PEACE

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Paz y Ciencia

jueves, 23 de septiembre de 2010

Una canción de vida.

La vida es una pieza musical con muchas variaciones, el comienzo da sentido a lo que después transcurre. Toda la partitura es el cuerpo de la música, la melodía va generando vibrantes cambios emocionales en el que se deleita con la música, preferiblemente en vivo, donde la música es más rica que en el estudio.
La partitura de la vida está troquelada por un compositor o varios, tiene cortes, tiene puntos elevados y repeticiones, la vida nos proporciona unas experiencias que van enriqueciendo como el que escucha una hermosa melodía.
Existen dos territorios, el mundo externo y el mundo interno, la partitura y la música transmitida e interpretada. El mundo interno es el filtro por el que pasan las creencias y la interpretación de la realidad, los objetos internos y las personas de las que se han internalizado actitudes, sentimientos y conductas. La persona va creciendo y teje una red interna de pensamientos, de conceptos y emociones sobre sí mismo y el mundo que le hace instalarse en el concierto de la vida con sintonía o disarmonía en su recorrido experiencial.
Uno de los más profundos dolores deviene cuando quedan desgajados los elementos del mundo externo y los del mundo interno, cuando se da una escisión, fruto de diversas experiencias que afectan a los instrumentos con los que se interpreta la realidad. Cuando el mundo interno genera una barrera con el mundo externo, el solista alarga su interpretación perdiendo sentido en el total de la composición.
La música de aquel que se refugia en su mundo interno reverbera como el que está situado junto a los altavoces de un concierto de rock duro.
El intérprete de la realidad, si pierde contacto con el mundo externo o se refugia dentro de sí mismo está empobreciendo su yo, es decir, está dejando a la canción vacía.
Puede que la composición no esté bien hecha, puede que no se sepa interpretar o que no le guste al propio músico o al público, lo más doloroso es que el compositor rompa constantemente sus obras o que no se atreva a sacar a la luz sus creaciones. Esa persona tiene miedo y su identidad de músico está socavada por la minada y erosionada autoestima que lastima el autoconcepto generando una profunda insatisfacción.
El músico toca solo su instrumento, nadie puede tocar con el su instrumento, pueden acompañarle o escribirle alguna canción pero para dedicarse al mundo de la música, la vida, tiene que hacer un recorrido en solitario donde pueda soportarse a sí mismo, su profesión y su orquesta.
Vivir es difícil, la libertad es un regalo que viene dado con la felicidad, con encontrar un camino en el que se sepa que se camina seguro y confiado. Caminar solo sin compañía o caminar solo si a uno no le gusta andar puede ser frustrante.
La vida, como la música o el teatro consiste en interpretar la realidad de manera automática en función del mundo interno, allí reside la joya desde la que se podrá pulir el camino a la felicidad, la obra deliciosa.

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