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Paz y Ciencia

viernes, 24 de septiembre de 2010

Jose Antonio Marina: la felicidad y la personalidad


Estoy hablando de psicología y por ello me limito a poner como modelo ideal una estructura personal que facilite el acceso a la felicidad y colabore a la construcción de un modo digno de convivencia. ¿Por qué es necesario introducir esta referencia social? Porque, como veremos detalladamente, todos nacemos en un entorno social que aumenta nuestras posibilidades o las destruye. La felicidad es un proyecto personal que sólo puede realizarse integrándolo en un proyecto de felicidad social, de felicidad política. ¿Le suena este ejemplo de influencias sistémicas?
A un especialista en "psicología de la personalidad", una especialidad científica con larga historia, posiblemente le resultará raro y acaso intolerable oír hablar de la "personalidad como meta". Para él la personalidad no está al final sino al principio del comportamiento, es un hecho comprobable y medible, el conjunto de rasgos estables de una persona, su estilo de sentir, de pensar y actuar. Sirve, por una parte, para reconocer su identidad; y, por otra, para distinguirle de los demás. Creo que es una idea muy rígida y con un claro sesgo determinista. Dice que mi personalidad determinará mis actos. No me extraña que muchos investigadores hayan criticado esta noción, afirmando que el modo de comportamiento depende de la situación, no de la estructura personal. Lo malo es que, en este caso, abandonamos el determinismo de la personalidad para abrazar el determinismo de la situación.
He propuesto una teoría de la personalidad más articulada, que me parece válida y útil desde el punto de vista educativo. Distingo tres etapas en la emergencia de la personalidad. A partir de una matriz biológica se van construyendo las otras dos, mediante complejos procesos educativos, madurativos y experienciales. Las tres etapas son:

Personalidad recibida: es la matriz personal, genéticamente condicionada. El peculiar reparto de cartas que nos ha correspondido al comenzar el juego de la vida. Sus elementos principales son las funciones intelectuales básicas, el temperamento y el sexo.
Personalidad aprendida: es el carácter. El conjunto de hábitos afectivos, cognitivos y operativos adquiridos a partir de la personalidad de base. Es lo que los clásicos llamaban "segunda naturaleza". Sin duda son muy estables, pero son aprendidos.
Personalidad elegida: es el modo como una persona concreta en una situación concreta se enfrenta o acepta su carácter y juega sus cartas. Incluye el proyecto vital, el sistema de valores, el modo de desarrollar ese proyecto en esa circunstancia.

Jose Antonio Marina: "Aprender a Vivir". Ariel.

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