tratamiento conductista se busca acallar el síntoma y adaptar las conductas a lo instituido socialmente.
Foucault llama “parapatológico” a aquello que se trataría de un “defecto moral”. Ya no hablamos de la enfermedad en sentido estricto, sino de un conjunto de comportamientos que si bien no presentan causa orgánica constatable, son “patológicas” para una sociedad, son lo “anormal”. “Anormales” para la sociedad los hubo desde antaño, cada época a su manera ha delimitado sus restos, sus desvíos. Foucault define al “anormal” como “ese personaje incapaz de asimilarse, que ama el desorden y comente actos que pueden llegar hasta el crimen” (no puedo dejar de recordar aquí las sentencias prodigadas por los psiquiatras del artículo periodístico). A su vez ubica a la psiquiatría, como aquella disciplina médica que toma el relevo del control de dicha amenaza, procurando reinstalar la norma en todo aquello que la desoiga. Según Foucault “la norma, por consiguiente, es portadora de una pretensión de poder. [4] No es simplemente, y ni siquiera, un principio de inteligibilidad; es un elemento a partir del cual puede fundarse y legitimarse cierto ejercicio del poder.” La norma en este sentido, legitimada y sostenida por la psiquiatría, implica principios de clasificación y corrección. No se apunta al rechazo de lo que se escapa de sus marcos, sino a la intervención totalizante con el fin de restablecer un orden anterior.
El DSM como producto y marioneta del hacer clínico de los profesionales de la salud mental, es en la actualidad el dispositivo que permite poner en juego una especie de proyecto normativo. Lógicamente apoyado en otros instituidos, en otras significaciones imaginarias sociales, que demarcan otros restos, otros desviados. En esta categoría entran muchos niños diagnosticados con ADD. Lectura realizada desde lo Uno, desde la norma; lectura totalizante que no tiene en cuenta lo singular; lectura de lo deficitario, de lo “en menos” que no atiende la subjetividad, paradójicamente…

Más que concluir, me gustaría dejar sólo un nuevo punto en este tejido; sólo eso…un nuevo puntal para seguir tejiendo esta problemática que no puede dejar de implicarnos, no sólo como profesionales de la salud mental, sino como sujetos de nuestra sociedad.
No podemos confundir, o peor aún reducir el inconciente, el sujeto histórico social a un neurotransmisor, una reacción química o una funcionamiento neuronal. Y esta quizá sea una apuesta fuerte del psicoanálisis de nuestra época, a la que no debemos renunciar. Somos contemporáneos de una sociedad descreída de aquel “saber no sabido”, constituida por sujetos que reniegan vorazmente de toda interrogación, que intentan obstruir la aparición de un mínimo atisbo de deseo, sosteniendo la ilusión de que hay un objeto que lo colma. Si bien Freud ya menciona a la droga como un quita pena que neutraliza el malestar cultural, en la actualidad el uso generalizado de psicofármacos denuncia, a su vez, la fantasía de que serán ellos quienes borren el dolor de existir.
Tomar posición frente a una clínica de la globalización, clínica que masifica y disuelve el uno por uno, la particularidad del sujeto, su historia y su deseo, implica responsabilizarse no sólo de los efectos de una cura, acompañando al sujeto en un proceso de reflexión y autoconocimiento, sino darnos un debate acerca de los diagnósticos y sus implicancias en el campo de la salud mental.
El psicoanálisis hoy, como en sus orígenes, es una praxis subversiva del orden existente. Un “peligro”, si se quiere, en una sociedad que no parece dispuesta a pensarse, a decidir qué quiere para sí, para sus niños, para su hábitat, para su educación, para su salud…sociedad encarnada en millones de fragmentos ambulantes con botones en los ojos, que muy disipadamente apuestan por un proyecto de libertad y autonomía. Castoriadis nos dirá "Toda sociedad es un sistema de interpretación del mundo (...) Su propia identidad no es otra cosa que ese "sistema de interpretación", ese mundo que ella crea. Y esa es la razón por la cual la sociedad percibe como un peligro mortal todo ataque contra ese sistema de interpretación; lo persigue como un ataque contra su identidad, contra sí misma". [5]

TLP

La persona con TLP puede llevar una vida donde mantenga un empleo, tenga una red social, mantenga una buena relación con las amistades, es decir, una vida adaptada.
Existen niveles de TLP, hay personas más o menos funcionales. Cuanto más pronto debuta el trastorno más virulento se muestra, probablemente porque la etiología es de origen medioambiental. Los tratamientos familiares o las consultas puntuales para contener e informar a la familia pueden ser importante para que entiendan el problema del paciente.
La persona que sufre dicho trastorno tiene una constante inestabilidad, los psiquiatras biológicos la sitúan dentro del espectro de los trastornos afectivos, los psicodinámicos lo sitúan como modelo de trauma que disocia el yo o como una patología entre la neurosis y la psicosis. Estudios indican que puede pasar a formar parte de los trastornos clínicos en lugar de ser un trastorno de personalidad.
En cuanto a la psicoterapia hay que decir que toda la información y experiencia de Gunderson, Kernberg, Kohut indican que el tratamiento debe estar centrado en el aquí y ahora, preferiblemente en un marco de cara a cara. El psicoanálisis ortodoxo puede producir reacciones psicosomáticas, de despersonalización y de pérdida de contacto con la realidad.
Estas personas tienen un gran componente de ansiedad, fluctúan con rapidez hacia estados emocionales intensos y sufren por agotamiento la "ruleta rusa emocional" en la que se encuentran inmersos.
Ha sido y recalco el "ha sido" un trastorno maldito, en las asociaciones de enfermos están muy descontentos con el trato recibido en las consultas médicas y psicológicas. Esto se debe a las fuertes reacciones emocionales que se precipitan en el terapeuta debido al intenso sufrimiento del paciente y a las amenazas de suicidio, así como las llamadas fuera de horario y otras situaciones desesperadas que piden una contención y un sostén emocional.
Cada vez se sabe más de este trastorno, aunque a veces pueda no resultar incapacitante, el nivel de desasosiego y pesar que el afectado siente es tremendo, el monto de angustia es elevado y necesita casi siempre un tratamiento integral psicoterápico y farmacológico.
Es importante que ambos profesionales, el psicoterapeuta y el psiquiatra estén trabajando con sintonía para que no se produzcan interferencias y no se genere más confusión en el paciente.
Pese a lo que se desprende de la literatura médica la persona que sufre un TLP puede llevar una vida muy digna asumiendo que existe una vulnerabilidad ante el estrés y riesgo de descompensarse con situaciones de la vida cotidiana: una discusión con un amigo o un jefe, una sesión con el psicoterapeuta, un cambio de medicación, etc.
El tratamiento hoy por hoy de este trastorno es mucho más optimista del que era hace unos años, se conocen cuales son los focos de trabajo y dolor del paciente, que, no obstante, varían de forma singular. La existencia de un diagnóstico transversal de TLP no obsta para poder aliviar mucho el sufrimiento y llevar una vida creativa.
La relación emocional con el psicoterapeuta es fundamental para entroncar la evolución, la maduración emocional y el crecimiento mental del afectado, a partir de allí se podrán construir nuevos esquemas cognitivos y reestructurar los esquemas cognitivos, así como historizar y dar sentido a la experiencia vivida.
Recalco que ante estos pacientes es más útil el enfoque en el aquí y ahora, con un soporte claro. El psicoanálisis ortodoxo suele ser ridiculizado por estos pacientes que interpretan el silencio del profesional como un "no saber qué decir". Estos pacientes no toleran el silencio, tienen dificultades para estar con ellos mismos a solas y sienten un profundo vacío que hay que trabajar durante tiempo. La experiencia puede ser muy grata, pero también dura, la baja tolerancia a la frutración hace que las intervenciones de los terapeutas puedan ser vividas como regañinas y esto lastima al sujeto, que es hipersensible a la crítica.

mailto: rcordobasanz@gmail.com