El pronóstico y curso clínico del trastorno límite es mucho mejor de lo que se pensaba hace 10 años. La investigación que vino a cambiar esa visión pesimista fue realizada por Zenarini et. al. (2003) del programa McLean para Estudiar el Desarrollo Adulto. Hicieron un estudio prospectivo de 362 pacientes hospitalizadas de los que 290 tenían trastorno límite y 72 sufrían de algún otro trastorno de personalidad.
La mayoría de las pacientes recibieron múltiples tratamientos a lo largo del estudio. El 94% de los sujetos fueron evaluados a los 2, 4 y 6 años de la primera medición. De las que tenían trastorno límite, el 34,5% habían dejado de tenerlo a los dos años, el 49,4% a los 4 años, el 68,6 a los 6 años y el 73,5% al terminar la investigación,
De los pacientes con trastorno límite que habían quedado libres del trastorno, sólo el 5,9% tuvieron recurrencia de padecimiento. Los síntomas que remitieron primero fueron los de impulsividad; la inestabilidad afectiva fue la más crónica y las manifestaciones cognitivas e interpersonales tuvieron una evolución intermedia. En este mismo grupo de pacientes se estudió la utilización de servicios de salud mental (Zanarini, Frankenburg, Hennen y Silk, 2004). Sólo 33% tuvieron una hospitalización psiquiátrica en los últimos años del estudio, en contraste con el 79% que habían sido hospitalizados al empezar el estudio.
Tres cuartas partes de los pacientes estaban todavía en psicoterapia y tomando psicofármacos al finalizar los 6 años del estudio. Un hallazgo inesperado del estudio clínico citado, reportado en otro artículo (Gunderson, 2003) fue la observación de que 18 de los primeros 160 pacientes estudiados presentaron "remisiones" súbitas del TLP, el cual había sido cuidadosamente diagnosticado, en los primeros seis meses del seguimiento, mejoría que seguía siendo evidente seis meses después.
"Trastorno Límite de la Personalidad. Tratamiento basado en evidencias".
David López Garza y Pablo Cuevas Corona.
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