miércoles, 29 de septiembre de 2010
Psicoterapia y Emociones
Una psicoterapia depende de la relación emocional que se desarrolla entre terapeuta y paciente. El psicoterapeuta experimentado utiliza técnicas de varias corrientes, desde el psicoanálisis, la terapia cognitivo-conductual, la gestalt, psicoterapia sistémica, etc. Cuantas más herramientas tenga el terapeuta mejor podrá llegar al paciente y brindarle un apoyo que se ajuste a su demanda y sus características. Está demostrado que no existen psicoterapias más eficaces que otras, en todo caso se puede decir que para cada perfil de paciente existe una psicoterapia propia, para cada sujeto singular hemos de crear entre los dos una manera específica de tratamiento para hacer el psicodiagnóstico, la devolución, informar y tratar.
Quizá a un paciente le venga bien establecer llamadas entre sesiones pautadas para mantener un sostén y una contención pero a otro no.
El trabajo de la psicoterapia tiene que ver con el desarrollo de la autonomía, la independencia o como Jorge Bucay dice, la "autodependencia".
Trabajar en psicoterapia profunda es algo que no todos los pacientes pueden hacer al principio, tengamos en cuenta que sus defensas están erigidas para mantener un equilibrio, una homeostasis y es delicado derribar esas defensas si no se tiene un colchón de seguridad debajo, imaginen a los acróbatas del Circo del Sol sin ninguna seguridad, eso da un pelín de miedo.
Albert Bandura dice: "Entre los distintos aspectos de conocimiento de sí mismo, quizá ninguno influya tanto en la vida diaria del hombre como la opinión que éste tenga de su eficacia personal". Robert Plutchik dice que los conocimientos están al servicio de las emociones. Albert Ellis, psicólogo y Aaron T. Beck, psiquiatra, demostraron y aplicaron en la práctica una idea obvia pero desatendida: que las emociones provienen directamente de lo que pensamos. Beck aplicó este principio al tratamiento de la depresión, elaborando una terapia eficaz llamada racional-emotiva. Si modificamos estos hábitos de pensamiento, estas maneras de pensar, curaremos la depresión. El terapeuta trata de modificar cómo piensa el paciente depresivo acerca del fracaso, la derrota, la pérdida y el desamparo. Bandura es muy contundente: las ideas que tenemos sobre la naturaleza humana influyen en los que la gente acaba convirtiéndose.
Dice Jose Antonio Marina que lo que dicen los psicólogos cognitivos es verdad pero no toda la verdad, dice lo siguiente: "Separar el campo del afecto del campo de los conocimientos falsea la realidad".
Mark Twain escribe en su "Autobiografía" un episodio interesante con el que nos podemos reconocer:
"Una robusta quinceañera me preguntó si usaba tabaco, queriendo decir si lo mascaba. Le dije que no y ello provocó su desprecio. Llamó sobre mí la atención de la multitud diciendo: Aquí hay un chaval de 7 años que no puede mascar tabaco. Por las miradas y los comentarios esto provocó, comprendí que yo era un ser despreciable y me sentí cruelmente avergonzado. Tomé la decisión de reformarme, pero sólo conseguí tener ganas de vomitar; no podía aprender a mascar tabaco. Seguía siendo un desgraciado sin personalidad".
Descartes, un gran pesimista, escribió: "La tragedia del hombre es nacer niño" y T.S. Elliot rezaba una oración desolada: "Pray for us now and at the hour of our birth", "Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestro nacimiento".
Para terminar me gustaría reflexionar con la frase de Baltasar Gracián: "¿De qué sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda?" Somos seres fundamentalmente emocionales, con un fuerte componente de irracionalidad, cuando la persona enferma pierde el contacto de un modo u otro con la realidad, pasa a funcionar en el "proceso primario", como una suerte de vida onírica en la vigilia, donde existe un cierto sentido de extrañamiento de la realidad en ocasiones. Pues bien, en psicoterapia trabajamos fundamentalmente con las emociones, con los sentimientos y actitudes, con lo que la persona cree de sí misma y de su relación con el mundo. Esto está atravesado y moldeado por su experiencia previa. Hay que hacer una última reflexión, los episodios biográficos dejan una huella mnémica decía Freud, que empezó como neurólogo, se ha demostrado que las vivencias dejan un poso psicológico pero también neuropsicológico. Y esto significa un desajuste bioquímico en el cerebro. Esto es lo que los psiquiatras biológicos y médicos orgánicos tienden a manejar, dejando de lado la experiencia íntima, privada del sujeto, como una cuestión, decía Carlos Castilla del Pino, un genio en su campo, que no se puede aprehender debido a que el mundo interno deforma la objetividad de los objetos internos.
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