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Paz y Ciencia

viernes, 17 de diciembre de 2010

La Navidad y la Gratitud


Es bello el poder gozar también del costado de la salud en estas fechas, los pacientes exhiben su calor, su profunda calidad humana y su distintiva cualidad de la media, transmitiendo un profundo cariño y gratitud.
A ellos les mando un profundo abrazo.
También es fácil caer en una trampa, considerar que las navidades, como época festiva y fuera de conflictos, a veces es todo lo contrario, puedan resistirse a hacer el acting out de querer cambiar el encuadre, queen definitiva está diseñado contractualmente para su propio beneficio y para progresar en este curioso mundo que es la introspección y la reflexión analítica.
Es habitual que algunos pacientes, sobre todo adolescentes, cuando les digo que no voy a darles demasiadas pautas o consejos lo reciban bien, como una terapia no directiva, no impositiva, pero sus madres esperan que eso cambie en base a un sujeto supuesto saber que les indique lo que deben hacer para ser felices y resolver sus problemas. El mundo de las personas es conplejo, tiene un bagaje previo, una arquitectura sentimental, un medio ambiente, una relación con el terapeuta y un contenido en la fantasía, rica en elementos oníricos, también surgen angustias. Estas fechas son un paréntesis en muchos casos de todo aquello, los que están más compensados piensan en "volar libres" otros en renegociar ciertas cuestiones, es el impulso lo que les lleva a no pensar que las fiestas están allí, el ambiente navideño y la familia también pero que ciertos problemas siguen percutiendo desde los recónditos lugares de su microcosmos, de su mundo interno.

A todos los que leen estas líneas, a mis pacientes (que pagaron por enseñarme, como diría DWinnicott en Realidad y Juego y a los que me inspiran) les transmito una devota señal de gratitud, prefieran la Semana Santa o la Navidad, independiente de su imaginario, porque hablo con personas singulares, sujetos irrepetibles que tienen un fuero interno irrepetible. Un profundo abrazo para todos vosotros, con cariño, Rodrigo Córdoba Sanz.

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