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Paz y Ciencia

domingo, 26 de diciembre de 2010

Antropología y Psicoanálisis

Sobremesa a Blas Amato:


“El mundo sumergido”.


Por Espacio Potencial



Alguna vez Freud comparó la tarea del psicoanalista con la del investigador que estudia a las civilizaciones más antiguas, aquellos que tratan de interpretar el modo en que esas remotas culturas concebían al mundo y establecían sus lazos sociales. Espacio Potencial quiso entonces charlar con uno de estos especialistas, un antropólogo, para que nos cuente sobre las características de su profesión, sus modos de abordar la realidad, de explorar los diversos desarrollos de una determinada cultura y sus formas de producción cultural. No elegimos para ello cualquier antropólogo, ciertamente buscamos uno que se interna en “las profundidades” de una determinada cultura, pero en este caso ¡en las profundidades marinas! Nuestro antropólogo (concretamente, un “antropólogo social”), Blas Amato, investiga y se interna en las entrañas oceánicas para extraer de ese mundo el carácter y el estilo de ciertas culturas.

Espacio potencial: Blas, queremos que nos comentes sobre tu profesión, la antropología marina ¿de qué se trata exactamente? ¿cómo se conecta con el estudio de una cultura?



Blas: Bueno, a ver... digamos que la cuestión cultural está relacionada con sus formas de producir objetos, en este sentido hay dos tipos de patrimonio: tangibles e intangibles. Lo que vos me preguntas respecto de la antropología marítima y sus rangos de acción está estrechamente vinculado con este aspecto… La antropología marítima se puede encargar, por ejemplo, de naufragios, entonces de pronto encontrás un mástil, elementos que quedaron de un naufragio, la caldera de metal, los pájaros… y al mismo tiempo, como antropólogo también podés estudiar en una cultura otras cosas de carácter inmaterial, como su lengua, como sus danzas…



E.P: Vos hace poco estuviste haciendo una experiencia profesional muy interesante en Uruguay...


Blas: Cuando trabajé en Uruguay estuve como parte de un programa de arqueología subacuática. Fue un trabajo para el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, que llamó a concurso para hacer diferentes investigaciones referidas a cultura, historia, literatura… propias del pueblo del Uruguay, y nosotros nos presentamos con patrimonio intangible, para que nos financien esta investigación. Yo no soy arqueólogo, soy antropólogo social, entonces lo que yo me dediqué a estudiar dentro de esa coyuntura, fue observar a pescadores de mejillones para registrar los fenómenos sociales que se daban alrededor de esa actividad en la costa uruguaya, la especial organización de estos grupos, para ver cómo fueron los procesos sociales y sus transformaciones respecto de lo que ocurría 50, 60 años atrás. Como les comentaba antes, el antropólogo inevitablemente tiene que estudiar lo que los sujetos producen. Siempre producen, sean productos materiales o simbólicos. En este caso particular esta población fue estudiada en la producción de mejillones, y en este caso es un recurso, un producto material, que está inscripto en un medio ambiente determinado, claramente tangible, pero hay antropólogos que se dedican a estudiar fenómenos sociales más ligados a lo simbólico, por ejemplo, a lo religioso. Hay una producción cultural claramente tangible, pero hay producciones culturales que no son tangibles. Es lo que se llama patrimonio inmaterial.



E.P: Se podría decir que estudiaste un fenómeno de resistencia, porque ¿cómo sobreviven los pescadores de mejillones frente a la producción de los criaderos organizados?



Blas: Algo así como el enfrentamiento de los valores de un quehacer ligado a la tradición y los modos modernos de optimizar una producción... El criadero tiene mucho menor movimiento de aguas, es un lugar cerrado… En Isla de Lobos, por ejemplo,…el lugar de la costa uruguaya donde estuve, es como una gran panza, eso es lo que produce que haya una cantidad importante de corrientes, de fauna marina, y variedades de vida tan grande, tan grande que hace que el mejillón tenga una cantidad de alimento mucho mayor. En un criadero, el movimiento es mucho menor! Entonces crece mucho más lentamente. Supuestamente uno de los mecanismos que tiene el mejillón es filtrar toda la cantidad de micropartículas que hay en el agua. Al haber menos movimiento el mejillón filtra menos porque obviamente pasa menos cantidad de agua. En Uruguay, por ejemplo, en Isla de Lobos, la cantidad de corrientes que pasan por ahí, es tan grande que el mejillón no tienen la posibilidad de filtrar arena y que la arena se quede ahí. En el criadero filtran arena y dentro del mejillón queda la arena, por lo tanto, vos abrís un mejillón de criadero y tiene sabor a arena. Y al mismo tiempo hay otra cuestión, que el objetivo es claramente capitalista, optimizar la producción… Tanto en la pesca artesanal como en la producción industrial hay por supuesto un objetivo capitalista, pero en la artesanal se juega algo fuertemente vinculado a las tradiciones, a la transmisión oral de lo que hacen, de ampliar lo que es el espectro cultural de la gente, lo ligado al oficio… Yo estuve trabajando durante todo el 2008 en Uruguay, hice distintas salidas de campo con un grupo de antropólogos de allá. Lo que se vio en términos generales, es que, por un lado el oficio del buzo mejillonero, es toda pesca artesanal. O sea lo opuesto a la pesca industrial: protege el medio ambiente, es selectiva en el sentido que cuando producen no destruyen el medioambiente. La pesca industrial lo que tiene es que son barcos inmensos que tienen brazos que tiran redes y lo que hacen es arrastrar la red y levantar todo lo que encuentran. El problema es que destruyen el lecho marino, donde la mayor cantidad de peces ponen los huevos, entonces, no sólo están capturando a los adultos sino a las generaciones sucesivas de esos adultos. Entonces cuando se habla de un tipo de pesca artesanal se hace referencia a que se va a capturar a los especímenes…



E.P: ¿Cómo es esta pesca artesanal?



Blas: Históricamente estos grupos de pescadores tienen sus miedos, sus supersticiones…, es interesante ver cómo van cambiando y las condiciones que imponen esos cambios. Antes por ejemplo, una mujer no podía subirse a una embarcación, porque la mujer trae mala suerte. Si antes de embarcarse ven una serpiente, no se suben porque quiere decir que van a naufragar… Hoy ya no tanto… en gran parte por el avance tecnológico y las necesidades de subsistencia… Hoy, si les falta un integrante en la embarcación, si falta alguien, y bue! ”venís vos María!” Porque no les queda otra… Y ha ocurrido, y se lo tuvieron que bancar, con la mujer ahí vomitando, o lo que sea, porque es un trabajo que requiere bastante fuerza… El trabajo es muy duro, los buzos se sumergen en las aguas poco profundas respirando a través de una manguera y van buscando las mejores piedras donde se aferra el mejillón. Con un cucharín rascan la roca donde está aferrado y lo depositan en el salabardo, que es una bolsa tejida, de cuerda de fibra o plástica, donde se cargan los mejillones. Luego de llenarlo, en promedio, se tarda unos 30 minutos, tiran de la manguera y los ayudantes de cubierta los suben a la superficie. Para realizar esta tarea se necesitan entre dos y tres personas, pues el salabardo pesa unos 70 kilogamos, a los que se suma el peso del agua. Al llegar a la embarcación dejan el salabardo lleno, llevan otro vacío y se sumergen nuevamente para repetir la operación.



E.P: ¿Vos bajaste con ellos alguna vez?



Blas: Sí, y te agarra bastante claustrofobia. Al no tener algo estable, algo físico donde apoyarte, se siente como una situación totalmente vulnerable. .. A merced de la corriente, no hay mucha vuelta que darle… Yo me metí ahí y estaba muy fuerte la corriente y tuve que hacer un esfuerzo bestial para que la corriente no me lleve, pero ellos al tener una manguera que los conecta con la embarcación no tienen ningún problema. Cuando yo me metí, uno me preguntó, ¿estás seguro que te vas a meter? Y yo le dije “sí… me voy a meter” y él me contestó “mirá que te vamos a tener que ir a buscar lejos, eh?”… Fue impresionante.



E.P: ¿Cómo está hoy la actividad “mejillonera” artesanal?



Blas: Hoy día se tiende a contratar “tenders” que no forman parte de la familia, y eso hace que el momento de la producción sea totalmente diferente. El mismo buzo no quiere que sus hijos hagan ese tipo de trabajo, porque saben lo sacrificado que es… De todos modos, la familia con la que yo salí, estaba encantada de que estuvieran todos juntos trabajando… eran todos hombres por supuesto… pero estaban felices… Lo más curioso es que las mujeres son las encargadas de limpiar la pulpa… Hay cuestiones muy marcadas de diferencia de género. Son los hombres los que extraen, las mujeres son las que limpian. Los hombres distribuyen, las mujeres ordenan. Más o menos, a grandes rasgos, es así. En Uruguay, lo que decían es que hace quince años había unas quince embarcaciones saliendo, y hoy en día son solamente cuatro. Ha decaído mucho la producción del mejillón, fundamentalmente por la importación producido en cautiverio.



E.P: ¿Hay alguna actividad de pescadores equivalente en Argentina?



Blas: Conocí a gente de la Asociación de pesca artesanal de Puerto Madryn, y se estableció una relación muy buena con ellos, y una cantidad de ideas y proyectos muy interesantes. Ellos están muy avanzados con un montón de cuestiones, lo cual me dio mucha felicidad, y me sorprendió. Gente que está muy metida, saben lo que quieren, saben por qué pelear…



E.P: ¿Encontraste diferencias?



Blas: Si, acá no se lo relaciona tanto al pescador con el alcohol por ejemplo. En Uruguay, sí. O con el mal olor, en Uruguay, sí. Pero, en un caso y otro, yo investigué la zona de conflictos en el trabajo, dentro del grupo de los mismos pescadores. Cómo es el conflicto, cómo se desarrolla, por qué, cuál es el tipo de intervención que yo puedo tener sobre esos conflictos. Yo entiendo la ciencia como claramente intervencionista. Y el investigador teniendo que tener algún tipo de intervención y producir algún tipo de efecto en el grupo social. Así la concibo yo… No se trata solamente de registrar lo que ves… Una cosa que me llama la atención es el grado de organización aquí, en comparación a Uruguay donde hay poca gente que se sigue dedicando a la actividad, y se ha vuelto monopólica. Acá es más disperso. Todos los años el CENPAT, que es el Centro Nacional de estudios Patagónicos, hace un relevamiento nacional de vieiras, en el Golfo San José. El GSJ, es un golfo en Península de Valdés, que está protegido. Lo que quiere decir que embarcaciones de pesca industrial no pueden entrar ahí. Luego fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Y esto produjo un conflicto entre Secretaria de Turismo y pescadores. Porque los pescadores “afean” el paisaje… Esto no dicho explícitamente… pero es lo que piensan… Y hay un inconveniente y es que estas tierras pertenecen a latifundistas del sur, que no quieren tener pescadores pasando por sus tierras para ir a las playas… Hay conflictos que por un lado tiene que ver con la identificación con el lugar y por otro lado, con el otorgamiento de permisos para marisquear…



E.P: ¿Por qué elegiste trabajar en esta temática?



Blas: Me gusta mucho el mar, las actividades náuticas, bucear, puedo integrar en esta profesión lo que me produce placer y la posibilidad de intervenir en algún sentido con lo que yo produzco. O sea, me gusta que lo que yo intento producir tenga algún tipo de efecto sobre el campo donde trabajo, con la realidad. Entonces tiene que ver con esto, con lo que produce en mí el mar… Es un área que no ha sido tan estudiada, no produjo tanta atracción y el tema de la antropología marítima tiene que ver no sólo con la producción de pescado sino con otro tipo de producciones. El mar tiene que ver con un estilo de vida, con procesos históricos. Por más que vivamos en un país donde el mar se asocia con un lugar para ir de vacaciones, el mar tiene que ver con estilos de vida… con la posibilidad de renovar todo, el mar es algo fundamental en el desarrollo humano.



E.P:¿Y los objetos encontrados en el mar también tiene que ver con la antropología subacuática?



Blas: En realidad eso no es antropología subacuática sino arqueología, que en función de los objetos encontrados puede inferir cómo se sucedieron los hechos, en cambio la antropología tiene que ver con el hombre con su medio, su contexto, y sus relaciones cotidianas, con su población… La arqueología marítima se desarrolló especialmente en Europa, en Suecia fundamentalmente, los suecos fueron pioneros y siguen siéndolo, y los italianos también tienen bastante tradición, porque el Mediterráneo es un tesoro. Y en América: Canadá y EEUU. Lo que pasa es que los yanquis van a buscar las monedas de oro, son los piratas que se aprovechan de un montón de cuestiones legales para ir… Hay una empresa que tiene un desarrollo increíble para limpiar, ver, investigar, y sacar el oro…



¡Muchas gracias Blas!





Más info: http://www.universidadur.edu.uy/bibliotecas/publicaciones_2009.htm

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