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Paz y Ciencia

viernes, 17 de diciembre de 2010

No hay padres perfectos, Bruno Bettelheim.

"Igual que se dobla la ramita se inclina el árbol". Alexander Pope, Moral Essays

"Los consejos raramente son bien recibidos; y siempre gustan menos a quien más los necesita". Conde de Chesterfield, carta a su hijo, 29 de enero de 1784

"Lo que realmente enoja en las instrucciones de este tipo es que dan a entender que hay una sola manera de montar esta parrilla: la suya. Y este presupuesto aniquila toda creatividad. En realidad, hay cientos de maneras de montar la parrilla y cuando te hacen seguir una sola sin mostrarte el problema en su conjunto las instrucciones se vuelven difíciles de seguir de tal modo que no se cometan errores. Pierdes la apreciación del trabajo. Y no sólo eso, sino que es muy improbable que te hayan dicho la mejor manera" Robert M. Pirsig, Zen and the art os motorcycle maintenance.

"La primera condición para que podamos conocer a un hombre es que sea, en lo esencial, algo como nosotros mismos". J.A. Froude

"Preguntar no es el modo de conversación entre caballeros" Samuel Johnson, según cuenta Boswell

"Empatía: La facultad de proyectar la personalidad propia sobre el sujeto de contemplación (y de esta manera comprendelo totalmente". The Shorter Oxford English Dictionary

"Los niños necesitan modelos más que críticos". Joseph Joubert, Pensées, 1842

"El poder del castigo es silenciar, no confutar". Samuel Johnson, Sermons

Dice el autor: Ante todo quiero dejar constancia de que el título del presente libro se deriva  del concepto de la madre "aceptable" (o madre suficientemente buena) formulada por D.W. Winnicott.
 Lo he adaptado a ambos padres, es decir, al padre y a la madre, porque ambos son igualmente importantes para el desarrollo de su hijo.
Bruno Bettelheim: No hay padres perfectos. El arte de educar a los hijos sin angustias ni complejos.



Este pequeño libro, un clásico en el arte de educar a los hijos sin angustias ni complejos, nos enseña cómo la educación de un hijo es una experiencia apasionante, creativa, un arte más que una ciencia que no necesita de reglas complicadas y que solo exige de los padres flexibilidad y sensatez.

Los padres perfectos –dice el doctor Bettelheim– solo existen en nuestra fantasía, a lo que hay que aspirar es a ser unos padres lo bastante buenos, que establezcan con sus hijos una mutua relación gratificante y que desarrollen un gran sentimiento de seguridad en su función de padres. Estos no deben ceder al deseo de construir al niño que a ellos les gustaría tener, sino que deben ayudarle para que se desarrolle plenamente y llegue a ser lo que él quiera y pueda.

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